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FESTIVIDAD NAVIDEÑA




Enviado por jorgemarin1



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    Indice
    1.
    Introducción


    3. Las
    Celebraciones

    4. Ritos
    Sociales

    5. La simbología
    noel

    6. Rituales
    Religiosos

    7. Navidad Negra (Black
    Sabbath)

    8. Casi Una
    Conclusión

    9. Bibliografía
    Consultada

    1.
    Introducción

    El término Navidad es la
    contracción del vocablo latino navitas que significa
    "nacimiento". A partir de este concepto, surge
    un símbolo muy arraigado y complejo en su estructura. La
    Navidad no es
    sólo un recuerdo de un suceso histórico.
    Constantemente la Liturgia Cristiana subraya que el hecho del
    nacimiento de Jesucristo está ordenado a la
    Redención, a la Pascua, a la Parusía. Según
    la terminología de los antiguos, la Navidad es una
    memoria
    (misterio), cuyo centro es la muerte y
    resurrección de Jesucristo, siempre presente y operante,
    como alma de toda celebración litúrgica.
    Alrededor de la Liturgia de Navidad se ha formado, en el decurso
    de los siglos, una serie de costumbres que han contribuido a
    crear un ambiente
    festivo en la intimidad de las familias y en las calles de aldeas
    y ciudades. Lo más importante de las tradiciones y
    costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su
    significado interior; se debe conocer por qué y para
    qué se llevan a cabo para así poder vivirlas
    intensamente. Se recrean: el arbolito, el pesebre, los regalos,
    las comidas típicas, la decoración en general, y
    los niños
    esperan con ansiedad la llegada de Papá Noel y los Reyes
    Magos, cuyo origen se remonta a las antiguas costumbres y ritos
    que pueden determinarse dentro de un marco histórico, que
    es el motivo central del presente ensayo.
    Hoy se considera a estas fiestas como las de mayor trascendencia
    en todo el mundo; su celebración abarca desde el 25 de
    diciembre al 6 de enero, con distintas conmemoraciones, algunas
    trasformadas al cristianismo:
    la Noche Buena, la Navidad, el Día de los Santos
    Inocentes, la Noche Vieja, el Año Nuevo y el Día de
    Reyes (Epifanía).

    2. Navidad
    Cristiana

    Las fiestas de Navidad se remontan a antiguas costumbres
    paganas conocidas como la "adoración del culto
    solsticial". El culto solsticial representa la acción del
    sol creador, su perduración terrenal mediante el fuego y
    su drama celeste: nacimiento del sol, su muerte
    aparente y su resurrección. En otras épocas, el 24
    de diciembre se celebraba el nacimiento de un dios solar. En
    distintos países, toma un nombre diferente: Krisna y Buda
    en India, Mitra
    en Persia, Horus en Egipto, Apolo
    en Grecia,
    Bochica entre los Chibchas de Colombia,
    Kulkuká entre los Mayas,
    Quetzocoalt entre los Aztecas y
    Wiracocha entre los Incas. Se
    consideran que estos dioses descendieron al Hades (infierno) y
    regresaron otra vez llenos de vigor, del mismo modo que lo hace
    la Naturaleza con
    su renovación periódica de los ciclos estacionales
    anuales. Para las diversas costumbres, la Navidad ha representado
    el advenimiento de un acontecimiento cósmico por
    excelencia, cuyo hecho más trascendente radicaba en
    garantizar la supervivencia del hombre pagano
    o campesino, del renacimiento
    anual de la divinidad salvadora, encarnado en el mito milenario
    por excelencia.
    El arraigo a este culto no pudo ser desterrado, ya que en cada
    celebración participaban los cristianos. A pesar de que
    los Evangelios no establecía esa fecha como la del
    nacimiento del maestro Jesús, la Iglesia, en un
    principio, no lo celebraba. Durante los siglos siguientes, al
    comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de
    Jesús de una forma clara y diferenciada, algunos
    teólogos, basándose en los textos de los
    Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6
    y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de
    mayo y algunas otras. Pero el Papa Fabián (236-250)
    decidió terminar con tanta especulación y
    calificó de sacrílegos a quienes intentaron
    determinar la fecha del nacimiento del nazareno. La Iglesia
    Católica de Armenia fijo su nacimiento el 6 de enero,
    mientras otras iglesias orientales, egipcios, griegos y
    etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8
    de enero.
    A raíz de este acontecimiento, por disposición del
    Papa Julio I, en el Siglo IV, concertó que la Navidad
    comenzara el 25 de diciembre y culminara el 6 de enero con la
    fiesta de Epifanía. "Los motivos para la innovación están declarados con gran
    franqueza por un escritor sirio cristiano: ‘La razón
    de que los Padres transfieran la celebración del 6 de
    enero al 25 de diciembre fue ésta: era costumbre de los
    paganos celebrar en el mismo día 24 de diciembre el
    nacimiento del sol, haciendo luminarias como símbolo de la
    festividad. En estas fiestas y solemnidades, tomaban parte
    también los cristianos. Por esto, cuando los doctores de
    la Iglesia se dieron cuenta de que los cristianos tenían
    inclinación a esta fiesta, se consultaron y resolvieron
    que la verdadera Navidad debería solemnizarse en ese mismo
    día, y la fiesta de la Epifanía en el 6 de
    enero.’ Por esa razón y continuando la costumbre, se
    siguen encendiendo luminarias hasta el día 6… Parece
    ser, pues, que la Iglesia Cristiana eligió la
    celebración del nacimiento de su fundador el día 25
    de diciembre con el objeto de transferir la devoción de
    los gentiles del sol al que fue llamado después Sol de la
    Rectitud". (Frazer, 1996:414)
    A partir de entonces, la Cristiandad celebra el nacimiento de
    Jesús de Nazaret. "En un principio, la festividad de la
    Navidad tuvo un carácter
    humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó
    a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta
    hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los
    templos, los cantos, lecturas, misterios y escenas piadosas que
    dieron lugar a representaciones al aire libre del
    nacimiento del portal de Belén". (Rodríguez,
    1997:20/1)

