Indice
1.
Presentación.
2. Las categorías y los discursos
teóricos desde la perspectiva
Dialéctico-Crítica.
3. Enrique Leff y la categoría
racionalidad.
4. Fuentes de
información
En la actualidad, los programas de
maestría pueden estar enfocados a la formación de
especialistas en un campo del saber, de profesores, o bien de
investigadores, siendo la primera la que domina a nivel nacional,
sin embargo, esto no quiere decir que los otros dos enfoques no
sean importantes, sino por el contrario, son tan importantes como
el primero.
Particularizando en el enfoque a la formación de
investigadores, es importante mencionar que para que un sujeto se
forme como investigador es necesario hacer una revisión
bien dirigida hacia los principales sistemas
filosóficos vigentes que apoyan los procesos
investigativos, esto con el fin de elegir uno de ellos para hacer
investigación con conocimiento
de causa y de ninguna manera seguir una serie de pasos
pre-establecidos que, muchas de las veces, nadie se pregunta
quién los estableció ni el porqué.
Para realizar investigación científica es
necesario adoptar un paradigma, es
decir, una serie de concepciones que orientarán el
proceso
investigativo para la generación de conocimiento
científico. Así, se reconocen por lo menos
cuatro de ellas: concepción ontológica,
concepción gnoseológica, concepción
epistemológica y concepción teleológica.
La ontológica se refiere a la forma en que se concibe la
realidad; la gnoseológica a la forma en que un sujeto se
apropia de la realidad; la epistemológica a la forma en
que un conocimiento
puede ser validado como científico y la teleológica
a los fines para los cuales se construye conocimiento
teórico.
No es sencillo constituir un paradigma de
investigación, de hecho, los
científicos reconocen la coexistencia de tres paradigmas
para hacer investigación científica: el
hipotético deductivo o positivista, el
dialéctico-crítico y el hermeneútico.
(VASILACHIS DE GIALDINO, 1995)
En el presente, se enfatizará en el paradigma
dialéctico, así como en el sistema de
investigación dialéctico crítico.
La concepción Dialéctica-Crítica tiene sus
fundamentos epistemológicos más significativos en
los sistemas
filosóficos kantiano, hegeliano y marxiano. Así,
del sistema
filosófico kantiano se recupera el criticismo
argumentativo; del sistema filosófico hegeliano se
recupera la concepción dialéctica de la realidad y
del marxiano se retoma la concepción materialista del
mundo.
En la propuesta investigativa Dialéctico-Crítica,
la concepción ontológica se puede expresar en los
siguientes términos: la realidad es una totalidad
orgánica en constante devenir, así se considera que
el todo está en la parte y la parte es una
representación diferencial del todo.
Por lo que respecta a la concepción epistemológica,
en la propuesta Dialéctico-Crítica, se afirma que
el
conocimiento científico es concreto o no
es conocimiento. Así mismo se dice que la lógica
de teorización es la lógica
del descubrimiento y, de ninguna manera, la de
comprobación de hipótesis alguna.
En cuanto a la concepción gnoseológica, en el
paradgima Dialéctico-Crítico, se señala que
todo conocimiento de lo real, incluido el científico, se
construye por medio de la razón de quien se quiere
apropiar de la realidad a través de la cognición.
En este sentido se reconocen por lo menos cuatro: modo
empírico, modo artístico, modo
mágico-religioso y modo teórico.
El sistema de investigación dialéctico
crítico reconoce claramente tres etapas: el diseño
del proyecto de
investigación, el proceso de
investigación propiamente dicho y la exposición
lógica de los resultados de la investigación
realizada. En la etapa del diseño
del proyecto de
investigación se definen los siguientes aspectos: la forma
en que se construyó el objeto de investigación (se
construye porque éste no tiene existencia física, por ejemplo,
la deserción
escolar en sí no existe, lo que sí existe son
alumnos, escuela y
maestros), la delimitación del objeto de
investigación, la problemática teórica e
investigativa, la importancia científica y social de la
investigación, el esquema de investigación, las
fuentes de
información a usar y por último el plan de trabajo.
