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El problema del progreso social (página 2)



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Desde este punto de vista, el desarrollo de las fuerzas productivas es consecuencia del desarrollo de las necesidades. La dialéctica de la producción y las necesidades es móvil de la dialéctica de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Sólo en este sentido, la ley de la correspondencia de las relaciones de producción al carácter y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es exacta.

Cada sociedad concreta tiene su criterio de progreso social, es decir, sus categorías económicas, en particular, su propiedad y, en especial, su forma de propiedad sobre la fuerza de trabajo. El progreso social consiste en interesar al hombre cada vez más en el producto de su trabajo, en sustituir una forma de propiedad sobre la fuerza de trabajo por otra que amplíe el horizonte productivo de los hombres. Los hombres nunca renuncian a la forma de propiedad sobre la fuerza de trabajo que mayor productividad del trabajo aporta, sólo transitan a una nueva forma si esta representa un progreso en la productividad del trabajo, una ampliación de su horizonte productivo. Si producto a los vaivenes de la historia se instaura una sociedad, que representa un regreso en la productividad del trabajo; la historia se encarga de corregir el error, es decir, esta sociedad a la larga (con el pasar del tiempo) perece, volviendo la historia a su curso normal. A la larga, en la historia sólo se impone lo que representa un progreso social y esto depende, en gran medida, de la productividad del trabajo.

Hay quienes pronostican el fin de la historia. En el libro El fin de la Historia y el último hombre Francis Fukuyama, en 1992, expone una polémica tesis: la Historia, como lucha de ideologías, ha terminado, con un mundo final basado en una democracia liberal que se ha impuesto tras el fin de la Guerra Fría. Como parte de un ensayo anterior, de 1989, «¿El fin de la Historia?» que se publicó en la revista de Asuntos Internacionales, Fukuyama explicaba el triunfo de las democracias liberales como efecto de la caída del comunismo en Europa del este y la extinta Unión Soviética. Así, el fin de la historia se interpreta como el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas. Inspirándose en Hegel y en alguno de sus exegetas del siglo XX, como Alexandre Kojève, afirma que el motor de la historia, que es el deseo de reconocimiento, el thimos, se ha paralizado en la actualidad, debido a la disolución del bloque conformado por gobiernos comunistas, acto que deja como única opción viable una democracia liberal, tanto en lo económico como en lo político. Se constituye así en el llamado pensamiento único: las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la economía.

Fukuyama es partidario de la idea de que con la sociedad capitalista termina el desarrollo en profundidad en la lógica objetiva de la historia. Según esta idea, a la historia solo le resta un desarrollo en extensión. ¿Qué queda a la historia después de la caída del comunismo y la guerra fría?, según Kukuyama el desarrollo ascendente del capitalismo.

Este pensamiento supone que con la formación socioeconómica del capitalismo termina el ciclo de formaciones económico sociales. En otras palabras, que después del capitalismo no hay más formaciones socieconómicas, que esta es la última y lo que resta es su desarrollo ulterior.

A los que predicen el fin de la historia, se les han unido los que pronostican el fin de la humanidad y el comienzo de una nueva era: la poshumana. La era poshumana consistirá en la apropiación por parte de la máquina del hombre y de la vida social. La era poshumana o el poshumanismo se entiende como el dominio y la absorción del hombre y de la sociedad por las máquinas. Supuestamente, el desarrollo de las máquinas lentamente traerá como consecuencia que el hombre sea desplazado de sus funciones sociales, y el desarrollo correrá cargo de éstas (las máquinas).