    El Portal De Belén
    Aunque la tradición haya marcado que el nacimiento se
    produjo en el primer año de la era cristiana, lo cierto es
    que no se puede fijar con exactitud su fecha, al igual que el
    lugar geográfico donde se produjo.
    Existen dos antecedentes biográficos en la Biblia, el de
    San Mateo y San Lucas, que situaron dos lugares
    geográficos diferentes entre sí: Belén
    (Judea) y Nazaret (Galilea), respectivamente.
    El lugar de nacimiento sigue siendo, para los expertos, muy
    discutido. "Tanto Marcos (Mc 1,9) como Juan (Jn 1,45)
    señalaron rotundamente que Jesús era oriundo de
    Nazaret (Galilea) y no de Belén (Judea) y Lucas (Lc 2,4)
    situó a José y María viviendo en Nazaret
    antes del parto."
    (Rodríguez, 1997:27/8)
    Para la mayoría, situar en Belén su nacimiento,
    cuestión remarcada por Mateo, se justificaría, no
    porque fuese un hecho cierto, sino que fue necesario para
    poder forzar
    el cumplimento de las profecías, a fin de otorgar a
    Jesús la descendencia davídica (Hijo de David) y
    validar el mesianismo que le adjudicaron sus seguidores.
    Precisamente, la Iglesia en el Siglo IV, también fijo el
    natalicio de Jesús en el año 6 antes de nuestra era
    y concertó que el lugar geográfico fuera
    Belén.

    3. Las
    Celebraciones

    Existen distintas celebraciones que comprenden una serie
    de acontecimientos importantes, entremezclados con matices
    paganos y religiosos: Noche Buena, Día de los Santos
    Inocentes, Noche Vieja, Año Nuevo y Día de Reyes
    (Epifanía).

    Noche buena
    La noche buena (noche santa) comienza a la caída del sol
    del día 24 de diciembre. Los fieles cristianos se preparan
    para ver en el cielo la luminaria estrella y, a las doce,
    celebran el nacimiento de jesús de nazaret, el salvador,
    con cantos y villancicos, tanto en los actos públicos como
    en la celebración misa de gallo. Se entremezcla con esta
    celebración, la llegada de papá noel que trae
    obsequios a los niños y
    los disparos de fuegos de artificio.

    Día de los santos inocentes
    La cristiandad recuerda el 28 de diciembre como el Día de
    los Santos Inocentes. Es un hecho que tuvo como protagonista a
    Herodes, quien, por venganza, mandó a ejecutar todos los
    niños recién nacidos, porque los Magos le
    anunciaron la llegada del Salvador, y quedaron en regresar para
    informarle el lugar, pero éstos huyeron.

    Si bien este hecho histórico no puede precisarse
    con exactitud, la fecha no es coincidente, dadas las
    contradicciones de los relatos bíblicos, y el tiempo que
    tardaron los Reyes Magos –12 días, según la
    tradición– para encontrar el pesebre.
    En Mateo (2,13-18) se recrea este episodio que es relatado como
    un suceso mítico, el que puede proceder de Oriente, tal
    vez de la India o de
    Egipto,
    principalmente, es en este último lugar donde fuera
    redactado el Evangelio (Año 90 d.C.). "Parece obvio, por
    tanto, que la leyenda de la "persecución y huida"
    existía ya previamente en la mítica pagana y que
    estaba asociada al destino triunfante de grandes personajes; pero
    queda por tratar un argumento de peso para los creyentes, eso es
    que dos profetas, Oseas y Jeremías, habían
    anunciado este suceso. De hecho, si repasamos el texto de Mateo
    (Mt 2,13-18), encontraremos que la verdad del relato se basa en
    que viene a dar cumplimiento a lo dicho en Os 11,1 y en Jer
    31,15, una presunción que carece de fundamento."
    (Rodríguez, 1997:67)
    Entonces, "lo que el mito muestra es, de
    nuevo, el ciclo estacional de la Naturaleza. El
    perseguidor, siempre viejo, terrible y hostil, es la
    representación del invierno, que pretende eternizarse para
    siempre. El perseguido, recién nacido, es el sol –en
    su solsticio hiemal– que promete crecer hacia la primavera,
    llenando de dones, esperanza y posibilidad de supervivencia a la
    humanidad. Un año tras otro, el Niño Sol vence al
    Viejo Invierno desbaratando sus negros propósitos. Esto es
    la Navidad." (Rodríguez, 1997:68)
    Esta celebración tiene además otras connotaciones
    paganas. En este día, se organizan distintas bromas a los
    amigos o vecinos despistados. Cuando la broma concluye se expresa
    a viva voz: "¡qué la inocencia te valga! Es un deseo
    de buen augurio, porque la víctima de la broma aún
    conserva la calidez infantil.

