Ensayo: Pablo y yo (historia de mi experiencia personal)
- A modo de introducción
- Breve historia de quién fue el "Apóstol San Pablo", su conversión, su relación con Jesús y su muerte
- Mi relación con Pablo y con Dios
- Un paréntesis de mi vida
- Diálogo con Dios
- Carta de Dios
- Conclusiones
- Bibliografía
"El verdadero conocimiento y la auténtica libertad se hallan en Jesús. Dejad que Jesús forme parte siempre de vuestra hambre de verdad y justicia, y de vuestro compromiso por el bienestar de vuestros semejantes".
(Wojtyla, Karol Józef: Juan Pablo II)
A modo de introducción(
El 21 de Setiembre del 2014, escribimos la Obra: "EL APÓSTOL SAN PABLO", en la comentamos sobre su vida, educación, trabajo, vida cristiana, martirio y muerte; tema que se encuentra en la División Internacional de Investigaciones y Trabajos Teológicos para su publicación; el mismo que fuera aprobado por la "Società Internazionale per Teologi e Filosofi Cattolici" (Sociedad Internacional de Teólogos y Filósofos Católicos), Roma – Italia. Ahora, nuestro principal propósito es redactar mis experiencias con la relación que tuve con el "Apóstol San Pablo", en su intervención para la redacción de mis diferentes trabajos teológicos, como repito que se encuentran en Roma – Italia.
Paradójicamente, "Pablo", llamado "Saulo de Tarso", no es uno de los Apóstoles designado por Jesús, sólo hasta después de su resurrección y asunción al cielo; sin embargo, en su condición de Discípulo, es el que escribió más libros dando a conocer la ideología de Jesús, quien fuera llamado posteriormente "Jesucristo".
Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce Apóstoles, y recorriendo caminos jalonados de incomprensiones y adversidades, "Pablo" se constituyó en el motor de construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero[1]Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico[2]
Murió en la fe de Cristo, entregó su vida por él
y trabajó incansablemente por la construcción de una verdadera
Iglesia Viva e Cristo. Es un mártir del Cristianismo.
Breve historia de quién fue el "Apóstol San Pablo", su conversión, su relación con Jesús y su muerte
"Pablo de Tarso", cuyo nombre originalmente fue "Saulo de Tarso" o "Saulo Pablo[3]Günther Bornkamm[4]también lo llama "San Pablo"[5]; nacido en el siglo I d.C., entre los años 5 y 10[6]en la ciudad de Tarso de Cilicia (actual Turquía centro – meridional, en la costa sur del Asia Menor, ciudad turca próspera, colonizada por el imperio griego, y luego anexada al imperio romano); de padres judíos acomodados y exiliados de Jerusalén; Jesús nació alrededor del año 6 ó 7; entonces, Jesús sería sólo unos 10 años aproximadamente mayor que "Pablo"; quien probablemente "Pablo" muere entre los años 58 y 67 en Roma. Aunque criado en una ortodoxia rigurosa, mientras vivía en su hogar de Tarso estuvo bajo la influencia liberal de los helenistas, es decir de la cultura griega que en ese tiempo había penetrado todos los niveles de la sociedad en el Asia Menor. Se formó en las tradiciones y culturas judaicas, romanas y griegas.
Primeros años, educación y estado de vida.
Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, el Libro de los Hechos de los Apóstoles señala además otros tres puntos respecto de "Pablo": 1) que fue educado en Jerusalén; 2) que fue instruido a los pies del famoso rabino Gamaliel[7]3) que era fariseo.
Educación, "a los pies de Gamaliel".
La educación de "Pablo" es objeto de muchas
especulaciones. La opinión mayoritaria de los especialistas señala
que recibió la educación inicial en la misma ciudad de Tarso[8]Asimismo,
se sugiere que se habría mudado a Jerusalén posteriormente, siendo
adolescente[9]o ya un joven[10]Algunos estudiosos,
que mantienen una actitud de gran reserva respecto de la información
brindada por el Libro de Hechos, objetan estos datos Otros no encuentran razón
suficiente para descartar los datos de dicho Libro, referidos a su educación
a los pies de Gamaliel I el Viejo, autoridad de mente abierta[11]Según
Andrie Du Toi, el Libro de los Hechos y las Cartas Paulinas auténticas
respaldan como más probable que "Pablo" fuera a Jerusalén
en sus años de adolescencia. Más importante aún, este estudioso
remarca que la dicotomía Tarso-Jerusalén debería
superarse mediante el reconocimiento de que la persona de "Pablo"
fue un punto de encuentro e integración de una variedad de influencias[12]La
educación de "Pablo" a los pies de Gamaliel sugiere
su preparación para ser "Rabino".