Según Alejandro Madruga González, el hombre construye estos artefactos cada vez más potentes y a una velocidad nunca antes imaginada, y mientras el desarrollo de las máquinas no parece tener límites, da la impresión de que el desarrollo biológico del hombre parece haberse detenido[21]Vernor Vingen cree que el desarrollo de los hardwares progresa tan rápidamente que en menos de 30 años (para el 2025) se podrán construir inteligencias superiores a la humana[22]Paul Amer al comparar las máquinas y el hombre llega a la conclusión de que las primeras pueden desarrollar más velocidad de "pensamiento" que estos últimos, y que no parece existir coto a esta velocidad[23]Según Stephen Hawking, la inteligencia artificial augura el fin de la raza humana[24]El científico comentó que "los humanos, que son seres limitados por su lenta evolución biológica, no podrán competir con las máquinas, y serán superados"[25]. Sin embargo, otros son menos pesimistas al respecto: "Creo que vamos a permanecer en control de la tecnología por un tiempo bastante prolongado, tanto como podamos resolver los problemas mundiales que se vayan presentando", dijo Rollo Carpenter[26]Estos pensadores vaticinan que la creación de entidades con inteligencia mayor que la humana será una realidad en un futuro cercano, antes del 2030[27]Otros, como Carpenter, afirman que la humanidad aún se encuentra muy lejos de desarrollar los algoritmos necesarios para alcanzar la completa inteligencia artificial, pero cree que se llegará en las próximas décadas. Para Hawking la inteligencia artificial desarrollada hasta ahora ha probado ser muy útil, pero teme que una versión más elaborada de inteligencia artificial "pueda decidir rediseñarse por cuenta propia e incluso llegar a un nivel superior"[28]. En tal caso, las máquinas –se supone- superarían al hombre y lo sustituirían como agente del desarrollo social.

Para algunos el proceso de "invasión" de las máquinas es inevitable, ya que la economía de mercado impulsará –según ellos- a los estados y a las empresas a construir éstas cada vez más sofisticadas y, en particular, más similares a los humanos. Según este criterio, el dominio de aquellas (las máquinas) será un fin inevitable.

Tales progresos de las máquinas se podrá alcanzar por diferentes modos: a) Pueden desarrollarse computadoras "conscientes" con una inteligencia equivalente a la humana o superior; b) las grandes redes de computadoras, con sus usuarios asociados, pueden hacerse "despertar" como entidades superinteligentes; c) las interconexiones entre humanos y computadoras pueden llegar a tal nivel de profundidad, que los que la usen actuarán como superinteligencias, d) la ciencia biológica puede logar métodos computarizados que mejoren el intelecto humano natural, y entonces estos hombres (ciborg) actuarán como superinteligencias.

El dominio del hombre por las máquinas puede ocurrir en varios sentidos: a) Dependencia del hombre del uso de estos objetos para ejecutar sus funciones (las del hombre); b) el desplazamiento del hombre del espacio social y su relegación a un segundo plano, una vez que estas ocupan el espacio fundamental; c) El dominio fáctico de ellas (como sujetos) sobre el hombre, que es entendido por la máquina como esclavo, subordinado, siervo, etc.; etc.

Ante el peligro del dominio de las máquinas, algunos ya están pensando en su posible confinación o en ponerle restricciones y cotos morales. Evidentemente, en su desarrollo, estos objetos "despertarán" algún día, es decir, adquirirán conciencia, sentimientos, subjetividad, emociones, etc. Claro que esto no será porque lo harán por sí mismas, sino porque el hombre por medio de determinados softwares las construirá de esta manera, con estas propiedades. La forma antropomórfica de las máquinas se desprende del hecho de que el hombre es la "máquina" más perfecta, es decir, es el modelo ideal de toda máquina. Por ello, estos artefactos se parecerán a los hombres cada día más.

