Los hijos del umbral de la pobreza (la niñez indigente en los países ricos) (Parte II)
- Los caminos de la corrupción política son inescrutables
- De aquellos "polvos", estos "lodos" (qué opina la gente sobre el futuro de sus respectivas economías)
- Los efectos del colapso (los "daños colaterales" de una economía de casino)
- Distintas maneras de contar la misma pobreza (mientras las víctimas continúan pagando las pérdidas de sus victimarios)
- Conclusión
- ¡Bienvenida clase media! (así decía un cartel en una "villa miseria" de Buenos Aires)
- El regreso a la Edad Media: una (catastrófica) combinación de arrogancia e ignorancia (abuso de posición dominante, o la desmesura de los poderosos)
- La economía por la economía (en el nombre del mercado)
- Reiteración de un llamamiento desesperado (ante el riesgo de una tercera generación perdida: padres, hijos y nietos)
Los caminos de la corrupción política son inescrutables
No se puede reformar una economía cargando todo el esfuerzo en los trabajadores y en las partes más frágiles de la población.
Si las reformas económicas fomentan el crecimiento, mejoran la eficiencia, favorecen la reducción del desempleo y… no implican gasto adicional ¿por qué los políticos norteamericanos o europeos se muestran tan reacios a acometerlas? Si benefician a la sociedad ¿por qué siempre se postergan y, cuando llegan, presentan un regusto descafeinado? ¿Cortedad de miras, desidia, estupidez? Puede, pero el principal motivo es otro: las reformas perjudican a la oligarquía política y a los grupos de presión cercanos al poder. Entorpecen el intercambio de favores y suprimen ciertos mecanismos que facilitan la corrupción. Motivos más que suficientes para generar resistencias entre nuestras clases dirigentes, nacionales o autonómicas.
Una adecuada reforma económica va dirigida a cambiar las reglas del juego por otras más claras justas y transparentes. A transformar la legislación, las regulaciones, eliminando muchas restricciones que atenazan la actividad económica. A poner límites a la connivencia entre políticos y conocidos "empresarios", entorpeciendo el intercambio de favores. A suprimir las barreras que restringen la competencia, la entrada de nuevas empresas a ciertos mercados. Unas barreras que otorgan privilegios a ciertos grupos empresariales a condición de repartir los beneficios resultantes con los políticos. Observando las puertas giratorias, esas vías rápidas que conducen a ex gobernantes a los consejos de administración, es posible identificar los sectores económicos más afectados por estas nefastas prácticas. Las reformas ¡ay! dificultarían el reparto de los márgenes, uno de los negocios básicos de la clase política en los países de la UE (y si me apuran de los EEUU, tanto monta, monta tanto). Antes muertos que "reformados".
Los caminos de la corrupción son inescrutables, profundos e insondables. Los ingresos de los corruptos provienen siempre de los bolsillos de los ciudadanos, unas veces en calidad de contribuyentes, otras de consumidores. Las comisiones por licitación de obras o servicios (sean del 3%, del 5% o superiores) se repercuten en las facturas que pagan las administraciones y, por ende, en el bolsillo del contribuyente. Por el contrario, las comisiones por compra de "commodities", se cargan en la cuenta de los consumidores que las utilizan. Pero existe una tercera vía más indirecta: buena parte de los ingresos de los partidos políticos, y de sus dirigentes, proviene de favores consistentes en promulgar una legislación ventajosa, leyes a la medida de ciertas empresas, a cambio de regalos en metálico o especie, transferencia a cuenta en paraíso fiscal o garantía de un puesto en consejo tras el mandato.
Unión Europea I: un capitalismo sin "mercado" (restringido aun a costa del empleo)
Esto explica el gigantesco y desordenado crecimiento de toda una compleja selva de leyes, normas y regulaciones, de reglas con infinidad de excepciones, contradictorias entre sí, interpretables al derecho o al revés, siempre a gusto del poder. Una vía para establecer barreras que impidan la entrada en ciertos mercados a otros productores, protegiendo así a quienes compran voluntades. Se ofrece a los amigos un traje a medida, el privilegio de actuar en un mercado cautivo donde los elevados precios generan jugosos márgenes a compartir con los gobernantes. Los ingresos irregulares tienen su origen en el sobreprecio que pagan los consumidores por culpa de una restricción de la competencia que propician las autoridades… deliberadamente.
No puede extrañar que las clases dirigentes corruptas huyan de las reformas económicas como el vampiro del ajo, o del crucifijo, pues la competencia reduciría precios y estrecharía márgenes, disipando las rentas extras que se reparten bajo cuerda empresarios y políticos. Nuestras élites prefieren mercados restringidos, pocas empresas, conocidas, cercanas y generosas, aun a costa del crecimiento y del empleo. Por ello, la reforma política es condición previa para las reformas económicas. Señalaba uno de los protagonistas de los intocables de Elliot Ness que "lo difícil no es encontrar el alcohol sino a alguien dispuesto a enfrentarse a Al Capone". En la Unión Europea actual, lo complicado no es saber qué reformas hay que acometer… sino identificar un grupo dirigente dispuesto a llevarlas a cabo.