Fariseo.
Que "Pablo" fuera fariseo es un dato que nos llega a partir del pasaje autobiográfico de la Epístola a los filipenses: "Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable", (Epístola a los Filipenses 2:5-14).
Sin embargo, estos versículos forman parte de un fragmento de la carta que algunos autores consideran un escrito independiente posterior al año 70[13]Hyam Maccoby cuestionó que "Pablo" fuese fariseo al afirmar que no se observa ningún rasgo rabínico en las Cartas Paulinas[14]
Con todo, el carácter fariseo de "Saulo o Pablo" en su juventud suele ser aceptado sin reticencias por otros autores[15]a lo que se suman las palabras puestas en boca del Apóstol por el libro de los Hechos: "Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén. Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión".
En resumen, "Saulo o Pablo" sería un judío de profundas convicciones, estricto seguidor de la Ley mosaica.
Es conocido como el "Apóstol de los gentiles", el "Apóstol de las naciones", "Apóstol del cristianismo", Becker lo denomina como el "Apóstol de los paganos"[16], o simplemente conocido como el "Apóstol", y constituye una "deo" (el más grande), de antemano sabemos con exactitud cuándo comenzó a llamarse con el nombre latino "Pablo"; y por ser la ciudad de Tarso una ciudad griega gozó de la ciudadanía romana. Bolívar Grimaldos, nos cita que los nombres de "Saulo" fue el nombre judío y "Pablo" el nombre romano[17]Francisco Varo, por su parte, señala que el nombre de "Pablo" es el nombre griego de "Saulo"; hombre de raza hebrea y de religión judía; quienes aseveran que fue contemporáneo de Jesús de Nazaret, aunque presumiblemente no llegaron a encontrarse en vida[18]sin embargo, existen varios puntos sin resolver respecto de este relato. Por ejemplo, en 1 Corintios "Pablo" señaló que "vio" a Jesús, pero en ningún pasaje de los Hechos ocurre tal cosa. Más aún, los tres pasajes de Hechos no coinciden en los detalles[19]si los acompañantes quedaron en pie sin poder hablar o si cayeron por tierra; si oyeron o no la voz; asimismo, el hecho de que Jesús hablara a "Pablo" en idioma hebreo, pero citando un proverbio griego. Sin embargo, el núcleo central del relato coincide siempre:[20]
– Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
– ¿Quién eres tú, Señor?
– Yo soy Jesús (de Nazaret), a quien tú persigues.
(Hechos de los Apóstoles 9:3-6).
Siguiendo con la ciudad de Tarso de Cilicia, desde el año 64 a.C. fue la capital de la provincia romana de Cilicia. Estaba en el pie del monte Taurus y a orillas del río Cidno, en la ruta que unía a Siria y Anatolia. Además de su proyección comercial por su ubicación, Tarso era el centro de una escuela de filosofía estoica y tenía concedida la ciudadanía romana; donde participaron "Zenón de Citio", "Cleantes", "Crisipo", ente otros. Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (tal es la idea de la imperturbabilidad o ataraxia).
"Saulo de Tarso", siendo joven, no sabemos la edad, fue a estudiar en Jerusalén en la famosa escuela rabínica dirigida por Gamaliel. Además de estudiar la ley y los profetas, allí aprendió un oficio como era la costumbre; el "joven Saúl" escogió el de construir tiendas. No se sabe si jamás vio a Jesús antes de su crucifixión pero no cuenta nada sobre ello. Fue educado en el fariseísmo, una de las facciones del judaísmo del siglo I. Como él mismo narra en uno de sus escritos, en la Carta a los Gálatas, su celo por el judaísmo le llevó a perseguir al naciente grupo de los cristianos a los que consideraba contrarios a la pureza de la religión judía, hasta que en una ocasión, camino de Damasco, Jesús mismo se le reveló y le llamó para seguirle, como antes había hecho con los apóstoles. "Saulo" respondió a esta llamada bautizándose y dedicando su vida a la difusión del evangelio de Jesucristo.