Al respecto, algunos piensan en los siguientes términos: "Pensamos en una sociedad controlada por una computadora central manipulada por un tirano y rodeado de guardianes, que serían robots conectados a través de alguna red a la computadora central. El tirano tendría un control absoluto del estado, se rodearía sólo de robots y computadoras… y tendría resuelto el problema del sucesor: una máquina con sus "conocimientos" o alguna forma de replicante. La masa sería educada para obedecer ciegamente al estado –no sería extraño la fusión de hombres con robots (ciborg), bastaría con que el tirano estuviera de acuerdo- y el aparato militar estaría compuesto por hombres, máquinas y ciborg. Esta sociedad estaría basada en la eficiencia máxima, y para lograr esta eficiencia tienen que ser las máquinas quienes controlen a los humanos, esto no sería ninguna objeción, basta "educar" a los humanos (por supuesto, el sistema educativo estará en función de la tecnología). Por otra parte, si pensamos en el hombre como un individuo enajenado que crea ídolos para luego adorarlos, entonces llegaremos a la conclusión de que las máquinas lo dominarán de una u otra forma, ya sea porque los que dirigen se valdrán de ese mito o porque el propio hombre se someta a él. Esta sumisión a las máquinas, hoy nos parece descabellada. Pero, si aceptamos que el pensamiento ha ido variando en cada época, tal vez muchas de estas cosas que nos resultan inmorales, mañana pueden parecer correctas"[29]. Hay quienes señalan que podríamos pensar en una sociedad futura, donde las máquinas controlen la economía y los humanos se dediquen a actividades secundarias, como componer versos, leer novelas, hacer el amor, etc. Otros son más mesurados en sus puntos de vista, creen en una sociedad futura donde hombres y máquinas desarrollen todas sus potencialidades y convivan armónicamente, sin que ninguno tenga que perder su esencia.

Es indiscutible que el futuro será por entero un futuro de máquinas. Así, por ejemplo, por medio de ellas el hombre puede ampliar el subsistema de sus relaciones sociales interpersonales. En las modernas redes sociales (como facebok, twitter, etc.) el hombre amplía de forma virtual sus relaciones sociales a escalas nunca antes pensadas. Por medio de ellas, el hombre puede ampliar sus dotes biológicos (visión, oído, etc.), es decir, puede pasar a ser un hombre que prolonga su corporeidad y su actividad psíquica injertando tecnologías, haciendo implantes tecnológicos, etc. Pero por medio de las máquinas, el hombre puede, además, desarrollar su producción material. Ellas (las máquinas) pasarán, en un futuro no muy lejano, a ser los productores, los trabajadores. Según Tagore, "el verdadero conflicto no radica en el enfrentamiento de occidente y oriente, sino en el de la máquina con el hombre… El hombre necesita la(s) máquina(s)…, pero tiene que dominarlas y humanizarlas en vez de resignarse a ser mecanizado y deshumanizado por ellas"[30].

Según nuestro parecer, asistimos a una nueva era, que no necesariamente tiene que ser ni el fin de la historia ni poshumana en el sentido antes expuesto. Se trata de una nueva época en el cual los conflictos Oriente-Occidente, Norte-Sur y sociedad-naturaleza son supeditados al conflicto hombre-máquina. Para finales de la primera mitad del siglo XXI, en el entramado social se planteará el problema de este conflicto como problema central y fundamental de la sociedad, de modo que el resto de los conflictos pasarán a segundo plano. Se abrirá, así, una nueva época. En otras palabras, se estarán gestando nuevas relaciones de producción, es decir, los gérmenes de una nueva formación económico-social.

Según Erich Fromm, "el hombre no puede vivir sin fe. El problema decisivo para nuestra propia generación y la venidera consiste en si esta fe será una fe irracional en los líderes, en las máquinas y en el éxito, o la fe racional en el hombre, basada en la experiencia de nuestra propia actividad productiva"[31]. No se trata de que el hombre del siglo XXI no tenga fe en la máquina. Ésta y el maquinismo (entendido éste como sociedad que basa su producción material en la explotación de las máquinas) son una realidad inmediata, y no se puede hacer caso omiso de ello. La introducción de la máquina, más exactamente de robots antropomórficos dotados de inteligencia artificial y con autarquía implicará cambios sustanciales en las relaciones de producción existentes. En un futuro no muy lejano, el hombre pasará abiertamente a la explotación de las máquinas, como forma fundamental de desarrollar el proceso de producción de bienes materiales.