Unión Europea II: y un socialismo sin "planificación" (donde solo atinan a incrementar el PIB computando la prostitución, el contrabando y el narcotráfico)
"Nuevos métodos de medir la economía pueden asombrar. Aún más cuando involucran prostitutas y montones de cocaína. El Reino Unido, Irlanda e Italia están entre los países que planean incluir actividades ilegales en la medición de su Producto Interno Bruto, el indicador más amplio de bienes y servicios en una economía"… Sexo, drogas y los grandes desafíos de medir la economía en la sombra (The Wall Street Journal – 9/6/14)
Según una estimación, el Reino Unido podría añadir hasta US$ 9.000 millones al valor de su PIB al contabilizar la prostitución y alrededor de US$ 7.400 millones al agregar drogas ilegales, lo suficiente para aumentar el tamaño de su economía en 0,7%. Para no ser menos, Italia añadirá el contrabando, así como drogas y prostitución. Ambos cambios se llevarán a cabo este año.
Otros países de Europa también se preparan para acatar el llamado de la Unión Europea a estandarizar y ampliar su PIB. La UE está siguiendo una directriz de "mejores prácticas" emitida en 2008 por las Naciones Unidas.
Algunos economistas cuestionan los méritos -y métodos- de medir la economía en la sombra. Los delincuentes hacen grandes esfuerzos para ocultar sus transacciones, que suelen realizarse en efectivo, por lo que son difíciles de rastrear. Debido a que la actividad está más allá del alcance de las autoridades tributarias, no es algo que puede aportar ingresos para ayudar a un país a pagar sus deudas.
Todo esto complica la medición. Claus Vistesen, economista jefe para la zona euro de Pantheon Macroeconomics, dice que hay "una solución intermedia entre tomar en cuenta tanta información como se pueda y la precisión". Medir la economía subterránea, afirma, haría "menos precisa" la medición del PIB.
El argumento a favor es simple. Si las drogas no son contabilizadas en un lugar donde la gente gasta la mitad de sus ingresos en ellas, llevaría a concluir, equivocadamente, que la población ahorró la mitad de su dinero.
La ONU es clara a la hora de enfatizar la necesidad de ampliar las definiciones del PIB. "Las cuentas en su conjunto son susceptibles a estar gravemente distorsionadas" si los gobiernos no tabulan todas las transacciones, señaló como parte de su directriz de 2008.
Las variaciones totales al añadir actividades ilícitas podrían resultar pequeñas, ya que es apenas un componente de los cambios estadísticos que se extienden por Europa. El Reino Unido, por ejemplo, ha alterado la forma de medir grupos sin fines de lucro, un cambio que impulsará su PIB más que las drogas y la prostitución, y la formación de capital e inventarios, que reducirán la cifra.
Algunos países europeos tienen incentivos adicionales para inflar el tamaño de sus economías. Además de poder jactarse, un PIB más alto ayuda a un país a mantener su deuda y déficit dentro de las metas prescritas por la UE. Si el déficit de un país debe estar por debajo de 3% del PIB, un gobierno derrochador querría el cálculo más grande posible del PIB.
Para otros, un PIB más alto podría tener un costo para los gobiernos. El bloque de 28 naciones usa el PIB para determinar cuánto contribuye cada país al presupuesto colectivo de la UE.
En Europa, Finlandia y Suecia, países que difícilmente serían considerados como economías delictivas, verían los mayores incrementos. Los principales cambios no provienen de las drogas, sino de ajustes técnicos como la forma de capitalizar los gastos en investigación y desarrollo y la manera de contabilizar programas de pensiones y la mayoría de las pólizas de seguro.
La Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos, que calcula el PIB del país, "no tiene planes por ahora de incluir gastos en actividades ilícitas", según la vocera Jeannine Aversa. El PIB estadounidense crecería cerca de 3% si se adoptaran todos los cambios de Europa, de acuerdo con cálculos de Eurostat.
La metodología del Reino Unido muestra lo arbitrario que puede ser medir actividades que están lejos del alcance de las cajas registradoras y los contadores.
La Oficina de Estadísticas Nacionales británica dice que estimará el consumo de seis drogas: crack de cocaína, cocaína en polvo, heroína, cannabis, éxtasis y anfetaminas. En primer lugar, calculará el número de usuarios de drogas basado en encuestas de delincuencia, y luego lo multiplicará por una estimación de la cantidad promedio de drogas que consume cada persona.
