Resumen del libro Inteligencia emocional, de Daniel Goleman (página 13)
•Manejar el estrés: aprender el valor
de ejercicios tales como la imaginación guiada y los
métodos de relajación.
•Empatía: comprender los sentimientos
y las preocupaciones de los demás y asumir su perspectiva;
darse cuenta de las diferentes formas en que la gente siente las
cosas.
•Comunicarnos desarrollar la capacidad de
hablar de los sentimientos, aprender a escuchar y a hacer
preguntas; distinguir entre lo que alguien hace o dice y sus
propias reacciones o juicios al respecto; enviar mensajes desde
el «yo» en lugar de hacerlo desde la
censura.
•Aprender a valorar la apertura y la
confianza en las relaciones: reconocer cuándo puede uno
arriesgarse a hablar de los sentimientos más
profundos.
•Intuición identificar pautas en su
vida y en sus reacciones emocionales y reconocer pautas similares
en los demas.
•Autoaceptación: sentirse bien
consigo mismo y considerarse desde una perspectiva positiva;
reconocer sus propias fortalezas y debilidades; ser capaz de
reírse de sí mismo.
•Responsabilidad personal asumir la
responsabilidad; reconocer las consecuencias de sus decisiones y
de sus acciones; aceptar sus sentimientos y sus estados de
ánimo; perseverar en los compromisos adquiridos (por
ejemplo, estudiar).
•Asertividad afirmar sus intereses y
sentimientos sin ira ni pasividad.
•Dinámica de grupo:
cooperación saber cuándo y cómo mandar y
cuándo obedecer.
•Solución de conflictos aprender a
jugar limpio con los compañeros, padres y maestros;
aprender el modelo ganador/ganador de negociar
compromisos.
Fuente; KarCfl F. Stonc y Harold Q. DillehOflt. Self
Scieoce: The Subject 1 Mc (Santa Monleal Goodyear Publishiflg
Co.. 1975).
APÉNDICE F
APRENDIZAJE SOCIAL Y EMOCIONAL: RESULTADOS
Proyecto de desarrollo infantil
Eric Schaps, Developmental Studies Center, Oakland,
California Evaluación realizada en escuelas de California
del Norte (grado K-6) y valorada por observadores independientes
comparando los resultados obtenidos con escuelas normales que
sirvieron como grupo de control.
RESULTADOS
•Más responsables.
•Más asertivos.
•Más populares y sobresalientes.
•Más prosociales y colaboradores.
•Mejor comprensión de los
demás.
•Más considerados e interesados.
•Más estrategias prosociales para los
problemas interpersonales.
•Más armoniosos.
•Más
«democráticos».
•Más habilidades de resolución de
conflictos.
Solución de problemas in Fuentes. E. Sehaps.
Battistieh, Promoting Heaíth Development Through
Sebool-Based Prevention: New Approaches,. OSAP Prevention
Monogruph, n 8: Preventing Adolescent 1)rug Use. Fron Theorv ro
Proctice. Erie Gopeírud (ed.), Rockville. MD: Office of
Substance Abuse Prevention, LS. Dept. of Health and Human
Services. 1991.
D.Solomon. M. Watson. V. Battjstich. E. Schaps K.
Delucchi, ~zCreating a Caring Comrnunity: Educational
PracticesThat Promote ChiIdren~s Prosocial DeveIopment~,en F. K.
OserA. Dick y J~L. Patry, eds. Efli"ciive undR¿".sponible
Teouhing. The New Svntlu"M.s ~San Francisco: Josse>-Bass.
1992).
PATHS (caminos) Mark Greenberg, Fast Track Project,
Universidad de Washington.
Evaluación realizada en escuelas de Seattle
(grados del 1 al 5) y valorada por maestros comparando alumnos de
un grupo de control con tres tipos de grupos experimentales: 1)
estudiantes regulares, 2) estudiantes sordos y 3) estudiantes de
educación especial.
RESULTADOS
•Mejora en habilidades cognitivas
sociales.
•Mejora en emoción, reconocimiento y
comprension.
•Mayor autocontrol.
•Mejor planificación para la
resolución de tareas cognitivas.
•Más pensamiento antes de actuar.
•Resolución más eficaz de
conflictos.
ESTUDIANTES CON NECESIDADES ESPECIALES
•Mejor conducta en clase :
•Tolerancia a la frustración.
•Habilidades sociales asertivas.
•Habilidades con los compañeros.
•Participación.
•Sociabilidad.
•Autocontrol.
•Mejora en la comprensión
emocional
•Reconocimiento.
•Etiquetado.
•Disminución de la tristeza y la
depresión (según autoinformes).
•Disminución del grado de ansiedad y
aislamiento.
Fuentes:Conduct Problems Research Group, Developmental
and Clinical Model for ihe Prevention of Conducí Disorder:
The Fasí Track Program: Developnzent ond Psychoparhology
4(1992).
M.T. Greenberg y C. A. Kusche, Promodng Social and
Emotionul Development in DeafChildren. The PATHS Project
(Seattle, Universiíy of Washington Pres>,
1993>.
M. T, Greenberg, C. A. Kusche, E. T. Cook y J. P.
Quamma, ~Promoting Emotional Comperence in School-Aged
Chiídren: The Effecís of the PATHS CurricuIum
Development and Psychoparhology 7 (1995).
Proyecto de desarrollo social de
Seattle
J. David Hawkins, Social Development Research Group,
Universidad de Washington.
Evaluación realizada en escuelas elementales y
secundarias por observadores independientes y utilizando
criterios objetivos, en comparación con escuelas en las
que no se llevó a cabo el programa y que sirvieron como
grupo de control.
RESULTADOS
•Vínculos más positivos con la
familia y la escuela.
•Chicos menos agresivos y chicas menos
autodestructivas.
•Menos índice de suspensos y expulsiones
entre estudiantes de bajo rendimiento.
•Menor iniciación al uso de las
drogas.
•Menos delincuencia.
•Mejores puntuaciones en test de logros
estandarizados.
Fuentes:E. Schaps y y. Banisrich, Promoring Health
Development Through School-Based Prevention. New Approaches, OSAP
Prevenr ion Monogroph, n" 8: Prevenring Adolescent Drug Use: From
Theory fo Practice. Erie Gopelrud (cd.) Rockville, Il): Office
of Substance Abuse Frevention. US. Dept. of Healíh and
Human Services.
1991.
J.D. Hawkins er al. ~The Seattle Social Development
Projects. en J. McCord y R. Tremblav. eds . The Prevention of
A,irisocial B<"hai"ior jo Children íNew York: Guilford
1992).
J.D. Hasskins. E. von Cleve y R. F. Cutalano, .Redueing
Early Aggression: Resalís of a Primary Prevention
Program~~. Journa/ <)Jthe American Academv of Ch
¡íd anI .4dohsu"nr Psvchiatrv 30,2(1991).
págs. 208-17.
J. A. O"Donnell, J. D. Hawkins. R. F. Catalano, R. D.
Abott y L. E. Day. ~~Preveníing School Failure. Drug Use.
and Delinquency Among Low-Income Children: Effects of a Long-Term
Prevention Project in Elernentary SchooIs~: American Journal of
Orthopsvh¡atrv 65 (1994).
Programa de promoción de la
competencia social Yale-New Haven
Roger Weissberg, Universidad de Illinois en Chicago
Evaluación realizada en las escuelas públicas de
New Haven (grados 5 al 8) y valorada por observadores
independientes e informes de los alumnos y de los maestros
comparándolos con un grupo de control.
RESULTADOS
•Mejora en habilidades de solución de
problemas.
•Más colaboración con los
compañeros.
•Mayor dominio de los impulsos.
•Mejora de la conducta.
•Mejora de la eficacia y de la popularidad
interpersonal.
•Aumento de la capacidad de afrontar las
situaciones.
•Más habilidad para manejar los problemas
interpersonales.
•Mejor control de la ansiedad.
•Menos conductas delictivas.
•Mejora en las habilidades de resolución de
conflictos.
Fuentes M. J. Elias y R. P. Weissberg. sSchools-Based
Social Competence Promohan as a Primary Prevention Strategy: A
Tale of Two Projects>~: Prevention jo Human Services7,
1(1990), págs. 177-200.
M.Caplan, R. P. Weissberg. J. 5. Grober, P. i.
Sívo, K. Grady y C. Jacoby, ~Social Competence Promotion
with Inner-City and Suburban Young Adolescents: Effects of Social
Adjustment and Alcohol Use~~, Journal of Consulíing and
CIin¡cal Psvchologv 60, (1992), págs.
56-63.
Programa de resolución creativa de
conflictos
Linda Lantieri, National Center for Resolving Conflict
Creatively Program (una iniciativa de Educators for Social
Responsibility), New York City.
Evaluación realizada en escuelas de New York City
(grado K12) y valorada por maestros antes y después de la
realización del programa.
RESULTADOS
•Menos violencia en clase.
•Pocas agresiones verbales en clase.
•Clima más amable.
•Mayor disposición para cooperar.
•Más empatía.
•Mejora en habilidades de
comunicación.
Fuentes:Metis Associates, Inc., Tite Re.solving
Conflicí Creativelv Program: 1988.
1989 Summary of Signzflcant Findings of RCCP New York
Site (New York: Metis Associates, mayo de 1990).
Proyecto de desarrollo de la conciencia
social: aprendizaje de resolución de problemas
sociales
Maurice Elias, Universidad Rutgers.
Evaluación realizada en escuelas de New Jersey
(grado K-6) y valorada por maestros, compañeros de clase y
registros escolares, comparándolos con alumnos que no
participaron en el proyecto.
RESULTADOS
•Mayor sensibilidad a los sentimientos de los
demás.
•Mejor comprensión de las consecuencias de
su conducta.
•Mayor capacidad para «valorar» las
situaciones interpersonales y planificar acciones
adecuadas.
•Mayor autoestima.
•Más conducta prosocial.
•Buscar la ayuda de los
compañeros.
•Transición más adecuada a la escuela
secundaria.
•Menor conducta antisocial, autodestructiva y
socialmente desordenada, aun cuando fuera seguida de ingreso en
el instituto.
•Aumento de la capacidad de aprender a
aprender.
•Más autocontrol, mayor conciencia social y
mejor toma de decisIones sociales tanto dentro como fuera del
aula.
Fuentes:M. J. Elias. M. A. Gara. T. F. Schuyler, L. R.
Branden-Muller y M. A. Saselle. The Promotion of Social
Competence: Longitudinal Síudy of a Preventive
School-láased Program~~. American Journal of
Orthopsvchiarr.v 61(1991), págs.. 409-17.
