Indice
1.
Introducción
3. Las
Celebraciones
4. Ritos
Sociales
5. La simbología
noel
6. Rituales
Religiosos
7. Navidad Negra (Black
Sabbath)
8. Casi Una
Conclusión
9. Bibliografía
Consultada
El término Navidad es la
contracción del vocablo latino navitas que significa
"nacimiento". A partir de este concepto, surge
un símbolo muy arraigado y complejo en su estructura. La
Navidad no es
sólo un recuerdo de un suceso histórico.
Constantemente la Liturgia Cristiana subraya que el hecho del
nacimiento de Jesucristo está ordenado a la
Redención, a la Pascua, a la Parusía. Según
la terminología de los antiguos, la Navidad es una
memoria
(misterio), cuyo centro es la muerte y
resurrección de Jesucristo, siempre presente y operante,
como alma de toda celebración litúrgica.
Alrededor de la Liturgia de Navidad se ha formado, en el decurso
de los siglos, una serie de costumbres que han contribuido a
crear un ambiente
festivo en la intimidad de las familias y en las calles de aldeas
y ciudades. Lo más importante de las tradiciones y
costumbres no es sólo el aspecto exterior, sino su
significado interior; se debe conocer por qué y para
qué se llevan a cabo para así poder vivirlas
intensamente. Se recrean: el arbolito, el pesebre, los regalos,
las comidas típicas, la decoración en general, y
los niños
esperan con ansiedad la llegada de Papá Noel y los Reyes
Magos, cuyo origen se remonta a las antiguas costumbres y ritos
que pueden determinarse dentro de un marco histórico, que
es el motivo central del presente ensayo.
Hoy se considera a estas fiestas como las de mayor trascendencia
en todo el mundo; su celebración abarca desde el 25 de
diciembre al 6 de enero, con distintas conmemoraciones, algunas
trasformadas al cristianismo:
la Noche Buena, la Navidad, el Día de los Santos
Inocentes, la Noche Vieja, el Año Nuevo y el Día de
Reyes (Epifanía).
Las fiestas de Navidad se remontan a antiguas costumbres
paganas conocidas como la "adoración del culto
solsticial". El culto solsticial representa la acción del
sol creador, su perduración terrenal mediante el fuego y
su drama celeste: nacimiento del sol, su muerte
aparente y su resurrección. En otras épocas, el 24
de diciembre se celebraba el nacimiento de un dios solar. En
distintos países, toma un nombre diferente: Krisna y Buda
en India, Mitra
en Persia, Horus en Egipto, Apolo
en Grecia,
Bochica entre los Chibchas de Colombia,
Kulkuká entre los Mayas,
Quetzocoalt entre los Aztecas y
Wiracocha entre los Incas. Se
consideran que estos dioses descendieron al Hades (infierno) y
regresaron otra vez llenos de vigor, del mismo modo que lo hace
la Naturaleza con
su renovación periódica de los ciclos estacionales
anuales. Para las diversas costumbres, la Navidad ha representado
el advenimiento de un acontecimiento cósmico por
excelencia, cuyo hecho más trascendente radicaba en
garantizar la supervivencia del hombre pagano
o campesino, del renacimiento
anual de la divinidad salvadora, encarnado en el mito milenario
por excelencia.
El arraigo a este culto no pudo ser desterrado, ya que en cada
celebración participaban los cristianos. A pesar de que
los Evangelios no establecía esa fecha como la del
nacimiento del maestro Jesús, la Iglesia, en un
principio, no lo celebraba. Durante los siglos siguientes, al
comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de
Jesús de una forma clara y diferenciada, algunos
teólogos, basándose en los textos de los
Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6
y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de
mayo y algunas otras. Pero el Papa Fabián (236-250)
decidió terminar con tanta especulación y
calificó de sacrílegos a quienes intentaron
determinar la fecha del nacimiento del nazareno. La Iglesia
Católica de Armenia fijo su nacimiento el 6 de enero,
mientras otras iglesias orientales, egipcios, griegos y
etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8
de enero.