Una serie de estimaciones equilibrará las cuentas. Por ejemplo, para evitar distorsionar las estadísticas sobre las importaciones, debe calcular el porcentaje de cannabis producido en el país. Luego debe suponer el volumen de semillas y la electricidad usados en la producción.
En cuanto a la prostitución, los estadísticos empezarán con un conteo aproximado de prostitutas callejeras realizado por la Policía Metropolitana de Londres y una estimación de prostitutas fuera de las calles de una organización no gubernamental que estudia la violencia contra las mujeres y las niñas.
Se supondrá que la cantidad de prostitutas sube o baja con la población masculina. El costo estimado de los servicios de prostitución fluctuará junto con los precios de los bailes privados y las agencias de acompañantes, "las actividades más cercanas que tenemos a la prostitución" que ya están medidas.
Thomas Costerg, economista del banco británico Standard Chartered, dice que los gobiernos no están ampliando la definición del PIB "sólo para maquillar los números". El problema "es que se puede volver muy teórico y podría haber algunos efectos secundarios, incluyendo el creciente escepticismo de la población en general sobre las estadísticas".
No se trata de una novedad. De hecho, Grecia ya lo aplicó en su día como fórmula válida para maquillar burdamente sus estadísticas oficiales (2008). Lo sorprendente es que ahora encuentre el refrendo normativo de la Unión Europea. La parte más siniestra de la actividad sumergida deberá ser tenida en cuenta a la hora de estimar la riqueza real de un país. Putas y coca son tan buenos indicadores de consumo como cualquier otro. No se los puede dejar fuera. Por más que, al final, quien sufra sea la fiabilidad del dato que se quiere precisar y aumente así su descrédito. Vamos para atrás como los cangrejos.
En efecto, de acuerdo con un reglamento comunitario de obligado cumplimiento en 2016, que sigue a una directiva de "buenas prácticas" -como lo leen: de chiste, de verdad-, elaborado por la ONU en 2008, los Estados miembros deberán incluir en las plantillas que remiten periódicamente al Eurostat el valor aproximado de determinadas actividades económicas hasta ahora no declaradas, caso de la prostitución, el tráfico de drogas o el contrabando de tabaco.
Se trataría de una medida susceptible de ser debatida si no fuera por:
El momento en el que se decide, precisamente cuando con motivo de la crisis se ha producido un incremento exponencial de la deuda pública en circulación de buena parte de quienes conforman la Unión. Una realidad que convierte el "efecto denominador" -actuación al alza sobre PIB o producto interior bruto- en casi la única posibilidad para minorar en términos relativos tan excesivo volumen.
Algo similar sucede con el déficit. La ayuda regulatoria llega cuando los programas de "austeridad" han agotado a la población y los Gobiernos se las ven y se las desean para cumplir los objetivos pactados con Bruselas para los dos próximos años. El empujoncito no puede ser más oportuno. Qué curioso.
Esconde la verdadera dimensión de una economía al no recoger toda la acción "informal" de los agentes que en ella actúan, sino sólo la que se indirectamente aflora en las distintas magnitudes que la integran (consumo eléctrico, compras de alimentación o bienes intermedios) y, a partir de ahora, la vinculada a determinadas actividades delictivas de carácter "productivo" (sic). Al final, por qué contentarse con las migajas si de manipular el dato se trata. En naciones como España su incorporación plena supondría reducir hasta en una cuarta parte los ratios antes mencionados de acuerdo con las cifras que maneja Gestha. Según nos recuerda The Economist, Italia ya lo hizo en 1987 disparando su riqueza un 18% de la noche a la mañana (TE, "Sex, drugs and GDP", 31/5/14).
No sólo eso, no incluye ninguna recomendación sobre la necesidad de que dichas "industrias" se eliminen en el futuro. Al contrario, al darles carta de naturaleza estadística y valor económico explícito, se someten al arbitrio de la elite dirigente en cuanto a su estimación y evolución, con todos los peligros que eso conlleva en términos de tolerancia o alteración de los números -basados en la mayoría de los casos en estimaciones imprecisas- tanto al alza como a la baja. Más aún en la medida en que una de las cosas que se pretende es facilitar una comparativa homogénea que haga más justo el reparto de fondos europeos. No es de extrañar que los italianos -la Italia de la mafia, Dios Santo- ya hayan anticipado que el impacto en sus cuentas será insignificante. La pela manda.
Más interesante todavía es que, como hemos visto recientemente en Nigeria y con anterioridad en Ghana, Europa está realizando justo el camino inverso de mercados que se suponen menos desarrollados y que por eso reciben el nombre de "frontera". Mientras en África lo que se hace es incluir la evolución de determinados sectores como las telecomunicaciones o el bancario en la determinación del PIB, muestra de evolución, en la avanzada Europa se hace justo lo contrario. Ejemplo emergente para la vieja región. Rapacería numérica se llama esto.