M.J. Elias y J. Clabby, Build¡ng Social Problem
So/ring Skill.s: Guidelines From a "juhuol-Based Program (San
Francisco: Jossey-Bass. 1992).
Notas
PARTE 1: EL CEREBRO EMOCIONAL
Capitulo 1. ¿Para qué sirven
las emociones?
1. Associated Press, 15 de septiembre de
1993.
2. La reiterada aparición del tema del amor
desinteresado en el dominio mitológico nos indica su
atemporalidad. Los Jataka, por ejemplo, relatos narrados en Asia
durante milenios, constituyen una serie de variaciones sobre el
tema del sacrificio de uno mismo.
3. El amor desinteresado y la supervivencia humana: las
teorías evolucionistas que insisten en el valor adaptativo
del altruismo han sido resumidas magistralmente por Malcolm
Síavin y Daniel Kriegman, en The Adaptative Design of the
Human Psyche (Nueva York: Guilford Press, 1992).
4. Gran parte de esta discusión se basa en el
importante ensayo de Paul Ekman, "An Argument for Basic
Emotions", en Cognition and Emotion, 6, 1992, págs.
169-200. Este punto, en particular, procede del ensayo de P. N.
Johnson-Laird y K. Oatley que puede encontrarse en el mismo
número de la revista.
5. La muerte de Matilda Crabtree: The New York Times del
11 de noviembre de 1994.
6. Sólo en las personas adultas:
observación de Paul Ekman, Universidad de California, en
San Francisco.
7. Los cambios corporales suscitados por las emociones y
su fundamento evolutivo: algunos de estos cambios han sido
documentados por Robert W. Levenson, Paul Ekman y Wallace V.
Friesen, en "Voluntary Facial Action Generates Emotion-Specific
Autonomous Nervous SystemActivity", en Psychophysiology, 27.
1990. La lista, extraída tanto de ésta como de
otras fuentes, todavía es algo especulativa, de modo que
el debate científico en torno a los correlatos
biológicos concretos de cada emoción sigue
todavía abierto. Ciertos investigadores se inclinan por la
hipótesis de que las diferentes emociones se solapan entre
sí y que, en este sentido, no existe una diferencia
ostensible entre ellas. También hay quienes afirman que
los métodos de los que disponemos actualmente para
cuantificar los correlatos biológicos de las emociones son
demasiado rudimentarios como para poder discriminar con claridad
entre las distintas emociones. Véase, en lo que respecta a
este debate, Paul Ekman y Richard Davidson, eds., Fundamental
Questions About Emotions, (Nueva York: Oxford University Press,
1994).
8. Como señala Paul Ekman: «la ira suele
ser la emoción más peligrosa y algunos de los
principales problemas que aquejan a la sociedad actual
están directamente relacionados con su crecimiento
desproporcionado. En la actualidad, esta emoción que nos
moviliza hacia la lucha ha perdido todo valor adaptativo. Nuestro
repertorio emocional se desarrolló en un tiempo en que
carecíamos de una tecnología tan poderosa como la
que tenemos en la actualidad. Durante la prehistoria, por
ejemplo, si alguien sufría un ataque de ira y se le pasaba
por la cabeza matar a otra persona, no tenía tantas
facilidades para hacerlo como las que tiene en la
actualidad».
9. Erasmo de Rotterdam, In Praise of Folly. trad.
Eddie Radice (Londres: Penguin, 1971), pág. 87. [Hay
traducción castellana, con el titulo Elogio de la
locura, Alianza Editorial, Madrid.] 10. Estas respuestas
básicas definen lo que podría ser la «vida
emocional» -o, más propiamente, «la vida
instintiva»- de estas especies. En términos
evolutivos, las decisiones más importantes parecen ser las
que han resultado fundamentales para la supervivencia. En este
sentido, los animales bien -o suficientemente- adaptados lograron
sobrevivir y transmitir sus genes. En aquella época
ancestral, la vida mental se hallaba limitada a los sentidos y a
un repertorio muy restringido de reacciones ante los
estímulos, como los que podía recibir una
lagartija, una rana, un pájaro o un pez -y quizás
un brontosaurio- a lo largo de su vida. Pero el pequeño
cerebro de aquellas criaturas todavía no era capaz de
albergar lo que hoy entendemos como emoción.
11. Respecto al sistema límbico y las emociones,
véase R. Joseph, The Naked Neuron: Evolution and the
Languages of the Brain and Body (Nueva York: Plenum Publishing,
1993); Paul D. MacLean, The Triune Brain in Evolution (Nueva
York: Plenum, 1990).
12. La adaptabilidad y las crías del mono
rhesus: véase Ned Kalin, MD. "Aspects of emotion
conserved across species". Departamento de Psicología y
Psiquiatría de la Universidad de Wisconsin, preparado con
ocasión del MacArthur Affective Neuroscience Meeting
(noviembre de 1992).
Capítulo 2. Anatomía de un
secuestro emocional
1. El caso del hombre que carecía de sentimientos
ha sido tratado por R.Joseph, op. cii"., pág. 83. Sin
embargo, las personas que carecen de amígdala albergan
todavía ciertos vestigios de sentimientos (véase
Paul Ekman y Richard Davidson, eds.. Questions Abow Emofion.
Nueva York: Oxford University Press, 1994). Las diferentes
investigaciones realizadas a este respecto tratan de determinar
con precisión cuáles son las zonas de la
amígdala y de los circuitos relacionados afectados.
Aún está lejano el día en que se pronuncie
la última palabra sobre la neurología exacta de la
emoción.
2. Al igual que muchos otros neurocientificos, LeDoux
trabaja a diferentes niveles, estudiando, por ejemplo, las
alteraciones en la conducta de las ratas que acompañan a
determinadas lesiones de su cerebro, tratando de establecer
minuciosamente cuál es el papel que desempeña cada
neurona y diseñando elaborados experimentos con el objeto
de provocar un miedo condicionado en ratas cuyos cerebros han
sido modificados quirúrgicamente. Tanto estos
descubrimientos como otros recogidos en el presente volumen
constituyen la última frontera de la investigación
neurocientífica y, por este mismo motivo, todavía
son algo especulativos, especialmente en lo que se refiere a la
posibilidad de permitirnos comprender la vida emocional
basándonos en las implicaciones que se derivan de los
datos brutos. Pero el trabajo de LeDoux está siendo
corroborado por un creciente cuerpo de pruebas aportadas por
diferentes neurocientificos que no cejan en su intento de
desvelar el entramado neurológico de las emociones.
Véase, a este respecto, por ejemplo, Joseph LeDoux,
"Sensory Systems and Emotion", Inregrative Psvchiatrv,4, 1986;
Josep LeDoux, "Emotion and the Limbic System Concept", Concepts
in Neuroscience, 2, 1992.
3. El neurólogo Paul MeLean fue el primer
investigador en adelantar, hace ya más de cuarenta
años, la hipótesis de que el sistema limbico es el
asiento cerebral de las emociones. En los últimos
años, los descubrimientos realizados por LeDoux han
permitido pulir el concepto de sistema limbico, demostrando que
algunas de sus estructuras, como el hipocampo, por ejemplo, no
están directamente involucradas en la respuesta emocional
mientras que los circuitos que vinculan a la amígdala con
otras regiones del cerebro -especialmente con los lóbulos
prefrontales-, desempeñan un papel mucho más
decisivo. Y lo que es más, existe el convencimiento
creciente de que cada emoción está vinculada a
diferentes regiones del cerebro. Sin embargo, la opinión
más extendida al respecto considera que no es posible
hablar de un único «cerebro emocional» sino de
varios sistemas de circuitos que diversifican el control de una
determinada emoción a regiones cerebrales muy remotas
(aunque, no obstante, coordinadas). En opinión de los
neurocientíficos, cuando logremos cartografiar el asiento
cerebral de las emociones, cada una de las principales emociones
contará con su propia topografía, es decir, con un
mapa de las vías neuronales que determinará sus
cualidades únicas, si bien la mayoría de estos
circuitos se hallan, con toda probabilidad, interrelacionados con
estructuras clave del sistema limbico, como la amígdala y
el córtex prefrontal. Véase Joseph LeDoux,
"Emotional Memory Systems in the Brain", Behavioral and Brain
Research, 58. 1993.
4. El análisis de los circuitos cerebrales de los
diferentes niveles del miedo se basa en la excelente
síntesis de Jerome Kagan, Galen Is Prophecy (Nueva York:
Basic Books, 1994).
5. En The New York Times del 15 agosto de 1989
escribí acerca de las investigaciones realizadas por
Joseph LeDoux. La exposición de este capitulo se basa en
las entrevistas que mantuve con LeDoux y en varios de sus
artículos, entre los que destacan "Emotional Memory
Systems in the Brain", en Behavioral Brain Research, 58, 1993;
"Emotion, Memory and the Brain", en Scientífic American,
junio de 1994; y "Emotion and the Limbic System Concept", en
Concepts in Neuroscience, 2, 1992.
6. Preferencias inconscientes: véase William Raft
Kunst-Wilson y R. B. Zajonc, "Affective Discrimination of Stimuli
That Cannot Be Recognized", Science (1 de febrero de
1980).
7. En lo que se refiere a las opiniones inconscientes,
véase John A. Bargh, "First Second: The Preconscious in
Social Interactions", presentado en el congreso de la American
Psychological Society, Washington, DC (junio de 1994).
8. Larry Cahillet al., han tratado el tema de la memoria
emocional en "Beta-adrenergic activation and memory for emotional
events", en Nature (20 de octubre de 1994).
9. En lo que respecta a la teoría
psicoanalítica y la maduración cerebral, la
exposición más exhaustiva sobre los primeros
años de vida y las consecuencias emocionales del
desarrollo del cerebro puede encontrarse en Alían Sehore,
Affect Regulation and the Origin of Self (Hilísdale, Nueva
Jersey: Lawrence Erlbaum Associates, 1994).
10. Peligroso aunque no sepamos de qué se trata:
LeDoux, citado en "How Scary Things Get That Way", Science (6 de
noviembre de 1992).
11. La mayor parte de las hipótesis sobre el
ajuste neocortical fino de la repuesta emocional han sido
aportadas por Ned Kalin, .
