Indice
1.
Introducción.
2. Origenes de la enseñanza del
francés en
Colombia.
3. Situación del francés de la
Independencia hasta la segunda
República.
5.
Conclusión.
6.
Bibliografía.
La mayoría de los estudios sobre la historia del francés
lengua
extranjera (F.L.E.) se refiere a los países europeos pero
más raros son los referentes a América
latina. Porque precisamente hemos tenido que llevar a cabo
una investigación similar sobre el estatuto del
francés en Uruguay hace
algunos años, fuimos especialmente interesados por la
historia de la
enseñanza de la lengua
francesa en Colombia.
Vamos pues a intentar mostrar cuáles fueron las
circunstancias históricas del nacimiento del F.L.E. como
disciplina
escolar en el secundario estudiando, por supuesto, la evolución de las políticas
educativas y lingüísticas colombianas y francesas.
Haremos también alusión al concepto de
lengua como elemento del capital
humano.
2. Orígenes de la
enseñanza del francés en Colombia.
Francés, lingua franca en Europa.
La historia de la enseñanza del francés en Colombia
en el siglo XIX está estrechamente vinculada a la evolución de la situación de este
idioma en Europa desde el
siglo XVII, y sobre todo a su posición de primera lengua
extranjera al final del siglo XVIII.
Al final del siglo XVI, período de conflictos
militares, la difusión del francés se encuentra
reforzada. En 1539 el Rey François Iº firma la
resolución de Villers–Cotterêts, edicto
instaurando al francés como lengua administrativa:
Ordonnance de Villers–Cotterêts, 1539.
Article 110. Afin qu’il n’y ait cause de douter sur
l’intelligence des arrêts de nos cours souveraines,
nous voulons et ordonnons qu’ils soient faits et
écrits si clairement, qu’il n’y ait ni puisse
avoir ambiguïté ou incertitude, ni lieu à
demander interprétation.
Article 111. Nous voulons donc que tous arrêts, et toutes
autres procédures, soient prononcés,
enregistrés et délivrés aux parties en
langage maternel français et non autrement. […]
Impuesto por
los soberanos de Francia, se
considera en adelante al francés a igualdad con
lo que se cree ser entonces las tres « lenguas de
Dios »: hebreo, griego y latín. Los días
de este último estan en peligro ya que que la imprenta,
preocupada por sus beneficioss, publica cada vez más en
francés.
Bajo el reino de Louis XIII (1610–1643), el cardenal
Richelieu crea la Academia francesa (1635) con el fin de dar a la
unidad del reino, forjada por la política, una lengua
y un estilo que lo simboliza y lo cementa. Así pues, el
artículo XXIV de sus estatutos precisa que « la
función
principal de la Academia será trabajar con todo el cuidado
y toda la diligencia posibles para dar claras normas a nuestra
lengua y que volverla pura, elocuente y capaz de tratar las artes
y las ciencias ».
El resplandor y la potencia de la
monarquía francesa, el refinamiento de la
cultura, los
perfeccionamientos aportados a la lengua por la Academia y los
gramáticos, la influencia no desdeñable de las
poblaciones protestantes emigradas, hacen que el francés
desborda rápidamente del marco de la nación
durante los siglos XVII y XVIII.
Es la lengua de la aristocracia y las personas cultivadas en todo
el Norte de Europa, en
Alemania,
Polonia, Rusia, etc. También es la lengua de la
diplomacia. Todos los grandes tratados se
redactan en francés. El imperio de la lengua francesa
supera ampliamente (y es un constante) al imperio político
y económico de Francia. Su
extensión, ayudada por las conquistas reales y el
éxodo de los protestantes (huguenots) fuera de Francia, es
entonces especialmente importante en Inglaterra y los
Países Bajos, y también en Alemania,
Suiza, Italia, en los
países escandinavos (Dinamarca y Noruega), en
Hungría, Polonia, Rusia zarista y hasta en
Américas. En realidad, no hay una corte alemana o
italiana, donde no se encuentran Franceses con cargo de
Ministros, ingenieros, funcionarios, chambelanes,
académicos, pintores o arquitectos. Federico II, el
Príncipe de Ligne, Casanova, Grimm, el abate Galiani,
Walpole, Catalina II, María Teresa, José II
escriben un francés excelente. París es la capital
universal.
C’est sur la cour que se règle la capitale,
c’est sur celle–ci que se règle le pays
[…] le français devint partie essentielle
d’un homme galant, on le fit apprendre aux enfants ;
le posséder était la qualité primordiale
d’une gouvernante. […] Il n’y a aucun prince
qui n’ait plusieurs Français à sa Cour ;
qui n’entretiennent des comédiens
français ; qui n’ait au moins un valet de
chambre français. Les autres grands Seigneurs et petits
grands Seigneurs suivent ces exemples. (Ferdinand Brunot, 1979,
p. 345).