    Noche Vieja
    La noche vieja –para nosotros "Vísperas de
    Año Nuevo"– era una celebración consideraba
    como la "noche de los oráculos". Una antigua
    tradición señala que echando unas gotas de plomo
    fundido en el agua, las
    solteras podían descubrir la profesión y el nombre
    del futuro pretendiente; también si arrojaban un zapato
    por el aire
    podían saber la dirección en que llegaría. Una
    tradición reciente se entremezcla con esta
    celebración, la de "las doce uvas de la
    suerte".

    Año Nuevo
    El Año Nuevo tiene como antecedente histórico la
    creencia, desde los tiempos míticos, de que cada
    año se reclama "una reparación, una
    renovación y una reafirmación periódicas…
    En ocasión del nuevo año, los inmortales son
    considerados como sí estuvieran de nuevo sobre la tierra
    Simbólicamente, pues, el mundo comienza cada año:
    los inmortales lo hacen estable, sano, rico, santificado, tal
    como era en el comienzo de los tiempos. En ocasión de la
    fiesta del año nuevo, se reitera el paso del caos al
    cosmos, se repite en el presente la cosmogonía… Se trata
    de una costumbre análoga con la de ‘fijación
    de las suertes’ del nuevo año babilónico, que
    se transmite hasta nuestro tiempo en las
    ceremonias del Día del Año". Cada año nuevo
    se "repite siempre el acto cosmogónico por lo que los
    ‘doce días’ que separan Navidad de la
    Epifanía, se consideran todavía en la actualidad
    como una prefiguración de los doce meses del año".
    (Eliade, 1991:191/2)
    Para la tradición cristiana, el Año Nuevo, es el
    día de la Circuncisión de Jesús, y la
    Solemnidad de María, Madre de Dios, y los doce días
    que abarca la Navidad, se considera el tiempo en que tardaron los
    Reyes Magos para encontrar el pesebre. En el Año 2000, se
    añadió la celebración del nuevo siglo y el
    nuevo milenio.

    Día De Reyes (Epifanía)
    El Día de Reyes (Epifanía) es una
    celebración que el cristianismo
    había adoptado desde el Siglo II y que aún
    continúa vigente. Las primeras celebraciones eran de
    carácter formal, porque coincidía
    con el natalicio de Jesús, en el que también se
    celebra su bautismo y su primer milagro. Los Reyes Magos, para la
    concepción Cristiana, son considerados santos.
    A partir del siglo XVIII, esta fecha toma carácter de
    infantil, cuya finalidad fue la de competir con la muy
    establecida tradición de San Nicolás.
    Los Reyes Magos no trajeron juguetes hasta mediados del siglo
    XIX, sino que, con anterioridad, sus regalos consistían en
    elementos de la vida cotidiana: alimentos, ropa,
    calzados, etc.
    La tradición mantenida hasta el presente consiste en que
    los niños pongan sus zapatos limpios en la puerta de
    entrada o ventanas, con una cartita, y se les provea a los
    camellos de pasto y agua. En
    agradecimiento, los Reyes Magos depositan sus obsequios. Si no
    pueden cumplir con el pedido, le dejan otra cartita muy tierna:
    "Los Reyes Magos son pobres, pero te dejamos otro regalito que te
    va a encantar".
    En la actualidad, los Reyes Magos traen juguetes y golosinas a
    todos los niños y se organizan festivales de los
    más diversos, con características muy particulares: los Reyes
    Magos no sólo vienen en camellos, sino también a
    caballo, en moto o en la lancha, según la zona a la que
    arriban.
    También en distintos países se tiene por costumbre
    que los niños, munidos de alcancías, pidan su
    aguinaldo a las personas adultas: "Me da mis Santos Reyes", es
    la consigna.

    4. Ritos
    Sociales

    Una serie de ritos sociales se practican en estas
    celebraciones; algunos se remontan a las antiguas costumbres
    paganas, pero ahora están camufladas con un nuevo ropaje
    simbólico cristiano.