"Saulo" o "Pablo" como se lo conoció posteriormente, fue una de las figuras más activas en la difusión del mensaje cristiano por todo el mundo grecorromano. Hay historiadores teólogos que afirman que "Pablo" habría escrito treinta epístolas del Nuevo Testamento, lo cual no tiene sustento de pruebas, ya que sólo se le conocen trece epístolas escritas por él; donde la mayoría de las cuales que afirman estos hechos, demostrarían su empeño por amoldar las ideas y tradiciones judías a las nuevas circunstancias y leer las leyes del Antiguo Testamento a la luz de la figura de Jesús. "Pablo" había nacido en el seno de una familia judía ortodoxa, y como lo dijimos líneas arriba, fue educado como fariseo. En los primeros años de su juventud se entregó a la persecución de la religión cristiana, pero, según relata la Biblia, quedó absolutamente convencido de la verdad del mensaje cristiano cuando tuvo una iluminación en el camino de Damasco, a causa de la cual se retiró tres años a Arabia para meditar. A su regreso a Jerusalén se presentó ante los apóstoles, los cuales, terminaron por aceptarle entre ellos. Así, "Pablo" recibió el bautismo cristiano en Damasco y se convirtió en uno de los más activos mensajeros de la doctrina de Jesucristo. Pasó diez años dedicado a evangelizar a los pueblos extranjeros, que cumplió en tres largos viajes: en el primero evangelizó a los pueblos de alrededor de Cilicia, en el segundo recorrió las ciudades de Grecia, especialmente Atenas y Corinto; y en el tercero, aún en Grecia, se centró en Éfeso, como lo expondremos más adelante. En la época del emperador Nerón, "Pablo" fue conducido a Roma, donde fue martirizado.
En la "Epístola a Filemón", "Pablo" se declaró ya anciano (Epístola a Filemón 9-13); la escribió estando preso, pero de Jesucristo; bien a mediados de la década del año 50 en Éfeso, o bien a principios de la década del año 60 en Roma o Cesarea. Se supone que en aquella época se alcanzaba la ancianidad hacia los cincuenta o sesenta años[21]A partir de este dato, se estima que "Pablo" nació a comienzos del siglo I, entre los años 5 al 10[22]Por lo tanto, fue contemporáneo de Jesús de Nazaret.[23]
Además, "Pablo" utilizó la Septuaginta, traducción al griego de los textos bíblicos, empleada por las comunidades judías del mundo antiguo más allá de Judea[24]Este conjunto concuerda con el perfil de un judío de la diáspora nacido en una ciudad helenística[25]A esto se suma la inexistencia de tradiciones alternativas que mencionen otros posibles lugares de nacimiento, con excepción de una noticia tardía de Jerónimo de Estridón que consigna el rumor de que la familia de "Pablo"[26] procedía de Giscala, ciudad de Galilea (De viris illustribus 5 -Comentario a Filemón-; fines del siglo IV), noticia considerada en general carente de respaldo.[27]
Por entonces, Tarso era una ciudad próspera, de no poca importancia[28]Capital de la provincia romana de Cilicia desde el año 64 a.C.[29], como lo dijimos anteriormente, estaba enclavada a los pies de los montes Taurus y a orillas del río Cidno[30]cuya desembocadura en el mar Mediterráneo servía a Tarso de puerto. Tarso poseía importancia comercial ya que formaba parte de la ruta que unía Siria y Anatolia[31]Además era el centro de una escuela de filosofía estoica[32]Se trataba, pues, de una ciudad conocida como centro de cultura, filosofía y enseñanza. La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía romana por nacimiento. Como se explicó anteriormente, este estado de situación constituye una explicación posible de que "Pablo" fuera ciudadano romano pese a ser hijo de judíos.
El Apóstol se llamó a sí mismo "Paulos" en sus cartas escritas en griego "koiné"[33]. Este nombre aparece también en la Segunda Epístola de Pedro y en los Hechos de los Apóstoles a partir del 13:9.[34]
Antes de ese versículo en Hechos de los Apóstoles, el libro de los Hechos de los Apóstoles lo llama con la forma griega "Saoul" o "Saulos", en hebreo moderno "Sha'ul", y en hebreo tiberiano "a'ûl". El nombre, expresado en hebreo antiguo, equivaldría al del primer rey del Antiguo Israel, un benjaminita igual que "Pablo". Ese nombre significa "invocado", "llamado" o "pedido" (de Dios o de Yahveh).