12. Una observación más detenida de la
anatomía cerebral demuestra la función reguladora
de los lóbulos prefrontales. Gran parte de los datos
disponibles apuntan a cierta zona del córtex prefrontal
como el asiento en el que confluyen todos -o la mayor parte- de
los circuitos corticales implicados en la respuesta emocional. En
los seres humanos, las conexiones más poderosas existentes
entre el neocórtex y la amígdala se agrupan en
torno al lóbulo prefrontal y al lóbulo temporal
situados respectivamente en las partes inferior y lateral del
lóbulo frontal (el lóbulo temporal desempeña
un papel decisivo en la identificación de los objetos).
Asimismo, ambas conexiones confluyen en una única
proyección, sugiriendo la existencia de una vía
rápida y poderosa, una especie de autopista
neurológica. La neurona que conecta la amígdala con
el córtex prefrontal llega a una región denominada
córtex orbitofrontal, una zona decisiva para la
valoración de las posibles respuestas emocionales y su
posterior corrección.
Elcórtex orbitofrontal recibe señales
procedentes tanto de la amígdala como de su propia e
intrincada red de proyecciones a través de todo el sistema
límbico. Es esta red la que le permite desempeñar
su papel regulador de las respuestas emocionales, incluyendo la
inhibición de las señales que proceden del cerebro
limbico y se dirigen a las diferentes zonas cerebrales. Las
conexiones existentes entre el sistema orbitofrontal y el sistema
límbico son tan cuantiosas que algunos
neurocientíficos han bautizado este sistema con el nombre
de «córtex límbico», la parte pensante
del cerebro emocional. Véase, a este respecto, Ned Kalin,
"Aspects of Emotion Conserved Across Species" (Departamentos de
Psicología y Psiquiatría de la Universidad de
Wisconsin), manuscrito inédito preparado para el MacArthur
Affective Neuroscience Meeting (noviembre de 1992); y
también Alían Sehore, Affect Regulation and the
Origin of the Self(Hillsdale, Nueva Jersey: Lawrence Erlbaum
Associates, 1994).
Pero no sólo existe una conexión
estructural entre la amígdala y el córtex
prefrontal sino que, como suele ocurrir, también puede
hablarse de un auténtico puente bioquímico, puesto
que la sección ventromedial del córtex prefrontal y
la amígdala presentan una elevada concentración de
receptores químicos sensibles a la acción de la
serotonina. Este sistema químico cerebral parece
desempeñar, entre otras cosas, el papel de favorecer la
cooperación, puesto que los monos que presentan una alta
concentración de receptores de la serotonina en el
circuito amigdalo-prefrontal se muestran «muy
sociables», mientras que los que manifiestan una baja
concentración suelen ser hostiles y antagónicos.
Véase Antonio Damasio, Descartes" Error (Nueva York:
Grosset/Putnam, 1994).
13. Los estudios realizados con animales demuestran que
la lesión de las regiones del córtex prefrontal
dificulta la modulación de las señales emocionales
procedentes del sistema limbico, con lo cual los animales se
vuelven erráticos y explotan de rabia o se acurrucan
desbordados por el miedo de un modo impredecible e impulsivo. El
brillante neuropsicólogo ruso A. R. Luna propuso, en la
década de los treinta, que el córtex prefrontal es
la clave del autocontrol y de la represión de los
estallidos emocionales. Luna se percató de que los
pacientes que tenían dañada esta región se
mostraban muy impulsivos y eran propensos a los arrebatos de
miedo e ira. Por otra parte, las imágenes de
escáneres TEP de veinticuatro hombres y mujeres convictos
de crímenes pasionales demostraron que todos ellos
tenían una actividad muy pobre en estas mismas
áreas del córtex prefrontal.
14. Buena parte de la investigación realizada
sobre los lóbulos lesionados de las ratas la ha llevado a
cabo Victor Dennenberg, psicólogo de la Universidad de
Connecticut.
15. Véase, con respecto a la jovialidad y las
lesiones del hemisferio izquierdo, G. Gianotti, "Emotional
behavior and hemispheric side of lesion", Cortex, 8,
1972.
16. El caso del paciente feliz ha sido reseñado
por Mary K. Morris, del Departamento de Neurología de la
Universidad de Florida, en el International Neurophysiological
Society Meeting, 13-16 de febrero, 1991, San Antonio.
17. El córtex prefrontal y la memoria operativa:
Lynn D. Selemon et al., "Prefrontal Cortex", American Journal of
Psychiatry, 152, 1995.
18. El desequilibrio en el funcionamiento de la corteza
frontal: véase Philip Harden y Robert Pihí,
"Cognitive Funetion, Cardiovascular Reactivity, and Behavior in
Boys at High Risk Alcobolism", en Journal of Abnormal Psychology,
104, 1995.
19. Córtex prefrontal: Antonio Damasio,
Descartes" Error: Emotion, Reason and the Human Brain (Nueva
York: Grosset/Putnam, 1994).
PARTE II: LA NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL
Capitulo 3. Cuando el listo es
tonto
1. La historia de Jason H. fue recogida en un articulo
aparecido en The New York Times del 23 de junio de 1992, titulado
"Warning by a Valedictorian Who Faced the Prision".
2. Como ha subrayado un observador: Howard Gardner,
"Cracking Open the IQ Box", The American Prospect (invierno de
1995).
3. Richard Herrnstein y Charles Murray, The Bell Curie:
Intelligence and Class Structure in American Life (Nueva York:
Free Press, 1994), pág. 66.
4. George Vaillant, Adaptation to Life (Boston: Little,
Brown, 1977). La puntuación media del grupo de Harvard fue
de 584 sobre una escala de 800. El doctor Vaillant -actualmente
en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard- me
señaló el pobre valor predictivo del éxito
de las puntuaciones obtenidas en esta prueba por este grupo de
personas aventajadas.
5. J. K. Felsman y G. E. Vaillant, "Resilient Children
as Adults: A 40Year Study", en E. J. Anderson y B. J.
Cohíer, eds., The Invulnerable Child (Nueva York: Guilford
Press. 1987).
6. El trabajo de Karen Arnold, quien, junto a Terry
Denny, llevó a cabo esta investigación en la
Universidad de Illinois, fue citado en The Chicago Tribune del 29
de mayo de 1992.
7. El Proyecto Spectrum: Mara Krechevsky y David Feldman
han sido los principales colaboradores de Howard Gardner en el
desarrollo de este proyecto.
8. Entrevisté a Howard Gardner acerca de su
concepto de «inteligencias múltiples» con
motivo de mi articulo titulado "Rethinking the Value of
Intelligence Test", aparecido en The New York Times Education
Supplement del 3 de noviembre de 1986, y en varias ocasiones
mas.
9. La comparación entre los resultados del CI y
las habilidades potenciadas por el Proyecto Spectrum ha sido
recogida en un capitulo, escrito en colaboración con Marta
Krechevsky, que puede encontrarse en Multiple Intelligences: The
Theory in Practice, de Howard Gardner (Nueva York: Basic Books,
1993). [Hay traducción castellana, con el título
Inteligencias múltiples, Editorial Paidós,
Barcelona.] It).Este breve resumen ha sido extraído de
Howard Gardner. Multiple Intelligences, pág. 9.
II.Howard Gardner y Thomas Hatch. "Multiple Intelligences Go to
School", Educational Researcher, 18,8 (1989).
12. El modelo de la inteligencia emocional fue propuesto
por vez primera por Peter Salovey y John D. Mayer, "Emotional
Intelligence". Imagination, Cognition and Personalitv, 9(1990),
págs. 185-211.
13. La inteligencia práctica y las habilidades
personales: Robert J. Sternberg, Bevond I.Q. (Nueva York:
Cambridge University Press, 1985).
14. La definición básica de la
inteligencia emocional» puede encontrarse en Emotional
Intelligence, de Salovey y Mayer, pág. 189.
15. El CI contra la inteligencia emocional: Jack Block,
Universidad de California (Berkeley), manuscrito inédito
(febrero de 1995). Block utiliza la noción de
«adaptabilidad del ego» en lugar del de inteligencia
emocional, aunque también subraya que sus rasgos
característicos incluyen la autorregulación
emocional, el control adaptativo de los impulsos, la
sensación de eficacia personal y la inteligencia social.
Puesto que éstas son también las principales
características de la inteligencia emocional, la
adaptabilidad del ego también podría considerarse
como un factor determinante de la inteligencia emocional, del
mismo modo que las puntuaciones del SAT lo son con respecto al
CI. Block analizó los datos procedentes de un estudio
prolongado efectuado sobre cerca de cien chicas y chicos de edad
comprendida entre los diez y los veinte años y
empleó métodos cstadísticos para probar que
la personalidad y los correlatos conductuales de un elevado CI
son independientes de la inteligencia emocional. Pero aunque, en
su opinión, bien puede hablarse de una ligera
correlación entre el CI y la adaptabilidad del ego, ambos
son, sin embargo, construcciones independientes.
Capítulo 4. Conócete a ti
mismo
1. Mi uso del término conciencia de uno mismo se
refiere a un tipo de atención introspectiva a la propia
experiencia que a veces recibe el nombre de atencibn
plena.
2. Véase también, a este respecto, Jon
Kabat-Zinn, Wherever You Go, There You Are (Nueva York: Hyperion,
1994).
3. El ego observador: para una comparación
comprensiva de la conciencia de uno mismo y la actitud atencional
psicoanalítica véase -T Thoughts Without a Thinker,
de Mark Epstein (Nueva York: Basic Books, 1995). Epstein destaca
que el desarrollo de esta habilidad puede disminuir la conciencia
del observador de modo que éste se convierta en «un
ego "desarrollado" más flexible y más fuerte, capaz
de hacer frente a todas las facetas de la vida».
4. William Styron, Darkness Visible: A Memoir of
Madness (Nueva York: Random House, 1990). [Hay traducción
castellana. con el titulo Esa visible oscuridad, Editorial
Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996.]
5. John D. Mayer y Alexander Stevens, "An Emerging
Understanding of the Reflective (Meta) Experience of Mood",
manuscrito inédito (1993).
6. Mayer y Stevens, "An Emerging Understanding". Algunos
de los términos que utilizo para referirme a los
diferentes estilos de autoconciencia emocional constituyen
adaptaciones de las categorías que aparecen en este
artículo.
7. La intensidad de las emociones: buena parte del
trabajo realizado en este campo se debe a Randy Larsen, quien
estudió con Dierner y ejerce actualmente en la Universidad
de Michigan.
8. El caso de Gary, el cirujano que carecía de
emociones, ha sido referido por Hillel 1. Swiller, "Alexithymia:
Treatment Utilizing Combined Individual and Group Psychoterapy",
en International Journal for Group Psychotherapy, 38, 1(1988),
págs. 47-61.