Según Louis Réau (1951), este afrancesamiento se
extiende a España en
el momento en que, paradójicamente, su imperio comienza a
caer.
El afrancesamiento de la corte española.
Durante los grandes siglos de la literatura española
(XVI y XVII), la lengua se desarrolla, se enriquece y se fija en
parte. Es en esta época que palabras cogidas al
francés comienzan a afluir:
asamblea–assemblée, marchar–marcher,
pilotaje–pilotage, servilleta–serviette, etc Este
fenómeno se prosigue durante el siglo XVIII período
del afrancesamiento de las costumbres y de la lengua.
Los Españoles, quienes durante siglos desprecian el aprendizaje de
las lenguas extranjeras, comienzan a sufrir la influencia del
francés durante la ascensión de un príncipe
Bourbon en el trono de España
(Ferdinand Brunot, 1979). Además la Inquisición
española contribuye, paradójicamente, a la
difusión de la obra de los Enciclopedistas durante el
siglo XVIII gracias a la negligencia de los Comisarios del Santo
Oficio encargados del control en las
fronteras (cf. Marcelin Defourneaux, 1963).
Por último, la producción de los manuales de
enseñanza para el público hispanohablante se
enriquece. Lo más importante de ellos, por su ventas con los
públicos españoles, es L’art de bien parler
français ou grammaire complète de Pedro Nicolas
Chantreau publicado en 1781 seguido de trece ediciones hasta 1859
(cf. Gonzalo Suarez Gomez, 1961).
La lengua francesa en el reino de la Nueva
Granada.
América
latina participa también, a partir del final del siglo
XVIII, en este movimiento de
fascinación que la lengua, la cultura y la
civilización francesas ejercen en Europa.
Al principio del siglo XIX, la influencia francesa sobre la
evolución política de las
colonias españolas reviste distintos aspectos. La Revolución
francesa, los Derechos humanos
y la experiencia republicana inspiran los
« libertadores » del continente. Bolivar,
Miranda – quien será funcionario del ejército
revolucionario francés – Sucre, San Martín
residen en Europa, en Francia, y están muy vinculados a la
francmasonería que difunde ideas liberales. In situ, en
las colonias, inmigrantes franceses, aventureros corsarios, etc.
combaten para distintas causas (Samantha Chareille, 1997, p.
60).
La extraordinaria difusión de la lengua y la literatura francesas en gran
parte de Europa, gracias a la obra de los Enciclopedistas cuyos
trabajos literarios y filosóficos estan leídos y
estudiados por los espíritus de la época en su
lengua original (cf. Jules Mancini, 1912, p.p. 76–82),
contribuye ampliamente a difundir al francés en las
regiones más distantes del subcontinente. Otra vez, las
medidas del Santo Oficio destinadas a impedir la
penetración de estos libros en
América
hispánica resultan ser un fracaso clamoroso. En Santa
Fé de Bogotá, esta difusión se
efectúa principalmente entre los estudiantes de los
colegios San Bartolomé y Nuestra Señora del
Rosario.
La élite criolla so sólo lee en francés sino
que también lo habla. Varios testimonios de hombres
políticos quienes vinieron a Europa para acabar su
formación académica o para encontrar un asilo,
permiten constatar que el uso del francés se difunde mucho
por medio de los jóvenes Americanos.
La educación
colonial.
Desde el siglo XVII, la enseñanza en el reino de la Nueva
Granada está organizada por comunidades religiosas
–jesuitas, dominicanas y franciscanas – que se
comparten la formación de los estudiantes americanos de
origen español.
Se estudian en esta época la gramática latina, la filosofía, la
teología, la jurisprudencia
y la medicina. El
aprendizaje se
hace en latín. Los futuros sacerdotes encargados de la
evangelización de los indios estudian también el
español y
las lenguas indígenas y contribuyen ampliamente a la
protección de algunas lenguas autóctonas (Samantha
Chareille, 2001, p.p. 86–87).
Por lo que se refiere al resto de las lenguas extranjeras, se
rechazan del plan de estudios.
La corona española teme que su enseñanza permita la
entrada de obras capaz de incitar los jóvenes a la
rebelión. Ahora bien, para esta élite que lee
secretamente Le contrat social de Jean Jacques Rousseau (Jean
Camp y Jaime Diaz, 1967), el aprendizaje
del francés constituye el complemento indispensable para
la formación de todo joven del siglo XVIII. Para algunos
de ellos, esta formación se hace en Europa, para otros, se
hace en autodidactas gracias a los manuales de
francés que no son prohíbidos por el Santo Oficio
(cf. Marcelin Defourneaux, 1963).