A raíz de este acontecimiento, por disposición del
Papa Julio I, en el Siglo IV, concertó que la Navidad
comenzara el 25 de diciembre y culminara el 6 de enero con la
fiesta de Epifanía. "Los motivos para la innovación están declarados con gran
franqueza por un escritor sirio cristiano: ‘La razón
de que los Padres transfieran la celebración del 6 de
enero al 25 de diciembre fue ésta: era costumbre de los
paganos celebrar en el mismo día 24 de diciembre el
nacimiento del sol, haciendo luminarias como símbolo de la
festividad. En estas fiestas y solemnidades, tomaban parte
también los cristianos. Por esto, cuando los doctores de
la Iglesia se dieron cuenta de que los cristianos tenían
inclinación a esta fiesta, se consultaron y resolvieron
que la verdadera Navidad debería solemnizarse en ese mismo
día, y la fiesta de la Epifanía en el 6 de
enero.’ Por esa razón y continuando la costumbre, se
siguen encendiendo luminarias hasta el día 6… Parece
ser, pues, que la Iglesia Cristiana eligió la
celebración del nacimiento de su fundador el día 25
de diciembre con el objeto de transferir la devoción de
los gentiles del sol al que fue llamado después Sol de la
Rectitud". (Frazer, 1996:414)
A partir de entonces, la Cristiandad celebra el nacimiento de
Jesús de Nazaret. "En un principio, la festividad de la
Navidad tuvo un carácter
humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó
a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta
hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los
templos, los cantos, lecturas, misterios y escenas piadosas que
dieron lugar a representaciones al aire libre del
nacimiento del portal de Belén". (Rodríguez,
1997:20/1)
El Portal De Belén
Aunque la tradición haya marcado que el nacimiento se
produjo en el primer año de la era cristiana, lo cierto es
que no se puede fijar con exactitud su fecha, al igual que el
lugar geográfico donde se produjo.
Existen dos antecedentes biográficos en la Biblia, el de
San Mateo y San Lucas, que situaron dos lugares
geográficos diferentes entre sí: Belén
(Judea) y Nazaret (Galilea), respectivamente.
El lugar de nacimiento sigue siendo, para los expertos, muy
discutido. "Tanto Marcos (Mc 1,9) como Juan (Jn 1,45)
señalaron rotundamente que Jesús era oriundo de
Nazaret (Galilea) y no de Belén (Judea) y Lucas (Lc 2,4)
situó a José y María viviendo en Nazaret
antes del parto."
(Rodríguez, 1997:27/8)
Para la mayoría, situar en Belén su nacimiento,
cuestión remarcada por Mateo, se justificaría, no
porque fuese un hecho cierto, sino que fue necesario para
poder forzar
el cumplimento de las profecías, a fin de otorgar a
Jesús la descendencia davídica (Hijo de David) y
validar el mesianismo que le adjudicaron sus seguidores.
Precisamente, la Iglesia en el Siglo IV, también fijo el
natalicio de Jesús en el año 6 antes de nuestra era
y concertó que el lugar geográfico fuera
Belén.
Existen distintas celebraciones que comprenden una serie
de acontecimientos importantes, entremezclados con matices
paganos y religiosos: Noche Buena, Día de los Santos
Inocentes, Noche Vieja, Año Nuevo y Día de Reyes
(Epifanía).
Noche buena
La noche buena (noche santa) comienza a la caída del sol
del día 24 de diciembre. Los fieles cristianos se preparan
para ver en el cielo la luminaria estrella y, a las doce,
celebran el nacimiento de jesús de nazaret, el salvador,
con cantos y villancicos, tanto en los actos públicos como
en la celebración misa de gallo. Se entremezcla con esta
celebración, la llegada de papá noel que trae
obsequios a los niños y
los disparos de fuegos de artificio.
Día de los santos inocentes
La cristiandad recuerda el 28 de diciembre como el Día de
los Santos Inocentes. Es un hecho que tuvo como protagonista a
Herodes, quien, por venganza, mandó a ejecutar todos los
niños recién nacidos, porque los Magos le
anunciaron la llegada del Salvador, y quedaron en regresar para
informarle el lugar, pero éstos huyeron.
Si bien este hecho histórico no puede precisarse
con exactitud, la fecha no es coincidente, dadas las
contradicciones de los relatos bíblicos, y el tiempo que
tardaron los Reyes Magos –12 días, según la
tradición– para encontrar el pesebre.
En Mateo (2,13-18) se recrea este episodio que es relatado como
un suceso mítico, el que puede proceder de Oriente, tal
vez de la India o de
Egipto,
principalmente, es en este último lugar donde fuera
redactado el Evangelio (Año 90 d.C.). "Parece obvio, por
tanto, que la leyenda de la "persecución y huida"
existía ya previamente en la mítica pagana y que
estaba asociada al destino triunfante de grandes personajes; pero
queda por tratar un argumento de peso para los creyentes, eso es
que dos profetas, Oseas y Jeremías, habían
anunciado este suceso. De hecho, si repasamos el texto de Mateo
(Mt 2,13-18), encontraremos que la verdad del relato se basa en
que viene a dar cumplimiento a lo dicho en Os 11,1 y en Jer
31,15, una presunción que carece de fundamento."
