Principales técnicas y estrategias educativas para estimular la inteligencia emocional y cognitiva
- Introducción
- Contexto de
estudio - Inteligencia
emocional y cognitiva - Metodologia
- Análisis e
interpretación de los datos - Conclusiones
- Recomendaciones
- Bibliografia
Introducción
El género humano está dotado de diferentes
características que lo hacen ser único ante los
demás seres vivos, posee una singular capacidad de emitir
emociones, reconocer sentimientos en si mismo y en otros, siendo
hábil para dirigirlos al trabajar con otros. No se limita
a desarrollar sus habilidades cognitivas, las cuales muchas veces
son heredadas a través de la genética, va
más allá tratando de adaptarse al ambiente que lo
rodea y a los cambios que se presentan en el mismo. El
éxito en la vida, de acuerdo a los últimos estudios
realizados sobre la inteligencia del ser humano, indican que se
consigue siempre y cuando se tenga un alto nivel de inteligencia
emocional, no porque se tenga un título universitario se
garantiza que se prosperará, las aptitudes emocionales son
las que garantizan en gran medida el desarrollo profesional del
individuo.
En las escuelas se hace cada vez más importante
estimular la inteligencia emocional, ya que si no se educan a
los/as niños/as en emociones, no serán personas
fiables, en quienes confiar, porque cuando las emociones son
bajas el autoestima también, haciendo que las personas
sean ermitaños, antisociales, apáticos,
fríos, calculadores. Si en las escuelas se le da mayor
estimulación a los/as niños/as para que desarrollen
su inteligencia emocional se obtendrán de estos/as
cualidades que les permitirán ser en un futuro un adulto
íntegro, con una personalidad admirable, responsable,
sociable, con una alta autoestima y capaz de resolver cualquier
problema que se le presente en este mundo tan cambiante y
globalizado. El trabajo presentado a continuación,
constará de cinco capítulos principales, los cuales
de forma general tratarán:
El trabajo presentado a continuación,
constará de cinco capítulos principales, los cuales
de forma general tratarán:
Capítulo I, Antecedentes del nivel inicial
en República Dominicana.
Capítulo II, Conceptualización de
las variables e indicadores de los objetivos
específicos.
Capítulo III, La metodología, el
universo y la muestra que se utilizará.
Capítulo IV, Tratará sobre la
interpretación de los datos obtenidos.
Capítulo V, Se analizarán los datos
obtenidos y de esa forma ver el logro y alcance de los
objetivos.
Además contará con sus conclusiones,
recomendaciones y bibliografía.
CAPÍTULO I:
Contexto de
estudio
EL NIVEL INICIAL EN REPÚBLICA
DOMINICANA: El nivel inicial es el primer escalón
del sistema educativo dominicano en el cual se fomentan la
formación integral de los/as niños/as para
desarrollar todas sus potencialidades. Dicho nivel se vale de
diversos mecanismos para transmitir en la infancia saberse
que lo formarán como personas, entre ellos
están los juegos, las canciones, adivinanzas, cuentos
y actividades de la vida diaria; los cuales motivan el
desarrollo de la inteligencia emocional y cognitiva de los
niños/as. Este periodo educativo que va de 0 hasta 6
años y tiene por finalidad contribuir al desarrollo
físico motor, intelectual afectivo, social y moral de
los niños y las niñas.
ANTECEDENTES DEL NIVEL INICIAL: Los
antecedentes del nivel inicial están ligados a
instituciones caritativas, los cuales no se preocupaban por
brindarle una educación integral, más bien era
responsabilidad de las familias, la educación de sus
hijos e hijas. La educación inicial en la
República Dominicana se inicio en el sector cuando en
1886 el colegio san Luis Gonzaga lo comenzó a impartir
y 15 años más tarde el instituto de
señoritas salomé Ureña, también
lo ofreció. En ese mismo orden la educadora ana Josefa
Puello dirigió una escuela infantil, con un maternal,
un kinder y un pre-primario, del1898 a1902. También
pueden considerarse como pioneras, mercedes Amiama y Julia
Henriquez. A nivel oficial se tomó en cuenta en la ley
orgánica de la educación 2909 del 1951, pero en
realidad fue el gobierno de Juan Bosch, el que le dio mayor
importancia en 1962 creando una sección dentro de la
dirección general de primaria. El nivel
prosiguió su desarrollo y es en el año de 1966
cuando realmente se dieron los primeros pasos para
reglamentar la educación pre-escolar, mediante la
Resolución no.62-66 y la orden Departamental no. 10-66
que sirvieron como lineamiento, para organizar la
sección de educación pre-escolar,
señalando los grados en que bebía dividirse:
Maternal, kinder y pre-primario.
