- Resumen
- La Mentira y la Verdad.
Consideraciones generales - La mentira en la perspectiva
semiótica - Mentira y
retórica - Mentira y
Sociedad - La mentira desde la perspectiva
del tratadista (Mentira y hombres de
estado) - Platón
- Maquiavelo
- Rousseau
- M.
Foucault - Hannah
Arendt - La mentira y el Estado
(Legitimación de la mentira: mentira y hombres de
Estado) - Consideraciones
finales - Bibliografía
Quien hoy pretenda combatir la mentira y la Ignorancia
y escribir la verdad, debe superar, cuando menos cinco
dificultades. Debe tener el VALOR de
escribir la verdad, aunque en todas partes la sofoquen; la
sagacidad de reconocerla, aunque en todas partes la desfiguren;
el arte de hacerla
manejable como arma; el jucio de escoger aquellos en cuyas
manos resultará más eficaz; la maña de
propagarla entre estos. (B. Brecht, 1977:5)
La mentira o "deliberada negación de la verdad
fáctica" como es definida por Hannah Arendt (1973) ha
sido, más que un arma, una herramienta en manos de los
hombres a cargo de la dirección política –y
religiosa- de las sociedades,
sin importar el momento histórico ni el grado de
complejidad o desarrollo en
que estas se encuentren. En este ensayo trato
de hacer un breve recorrido por el pensamiento de
algunos importantes tratadistas del manejo de la cosa
pública, desde Platón
hasta Hanah Arendt, destacando de su pensamiento
aquellos pasajes en los cuales han tomado alguna posición
en relación con el uso de la mentira como una herramienta
eficaz para la
administración del estado.
¿Empezamos mintiéndonos?
Al introducir el desarrollo del
tema estimo necesario plantear mi posición en torno al
título descriptivo del mismo, particularmente en lo que se
refiere a lo de "sociedades
complejas".Considero que el carácter
de "complejo" que frecuentemente atribuimos a unos
grupos
humanos, en detrimento de otros a los que, en oposición,
denominamos "simples", no es más que un producto de
nuestra racionalidad, antes que de la naturaleza
específica de los grupos a los que
damos esa calificación. Simple o complejo no son
categorías analíticas , son apenas conceptos
–casi que me atrevo a decir "solo palabras"- cuya
utilización depende exclusivamente de una forma
etnocéntrica de observar la alteridad, típica de
nuestra formación occidentalizada, que nos
enseñó -entre tantas otra cosas- a ver la
inferioridad del otro comparada con los avances de nuestra propia
cultura, de la
misma manera que nos ha enseñado a hacer comparaciones
estimando solamente aquellos parámetros que a nuestro
juicio son válidos para el fin propuesto y de las que
resultan clasificaciones, casi siempre arbitrarias, entre
inferior y superior, bonito y feo, bueno y malo, bárbaro y
civilizado, simple y complejo, etcétera.
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