La concepción de la santidad en la Biblia. Bases bíblicas para la comprensión de la santidad al estilo metodista
No es fácil, para un cristiano, hablar de "santidad", pues este concepto es concebido de manera diferente ya sea dentro de la tradición católica, así como en la protestante. Para la Iglesia Católica Romana, "santidad" es sinónimo de sacralidad, pero comprendida en términos morales. Según la opinión del Doctor luterano Eugenio Araya, la "santidad" desde un punto de vista católico romano, sería comprendida como "una acción humana en respuesta de Dios, pero llevado y realizado por el hombre (ser humano) por medio de los actos meritorios que lo llevan a tener
una conducta de vida, y lo que más llama la atención es "la obtención de milagros después de la muerte.""[1] Sin embargo, para la tradición protestante es diferente, Martín Lutero siguiendo la definición del apóstol Pablo dada en la primera carta a los Corintios, capítulo 12, "llega a identificar la fe con el Espíritu Santo y dice que santo es el creyente en Cristo y agrega: "Santidad cristiana es cuando el Espíritu Santo da a los hombres la fe en Cristo y lo santifica".[2]
Una breve comparación entre ambas definiciones doctrinales nos lleva a concluir lo siguiente: La santidad católica hace más referencia a la respuesta humana, como un mérito y obediencia a la voluntad de Dios, a través de la búsqueda de la perfección en la caridad. Agregándole el aspecto milagroso del "santo" fallecido. La concepción de "santidad" bajo la doctrina protestante luterana, la acción recae más en Dios, en la acción del Espíritu Santo sobre todos los creyentes
en Jesucristo, aquí el ser humano es un mero receptor de la "santidad" que le otorga el Espíritu Santo.[3] Como podemos observar, ambas posiciones son irreconciliables, pues se encuentran en los polos opuestos: acción humana versus acción divina. La concepción Metodista de la "Santidad", en mi opinión personal, creo que vendría a constituirse en una tercera posición, mediadora entre ambas definiciones.
Como ya podremos darnos cuenta, se hace necesario tener una comprensión de la concepción bíblica, tanto veterotestamentaria como neotestamentaria de la "santidad". Para así, con un mayor conocimiento bíblico sobre el tema evaluar con mayor precisión las propuestas doctrinales de la "santidad".
La Santidad en la concepción veterotestamentaria.[4]
El biblista holandés Stephan de Jong dedicado a describir y definir el concepto de 'santidad' desde la perspectiva veterotestamentaria, fija su estudio en el periodo post-exílico, período en donde son fijadas las tradiciones escritas sacerdotal y deuteronomista, tradiciones que enfatizan la 'teología de la santidad' como una forma de ser del pueblo judío. En un contexto de invasión cultural Babilónica y Persa, Israel debe aprender a recuperar y conservar su identidad como pueblo de Dios, para ello el concepto de santidad fue vital.
Según S. De Jong. la palabra 'santidad' tiene para muchos un sentido espiritual, que se concentra en el comportamiento del individuo.
Desde esta perspectiva, ser 'santo' significa ser 'perfecto', 'libre de todo pecado' y 'apartado del mundo', una realidad pocas veces alcanzada. Por eso, solamente algunas personas ejemplares son consideradas dignas de ser llamadas 'santas'. Sin negar que una vida ejemplar puede ser parte de una vida 'santa', un estudio en el sentido de la palabra 'santo' en el Antiguo Testamento muestra que su sentido no es tan restringido. Según la opinión del Dr. S. De Jong, "La santidad está dentro del alcance de cada persona y tiene que ver con toda la vida. 'Ser santo' en el sentido veterotestamentario significa 'optar por un determinado estilo de vida', 'optar por una determinada identidad'."[5]
Lo judíos del exilio y post-exilio decidieron el 'aislamiento' como una estrategia de preservar su identidad cultural y religiosa, este aislamiento Stephan de Jong lo describe en dos grandes aspectos, estrechamente interrelacionados: el aspecto religioso con un marcado énfasis 'anti-idolatría', y el aspecto social y ético que implicaba el rechazo del sistema cananeo.