(Rodríguez, 1997:67)
Entonces, "lo que el mito muestra es, de
nuevo, el ciclo estacional de la Naturaleza. El
perseguidor, siempre viejo, terrible y hostil, es la
representación del invierno, que pretende eternizarse para
siempre. El perseguido, recién nacido, es el sol –en
su solsticio hiemal– que promete crecer hacia la primavera,
llenando de dones, esperanza y posibilidad de supervivencia a la
humanidad. Un año tras otro, el Niño Sol vence al
Viejo Invierno desbaratando sus negros propósitos. Esto es
la Navidad." (Rodríguez, 1997:68)
Esta celebración tiene además otras connotaciones
paganas. En este día, se organizan distintas bromas a los
amigos o vecinos despistados. Cuando la broma concluye se expresa
a viva voz: "¡qué la inocencia te valga! Es un deseo
de buen augurio, porque la víctima de la broma aún
conserva la calidez infantil.
Noche Vieja
La noche vieja –para nosotros "Vísperas de
Año Nuevo"– era una celebración consideraba
como la "noche de los oráculos". Una antigua
tradición señala que echando unas gotas de plomo
fundido en el agua, las
solteras podían descubrir la profesión y el nombre
del futuro pretendiente; también si arrojaban un zapato
por el aire
podían saber la dirección en que llegaría. Una
tradición reciente se entremezcla con esta
celebración, la de "las doce uvas de la
suerte".
Año Nuevo
El Año Nuevo tiene como antecedente histórico la
creencia, desde los tiempos míticos, de que cada
año se reclama "una reparación, una
renovación y una reafirmación periódicas…
En ocasión del nuevo año, los inmortales son
considerados como sí estuvieran de nuevo sobre la tierra…
Simbólicamente, pues, el mundo comienza cada año:
los inmortales lo hacen estable, sano, rico, santificado, tal
como era en el comienzo de los tiempos. En ocasión de la
fiesta del año nuevo, se reitera el paso del caos al
cosmos, se repite en el presente la cosmogonía… Se trata
de una costumbre análoga con la de ‘fijación
de las suertes’ del nuevo año babilónico, que
se transmite hasta nuestro tiempo en las
ceremonias del Día del Año". Cada año nuevo
se "repite siempre el acto cosmogónico por lo que los
‘doce días’ que separan Navidad de la
Epifanía, se consideran todavía en la actualidad
como una prefiguración de los doce meses del año".
(Eliade, 1991:191/2)
Para la tradición cristiana, el Año Nuevo, es el
día de la Circuncisión de Jesús, y la
Solemnidad de María, Madre de Dios, y los doce días
que abarca la Navidad, se considera el tiempo en que tardaron los
Reyes Magos para encontrar el pesebre. En el Año 2000, se
añadió la celebración del nuevo siglo y el
nuevo milenio.
Día De Reyes (Epifanía)
El Día de Reyes (Epifanía) es una
celebración que el cristianismo
había adoptado desde el Siglo II y que aún
continúa vigente. Las primeras celebraciones eran de
carácter formal, porque coincidía
con el natalicio de Jesús, en el que también se
celebra su bautismo y su primer milagro. Los Reyes Magos, para la
concepción Cristiana, son considerados santos.
A partir del siglo XVIII, esta fecha toma carácter de
infantil, cuya finalidad fue la de competir con la muy
establecida tradición de San Nicolás.
Los Reyes Magos no trajeron juguetes hasta mediados del siglo
XIX, sino que, con anterioridad, sus regalos consistían en
elementos de la vida cotidiana: alimentos, ropa,
calzados, etc.
La tradición mantenida hasta el presente consiste en que
los niños pongan sus zapatos limpios en la puerta de
entrada o ventanas, con una cartita, y se les provea a los
camellos de pasto y agua. En
agradecimiento, los Reyes Magos depositan sus obsequios. Si no
pueden cumplir con el pedido, le dejan otra cartita muy tierna:
"Los Reyes Magos son pobres, pero te dejamos otro regalito que te
va a encantar".
En la actualidad, los Reyes Magos traen juguetes y golosinas a
todos los niños y se organizan festivales de los
más diversos, con características muy particulares: los Reyes
Magos no sólo vienen en camellos, sino también a
caballo, en moto o en la lancha, según la zona a la que
arriban.
También en distintos países se tiene por costumbre
que los niños, munidos de alcancías, pidan su
aguinaldo a las personas adultas: "Me da mis Santos Reyes", es
la consigna.
Una serie de ritos sociales se practican en estas
celebraciones; algunos se remontan a las antiguas costumbres
paganas, pero ahora están camufladas con un nuevo ropaje
simbólico cristiano.
