"Pero el sistema no puede disimularse, y
por el examen se ve si el maestro es de ronzal y porrillo, que
lleva del narigón a las pobres criaturas, o si es padre de
hombres que goza en sacar vuelo a las alas del alma"
José Martí Pérez
(1892)
Introducción
La evaluación constituye una parte consustancial
de toda actividad humana y es en sí misma una actividad
que se manifiesta como proceso. Es el proceso y resultado de
juzgar la valía de un objeto o fenómeno de la
realidad (sus características esenciales, sus
manifestaciones particulares, su devenir, su desarrollo actual y
previsible), de acuerdo con criterios de referencia pertinentes a
la naturaleza del propio objeto y a los propósitos que se
persigan.
Como actividad, la evaluación posee una
composición estructural y funcional: se realiza en
función de objetivos o fines previstos, tiene un objeto:
aquello que se evalúa, se realiza en interacción
del evaluador con el objeto mediante un conjunto de acciones y
operaciones que requieren el uso de procedimientos y medios
adecuados, se organiza en ciertas formas, se efectúa en
determinadas condiciones y tiene resultados que pueden coincidir
en mayor o menor medida con los fines propuestos. Asimismo,
supone fases de orientación, ejecución, control y
regulación (de evaluación de la propia
actividad).
"La evaluación del aprendizaje, como caso
particular de la evaluación, se puede definir en
términos genéricos como la actividad cuyo objetivo
es la valoración del proceso y resultados del aprendizaje
de los estudiantes, a los efectos fundamentales de orientar y
regular la enseñanza y contribuir al logro de las
finalidades de la formación."
[1]
A la luz de tal definición, se comienza un
análisis del epígrafe 7.1 La evaluación
como categoría didáctica, contenida en el
libro "La clase de lengua extranjera. Teoría y
Práctica" del Máster en Educación Avanzada
Roberto G. González Cancio.
Desarrollo
Dicho epígrafe inicia con un análisis del
uso de diferentes términos en la literatura
pedagógica en lengua inglesa para referirse a la
evaluación, en dependencia de su dirección.
Introduce así el objetivo: profundizar en la
evaluación de los estudiantes en las clases de lengua
extranjera, como componente didáctico, en el proceso de
enseñanza – aprendizaje, su dirección comunicativa
y, fundamentalmente su carácter formativo.
La evaluación ha comenzado a ser tratada con
mayor intensidad en la bibliografía especializada,
explotando sus funciones y las formas por las cuales debe
transitar; así como su relación con el resto de las
categorías didácticas y se aboga por su
carácter de proceso. Se implementa esta categoría
para mejorar la calidad del aprendizaje escolar, considerando las
características afectivo-cognitivas de los estudiantes y
la diversidad de estilos de aprendizajes.
Cancio introduce la evaluación como
categoría didáctica dirigida, en su
concepción más general, a comprobar el nivel de
efectividad que ha alcanzado el logro de los objetivos trazados
en una clase, en una unidad, en un período determinado
dentro de un curso, en un curso, en un nivel.
Manifiesta que en la enseñanza de lenguas
extranjeras se proyecta su dimensión
diagnóstica.
De esta forma la evaluación revela al educador
los logros y deficiencias en los alumnos mediante los
instrumentos y técnicas evaluativas utilizadas y como ha
sido el cumplimiento de los objetivos propuestos, para determinar
si es necesario introducir correcciones en su sistema de trabajo;
variar el método, profundizar en las explicaciones,
plantear nuevas tareas o ejercicios de consolidación,
estructurar pequeños grupos para el trabajo correctivo o
de atención individual a los alumnos que lo
necesiten.
De acuerdo con varios autores Labarrere G. y Valdivia
Gladys (1988), González, M. (2000), Silvestre Oramas M. y
Zilberstein Toruncha J (2000), se habla de evaluación
diagnóstica cuando se tiene que ilustrar acerca de
condiciones y posibilidades iniciales de aprendizajes o de
ejecución de una o varias tareas.
El Propósito: Tomar decisiones pertinentes para
hacer el hecho educativo más eficaz, evitando
procedimientos inadecuados.
La Función: Identificar la realidad de los
alumnos que participarán en el hecho educativo,
comparándola con la realidad pretendida en los objetivos y
los requisitos o condiciones que su logro demanda.