Puestos a hacernos trampas en el solitario, tendría más sentido, de hecho, incorporar de alguna forma al medidor la otra opción que se manejaba hasta ahora a la hora de ajustar el dato objetivo con la verdadera realidad económica de un territorio: el de la felicidad, teniendo en cuenta que el bienestar y el optimismo sí son factores determinantes a la hora de construir en positivo el futuro de un estado y no los burdeles o los tiritos (ONU, "World happiness report", 9/9/13).
A la espera de que el European System of Accounts (ESA) depure en el segundo semestre de 2014 los modelos de cálculo financiero de los actos reprobables que ahora se quieren legitimar como creadores de valor, aunque no de ingresos fiscales, lo razonable sería que se identificaran y publicaran de manera segregada. En la medida en que las vergüenzas de un estado ven la luz, mayor es el incentivo teórico para tratar de corregirlo, ¿no les parece? Sin embargo, me temo lo peor: la propuesta se esconde entre un cambio de normativa contable -de SEC 95 a SEC 2010, una alteración de la base sustancial-, con enorme impacto en el tratamiento de determinados gastos que pasan a ser inversión (como el I+D o la defensa), y correcciones en el censo, fenómenos ambos que aguarán el impacto final. Mal empezamos. Ver para creer
La prostitución del PIB
Hasta el estallido de la actual crisis financiera, los responsables de los bancos norteamericanos tenían un incentivo perverso para generar a toda costa beneficios a corto plazo. Su remuneración variable estaba condicionada sólo a los beneficios a corto plazo, sin considerar el riesgo asumido para lograr dicho beneficio o la sostenibilidad del mismo. Ello llevó al pago de elevadísimos bonos en entidades que posteriormente tuvieron que ser rescatadas. Los beneficios contables obtenidos no eran sostenibles y acabaron convirtiéndose en pérdidas. Además, el riesgo asumido era desproporcionado.
Como consecuencia de aquello, se han establecido mecanismos para evitar que se prime el beneficio a corto plazo, en detrimento de beneficios sostenibles a largo plazo. Aunque tarde y mal, algo se ha aprendido.
Con el PIB ocurre algo parecido a lo que sucedía con los beneficios empresariales antes de la crisis. Cualquier Gobierno, de cualquier país y de cualquier color, se ve movido a conseguir un incremento del PIB a corto plazo, aunque la forma de lograrlo merme la capacidad de generar PIB a medio y largo plazo.
El PIB (producto interior bruto) es un indicador económico que refleja la producción total de bienes y servicios de un país en un periodo de tiempo. Es el indicador de referencia para relativizar y comparar ratios como la deuda o el déficit público. Cuando se habla de deuda pública en España no se menciona que su volumen alcanza el billón de euros, sino que la deuda pública equivale al 98% del PIB. Exactamente igual con el déficit público. Tal y como se transmite la información, parece irrelevante que el déficit en 2013 haya sido de 71.000 millones de euros o que los gastos hayan excedido en un 18,5% a los ingresos. El dato fundamental a seguir es el porcentaje que supone el déficit sobre el PIB: 7,1% (de acuerdo con Eurostat).
Lo mismo que no todo beneficio a corto plazo es recomendable en una empresa, no todo incremento del PIB debería ser bienvenido. A modo de ejemplo, tal y como se calcula el indicador, los sueldos públicos son consumo público, y por tanto PIB. Si se contratasen a 100.000 empleados públicos nuevos aunque no hicieran nada, aumentaría el PIB en la cuantía equivalente a su sueldo. Obviamente también lo haría el déficit en la misma cuantía.
El crecimiento del PIB a cualquier costa ya se puso en práctica con actuaciones poco o nada productivas. A cambio de unas décimas de crecimiento efímeras se aumentó el déficit y la deuda. La construcción de autopistas a ninguna parte o de aeropuertos en medio de la nada aumenta el índice durante su construcción, pero dejan una losa de deuda que merma el crecimiento futuro.
Sorprende que haya pasado tan desapercibida la noticia de la inclusión de actividades ilegales como la prostitución o el tráfico de drogas en el cálculo del PIB de los países de la UE. Estados Unidos ya aplica esta nueva metodología de su cálculo, incluyendo estas actividades desde verano de 2013.
Por definición, el control estadístico sobre las actividades ejercidas al margen de la ley sólo puede ser realizado mediante una estimación, cuyo contraste o validación es prácticamente imposible. Una vez abierta la puerta a la incorporación en el PIB de la estimación de lo que "aportan" las drogas y la prostitución, nada impide que el siguiente paso sea incluir en él la estimación de toda la economía sumergida. La conclusión después de todos estos ajustes sería la presentación de unos ratios mucho más favorables de deuda y déficit respecto al PIB. Lo que no cambiará será la cuantía de la deuda pública en euros ni el volumen de gastos por encima de los ingresos. La inclusión de estimaciones en el PIB por drogas y prostitución prostituye el concepto de dicho indicador. No todo crecimiento del PIB debe ser bienvenido.