En este orden cabe destacar que se elevó a la
categoría de Departamento la Unidad de Educación
pre-Escolar de la dirección general de educación
primaria. (DGEP) y se decidió elaborar el proyecto de
educación que sirve como eje central de la nueva
visión sobre este nivel de enseñanza. A partir de
las transformaciones del sistema educativo con el plan decenal de
educación se ha establecido en el sistema educativo
dominicano la instalación del nivel inicial teniendo
carácter obligatorio el tercer ciclo y ampliado en el
sector privado con una oferta desde los dos (2) años.
Según el artículo 33 la ley general de
educación sostiene que el nivel inicial es el primer nivel
educativo y será impartido antes de la educación
básica, coordinada con la familia y la comunidad.
Está dirigida a la población infantil comprendida
hasta los seis años. El último año
será obligatorio y se inicia a los cinco años de
edad. En las instituciones del Estado, este se ofrecerá
gratuitamente.
CARACTERISTICAS DEL NIVEL INICIAL: Orienta la
formación integral del niño/a dominicano de 0 a
6 años, al propiciar el desarrollo de sus
potencialidades. Posibilita el despliegue de sus capacidades
cognoscitivas de lenguaje, físico- motrices y
socio-emocionales previniendo de esta forma dificultades que
pudieran manifestarse en posteriores etapas educativas, en
particular los tradicionales problemas de repitencia,
sobreedad, deserción y dificultades de aprendizaje en
la educación básica. Los primeros años
de vida del niño o de la niña son decisivos
para su desarrollo pleno como persona y para su capacidad de
integración crítica al contexto en que se
desenvuelve. Estas afirmaciones avaladas por amplios y
documentados estudios psicológicos y socio
pedagógicas confieren al nivel inicial una importancia
que va en aumento conforme la vida familiar se vuelve
más compleja. El nivel inicial, por las experiencias
educativas que en éste se generan, propicia
aprendizajes significativos en los alumnos/as, los cuales
posibilitan la construcción de conceptos, modos de
hacer o procedimientos, valores y actitudes.
PROPOSITOS DEL NIVEL INICIAL: Los
propósitos generales son los que presentan las
intenciones educativas de manera global. De igual modo, los
propósitos por cierto son los que estableen el alcance
de cada uno de los tres ciclos en los cuales se ha organizado
la estructura educativa del nivel inicial. La naturaleza de
estos propósitos así como el orden que siguen
es congruente con las cuatro dimensiones del desarrollo
humano consideradas en las caracterización de los
niños/as de este nivel, la cognoscitiva, la de
lenguaje, la físico – motriz y la socio –
emocional, congruencia que se ha mantenido supuesta y no se
ha hecho evidente agrupando los propósitos por
dimensiones, con la intención de acercar la
experiencia educativa a la totalidad humana integral y
compleja en su más tierna edad.
FUNCIONES DEL NIVEL INICIAL: El nivel inicial
cumple funciones pedagógicas que son funciones de
carácter eminentemente sociocultural a largo plazo.
Las funciones se refiere a la promoción de las
potencialidades y capacidades de los alumnos/as, mediante la
participación en una experiencia rica en estimulo y
plena de procesos que intervienen en el conocimiento, como
son la percepción, y comunicación, el
entendimiento. La emoción y los sentimientos son
también capacidades humanas que se promueven, las
cuales, de hechos, funcionan como catalizadores o motores de
los procesos de conocimientos y como causa de las relaciones
interpersonales. La prevención educativa y la
selección de necesidades especiales en los/as
niños/as son otras funciones del nivel inicial. La
orientación a la familia constituye una función
importante del nivel inicial. Orientación que tiene el
propósito de apuntar información y
líneas de acción para el trabajo educativo que
realizan los padres y las madres. Las funciones del nivel
inicial aquí señaladas expresión
concreta en las características generales del perfil
con el que se aspira que egresen los niños/as,
así como en la contribución que hace para la
promoción de las comunidades, tendiente a lograr el
tipo de sociedad a que se aspira tener.
CONTENIDOS DEL NIVEL INICIAL: Los contenidos
del nivel inicial son los saberes elaborados que aportan las
diferentes disciplinas científicas, de las
experiencias sociales en sentido amplio y de los saberes
populares emanados de las culturas que conforman los pueblos.
Dichos saberes se trabajan con la intención de
promover el despliegue de las potencialidades humanas y
posibilitar el desarrollo de capacidades siempre hacia
niveles superiores de equilibrio y armonía personal y
con el entorno natural y social. Para ser coherentes con la
forma de ser de los niños/as del nivel, es decir, como
entienden el mundo (natural y social), como lo sienten,
cómo se mueven y cómo se relacionan con
él, los contenidos se deben trabajar con un sentido de
integridad y con un carácter de globalidad.