El rechazo de los pueblos extranjeros por algunos líderes de la comunidad judía no fue un fenómeno nuevo. Leyendo el A.T. encontramos un rechazo semejante en muchos libros. Recordamos, por ejemplo, los textos en el libro de Josué, según los cuales los israelitas, después de su entrada a Canaán tenían que 'consagrar al anatema' a todos los habitantes de las ciudades cananeas (Cf. Jos.6:18; 8:26; 10:1). El mismo mandamiento de matar a los pueblos vencidos lo encontramos en la Torá (Cf. Dt.20:16-18). El texto citado es importante, porque nombra la razón para la orden de matar a los pueblos vecinos: "…para que no les enseñen a ustedes a hacer las mismas cosas horribles…" Existía el peligro de que los israelitas imitarían sus costumbres, especialmente las 'en honor de sus dioses'. Entonces, el querer evitar la idolatría es la razón para el rechazo total de los pueblos extranjeros.[6]
Es necesario aclarar que S. De Jong está considerando a Israel en una aguda oposición contra lo cananeo, apoyado principalmente en la teoría de la "Revolución Campesina" elaborada por N.K. Gottwald. Sin embargo, las últimas hipótesis sobre el origen de Israel, hablan que Israel sale desde el centro cananeo, y se va diferenciando, poco a poco, en su perspectiva religiosa.[7]
Además, el "anatema" descrito por el libro de Josué, no debe ser comprendido en forma literal; sino mas bien, en un sentido metafórico para describir la renuncia radical a las prácticas religiosas y sociales de los cananeos. Según la reciente investigación del biblista alemán Hans-Harald Mallau, el relato de Josué 9, sobre los gabaonitas, permitiría entrever una flexibilidad de las leyes de exterminio de los cananeos. Pues, la narración enfatiza la incorporación de los "gabaonitas" al pueblo de Israel. Según H.H. Mallau, "la ley de exterminio de los cananeos ordenada por el Dios de Israel, no es su última palabra. Las alternativas a su propia ley son abundantes y variables para ofrecer su salvación a todos los que la esperan."[8] Una aplicación rígida de dichas leyes implicaría un mal entendido de la voluntad del "Dios del cielo y de la tierra" (Cf. Jos.2:11), nombre conocido también por los intrusos a su pueblo.
Respecto del tema central del artículo de S. De Jong: el concepto de 'santidad'. Fue uno de los conceptos principales con respecto al mencionado choque ideológico en el tiempo post-exílico. Hay que entender la 'santidad' desde el contraste entre los sistemas cananeos e israelita. Por eso, el término 'santo' ('sagrado') y el término opuesto 'impuro' juegan un papel clave en los textos post-exílicos que rechazaban las relaciones de los judíos con los demás pueblos. Los matrimonios con mujeres extranjeras contaminarían al pueblo 'santo' según Mal.2:11 y Esd.9:2 (Cf. Ml.2:10-12; Esd.9-10 y Neh.13:23-28). Los pueblos extranjeros y sus costumbres, son caracterizados como 'impuros' según Hag.2:14 y Esd.6:21. Sin embargo, el sentido veterotestamentario es otro, la palabra 'santo' tiene la connotación de vivir de modo auténtico e íntegro, superando un mundo muchas veces gris y mediocre, pero no apartado del mundo, sino dentro de él.[9]
¿Qué significa eso en la práctica veterotestamentaria? Las instrucciones de Lev.19 – centrado en la llamada 'Ley de Santidad' – lo muestra claramente. Es cumplir los mandamientos de Dios, los cuales principalmente son: inspirarse sólo por Dios, no por otros dioses. Con un modo justo. En fin, ser santo significa optar por el sistema israelita. Eso es una vida 'santa', que supera la mediocridad del egoísmo o de la indiferencia, fenómenos rechazados por todos, pero corrientes como el pan de cada día. 'Sean santos, porque santo soy yo,Yahvé, su Dios' (Lev.19:2). Según S. De Jong, así se puede ser artesano de la vida, y para clarificar esta actitud incluye la cita de una poesía de Pablo Neruda sobre "el Rafita", quien era un verdadero poeta de la carpintería. En esta lógica, entonces la palabra 'impuro' significa lo opuesto. Es lo que está fuera de una relación con Dios. "A veces, no entendemos por qué algunas cosas eran impuras, como sangre, cerdos, pero 'impuro era, en todo caso, lo que no coincidía con los valores yahvistas. Lo impuro es la opción por el sistema cananeo."[10]
Según S. De Jong, el ideal de 'santidad' de la comunidad judía post-exílica consistía en una identidad espiritual integra, es decir, una identidad en la que la relación con Dios no fue desatada de una postura frente a los desafíos políticos, sociales, económicos y culturales. La santidad abarca toda la vida. El rechazo de la idolatría no era solamente un rechazo a algunos dioses, sino un conflicto con todo un sistema de muerte, del cual los ídolos formaban una parte. La búsqueda de una nueva identidad para los judíos era a la vez una búsqueda de la autenticidad. Con empeño se buscaba la vida 'santa', no optando por el camino más cómodo, ni teniendo el conflicto ni el aislamiento. En un mundo conformista y muchas veces engañoso, tal empeño puede inspirarnos a superar la mediocridad, buscar la verdad y, así, vivir intensamente y hacernos artesanos de la vida, o sea: 'santos'.