Los regalos
Hacer regalos es una costumbre, heredada del neolítico,
que tenía ciertos matices singulares en las fiestas del
culto solsticial. Cada regalo era ofrecido a cambio de
otro. Si no se cumplía el intercambio, la persona que lo
recibía podía tener malos augurios.
En un principio, la iglesia se había opuesto, pero como no
pudo desterrar esta costumbre fue reemplazada por la que
existía en roma el
día primero del año, llamada estrenas. Al
principio, se simbolizaba que era el niño jesús
quien ofrecía los regalos, y más adelante,
serían los reyes magos quienes distribuyeran los dones, y
como tal, debían nacer del corazón,
dádivas generosas sin pedir nada a cambio.
En la actualidad, el intercambio de obsequios estrecha lazos
afectivos entre familiares y amigos.
Fuegos de artificio
Otra de las costumbres más generalizadas en esta
celebración consiste en disparar fuegos de artificio,
sonar campanas, sirenas, disparos de escopetas y gritos.
El origen de celebrar con disparos de fuegos de artificio y mucho
ruido data de
una antigua tradición china que
simboliza "la magia imitativa que asegura la provisión de
luz y calor del sol
y su finalidad es la de ser purificadora, ya que logra la
destrucción de las fuerzas del mal". (Cirlot,
1992:210)
También se debe destacar que los artefactos
pirotécnicos fueron inventados a partir de una observación muy particular, como el caso de
los cracker, que aun hoy se comercialización en los países de
Europa, tal como
su inventor Tom Smith, lo creara en 1840.
Smith conocía la costumbre china de
incluir en los caramelos algunas frases. A partir de allí
surge los bombons pasando a formar parte de una golosina por
excelencia. Del bombón tradicional pasó al cracker.
Tom Smith, por un accidente casero que provocó la
estampida de un madero, se le ocurrió hacer los primeros
bombones con estampidos, pero le puso otro nombre: Cosaques, pero
para comienzos de 1880 fue suplantado por el nombre más
común de cracker.
Debido a que esta costumbre está fuertemente arraigada en
la cultura
popular, es casi imposible que pueda ser prohibida, a pesar de
los accidentes que
provoca el mal uso de la pirotecnia. En la actualidad, la
comercialización de estos elementos hace
previsible un control,
principalmente por parte de las fuerzas militares, para que sean
menos riesgosos e, incluso, inofensivos.
La Mesa Festiva
La mesa de Navidad y Año Nuevo, por lo general, se
convierte en un lugar donde se come y se bebe con desmesura. En
tal sentido, se retoma la antigua tradición pagana de
"saturliana", festividad que se celebraba del 17 al 24 de
diciembre en honor a Saturno, el dios de la agricultura.
Durante la saturliana se suprimían las diferencias
sociales y todos los habitantes del imperio romano se
consideraban iguales. Se llevaban a cabo todo tipo de diversiones
populares, loterías y juegos de
azar. Con cantos y mucha alegría, la gente se libera
momentáneamente de una rígida estructura
social, y con la ayuda del alcohol,
lograban confundir sus roles.
En la actualidad, tanto en Nochebuena como en la Noche Vieja,
sirven de excusas para que las familias se reúnan en
torno a la mesa,
incluidos aquellos miembros que apenas se relacionan entre
sí o los que viven en lugares alejados. Se preparan
suculentos platos para celebrarse a sí mismos. En la
sociedad
secularizada de nuestros días, la alegría por
la familia
unida es el pretexto, quedando eclipsada el verdadero origen de
este rito familiar: el nacimiento del "niño divino".
Este panorama festivo se le suma modernos menúes,
sofisticados, ajenos al espíritu de conmemoración,
incluso en cada país se han reemplazado algunos platos
tradicionales por otros, cuya preparación culinaria es
diferente y es matizada con distintos trucos locales.
Las comidas típicas se consideran a las nueces;
jamón cocido; el budín de Navidad (potaje de
maíz,
ciruelas y carnes); el pavo como plato central; el pastel de
Navidad que se prepara con carne picada, frutas y especies; el
pan dulce que llevan ingredientes con muchas calorías; además de la torta de
Navidad o duodécima torta, cuya elaboración
consiste en preparar una mezcla con frutas, especies y azúcar
que es decorada con estrellas, flores, coronas,
etcétera.
Dentro de la amplia gama de comidas se encuentran una variante de
golosinas típicamente estacionales. El origen de estos
productos se
encuentran ligados al significado del trigo y otros granos, que
tiene una importancia capital para
la supervivencia humana. Desde épocas paganas, se
tomó como el regalo más preciado de los dioses,
simbolizado en el don de la vida y la inmortalidad, "el ciclo
eterno de la fertilidad representado por el ciclo
biológico del trigo: grano, siembra, vida, cosecha,
muerte, grano
y vuelta a empezar". (Rodríguez, 1997:218)
Por ello, este acto ritual se sigue repitiendo con el agrado de
elementos típicos: todas las formas de pan, roscas de
reyes, garrapiñadas, turrones, entre otras. Los
símbolos que encierran estos banquetes se remontan a las
antiguas costumbres, que luego pasaron al cristianismo.