En conclusión, se puede decir que la posición
predominante del francés en Europa permite su
difusión clandestina en América hispánica
ejercendo una influencia determinante sobre los pioneros de la
Independencia
colombiana, no solamente en términos de elecciones
sociales y económicas pero también en el
ámbito de las políticas
lingüísticas hasta la época de la Nueva
República.
3. Situación del
francés de la Independencia
hasta la segunda República.
El establecimiento de relaciones diplomáticas y
comerciales regulariza las relaciones de Francia y Colombia a lo
largo del período de la Independencia. Ya, a partir del
final del siglo XVIII, la circulación de los hombres, de
las ideas y mercancías contribuye a la difusión de
la cultura francesa en el reino de la Nueva Granada. Ciertamente,
Francia toma su tiempo para
reconocer la independencia de las colonias españolas,
dividida entre la protección de sus intereses
económicos y políticos y los compromisos que la
unen a España. Los responsables de las misiones oficiales,
encargadas de informarse sobre la situación de la nueva
República, así como los testimonios de los
científicos y militares franceses, ponen de manifiesto que
nuestra lengua y nuestra cultura ocupan un lugar importante, a
pesar de la ausencia de relaciones privilegiadas a nivel
económico entre los dos países. El francés
sigue beneficiándose de su situación de primera
lengua extranjera.
De la época de la independencia hasta el año 1880,
la enseñanza del francés comienza a generalizarse.
Aparece oficialmente en los textos relativos a la
enseñanza secundaria en 1821. Se mantiene más
tarde, igual que el inglés,
a lo largo del siglo XIX, las instrucciones oficiales de 1826,
1842, 1850 y 1870 no dejando de reforzar su posición
(Diana Rodriguez, 1994, p. 78).
Progresivamente, todas estas directivas ministeriales establecen
los componentes del o de los métodos
que los profesores deben utilizar. Citemos en particular:
v A partir de 1826, la imposición de la gramática de Chantreau, dirigida hacia un
público de estudiantes hispanohablantes, y que reemplaza
al manual de
Noël y Chapsal (1897), hecho para un público
francófono.
v La prioridad concedida a la traducción en la evaluación
de su enseñanza en la ley de 1842.
v El paso de la « clase de gramática y
traducción francesa » a la « clase
de gramática, traducción y pronunciación
francesa » en 1850.
La aparición de la clase de gramática y
traducción como materia que
debe examinarse, a partir de 1828, así como la
regularización de su presencia en los programas de los
exámenes públicos, a lo largo de este
período, dan prueba de la difusión de la
enseñanza del francés en todo el país.
Al final de los años 1880 y hasta el primer tercio del
siglo XX, la conjunción de los factores internos y
externos (nuevo cambio de
dirección en la política colombiana
y laicización de la educación en
Francia) favorece un nuevo desarrollo del
francés en Colombia. Esta prioridad del francés
debida a la prioridad que las congregaciones de origen
francés le conceden en sus programas de
estudios, se acompaña de una renovación de los
objetivos y
prácticas de clase.
Además del hecho de que sigan concediendo un lugar
considerable a la formación de los « doctos
cristianos » en francés, el Clero va a
introducir una enseñanza centrada en la práctica
del oral. La aparición de las ilustraciones en los
manuales de los Hermanos de las escuelas cristianas da prueba de
una cierta innovación.
4. Situación del
francés de 1930 hasta hoy.
Las reformas educativas de la segunda República
liberal.
La segunda República liberal comienza en 1930 con la
elección de Enrique Olaya Herrera a la Presidencia. Esta
elección pone fin a la hegemonía conservadora que
se mantuvo al poder durante
casi un medio siglo. Hasta 1934, este liberal moderado sigue el
proceso de
reformas emprendidas bajo el Gobierno del
último Presidente conservador. Estas reformas no modifican
de manera fundamental la enseñanza secundaria.
En cambio,
durante el Gobierno del
liberal Alfonso López Pumarejo (1934–1938), reformas
ambiciosas se realizan. Señalan un cambio de dirección en la educación colombiana:
oficialización de un programa para la
enseñanza de las lenguas extranjeras, el primero que da
orientaciones metodológicas relativas a la
enseñanza del francés y el inglés
en particular; creación de lugares de formación del
cuerpo docente para la enseñanza primaria y el secundaria;
unificación de un plan de estudios
para el secundario.
En 1935, la reforma educativa emprendida bajo el Gobierno de
López Pumarejo introduce cambios en el bachillerato
clásico que, desde 1932, se extendía sobre seis
años y que, en adelante, se la proporciona un plan de
estudios común a los colegios privados y públicos.
Por primera vez en la historia de la enseñanza del
francés en Colombia, el Ministerio de Educación nacional
elabora un programa que
determina las orientaciones metodológicas tanto al nivel
secundario como normalista y que deja un amplio lugar a la
competencia de
lectura.