"El mundo engañoso en el tiempo de la nueva comunidad judía era el mundo de los pueblos, portadores del sistema cananeo. ¿Todavía existe este sistema? No y sí. Como ya he dicho, el mundo de hoy es otro mundo, pero también ahora existe un sistema 'impuro', en el cual la desigualdad y explotación están a la puerta de la casa. En el sistema donde domina el valor económico sobre el valor humano y, en un nivel personal, el empeño por una carrera exitosa supera el empeño por el prójimo. En la sociedad moderna encontramos una idolatría nueva: la adoración del poder y del crecimiento económico, representantes del 'mundo de las cosas'. Esta puede llegar a la negación del valor de cada individuo, especialmente de aquellos que no producen, como los enfermos y los ancianos…"[11]
A modo de conclusión, podemos decir que la concepción de "santidad" según la perspectiva veterotestamentaria, es un concepto colectivo, en donde todo Israel es invitado a vivir una identidad espiritual íntegra, con una fidelidad exclusiva a la religión y sociedad yahvista. Aquí se funden las acciones divinas y humanas, pues la voluntad de Dios es hacer que su pueblo, Israel, viva en la "santidad". Además, la "santidad" tiene una connotación religiosa, ética y social. El pueblo adquiere conciencia de su ser diferente a los demás pueblos y sus leyes religiosas y costumbres socio-culturales se lo recuerdan a cada instante.
La Santidad en la concepción Neotestamentaria
Para comprender la santidad neotestamentaria haremos mención del artículo escrito por el biblista metodista chileno, Dagoberto Ramírez[12]del cual extractaremos sus pensamientos centrales sobre el tema.
Según D. Ramírez la "santidad" en el Nuevo Testamento posee una dimensión teológica eclesiológica, ya que se entiende por "santo" a todos los llamados y elegidos por Dios para ser partícipes en la redención de toda la creación. Debido a esta gran misión del cristiano, la "santidad neotestamentaria" es eminentemente eclesial. "En este sentido la EKLESÍA es santa y lo son aquellos que pertenecen a ella, por cuanto todos han oído y obedecido el llamado de Dios."[13]
Sin embargo, aclara D. Ramírez, la santidad no es una cualidad inherente a la comunidad o a las personas que la integran, la santidad posee las siguientes cualidades:
"La santidad es de la esencia de Dios, quien la transfiere a Jesucristo, su Hijo. Este Hijo, en cuanto encarnación de Dios en la humanidad, es quien comunica a la EKLESÍA la santidad. Por lo tanto, si la comunidad o las personas que a ella pertenecen se alejan de la comunión con su Señor, pierden la condición de santos. No hay santidad personal, fuera del contexto de la comunidad de los santos. Tampoco hay comunidad de los santos cuando ésta se aleja de la vida de obediencia a Jesús el Santo o bendito de Dios (Cf. Mr.1:24; Lc.2:23; Hch.2:27; 3:14; 13:35)."[14]
Como podemos observar en esta definición de la "santidad neotestamentaria", ella se produce cuando la persona asume su nueva identidad como cristiano, la persona entra a formar parte de una "comunidad" que posee una identidad y un objetivo común: la redención de toda la creación. En este aspecto nos encontramos con una continuidad del concepto de "santidad veterotestamentario".