9. Analfabetismo emocional es una expresión
acuñada por M. B. Ercedman y B. S. Sweet, "Some Specific
Features of Group Psychoterapy", en International Journalfor
Group Psvchotherapy 4 (1954), págs. 335-368.
10. Los factores clínicos de la alexitimia han
sido descritos por Graeme J. Taylor, "Alexithymia: History of the
Concept", articulo presentado en el encuentro anual de la
American Psychiatric Assotiation que tiene lugar en la ciudad de
Wahington (mayo de 1986).
11. La descripción de la alexitimia procede de
Peter Sifneos, "Affect, Emotional Conflict, and Deficit: An
Overview", en Pschoterapyand-Psychosomatics, 56 (1991),
págs. 116-122.
12. El caso de la mujer que no sabia que lloraba procede
del articulo de H. Warnes, "Alexithymia, Clinical and Therapeutic
Aspects", en Psychoterapy-and-PsychosOmatics, 46 (1986),
págs. 96-104.
13. Sobre la influencia de las emociones en el
razonamiento, véase Damasio, Descartes"Error.
14. El miedo inconsciente: el estudio acerca de las
serpientes procede de Kagan, Galen s Prophecy.
Capítulo 5. Esclavos de la
pasión
1. Para más detalles acerca de la
sensación de bienestar y la proporción dc
sentimientos negativos y positivos, véase Ed Diener y
Randy J. Larsen. "The Experience of Emotional Well-Being", en
Michael Lewis y Jeannette Haviland. eds. Handbook of Emotions
(Nueva York:Guilford Press, 1993).
2. Mi entrevista con Diane Tice acerca de su
investigación sobre los recursos que suele emplear la
gente para superar los estados de ánimo negativos
apareció en diciembre de 1992. Tice publicó, junto
a su esposo, Roy Bausmeister, un artículo que recoge sus
descubrimientos sobre el enfado que aparece en Daniel Wegner y
James Pennebaker, eds. Handbook of Mental Control (V. 5)
(Englewoods Cliffs, Nueva Jersey: Prentice-Hall,
1993).
3. Los cobradores de deudas: también descritos
por Arlie Hochschild, The Managed Hearr (Nueva York: Free Press,
1980).
4. Los argumentos en contra del enfado y a favor del
autocontrol se basan, en gran parte. en Diane Tice y Roy F.
Baumeister, "Controlling Anger:Self-Induced Emotion Change", en
Handbook of Mental Control. Véase también Carol
Tavris, Anger: The Misunderstood Emorion (Nueva York: Touchstone,
1989).
5. En "Mental Control of Angry Aggression", Handbook of
Mental Control, puede hallarse una amplia descripción
acerca de la investigación sobre el enfado.
6. El paseo como método de relajación se
cita en el libro de Tavris, Anger: The Misunderrtood Emotion,
pág. 135.
7. Puede encontrarse una descripción detallada de
las estrategias de Redford Williams para dominar la hostilidad en
Redford Williams y Virginia Williams, Anger Kills (Nueva York:
Times Books, 1993).
8. Respecto a la falacia de que expresar el enfado
contribuye a disiparlo véase, por ejemplo, 5. K. Mallick y
B. R. McCandless, "A Study of Catharsis Aggression",en Journal of
Personality and Social Psycholo gv, 4(1996). Para un resumen de
esta investigación véase Tavns, Anger: The
Misunderstood Emotion.
9. Cuando la descarga del enfado puede ser eficaz:
Tavns, Anger." The Misunderstood Emotion.
10. Sobre la función de la preocupación,
véase Lizabeth Roemer y Thomas Borkovec, "Worry: Unwanted
Cognitive Activity That Controls Unwanted Somatic Experience", en
Wegner y Pennebaker, Handbook of Mental Control.
11. El miedo a los gérmenes: véase David
Riggs y Edna Foa, "Obsessive-Compulsive Disorder", en Handbook of
Psvchological Disorders, de David Barlow, ed. (Nueva York:
Guilford Press, 1993).
12. El caso del paciente preocupado procede de Lizabeth
Roemer y Thomas Borkovec,"Worry: Unwanted Cognitive Activity That
Controls Unwanted Somatic Experience", pág.
221.
13. En lo que se refiere al tratamiento
terapéutico de los trastornos de ansiedad véase,
por ejemplo, David Barlow, ed., Clin ical Hondbook of
Psychological Disorders (Nueva York: Guilford Press,
1993).
14. La depresión de Styron: William Styron,
Darkness Visible: A Memoir of Madness (Nueva York: Random House,
1990). [Hay traducción castellana, con el titulo Esa
visible oscuridad, Editorial Grijalbo Mondadori, Barcelona,
1996.] 15. Las preocupaciones de la persona deprimida han sido
tratadas por Susan Nolen-Hoeksma, "Sex Differences in Control
Depression", en Handbook of Mental Control, pág.
307.
16. En lo que se refiere a la terapia antidepresiva,
véase K. 5. Dobson, "A Meta-analysis of the Efficacy of
Cognitive Therapy for Depression", en Journal of Consulting and
Clinical Psychology 57 (1989).
17. Los datos sobre el estudio acerca de las pautas
mentales de las personas deprimidas proceden de Richard Wenlaff,
"The Mental Control of Depression", en el libro editado por
Wegner y Pennebaker Handbook of Mental Control.
18. Shelley Taylor et al., "Maintaining Positive
Illusions in the Face of Negative Information", en Journal of
Clinical and Social Psychology 8 (1989).
19. El caso del universitario emocionalmente reprimido
procede de Daniel A. Weinberger, "The Construct Validity of the
Repressive Coping Style", en J. L. Singer, ed., Repression and
Dissociation (Chicago: Chicago University Press, 1990).
Weinberger, que desarrolló el concepto de represor
emocional en el estudio pionero que realizó junto a Gary
F. Schwartz y Richard Davidson, se ha convertido en un
investigador de vanguardia sobre este tema.
Capitulo 6. La aptitud maestra
1. El terror ante el examen: véase Daniel
Goleman, Vital Lies, Simple Truths: The Psychology of
Self-Deception (Nueva York: Simon and Sehuster, 1985).
2. La memoria de trabajo: Alan Baddeley, Working Memory
(Oxford: Clarendon Press, 1986).
3. El córtex prefrontal y la memoria de trabajo:
véase Patricia GoIdman-Rakic. "Cellular and Circuit Basis
of Working Memory in Prefrontal Cortex of Nonhuman Primates", en
Progress in Brain Research, 85 (1990): y también Daniel
Weinberger, "A Connectionist Approach to the Prefrontal Cortex",
en Journal of Neuropsvchiatrv, 5(1993).
4. La motivación y el rendimiento sobresaliente:
véase Anders Ericsson. "Expert Performance: Its Structutre
and Acquisition", en American Psvclzologist (agosto de
1994).
5. La superioridad del CI de los asiáticos:
Herrstein and Murray. The Belí Curve.
6. El CI y el nivel ocupacional de los asioamericanos:
véase James Elynn, Asian-American Achievement Beyond CI
(Nueva Jersey: Lawrence Erlbaum, 1991).
7. El estudio de la capacidad de demorar la
gratificación en los niños de cuatro años de
edad procede de Yuichi Shoda, Walter Mischel y Phihp K. Peake.
"Predicting Adolescent Cognitive and Self-regulatory Competencies
From Preschool Delay of Gratification"; en Developmental
Psvchology, 26.6(1990), págs. 978-986.
8. Las puntuaciones del SAT en los niños
impulsivos y en los niños autocontrolados: el
análisis de los datos del SAT lo realizó Phil
Peake, psicólogo del Smith College.
9. El CI frente a la demora de la gratificación
como predictores de las puntuaciones del SAT: comunicación
personal de Phil Peake, psicólogo del Smith College, quien
analizó los datos del SAT en el estudio de Walter Mischel
sobre la capacidad para posponcr la
gratificación.
10. La impulsividad y la delincuencia: véase el
debate de Jack Block, "On the Relation Between IQ, Impulsivity
and Delinquency", en Journal of Abnormal Psychologv, 104
(1995).
11. La madre preocupada: Timothy A. Brown et al.,
"Generalized Anxiety Disorder", en David H. Barlow, ed., Clinical
Handbook of Psvchological Disorders. (Nueva York: Guilford Press,
1993).
12. La ansiedad y los controladores de tráfico
aéreo: véase W. E. Collins et al., "Relationships
of Anxiety Scores to Academy and Field Training Performance of
Air Traffic Control Specialist", FAA Office of Aviation Medicine
Reports (mayo de 1989).
13. La ansiedad y el rendimiento académico:
véase Bettina Seipp, "Anxiety and Academic Performance: A
Meta-analysis", en Anxietv Research,4, 1(1991).
14. Las personas preocupadas: Richard Metzger et al.,
"Worry Changes Decision-making:The Effects of Negative Thoughts
on Cognitive Processing", en Journal of Clinical Psychologv
(enero de 1990).
15. Ralph Haber y Richard Alpert, "Test Anxiety", en
Joarnal of Abnormal and Social Psychology. 13 (1958).
16. Los estudiantes ansiosos: véase Theodore
Chapin. "The Relationship of Trait Anxiety and Academic
Performance to Achievement Anxiety"; Journal of College Student
Development (mayo de 1989).
17. Los pensamientos negativos y los resultados de los
tests: John Hunsley, "Intemal Dialogue During Academic
Examinations", en Cognitive Therapy and Research (diciembre de
1987).
18. Los experimentadores le dieron: Alice Isen et al.,
"The influence of Positive Affect on Clinical Problem Solving",
en Medical Decision Making (julio-septiembre de 1991).
19. La esperanza y las malas notas: C. R. Snyder et al.,
"The Will and the Ways: Development and Validation of an
Individual-Differences Measure of Hope", en Journal of
Personality and Social Psychology, 60,4(1991), pág.
579.
20. Mi entrevista con C. R. Snyder se publicó en
el New York Times del 24 de diciembre de 1994.
21. Los nadadores optimistas: Martin Seligman, Learned
Optimism (Nueva York: Knopf, 1991).
22. Optimismo realista frente a optimismo ingenuo:
véase, por ejemplo, Carol Whalen et al., "Optimisme in
Children"s Judgments of Health and Environmental Risks", en
Health Psychologv, 13 (1994).
23. Mi entrevista con Martin Seligman acerca del
optimismo apareció en The New York Times del 3 dc febrero
de 1987.