    Los regalos
    Hacer regalos es una costumbre, heredada del neolítico,
    que tenía ciertos matices singulares en las fiestas del
    culto solsticial. Cada regalo era ofrecido a cambio de
    otro. Si no se cumplía el intercambio, la persona que lo
    recibía podía tener malos augurios.
    En un principio, la iglesia se había opuesto, pero como no
    pudo desterrar esta costumbre fue reemplazada por la que
    existía en roma el
    día primero del año, llamada estrenas. Al
    principio, se simbolizaba que era el niño jesús
    quien ofrecía los regalos, y más adelante,
    serían los reyes magos quienes distribuyeran los dones, y
    como tal, debían nacer del corazón,
    dádivas generosas sin pedir nada a cambio.
    En la actualidad, el intercambio de obsequios estrecha lazos
    afectivos entre familiares y amigos.

    Fuegos de artificio
    Otra de las costumbres más generalizadas en esta
    celebración consiste en disparar fuegos de artificio,
    sonar campanas, sirenas, disparos de escopetas y gritos.
    El origen de celebrar con disparos de fuegos de artificio y mucho
    ruido data de
    una antigua tradición china que
    simboliza "la magia imitativa que asegura la provisión de
    luz y calor del sol
    y su finalidad es la de ser purificadora, ya que logra la
    destrucción de las fuerzas del mal". (Cirlot,
    1992:210)
    También se debe destacar que los artefactos
    pirotécnicos fueron inventados a partir de una observación muy particular, como el caso de
    los cracker, que aun hoy se comercialización en los países de
    Europa, tal como
    su inventor Tom Smith, lo creara en 1840.
    Smith conocía la costumbre china de
    incluir en los caramelos algunas frases. A partir de allí
    surge los bombons pasando a formar parte de una golosina por
    excelencia. Del bombón tradicional pasó al cracker.
    Tom Smith, por un accidente casero que provocó la
    estampida de un madero, se le ocurrió hacer los primeros
    bombones con estampidos, pero le puso otro nombre: Cosaques, pero
    para comienzos de 1880 fue suplantado por el nombre más
    común de cracker.
    Debido a que esta costumbre está fuertemente arraigada en
    la cultura
    popular, es casi imposible que pueda ser prohibida, a pesar de
    los accidentes que
    provoca el mal uso de la pirotecnia. En la actualidad, la
    comercialización de estos elementos hace
    previsible un control,
    principalmente por parte de las fuerzas militares, para que sean
    menos riesgosos e, incluso, inofensivos.