La novedad de este programa se ubica también en su
objetivo
cultural puesto que sus redactores recomiendan:
Une méthode qui permet l’enseignement direct des
choses, l’usage de questions et de réponses, de
conversation entre les élèves et le professeur
ainsi qu’entre les élèves
eux–mêmes, de représentations par les
élèves des actions de la vie quotidienne tels que
lire, marcher, s’asseoir, etc. (Ministère de
l’Education nationale, 1935, p. 161)
Sin insistir en el tema, señalemos que hasta en los
años veinte, ninguna formación específica
está prevista para los profesores de los colegios y
escuelas normales. El cuerpo que enseña la lengua francesa
está en gran parte constituido por religiosos inmigrantes.
A partir de los años treinta, se encuentran formaciones en
lenguas extranjeras en la Facultad de Ciencias de
la
Educación de la Universidad
nacional de Bogotá, en el Instituto pedagógico
femenino y en la Escuela normal de
Profesores de Tunja. Estas tres instituciones
dan a su vez nacimiento, en 1937, a la Escuela normal
superior colombiana, creada sobre el modelo de la
E.N.S. francesa (el conservador católico Rafael Urdaneta
la cerrará en 1952). La Licencia de F.L.E. nace
también el mismo año.
Según el informe de 1947
elaborado por la Embajada de Francia a Bogotá, hasta 1943,
dos horas semanales estan dedicadas a la enseñanza del
francés a lo largo de los seis años del secundario.
En los años 1944–1945, esta enseñanza ya no
se hace más que durante los cuatro últimos
años del secundario. En 1946, un nuevo proyecto impone
las cinco horas de francés en clase de primera y cuatro en
terminal.
Au long de ces changements, le français n’est pas
sans avoir perdu, il faut bien le reconnaître, sa nature de
langue indispensable, de véhicule essentiel de la culture,
obligatoire dès le début des études
secondaires, pour passer au rang de seconde langue
étrangère. (Ambassade de France à
Bogotá, 1947)
Tengamos en cuenta que este paso de primera a segunda lengua
extranjera sólo se concreta definitivamente a partir de
los años cincuenta ya que, hasta esta época, a
pesar de las instrucciones oficiales, los establecimientos
religiosos dirigidos por Franceses siguen concediendo una
prioridad al estudio del francés.
Las reformas educativas de 1953 et 1955.
El lugar del francés en la enseñanza secundaria
después de la Segunda Guerra
Mundial será determinado tanto por la situación
internacional como por el contexto sociopolítico de
Colombia. En esta época, los países europeos
concentran sus esfuerzos en la reconstrucción de sus
economías y descuidan por lo tanto sus relaciones con
América
latina que acude entonces a los Estados Unidos
que aparecen en los ojos del mundo como los garantes del orden
occidental.
En Colombia, el año 1946 marca la vuelta
de los conservadores al poder. Se
asiste a la radicalización de las contradicciones entre
liberales y conservadores y a la agravación de las
condiciones de vida. Tras el asesinato del líder
liberal Jorge Gaitán comienza una guerra civil.
En 1953, Gustavo Rojas Pinilla toma el poder por medio de un
golpe de
Estado. Esta dictadura dura
hasta 1957 (véase Antonio García, 1985,
p.p.79–82 y Carleton Beals, 1966, p.p. 197–224).
De 1946 a 1957, diecinueve Ministros de Educación nacional
se suceden traduciendo la inestabilidad que Colombia conoce a
todos los niveles durante este período.
En 1951, por el Decreto 75 relativo a la adopción
de un nuevo plan de estudios del secundario, la lengua francesa
sigue siendo obligatoria en los primer, segundo y quinto
años con cuatro horas semanales (Ministerio de
Educación nacional, 1959, p.p. 545–548). En
diciembre del mismo año, el Ministerio modifica otra vez
el programa de estudios mediante el Decreto 2250 y la
enseñanza del francés sólo se hace durante
los tres últimos años del secundario, tres horas
por semana en cuarto y quinto año y cuatro horas en
terminal. El estudio del inglés, por su parte, se extiende
a cuatro años.
Bajo la dictadura, el
bachillerato es de nuevo propenso a reformas. El Decreto 189 de
1953 propone un bachillerto nocturno extendido sobre ocho
años, característica de la política
populista del tiempo. En este
programa el francés es obligatorio los tres últimos
años.
El Decreto 925 de 1955 establece por su parte un bachillerato
elemental de cuatro años en que el inglés se
enseña cinco horas a la semana los dos primeros
años, cuatro joras en tercero y tres en cuarto. El
francés cuenta tres horas en el cuarto y quinto año
y cuatro en el sexto. El objetivo de
esta reforma consiste en « democratizar el
bachillerato, desviando al mismo tiempo parte de los alumnos de
bachiller para dirigirlos hacia profesiones técnicas.