El "budín de Navidad" y el "pan dulce" provenía de
la antigua creencia de que los habitantes de un lugar
podían conservarlo, no sólo como alimento, sino que
los protegía de muchos males. Con la posterior
cristianización, los panes eran llevados a la Iglesia para
su bendición. Después de la consagración,
cada miembro de la familia
comía un trozo y el resto lo guardaba para dárselos
a personas o animales
enfermos.
El "roscón de Reyes" es una variante de la "rosca de
Navidad". Antiguamente, cada rosca contenía la figura de
un hada. Las hadas representaban un símbolo muy peculiar;
se la relacionaba con la muerte y
los muertos, y la prosperidad provenía de ella (cielo,
muerte/renacimiento),
siendo un amuleto protector de desgracias. "En el día de
Reyes, final del ciclo de celebraciones navideñas
–que incluían el culto a los antepasados muertos en
las tradiciones precristianas y que, en suma, conmemoran el
eterno renacimiento de la vida en el tránsito desde el
invierno a la primavera–, el hada oculta en el
roscón adquiere mucho sentido, dando a este dulce el
carácter de "pastel de la suerte" por propiciar la fortuna
de quien se encuentra la semilla leguminosa en su parte del
bollo." (Rodríguez, 1997:221)
Las bebidas tradicionales son el champagne, la sidra, una
variedad de vinos y el infaltable ponche caliente que es una
mezcla de azúcar,
agua caliente,
zumo de limón, especias, brandy y ron.
El brindis es otra tradición infaltable; se lo puede
asociar con la antigua tradición celebrada en honor al
dios Baco, quien argumentaba: "La sedienta tierra se
empapa de lluvia, bebe y se alampa para beber más. Las
plantas chupan de
la tierra y
bebiendo sin vado se mantienen verdes y gentiles. El mismo mar…
se bebe dos veces mil ríos tan caudalosos que desbordan su
vaso. El afanoso sol –como presumo por su rostro de
borracho– se bebe el mar. Luego, luna y estrella se beben
al sol, y al tiempo que beben, danzan su propia luz y
están de fiesta toda la noche. Nada en natura es sobrio.
Es un brindis inacabable que va a la redonda, de uno a otro ser".
(Mitos Nº
28, 1987:87/88)
A finales del Siglo XVIII, los brindis comenzaron a adquirir
solemnidad y se constituyeron como una tradición ritual de
todos los banquetes y celebraciones. En Navidad, época de
buenos deseos, el champagne o cava es la bebida festiva por
excelencia.
Otra costumbre proveniente de España,
nacida en el primer tercio del siglo XX, en el ritual central de
la Noche Vieja, es la conocida como las "doce uvas de la suerte",
que se invita a comer una por cada repique, con el preludio de
besos, abrazos y deseos de felicidad para el año que se
inicia. Si bien, muchos afirman que es una costumbre
española, otros italiana, lo cierto es que relaciona con
una antigua tradición judía, en la que se
obsequiaban a los invitados tantas piezas de fruta de la propia
cosecha como horas habían pasado juntos. Luego se la
asoció con la Noche Vieja.
La Decoración
La decoración de las casas y todo paseo publico posee
características rituales. Los adornos con
coronas de muérdago o pino, campanitas, medias, velas y
guirnaldas recreaban el ritual solsticial que tenía por
objeto el "agradecer el regreso del sol, la otra gran fuente de
calor. Se consideraba prudente hacer algo para agradar al dios
Sol y asegurar así su regreso el año venidero…"
(Morris, 1993:41) En esencia, simboliza la perduración de
la primavera.
A pesar de que la Iglesia se opuso desde el principio a este
ritual pagano, luego fue adoptado como parte de la
celebración, incorporando distintos elementos como los
ángeles e imágenes
de los Santos.
La Corona de Adviento es un símbolo especial compuesto por
una corona siempre de color verde con 4
velas: 3 moradas y una rosada.
Las piñas es un elemento por excelencia, ya que simboliza
la inmortalidad de la vida vegetal y animal, representa el
cíclico y eterno retorno de la Naturaleza y expresa la
eclosión de la vida primaveral y la posibilidad de
retorno. También las piñas representan un canto de
esperanza, en cada uno de los acontecimientos, o también,
si es creyente, el que se espera tras la muerte.