Este hecho afectará la estructura socioclasista y todo el edificio social. Las máquinas y los maquinatenientes pasarán a ser nuevas clases sociales, y las clases viejas: la burguesía y el proletariado, tendrán que reordenar su estatus social. Para las sociedades que se encuentran en la fase capitalista de su desarrollo implicará un conflicto (más o menos agudo y exacerbado) entre los que pretenden conservar el trabajo asalariado y los que aspiren a desarrollar el maquinismo. Por eso, a esas sociedades le espera una revolución sociopolítica, más o menos pacífica o violenta pero revolución al fin. Para las sociedades que se encuentran construyendo el socialismo real (del siglo XXI) será menos doloroso, una vez que ya han adelantado la revolución sociopolítica. Pero para unas y las otras implicará la liberación del hombre (obrero) de la obligación del trabajo. Sino de todo tipo de trabajo, al menos del tedioso y repetitivo.

Alejandro Madruga se pregunta si "¿no existirá el desempleo al desaparecer los obreros asalariados o llegaremos a una sociedad ideal donde el hombre no se verá obligado a trabajar para poder comer?". El hecho es que la máquina irá desplazando al obrero asalariado de las fuentes de empleo, y por ello la sociedad tendrá que vérselas con movimientos sociales de resistencia al maquinismo (neoludista, procapitalistas, etc.). Pero también existirán los que empujen, es decir, los que estén interesados en el progreso social (en otras palabras: en el paso al maquinismo). La propia clase de los capitalistas, al menos una parte, antes tan interesada en el progreso social, se verá ahora interesada en frenar el maquinismo, una vez que no todos (los capitalistas) tendrán recursos para sustituir el trabajo asalariado por el de las máquinas.

Y es que sólo los capitalistas más pudientes pueden pasar voluntariamente al maquinismo. Para adquirir una máquina (o varias máquinas) se requiere de un capital inicial lo suficientemente grande, mientras que el trabajo asalariado se puede bandear con un mínimo de recursos. La historia será aquí similar a la que aconteció con el esclavismo moderno que se desarrollo en América con la llegada de los conquistadores. Tuvo que venir las revoluciones violentas (por ejemplos: la guerra de secesión en los EE.UU o la guerra de independencia de Cuba) para poder suprimir la esclavitud y sustituirla por el capitalismo. El sector más pobre de la clase económicamente dominante siempre es reacio a los cambios de régimen por un problema de recursos, mientras que el sector más rico puede pasar de una formación a otra conservando la hegemonía. Por otra parte, los capitalistas no renunciarán tan fácilmente a su propiedad sobre el proletariado, una vez que les pertenecen como clase.

Con el paso al maquinismo, se abre una perspectiva nueva a la producción mercantil simple, es decir, al propietario de medios de producción que es a la vez obrero de sus propios medios. Este tipo de economía, que nunca antes en la historia ha sido forma económicamente dominante, podrá florecer abiertamente. Con las relaciones de producción basadas en el maquinismo, no se necesitará el empleo de una abundante fuerza de trabajo. Cada hombre será propietario de su arsenal de máquinas, y dirigirá el mismo con sus máquinas el proceso productivo. Sólo las grandes empresas necesitarán de algunos obreros, que por demás serán bien retribuidos. El trabajo asalariado cederá su puesto al trabajo de las máquinas.

El trabajo de las máquinas, por muy cara que sea su inversión inicial, representa una elevación de la productividad del trabajo muy superior a la que puede aportar el trabajo asalariado del obrero. El obrero se agota físicamente y necesita reponer o reproducir su mercancía fuerza de trabajo; la máquina, con excepción de algunos paros técnicos, puede trabajar ininterrumpidamente sin que decaiga su productividad del trabajo. Por otra parte, puede intensificar el trabajo muy por encima del obrero asalariado. Por tanto, representa el progreso social.

Sólo una sociedad (asociada a una forma de propiedad) que eleve la productividad del trabajo por encima de la anterior puede levantarse sobre la cabeza muerta de ésta (la anterior). Desde este punto de vista, superar la sociedad donde impera el trabajo asalariado es sólo factible si se instaura una forma de propiedad que sea superior a este tipo de trabajo. Sólo así se transformará en una nueva formación económico-social. El maquinismo implica una nueva forma de productividad del trabajo, superior a su vez a la del trabajo asalariado.