(Covarrubias, 1998) En la etapa del proceso de
investigación propiamente dicho, se utiliza de manera
principal la técnica del fichado, la cual consiste en leer
las obras seleccionadas según el plan de trabajo y
señalar en las mismas, las citas que al parecer del
investigador contienen las ideas más importantes para
luego elaborar con aquellas fichas
textuales, de reflexión y síntesis.
Para la etapa de exposición
de los resultados se elabora un esquema de exposición, el
cual debe contener de manera lógica los conocimientos que
se adquirieron durante el proceso de investigación
realizado.
El presente representa un esfuerzo por determinar las características que debe contener un
discurso para
poder
considerarse teórico y vincular esto con la obra de
Enrique Leff, un autor considerado dentro del ámbito del
desarrollo
regional. (MIGUEL VELASCO, 2000)
El estudio del desarrollo
regional ya sea como ciencia o como
aplicación de la misma requiere necesariamente de una
revisión de lo que es el
conocimiento, cómo se genera éste, qué
es la teoría
y qué necesita un científico para poder
teorizar.
Los dos objetivos de
este documento son: 1) explicar el término
categoría desde la concepción
Dialéctica-Crítica de la realidad, para lo cual se
requiere entender la manera en que un sujeto piensa, las formas
de pensamiento, y
la importancia de la conciencia y, 2)
revisar el uso de la categoría racionalidad en el discurso
teórico de Enrique Leff. (LEFF, 1998(3)
2. Las categorías
y los discursos
teóricos desde la perspectiva
Dialéctico-Crítica.
Para explicar el uso de las categorías en los
discursos
teóricos desde la perspectiva
Dialéctico-Crítica, es necesario recuperar algunas
de las preguntas filosóficas más importantes, las
cuales intentaremos responder de manera breve a través de
la concepción Dialéctico-Crítica de la
realidad, la cual considera que ésta es una totalidad
orgánica en constante devenir. Las preguntas son:
¿Qué es el hombre?,
¿Cómo piensa el hombre?,
¿Qué piensa el hombre?,
¿Cómo piensa el científico?, y
¿Cuáles son las herramientas
de pensamiento
del científico?
Aún cuando se ha dividido formalmente al hombre en
cuerpo y mente, en la realidad no es así, el hombre es un
todo, donde el cuerpo es la materialidad que alberga a la mente y
ésta es la que da sentido a la existencia de la
materialidad en la cual se encuentra albergada.
Por lo tanto, el cuerpo es mente y la mente es cuerpo, no es
posible su existencia separada. La mente es la síntesis
que condensa de manera específica la totalidad de los
procesos
histórico-sociales que caracterizan un momento dado;
asimismo, la mente contiene al pensamiento que es el medio por el
cual el hombre se relaciona con el mundo, es decir, la
realidad.
El sujeto, al pensar la realidad, la concibe de cierta manera, es
decir, el sujeto tiene una concepción ontológica de
lo que es el ser y el existir de la realidad. La
concepción ontológica que el sujeto tiene de la
realidad es la base para que el sujeto se apropie cognitivamente
de la realidad.
Sin embargo, la concepción ontológica no es
homogénea en los sujetos, existe una diferencialidad
constitutiva y condensatoria de la conciencia de los
sujetos.
Existen diferentes formas de expresión de la conciencia,
así, hay sujetos poseedores de conciencias
práctico-utilitarias, religiosas, artísticas y
científicas; además de que existen formas
paradigmáticas que determinan la lógica que el
sujeto ha de aplicar en el pensamiento y en los procesos de
apropiación cognitiva de la realidad.
El hombre es un ser natural, y esto le da la capacidad de captar
ciertos estímulos, pero, esta capacidad de percepción
no es la responsable de la selección
y la determinación de los contenidos de los
estímulos, sino que, dependerá de las características constitutivas del bloque de
pensamiento del sujeto la apropiación cognitiva de los
estímulos, y esto se realiza por medio de la mente. De
esta manera, los objetos se transforman en sensaciones que el
sistema
nervioso del sujeto selecciona, las sensaciones son
convertidos en datos que se
consumen en el cerebro y es en
este momento que se lleva a cabo la transformación de las
sensaciones en parte del bloque de pensamiento. Es así
que, cada sujeto tiene representaciones diferentes de la misma
cosa y esta representación depende de la constitución del bloque de pensamiento y de
la lógica con la que opera la conciencia del sujeto.