    La Mesa Festiva
    La mesa de Navidad y Año Nuevo, por lo general, se
    convierte en un lugar donde se come y se bebe con desmesura. En
    tal sentido, se retoma la antigua tradición pagana de
    "saturliana", festividad que se celebraba del 17 al 24 de
    diciembre en honor a Saturno, el dios de la agricultura.
    Durante la saturliana se suprimían las diferencias
    sociales y todos los habitantes del imperio romano se
    consideraban iguales. Se llevaban a cabo todo tipo de diversiones
    populares, loterías y juegos de
    azar. Con cantos y mucha alegría, la gente se libera
    momentáneamente de una rígida estructura
    social, y con la ayuda del alcohol,
    lograban confundir sus roles.
    En la actualidad, tanto en Nochebuena como en la Noche Vieja,
    sirven de excusas para que las familias se reúnan en
    torno a la mesa,
    incluidos aquellos miembros que apenas se relacionan entre
    sí o los que viven en lugares alejados. Se preparan
    suculentos platos para celebrarse a sí mismos. En la
    sociedad
    secularizada de nuestros días, la alegría por
    la familia
    unida es el pretexto, quedando eclipsada el verdadero origen de
    este rito familiar: el nacimiento del "niño divino".
    Este panorama festivo se le suma modernos menúes,
    sofisticados, ajenos al espíritu de conmemoración,
    incluso en cada país se han reemplazado algunos platos
    tradicionales por otros, cuya preparación culinaria es
    diferente y es matizada con distintos trucos locales.
    Las comidas típicas se consideran a las nueces;
    jamón cocido; el budín de Navidad (potaje de
    maíz,
    ciruelas y carnes); el pavo como plato central; el pastel de
    Navidad que se prepara con carne picada, frutas y especies; el
    pan dulce que llevan ingredientes con muchas calorías; además de la torta de
    Navidad o duodécima torta, cuya elaboración
    consiste en preparar una mezcla con frutas, especies y azúcar
    que es decorada con estrellas, flores, coronas,
    etcétera.
    Dentro de la amplia gama de comidas se encuentran una variante de
    golosinas típicamente estacionales. El origen de estos
    productos se
    encuentran ligados al significado del trigo y otros granos, que
    tiene una importancia capital para
    la supervivencia humana. Desde épocas paganas, se
    tomó como el regalo más preciado de los dioses,
    simbolizado en el don de la vida y la inmortalidad, "el ciclo
    eterno de la fertilidad representado por el ciclo
    biológico del trigo: grano, siembra, vida, cosecha,
    muerte, grano
    y vuelta a empezar". (Rodríguez, 1997:218)
    Por ello, este acto ritual se sigue repitiendo con el agrado de
    elementos típicos: todas las formas de pan, roscas de
    reyes, garrapiñadas, turrones, entre otras. Los
    símbolos que encierran estos banquetes se remontan a las
    antiguas costumbres, que luego pasaron al cristianismo.
    El "budín de Navidad" y el "pan dulce" provenía de
    la antigua creencia de que los habitantes de un lugar
    podían conservarlo, no sólo como alimento, sino que
    los protegía de muchos males. Con la posterior
    cristianización, los panes eran llevados a la Iglesia para
    su bendición. Después de la consagración,
    cada miembro de la familia
    comía un trozo y el resto lo guardaba para dárselos
    a personas o animales
    enfermos.
    El "roscón de Reyes" es una variante de la "rosca de
    Navidad". Antiguamente, cada rosca contenía la figura de
    un hada. Las hadas representaban un símbolo muy peculiar;
    se la relacionaba con la muerte y
    los muertos, y la prosperidad provenía de ella (cielo,
    muerte/renacimiento),
    siendo un amuleto protector de desgracias. "En el día de
    Reyes, final del ciclo de celebraciones navideñas
    –que incluían el culto a los antepasados muertos en
    las tradiciones precristianas y que, en suma, conmemoran el
    eterno renacimiento de la vida en el tránsito desde el
    invierno a la primavera–, el hada oculta en el
    roscón adquiere mucho sentido, dando a este dulce el
    carácter de "pastel de la suerte" por propiciar la fortuna
    de quien se encuentra la semilla leguminosa en su parte del
    bollo." (Rodríguez, 1997:221)
    Las bebidas tradicionales son el champagne, la sidra, una
    variedad de vinos y el infaltable ponche caliente que es una
    mezcla de azúcar,
    agua caliente,
    zumo de limón, especias, brandy y ron.
    El brindis es otra tradición infaltable; se lo puede
    asociar con la antigua tradición celebrada en honor al
    dios Baco, quien argumentaba: "La sedienta tierra se
    empapa de lluvia, bebe y se alampa para beber más. Las
    plantas chupan de
    la tierra y
    bebiendo sin vado se mantienen verdes y gentiles. El mismo mar…
    se bebe dos veces mil ríos tan caudalosos que desbordan su
    vaso. El afanoso sol –como presumo por su rostro de
    borracho– se bebe el mar. Luego, luna y estrella se beben
    al sol, y al tiempo que beben, danzan su propia luz y
    están de fiesta toda la noche. Nada en natura es sobrio.
    Es un brindis inacabable que va a la redonda, de uno a otro ser".
    (Mitos
    28, 1987:87/88)
    A finales del Siglo XVIII, los brindis comenzaron a adquirir
    solemnidad y se constituyeron como una tradición ritual de
    todos los banquetes y celebraciones. En Navidad, época de
    buenos deseos, el champagne o cava es la bebida festiva por
    excelencia.
    Otra costumbre proveniente de España,
    nacida en el primer tercio del siglo XX, en el ritual central de
    la Noche Vieja, es la conocida como las "doce uvas de la suerte",
    que se invita a comer una por cada repique, con el preludio de
    besos, abrazos y deseos de felicidad para el año que se
    inicia. Si bien, muchos afirman que es una costumbre
    española, otros italiana, lo cierto es que relaciona con
    una antigua tradición judía, en la que se
    obsequiaban a los invitados tantas piezas de fruta de la propia
    cosecha como horas habían pasado juntos. Luego se la
    asoció con la Noche Vieja.