LAS ACTIVIDADES EN EL NIVEL INICIAL: Las
actividades son acciones que concretizan las estrategias de
enseñanza – aprendizaje. La selección y
desarrollo de las actividades depende de las
características propias del grupo de alumnos/as que se
tenga, de las intenciones, saberes y personalidad del
educador o la educadora que esté presente, de las
demandas concretas de la comunidad al centro educativo en
cuestión y de los saberes elaborados que nutren los
contenidos educativos del nivel. Las actividades han de
propiciar la participación activa de todos los sujetos
que intervienen en el proceso educativo. Esta
participación integra a los niños/as,
educadores/as, familia y miembros de la comunidad.
Además el desarrollo de las actividades del nivel hay
que observar características como son: el disfrute
pleno del niño/as, su libertad de acción
articulada a la orientación de educadores/as, la
posibilidad de innovación por parte de aquellos/as que
intervienen en el desarrollo de las actividades, la confianza
que propicia la expresión plena de ideas e intereses y
el afecto como elemento básico en las relaciones.
También las actividades se diferencian a partir de
diversos aspectos; recursos utilizados, posibilidad de
movimiento, de interrelación, pueden ser actividades
tranquilas, actividades dinámicas, actividades de
moderada intensidad.
LA EVALUACION EN EL NIVEL INICIAL: La
evaluación en el nivel inicial se concibe procesual,
globalizadora y participativa, acorde con las
características de las experiencia educativa que se
promueve. Procesual, porque la evaluación da
seguimiento a los procesos que se desarrollan en cada
niño o niña tendientes a potenciar sus
capacidades por medio de aprendizajes significativos. La
evaluación en el nivel es globalizadora porque toma en
cuenta necesidades, intereses, experiencias, motivaciones,
así como procedimientos, materiales, informaciones,
que aparecen muy ligados en la experiencia educativa de este
nivel, debido a las características totalizadoras o
sincréticas del pensamiento infantil.
PERFIL DEL EDUCADOR DEL NIVEL INICIAL: El
perfil del educador o de la educadora se concibe como el
conjunto de características, capacidades, rasgos,
valores y actitudes, integradas no sólo por aquellas
deseables, sino también por las que se van
construyendo desde la práctica educativa cotidiana.
Este perfil expresa esa nueva manera de asumir y
desempeñar su rol, para la educadora y el educador de
este nivel educativo. La preparación académica
de la educadora o el educador es muy importante, puesto que
las etapas de la vida que quedan comprendidas en el nivel
inicial son las determinantes en la formación del
pensamiento lógico y de la personalidad de los
niños/as que atiende el nivel. Las
características que componen el perfil del educador y
de la educadora del nivel inicial se han agrupado en los
siguientes aspectos: Conocimientos, identidad personal,
social, creatividad, solidaridad, expresividad,
participación, criticidad, investigación,
organización.
1.1.9 PERFIL DEL EGRESADO/A DEL NIVEL INICIAL: El
perfil del egresado y la egresada del nivel inicial se hacen
compatible las necesidades y posibilidades de los niños/as
con las demandas sociales formuladas a través del trabajo
pedagógico, de los educadores y las educadoras, en un
momento histórico determinado y en unas comunidades
específicas. Para una mejor comprensión de este
diseño curricular, se opta por presentar el perfil
organizándolo de acuerdo con las mismas dimensiones que se
consideraron al presentar las características evolutivas
de los niños/as de este nivel, es decir, cognoscitiva,
lingüística – expresiva – físico
– motriz y socio emocional. El perfil cognoscitivo de los
egresados y las egresadas del nivel inicial que desarrollen su
percepción a través de la utilización de
todos los sentidos para el reconocimiento de objetos y de sus
características, así como la identificación
de situaciones y la imitación diferida (en ausencia de
modelos) de acciones, de todo tipo que establezcan relaciones de
entendimiento con los objetos, animales, plantas y personas de su
contexto inmediato. Que se muestre un manejo de las nociones de
espacio, tiempo y causalidad, por lo menos a un nivel
práctico. CAPÍTULO II:
Inteligencia
emocional y cognitiva
2.1 APARICIÓN DE LA INTELIGENCIA
EMOCIONAL: Aunque el auge del tema de la inteligencia
emocional se produce en la segunda mitad de los años
noventa, los principales autores del tema describen datos de
décadas anteriores. Goleman señala las
investigaciones realizadas por su difunto amigo y educador de la
Universidad de Harvard, David McClelland cuyas indagaciones en
los años 50-60 llevaron a la enunciación de su
teoría de la motivación sobre "las tres
necesidades: poder, logro y filiación" Dice Goleman, que
McClelland efectuó descubrimientos importantes en sus
investigaciones, que anunció a principio de los
años setenta, que cambiaron substancialmente los puntos de
vistas que existían sobre los test de inteligencia para
predecir el éxito laboral, además de que
cuestionó fuertemente la "…falsa pero extendida creencia
de que el éxito depende exclusivamente de la capacidad
intelectual." Entre los criterios que planteó McClelland
en aquellos años estaba que "… las aptitudes
académicas tradicionales (Calificaciones y
títulos), no nos permiten predecir adecuadamente el grado
de desempeño laboral o el éxito en la
vida…". (Goleman, D.; (1996). Obra citada, p. 35)
McClelland proponía que los rasgos que diferencian a los
trabajadores más sobresalientes de aquellos otros que
simplemente hacen bien las cosas había que buscarlos en
competencias tales como la empatía, la autodisciplina y la
disciplina, por ejemplo. En 1973 un artículo de McClelland
publicado favoreció la aparición de un sistema
completamente nuevo para medir la excelencia, un sistema que se
ocupara de evaluar las competencias que presenta una determinada
persona en el trabajo concreto que está llevando a cabo.
