INTRODUCCIÓN
En los albores del siglo XX, la escritura al tacto era considerada como un recurso fundamental. Escribir mecánicamente implicaba emplear el método[1]científico del tacto para que los dedos de las manos encuentren por sí solos las teclas correspondientes, y se pueda trabajar sin cansancio, durante varias horas seguidas.
Con el tiempo, el estudio de la mecanografía[2]fue instituido como una práctica comercial de avanzada, hasta ser incorporado como materia específica en los programas oficiales de las Escuelas de Comercio.
El ritmo vertiginoso que se experimenta en la actualidad, con una serie de cambios en el ámbito tecnológico, fue la causal para que no se le diera la importancia necesaria y se sustituyera su aplicación efectiva; pero, en la práctica, ha quedado demostrado que se necesita escribir con corrección, sin pérdida de tiempo.
En computación,[3] lo que se ha logrado es un ensamble de distintos sistemas básicos. En cuanto al teclado, no difiere de su antecesor (la máquina de escribir) con algunos agregados de teclas que optimizan otras funciones.[4]
En vista de que en computación se le da prioridad a la utilización de software en el proceso de diseño, sería oportuno reflexionar acerca de los beneficios que se obtendrían con la utilización de un sistema de escritura al tacto para el ingreso de datos.[5] El tiempo que demanda al operador esta función primaria, insustituible por el momento, es del 80 %, lo que supone que el restante (20%) es aplicado a la faz de diseño, producción estética e impresión.
Comparándolo con el anterior sistema de escritura se puede comprobar sus diferencias: en máquinas mecánicas se escribe a razón de 50 PPM (palabras por minuto); en eléctricas se llega a una velocidad promedio de 70 PPM; y en computación se puede optimizar un promedio de 90 PPM, dado que un programa de procesador de texto permite organizar alineaciones automáticas de renglones, sangrías de primera línea y el salto de página interactivo.
El método científico de escritura al tacto es un estudio complejo, mediante un riguroso esquema de aprendizaje para el adiestramiento gradual de los dedos. Este método se lo ha denominado "pandactilar" (del griego: Pan = todo y Daktil = dedo), lo que haría pensar que se emplean todos los dedos, cuando en realidad sólo se usan para digitar cuatro de cada mano: índice, mayor, anular y meñique; los pulgares, únicamente, para el movimiento del espaciador, y en esta tarea, generalmente, se aplica uno de ellos: el derecho, o bien, para los zurdos, el izquierdo.
Los objetivos de este sistema se pueden esbozar de la siguiente manera:
1) Un ahorro considerable de tiempo en el copiado del texto.
2) Se asegura una escritura correcta, ya que al utilizar los dedos de ambas manos permite cometer menos errores.
3) La fatiga dactilar es inferior: El dactilógrafo[6]está preocupado por la transcripción del texto y no por la ubicación de las teclas.
Interesa remarcar aquí de qué manera se puede adquirir una sistematización o mecanización táctil, el modo en que un sujeto debe comportarse ante el objeto y de qué manera construye su conocimiento del objeto, hasta lograr una interrelación. Es necesario, entonces, sectorizar distintos aspectos para aplicar los Procesos Psicológicos Superiores (PPS): percepción, imaginación, memoria, entre otros.
Este ensayo se encuentra dividido en tres partes a saber: en la primera se describen las preliminares, es decir, el objeto del conocimiento, los ejercicios a aplicar y la actitud táctil (dígito motriz); en la segunda se detalla cómo es el proceso de la percepción; y en la tercera parte, el proceso intelectual, donde se explica cómo se recrean las acciones.
PRELIMINARES
Este capítulo, denominado preliminares, acentúa tres aspectos básicos a tener en cuenta: el teclado, los ejercicios y la actitud táctil (dígito–motriz).
EL TECLADO
El teclado es un aparato situado en la parte inferior de la cara anterior de la máquina de escribir y está formado por varias filas de teclas. No difiere del de una computadora en cuanto a su disposición. Pueden variar en sus formas: los de máquinas de escribir, rectos, y los de computadora: rectos o ergonométricos.[7]
Las hileras de teclas se pueden clasificar en: 1) Superior o numeral: contienen números. 2) Dominante: se encuentran ubicada cuatro de las vocales, lo que hace que sea empleada para escribir casi todas las palabras. 3) Fila central, normal o guía: se ubica en el centro y en ella se apoyan los dedos para comenzar a escribir.[8] 4) Fila inferior: denominada de este modo por el lugar que ocupa en el teclado.
En cada fila se hallan dispuestas las letras del alfabeto, acordes con una norma norteamericana: desde el centro hacia la periferia (derecha–izquierda) se incluyen las teclas utilizadas con más frecuencia hasta llegar a la de menor uso; por ello, la letra "Ñ" en los teclados se incorpora al lado de la "L". En la fila inferior derecha, los símbolos incorporados después de las letras "M" y "N" varían.[9]
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