Es de pensar que los obreros que van quedando excedentes, irán siendo adsorbidos por los poros que, a su vez, se irán abriendo en el tejido social. Será una movilidad de clases a tenor de una reestructuración de la organización económica de la sociedad. Por otra parte, el Estado podrá encargarse de reubicar a los obreros en el mercado laboral, y, en el peor de los casos, pasarles un subsidio hasta que se inserten en la vida económica. El maquinismo no implicará, de ningún modo, el fin del trabajo, de la actividad útil de los hombres; sino del trabajo físico, al menos del tedioso y repetitivo. Para el hombre quedará el trabajo espiritual y la dirección intelectual de las máquinas. Y su desarrollo físico se logrará a expensas del deporte y la cultura física.

Con el maquinismo, el hombre pase a la esclavización de las máquinas. La explotación del hombre por el hombre cederá su puesto a la explotación de las máquinas por el hombre. Y si no cederá su puesto, sí aquella se verá mitigada. Llegará el día en que los hombres no tendrán que recoger manzanas o naranjas en los campos, sino que eso lo harán aquellas (las máquinas); llegará el día en que el hombre y la sociedad se mida por la cantidad de máquinas "esclavas" que tengan. Ya el hombre no será esclavo del hombre. Y si lo será, al menos se verá mitigada este tipo de esclavitud. La esclavitad será para las máquinas. No importa el nombre que a esta sociedad que está por venir se le ponga: socialismo, comunismo, poscapitalismo, poshumanidad, noosociedad, maquinismo, etc. El hecho es que no asistimos al fin de la historia, sino que asistimos al tránsito a una nueva fase del desarrollo social, a una nueva sociedad (nueva formación socioeconómica) donde las máquinas pasarán a jugar un papel significativo. Estas serán una nueva clase social, y los máquinatenientes su par antagónico relativo.

En esta nueva sociedad, las máquinas y los máquinatenientes serán las clases sociales fundamentales. No necesariamente tendrá que desaparecer (al menos de golpe y porrazo) las clases viejas. En muchas sociedades podrá existir un compromiso (al menos temporal) entre las clases viejas y las nuevas. Pero a la larga, las máquinas y los máquinatenientes se impondrán. Es de suponer que los máquinatenientes, como clase fundamental, tendrán que enfrentar a los que se opongan al maquinismo, y tendrán que arrastrar en su lucha a los que estén a favor de la introducción de las aquellas. Será un conflicto de clases con todas las de la ley. Notemos que en esta lucha el estado será un partícipe. Para el estado será más fácil la introducción de las máquinas, al menos en las esferas donde la propiedad estatal sobre los medios de producción es un hecho.

Aquí es de pensar, también, que esta fase del desarrollo social repetirá de forma abreviada las fases anteriores, es decir, la esclavitud de las máquinas evolucionará repitiendo la historia de la esclavitud del trabajo humano. De un comienzo en que por un software las máquinas trabajarán de forma obligada como esclavas, se pasará a interesar a estas en el producto del trabajo, y, por último, a hacerlas competir en el mercado de trabajo de forma "asalariada". Es decir, en su evolución las máquinas transitarán por los tres estadíos que conoció el trabajo esclavo del hombre: el esclavista propiamente dicho, el feudal y el capitalista. En su evolución, el trabajo de éstas se irá pareciendo cada día más a las formas humanas. Mejor dicho, a las formas sociales, es decir, será un proceso sociomórfico.

Claro que esto implica el riesgo de la "rebelión" de las máquinas. Roma tuvo su Espartaco; el zarismo, a Yemelián Pugachov; el capitalismo del siglo XX, a los soviet; la sociedad futura tendrá que enfrentar el peligro de la sublevación de las máquinas. Pero no debemos asustarnos: un poder de las máquinas será siempre temporal, transitorio, efímero. Éstas no puedrán sustantivar el desarrollo social. Un poder de éstas, en el fondo, será un freno al desarrollo social, simple y llanamente porque no podrán instaurar una forma de propiedad superior, es decir, caerá a un nivel inferior con su poder la productividad del trabajo. Este poder sucumbirá por la propia lógica del desarrollo. El futuro pertenece por entero al hombre.