    La Decoración
    La decoración de las casas y todo paseo publico posee
    características rituales. Los adornos con
    coronas de muérdago o pino, campanitas, medias, velas y
    guirnaldas recreaban el ritual solsticial que tenía por
    objeto el "agradecer el regreso del sol, la otra gran fuente de
    calor. Se consideraba prudente hacer algo para agradar al dios
    Sol y asegurar así su regreso el año venidero…"
    (Morris, 1993:41) En esencia, simboliza la perduración de
    la primavera.
    A pesar de que la Iglesia se opuso desde el principio a este
    ritual pagano, luego fue adoptado como parte de la
    celebración, incorporando distintos elementos como los
    ángeles e imágenes
    de los Santos.
    La Corona de Adviento es un símbolo especial compuesto por
    una corona siempre de color verde con 4
    velas: 3 moradas y una rosada.
    Las piñas es un elemento por excelencia, ya que simboliza
    la inmortalidad de la vida vegetal y animal, representa el
    cíclico y eterno retorno de la Naturaleza y expresa la
    eclosión de la vida primaveral y la posibilidad de
    retorno. También las piñas representan un canto de
    esperanza, en cada uno de los acontecimientos, o también,
    si es creyente, el que se espera tras la muerte.
    La planta de muérdago es el heraldo que anuncia al
    espíritu de la Navidad. Los ramilletes de muérdago,
    en forma de coronas, se cuelgan en los marcos de las puertas y
    ventanas de la casas para beneficiarse de buena suerte. Una
    antigua tradición señala que si una muchacha
    soltera recibe un beso debajo del muérdago, al año
    siguiente se casará; si es casada, quedará
    embarazada. También se lo asocia con antiguos rituales
    paganos, siendo la planta elegida por excelencia. A pesar de que
    existen escasas leyendas
    cristianas para evangelizar el simbolismo pagano del
    muérdago, la planta siguió asociada a los
    ancestrales poderes mágicos y a la protección,
    prosperidad y buena suerte.
    Se quiso cambiar la antigua tradición del muérdago,
    porque era considerado como portador de supersticiones y
    reemplazarlo por el acebo, al que se le confirió el
    carácter de "ramo de la suerte"; pero esta función es
    relativamente reciente y carece de base simbólica
    tradicional que la sostenga. La Iglesia prohibió la
    presencia de los muérdagos en los hogares, aduciendo que
    era una costumbre bárbara e idólatra, quiso
    sustituir su presencia con el acebo, ya que según su punto
    de vista "las hojas del acebo recuerdan las espinas de la corona
    de Cristo y sus bayas rojas simbolizan la sangre derramada
    durante su pasión". (Rodríguez, 1997:157)
    A pesar de que muchos cristianos han adoptado al acebo, el
    muérdago sigue siendo irremplazable.
    Los símbolos de los colores son
    diversos, pero se pueden asociar a este ciclo invernal: el
    color verde
    representa a la
    naturaleza, a la vida que aporta su presencia, por eso se lo
    considera como el símbolo de la esperanza. El amarillo es
    el color del sol, del oreo y de las espigas maduras de trigo,
    símbolos poderosos que por excelencia que aseguran
    prosperidad y felicidad. El rojo, color del fuego y de la
    sangre,
    está íntimamente ligado a la vida y también
    está asociado a un simbolismo como expresión del
    amor divino,
    con la generosidad sin límites.
    El color blanco es extremo opuesto del negro aunque ambos
    representen al absoluto; este color significa pureza, inocencia,
    virtud, fe y hasta iluminación. El azul, frío, distante
    y vacío se encuentra representando el límite del
    "otro lado", por eso simboliza el cielo con sus hierogamias.
    En la actualidad, la industria del
    plástico
    si bien ha puesto al alcance de todos estos elementos, en algunos
    casos ha desvirtuado a la tradición por la de adquirir
    objetos utilitarios, con fines decorativos.

    Tarjeta navideña
    Es habitual que se envíe una tarjeta de
    felicitación para las fiestas. Esta costumbre se
    originó en las escuelas inglesas, donde se pedía a
    los estudiantes que escribieran algo que tuviera que ver con la
    temporada navideña, antes de salir de vacaciones de
    invierno y lo enviaran por correo a su casa, con la finalidad de
    que sus padres recibieran un mensaje de navidad.
    Fue en 1843, en inglaterra,
    cuando w. E. Dobson y sir henry cole hicieron las primeras
    tarjetas de
    navidad impresas, que tuvo una tirada de 1.000 ejemplares, con la
    única intención de promocionar las obras de
    arte que
    representaban al nacimiento de jesús, acompañada de
    una frase donde se expresaba felicidad y prosperidad.
    En 1860, thomas nast, creador de la imagen de santa
    claus, organizó la primera venta masiva de
    tarjetas de
    navidad en las que aparecía también impresa la
    frase "feliz navidad".
    Esta práctica se difundió por todo el mundo, y hoy
    se pueden adquirir tarjetas sencillas, dobles, con filigranas,
    brillantinas e
    incluso musicales.

    Navidad blanca
    Otra característica la remarca la presencia de la navidad
    blanca que se refleja en la mayoría de las tarjetas y, en
    general, en todos los productos
    navideños que contienen paisajes invernales, con mucha
    nieve. Esta circunstancia se recrea gracias a la influencia
    literaria ejercida por la obra canción de navidad, de
    charles dickens, publicada en 1843. El escritor inglés
    recordaba que las navidades de su infancia
    siempre fueron nevadas, las que volcó en su libro y, muy
    pronto, se hizo tan famoso que la imagen de la
    navidad blanca se tomó como típica. Se
    popularizó, aún más, cuando en 1943,
    hollywood produjo una película protagonizada por bing
    crosby y fred astaire, cuyo tema central: navidad blanca ganara
    un oscar de la academia.