El cerebro es el
lugar a donde llegan las sensaciones por medio del sistema nervioso
es en el cerebro donde se realiza la sintetización del
conjunto de elementos con los que el sujeto piensa y se apropia
de la realidad.
El cerebro es, a la vez, una forma única de
síntesis de naturaleza y de
condensación de la conciencia social. El sujeto es lo que
su sociedad es, y
ésta última es el despliegue del momento
histórico que vive. Es así que, un sujeto piensa lo
que es pensable socialmente, lo que se ha construido hasta su
momento histórico y aparece como conciencia social; sin
embargo, esto no quiere decir que exista homogeneidad en ella o
en la multiplicidad de conciencias individuales. La cultura de las
sociedades es
heterogénea y contradictoria, la cultura es
capaz de generar multiplicidad de posibilidades de
conformación de sujetos, los cuales, dependiendo del
ámbito o ámbitos sociales de asimilación de
referentes es la riqueza o pobreza del
bloque de pensamiento del sujeto.
La conciencia social es sintetizada como conciencia individual
que incorpora referentes que pueden provenir de diferentes modos
de apropiación de lo real y de distintos procesos
concretos.
Lo anterior no quiere decir que por el hecho de que los bloques
de pensamiento de los sujetos se constituyan de manera
diferencial, existan tantas lógicas como sujetos haya;
sino que la múltiple diferencialidad constitutiva del
bloque de pensamiento de un sujeto está referida a la
cantidad y calidad de
referentes que se articulan en la conciencia del sujeto y no a
las lógicas de apropiación. Dicho de otra manera,
se constituyen millones de personas de manera diferencial, pero
las lógicas o formas que caracterizan a los bloques de
pensamiento de los sujetos sólo pueden ser:
práctico-utilitario ó empírico,
mágico-religioso, artístico y científico, y
de aquí derivarse un sin número de condensaciones
unitarias e irrepetibles, expresiones de las cuatro formas o
lógicas de la conciencia ya mencionadas. Es así
que, paradigmáticamente, los distintos modos de
apropiación de lo real son: el empírico, el
mágico-religioso, el artístico y el
científico, a los cuales corresponde una lógica
específica contradictoria en sí y entre sí.
(COVARRUBIAS VILLA, 1995)
Hasta este momento se ha respondido a las preguntas:
¿Qué es el hombre?, ¿Cómo piensa el
hombre?, ¿Qué piensa el hombre?, ahora se
intentará responder a las preguntas clave en este trabajo:
¿Cómo piensa un científico? y
¿Cuáles son sus
herramientas?
El bloque de pensamiento del científico se caracteriza por
operar mediante el modo teórico de apropiación de
lo real, este modo hace referencia a la ciencia,
que tiene como lógica la razón, en donde el
conocimiento tiene que demostrar su objetividad en cuanto a su
capacidad explicativa, siendo el requerimiento fundamental la
correspondencia entre lo real y lo racional.(COVARRUBIAS VILLA,
1995) Esta forma de apropiación de lo real tiene como
característica el poder potenciar direccionalmente la
realidad.
Cuando un sujeto activa su conciencia mediante la lógica
del modo teórico de apropiación de lo real y
además cuenta con los referentes necesarios, es posible
que éste construya explicaciones racionales de la
realidad, las cuales pueden servir de base para generar
satisfactores de todo tipo. El sujeto poseedor de la forma de
conciencia científica puede transitar a las formas
práctico-utilitaria, mágico-religiosa y
artística, debido a que en el bloque de pensamiento del
científico existen suficientes referentes provenientes de
los diferentes modos de apropiación de lo real, que
sumados a la forma de conciencia científica hacen
más "fácil" el paso de una forma de conciencia a
otra.
Para que el bloque de pensamiento de un científico opere
bajo la lógica del modo teórico de
apropiación de lo real necesita contar con los suficientes
referentes teóricos, es decir, necesita hacer una
revisión de lo construido hasta su momento en la ciencia en
la que pretende ser constructor de conocimiento, esto es, conocer
el devenir del objeto de investigación en que se
esté trabajando; así mismo es fundamental que el
científico conozca y aprenda a utilizar sus herramientas
de trabajo, que en el caso particular son las
categorías.