24. Mi entrevista con Albert Bandura acerca de la
autoeficacia apareció en The New York Times del 8 de mayo
de 1988.
25. Mihaly Csikszentmihalyi, "Play and Intrinsic
Rewards", en Journal of Humanistic Psychology, 15, 3
(1975).
26. Mihaly Csikszentmihalyi, Flow: The Psychology of
Optimal Experience, 1a ed. (Nueva York: Harper and Row,
1990).
27. "Like a waterfa]l": Newsweek del 28 de febrero de
1994.
28. La entrevista con el doctor Csikszentmihalyi se
publicó en The New York Times del 4 de marzo de
1986.
29. El cerebro en estado de flujo: Jean Hamilton et al.
"Intrinsic Enjoyment and Boredom Coping Scales: Validation With
Personality, Evoked Potential and Attention Measures", en
Personalitv and Individual Differences, 5,2 (1984).
30. La activación cortical y la fatiga: Ernest
Hartmann, The Functions of Sleep (New Haven: Yale University
Press, 1973).
31. La entrevista con el doctor Csikszentmihalyi se
publicó en The New York Tunes del 22 de marzo de
1992.
32. El estudio sobre el estado de flujo y los
estudiantes de matemáticas: Mihaly Csikszentmihalyi e
Isabella Csikszentmihalyi, "Optimal Experience and the Uses of
Talent", en Optimal Experience." Psychologícal Studies of
Flow in Consciousness (Cambridge University Press,
1988).
Capítulo 7. Las raíces de la
empatia
1. La conciencia de uno mismo y la empatía:
véase, por ejemplo, John Mayer y Melissa Kirkpatrick, "Hot
Information-Processing Becomes More Accurate With Open Emotional
Experience" (Universidad de New Hampshire, manuscrito
inédito [octubre de 1994]). Véase, asimismo,
"Cognitive Operations Associated With Individual Differences in
Affect Intensity", en Journal of Personalty and Social
Psychologv, 53 (1987).
2. Robert Rosenthal et al., "The PONS Test: Measuring
Sensitivity to Nonverbal Cues", en P. McReynolds, ed., Advances
in Psychological Assessment, (San Francisco: Josser-Bass,
1977).
3. Stephen Nowicki y Marshall Duke, "A Measure of
Nonverbal Social Processing Ability in Children Between the Ages
of 6 and l0~~ ponencia presentada en el encuentro de la American
Psychological Society (1989).
4. Las madres que actuaban como investigadoras fucron
adiestradas para este cometido por Manan Radke-Yarrow y Carolyn
Zahn-Waxler en el Laboratorio de Psicología Evolutiva del
National Institute of Mental Health.
5. Escribí acerca de la empatía, sus
raíces evolutivas y su neurología en un
artículo aparecido en The New York Times (28 de marzo de
1989).
6. El desarrollo de la empatia de los niños:
Manan Radke-Yarrow y Carolyn Zahn-Waxler, "Roots, Motives and
Patterns in Children"s Protosocial Behavior", en Ervin Staub et
al. ed., Development and Maintenance of Protosocial Behavior
(Nueva York: Plenum, 1984).
7. Daniel Stern, The Interpersonal World of the Infant
(Nueva York: Basic Books, 1987), pág. 30. [Hay
traducción castellana, con el título El mundo
interpersonal del infante, Editorial Paidós, Barcelona.]
8.Stern, op. cit.
9. La descripción de los niños deprimidos
procede de Jeffrey Pickens y Tiffany Field, "Facial Expressivity
in Infants of Depressed Mothers", en Developmental Psychologv,
29,6 (1993).
10. El estudio de los violadores de niños lo
realizó Robert Prentky, un psicólogo de
Philadelphia.
11. La empatia en los pacientes borderline: "Giftedness
and Psychological Abuse in Borderline Personality Disorder: Their
Relevance to Genesis and Treatment", Journal of Persona lirv
Disorders, 6 (1992).
12. Leslie Brothers, "A Biological Perspective on
Empathy", en American Journal of Psychiatry,
146,1(1989).
13. Brothers, "A Biological Perspective", pág.
16.
14. La fisiología de la empatia: Robert Levenson
y Anna Ruef, "Empathy: A Physiological Substrate", Journal of
Personalitv and Social Psychology, 63,2 (1992).
15. Martin L. Hoffman, "Empathy. Social Cognition, and
Moral Action", en W. Kurtines y J. Gerwitz, eds., Moral Behavior
and Development: Advances in Theorv, Research, and Applications
(Nueva York: John Wiley and Sons, 1984).
16. Los estudios sobre las relaciones entre la
empatía y la ética proceden de Hoffman, "Empathy,
Social Cognition, and Moral Action".
17. Escribí sobre el ciclo emocional que culmina
en el delito sexual en The New York Times del 14 de abril de
1992. Los datos proceden de William Pithers, psicólogo del
Department of Corrections de Vermont.
18. La naturaleza de la psicopatía se describe
con más detalle en un artículo que publiqué
en The New York Times el 7 de julio de 1987. La mayoría de
los datos que se recogen en dicho artículo proceden del
trabajo de Robert Hare, psicopatólogo de la Universidad de
la Columbia Británica.
19. Leon Bing, Do or Die (Nueva York: HarperCollins,
1991).
20. Los maridos que golpean a sus esposas: Neil S.
Jacobson, "Affect, Verbal Content, and Psychophysiology in the
Arguments of Couples With a Violent Husband", en Journal of
Clinical and Consulting Psychology (Julio de 1994).
21. El hecho de que los psicópatas no sientan
miedo se hace evidente cuando están a punto de recibir un
shock. Afirman lo contrario Christopher Patrick et al., en
"Emotion in the Criminal Psychopath: Fear Imaging Process", en
Journal of Abnormal Psvchology, 103 (1994), una de las
réplicas más recientes a este efecto.
Capitulo 8. Las artes sociales
1. El intercambio entre Jay y Len se ha extraído
de Judy Dunn y Jane Brown. "Relationships. Talk About Feelings,
and the Development of Affect Regulation in Early Childhood", en
Judy Garber y Kenneth A. Dodge. eds., The Development of Emotion
Regulation and Dvsregulation (Cambridge: Cambridge University
Press, 1991). Las añadiduras dramáticas son
mias.
2. Las reglas para el despliegue de roles están
en Paul Ekman y Wallace Friesen, Unmasking the Face (Englewood
Cliffs, New Jersey: Prentice Hall, 1975).
3. Monjes en el fragor de la batalla: la historia se ha
sido extraído de David Busch, "Culture Cuí-de-sae",
en Arizona State Universitv Research (primavera/verano
1994).
4. El estudio sobre la transmisión de estados de
ánimo lo ha recogido Ellen Sullins en el número
correspondiente al mes de abril de 1991 de la revista Persona
lity and Social Psychology Bulletin.
5. Los estudios sobre la transmisión del estado
de ánimo y la sincronicidad proceden de Frank Beruieri,
psicólogo de la Univesidad del Estado de Oregón.
Escribí sobre el trabajo de Bernieri en The New York
Times. El grueso de los resultados de esta investigación
se recoge en Frank Bernieri y Robert Rosenthal, "Interpersonal
Coordination, Behavior Matching and Interpersonal Synchrony", en
Robert Feldman y Bernard Rime, eds., Fundamentals of Non verbal
Behavior (Cambridge: Cambridge University Press,
1991).
6. La teoría de la movilización de las
emociones la han propuesto Bernieri y Rosenthal, Fundamentals of
Non verbal Behavior.
7. Tomas Hatch, "Social Intelligence in Young Children",
ponencia presentada en la conferencia anual de la American
Psychological Association (1990).
8. Los camaleones sociales: Mark Snyder, "Impression
Management: The Self in Social Interaction", en L. S. Wrightsman
y K. Deaux, Social Psychology in the "80s (Monterey, California:
Brooks/Cole, 1981).
9. E. Lakin Phillips, The Social Skills Basis of
Psychopathology (Nueva York: Grune and Stratton, 1978),
pág. 140.
10. Los trastornos del aprendizaje no verbal: Stephen
Nowicki y Marshall Duke, Helping the Cbild Who Doens "t FU In
(Atlanta: Peachtree Publishers, 1992). Véase
también Byron Rourke, Nonverbal Learning Disabilities
(Nueva York: Guilford Press, 1989).
11. Nowicki y Duke, Helping the Child Who Doesn"t Fit
In.
12. Este intercambio y la revisión de la
investigación sobre la forma de entrar en un grupo procede
de Martha Putallaz y Aviva Wasserman, "Children"s Entry
Behavior", en Steven Asher y John Coie, eds., Peer Rejection in
Cbildhood (Nueva York: Cambridge University Press,
1990).
13. Putallaz y Wasserman, "Children"s Entry
Behavior".
14. Hatch, "Social Intelligence in Young
Children".
15. La historia de Terry Dobson sobre el japonés
borracho y el anciano se ha utilizado con permiso expreso de
Dobson. Esta misma historia también la han referido Ram
Dass y Paul Gorman en How Can 1 Help? (Nueva York: Alfred A.
Knopf, 1985), págs. 167-171.
PARTE III: INTELIGENCIA EMOCIONAL
APLICADA
Capitulo 9. Enemigos
íntimos
Hay muchos modos de calcular el porcentaje de divorcios
y el método estadístico empleado determinará
el resultado que se obtenga. Por ejemplo, ciertos métodos
arrojan unas cifras que rozan el 50%.
Cuando se trata de calcular el número total de
divorcios en un determinado año, el punto más alto
parece haberse alcanzado en la década de los ochenta. No
obstante, las estadísticas que cito en el presente
capítulo no se basan en el número de divorcios que
se produzcan en un año determinado sino en la probabilidad
de que los matrimonios que se celebren en un determinado
año acaben en divorcio. En ese último sentido, las
estadísticas realizadas durante el siglo XX muestran una
escalada creciente. Para más detalles véase John
Gottman, What Predicts Divorce. The Relationships Between Marital
Processes and Marital Outcomes (Hillsdale, Nueva Jersey: Lawrence
Erlbaum Associates, Inc. 1993).
2. Los diferentes mundos de las niñas y de los
niños: Eleanor Maccoby y C. N. Jacklin, "Gender
Segregation in Childhood", en H. Reese ed., Advances in Child
Development and Behavior (Nueva York: Academic Press,
1987).
3. Compañeros de juego del mismo sexo: John
Gottman, "Same and Cross Sex Friendships in Young Children", en
J. Gottman y J. Parker, eds., Conversation of Friends (Nueva
York: Cambridge University Press, 1986).