    El arbolito navideño
    En todas los lugares, la presencia del arbolito de Navidad es
    infaltable. Su origen se remonta a las antiguas creencias de los
    germanos que adoraban al roble. Creían que el mundo y
    todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un
    árbol gigantesco llamado el "divino Idrasil" o el "dios
    Odín", al que le rendían culto cada año y se
    lo decoraba, porque se tenía como creencia que cuando un
    árbol perdía su follaje era porque los
    espíritus lo habían abandonado. Por ello, se lo
    adornaba con papeles, frutas, trozos de vidrio, y
    antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol para que
    los espíritus retornaran en la época primaveral. En
    torno al
    árbol cantaban y danzaban adorando a su dios.
    Con la posterior cristianización, el roble fue remplazo
    por el abeto, ya que al tener forma de triángulo
    personificaba a la Santísima Trinidad, con Dios Padre en
    la cima, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo ocupando ambos
    extremos inferiores. Según la leyenda, San Bonifacio,
    evangelizador de Alemania,
    derribó el árbol que representaba al dios
    Odín, y en el mismo lugar plantó un pino,
    símbolo del amor perenne
    de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole
    un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las
    tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las
    velas representaban a Cristo como Salvador. Esta costumbre se
    difundió por toda Europa en la
    Edad Media y
    con las conquistas y migraciones llegó a América.
    Con el perfeccionamiento de las técnicas
    industriales, se comenzó la fabricación de todo
    tipo de ornamentos, incluso de material plástico.
    También se lo decora con adornos en forma de bolitas, que
    en un principio fueron de vidrio. Esta
    costumbre tiene su origen en Bohenia, Alemania, hace
    más de doscientos años. Los "sopladores de vidrio"
    se entretenían realizando competencias para
    hacer la bola más grande y, entre juego y
    juego,
    éstas eran descartadas. Dicha circunstancia no pasó
    al olvido. Las mujeres, al rescatarlas, decidieron adornar las
    puertas de las casas. Se le dio el nombre de bola espiritual, ya
    que tenía como finalidad la de ahuyentar el mal de ojo.
    "Se explicó que su especial valor
    residía en su reflexión circular que hacía
    que el mal de ojo se viera reflejado en ellas cuando se intentaba
    introducir en las casas, lo cual resultaba intolerable". (Morris,
    1993:121/22)
    Las esferas, para la tradición cristiana, simbolizan las
    oraciones que hacemos durante el periodo de adviento: las azules
    son de arrepentimiento, las plateadas de agradecimiento, las
    doradas de alabanza y las rojas de petición.
    Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino,
    simbolizando la fe y se colocan adornos de diversas figuras, que
    representan las buenas acciones y
    sacrificios, los "regalos"" que le daremos a Jesús en la
    Navidad.
    El juego de luces intermitentes es otro de los elementos
    decorativos. En un comienzo se habían utilizado velas.
    Según la antigua tradición pagana se celebra el
    nacimiento del dios sol en el Año Nuevo. La Iglesia, al
    transformar esta creencia, dijo que como "Cristo era la luz del
    mundo", la llama de la vela simbolizaba su influencia. Asimismo
    se sugería que la brillante luz de la vela simbolizaba a
    la Estrella de Belén.

    El Aguinaldo
    El aguinaldo representa una costumbre generalizada en toda Europa
    cristianizada, extendiéndose a los demás
    países, cuyo origen puede remontarse a antiguas costumbres
    del solsticio de invierno y el comienzo del año en todas
    las culturas de la antigüedad.
    Tradicionalmente, en España,
    han sido los servidores
    públicos y privados, quienes al felicitar por la Navidad a
    los beneficiarios de su labor, se le solicitaba una
    pequeña retribución económica o material.
    Por extensión, los hijos pedían el aguinaldo a sus
    padres y vecinos para época de Navidad o Reyes.
    En la actualidad, no sólo perdura esta costumbre de
    antaño, sino que ha sido oficializada mediante leyes laborales
    para favorecer a todos los trabajadores.
    Otras vías para llegar al aguinaldo se encuentran en las
    llamadas Rifas y las Cestas Navideñas.
    Las Rifas Navideñas son un recurso del azar, una
    afición lúdica que en nuestra cultura no se
    ha dejado de practicar, desde la
    celebración de las Saturnales Romanas.
    Las Cestas Navideñas son una fastuosa vianda indispensable
    para las épocas festivas: turrones, frutas secas,
    conservas, vino, champagne, café,
    embutidos, jamón, y entre ellos una caja de puros habanos.
    Refleja una vieja costumbre conocida como la Sportola de los
    antiguos romanos, que llega hasta nuestros días. De un
    modo involuntario, se lo relacionó con la crisis
    económica. En los años ´60, en vez de que se
    llenaran las canastas con estas dádivas, se las
    ofrecía a las personas carenciadas como "obsequios de
    Navidad". La cesta es, sin duda, la reina de los
    aguinaldos.