También se utiliza su nombre "Saulos" en los relatos de su "conversión". El libro de los Hechos de los Apóstoles señala además el paso de "Saulo" a "Pablo", al emplear la expresión "Saulo", también llamado "Pablo" o "Saulo", conocido también por "Pablo", lo que no significa un cambio de nombre[35]En el judaísmo helenista, era relativamente frecuente portar un doble nombre: uno griego y otro hebreo[36]
El nombre "Paulos" es la forma griega del conocido cognomen romano[37]"Paulus" utilizado por la "gens Emilia". Solo se puede conjeturar respecto de la forma en que Pablo obtuvo este nombre romano. Es posible que tuviera relación con la ciudadanía romana que su familia poseía por habitar en Tarso.[38] También es posible que algún antepasado de Pablo adoptara ese nombre por ser el de un romano que lo manumitió. Si bien "Paulus" significa en latín "pequeño" o "exiguo", no se relaciona con su contextura física o con su carácter.[39] Con todo, "Pablo" pudo dar otro significado al uso del nombre "Paulos".
En el libro Hechos de los Apóstoles aparece la frase: "Saulo, también llamado Pablo" (Hecho de loa Apóstoles 13:9), donde "? ?a?" es el equivalente griego de la expresión latina "qüi et", (en español significa: "el principal").[40]
Giorgio Agamben propone que "Saulo" cambió su nombre por el de "Pablo" cuando mudó de estado, de libre a siervo / esclavo, siendo que se consideró servidor de Dios o de su mesías.[41] Siguiendo esa línea de pensamiento, "Pablo" se habría considerado un instrumento humano pequeño "paulus, "pequeño""; de poco valor, escogido sin embargo por Dios, su Señor, para desempeñar una misión.[42]
Se conoce a "Pablo de Tarso" principalmente por dos tipos de documentación, que se pueden clasificar según su nivel de importancia:
1) Un folio de uno de los papiros, designado con el N°46[43]encontrados, conteniendo el pasaje correspondiente a la Segunda Epístola a los Corintios, El Folio presenta una laguna al pie. Se trata de un pairo de Categoría I, según la clasificación de Kurt Aland y Bárbara Aland.[44] Fue datado de los años 175 – 225; y,
2) Por sus cartas, principalmente de Gálatas, Filipenses, 1 de Corintios, 2 de Corintios, y Epístola a los Romanos.
Sus Cartas (Epístolas) Auténticas.
Probablemente escritas todas en la década del año 50, son las siguientes (en un posible orden cronológico): 1) Primera Epístola a los Tesalonicenses, 2) Primera Epístola a los Corintios, 3) Epístola a los Gálatas, 4) Epístola a Filemón, 5) Epístola a los Filipenses, 6) Segunda Epístola a los Corintios y 7) Epístola a los Romanos; y seis más, descritos en el siguiente apartado. Se consideran la fuente más útil e interesante, por la sencilla razón de que provienen de él y, en consecuencia, son el más fiel reflejo de su personalidad humana, literaria y teológica.
Suelen distinguirse las llamadas epístolas paulinas auténticas, que tienen en "Pablo de Tarso" su autor prácticamente indiscutido; de las epístolas paulinas pseudoepigráficas -también llamadas deuteropaulinas-, un conjunto de escritos epistolares que se presentan como suyos pero que la crítica moderna, conocedora del fenómeno de la pseudoepigrafía típico de las obras antiguas orientales y griegas, atribuye en grado diverso a otros autores asociados con "Pablo".[45]
Las llamadas Trece Cartas.
Se dice que estas Epístolas (Cartas) siete son personales, mientras que el resto (seis) son colectivas, que hubieran podido ser escritas conjuntamente con otros Apóstoles y Discípulos de "Pablo" (Primera y Segunda a los Tesalonicenses, a los Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, a los Romanos, a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios), esto es, no dirigidas a una persona en particular sino a la comunidad eclesiástica de manera colectiva. Siendo estas: 1) Epístola a Filemón, 2) Epístola a Tito, 3) Epístola 1 a Timoteo, 4) Epístola 2 a Timoteo, 5) Epístola 1 a los Tesalonicenses, 6) Epístola 2 a los Tesalonicenses, 7) Epístola a los Gálatas, 8) Epístola 1 de Corintios, 9) Epístola 2 de Corintios, 10) Epístola a los Romanos, 11) Epístola a los Filipenses, 12) Epístola a los Colosenses, 13) Epístola a los Efesios.