La planta de muérdago es el heraldo que anuncia al
espíritu de la Navidad. Los ramilletes de muérdago,
en forma de coronas, se cuelgan en los marcos de las puertas y
ventanas de la casas para beneficiarse de buena suerte. Una
antigua tradición señala que si una muchacha
soltera recibe un beso debajo del muérdago, al año
siguiente se casará; si es casada, quedará
embarazada. También se lo asocia con antiguos rituales
paganos, siendo la planta elegida por excelencia. A pesar de que
existen escasas leyendas
cristianas para evangelizar el simbolismo pagano del
muérdago, la planta siguió asociada a los
ancestrales poderes mágicos y a la protección,
prosperidad y buena suerte.
Se quiso cambiar la antigua tradición del muérdago,
porque era considerado como portador de supersticiones y
reemplazarlo por el acebo, al que se le confirió el
carácter de "ramo de la suerte"; pero esta función es
relativamente reciente y carece de base simbólica
tradicional que la sostenga. La Iglesia prohibió la
presencia de los muérdagos en los hogares, aduciendo que
era una costumbre bárbara e idólatra, quiso
sustituir su presencia con el acebo, ya que según su punto
de vista "las hojas del acebo recuerdan las espinas de la corona
de Cristo y sus bayas rojas simbolizan la sangre derramada
durante su pasión". (Rodríguez, 1997:157)
A pesar de que muchos cristianos han adoptado al acebo, el
muérdago sigue siendo irremplazable.
Los símbolos de los colores son
diversos, pero se pueden asociar a este ciclo invernal: el
color verde
representa a la
naturaleza, a la vida que aporta su presencia, por eso se lo
considera como el símbolo de la esperanza. El amarillo es
el color del sol, del oreo y de las espigas maduras de trigo,
símbolos poderosos que por excelencia que aseguran
prosperidad y felicidad. El rojo, color del fuego y de la
sangre,
está íntimamente ligado a la vida y también
está asociado a un simbolismo como expresión del
amor divino,
con la generosidad sin límites.
El color blanco es extremo opuesto del negro aunque ambos
representen al absoluto; este color significa pureza, inocencia,
virtud, fe y hasta iluminación. El azul, frío, distante
y vacío se encuentra representando el límite del
"otro lado", por eso simboliza el cielo con sus hierogamias.
En la actualidad, la industria del
plástico
si bien ha puesto al alcance de todos estos elementos, en algunos
casos ha desvirtuado a la tradición por la de adquirir
objetos utilitarios, con fines decorativos.
Tarjeta navideña
Es habitual que se envíe una tarjeta de
felicitación para las fiestas. Esta costumbre se
originó en las escuelas inglesas, donde se pedía a
los estudiantes que escribieran algo que tuviera que ver con la
temporada navideña, antes de salir de vacaciones de
invierno y lo enviaran por correo a su casa, con la finalidad de
que sus padres recibieran un mensaje de navidad.
Fue en 1843, en inglaterra,
cuando w. E. Dobson y sir henry cole hicieron las primeras
tarjetas de
navidad impresas, que tuvo una tirada de 1.000 ejemplares, con la
única intención de promocionar las obras de
arte que
representaban al nacimiento de jesús, acompañada de
una frase donde se expresaba felicidad y prosperidad.
En 1860, thomas nast, creador de la imagen de santa
claus, organizó la primera venta masiva de
tarjetas de
navidad en las que aparecía también impresa la
frase "feliz navidad".
Esta práctica se difundió por todo el mundo, y hoy
se pueden adquirir tarjetas sencillas, dobles, con filigranas,
brillantinas e
incluso musicales.
Navidad blanca
Otra característica la remarca la presencia de la navidad
blanca que se refleja en la mayoría de las tarjetas y, en
general, en todos los productos
navideños que contienen paisajes invernales, con mucha
nieve. Esta circunstancia se recrea gracias a la influencia
literaria ejercida por la obra canción de navidad, de
charles dickens, publicada en 1843. El escritor inglés
recordaba que las navidades de su infancia
siempre fueron nevadas, las que volcó en su libro y, muy
pronto, se hizo tan famoso que la imagen de la
navidad blanca se tomó como típica. Se
popularizó, aún más, cuando en 1943,
hollywood produjo una película protagonizada por bing
crosby y fred astaire, cuyo tema central: navidad blanca ganara
un oscar de la academia.