4. Tanto éste como el resumen que sigue sobre las
diferencias sexuales en la socialización de las emociones
se basan en la excelente revisión realizada por Leslie R.
Brody y Judith A. Hall, "Gender and Emotion", en Michael Lewis y
Jcannette Haviland, eds., Handbook of Emotions (Nueva York:
Guilford Press, 1993).
5. Brody y Hall. "Gender and Emotion", pág.
456.
6. Las muchachas y el arte de la agresividad: Robert B.
Cairns y Beverley D. Cairns. Lifelines and Risk (Nueva York:
Cambridge University Press, 1994).
7. Brody y Hall, "Gender and Emotion", pág.
454.
8. Los descubrimientos sobre las diferencias emocionales
entre ambos sexos son revisados por Brody y Hall en "Gender and
Emotion".
9. La importancia de la buena comunicación para
las mujeres ha sido reseñada por Mark H. Davis y H. Alan
Oathout, "Maintenance of Satisfaction in Romantic Relationships:
Empathy and Relational Competence". Journal of Personality and
Social Psvchologv,53.2 (1987). págs. 397-4 10.
10. El estudio sobre las quejas de las esposas y de los
maridos: véase Robert J. Sternberg, "Triangulating Love",
en Robert J. Sternberg y Michael Barnes. eds., The Psvcbologv of
Love (New Haven: Yale University Press, 1988).
11. Lectura de las caras tristes: esta
investigación la ha realizado el doctor Ruben C. Gur, de
la Facultad de Medicina de la Universidad de
Pennsylvania.
12. La conversación entre Fred e Ingrid procede
de Gottman, What Predicts Divorce. pág. 84.
13. Hay dos libros que describen en detalle la
investigación sobre el matrimonio realizada por Gottman y
sus colegas de la Universidad dc W"ashington: Why Marria ges
Succeed or Fail (Nueva York: Simon and Schuster, 1994) y What
Predicts the Divorce.
14. El atrincheramiento: Gottman, What Predicts the
Divorce.
15. Los pensamientos tóxicos: Aaron Beck,
Love Is Never Enough (Nueva York: Harper and Row, 1988),
págs. 145-146. [Hay traducción castellana, con
título Con el amor no basta, Editorial
Paidós, Barcelona, 1990.] 16. Las pautas mentales de las
parejas conflictivas: Gottman, WhatPredicts the
Divorce.
17. Las distorsiones del pensamiento de los maridos
violentos han sido analizadas por Amy Holtzworth-Munroe y Glenn
Hutchinson en "Attributing Negative Intent to Wife Behavior: The
Attributions of Maritally Violent Versus Nonviolent Men", en
Journal of Abnormal Psychology, 102, 2 (1993), págs.
206-211. En lo que se refiere a la suspicacia de los varones
sexualmente agresivos, véase Neil Malamuth y Lisa Brown,
"Sexually Aggresive Men"s Perceptions of Women"s Communications",
en Journal of Personalitv and Social Psychology, 67
(1994).
18. Los maridos agresivos: según los
especialistas, existen tres tipos de maridos que agreden a sus
esposas, los que raramente lo hacen, los que lo hacen de manera
compulsiva cuando montan en cólera y los que lo hacen de
manera fría y calculada. La terapia sólo parece ser
de alguna utilidad en los dos casos primeros. Véase, a
este respecto, Neil Jacobson et al., Clinical Handbook of Marital
Therapv (Nueva York:Guilford Press, 1994).
19. El desbordamiento: Gottman, Wbat Predicrs tbe
Divorce.
20.A los maridos no les gustan las peleas: Robert
Levenson et al.. "The Influence of Age and Gender on Affect,
Physiology and Their Interrelations: A Study of Long-term
Marriages", en Journal of Personaliry and Social Psvchologv, 67
(1994).
21. El desbordamiento emocional de los esposos: Gottman,
What Predicts Divorce.
22. Los hombres se cierran en sí mismos y las
mujeres critican: Gottman, What Predicts Divorce.
23. "Wife Charged with Shooting Husband Over Football on
TV". The New York Times del 3 de noviembre de 1993.
24. Las «buenas peleas»: Gottman, What
Predicts Divorce.
25. La incapacidad de las parejas para la
reconciliación: Gottman. What Predicts Divorce.
26. Los cuatro pasos que conducen a una «buena
pelea» se han extraído de Gottman, Wby Marria ges
Succeed or Fail.
27. La monitorización del pulso: Gottman,
ibid.
28. La captura de los pensamientos negativos: Beck, Love
is Never Enough. [Hay traducción castellana, con el
título Con el amor no basta, Editorial Paidós,
Barcelona. 1990.] 29. «Reflejar»: Harville Hendrix,
Getting the Love You Want (Nueva York: Henry Holt,
1988).
Capítulo 10. Ejecutivos con
corazón
1. El accidente del piloto que intimidaba a su
tripulación: Carl Lavin, "When Moods Affect Safety:
Comunications in a Cockpit Mean a Lot a Few Miles Up", en The New
York Times del 26 de junio de 1994.
2. La encuesta a 250 ejecutivos procede de Michael
Maccoby, "The Corporate Climber Has to Find His Heart", en
Fortune (diciembre de 1976).
3. Conversación con Zuboff (junio de 1994): En lo
que se refiere al impacto de las tecnologías de la
información, véase su libro In the Age of the Smart
Machine (Nueva York: Basic Books, 1991).
4. La historia del vicepresidente sarcástico me
la narró Hendrie Weinsmger, psicólogo en la UCLA
Graduate School of Business y autor del libro The Crmcal Edge:
How to Criticize Up and Down the Organizarion andMake it Pnv 0ff
(Boston: Little, Brown, 1989).
5. La encuesta sobre las ocasiones en que los directivos
perdían los estribos fue realizada por Robert Baron,
psicólogo del RensseJaer Polytechnic Institute, a quien
entrevisté para e] New York Times del II de septiembre de
1990.
6. La crítica como origen de los conflictos:
Robert Baron, "Countering the Effects of Destructive Criticism:
The Relative Efticacy of Four lnterventions", en Journal
OjAppl¡ed Psvcholo gv. 73,3(1990>.
7. Las críticas vagas y las críticas
concretas: Harry Levinson, "Feedback to Subordinates" en Harry
Levinson. Addendum lo the Levinson Letter, Levinson Institute,
Waltham, MA (1992).
8. El cambio del rostro de la fuerza laboral: la
encuesta a 645 compañías nacionales efectuada por
los consejeros de dirección de Towers Perrin en Maniatan,
la recogió The New York Times el 26 de agosto de
1990.
9. Las raíces del odio: Vamik Volkan, The Need to
Have Enemies and AlIjes (Northvale, Nueva Jersey: Jason Aronson,
1988).
10. Mi entrevista con Thomas Pettigrew se publicó
en The New York Times del l2demayode 1987.
11. Los estereotipos y los prejuicios sutiles: Samuel
Gaertner y John Davidio Prejudice, Discrimination and Racism
(Nueva York: Academic Press, 1987).
12. Los prejuicios sutiles: Gaertner y Davidio,
Prejudice, Discrimination, and Racism.
13. Relman: citado por Howard Kohn, "Service With a
Sneer", en The New York Times Sunday Magazine del 11 de noviembre
de 1994.
14. IBM: "Responding to a Diverse Work Force", The New
York Times del 26 de agosto de 1990.
15. El poder de llamar a las cosas por su nombre:
Fleteher Blanchard, "Reducing the Expression of Racial
Prejudice", en Psvchological Science (vol. 2, 1991).
16. La ruptura de los estereotipos: Gaertner y Davidio,
Prejudice, Discrimination, and Racism.
17. Equipos: Peter Drucker, "The Age of Social
Transformation", en The Atlaníic Monthlv (noviembre de
1994).
18. El concepto de inteligencia grupal procede de Wendy
Williams y Robert Sternberg, "Group Intelligence: Why Some Groups
Are Better Than Others", Intelligence (1988).
19. El estudio de los trabajadores
«estrella» de los Laboratorios Bell ha sido recogido
por Robert Kelley y Janet Caplan, "How Belí Labs Creates
Star Performers", Harvard Bussiness Review (julio-agosto de
1993).
20. La utilidad de las redes informales de trabajo la ha
subrayado David Krackhardt y Jeffrey R. Hanson, "Informal
Networks: The Company Behind the Chart", Harvard Bussiness Review
(julio-agosto de 1993), pág. 104.
Capitulo 11. La mente y la
medicina
1. El sistema inmunológico como «cerebro
del cuerpo»: Francisco Varela, Third Mmd and Life Meeting.
Dharamsala, India (diciembre de 1990).
2. Mensajeros químicos entre el cerebro y el
sistema inmunológico: Robert Ader et al.,
psychoneuroimmunology, 2ª edición (San Diego:
Academic Press, 1990).
3. La relación existente entre el sistema
nervioso y las células inmunológicas: David Felten
et al., "Noradrenergic Sympathetic Innervation of Lymphoid
Tissue", Joarnal of Immunology, 135 (1985).
4. Las hormonas y la función inmunológica:
B. 5. Ravin el al.. "Bidirectional Interaction Between the
Central Nervous System and the Immune System", en Critical
Reviews in lmmunology. 9 (4), (1989), págs.
279-312.
5. Las relaciones existentes entre el cerebro y el
sistema inmunológico: véase, por ejemplo, Steven B.
Maier et al., "Psychoneuroimmunology", American Psychologist
(diciembre de 1994).
6.Las emociones tóxicas: Howard Friedman y 5.
Boothby-KewlCy, "The Disease-Prone Personality: A Meta-Analytic
View",American Psychologist, 42 (1987). Este amplio
análisis de diferentes estudios utilizó un
«metaanálisis», una técnica que permite
analizar estadísticamente los resultados de varios
estudios diferentes en un contexo mucho más amplio. El
mayor número de casos estudiados permite así que
puedan identificarse más fácilmente implicaciones
que suelen pasar inadvertidas en los estudios más
limitados.