    Lotería De Navidad
    Existe una costumbre muy generalizada de vincular una
    celebración religiosa con elementos sociales,
    principalmente, en lo referente al juego. "En alguna medida, la
    lotería de Navidad ha acabado por constituirse en el
    centro de gravedad del significado básico, propiciatorio y
    esperanzador, de los ritos asociados al solsticio de invierno. Al
    mismo tiempo que nuestra sociedad urbana
    fue elevando el uso del dinero a la
    categoría de instrumento básico y todopoderoso para
    la supervivencia, fue variando también el sentido de los
    cultos agrarios propiciatorios dirigidos hacia el divino Sol
    –fuente del renacimiento anual de la vida que posibilita la
    pervivencia humana– o elevados hacia los mitos
    religiosos que de él se derivaron, hasta desviar la
    atención y el deseo hacia otras cosechas,
    como la del dinero
    abundante y salvífico que mana del cielo en forma de
    premio de la lotería." (Rodríguez, 1997:295/96)
    La lotería proviene de antiguas costumbres de las fiestas
    saturnales, como los juegos de
    suerte que consistían en realizar un sorteo. Se
    seleccionaba una varilla de un conjunto, que tenían
    inscripciones acerca del futuro; un niño la extraía
    del cofre y se la daba al peticionante, quien luego de leer el
    texto sagrado,
    interpretaba su mensaje.
    Este sistema fue
    teniendo una amplia difusión, principalmente para los
    cargos públicos, y en el siglo XV fueron cambiados los
    textos por números, llegando así a la
    clásica "lotería de números", en el cual se
    hacía un sorteo público y se controlaban los
    cartones que habían sido repartidos, idea que se
    inspiró de los boletos de rifas del Siglo XIII.
    Es una costumbre mencionar al premio mayor de la lotería
    de Navidad como Gordo. La imagen del llamado "fanático por
    la lotería" o "Enano afortunado", es "una estrafalaria y
    rechoncha figura humana repleta de números y bolas de
    sorteo que, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del
    siglo XIX, figuró impresa en casi todo cuanto tenía
    que ver con la lotería, convirtiéndose en una
    especie de amuleto favorecedor de la serte que animaba a la gente
    a jugar, a intentar realizar sus sueños a través de
    los premios de la lotería. A quien le tocaba compartir la
    suerte de ese gordo afortunado se le arreglaba la vida (o casi);
    tal como viene sucediendo hasta hoy." (Rodríguez,
    1997:303)
    El primer sorteo celebrado en Navidad tuvo lugar en Cádiz,
    el 18 de diciembre de 1812. El billete se vendió en 10
    pesetas y repartió 40.000, una cifra extraordinaria para
    la época.
    La primera vez que apareció la denominación "Sorteo
    de Navidad", que sustituyó a la leyenda habitual de
    "Prósperos de premios", fue en el sorteo del 23 de
    diciembre de 1892, y no figuró impresa en los billetes
    hasta la Navidad de 1837.
    A partir de entonces, el sorteo de Navidad pasó a ser una
    institución popular de gran éxito,
    que se extendió a otras celebraciones: Año Nuevo y
    Reyes. En Argentina, este
    ritual se celebra a partir de la década del ´60.
    Cada año se renueva la esperanza, de un futuro generoso y
    próspero, la puerta de acceso al mundo mágico de la
    suerte.

    Navidad.Com
    Los avances
    tecnológicos no pudieron estar ausentes en la fiesta
    más celebrada por todas las culturas del planeta, que
    reside en razones profundas: una esencia religiosa, social y
    espiritual. En Internet es posible
    reconstruirla gracias a la ayuda de múltiples
    páginas que proliferan en la Web site, que
    recrean las leyendas de
    Papá Noel y los Reyes Magos, se cuentan historias de
    cómo se celebra la Navidad en distintos países del
    mundo, así como también hay páginas de
    distintas culturas reconocidas como grupos
    "anti–Navidad" por motivos varios: algunos tienen un buen
    bagaje de explicaciones racionales y argumentos
    históricos; otros reniegan del espíritu consumista
    que marca a la
    celebración por estos días, y se oponen por puro
    ejercicio de contradecir a la mayoría o son
    lunáticos sin cura.
    También hay una serie dedicada al público infantil
    para que los niños puedan escribirles a Papá Noel o
    a los Reyes Magos, o bien, participen de juegos interactivos:
    seguir la ruta de los Reyes Magos hasta el Portal de
    Belén; se saquen una foto con los Reyes Magos o
    Papá Noel utilizando los recursos del
    escáner, o recrear su imagen a modo de
    caricatura, y luego puedan imprimirlos.
    Como se podrá observar, la tecnología no deja de
    sorprendernos y es un elemento que nos permite una comunicación que sigue estrechando lazos de
    amistad con
    personas de distintos lugares del planeta, ya que se pueden
    enviar tarjetas postales con
    mensajes predefinidos o una salutación personal,
    mediante el correo
    electrónico.

    Partes: 1, 2

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