Desde esa nueva perspectiva, una "competencia" es un rasgo
personal o un conjunto de hábitos que llevan a un
desempeño laboral superior o más eficaz, por
decirlo de otro modo, una habilidad que aumenta el valor
económico del esfuerzo que una persona realiza en el mundo
laboral. El término "inteligencia emocional" lo
acuñaron en 1990 dos psicólogos de las
universidades de New Hampshire, John Mayer; y de Yale, Peter
Salovey, que identificaron como los cuatro componentes y
habilidades básicas de la inteligencia emocional las
siguientes:
1. La capacidad de percibir, valorar y expresar
emociones con precisión.2. La capacidad de poder experimentar, o de
generarlos a voluntad, determinados sentimientos, en la
medida que faciliten el entendimiento de uno mismo o de otra
persona.3. La capacidad de comprender las emociones y
el conocimiento que de ellas se deriva.4. La capacidad de regular las emociones para
fomentar un crecimiento emocional e intelectual.
Sin embargo, no fue hasta el año 1995 que
encontró una validación en el centro de trabajo el
concepto de inteligencia emocional, gracias a las investigaciones
realizadas y al popular libro de Daniel Goleman La Inteligencia
Emocional. Independientemente, de los antecedentes y experiencias
personales, científicas o profesionales, que relatan
diferentes autores, parece evidente que dos factores han influido
significativamente en el desarrollo que ha tenido el tratamiento
de la inteligencia emocional en los últimos años,
que son:
Los resultados de numerosas investigaciones sobre
las prácticas y comportamientos que han proporcionado
a muchas personas resultados más exitosos en
diferentes esferas de la vida.Los hallazgos de investigaciones en la esfera de las
neurociencias que han permitido identificar procesos
fisiológicos que se generan por las emociones,
cómo estos procesos inducen determinados
comportamientos y cómo puede ser posible controlarlos
y utilizarlos, si tomamos conciencia de los estados que se
generan y aplicamos determinados enfoques, técnicas y
formas de comportamiento. La inteligencia emocional es una
forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los
sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de
los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el
entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad
mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como
la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que
resultan indispensables para una buena y creativa
adaptación social. El término Inteligencia
Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir,
entender, controlar y modificar estados emocionales en uno
mismo y en los demás. Inteligencia emocional no es
ahogar las emociones, sino dirigirlas y
equilibrarlas.
El concepto de Inteligencia Emocional, aunque
esté de actualidad, tiene a nuestro parecer un claro
precursor en el concepto de Inteligencia Social del
psicólogo Edward Thorndike (1920) quien la definió
como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y
mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las
relaciones humanas". La inteligencia social, existen
también otros dos tipos de inteligencias: la abstracta
–habilidad para manejar ideas- y la mecánica–
habilidad para entender y manejar objetos-. Inteligencia
Lingüística: Es la inteligencia relacionada
con nuestra capacidad verbal, con el lenguaje y con las palabras.
Inteligencia Lógica: Tiene que ver con el desarrollo de
pensamiento abstracto, con la precisión y la
organización a través de pautas o secuencias.
Inteligencia Musical: Se relaciona directamente
con las habilidades musicales y ritmos. Inteligencia
Visual – Espacial: La capacidad para integrar elementos,
percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer
relaciones de tipo metafórico entre ellos.
Inteligencia Kinestésica: Abarca todo lo
relacionado con el movimiento tanto corporal como el de los
objetos, y los reflejos. Inteligencia
Interpersonal: Implica la capacidad de establecer
relaciones con otras personas. Inteligencia
Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo y
todos los procesos relacionados, como auto confianza y auto
motivación. Esta teoría introdujo dos tipos de
inteligencias muy relacionadas con la competencia social, y hasta
cierto punto emocional: la Inteligencia Interpersonal y la
Inteligencia Intrapersonal. Gardner definió a ambas como
sigue:
"La Inteligencia Interpersonal se construye a partir de
una capacidad nuclear para sentir distinciones entre los
demás: en particular, contrastes en sus estados de
ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En
formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un
adulto hábil leer las intenciones y deseos de los
demás, aunque se hayan ocultado… " Y a la Inteligencia
Intrapersonal como "el conocimiento de los aspectos internos de
una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia
gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones
entre las emociones y finalmente ponerles un nombre y recurrir a
ellas como un medio de interpretar y orientar la propia
conducta…" Las personas con habilidades emocionales bien
desarrolladas también tienen más probabilidades de
sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida.