Como en la película Mediterráneo (abuela puta, mamá puta, hija puta). Sin salida.
(Otra "metáfora" cinematográfica) Mediterráneo es una película italiana (de Gabriele Salvatores), ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 1991. La película está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y trata sobre un grupo de soldados italianos que se quedan varados en una isla griega.
En 1941, un año después de que Italia se uniera a la Alemania Nazi contra los aliados en la Segunda Guerra Mundial, un pequeño grupo de soldados italianos inadaptados y poco disciplinados es enviado a una pequeña isla griega en el mar Egeo durante cuatro meses en una misión de observación. Los soldados incluían al teniente Montini (amante del arte), al machista sargento Lorusso, al soldado Strazzabosco acompañado de su amada mula Silvana, los dos hermanos Munaron, el soldado Noventa (que cuenta meses y días para volver a Italia) y otros personajes extravagantes.
Los soldados anticipan un ataque desde el exterior y toman toda suerte de precauciones inútiles. Encuentran un pequeño pueblo sin habitantes. Ven un bombardeo en el horizonte y se dan cuenta que el barco que los iba a recoger había sido destruido. Tras ello, misteriosamente, empiezan a reaparecer los pobladores, quienes decían que se habían escondido porque los soldados alemanes (previos ocupantes de la isla) se habían llevado a todos los hombres al continente. Así, la población griega decide alojar a los italianos e integrarlos en su vida diaria. No pasa mucho tiempo hasta que la hospitalidad y la naturaleza cálida de los habitantes aparecen: los soldados son absorbidos por la vida, el calor y el paisaje de la isla idílica, y olvidan sus actividades militares, ayudados por la avería de la radio que les enviaba órdenes del comando supremo. La película va describiendo la personalidad de cada soldado.
El sacerdote local pide al teniente Montini (Claudio Bigagli) que restaure los murales de su iglesia, a lo cual accede muy gustoso el teniente, quien había sido estudiante de latín y griego. Los hermanos Munaron se hacen amigos y luego amantes de una encantadora joven, una pastora, quien cree que tres es el número perfecto para una aventura de pura diversión sexual. El agrio y belicista sargento Lorusso (Diego Abatantuono) se empieza a dedicar al baile popular junto con unas ancianas y el muy tímido soldado Farina (Giuseppe Cederna) se enamora profundamente de la única, y muy sobrecargada de trabajo, prostituta de la isla.
Cuando descubren que en el pueblo había una puta, el sargento establece los turnos de asistencia a la casa de la señorita cortesana.
Lo descubren porque la señorita se presenta en el Mando, pidiendo trabajo. Sin embargo no se hace ninguna referencia a precios, habiendo dejado ella bien claro que era "puta". Nada se dice de donde sacaban los soldados el dinero.
Es muy curiosa la imagen de la impecable fachada de la casa de la meretriz en contraste con el ruinoso entorno.
Resulta que uno de los soldados no quería entrar a fornicar con Basilisa, que así se llamaba la señora, aunque de "lisa" no tenía nada. Se quedaba sentado en el poyete de la entrada. Hay una conversación entre Antonio, el soldado italiano, y Basilisa que a mí me parece de lo más tierna (y la razón por la que hago este largo relato).
Un plano medio donde se ve a los actores en medio cuerpo. El soldado está, claramente, enamorado de la mujer de moral relajada.
Él le pregunta a ella:
– ¿Por qué eres puta?
Ella contesta:
– Mi abuela fue puta, mi madre fue puta y mi hermana es puta.
Él le pregunta:
– ¿Y vas a ser puta toda tu vida?
Ella contesta:
– No, quiero poner un restaurante.
Ella deja muy claro el asunto del determinismo cultural lo cual es una fuerza o costumbre que tiene que ver mucho con los canales de la información en el cerebro de las personas: hace tres generaciones que las mujeres de su familia son una cosa determinada. Todo el mundo sabe que va a ser eso .y lo es. No te puedes sustraer al destino y no te puedes sustraer porque desde muy jovencita te han educado para eso.
¿Educados para ser libres o "adiestrados" para obedecer? (Informe Panorama OCDE)
Gasto público por alumno
Gasto por alumno en relación al PIB
Sueldo de los profesores (en dólares)
Población por nivel educativo
Ingresos relativos por nivel de estudios
Programa Internacional para la Evaluación de las Competencias de la Población Adulta (PIACC)
¿Generación "nini"? El informe Panorama de la Educación publicado el 8/9/14 por la OCDE pone de manifiesto que, por ejemplo, España (país que me pilla más cerca) es uno de los países desarrollados con un mayor número de jóvenes que ni estudian ni trabaja. Uno de cada cuatro jóvenes de entre 15 y 29 años estaba completamente inactivo durante el período analizado por el informe, el curso educativo 2011-2012. Ello se traduce en un 7% de la población entre 15 y 19 años, más del doble del promedio de la OCDE, un 23% en las edades comprendidas entre los 20 y los 29 años. Un dato preocupante en cuanto que, como explica el informe, "es un indicador de las dificultades a las que se tienen que enfrentar los jóvenes a la hora de encontrar empleo".