El arbolito navideño
En todas los lugares, la presencia del arbolito de Navidad es
infaltable. Su origen se remonta a las antiguas creencias de los
germanos que adoraban al roble. Creían que el mundo y
todos los astros estaban sostenidos pendiendo de las ramas de un
árbol gigantesco llamado el "divino Idrasil" o el "dios
Odín", al que le rendían culto cada año y se
lo decoraba, porque se tenía como creencia que cuando un
árbol perdía su follaje era porque los
espíritus lo habían abandonado. Por ello, se lo
adornaba con papeles, frutas, trozos de vidrio, y
antorchas que representaban a las estrellas, la luna y el sol para que
los espíritus retornaran en la época primaveral. En
torno al
árbol cantaban y danzaban adorando a su dios.
Con la posterior cristianización, el roble fue remplazo
por el abeto, ya que al tener forma de triángulo
personificaba a la Santísima Trinidad, con Dios Padre en
la cima, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo ocupando ambos
extremos inferiores. Según la leyenda, San Bonifacio,
evangelizador de Alemania,
derribó el árbol que representaba al dios
Odín, y en el mismo lugar plantó un pino,
símbolo del amor perenne
de Dios y lo adornó con manzanas y velas, dándole
un simbolismo cristiano: las manzanas representaban las
tentaciones, el pecado original y los pecados de los hombres; las
velas representaban a Cristo como Salvador. Esta costumbre se
difundió por toda Europa en la
Edad Media y
con las conquistas y migraciones llegó a América.
Con el perfeccionamiento de las técnicas
industriales, se comenzó la fabricación de todo
tipo de ornamentos, incluso de material plástico.
También se lo decora con adornos en forma de bolitas, que
en un principio fueron de vidrio. Esta
costumbre tiene su origen en Bohenia, Alemania, hace
más de doscientos años. Los "sopladores de vidrio"
se entretenían realizando competencias para
hacer la bola más grande y, entre juego y
juego,
éstas eran descartadas. Dicha circunstancia no pasó
al olvido. Las mujeres, al rescatarlas, decidieron adornar las
puertas de las casas. Se le dio el nombre de bola espiritual, ya
que tenía como finalidad la de ahuyentar el mal de ojo.
"Se explicó que su especial valor
residía en su reflexión circular que hacía
que el mal de ojo se viera reflejado en ellas cuando se intentaba
introducir en las casas, lo cual resultaba intolerable". (Morris,
1993:121/22)
Las esferas, para la tradición cristiana, simbolizan las
oraciones que hacemos durante el periodo de adviento: las azules
son de arrepentimiento, las plateadas de agradecimiento, las
doradas de alabanza y las rojas de petición.
Se acostumbra poner una estrella en la punta del pino,
simbolizando la fe y se colocan adornos de diversas figuras, que
representan las buenas acciones y
sacrificios, los "regalos"" que le daremos a Jesús en la
Navidad.
El juego de luces intermitentes es otro de los elementos
decorativos. En un comienzo se habían utilizado velas.
Según la antigua tradición pagana se celebra el
nacimiento del dios sol en el Año Nuevo. La Iglesia, al
transformar esta creencia, dijo que como "Cristo era la luz del
mundo", la llama de la vela simbolizaba su influencia. Asimismo
se sugería que la brillante luz de la vela simbolizaba a
la Estrella de Belén.
El Aguinaldo
El aguinaldo representa una costumbre generalizada en toda Europa
cristianizada, extendiéndose a los demás
países, cuyo origen puede remontarse a antiguas costumbres
del solsticio de invierno y el comienzo del año en todas
las culturas de la antigüedad.
Tradicionalmente, en España,
han sido los servidores
públicos y privados, quienes al felicitar por la Navidad a
los beneficiarios de su labor, se le solicitaba una
pequeña retribución económica o material.
Por extensión, los hijos pedían el aguinaldo a sus
padres y vecinos para época de Navidad o Reyes.
En la actualidad, no sólo perdura esta costumbre de
antaño, sino que ha sido oficializada mediante leyes laborales
para favorecer a todos los trabajadores.
Otras vías para llegar al aguinaldo se encuentran en las
llamadas Rifas y las Cestas Navideñas.
Las Rifas Navideñas son un recurso del azar, una
afición lúdica que en nuestra cultura no se
ha dejado de practicar, desde la
celebración de las Saturnales Romanas.
Las Cestas Navideñas son una fastuosa vianda indispensable
para las épocas festivas: turrones, frutas secas,
conservas, vino, champagne, café,
embutidos, jamón, y entre ellos una caja de puros habanos.
Refleja una vieja costumbre conocida como la Sportola de los
antiguos romanos, que llega hasta nuestros días. De un
modo involuntario, se lo relacionó con la crisis
económica. En los años ´60, en vez de que se
llenaran las canastas con estas dádivas, se las
ofrecía a las personas carenciadas como "obsequios de
Navidad". La cesta es, sin duda, la reina de los
aguinaldos.