2.1.1 LA INTELIGENCIA EMOCIONAL: La inteligencia
emocional, de acuerdo al periodista y escritor Daniel Goleman
(1995) no es más que la capacidad de sentir, entender,
controlar, modificar. Es decir que, distintos factores inciden en
el ser humano para desarrollar la capacidad de sentir a
través de todos sus sentidos, entender situaciones y
circunstancias, controlar y modificar sus actitudes como entes
pensantes. Además estos factores inciden para desprender
habilidades y prácticas producto de la inteligencia
emocional, pudiéndose ésta clasificar en:
inteligencia interpersonal (externas, de relación) e
interna de autoconocimiento. La inteligencia emocional es de
vital importancia para los educandos, ya que la misma interviene
en los estudios y el aprendizaje tal y como lo muestra las
investigaciones científicas más recientes. "Un
50% de nuestros rasgos emocionales proviene de las experiencias
más temprana de la infancia y otro 50% de los rasgos
biológicos". (D.NEWMAN.P.GRFFIN, Zona de
Construcción del Pensamiento, P. 22). Significando
así la importancia no sólo del potencial
biológico, también del contexto socio-ambiental, en
el cual se desarrolla el sujeto en sus primeros años. El
sistema educativo, una de las instituciones sociales por
excelencia, se encuentra inmerso en un proceso de cambios
enmarcados en el conjunto de transformaciones sociales
propiciadas por la innovación tecnológica y, sobre
todo, por el desarrollo de las tecnologías de la
información y de la comunicación, por los grandes
cambios que se producen en las relaciones sociales, y por una
nueva concepción de las relaciones
tecnología-sociedad que determinan las relaciones
tecnología-educación. Cada época ha tenido
sus propias instituciones educativas, adaptando los procesos
educativos a las circunstancias. En la actualidad, esta
adaptación supone cambios en los modelos educativos,
cambios en los usuarios de la formación y cambios en los
escenarios donde ocurre el aprendizaje. Aunque el énfasis
de los cambios educativos, lógicamente, está puesto
en el impacto que la tecnología está produciendo en
nuestras vidas, una corriente paralela y complementaria de la
anterior rescata la importancia y la urgencia de la
educación de las emociones y los sentimientos. La
experiencia muestra que para facilitar el aprendizaje y la
creatividad, es fundamental el desarrollo de la tanto de la vida
intelectual como de la emocional, porque no es suficiente contar
con las máquinas más modernas y las mejores
instalaciones (aun teniendo cierta capacidad intelectual), si
falta la motivación, el compromiso, y el espíritu
de cooperación. Cuando la educación no incluye los
sentimientos, no pasa de ser una simple instrucción. La
ciencia actual refuerza aún más esta
convicción de tantos alumnos, padres y maestros. En los
laboratorios de psicología experimental se ha comprobado,
desde hace tiempo, el efecto positivo de las emociones, incluso
en aspectos de rendimiento académico, como en la
consolidación de la memoria, por ejemplo. Cuando leemos
dos textos con una trama compleja, recordamos mejor aquél
que tiene un alto contenido emocional. De las invasiones inglesas
narradas por nuestras maestras lo que mejor hemos retenido es el
episodio del aceite hirviendo volcado sobre los atacantes desde
las azoteas de las casas porteñas. Por algo, en
francés, se dice aprender "par coeur", de corazón,
cuando se memoriza algo. Las emociones y los sentimientos son
esenciales en todo aprendizaje. Lo sabíamos desde siempre,
pero ahora hemos comenzado a conocer mejor sus bases
biológicas. La Inteligencia Emocional parte de la
convicción de que la escuela debería promover
situaciones que posibilitaran el desarrollo de la sensibilidad y
el carácter de los alumnos, sobre la base de que en el
quehacer educativo se involucra tanto el ser físico como
el mental, el afectivo y el social, en un todo. En la actualidad,
los especialistas coinciden en plantear que la inteligencia
emocional no se establece al nacer, sino que se puede
desarrollar, entrenar y fortalecer a través de las
experiencias de la infancia. Las capacidades intelectuales y
emocionales se relacionan con la cantidad y forma en que se
producen conexiones neuronales en el cerebro. El número y
calidad de estas conexiones no dependen de manera exclusiva del
componente genético de una persona sino fundamentalmente
de la interacción que ésta tenga con el medio. Por
eso es tan importante que los niños sean estimulados desde
pequeños, ya que se sostiene que a partir de los diez
años de edad el cerebro elimina las conexiones más
débiles, conservando aquellas que han sido fortalecidas a
través de la experiencia. Si bien, hay niños con
más habilidades para unas cosas que otras, lo importante
es no pensar en un determinismo genético, sino realizar
todos los esfuerzos para incorporar a la educación
elementos que favorezcan las aptitudes emocionales como son la
creatividad, el optimismo, la perseverancia y el autodominio,
entre otras. Los padres que manifiestan la ternura y el amor,
generan en sus hijos efectos muy positivos. En lo cognitivo,
estos serán alumnos más eficaces, con mayor
concentración y con menores interferencias afectivas. En
el plano social, causarán una mejor impresión,
serán más hábiles para relacionarse y, por
lo general, más populares. Según los especialistas,
biológicamente -incluso- pueden presentar niveles
más bajos de hormonas de estrés. El experto
norteamericano en terapias infantiles Lawrence E. Shapiro,
recomienda a los padres darse el tiempo para jugar con sus hijos
pequeños dejando de lado las típicas instrucciones,
para que compartan momentos libres de juicios y presiones. En
base al éxito de la teoría La inteligencia
emocional de los niños, destaca la necesidad de reforzar
determinadas capacidades emocionales en los pequeños.