Con respecto a la Epístola a los Hebreos, la crítica bíblica actual señala que el autor no es propiamente "Pablo". De hecho, en su texto no se indica ni el remitente ni los destinatarios y, en el siglo II, Ireneo de Lyon dijo que la mentalidad era paulina pero que la pluma sólo Dios lo sabe; de lo cual discrepo enormemente, pues si Lyon acepta que el contenido del Libro a los Hebreos tiene cualidades "paulistas", esto significa que fue "Pablo" que escribiera dicho Libro; más aún si revisamos su contenido y comparamos con los demás que él escribió, tiene todas las características de ser "paulista"; consecuentemente, es un argumento que esgrimió para afirmar tal cosa[46]
Bien, como lo explicáramos precedentemente, "Pablo" escribe siete Cartas (Epístolas) y seis más con otros Apóstoles o Discípulos, incluyendo la Epístola a los Hebreos, que forman parte del Nuevo Testamento y están dirigidas a las comunidades de gentiles, paganos convertidos por su predicación. En ellas les exhorta, les guía en la fe y enseña sobre ética y doctrina. Estas cartas son inspiradas por el Espíritu Santo y forman parte de la revelación divina. Es decir, son Palabra de Dios y por medio de ellas Dios mismo se da a conocer. "Pablo" es el instrumento en esta comunicación divina pero al mismo tiempo las cartas nos ayudan a conocer al autor humano. Reflejan su personalidad, sus dones y sus luchas intensas. Otras fuentes que nos ayudan a conocer el apóstol son los Hechos de los Apóstoles escritos por San Lucas y ciertos libros apócrifos, de lo cual discrepo personalmente por lo expuesto precedentemente.
Este corpus de Epístolas auténticas es único en más de un sentido:
Porque se conoce a ciencia cierta su autor, y su autenticidad resulta reconocida ampliamente desde el análisis científico-literario actual[47]
Porque su fecha de redacción es la más antigua de los libros del Nuevo Testamento, apenas 20-25 años posterior a la muerte de Jesús de Nazaret, y probablemente anterior incluso a la de los evangelios en su versión definitiva conocida hoy, por lo que constituyen documentación de carácter capital en cualquier análisis sobre los inicios del cristianismo[48]
Porque ninguna otra personalidad del Nuevo Testamento se conoce a nivel semejante a través de sus escritos[49]
Aunque las cartas tuvieron por función inmediata abordar problemas resultantes de situaciones concretas, es muy verosímil que las comunidades a las cuales estas cartas estuvieron dirigidas las hayan atesorado, y que prontamente las compartieran con otras comunidades paulinas. Así, resulta altamente probable que hacia fines del siglo I estos escritos ya existieran como corpus, resultante del trabajo de una escuela paulina que recopiló sus cartas para conformar el legado escrito del Apóstol.[50]
El hecho de que se sugiera que estos escritos canónicos son pseudoepigráficos o deuteropaulinos, lejos de quitarle notoriedad al Apóstol la incrementaron[51]porque significa que una "escuela", quizá ya establecida en torno al mismo "Pablo" y depositaria de su legado, recurrió a la autoridad del Apóstol para validar sus escritos.[52]
Pablo. (Elección de los 12 Apóstoles):
"Pablo" no está entre los 12 Apóstoles del principio que vivieron con Jesús su ministerio, pero es el Apóstol que llamó directamente el Señor tras Su ascensión al cielo. Sería un pilar clave en el proyecto del Señor para llevar el Evangelio al mundo entero, y por lo tanto, y aunque Judas es sustituido por "Matías", sería "Pablo" el que tendría una relevancia fundamental en las 12 columnas de la fe y el carácter que el Señor imprimió en sus espíritus. "Pablo" sufre una radical transformación de activo enemigo y perseguidor de la Iglesia, por su celo de Dios y de la Ley, al más feroz predicador de Cristo con riesgo de su vida en muchas ocasiones, dispuesto a convertir al mundo, como así lo hizo en su tiempo y cuyo legado hoy permanece tras 2000 años, como el de todo el Nuevo Testamento del Señor Jesucristo. El Señor sabía muy bien a quien escogía, como lo sabe hoy. Tomaremos pues a Pablo como el Apóstol número 12, sin contar con "Matías", el que reemplazó a Judas Iscariote, para la lista de caracteres apostólicos que el cristiano puede aprender para formar el suyo.
"Pablo" será el Apóstol del conocimiento del Señor, como queda patente en sus enseñanzas. Educado en la más estricta cátedra de la Torá, en la escuela de Gamaliel, prestigioso maestro y doctor de la Ley de Dios, de fe fariseo, la que cree en la resurrección dentro del judaísmo. Todo este conocimiento, sería a priori dejado de lado para predicar a los gentiles que no saben nada de la Torá, viviendo Pablo entre culturas helenísticas y otras diversas con deidades y costumbres paganas. Pareciera que el Señor no hacía uso de su conocimiento, pero sería en su enseñanza a los Judíos que crearía un vínculo entre Judíos y Gentiles, al ser el que el Señor preparó para enseñar en la misma línea del propio Jesucristo, que el Evangelio no es solo para Judíos, sino para todas las naciones de la tierra. Que la Palabra de Dios tiene un significado espiritual transformador y que aquel que viene a la Biblia con los ojos del Espíritu encuentra la Vida espiritual. Sería el reformador de entre los Apóstoles, como el propio Señor lo fue a su propio pueblo.