Lotería De Navidad
Existe una costumbre muy generalizada de vincular una
celebración religiosa con elementos sociales,
principalmente, en lo referente al juego. "En alguna medida, la
lotería de Navidad ha acabado por constituirse en el
centro de gravedad del significado básico, propiciatorio y
esperanzador, de los ritos asociados al solsticio de invierno. Al
mismo tiempo que nuestra sociedad urbana
fue elevando el uso del dinero a la
categoría de instrumento básico y todopoderoso para
la supervivencia, fue variando también el sentido de los
cultos agrarios propiciatorios dirigidos hacia el divino Sol
–fuente del renacimiento anual de la vida que posibilita la
pervivencia humana– o elevados hacia los mitos
religiosos que de él se derivaron, hasta desviar la
atención y el deseo hacia otras cosechas,
como la del dinero
abundante y salvífico que mana del cielo en forma de
premio de la lotería." (Rodríguez, 1997:295/96)
La lotería proviene de antiguas costumbres de las fiestas
saturnales, como los juegos de
suerte que consistían en realizar un sorteo. Se
seleccionaba una varilla de un conjunto, que tenían
inscripciones acerca del futuro; un niño la extraía
del cofre y se la daba al peticionante, quien luego de leer el
texto sagrado,
interpretaba su mensaje.
Este sistema fue
teniendo una amplia difusión, principalmente para los
cargos públicos, y en el siglo XV fueron cambiados los
textos por números, llegando así a la
clásica "lotería de números", en el cual se
hacía un sorteo público y se controlaban los
cartones que habían sido repartidos, idea que se
inspiró de los boletos de rifas del Siglo XIII.
Es una costumbre mencionar al premio mayor de la lotería
de Navidad como Gordo. La imagen del llamado "fanático por
la lotería" o "Enano afortunado", es "una estrafalaria y
rechoncha figura humana repleta de números y bolas de
sorteo que, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del
siglo XIX, figuró impresa en casi todo cuanto tenía
que ver con la lotería, convirtiéndose en una
especie de amuleto favorecedor de la serte que animaba a la gente
a jugar, a intentar realizar sus sueños a través de
los premios de la lotería. A quien le tocaba compartir la
suerte de ese gordo afortunado se le arreglaba la vida (o casi);
tal como viene sucediendo hasta hoy." (Rodríguez,
1997:303)
El primer sorteo celebrado en Navidad tuvo lugar en Cádiz,
el 18 de diciembre de 1812. El billete se vendió en 10
pesetas y repartió 40.000, una cifra extraordinaria para
la época.
La primera vez que apareció la denominación "Sorteo
de Navidad", que sustituyó a la leyenda habitual de
"Prósperos de premios", fue en el sorteo del 23 de
diciembre de 1892, y no figuró impresa en los billetes
hasta la Navidad de 1837.
A partir de entonces, el sorteo de Navidad pasó a ser una
institución popular de gran éxito,
que se extendió a otras celebraciones: Año Nuevo y
Reyes. En Argentina, este
ritual se celebra a partir de la década del ´60.
Cada año se renueva la esperanza, de un futuro generoso y
próspero, la puerta de acceso al mundo mágico de la
suerte.
Navidad.Com
Los avances
tecnológicos no pudieron estar ausentes en la fiesta
más celebrada por todas las culturas del planeta, que
reside en razones profundas: una esencia religiosa, social y
espiritual. En Internet es posible
reconstruirla gracias a la ayuda de múltiples
páginas que proliferan en la Web site, que
recrean las leyendas de
Papá Noel y los Reyes Magos, se cuentan historias de
cómo se celebra la Navidad en distintos países del
mundo, así como también hay páginas de
distintas culturas reconocidas como grupos
"anti–Navidad" por motivos varios: algunos tienen un buen
bagaje de explicaciones racionales y argumentos
históricos; otros reniegan del espíritu consumista
que marca a la
celebración por estos días, y se oponen por puro
ejercicio de contradecir a la mayoría o son
lunáticos sin cura.
También hay una serie dedicada al público infantil
para que los niños puedan escribirles a Papá Noel o
a los Reyes Magos, o bien, participen de juegos interactivos:
seguir la ruta de los Reyes Magos hasta el Portal de
Belén; se saquen una foto con los Reyes Magos o
Papá Noel utilizando los recursos del
escáner, o recrear su imagen a modo de
caricatura, y luego puedan imprimirlos.
Como se podrá observar, la tecnología no deja de
sorprendernos y es un elemento que nos permite una comunicación que sigue estrechando lazos de
amistad con
personas de distintos lugares del planeta, ya que se pueden
enviar tarjetas postales con
mensajes predefinidos o una salutación personal,
mediante el correo
electrónico.
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