Según el experto en terapias infantiles, los niños
no siempre desarrollan en forma espontánea las cualidades
emocionales y capacidades sociales que los convertirán en
el futuro en adultos responsables, apreciados y felices. Por lo
tanto, así como se les enseña el alfabeto, las
matemáticas o las ciencias, también requieren que
los padres desde pequeños los ayuden a formar su
carácter y a desarrollar las cualidades básicas que
se relacionan con la inteligencia emocional. El autoconocimiento
es una de estas habilidades, e implica enseñar a los
niños a conectarse con sus estados internos, a hablar de
sus ideas, emociones y capacidades. Recomienda para ello fomentar
la reflexión, olvidar las descalificaciones hacia lo que
piensan los pequeños y estar atentos a sus intereses y
gustos.Evaluación
psicológica, medida de algunos aspectos
del comportamiento humano por medio de pruebas objetivas (test)
que exigen contenidos cuidadosamente seleccionados y
métodos de actuación e interpretación
rigurosos. Los contenidos de estas pruebas pueden hacer
referencia a cualquier aspecto del funcionamiento
psíquico, incluyendo los rasgos de personalidad, las
actitudes, la inteligencia y otros aspectos de índole
emocional.
En general, el test es aplicado por
un psicólogo clínico, industrial o educativo, de
acuerdo a principios éticos y profesionales. La
interpretación se basa en la comparación de las
respuestas del individuo con los niveles previamente establecidos
mediante las respuestas habituales. Su utilidad dependerá
de su capacidad para predecir el comportamiento (validez externa,
predictiva). Al ofrecer información sobre la conducta de
una persona y sus respuestas o resultados ante determinadas
situaciones, son una gran ayuda a la hora de tomar
decisiones.
El desarrollo de las principales
pruebas de evaluación partió de la necesidad de dar
respuesta a ciertas demandas sociales. El primer test de
inteligencia fue elaborado en 1905 por los psicólogos
franceses Alfred Binet y Théodore Simon, quienes
desarrollaron una serie de pruebas para identificar qué
niños de las escuelas de París necesitarían
una educación especial por su menor cociente intelectual.
En 1916, el psicólogo estadounidense Lewis Terman
elaboró la primera revisión de la escala
Binet-Simon para una población a partir de los tres
años. Este test sería revisado posteriormente en
1937 y en 1960, siendo aún hoy una de las escalas
más utilizadas para medir la inteligencia.
Poco después, la necesidad de clasificar a
los soldados en la I Guerra Mundial motivaría el
desarrollo de dos grupos de tests de inteligencia, el Alfa y el
Beta. Además, para ayudar a detectar a los soldados que
pudieran sufrir crisis nerviosas durante el combate, el
psicólogo estadounidense Robert Woodworth elaboró
el Personal Data Sheet (Hoja personal de datos),
antecedente de los modernos tests de personalidad.
Durante la década de 1930, los debates
sobre la naturaleza de la inteligencia condujeron al desarrollo
de la escala de inteligencia Wechsler-Bellevue (WAIS) que,
además de proporcionar una medida general de la capacidad
mental, daba información sobre las áreas de mayor
fuerza o debilidad intelectual. La escala de Wechsler abarca
desde la etapa preescolar a la adulta y hoy tiene la misma
importancia que la escala de Binet.