Ahora bien, en el punto en que se despliega la lucha económica,
política, ideológica, etc., de las máquinas y en que la
rebeldía de éstas es sometida y sofocada, y que la sociedad aparente
haber llegado a un nuevo fin de la historia, aparecerá indiscutiblemente
un tercer elemento, una nueva clase social (distinta de los hombres y de las
máquinas) que dará paso a una nueva fase del desarrollo social,
y así sucesivamente.

 

 

Autor:

Evelio A. Pérez Fardalez

 

[1] Iggers, Georg G. The Idea of Progress: ?A critical Reassessment? en The American Historical Review, Octuber 1965. No.1.

[2] Lenin, V.I. Obras completas. Tomo XVI, p?g.220.

[3] C. Marx. En C. Marx y F. Engels. Obras. Edic. rusa. Tomo 23. P?g.191.

[4] C. Marx. Pr?logo de la contribuci?n a la cr?tica de la econom?a pol?tica. En Obras Escogidas de Mar y Engels en tras tomos. Tomo I. Edit. Progreso. Mosc?. 1973. P?gs. 517-518.

[5] Marx y Engels. Obras completas. 2d edic. en ruso. Mosc?. Tomo II. P?g. 102.

[6] C. Marx. El Capital. La Habana. Edit. De Ciencias Sociales. 1973. P. XIX

[7] Marx, C. ?Grundrise der Kritik der Politischen?konomie? en C. Marx y F. Engels, Obras completas. Tomo XII, p?g. 736.

[8] V. Kelle y M. Kovalzon. Ensayo sobre la teor?a marxista de la sociedad. Edit. Progreso. Mosc?. 1975. P.95.

[9] C. Marx. En C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas en dos tomos. Tomo I. P?g.447.

[10] Obra citada. P.104.

[11] Obra citada. P.105.

[12] F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. En Obras escogidas en tres tomos, Tomo III. Edit. Progreso. Mosc?. 1974. P.251.

[13] F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el estado. Obra citada. P. 243.

[14] V. Kelle y M. Kovalzon. Obra citada. P?g.52.

[15] A. Rumi?ntsev. Diccionario de comunismo cient?fico. Editorial Progreso. Mosc?. 1981. P.308.

[16] C. Marx. El Capital. La Habana. Edit. De Ciencias Sociales. 1973. P.43

[17] Obra citada. P. 15.

[18] V. Kelle y M. Kovalzon. Obra citada. P. 99.

[19] F. Engels. En C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas en dos tomos. T.I. p.610.

[20] A. Rumiantsev. Obra citada. P. 308.

[21] Madruga Gonz?lez, Alejandro. ?Poshumanismo o poshumanidad? En Modernidad y Posmodernidad. Edit de Ciencias Sociales. La Habana. 1998.

[22] Vernor Vingen. Mooroned in realtime. En revista electr?nica Axxon. No.61, Oct. 1994.

[23] Paul Amer. La inteligencia artificial: cr?tica y anticr?tica. En Pensamiento Cr?tico. No. 30. Julio de 1969. P.34.

[24] Stephen Hawking. http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2014/12/141202_ultnot_hawking_inteligencia_artificial_riesgo_humanidad_egn

[25] Stephan Hawking. Obra citada

[26] Rollo Carpenter. Enhttp://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2014/12/141202_ultnot_hawking_inteligencia_artificial_riesgo_humanidad_egn

[27] Madruga Gonz?lez , Alejandro. Obra citada.

[28] Obra citada.

[29] Madruga Gonz?lez, Alejandro. Obra citada.

[30] Krishna Kripalani. Cuatro ensayos sobre Tagore. Consejo nacional de cultura. La Habana. 1961.

[31] Erich Fromm. ?tica y psicoan?lisis. Fondo de cultura econ?mica. M?xico. 1992.p.227.

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