[…] Por lo tanto, no más latín, no
más filosofía, ni francés, pero
intensificación de la enseñanza del inglés y
las ciencias » (Aline Helg, 1984, p. 235).
Por primera vez en Colombia, se hace alusión a la utilidad
profesional de las lenguas. Se hace hincapié en el
antagonismo que existe entre la solidaridad
occidental, en favor del inglés, y las afinidades
« latinas », en favor del francés.
En otros términos, el inglés personifica la
superioridad económica y la eficacia, y el
francés, por su parte, representa el orden espiritual y el
desinterés. Por ello se acostumbra a la idea que hay por
una parte una « lengua de trabaj » y por
otra une « lengua de cultura ».
En lo que es ciertamente uno de los más antiguos balances
de la situación del francés en el mundo, F. L.
Schoell (1973, p.p. 301–302 y p.p. 368–371) destaca
las cualidades asociadas al francés –
« gusto de la cultura general, aptitud a formular de
manera universal verdades francesas, talento de exposición
y vulgarización » – que, con la
reputación de « alta
intelectualidad », el « prestigio
literario » y el « prestigio
artístico » de Francia, se oponen entonces a
los valores
anglosajones que hicieron su camino en América latina
– « ideal material y
mecánico ». Es necesario recordar que por lo
que se refiere al francés, su aprendizaje lleva
generalmente al cargo de profesor. Los empleos de interpretariado
y traducción, limitados como los otros empleos terciarios
por la recesión económica, son afectados por la
competencia
internacional. En síntesis,
el francés no constituye ni un capital
lingüístico individual, ni un capital
lingüístico para los empleadores potenciales
(Samantha Chareille, 2001).
Ciertamente, esta división de los papeles:
« funcional » /
« cultural », parece esquemático y
artificial pero se sabe que las razones políticas tampoco
son ajenas a la competencia entre las lenguas internacionales.
Tanto a nivel institucional como a nivel personal, una
lengua tiene una dimensión política; a medida que
el estudio del inglés se extiende, el estudio del
francés puede parecer no conformista. En general, se
sospecha al francés de hegemonía en América.
(Samantha Chareille, 1997, p.p. 66–68).
Dicho esto la aplicación del Decreto 925 de 1955
será de corta duración. En 1957, se vuelve al
programa humanista de seis años en que se enseña el
francés durante los tres últimos años. Por
último, la reforma de 1962 diversifica el secundario y
suprime, al mismo tiempo, el francés en el primer ciclo
del bachillerato.
El convenio para los intercambios culturales entre
Francia y Colombia.
El desarrollo del
comercio
internacional, el aumento rápido de la información y el desarrollo de los medios de
comunicación en la época de la posguerra
implican grandes cambios económicos y
sociopolíticos. Además las relaciones
internacionales favorecen el desarrollo de acuerdos
culturales, científicos y técnicos entre Francia y
de numerosos países. Así, un convenio para los
intercambios culturales destinado « a favorecer y
desarrollar las relaciones científicas, literarias,
artísticas y escolares entre los dos
países » (D.O., 1961, p. 3911) se firma entre
Colombia y Francia el 31 de julio de 1952. Será ratificado
el 13 de febrero de 1961 por una Comisión mixta que se
reúne anualmente y que se encarga de concretar las
líneas generales del convenio. Los dos Gobiernos se
comprometen a favorecer la creación de instituciones
culturales y de enseñanza así como a establecer
intercambios de profesores y conferenciantes con el fin de
acercar los dos países a nivel intelectual y cultural.
A raíz de la firma de este convenio, el Gobierno
colombiano crea en Bogotá en 1958 el Instituto
electrónico de las lenguas que propone la enseñanza
del francés y el inglés (Decreto 207, 1958).
Constituye en realidad el primer centro oficial de
enseñanza de lenguas con destino a los adultos que hasta
entonces estaba garantizado por el sector privado, en particular,
por la Alianza colombo francesa fundada en 1944 (Maurice
Bruézière, 1983).
En 1969 se crea el Centro lingüístico colombo
francés de Bogotá, también resultado del
convenio, y dedicado a la formación de los profesores de
F.L.E. y a la adaptación local de los manuales concebidos
en Francia.
Por último, gracias a este convenio, el Gobierno
francés se compromete a conceder una serie de becas a los
estudiantes colombianos deseosos de proseguir sus estudios en
Francia. El acceso a las universidades colombianas y francesas es
facilitado por el reconocimiento mutuo de la equivalencia de sus
títulos. Los objetivos y
las líneas de acción definidos por este convenio se
reanudarán más de veinte años después
(en 1979) para la firma de un acuerdo marco de cooperación
cultural entre los dos países.
Los años sesenta.
Los años sesenta se caracterizan por la subida del
inglés en detrimento del francés.