A medida que el interés por
el psicoanálisis aumentaba en esos años, se
introdujeron dos técnicas de proyección para el
estudio sistemático de la motivación inconsciente:
el test de las manchas de tinta del psiquiatra suizo Hermann
Rorschach y el TAT (Test de Apercepción Temática),
test narrativo de los psicólogos estadounidenses Henry A.
Murray y C. D. Morgan. Ambos son frecuentes en el estudio de la
personalidad, sobre todo en el ámbito clínico.
Las primeras escalas de inteligencia evaluaban la
"edad mental", nivel intelectual del niño según el
promedio de su grupo de edad; de esta forma se podía
conocer si un niño estaba situado por encima, por debajo o
al mismo nivel que los demás. Dividiendo la edad mental
entre la cronológica, se obtenía una cifra (el
cociente intelectual) que, multiplicada por cien, daba la medida
de la inteligencia, método que aún hoy se emplea.
La media o promedio es 100 y casi la mitad de la población
puntúa entre 90 y 110. El posible grado de error
también se controla dentro de un proceso completo de
evaluación, contrastando el conjunto de puntuaciones
obtenidas en distintos tests.
2.1.2 LA INTELIGENCIA Y LA ESCUELA:
Tradicionalmente, se ha considerado la inteligencia como una
habilidad general que se halla en diversos grados, en todos los
individuos, y que resulta ser especialmente importante para
obtener buenos resultados en la escuela. Algunos enfoques como:
Ferman (1980-1986) presentan la inteligencia dentro del contexto
de los ámbitos actuales y disciplinares de la escuela como
una relación mixta, es decir que la escuela ha de
propiciar un acto de pensamiento colaborado, contextualizado y
específico de una situación concreta para ser
más productiva. Ha de brindar un entorno en el cual el/la
estudiante pueda adaptarse y dominar su medio. Desde esta
perspectiva, potencia desde la escuela la inteligencia conlleva
varios factores como son: habilidades particulares, exigencia de
cada disciplina escolar, así como lo medios
pedagógicos y otros. Considerando además que las
escuelas pueden tener más éxito a la hora de llevar
a cabo su labor dando participación activa a los
niños/a de su proceso de aprendizaje y es ella que anima a
los niños/as a que desarrollen su competencia en diversas
especialidades. La Inteligencia Emocional es un concepto
relativamente nuevo que introdujeron Peter Salovey y J. Mayer en
1990. Estos psicólogos de Harvard forman parte de la
corriente crítica contra el concepto tradicional que
considera la inteligencia sólo desde el punto de vista
lógico o lingüístico. Salovey organiza la
inteligencia en cinco competencias principales:
1. Conocimiento de las propias emociones
(autoconocimiento)2. Capacidad de manejarlas (control
emocional)3. Capacidad de automotivarse
4. Capacidad de reconocimiento de las emociones
de los demás (empatía)5. Habilidad en las relaciones (habilidades
sociales y liderazgo).
De todos modos, es el periodista y divulgador
científico Daniel Goleman el responsable de popularizar
este concepto en el best-seller "La Inteligencia emocional"
(1995). En el libro "Predicciones", que reúne a 31 grandes
pensadores de nuestro tiempo, en el que imaginan cómo
será el siglo XXI, Daniel Goleman escribe:
Pronóstico que las sociedades desarrolladas
ampliarán las competencias de los colegios para que
incorporen la educación emocional. Nuestras habilidades
emocionales y sociales siempre se han transmitido de forma vital:
a través de los padres, familiares, vecinos y amigos…
Pero los niños de hoy pasan mucho tiempo solo. Es obvio
que esta transmisión de habilidades básicas no se
está produciendo tan bien como antes. Sin embargo, las
escuelas proporcionan a la sociedad un vehículo que
garantiza que cada generación aprende las artes vitales
fundamentales: cómo controlar los impulsos y manejar la
cólera, la ansiedad, la motivación, la
empatía y la colaboración, y también
cómo solucionar los desacuerdos de forma positiva. Ya hay
escuelas cuyo programa de estudios va más allá de
lo básico para incorporar lecciones sobre estas
habilidades esenciales. Los resultados son bastante alentadores:
los niños no sólo mejoran en su autocontrol y en el
manejo de sus relaciones, sino que también tienen menos
peleas e incidentes violentos, a la vez que aumentan su
puntuación en las pruebas académicas. Dicho en
pocas palabras, puede ser que habrá un día en el
que todos los niños y niñas aprenderán en la
escuela, junto con los tradicionales rudimentos
académicos, estas artes pragmáticas necesarias para
vivir mejor. En los programas escolares la empatía se
valorará tanto como el álgebra". Es evidente que la
enseñanza colectiva y simultánea, orientada
exclusivamente al conocimiento, y que tradicionalmente ha venido
aplicándose desde el siglo XIX ha resuelto con cierto
éxito la necesidad humana de desarrollo intelectual, pero
no ha encontrado muchas soluciones a los problemas personales que
el desarrollo intelectual conlleva, y ésta es la carencia
en la que se enfoca la Inteligencia Emocional, que a la vez puede
aportar otros principios (desde el mundo de las emociones y los
sentimientos) para mejorar el aprendizaje.