La tasa de paro de los adultos españoles con estudios terciarios (Formación Profesional de grado superior y Universidad) es del 14 por ciento, casi el triple que la media de la OCDE, que es del 5 por ciento, según el informe, en el que han participado 44 países.
Aunque el documento indica que las tasas de paro en España son más altas, también advierte de que un título en educación terciaria no reduce el riesgo de desempleo tanto como en otros países de la OCDE (55% en España frente al 63% de media de la OCDE). Esta situación se da también en Estonia, Hungría, Irlanda, República Checa y República Eslovaca.
"Muchos jóvenes en España tratan de tener más estudios para protegerse del desempleo pero estos no les garantizan esta protección", ha advertido el director de Innovación e Indicadores de Progreso de la OCDE, Dirk Van Damme, que ha presentado los resultados de España en este informe.
El informe indica que a pesar del avance que se ha producido en España en evolución del nivel de formación en la población adulta desde el año 2000 a 2012, existe una diferencia en la formación alcanzada por los adultos de más de un 20% en relación a otros países de la OCDE tanto en Primaria y ESO (45% frente al 24%) como en secundaria postobligatoria (22% frente al 44%).
En España, más de uno de cada dos adultos (entre 25 y 64 años) tienen el mismo nivel de educación que sus padres (55%), mientras que alrededor del 40% tiene un nivel educativo superior al de sus padres, y el 6% tiene un nivel educativo más bajo que al menos uno de sus padres. En España, el nivel de estudios de los padres influye menos que en otros países a la hora de realizar estudios universitarios, ya que un tercio de estudiantes entre 20 y 34 años que cursan Educación Terciaria tienen padres con un nivel educativo inferior a la Secundaria de segunda etapa, alrededor de un tercio tienen al menos un padre con un nivel de estudios de Educación Secundaria de segunda etapa, y también uno de cada tres tienen al menos un padre con Educación Terciaria.
La OCDE evalúa las competencias en comprensión lectora, matemáticas y resolución de problemas en entornos tecnológicos a través del Programa Internacional para la Evaluación de las Competencias de la Población Adulta (PIACC) y sus resultados no son nada favorables para España. Muy pocos individuos alcanzan las mejores notas, ni siquiera entre aquellos que gozan de educación universitaria.
Únicamente el 12% de los adultos con Educación Terciaria en España alcanzan el nivel más alto en competencia lectora en la Encuesta de Competencias de Adultos de 2012. Este porcentaje es del 24% en los países de la OCDE. Tan sólo Italia lo hace peor, y nos encontramos muy lejos de los países que lideran el "ranking", como Japón, Finlandia, Países Bajos, Suecia o Australia.
La tasa de titulación universitaria descendió durante el curso 2011-2012 un 3%, del 32 al 29%. Es la primera vez que se experimenta una caída en este dato desde el año 2008, cuando se pasó del 30 al 27, algo que el informe achaca a los cambios metodológicos en la medición de dicho aspecto. Desde ese año, la cifra aumentó poco a poco, hasta alcanzar su máximo en el año 2011. El mayor salto en este sentido se produjo entre 1995 y el año 2000, cuando pasó del 24 al 29%, y desde entonces se ha mantenido estable en cifras superiores al 30%. ¿Por qué, entonces, ese aumento durante los últimos años de la pasada década? El informe sugiere que puede deberse a la implantación del Plan Bolonia y la crisis económica, que han provocado que los años de formación se prolonguen.
Según el informe, en la mayoría de los países de la OCDE los salarios de los profesores aumentan con el nivel educativo en el que enseñan, algo que también ocurre en España. Mientras en los países de la OCDE y de la UE21, el salario inicial de un profesor que enseña en la segunda etapa de Educación Secundaria es un 10% superior al de un profesor que enseña en Educación Primaria, en España esta diferencia es del 12%. El salario de los profesores en España es superior al salario medio en el conjunto de países de la OCDE y de la UE21, tanto si se compara la retribución inicial como después de 15 años o la retribución máxima en la escala, que se tarda más en alcanzar que en el resto de países. Mientras que en la Educación Primaria la retribución máxima en la media de la OCDE se encuentra en 49.909 dólares, en España la cifra asciende a 51.341. Algo semejante ocurre en la segunda etapa de la Educación Secundaria, donde la media de la OCDE se encuentra en 51.658 dólares, mientras que en España el montante es de 57.580.
