" Cuando los once tomaron asiento, Jesús se levantó y les
dirigió la palabra: «Mientras yo esté con vosotros en la carne,
tan sólo puedo ser una sola persona, en vuestro medio o en el mundo entero.
Pero cuando me haya liberado de esta vestimenta de naturaleza mortal, podré
retornar como espíritu residente en cada uno de vosotros y de todos los
demás creyentes en el evangelio del reino. De esta manera, el Hijo del
Hombre será la encarnación espiritual en el alma de todos los
creyentes sinceros…….. así pues, los hijos de la luz progresarán
de gloria en gloria hasta alcanzar el estado divino en el cual sean perfeccionados
espiritualmente así como el Padre es perfecto en todas las cosas…….El
Padre me envió a este mundo, pero tan sólo pocos de vosotros habéis
elegido plenamente recibirme. Yo derramaré mi espíritu sobre toda
la carne, pero no todos los hombres elegirán recibir como guía
y consejero del alma a este nuevo maestro. Pero todos los que lo reciban serán
esclarecidos, limpiados y consolados. Y este Espíritu de la Verdad se
convertirá en ellos en un manantial de agua viva que mana a la vida eterna."
(pág. 1953)
Autor:
Diego Eduardo Dotto,
2007
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