2.2 UTILIDAD DE DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Y COGNITIVA: Para que así exploten sus conocimientos y
se desarrollen todo lo que concierne al aprendizaje de la
inteligencia cognitiva y emocional, pues las emociones son
importantes para el desarrollo humano, si un niño/a se
cría sin oportunidades de experimentar suficientes
emociones tendrá dificultades de adaptación, su
percepción del mundo y el disfrute de sus experiencias
serán relativamente pobres. La carencia de la inteligencia
emocional en los primeros años del desarrollo tiene tal
significación que puede provocar un daño
irreversible en el desarrollo físico e intelectual de los
niños/as. El último factor se relaciona en lo
académico, lo emocional, lo ambiental, entre otros.
Principalmente en los niños/as del nivel inicial, ya que,
es en este nivel que se inicia el desarrollo de la inteligencia
cognoscitiva y emocional. A partir de una continua asistencia, y
las actividades que se concretizan en el aula y fuera de ella los
alumnos/as van adquiriendo conocimientos que inciden al buen
desarrollo cognoscitivo y emocional. En tanto lo referencial,
mantiene la armonía en las relaciones familia- escuela,
pues la familia es la principal fuente de estímulo en los
niños/as, en lo emocional, mantiene el equilibrio ya que
los primeros años de vida son reconocidos universalmente
como decisivos en el desarrollo humano. En lo ambiental garantiza
un clima favorable hogar – escuela, interactuando en el
contexto sociocultural y físico para aprender y
transformarlo. Es decir, sin matriz afectiva (emociones) el
cerebro no puede alcanzar sus más actas cimas en la
aventura del conocimiento. Es importante considerar, la realidad
de niños/as con limitaciones intelectuales y de
aprendizaje, carentes de atención adecuad, que de
respuesta en el plano emocional a estos niños/as. En fin
un estudiante productivo académicamente, social y
afectiva, es aquel, cuyo desempeño y realidad afectiva le
ha beneficiado con una práctica o acción de
relación emoción-razón. Conocer los hitos
del desarrollo emocional es fundamental para desarrollar en los
niños las habilidades cuando corresponde, no antes ni
después. Neva Milicic sostiene que en la edad preescolar
conviene estimular habilidades a través de
enseñanza directa, por ejemplo, contando cuentos,
enseñando a decir "buenas tardes", "por favor", y
señalando explícitamente qué cosas producen
daño a otro y, por lo tanto, no deben hacerse. En la etapa
escolar el menor tiene más perspectiva de su entorno, y
por ello conviene trabajar con aprendizaje por descubrimiento y
juego de simulación de roles, de manera de entrenar sus
emociones. Lo primero es jugar a que los niños resuelvan
situaciones difíciles como a ellos les parezca que es
mejor, argumentando los por qué. Otra alternativa es
elegir un rol, como por ejemplo, el atento, el peleador u otro, y
jugar en secreto esos roles, para que luego los participantes
adivinen qué rol desempeñaba cada uno. Si bien este
tipo de actividades es recomendado, en todas las edades, el
aprendizaje más importante es por "modelaje", ya que
así se adquiere el 80% de la conducta. Los niños
aprenden las palabras con las palabras que le hablan sus padres y
la forma en que los tratan. La clave está en predicar con
el ejemplo y trabajar en la educación de las emociones de
los hijos, así serán niños más
seguros de sí mismos, más sociables, felices,
considerados y armoniosos. Los expertos plantean que la
personalidad se desarrolla a raíz del proceso de
socialización, en la que el niño asimila las
actitudes, valores y costumbres de la sociedad. Y son los padres
los principales encargados de contribuir en esta labor, a
través de su amor y cuidados, de la figura de
identificación que representan para los hijos, ya que son
agentes activos de socialización. Es decir, la vida
familiar será la primera escuela de aprendizaje emocional.
Así también influye el mayor número de
experiencias del niño en el desarrollo de su personalidad.
De esta forma, al controlar la mayor parte de las experiencias de
los menores, los papás contribuyen al desarrollo de la
cognición social. Por lo tanto, como son el principal
modelo de imitación de los hijos, lo ideal sería
que, como padres, ejerciten su propia inteligencia emocional para
que los niños puedan adquirir esos hábitos. Bajo la
premisa trate a sus hijos como le gustaría que les
tratasen los demás, se obtienen 5 principios
básicos para que los padres apliquen en su vida
diaria:
Ser consciente de los propios sentimientos y de los
sentimientos de los demás.Mostrar empatía y comprender los puntos de
vista de los otros.
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