El concepto de
categoría ha evolucionando conforme la filosofía y
la ciencia ha
avanzado, aquí ofrecemos el concepto de
categoría que ofrece Covarrubias Villa, el cual retoma los
planteamientos más racionales de los trabajos de Kant, Hegel y Marx, tomamos
éste porque pensamos que se trata de un concepto sostenido
en una amplia revisión de las obras de quienes a lo largo
de la historia han
tratado de explicar a las categorías.
Las categorías son las herramientas de la razón con
las cuales el sujeto teorizante se apropia de forma cognitiva de
la realidad; i.e., son ellas las que de manera más
nítida expresan la concepción filosófica que
de la realidad se tiene.
Las categorías constituyen el herramental cognitivo que
permite al sujeto teorizante: poner en tela de juicio el
conocimiento ya construido; pensar a la realidad como totalidad
dialéctica en permanente devenir, en la que los procesos
que se dan en la realidad dominan, emergen y/o desaparecen y
concebir a toda existencia y a su pensamiento como producto
histórico-social generado en la materialidad de lo real o
por los contenidos de la conciencia.
Las categorías son herramientas del pensamiento,
abstracción que, como instrumento, son utilizadas para
llevar a la conciencia lo que existe en la realidad natural y
social, producto
siempre de su devenir histórico. El uso herramental de las
categorías implica que toda apropiación cognitiva
es desparagmatizada e independizada de cualquier lógica
determinista que preestablezca las formas y contenidos de lo que
es la realidad.
Al usar las categorías como herramientas de la
razón, tienen como función
ontológica expresar la manera en que el sujeto teorizante
piensa el ser y su existir; y epistemológica, determinar
la manera en que se ha de establecer la relación
sujeto-objeto en el proceso de apropiación cognitiva de la
realidad, lo que sólo puede ser dividido formalmente. De
esta manera no se debe confundir el uso que tienen las
categorías como herramientas del pensamiento con los
conceptos de una teoría
o la teoría misma, es decir, una cosa son las herramientas
cognitivas que el sujeto teorizante posee y aplica en la
cognición y otra cosa es lo que con ellas construye. Las
categorías son las que establecen la lógica de
construcción de los conceptos, de tal forma
que, articulados categorías y conceptos constituyen una
teoría.
3. Enrique Leff y la
categoría racionalidad.
Enrique Leff concibe a la racionalidad como una forma
teórica de referirse al proceso de pensar y actuar de los
sujetos que viven en sociedad y no
puede ser de otra forma si consideramos que lo que hace que la
mente de un sujeto opere de una u otra forma es la sociedad.
A partir de la categoría racionalidad, Leff construye
otras categorías con base a las formas que puede adoptar
esta racionalidad dependiendo de la formación de cada
sujeto en su sociedad, es decir, la racionalidad de los sujetos
depende de la dominación de un aspecto de la realidad en
su conciencia, así se tienen racionalidades: ambiental,
productiva, técnica, económica, social, cultural,
etc, siendo la económica la que domina en la
mayoría de la conciencia de las personas.
Mediante la categoría racionalidad, Leff explica la
situación económica, política, cultural,
social y ambiental mundial actual. De la misma manera, Leff hace
uso de la categoría racionalidad ambiental para construir
una propuesta teórica que conduzca a una forma alternativa
de desarrollo, fundada en la adopción,
por parte de los sujetos, de nuevas formas de racionalidad que
conduzcan a la sociedad a vivir en un mundo más equitativo
y eficiente.