Autor:
Prof. Jaime Alarcón V.
[1] Eugenio Araya. ?Otro enfoque sobre la santidad?. In: TEOLOGIA EN COMUNIDAD N?10, marzo, 1993, p.37. El autor cita la definici?n sobre ?santidad? otorgada por el Diccionario de Teolog?a de L. Bauyer, editorial Herder, Barcelona, 1973, dice textualmente: ?Las criaturas espirituales ser?n, pues, santificadas en la medida que su voluntad se conforme, por la fe y la obediencia, a la santa voluntad de Dios (cf. Is.6). En el cristianismo, la santidad se identificar?, pues, con la perfecci?n de la caridad.? ?Acto solemne por el que la iglesia es una sentencia definitiva, inscribe en el cat?logo de los santos a un siervo de Dios. Como precisa ya Inocencio III, esta decisi?n reposa en la comprobaci?n de la pr?ctica heroica de las virtudes cristianas durante la vida y la obtenci?n de milagros despu?s de la muerte?.
[2] Mart?n Lutero, W.A. 50,626,15. Citado por: Eugenio Araya. Op. Cit., p.37.
[3] El Dr. Araya aclara que Lutero ten?a un concepto de ?santidad? completamente diferente al cat?lico. Para Lutero ?el cristiano ser? siempre justo y pecador (iustus et peccator), y lo ser? al mismo tiempo, por eso est? la f?rmula simult?neamente justificado y pecador (simul iustus et peccator), que en realidad es m?s amplia, el cristiano es siempre santo, siempre pecador y siempre arrepentido (semper iustus, semper peccator, semper poenitents). Lo ser? toda su vida, porque por obra de Dios es justo, por su propia naturaleza es pecador (…). De tal manera que es imposible la existencia de un santo en el sentido moral, en donde, desde el momento de su conversi?n no ha cometido pecado.? (p.37)
[4] En este subt?tulo seguiremos de cerca los pensamientos centrales del art?culo de: Stephan de Jong. ?Ser artesano de la vida. La vida santa en la teolog?a de los jud?os Post-ex?licos.? In: TEOLOGIA EN COMUNIDAD N?10, marzo, 1993, pp.3 al 19.
[5] Idem., p.3.
[6] Idem., p.7.
[7] Guillermo Del Olmo Lete, Antecedentes y concomitantes del culto hebreo-b?blico. In: Los Caminos inexhauribles de la Palabra. Homenaje a J. Severino Croatto. Lumen-Isedet, Buenos Aires, 2000, pp.115 al 132. R.K. Gnuse, No other Gods. Emergent Monotheism in Israel. JSOTS 241, Sheffield, 1997. Citado por: Hans de Wit, Leyendo con Yael: Un ejercicio en hermen?utica intercultural. In: Los Caminos inexhauribles de la Palabra, p. 32.
[8] Hans-Harald Mallau, ?Intrusos en el pueblo de Dios. El caso de los gabaonitas de Josu? 9. Oposici?n a la teor?a del exterminio de los cananeos por los israelitas durante la ?poca de la conquista.? In: Los Caminos inexhauribles de la Palabra, p.187.
[9] Stephan de Jong, Op. Cit., p.16.
[10] Idem., Ibidem.
[11] Idem., p.11.
[12] Dagoberto Ram?rez, ?La Santidad del Pueblo de Dios. Los Santos en el libro de Apocalipsis?. In: TEOLOGIA EN COMUNIDAD N?10, marzo, 1993, pp.20 al 35. El autor analiza el concepto de santidad dentro de la teolog?a apocal?ptica, la que debe ser comprendida dentro de su contexto hist?rico, teniendo muy presente la naturaleza de su g?nero literario.
[13] Idem., p.20.
[14] Idem., Ibidem.