Momento: Al inicio del hecho educativo, sea éste
todo un Plan de Estudio, un curso o una parte del
mismo.
Instrumentos preferibles: Básicamente pruebas
objetivas estructuradas, explorando o reconociendo la
situación real de los estudiantes en relación con
el hecho educativo.
Manejo de resultados: Adecuar los elementos del proceso
enseñanza aprendizaje tomándose las providencias
pertinentes para hacer factible, o más eficaz el hecho
educativo, teniendo en cuenta las condiciones iniciales del
alumnado. La información derivada es valiosa para quien
administra y planea el curso, por lo que no es indispensable
hacerla llegar al estudiante.
Como bien expone Cancio, la dimensión
diagnóstica de la evaluación proporciona al
maestro la información necesaria para poder seguir el
desarrollo que, en el plano instructivo y educativo, va teniendo
el estudiante.
Al referirse a qué debe ser evaluado, Cancio
expresa que la enseñanza de cualquier lengua
extranjera bajo el enfoque comunicativo, no deja dudas de que se
deben evaluar conocimientos, hábitos, habilidades,
desarrollo de la competencia comunicativa, formas de convivencia
con el mundo, sentimientos, valores y actitudes.
A los conocimientos sobre las particularidades de la
estructura del sistema de la lengua, en el proceso de
enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera con una
orientación comunicativa, se les da un papel secundario,
por cuanto la dirección de este, bajo los principios del
enfoque comunicativo, revela como primer orden el carácter
funcional de la lengua, es decir, cómo esta actúa
en los actos de habla. En otras palabras, el enfoque estructural
se subordina al enfoque funcional.
Por otra parte se evidencia que la evaluación
tiene una determinación socio-histórica. Se realiza
con referencia a normas y valores vigentes en la sociedad y las
concepciones y valores de los implicados en la misma
(instituciones, personas). Aquello que se evalúa
(conocimientos, habilidades, actitudes, modos de comportamiento,
valores) y cómo se evalúa, dependen de lo que se
considera valioso y pertinente en un contexto
socio-histórico determinado.
Se han de evaluar a los estudiantes a través
del desarrollo de las habilidades, a través de la
propia comunicación de los estudiantes en la legua
extranjera que estudian, como forma de expresión de su
nivel de desarrollo de la competencia comunicativa,
expone.
Considerar la comunicación como actividad,
significa enseñarla como proceso y resultado que sintetiza
los aspectos objetivos y subjetivos del quehacer del hombre. De
esta concepción se deriva además el hecho de que
los alumnos no pueden aprender a comunicarse al margen de la
actividad práctica. El único medio posible de
aprender a comunicarse es mediante la realización del
propio proceso de comunicación.
De acuerdo con el concepto de proceso de
enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras, dado por el
propio Cancio, este "…consiste en la estrecha
interacción lingüística y comunicativa que se
establece, de manera dinámica y sistémica, entre el
maestro, los estudiantes y los medios didácticos de que se
disponen, de forma prácticamente total en la lengua
extranjera que se enseña/aprende, la que deviene medio y
fin del mismo, facilitando el acceso al contenido objeto de
estudio durante este, con el fin de alcanzar el máximo
desarrollo posible de la competencia comunicativa de los
estudiantes, atendiendo a sus diferencias individuales."
[2]
Entonces si la evaluación constituye un proceso
de comunicación interpersonal, donde los roles de
evaluador y evaluado pueden alternarse, e incluso, darse
simultáneamente; y donde ambos sujetos se influyen
recíprocamente, modificando sus representaciones sobre el
proceso y el objeto de evaluación, es imprescindible que
este proceso se desarrolle en la enseñanza de lenguas
extranjeras, en la propia lengua que se enseña, y dirigido
fundamentalmente a la constatación de su expresión
en situaciones concretas de comunicación.
La evaluación como categoría
didáctica incide sobre todos los elementos implicados en
la enseñanza y ayuda a configurar el ambiente educativo,
al respecto Cancio apunta en su epígrafe que no puede
verse alejada de su aspecto pedagógico.