Durante esta década América latina asiste a la
constitución de la Alianza por el progreso,
asociación fundada en Punta del Este (Uruguay) en
1961, a la instigación del Presidente Kennedy, y agrupando
a veinte Estados americanos (salvo Cuba). Obra
para el desarrollo
económico de América latina y uno de sus
objetivos es la extensión de la educación. La
conferencia de
la U.N.E.S.C.O. en Chile en 1962,
reuniendo por primera vez el conjunto de los Ministros de
Educación de América latina, también hace
hincapié en sus conclusiones en la necesidad de
intensificar los esfuerzos en favor de la generalización
de la enseñanza secundaria (José Blat Gimeno, 1984,
p.p. 29–31). Se emprenden pues nuevas reformas
educativas.
El 27 de octubre de 1961, el Ministro de Educación, Jaime
Posada, anuncia las nuevas reformas educativas que supuestamente
deben reabsorber la violencia del
pueblo colombiano y abrir las puertas del secundario a los
« jóvenes desfavorecidos que podrían
desencadenar la violencia » (Jaime Posada, 1962, p. 2).
A una formación enciclopédica se opone en adelante
un horario menos apretado. Por lo tanto, después de los
cinco años de enseñanza primaria, los alumnos
siguen un primer ciclo de cuatro años y un segundo de dos
años. Se elimina al francés del primer ciclo ya que
no se considera más indispensable para la
adquisición de un mínimo de cultura general. En el
segundo ciclo, generalmente dirigidos hacia los que se preparan
para los estudios universitarios, se dictan tres horas semanales
de francés.
Como lo destaca Patrick Charaudeau, en su artículo:
« La politique linguistique en Amérique
latine » (in Les cahiers de l’A.S.D.I.F.L.E.,
1996), en esta época, del lado francés, las
políticas lingüísticas orientan exclusivamente
sus actividades hacia la formación de los profesores de
francés tanto del superior que del secundario, con la
ayuda de las asociaciones de profesores de F.L.E. Se puede decir
que existe cierta armonía entre las oficinas de
acción pedagógica y los distintos socios locales. A
nivel económico, es un período fasto en personal de las
oficinas de acción pedagógica, en becas concedidas
a los estudiantes y a los profesores latinoamericanos y en
misiones francesas.
A nivel universitario, la presencia francesa está
garantizada por una red de lectores bastante
importante dado que en esta época apenas existe
políticas de cooperación universitaria para las
disciplinas literarias y lingüísticas. El resultado
de este primer período de trabajo es una buena presencia
francesa, una buena imagen, pero
paradójicamente, hacia el final de estos años, el
principio de una disminución del número de alumnos
y estudiantes que eligen el francés que irá
creciendo.
La situación del francés a partir de
1974.
Los años setenta, marcados por la instauración de
un nuevo orden económico internacional a raíz de la
crisis del
petróleo y
a la consolidación de las sociedades
multinacionales, se caracterizan en Colombia por la
redefinición de los términos de su inserción
en la economía mundial. El país inicia un
proceso de
modernización capitalista con referencia al modelo
tecnológico norteamericano (Antonio García, 1985,
p.p. 85–109).
La dependencia de Colombia con relación a los Estados Unidos no
se define solamente al nivel económico sino que
también se extiende a la educación. Se asiste a un
nuevo desarrollo del secundario y el país conoce una nueva
reforma del curso del bachillerato que afecta el lugar ocupado
por el francés.
En efecto, el Decreto 080 de 1974 establece la enseñanza
de una lengua extranjera única a lo largo del secundario.
La introducción de una segunda lengua se deja
a elección de los colegios que favorecen el inglés.
En 1974, Juan–Claude Mothe, director–suplente del
Bureau pour l’enseignement de langue et de la civilisation
françaises à l’étranger (B.E.L.C.),
entonces en misión en
Colombia escribe en su informe (p.
3):
Les causes de ce déséquilibre sont
évidentes :
– La suprématie de l’anglais existait
déjà dans l’enseignement depuis près
de vingt ans ;
– La proximité géographique et
l’influence économique des Etats–Unis sur
toute l’Amérique latine font que le choix
d’une langue unique se porte tout naturellement sur
l’anglais, plus utile individuellement (promotion
professionnelle, possibilité d’obtenir des bourses
d’étude aux Etats–Unis) et collectivement
(accès à une connaissance scientifique et technique
dont bénéficie la communauté) ;
– Les difficultés financières et
organisationnelles des collèges incitent de nombreux chefs
d’établissement à généraliser
les choix de la majorité et à supprimer purement et
simplement l’enseignement du français, minoritaire,
coûteux et peu rentable.
La enseñanza del francés disminuye
considerablemente incluso en los colegios y los seminarios de las
congregaciones religiosas de origen francés (Diana
Rodriguez, 1994, p. 249). Esta nueva directiva ministerial
marca el
principio de un itinerario dudoso para el francés a
través de las distintas reformas educativas instauradas de
1974 a 1986 y la contratación de los profesores de F.L.E.
por las universidades baja a su vez. A pesar de la
situación, el Centro lingüístico colombo
francés sigue creando métodos de
enseñanza del francés y organiza pasantías
para los profesores.