En realidad, el problema no reside en saber si se dedican demasiados recursos al sistema educativo. Éste es uno de los gastos más importantes para cualquier sociedad. La pregunta que nos debemos hacer no es por tanto de cantidad, sino de calidad: ¿estamos empleando bien este dinero? Y la respuesta, desgraciadamente, es negativa. España, por ejemplo, gasta más, pero consigue peores resultados.
De aquellos "polvos", estos "lodos" (qué opina la gente sobre el futuro de sus respectivas economías)
La gran mayoría de ciudadanos en países desarrollados o emergentes es pesimista sobre el futuro de sus respectivas economías, especialmente los griegos, italianos, españoles y ucranianos, según una encuesta publicada el 8/9/14 por el Centro de Estudios Pew.
Seis años después del comienzo de la mayor crisis económica desde la II Guerra Mundial, un 60 % de los habitantes del planeta considera que la economía de su país es mala, una tasa que asciende al 64 % en economías avanzadas y al 59 % en países emergentes.
Los más pesimistas sobre la salida de la crisis son los griegos, que en un 97 % consideran la situación mala; seguidos de los italianos (96 %), los españoles (93 %) y los ucranianos (93 %).
Todos estos países se encuentran inmersos en profundas y largas crisis económicas; con Grecia sujeta a un plan de rescate que exige profundos recortes; España, con un índice de paro que ronda el 25 %; Italia, bajo profundas y complicadas reformas, y Ucrania, que suma el conflicto civil a la recesión.
Pero tampoco en las economías que están creciendo y reduciendo el desempleo, como la estadounidense, la opinión sobre la situación es más positiva, con un 58 % que considera que están en peor lugar que antes de la crisis y las perspectivas no son halagüeñas.
Los nubarrones de esos países contrastan con el optimismo económico de los ciudadanos de China, donde el 89 % ve mejoras en el horizonte; Vietnam, con un 87 % de opiniones favorables, y Alemania, la locomotora europea, con un 85 % contento con la dirección que lleva el país.
Entre los países emergentes, destaca la caída del optimismo en países como Brasil, donde las opiniones positivas han pasado de ser mayoritarias (el 59 %), al 32 %.
De igual modo, los ciudadanos venezolanos y argentinos consideran que sus economías van por peor camino que el año pasado, con un porcentaje de optimistas que ha bajado del 44 % al 29 % y del 39% al 26%, respectivamente.
El sondeo, realizado a cerca de 49.000 personas entre marzo y junio (2014) y con un margen de error que ronda el 4 % en cada país, también pregunta sobre la dirección del país en general.
Del mismo modo que en el caso de la economía, griegos, españoles italianos son los más insatisfechos con el rumbo del país, seguidos de los franceses, mientras que los alemanes son los únicos ciudadanos de países desarrollados mayoritariamente satisfechos.
La encuesta se llevó a cabo con entrevistas personales y telefónicas a diferentes cantidades de personas dependiendo del país -unas mil, por lo normal-, y tiene un nivel de confianza por lo general del 95 %.
Most national publics around the world -a global median of 69%- are dissatisfied with the way things are going in their country. By this broad measure of national unease, which may encompass public perception of economic, political, social and security conditions, half or more of the publics in 36 of the 44 nations surveyed say conditions in their society are not good.
The global public is generally downbeat about the economic situation in their countries, except in Asia.
Their mood reflects recent economic conditions. Global growth slowed in the first quarter of 2014, immediately prior to the survey. At 2.75%, it was down a full percentage point from the growth experienced in the second half of 2013, according to the International Monetary Fund. Some nations, especially advanced economies, such as Japan, Germany, Spain, and the UK, performed better than expected. But their success was outweighed by disappointing growth in China and the U.S. And weak demand in those economies sapped economic growth in emerging markets, where success is often driven by exports to the U.S. and China.
In advanced economies, a median of just 34% say their economy is in good shape, and only 39% in emerging economies share similar positive views. In developing economies, publics are divided: 51% say their economy is doing well and 47% see it performing poorly. These views are relatively unchanged in the emerging markets that were surveyed in both 2013 and 2014. But in the 10 advanced economies surveyed in both years, the median who hold the view that their economy is good has actually improved by 16 percentage points, a sign that even the modest economic recovery experienced in parts of Europe, Japan and the U.S. is resonating with the public.
The IMF expects the world economy to pick up a bit, growing at 3.4% in 2014, slightly faster than in 2013, and expand by 4% in 2015.
However, the public, wary about the prospect of such growth, is split down the middle between expectations of improvement and the assumption that things will stay the same or will worsen. A median of 46% across the 44 countries surveyed expect their economy to improve. An equal proportion of people say it will remain the same (26%) or worsen (20%).