"El remedio está en desenvolver a la vez la
inteligencia del niño, y sus cualidades de amor y
pasión, con la enseñanza ordenada y práctica
de los elementos activos de la existencia en que ha de combatir,
y la manera de utilizarlos y moverlos."[3]
Así concibe el Maestro la enseñanza, dirigida al
desarrollo integral de las niñas y niños, de modo
que los conocimientos tengan su efecto en las emociones y
sentimientos de las mujeres y los hombres del futuro, y como un
todo, conocimientos y sentimientos sirvan de herramientas para
adaptarse y transformar el medio en que han de vivir.
Solo a través de un sistema de
evaluación bien concebido se puede llegar al plano
afectivo, viendo al estudiante como ser cognoscente en su
micromundo personológico en el que incluye su sistema de
sentimientos y valores.
La evaluación sistemática sirve de
termómetro para ir midiendo su ascenso en espiral en el
desarrollo de su competencia comunicativa.
En el aprendizaje de lenguas, enseñar (y
aprender) en la zona de desarrollo próximo ha sido
interpretado como proveer niveles de ayuda e interacción
significativa. En la base de este concepto se encuentra un
diagnóstico individual (sistemático e integral) y
un proceso de enseñanza-aprendizaje
personalizado.
Huong, (op cit.: 35) cita a Zou (1998), cuando sostiene
que el empleo de la ZDP en esta área requiere no solo de
estar consciente de la relación entre el idioma, el
pensamiento y la cultura, sino también del uso de
principios pedagógicos apropiados. Los estudiantes de
inglés tienen que explorar un nuevo sistema
lingüístico y cultural; ellos son vistos como
estudiantes capaces pero que necesitan modos de ayuda dirigidos a
facilitarles el éxito en el aprendizaje. En este sentido
la evaluación sistemática desempeña un papel
fundamental, siendo la herramienta para detectar a cada paso
las suficiencias e insuficiencias tanto de la conducción
del propio proceso de enseñanza-aprendizaje, como del
nivel de desarrollo de los estudiantes.
Si se reconsidera la relevancia de la evaluación
sistemática, ha de ser vista como un medio que conduce a
estadios superiores
A continuación se presentan criterios dados por
reconocidos especialistas cubanos y extranjeros, todos centran su
atención en el elemento valorativo del plano
instructivo.
Dejar ver Cancio como Álvarez de Zayas, C. M.
coloca en el mismo plano la evaluación y el control,
ubicándolo expresamente "en los momentos finales de
cualquier instancia organizativa del proceso docente-educativo",
que además explicita que su objetivo está
encaminado hacia lo cognitivo, evidenciando el carácter
sumativo de dicha definición.
Revela como la Dra. C. F. Addine ubica la
evaluación en una magnitud general situándola como
elemento proporcionador de información "sobre la calidad
del PEA".
Continúa el análisis con la
definición dada por el Dr. C. Rodolfo Acosta
Padrón, quien plantea evaluar el elemento cognitivo
con énfasis expreso en la
enseñanza.
Finalmente presenta la definición de Wallace M.
J., la que califica de general y poco concreta,
resaltando como elemento positivo de la misma lo referente a que
la evaluación debe mantenerse actualizada y que no se
convierta en un elemento tradicional o de rutina.
Estas concepciones plagadas de reduccionismos, limitan y
hasta distorsionan su práctica. La evaluación no es
calificar (entendida como asignación de notas). La
evaluación no es examinar (realizar exámenes). La
evaluación trasciende a ambas acciones.
La calificación es una acción de la
evaluación que permite expresar, de modo resumido, un
juicio evaluativo y que se puede manifestar de maneras diversas
(símbolos, adjetivos calificativos, informes descriptivos
valorativos u otras). La nota juzga sumaria y concluyentemente un
proceso continuo y no da cuenta de las fortalezas y las
debilidades del aprendizaje del alumno, de su potencialidad para
aprender, por lo que porta una información limitada. El
examen es solo uno de los recursos o técnicas para obtener
información sobre el aprendizaje de los
estudiantes.
En la práctica de la evaluación,
tradicionalmente, se ha privilegiado en demasía la nota y
el examen, de tal suerte que se aprende y se enseña en
función del examen, para aprobarlo. Lo que interesa es la
nota.
Resulta necesario, además, el conocimiento y
dominio por el estudiante de la acción evaluativa, su
estructura, significado y sentido, de modo que se convierta en
una "herramienta" que coadyuve a la autorregulación de su
aprendizaje. Sería oportuno el desarrollar
análisis, debates con los estudiantes sobre los resultados
de las evaluaciones, los elementos, criterios o indicadores que
se tuvieron en cuenta para el otorgamiento de una
categoría o nota.