En 1979, el Presidente Julio César Turbay Alaya visita su
homólogo francés, Valéry Giscard
d’Estaing. Antes de viajar a Francia, firma el Decreto 1313
de junio que restablece la enseñanza obligatoria del
francés durante los dos últimos años del
bachillerato general y nocturno. La enseñanza del
inglés está por su parte obligatoria en primer y
segundo año. En tercer y cuarto año, la
elección de la lengua pertenece a los colegios lo que
corresponde más o menos al programa de 1962.
Muy por esta reforma, el Presidente firma un acuerdo de
cooperación cultural con Francia el 13 de junio que
compromete los dos países « a favorecer la
enseñanza de la lengua, la literatura, la cultura y la
civilización del otro país, en particular en la
enseñanza secundaria y universitaria en el ámbito
de la radio,
la
televisión y el cine » (DO, 1981, p. 642.).
Los dos Gobiernos, reconociendo la importancia de la
formación de los profesores, se comprometen a organizar
pasantías de perfeccionamiento. A partir de 1981, la
Embajada organiza en Francia formaciones de invierno de corta
duración y dirigidos hacia los profesores colombianos de
F.L.E. del secundario.
Además la creación de un Comité especial
encargado de establecer un programa recíproco de becas,
permite a los profesores colombianos beneficiarse de una serie de
becas. Así pues, entre 1981 y 1986, aproximadamente
ochenta profesores viajan a Francia para seguir estudios
orientados hacia la Maîtrise (maestría), el D.E.A.
(año preparatorio al doctorado) y el Doctorado. La
mayoría de estos becarios ocupa actualmente puestos de
responsabilidad en la formación
universitaria y en la formación de formadores.
Del mismo modo, este acuerdo compromete Francia y Colombia a
favorecer la creación y el buen funcionamiento de
establecimientos culturales y educativos. En este contexto se
crean el Instituto superior de francés de la Universidad
Nuestra Señora del Rosario que ofrece el magister de
didáctica de F.L.E. (1982) y, en los
servicios
culturales de las Embajadas de Francia, el Bureau d’Action
linguistique et audiovisuelle (B.A.L.A.V., Oficina de
acción lingüística y audiovisual), rebautizado
Bureau de Coopération linguistique et éducative
(B.C.L.E., Oficina de
cooperación lingüística y educativa) a partir
de 1993. Estas oficinas se encargan principalmente de la ayuda y
la formación continua de los profesores del secundario.
Sus objetivos, entre otras cosas, son:
v Promover y organizar con los socios colombianos la
formación lingüística y didáctica de los profesores colombianos de
francés, tanto en el secundario como en el superior.
v Hacer de la lengua francesa una lengua de comunicación con el mundo
contemporáneo a través de todas sus formas de
expresión: popular, literaria, científica y
técnica.
El esfuerzo esencial del B.A.L.A.V. se dirige hacia la
formación de los profesores. El B.A.L.A.V. y su socio
colombiano, el Instituto electrónico de Lenguas establecen
nuevos programas de enseñanza del francés y
formación de formadores en F.L.E. y organizan redes con el fin de
establecer canales de multiplicación de la
formación a nivel nacional. Dicho esto a nivel
económico, se constata una primera fuerte
disminución de los recursos y una
nueva racionalización de los presupuestos:
fuerte disminución de las becas y casi desaparición
de los lectores.
La formación continua de los profesores de F.L.E. (noventa
pasantías anuales y gratuitas) comienza oficialmente en
1980 en todo el país. Dirigida prioritariamente hacia los
profesores del secundario público, esta formación
se imparte en los centros de formación relacionados con el
Ministerio de Educación nacional colombiano. En provincia,
se crean tres centros compuestos de equipos colombo franceses en
Barranquilla (sustituido en 1990 por Bucaramanga),
Medellín y Cali. Para lograr los objetivos, se establece
un primer programa de formación en 1983.
A nivel universitario, es la era del francés
« funcional » luego del
« comunicativo » y en paralelo se organizan
grandes encuentros francófonos en torno a la
literatura con escritores y cineastas de primera categoria. Estas
manifestaciones se organizan gracias a las asociaciones con ayuda
de organismos francófonos o internacionales como el
A.U.P.E.L.F. (Asociación de las Universidades parcialmente
en Lengua Francesa.) y la F.I.P.F. (Federación
Internacional de Profesores de Francés).