7. Los escépticos argumentan que el retrato
emocional que suele acompañar a una mayor incidencia de la
enfermedad refleja el perfil caracteristico del neurótico
-ansiedad, depresión y abatimiento emocional-. y que el
gran peso de la enfermedad que recogen estos estudios no se debe
tanto a un hecho clínico como a la tendencia que
manifiestan estos enfermos a lamentarse, quejarse y exagerar la
gravedad de sus sintomas.Por el contrario, Friedman y otros
aducen que lo que demuestra la relación existente entre
emoción y enfermedad no es la investigación sobre
las quejas de los pacientes las pruebas médicas y de las
evaluaciones clínicas de los síntomas objetivos de
la enfermedad, que son los que, en última instancia,
determinan su gravedad. Por supuesto, siempre existe la
posibilidad de que el aumento de la angustia sea el resultado de
la misma condición clínica o que incluso la
precipite pero, por esta misma razón, los datos más
fiables son los que se derivan de los estudios prospectivos en
los que se evalúan los estados emocionales antes de que se
manifieste la enfermedad.
8. Gail Ironson et al., " Effects of Anger on Left
Ventricular Ejection Fraction in Coronary Artery Disease", en The
American Joarnal of Cardiolo gv, 70, 1992. La eficacia del bombeo
cardiaco -también llamada «fracción de
eyección»- mide la capacidad del corazón para
bombear la sangre desde el ventrículo izquierdo hasta las
arterias, cuantificando el porcentaje de sangre ventricular
impulsada por cada latido. En el caso de las enfermedades
coronarias, el descenso de la eficiencia del bombeo señala
el debilitamiento del músculo cardíaco.
9. Algunas de las doce investigaciones orientadas a
desvelar las relaciones existentes entre la hostilidad y la
muerte por enfermedad cardíaca no han acertado a encontrar
ninguna relación evidente. Esto, sin embargo, puede
deberse tanto al método empleado (por ejemplo, el uso de
una escala muy poco sensible a la hostilidad) como a la sutileza
del efecto en cuestión. La mayoría de muertes
causadas por la hostilidad parece ocurrir en la mitad de la vida,
y si un estudio no es capaz de seguir y determinar las causas de
la muerte durante este periodo, no podrá advertir esta
relación.
10. La hostilidad y las enfermedades cardiacas: Redford
Williams, The Trusting Heart (Nueva York: Times Books!Random
House, 1989).
11. Peter Kaufman: mi entrevista con el doctor Kaufman
apareció en The New York Times del 1 de septiembre de
1992.
12. El estudio de Stanford sobre la irritabilidad y un
segundo ataque al corazón: Carl Thoreson, presentado en el
International Congress of Behavioral Medicine, Uppsala, Suecia
(julio de 1990).
13. Lynda H. Powell, "Emotional Arousal as a Predictor
of Long-Term Mortality and Morbidity in Post M.I. Men", en
Circulation, vol. 82, n0 4, suplemento III, octubre de
1990.
14. Murray A. Mittleman, "Triggering of Myocardial
Infarction Onset by Episodes of Anger", en Circulation, vol. 89,
nº 2 (1994).
15. La represión del enfado aumenta la
tensión arterial: Robert Levenson, "Can We Control Our
Emotions, an How Does Such Control Change an Emotional Episode?",
en Richard Davidson y Paul Ekman, eds., Fundamental Questions
About Emotions (Nueva York: Oxford University Press,
1995).
16. El estilo personal hostil: escribí acerca de
la investigación realizada por Redford Williams sobre el
enojo y el corazón en The New York Times Good Health
Magazine del 16 de abril de 1989.
17. Reducción del 44% en la incidencia de un
segundo ataque cardíaco: Thoreson, op. cit.
18. El programa del doctor Williams para controlar el
enfado: Williams, The Trusting Heart.
19. La mujer preocupada: Timothy Brown et al.,
"Generalized Anxiety Disorder", en David H. Barlow, ed., Clinical
Handbook of Psychological Disorders (Nueva York: Guilford Press,
1993).
20. Estrés y metástasis: Bruce McEwen y
Eliot Stellar, "Stress and the Individual Mechanisms Leading to
Disease", en Archives of Internal Medicine, 153 (27 de septiembre
de 1993). El estudio al que se refieren los autores de este
artículo es obra de M. Robertson y J. Ritz, "Biology and
Clinical Relevance of Human Natural Killer Celís", en
Blood , 76(1990).
21. Existen múltiples razones, aparte de las
meramente biológicas, que explican por qué las
personas estresadas son más vulnerables a la enfermedad.
Una de ellas es que las alternativas que más suelen
utilizarse para tratar de disipar la ansiedad -como, por ejemplo,
fumar, beber o comer copiosamente- son, en sí mismas,
insanas. Otra razón es que la preocupación y la
ansiedad constantes pueden provocar que la persona pierda el
sueño o se muestre reacia a seguir el tratamiento
médico que se le ha recetado, todo lo cual no hace sino
contribuir a prolongar la enfermedad. Pero lo más probable
es que, en lo que se refiere a la relación entre el
estrés y la enfermedad, todos estos factores actúen
conjuntamente.
22. El estrés debilita el sistema
inmunológico: en una determinada investigación
sobre el estrés realizada con estudiantes de medicina,
éstos no sólo manifestaron un escaso control
inmunológico frente al virus del herpes sino
también un descenso en la capacidad de los glóbulos
blancos para acabar con las células infecciosas,
así como Al un incremento paralelo de los niveles de una
sustancia asociada a la disminución de la capacidad
inmunológica de los linfocitos. Véase, a este
respecto, Ronald Glaser y Janice Kiecolt-Glaser,
"Stress-Associated Depression in Cellular Immunity", Brain,
Behavior, and Immunit-v, 1 (1987). No obstante, la mayor parte de
las investigaciones que han tratado de demostrar la
relación entre el estrés y el debilitamiento de las
defensas inmunológicas no dejan suficientemente claro que
estos niveles disminuyan tanto como para comportar un riesgo
clínico.
23. Estrés y resfriado: Sheldon Cohen et al.,
"Psychological Stress and Susceptibility to the Common CoId", en
New England Joarnal of Medicine, 325 (1991).
24. Los contratiempos de la vida cotidiana y la
infección: Arthur Stone ct al., "Secretory IgA as a
Measure of Immunocompetence", en Journal of Human Srress. 13
(1987). En otro estudio, 246 esposos, viudas y niños
mantuvieron un control diario de las tensiones que se
producían en su vida familiar durante un episodio de
gripe. Aquéllos que tenían crisis familares
más frecuentes también manifestaban una tasa
más alta de gripe, determinada en función de los
días con fiebre y de los niveles de anticuerpos.
Véase R. D. Clover et al., "Family Functioning and Stress
as Predictors of Influenza B Infection". Journal of Familv
Practice, 28 (mayo de 1989).
25.El estrés y la infección del virus del
herpes: véanse en este sentido, los estudios llevados a
cabo por Ronald Glaser y Janice KiecoltGlaser, entre los que cabe
destacar "Psychological Influences on lmmunity", en American
Psychologist, 43 (1988). La relación existente entre el
herpes y el estrés es tan evidente que se ha podido
demostrar mediante un estudio de tan sólo diez pacientes
en el que se utilizó la erupción del herpes como
medida. El estudio demostró que cuanto mayor eran la
ansiedad, las disputas y el estrés manifestado por los
pacientes, mayor era también la tendencia a sufrir
erupciones de herpes en las semanas siguientes; mientras que, en
los períodos más plácidos de la vida de
estos pacientes, el herpes se mantenía en estado latente.
Véase también H. E. Schmidt et al., "Stress as a
Precipitating Factor in Subjects With Recurrent Herpes Labialis",
en Journal of Family Practice, 20 (1985).
26. La ansiedad y la enfermedad cardiaca en la mujer:
Carl Thoreson, artículo presentado en el Congress of
Behavioral Medicine, Uppsala. Suecia (julio de 1990). La ansiedad
también desempeña un papel fundamental en el
desarrollo de una enfermedad coronaria en los hombres. En un
estudio llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Alabama se evaluaron 1.123 mujeres y hombres, de
edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los setenta y
siete años, para tratar de determinar su perfil emocional.
En el seguimiento que se efectuó veinte años
después, los hombres más predispuestos a la
ansiedad y las preocupaciones manifestaban, con gran diferencia,
mayores indices de hipertensión. Véase Abraham
Markowitz et al., Journal of the American Medical Association (14
de noviembre de 1993).
27. El estrés y el cáncer colorrectal:
Joseph C. Courtney et al., "Stressful Life Events and the Risk of
Colorectal Cancer", en Epidemiology, 4 (5), (septiembre de
1993).
28. El uso de la relajación para contrarrestar
los síntomas derivados del estrés: Daniel Goleman y
Joel Gurin, Mmd Body Medicine (Nueva York: Consumer Reports
BookslSt. Martin"s Press, 1993).
29. La depresión y la enfermedad: Véase
Seymour Reichlin, «Neuroendocrine-Immune
Interactions», en New England Journal of Medicine (21 de
octubre de 1993).
30. Trasplante de médula ósea: citado por
James Strain, "Cost Offset From a Psychiatric
Consultation-LiaisOn Intervention With Elderly Hip Fracture
Patients" en American Jaurnal of Psychiatry, 148
(1991).
31. Howard Burton et al., "The Relationship of
Depression to Survival in Chronic Renal Failure", en
Psychosomatic Medicine (marzo de 1986).
32. La desesperación y la muerte por ataque
cardiaco: Robert Anda et al., "Depressed Affect Hopelessness and
the Risk of Ischemic Heart Disease in a Cohort of U.S. Adults",
en Epidemiology (julio de 1993).
33. La depresión y el ataque cardíaco:
Nancy Frasure-Smith et al. "Depression Following Myocardial
Infarction", en Journal of the American Medical Association (20
de octubre de 1993).
34. Depresión y enfermedades múltiples: el
doctor Michael von Korff, psiquiatra de la Universidad de
Washington que llevó a cabo el estudio, me confesaba, con
respecto de aquellos pacientes para los que llegar con vida al
día siguiente constituye un tremendo desafio: «el
tratamiento de la depresión permite comprobar que los
pacientes mejoran al margen de los cambios en su condición
clínica. Si uno se halla deprimido no cabe duda de que los
síntomas le parecerán más graves. Sufrir una
enfermedad crónica constituye todo un reto adaptativo y,
en el caso de que uno se halle deprimido, no podrá cuidar
adecuadamente de sí mismo. Pero cuando uno se halla
suficientemente motivado, dispone de energía y tiene la
autoestima elevada -factores, todos ellos, ausentes en la
depresión- uno puede adaptarse considerablemente bien
hasta a las más graves incapacitaciones».
35. El optimismo y el bvpass: Chris Peterson et al.,
Learned Helplessness: A Theorv ftr the Age oJ Personal Control
(Nueva York: Oxford University Press. 1993).