Cualidad: Conocimiento y fe.
El Apóstol "San Pablo" y la Teología paulina.
Se denomina "Teología Paulina" al estudio razonado, sistemático e integral del pensamiento de "Pablo de Tarso", que experimentó desarrollos y retoques en las sucesivas interpretaciones que se hicieron de sus escritos. La presentación sumaria de la "Teología de San Pablo" es muy ardua. La mayor dificultad de cualquier intento de sistematización del pensamiento del Apóstol radica en que "Pablo" no era un teólogo sistemático, por lo cual cualquier categorización y ordenamiento parece responder más a las preguntas del exégeta que a esquemas paulinos.[53]
Por mucho tiempo el debate estuvo supeditado a una disyuntiva. Según la tesis luterana clásica, el tema fundamental de la "Teología Paulina" sería el de "la justificación de la fe sin las obras de la Ley". A partir de esa tesis se llegó a considerar que en la doctrina paulina así entendida estaba el núcleo central del anuncio cristiano. En el siglo XX, la postura a favor del principio de la sola fide fue una constante en el trasfondo y en la orientación del pensamiento de Rudolf Karl Bultmann y también se presentó, con una variedad de matices, en seguidores suyos tales como Ernst Käsemann[54]o G. Bornkamm.[55]
Desde el punto de vista del catolicismo, si bien la justificación forma parte del mensaje paulino, no constituye su núcleo central único. El argumento tradicional católico sostenía que Dios, más que "declarar justo" al Hombre, hace justo al Hombre transformándolo.[56]
En los últimos años, diferentes estudiosos protestantes, tales como Krister Stendahl[57]Ed Parish Sanders[58]y James D. G. Dunn[59]criticaron la postura luterana clásica que oponía una fe cristiana portadora de la gracia y de la libertad contra un presunto judaísmo tradicional afecto al legalismo y exaltación soberbia de la observancia de las prescripciones mosaicas. Después de presentar la dificultad de "escribir una teología de Pablo", James Dunn propuso en su libro a modo de esquema lo siguiente: "Dios y la humanidad -la humanidad bajo interdicción- el Evangelio de Jesucristo -el comienzo de la salvación- el proceso de la salvación -la Iglesia-, la ética".
Los autores católicos, Lucien Cerfaux[60]Rudolf Schnackenburg[61]y particularmente Joseph Fitzmyer, centraron la "teología de Pablo" en su pensamiento sobre Cristo, particularmente sobre su muerte y su resurrección. J. Fitzmyer señaló la "cristología" como centro de la "teología paulina".[62] Para él, la teología paulina sería una "teología cristocéntrica", es decir, una teología cuyo eje principal es Cristo muerto y resucitado. Otros autores como Joachim Gnilka y Giuseppe Barbaglio hablan de un teocentrismo paulino, lo que quiere implicar que todo el pensamiento de "Pablo" arranca de Dios y vuelve a Él.[63]
Por otra parte, una detallada observación de las epístolas paulinas auténticas permite advertir que en el pensamiento del Apóstol se produjo una evolución y que, en consecuencia, no se podría hablar de un único centro de interés en su predicación.[64] G. Barbaglio propuso que el Apóstol escribe una "Teología en Epístola". De allí que el esquema de G. Barbaglio consistió en presentar la teología de cada carta siguiendo cronológicamente cada una de las siete epístolas auténticamente paulinas, para finalizar con un capítulo titulado: "Coherencia de la teología de "Pablo": hermenéutica del Evangelio".[65]
Según R. Penna, se tiende a aceptar que en el centro del pensamiento de Pablo se encuentra el "evento-Cristo", hecho concluyente en "su teología". La discusión discurre sobre las consecuencias (antropológicas, escatológicas, eclesiológicas) de ese dato. Brown sugirió que todas las propuestas encierran parte de verdad, pero derivan de "juicios analíticos" posteriores a Pablo.[66]
Relación con el judaísmo.