La racionalidad económica se sustenta en aspectos
éticos y teóricos que una sociedad adopta. De esta
forma, es posible
señalar que la situación que guarda el mundo
actualmente obedece al descuido de los valores y
principios que
guían a la conducta humana,
es decir, los problemas de
desigualdad social y económica, de contaminación en todas sus formas, etc., no
son problemas de
la economía
sino más bien de ética,
así lo señala Leff cuado afirma que "la crisis del
crecimiento
económico, manifiesta en la destrucción de la
base de recursos
naturales, el desequilibrio ecológico, la contaminación
ambiental y la degradación de la calidad de
vida, ha llevado a revisar los principios
morales que guían la conducta de los
hombres y que legitiman la toma de
decisiones sobre las prácticas de uso y
explotación de los recursos
naturales." (LEFF, 1998(3), p. 276)
De esta manera, es posible pensar que aún las teorías
económicas que dominan el mundo actual tienen
implícitos aspectos morales, en este sentido Leff apunta
que: "las doctrinas económicas se fundan igualmente en
teorías
o presupuestos
morales. Así, La naturaleza y las
causas de la riqueza de las naciones de Adam Smith
sigue a su Teoría de los sentimientos morales, y Weber vio en
la ética
del protestantismo el espíritu del capitalismo;
los agentes económicos, conducidos por una "mano
invisible", traducirían sus conductas egoístas en
el bien común, mientras que la ética del trabajo,
la frugalidad y el ahorro
permitirían incrementar la reinversión de ganancias
y excedentes para acelerar el proceso de acumulación del
capital."
(LEFF, 1998(3), p. 279)
El fundamento de la sociedad capitalista es el conjunto
conformado por las teorías económicas
clásicas, las cuales encuentran su sostén en la
racionalidad económica, es decir, en el logro de tener
cada día a más sujetos que compartan la forma de
pensar y actuar donde domine el aspecto económico,
entendido como la búsqueda infinita de la
minimización de los costos y la
maximización de los beneficios. Sin embargo, el dominio de la
racionalidad económica ha tenido efectos muchas veces
irreversibles en aspectos políticos, sociales y
culturales. "El sistema capitalista se ha fundado en una
racionalidad económica guiada por la maximización
de la ganancia y del excedente económico en el corto
plazo, así como en el orden jurídico del derecho
privado. Este proceso ha tenido una serie de consecuencias en la
degradación de los ecosistemas
que son el soporte físico y vital de todo sistema
productivo; así mismo, ha repercutido en la
transformación y destrucción de un conjunto de
valores
humanos, culturales sociales asociados a las prácticas
comunitarias de uso de los recursos
naturales." (LEFF, 1998(3), p. 279)
Así, el modo de vida guiado por la racionalidad
económica trae como consecuencia la destrucción de
la naturaleza, Leff explica esta situación cuando
señala que: "La naturaleza es destruida, al no ser
valorizados los procesos de equilibrio
ecológico y la contribución de la productividad
primaria de los ecosistemas a
la producción de satisfactores y bienes de
consumo."
(LEFF, 1998(3), p. 281)
Sin embargo, la degradación ambiental no es el
único efecto del capitalismo,
la situación es más compleja pues se conjugan
efectos de tipo ambiental, económico, social y cultural,
como apunta Leff: "Junto con los procesos de degradación
ambiental, se conjuga una serie de efectos económicos,
sociales y culturales, los cuales afectan a las mayorías
desposeídas. Así, la desertificación ha
ocasionado las hambrunas de los países de América
Latina, y ha agravado el proceso de empobrecimiento de la
población y la marginación social."
(LEFF, 1998(3), p. 282)
La operacionalización del modo de producción capitalista cuenta con
instrumentos que permiten construir índices para realizar
análisis de la calidad de
vida, sin embargo, dichos instrumentos hacen énfasis
en los aspectos cuantitativos de lo que se intenta medir, ante
esta situación Leff hace una crítica a los indicadores de
calidad de
vida utilizados de manera casi generalizada afirmando que, "si
bien se ha avanzado en la elaboración de indicadores de
calidad de vida más sofisticados que los índices
tradicionales de bienestar, la evaluación
de los aspectos cualitativos sigue dominada por la necesidad de
producir mediciones cuantitativas y "objetivas". Aunque se han
hecho esfuerzos para incorporar las percepciones subjetivas y los
sistemas de valores que
inciden en la calidad de vida, la teoría aun no ha
derivado indicadores instrumentables para una organización social regida por principios
de racionalidad ambiental." (LEFF, 1998(3), p. 286)
Ante esta situación de medición de calidad de vida a través
de aspectos cuantitativos, principalmente económicos, Leff
propone el siguiente concepto de calidad de vida: "La calidad de
vida está imbricada con la calidad del ambiente; y la
satisfacción de las necesidades básicas, con la
conservación del potencial productivo de los ecosistemas,
con el aprovechamiento integrado de los recursos
naturales y con la sustentabilidad ecológica del
hábitat. Pero esa calidad también depende de formas
inéditas de identidad,
cooperación, solidaridad,
participación y realización, así como de la
satisfacción de necesidades y aspiraciones mediante nuevos
procesos de trabajo." (LEFF, 1998(3), p. 286)
De todas las situaciones planteadas anteriormente, la
cuestión ambiental es la que ha hecho que se cuestione la
racionalidad que guía nuestras vidas y ha sido el aspecto
ambiental porque es el que afecta a todo el planeta y por tanto a
todos los seres humanos sin importar nivel económico,
raza, edad, ocupación, etc.