36. Lesiones en la columna vertebral y esperanza:
Timothy Elliott et al., "Negotiating Reality After Physical Loss:
Hope, Depression, and Disability", en Journal of Persona lirv and
Social Psvchology. 61,4 (1991).
37. Los riesgos médicos del aislamiento social:
véase, en este sentido, James House et al., "Social
Relationships and Health", en Science (29 de julio de 1988).
Véase también una conclusión similar de
Carol Smith et al., "Meta-Analysis of the Associations Between
Social Support and Health Outcomes", en Journal of Behavioral
Medicine (1994).
38. La soledad y el riesgo de mortalidad: otros estudios
sugieren la intervención de un mecanismo biológico.
Estos descubrimientos, citados por House en "Social Relationships
and Health", han demostrado que la mera presencia de otra persona
puede reducir la ansiedad y el malestar físico de las
personas ingresadas en una unidad de cuidados intensivos.
También se ha descubierto que el reconfortante efecto que
supone la presencia de otra persona no sólo puede
disminuir la tensión arterial y la frecuencia cardiaca
sino también la secreción de ácidos grasos
que bloquean las arterias. Una de las hipótesis
adelantadas para tratar de explicar el saludable efecto del
contacto social sugiere la intervención de un mecanismo
cerebral.
Esta teoría apunta a los datos procedentes de los
estudios sobre animales que muestran los efectos calmantes de la
activación de la región posterior del
hipotálamo, una de las áreas del sistema limbico
que tiene abundantes conexiones con la amígdala.
Según esta teoría, la reconfortante presencia de
otra persona inhibe la actividad limbica, disminuyendo la
secreción de acetilcolina, cortisol y catecolaminas, todos
ellos agentes neuroquimicos que afectan directamente a la
aceleración de la respiración, el ritmo
cardíaco y otros síntomas fisiológicos del
estrés.
39. Strain, "Cost Offset".
40. La supervivencia a los ataques cardiacos y el apoyo
emocional: Lisa Berkman et al., "Emotional Support and Survival
After Myocardial Infaretion, A Prospective Population Based Study
of the Elderly", en Annals of Internal Medicine (15 de diciembre
de 1992).
41. El estudio sueco: Annika Rosengren et al.,
"Stressful Life Events Social Support and Mortality in Men Born
in l933". en British Medicaliournal (19 de octubre de
1993).
42. Las disputas matrimoniales y el sistema
inmunológico: Janice Kiecolt-Glaser et al., "Marital
Quality, Marital Disruption, and immune Function", en
Psvchosomatic Medicine, 49 (1987).
43. La entrevista con John Cacioppo se publicó en
The New York Times del 15 de diciembre de 1992.
44. La expresión de los pensamientos
perturbadores: James Pennebaker, "Putting Stress Into Words:
Helth, Linguistic and Therapeutic Implications", ponencia
presentada en el encuentro de la American Psychological
Association, Washington, DC (1992).
45. La psicoterapia y la mejora en la condición
clínica: Lester Luborsky et al., "Is Psychotherapy Good
for Your Health?", ponencia presentada en el encuentro anual de
la American Psychological Association, Washington, DC
(1993).
46. Grupos de apoyo para enfermos de cáncer:
David Spiegel et al., "Effect of Psychosocial Treatment on
Survival of Patients with Metastatic Breast Cancer", en Lancet,
n0 8668, u (1989).
47. Preguntas de los pacientes: este descubrimiento lo
citó el doctor Steven Cohen-Cole, psiquiatra de la Emory
University, cuando le entrevisté para The New York Times
del 13 de noviembre de 1991.
48. Información completa: por ejemplo, el
programa Planetree del Pacific Presbyterian Hospital de San
Francisco informa sobre cualquier tema médico a toda
persona que lo solicite.
49. Pacientes más competentes: el doctor Mack
Lipkin,jr., de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva
York, ha desarrollado un programa a este respecto.
50. Escribí acerca de la necesidad de una
preparación emocional para cualquier intervención
quirúrgica en The New York Times del 10 de diciembre de
1987.
51. En lo que se refiere a los cuidados por parte de los
familiares en el hospital, nuevamente el programa Planetree es un
modelo que seguir, al igual que los hogares de Ronald McDonald,
en donde se permite que los parientes puedan quedarse cerca del
hospital en el que están ingresados sus hijos.
52. Atención plena y medicina: véase Jon
Kabat-Zinn, Fulí Catastrophe Living (Nueva York:
Delacorte, 1991).
53. Programa para invertir el curso de la enfermedad
cardiaca: véase Dean Ornish, Doctor Dean Ornish "s Program
for Reversing Heart Disease (Nueva York: Ballantine,
1991).
54. Medicina basada en la relación: Health
Professions Education and Relationship-Centered Care. Informe del
Pew-Fetzer Task Force on Advancing Psychosocial Health Education,
Pew Health Professions Comission and Eetzer Institute (The Center
of Health Professions, Universidad de California. San Francisco).
(Agosto de 1994).
55. Abandonar pronto el hospital: Strain. "Cost
Offset".
56. No es ético que los pacientes del
corazón no reciban tratamiento para la depresión:
Redford Williams y Margaret Chesney. "Psychosocial Factors and
Prognosis in Established Coronary Heart Disease", en Joarnal
ojthc American Medical Association (20 de octubre de
1993).
57. Carta abierta a un cirujano: A. Stanley Kramer. "A
Prescription for Healing" en New.sweek del 7 dc junio de
1993.
PARTE IV: UNA PUERTA ABIERTA A LA
OPORTUNIDAD
Capítulo 12. El crisol
familiar
1. Leslie y el videojuego: Beverly Wilson y John
Gottman. "Marital Conflict and Parenting: The Role of Negativity
in Families" en M. H.Borstein, ed.. Handhook of Parenting. vol. 4
(Hilísdale, Nueva Jersey:Lawrence Erlbaum.
1994).
2. La investigación sobre el papel que
desempeñan las emociones en la vida familiar es una
prolongación de los estudios sobre la pareja realizados
por John Gottman que hemos revisado en el capítulo 9.
Véase también, en este mismo sentido, Carole
Hooven. Lynn Katz y John Gottman, "The Family as a Meta-emotion
Culture", Cognition and Emotion (primavera de 1994).
3. Las ventajas de unos padres emocionalmente
competentes: Hooven, Katz and Gottman. "The Family as a
Meta-emotion Culture".
4. Los niños optimistas: T. Berry Brazelton.
prefacio a Heart Start: The Emotional Foundations of School
Readiness (Arlington, VA: National Center for Clinical lnfant
Programs. 1982).
5. Los predictores emocionales del éxito
académico: Heart Start.
6. Los ingredientes clave del rendimiento escolar: Heart
Start, pág. 7.
7. Hijos y madres: Heart Start, pág.
9.
8. Los perjuicios del descuido: M. Erikson et al., "The
Relationship Between Quality of Attachment and Behavior Problems
in Preschool in a High-Risk Sample", en 1. Betherton y E. Waters.
eds., Monographs of the Society of Research in Child Development.
50, serie n 209.
9. La extraordinaria importancia de las lecciones
aprendidas en la infancia temprana: Heart Start, pág.
13.
10. El seguimiento de los niños agresivos: L. R.
Huesman, Leonard Eron y Patty Warnicke-Yarmel, "Intelectual
Function and Agression", en The Journal of Personality and Social
Psvchology (enero de 1987). Alexander Thomas y Stella Chess
refieren conclusiones similares en el número
correspondiente a septiembre de 1988 de la revista Child
Development, en donde exponen los resultados de un estudio
realizado con setenta y cinco niños a quienes comenzaron a
observar regularmente desde 1956, cuando tan sólo contaban
entre siete y doce años de edad. Véase
también, a este respecto, Alexander Thomas et al.,
"Longitudinal Study of Negative Emotional States and Adjustments
From Early Childhood Through Adolescence", en Child Development,
59(1988). Una década después, ya en plena
adolescencia, los niños que, en la escuela primaria,
habían sido catalogados por los padres y por los
profesores como muy agresivos, tenían serios problemas
emocionales. Se trataba de chicos (la proporción de chicos
doblaba a la de chicas) que no sólo se enzarzaban
continuamente en peleas sino que también se mostraban
irrespetuosos o abiertamente hostiles hacia los otros
nínos e incluso hacia sus padres y profesores. A lo largo
de todos estos años, su hostilidad había
permanecido inalterable y, al llegar a la adolescencia,
tenían problemas de relación con los
compañeros de clase, con la familia y con la escuela. A
medida que el seguimiento prosiguió en la edad adulta,
estas dificultades entraron en el dominio de la delincuencia, la
ansiedad y la depresión.
11. La falta de empatía de los niños que
han sido victimas de la violencia: las observaciones diarias y
las conclusiones se hallan recogidas en el articulo de Mary Main
y Carol George, "Responses of Abused and Disadvantaged Toddlers
to Distress in Agemates: A Study in the Day-Care Setting", en
Developmental Psvcholo gv, 21 .3 (1985). Estos datos han sido
corroborados también con preescolares: Bonnie
Klimes-Dougan and Janet Kistner, "Physically Abused Preschoolers"
Responses to Peers" Distress", en Developmental Psychology, 26
(1990).
12. Los problemas de los niños que han sufrido la
violencia familiar: Robert Emery, "Family Violence", en American
Psvchologist (febrerode 1989).
13. La transmisión de la violencia familiar de
generación en generación: el hecho de que los
niños que han sido víctimas de la violencia tiendan
a su vez, a agredir a sus propios hijos todavía sigue
siendo objeto de debate científico. Véase, a este
respecto Cathy Spatz Widom, "Child Abuse, Neglect and Adult
Behavior", en American Journal of Orthopsvchiatry (Julio de
1989).
Capítulo 13. Trauma y reeducacibn
emocional
1. En un articulo publicado en The New York Times, en la
sección "Education Life" del 7 de enero de 1990
escribí sobre los efectos permanentes del trauma originado
por la tragedia ocurrida en la Escuela Elemental de
Cleveland.
2. Los casos de TEPT en victimas de delitos nos los ha
proporcionado la doctora Shelly Niederbach, psicóloga del
Victims" Counseling Service, de Brooklyn.
3. Este recuerdo de Vietnam procede de M. Davis, "A
Analysis of Ayersive Memories Using the Fear-Potentiated Startle
Paradigm", en N.
Butters y L. R. Squire, eds., The Neuropsychology of
Memory (Nueva York: Guilford Press, 1992).
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