El decreto de 24 de abril de 1984 impone de nuevo la
enseñanza de una lengua extranjera única durante
los seis años de preparación al bachillerato. Al
igual que el de 1974, este decreto deja que los colegios decidan
de la introducción de una segunda lengua
extranjera precisando que ésta no debe afectar las otras
materias ni hacerse en detrimento de la primera lengua extranjera
(A.COL.PRO.F., 1985). Esta supresión del francés en
la práctica – aunque las instrucciones oficiales no
hablan en estos términos – en el momento en que el
Ministerio de Educación legitima el programa de
francés para el bachillerato y en que un nuevo programa de
formación se establece subraya las profundas
contradicciones de las políticas lingüísticas
colombianas.
En este contexto de oposición, dos hechos en favor de la
vuelta del francés marcan el año 1985:
Lilián Suárez de Melo, el Presidente de la
Asociación de los antiguos becarios del Gobierno
francés se convierte en Ministro de Educación
nacional y el Presidente francés François
Mitterrand visita el Presidente colombiano Belisario Betancur en
octubre.
Les amabilités vont jusqu’aux cadeaux. La veille de
l’arrivée de M. Mitterrand, le gouvernement de
Bogotá a rétabli par décret
l’enseignement obligatoire du français dans les deux
années terminales du secondaire. (in Le Monde, 22 octobre
1985)
En la actualidad, la Ley general de
educación del 14 de diciembre de 1993 estipula los
siguientes puntos:
Ley general de la educación,
14.12.1993.
Título II: Estructura del
servicio
educativo. Capítulo 1: Educación formal.
Sección tercera: Educación básica.
Artículo 21. Objetivos específicos de la
educación básica en el ciclo de primaria. Los cinco
(5) primeros grados de la educación básica que
constituyen el ciclo de primaria, tendrán como objetivos
específicos los siguientes: […] m. La
adquisición de elementos de conversación y de
lectura al
menos en una lengua extranjera […].
Artículo 22. Objetivos específicos de la
educación básica en el ciclo de secundaria. Los
cuatro (4) grados subsiguientes de la educación
básica que constituyen el ciclo de secundaria,
tendrán como objetivos específicos los siguientes:
[…] l. La comprensión y capacidad de expresarse en
una lengua extranjera […].
Artículo 23. Areas obligatorias y fundamentales. Para el
logro de los objetivos de la educación básica se
establecen áreas obligatorias y fundamentales del conocimiento y
de la formación que necesariamente se tendrán que
ofrecer de acuerdo con el currículo y el Proyecto
Educativo Institucional. Los grupos de
áreas obligatorias y fundamentales que comprenderán
un mínimo del 80% del plan de estudios, son los
siguientes: […] 7. Humanidades, lengua castellana e
idiomas extranjeros […].
Sección cuarta: Educación media.
Artículo 31. Areas fundamentales de la educación
media académica. Para el logro de los objetivos de la
educación media académica serán obligatorias
y fundamentales las mismas áreas de la educación
básica en un nivel más avanzado, además de
las ciencias económicas, políticas y la
filosofía.
Parágrafo: Aunque todas las áreas de la
educación media académica son obligatorias y
fundamentales, las instituciones educativas organizarán la
programación de tal manera que los
estudiantes puedan intensificar, entre otro, en ciencias
naturales, ciencias
sociales humanidades, arte o lenguas
extranjeras, de acuerdo con su vocación e intereses, como
orientación a la carrera que vayan a escoger en la
educación
superior.
Título IV: Organización para la prestación del
servicio
educativo. Capítulo 2: Curriculo y
plan de estudios.
Artículo 77. Autonomia escolar. Dentro de los límites
fijados por la presente ley y el proyecto educativo
institucional, las instituciones de educación formal gozan
de autonomía para organizar las áreas fundamentales
de conocimiento
definidas para cada nivel, introducir asignaturas optativas
dentro de las áreas establecidas en la ley, adaptar
algunas áreas a las necesidades y características regionales, adoptar
métodos de enseñanza y organizar actividades
formativas, culturales y deportivas, dentro de los lineamientos
que establezca el Ministerio de Educación Nacional.
[…]
En otros términos, la enseñanza de, al menos, una
lengua extranjera es obligatoria a partir de la primaria y su
elección está a la total discreción de las
instituciones educativas.
Del lado francés, las restricciones presupuestarias siguen
y las prestaciones
francesas son menos aparentes. La política
lingüística cambia una vez más de
orientación. Se observa una ligera vuelta a las operaciones de
formación pedagógica pero sobre todo la
instauración de una política de cooperación
educativa que tiende a ayudar al sistema educativo
local a nivel del Ministerio de Educación para, en
contraparte, obtener que la elección del francés en
segunda lengua extranjera no desaparezca completamente, sea
mantenido o restablecido. A nivel universitario se estima que es
necesario ayudar la cooperación universitaria pero las
acciones son
muy esporádicas. Así no se nota ninguna mejora en
cuanto a la situación global de la enseñanza de
francés.
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