Así, la problemática ambiental que se vive plantea
la urgente necesidad de normar los procesos económicos y
tecnológicos que, dominados por la lógica del
mercado, han
degradado el ambiente y la
calidad de vida. De la misma manera resulta imperante la
necesidad de introducir reformas al Estado, de
incorporar normas en el
comportamiento
económico y de producir técnicas
para controlar los efectos contaminantes, con el propósito
de disolver las externalidades sociales y ecológicas
generadas por la racionalidad económica. Esta
situación llevada al terreno científico plantea una
contradicción entre la economía y la
ecología,
Leff propone lo siguiente: "La contradicción entre
economía y ecología no aparece
como una oposición entre dos lógicas abstractas; su
solución no consiste en subsumir el comportamiento
económico en la lógica de los sistemas vivos, ni
tan sólo en internalizar las condiciones de
sustentabilidad ecológica en la dinámica del capital. La
solución de la contradicción se plantea por medio
de la construcción de una nueva racionalidad
productiva que incorpore los valores,
normas y
principios del ambientalismo como fuerzas materiales y
sociales, para un desarrollo alternativo de las fuerzas
productivas y para su control
democrático mediante los principios de gestión
participativa. (LEFF, 1998(3), p. 292)
La nueva racionalidad productiva debe sustentarse según
Leff en una racionalidad ambiental. Desde el punto de vista
científico, la categoría racionalidad ambiental
surge como "una estrategia
teórica para articular las condiciones ideológicas,
teóricas, políticas
y materiales que
establecen nuevas relaciones de producción y nuevas bases
para el desarrollo de las fuerzas productivas." (LEFF, 1998(3),
p. 277)
La categoría racionalidad ambiental, según Leff se
construye por la articulación de cuatro esferas de
racionalidad (LEFF
1998(3)):
a] Una racionalidad sustantiva, que es el sistema de valores que
orienta las acciones y
procesos sociales hacia los objetivos de
la gestión
ambiental.
b] Una racionalidad teórica o conceptual que sistematiza
los valores de la racionalidad sustantiva y los articula con los
conceptos y teorías que permiten dar cuenta de los
procesos naturales y sociales, los cuales proporcionan el soporte
material y generan los mecanismos de legitimación
ideológica y política para la
construcción de una racionalidad productiva fundada en
principios de equidad y sustentabilidad.
c] Una racionalidad técnica o instrumental, que produce
los medios
tecnológicos, así como los vínculos
funcionales y operativos entre los objetivos sociales y sus bases
materiales mediante un sistema de medios
eficaces.
d] Una racionalidad cultural, construida por la diversidad de
sistemas de significación que particularizan los valores
generales de la ética ambiental por medio de la identidad
étnica y la integridad interna de cada cultura, y que dan
coherencia y especificidad a sus prácticas sociales y
productivas.
Pensando con la categoría racionalidad ambiental es
posible construir un modelo de
desarrollo que satisfaga las necesidades de todos los habitantes
de la tierra sin
comprometer el medio
ambiente, de tal forma que las generaciones futuras puedan
solventar sus necesidades vitales.
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Autor:
Anel Martínez Revilla
Maestría en Ciencias en
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Desarrollo Regional.
Jaime Melchor Aguilar
Catedrático del Instituto Tecnológico de
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