"Pablo" era judío, de la escuela de Gamaliel, de denominación fariseo, mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso. El punto principal de su mensaje era que los gentiles no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos, de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia Divina se aplica por medio de la Fe (fidelidad)]. Los estudiosos contemporáneos, sin embargo, debaten acerca de si cuando "Pablo" habla de "fe / fidelidad en / de Cristo" (el genitivo griego es susceptible de ambas interpretaciones, objetiva y subjetiva) se refiere en todos los casos a la fe en Cristo como algo necesario para alcanzar la salvación (no sólo por parte de los gentiles, sino también de los judíos) o si en ciertos casos se refiere más bien a la fidelidad del propio Cristo hacia los Hombres (como instrumento de la salvación divina dirigida a los judíos y los gentiles por igual).[67]
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de su origen. Para "Pablo" o "Saulo" (en hebreo: Shaúl) los seguidores gentiles de Jesús (Yeshúa en hebreo) no deben seguir los mandamientos de la Torá (ley) que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén, que los gentiles sólo deben guardar los preceptos de los gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas.
Muchas de sus enseñanzas, al ser dirigidas a un pueblo gentil eran mal entendidas y mal interpretadas. Algunos judíos por un lado interpretaron que "Pablo" enseñaba a abandonar la "Torá de Moisés", lo cual no era cierto, y él mismo lo tuvo que desmentir. Por otro lado, había gentiles que interpretaban que la salvación por gracia les permitía pecar, y también lo tuvo que desmentir.
Recientemente, algunos investigadores como Krister Stendahl, Lloyd Gaston, John G. Gager, Neil Elliott, William S. Campbell, Stanley K. Stowers, Mark D. Nanos, Pamela Eisenbaum, Paula Fredriksen, Caroline Johnson Hodge, David J. Rudolph; y, en España, Carlos A. Segovia, han defendido que "Pablo" no buscó superar ni reformar el judaísmo, sino incorporar a los gentiles a Israel por medio de Cristo sin obligarles a renunciar a su condición de gentiles[68]Esta interpretación recibe el nombre "nuevo enfoque radical sobre Pablo" y contrasta tanto con su interpretación cristiana tradicional como con la llamada "nueva perspectiva sobre Pablo" de James D. G. Dunn y Nicholas Thomas Wright, según la cual "Pablo" se propuso reformar el judaísmo.[69]
Su Conversión.
En el Libro de Los Hechos de los Apóstoles refieren la famosa frase que "Pablo" escuchó en el camino de Damasco: "Saúl (o), Saúl (o), ¿por qué me persigues?"; y escuchando la voz de Jesús desde los cielos iluminándolo con una gran luz y el rostro de Jesús, (9:3-6) "Saulo de Tarso", hasta en ese entonces, queda ciego por tres días.[70]
"Pablo" en la narración que él mismo hace de la aparición del Resucitado deja ver una gran confusión interior. Las vocaciones, conversiones proféticas del Antiguo Testamento, eran portadoras de una misión: "cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto ".
La "conversión" radical de "Saúl (o)" no representa para él un cambio de religión, pues él se siente más judío que nunca ya que es el "Dios de los padres" que lo ha mandado a predicar el evangelio. El evangelizador de los paganos continuará a predicar a los judíos mientras le sea posible, hasta que sea llamado definitivamente a Roma. La conversión y el bautismo de "Pablo" significan para él el descubrimiento de su verdadero y justo lugar en la vida de Israel.
Se ignora la edad de este capital acontecimiento, se puede deducir de la Carta, "Epístola a los Gálatas" que fuera entre los 33 y 35 años, poco después del nacimiento de la primera Iglesia, la de Jerusalén, que fue creada en torno a "Pedro y los once".
La conversión de "Pablo" es uno de los momentos clave de su vida, porque es precisamente entonces "cuándo empieza a entender lo que es la Iglesia como cuerpo de Cristo: perseguir a un cristiano es perseguir a Jesús mismo". En ese mismo pasaje, Jesús se presenta como "Resucitado", situación que espera a todos los hombres tras la muerte si uno sigue las huellas de Jesús mismo, y como "Señor", remarcando su carácter divino, ya que la palabra que se usa para denominar al "señor", "kyrie", se aplica en la "Biblia griega" a Dios mismo. Podemos decir, pues, que "Pablo" recibió el evangelio a predicar de Jesús mismo, aunque luego, también ayudado por la gracia y la propia reflexión, supo sacar de esa primera luz muchas de las principales implicaciones del evangelio, tanto para una mayor comprensión del misterio divino como para mostrar sus consecuencias para la condición y el obrar de los hombres sin fe y con fe en Cristo.