A median of 57% of those in developing economies hold the view that the economy is likely to improve. Just 17% say it will worsen. A plurality (48%) in emerging markets expect economic conditions to be better, while only 18% see them worsening. And a plurality (41%) in advanced economies anticipate that the economic situation in their country will remain the same, with the rest of the public evenly divided between those who say it will improve and those who fear it will deteriorate
Six years after the beginning of the Great Recession, amid an uneven global economic recovery, publics around the world remain glum. In most nations, people say their country is heading in the wrong direction and most voice the view that economic conditions are bad, according to a new 44 country survey by the Pew Research Center conducted among 48,643 respondents from March 17 to June 5, 2014
In a half dozen countries, economic attitudes have soured in the last year. In 2013, a majority of Brazilians (59%) said their economy was doing well. Today only 32% hold this view, a 27 percentage point drop in economic confidence. There has also been a 15 point decline in positive views of the economy in Venezuela and 13 point drop-offs in Argentina and Malaysia
However, over the last year, the economic mood has brightened in a number of nations. In 2013 in the United Kingdom and Pakistan, only 15% and 17% of the public, respectively, thought the economy was doing well. British assessments of their economic conditions are now up 28 points. Pakistanis" economic frame of mind has improved by 20 points. Double digit improvements in economic mood are also found in Uganda, Israel, Indonesia, South Korea, Russia, Chile and Germany
Concern about the economy manifests itself in widespread and overwhelming worry about a range of economic challenges. A global median of 77% says both rising prices and a lack of employment opportunities are very big problems in their country. A median of 60% holds the view that the gap between the rich and the poor is a very big concern. And 59% assert that public debt is similarly a very big challenge.
In advanced economies, the greatest concern is about debt, with a median of 64% saying public debt is a major worry. In emerging markets, inflation (77%) is seen to be the gravest challenge, followed by a lack of employment opportunities (72%). And in developing societies, both jobs (86%) and inflation (84%) are the subject of intense public worry
Multiple Economic Problems
Publics concerned about the economy generally see problems wherever they look, and their anxiety is often quite intense. Across a range of economic problems, including inflation, unemployment, income inequality and public debt, strong majorities in most countries not only see each as a concern, they voice the view that these are very big problems facing their country.
In six of the 10 advanced economies surveyed, the lack of employment opportunities is considered the top economic challenge. Almost every Greek (98%) in the survey says joblessness is a major issue. This finding is hardly surprising in a country where the official unemployment rate for 2013 was 27%. More than nine-in-ten Italians and Spanish agree that the lack of employment opportunities in their own nations is a top problem. The least troubled about unemployment are the Germans (24%), where the joblessness rate was 5.2% in 2013.
Public debt is the major worry in Japan (67%) and the U.S. (63%), where indebtedness is equal to 243.5% and 105.7% of the GDP respectively. But the greatest concern is in Greece (89%), Italy (79%) and Spain (75%). The Israelis (33%) are the least concerned.
The Germans (23%) are the least anxious about inflation, possibly because Germany has recently been experiencing its lowest inflation in years. And only in Germany (39%) is the gap between the rich and the poor viewed as the principal economic problem facing the country. The greatest worry about inequality is again in Greece
Los efectos del colapso (los "daños colaterales" de una economía de casino)
Ya conocemos la "impotencia" de la "expansión cuantitativa" (QE) en los EEUU, a la hora de impulsar el "crecimiento" de la economía real (más allá de alentar la "especulación" bursátil y facilitar el "rescate" de los bancos quebrados); pronto (septiembre 2014), cosecharemos similar fracaso en la UE (LTRO. OMT, TLTRO, CBPP3, ABSPP, QE, ZIRP , y así, hasta que se acabe la sopa de letras, del BCE. El Dr. Draghi sigue trabajando en ellas. Su laboratorio monetario no descansa), donde el pasado, presente y futuro, solo nos ofrece un panorama de recesión, alto desempleo, precarización laboral, deflación salarial, represión financiera, laminación del estado de bienestar, denuncia del contrato social (podría hacer más amplia la lista de recortes, infortunios y reveses). Oídos sordos a las realidades económicas y sociales, fabricación de ensoñaciones financieras y la codicia de unos cuantos.
Por ahora (septiembre 2014) todo parece condenar a la UE a una crisis a la japonesa. La UE afronta riesgos para el crecimiento de su economía de tal envergadura que hace falta utilizar todos los instrumentos disponibles para apoyar la economía. Eso significa utilizar los instrumentos en el lado de la demanda y en el lado de la oferta. Y mientras el hombre de la calle no tiene quien lo "salve", la opinión pública protesta en varios países de Europa. Se trata de un aviso a los dirigentes de que cuando se reforma una economía resulta clave la distribución de la carga y del esfuerzo. Las críticas sociales nos recuerdan que no se puede reformar una economía cargando todo el esfuerzo en los trabajadores y en las partes más frágiles de la población.
– Pobreza y exclusión social (Fuente: Cuadernos de la EPIC No 2, Septiembre 2011)
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