"Pablo", en el momento de su conversión, es presentado con rasgos de profeta al que se le asigna una misión muy concreta. Como dice otro de los libros del Nuevo Testamento, los Hechos de los Apóstoles, el Señor dijo a "Ananías", el que había de bautizar a "Pablo": "Vete, porque éste es mi instrumento elegido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que deberá sufrir a causa de mi nombre". El Señor también dijo al mismo "Pablo": "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate y ponte en pie, porque me he dejado ver por ti para hacerte ministro y testigo de lo que has visto y de lo que todavía te mostraré. Yo te libraré de tu pueblo y de los gentiles a los que te envío, para que abras sus ojos y así se conviertan de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios, y reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados por la fe en mí", (9:15-20).
"Pablo" llevó a cabo su misión de predicar el camino de la salvación realizando viajes apostólicos, fundando y fortaleciendo comunidades cristianas en las diversas provincias del Imperio Romano por las que pasaba: Galicia, Asia, Macedonia, Acaya, etc. Los escritos del Nuevo Testamento nos presentan a un "Pablo" escritor y predicador. Cuando llegaba a un sitio, "Pablo" acudía a la sinagoga, lugar de reunión de los judíos, para predicar el evangelio. Después, acudía a los paganos, esto es, los no judíos.
Después de dejar algunos lugares, ya sea por haber dejado la predicación inconclusa, ya sea para responder a las preguntas que le enviaban desde esas comunidades, "Pablo" empezó a escribir cartas, que pronto serían recibidas en las iglesias con una particular reverencia. Escribió cartas a comunidades enteras y a personas singulares. El Nuevo Testamento nos ha transmitido 13 cartas, añadiéndole la Carta a los Hebreos, que tienen su origen en la predicación de "Pablo": una Carta a los Romanos, dos Cartas a los Corintios, una Carta a los Gálatas, una Carta a los Efesios, una Carta a los Filipenses, una Carta a los Colosenses, dos Cartas a los Tesalonicenses, dos Cartas a Timoteo, una Carta a Tito, una Carta a Filemón y una Carta a los Hebreos. Aunque no son de fácil datación, podemos decir que la mayoría de estas cartas fueron escritas durante la década que va del año 50 al 60.
El centro del mensaje predicado por "Pablo" es la figura de Cristo desde la perspectiva de lo que ha realizado cara a la salvación de los hombres. La Redención obrada por Cristo, cuya acción se pone en relación muy estrecha con la del Padre y con la del Espíritu, marca un punto de inflexión en la situación del hombre y en su relación con Dios mismo. Antes de la redención, el hombre caminaba en el pecado, cada vez más alejado de Dios; pero ahora está el Señor, el "Kyrios", que ha resucitado y ha vencido la muerte y el pecado, y que constituye una sola cosa con los que creen y reciben el bautismo. En este sentido, se puede decir que la clave para entender la teología paulina es el concepto de conversión (metánoia), como paso de la ignorancia a la fe, de la Ley de Moisés a la ley de Cristo, del pecado a la gracia.
Pero recordemos que, hacia el año 34 "Pablo" aparece como un recto joven fariseo, fanáticamente dispuesto contra los cristianos. Creía que la nueva secta era una amenaza para el judaísmo por lo que debía ser eliminada y sus seguidores castigados. Se nos dice en el Libro de Los Hechos de los Apóstoles que "Saúl (o)" estuvo presente aprobando cuando "San Esteban", el primer mártir, fue apedreado y muerto (6:8 – 8:3). Fue poco después que "Pablo" experimentó la revelación que iba a transformar su vida. Mientras iba a la ciudad de Damasco para continuar su persecución contra los cristianos y hacerles renegar de su fe, Jesucristo se le apareció y tirándolo por suelo le pregunta: "Saúl (o), Saúl (o), ¿por qué me persigues?". Por la luz sobrenatural quedó ciego. "Pablo" ante el Señor se entregó totalmente: "Señor, ¿qué quieres que haga?. Jesús le pide un profundo acto de humildad ya que se debía someter a quienes antes perseguía: vete donde Ananías y él te lo dirá". Después de su llegada a Damasco, siguió su conversión, la sanación de su ceguera por el discípulo Ananías y su bautismo. "Pablo" aceptó ávidamente la misión de predicar el Evangelio de Cristo, pero como todos los santos, vio su indignidad y se apartó del mundo para pasar tres años en "Arabia" en meditación y oración antes de iniciar su apostolado (Libro Hecho de los Apóstoles 9:3-20). Hacía falta mucha purificación. Jesucristo lo constituyó Apóstol de una manera especial, sin haber convivido con El. Es pues el último apóstol constituido. "Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo". Su vida es totalmente transformada en Cristo: "Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo", (Epístola a los Filipenses 3:6-12).
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