Cancio expone la necesidad y vigencia de un proceso
de enseñanza-aprendizaje en el cual se combine
armónicamente lo instructivo y lo educativo desde el punto
de vista pedagógico y lo cognitivo y afectivo desde el
punto de vista psicológico.
"El proceso de evaluación del aprendizaje
consiste en, analizar cuantitativamente, y en consecuencia,
cualitativamente los cambios que se han efectuado
sistemáticamente en los estudiantes en relación con
el rendimiento académico y el nivel de desarrollo de la
personalidad a lo largo de un ciclo de
enseñanza-aprendizaje."[4]
De acuerdo con lo planteado por Ronda, evaluar implica
controlar y valorar el proceso y los resultados obtenidos a
través de un conjunto de informaciones acerca del
desarrollo intelectual, físico, actitudinal y valoral y el
conjunto de criterios correlacionados con estas adecuados al
objetivo fijado; lo cual permite, si lo abordamos desde un
enfoque desarrollador, socializar las observaciones realizadas
durante el proceso y sus resultados, y de manera también
socializada, determinar la calidad del diagnóstico y la
toma de nuevas decisiones.
La evaluación debe indicar aquello que el
estudiante no tiene pero puede tener por la acción
transformadora de la enseñanza, en especial, aquellas
adquisiciones que aun no puede hacer de modo autónomo con
los medios psicológicos que posee, pero sí con
determinada ayuda y, por tanto, informar sobre las direcciones
potenciales del desarrollo del estudiante.
Si se asume que el proceso de
enseñanza-aprendizaje es un proceso comunicativo y
formativo, y que la evaluación del aprendizaje
también lo es, tiene, de modo consecuente, que ser
participativa, como condición para que cumpla sus
funciones y por derecho legítimo de los sujetos
implicados. Cancio hace alusión a las
concepciones más modernas en el campo de la
pedagogía y la didáctica, que proporcionan cada
vez más espacio al papel protagónico de los
estudiantes como elemento activos dentro del
proceso.
Hoy día se subraya la importancia de la apertura
en la participación de los sujetos, emplear diversos
agentes y fuentes personales en la evaluación, combinar la
auto y la hetero evaluación, disminuir las relaciones
asimétricas entre profesores y alumnos en la
evaluación y subrayar la dimensión ética de
la misma.
Uno de los efectos más relevantes de la
evaluación sobre el aprendizaje, se refiere a su
contribución en la formación de cualidades en los
estudiantes como la autonomía, la reflexión, la
responsabilidad ante sus decisiones, la crítica. Durante
la evaluación el estudiante aprende, desarrolla sus
cualidades, capacidades, intereses.
Sería oportuno también hablar de un
enfoque psicológico de la evaluación, que lidia con
el impacto que provocan los resultados de los tests y su
repercusión en la enseñanza-aprendizaje.
El llamado "efecto de rebote de la evaluación
tiene que ver con la necesidad de que esta deje un sentido de
reforzamiento positivo, de motivación para asumir nuevos
retos. Por tanto, que estimule a los estudiantes a crearse nuevas
metas y expectativas al concluir cada etapa evaluativa para
así garantizar un aprendizaje
permanente."[5]
El mismo debe fomentarse para favorecer la
formación y desarrollo de las habilidades comunicativas en
los estudiantes de lenguas extranjeras, de modo que se conciba la
evaluación en el contexto de las necesidades y
características de los mismos, según los resultados
del diagnóstico inicial y su seguimiento.
Utiliza Cancio estos análisis como plataforma
para concluir que al ver al estudiante como objeto y sujeto
de la educación inmerso en un sistema de interacciones e
interrelaciones personales que contribuyen al desarrollo de su
personalidad, es importante ver a la evaluación como
elemento regulador de este sistema de interacciones e
interrelaciones de los estudiantes dentro del proceso de
enseñanza – aprendizaje, o sea, ver la evaluación
en sus dos aristas: la sumativa y la formativa , dándole a
esta última el lugar priorizado que le
corresponde.
En síntesis, la evaluación educativa del
aprendizaje debe orientarse a explorar, valorar y coadyuvar al
desarrollo de las potencialidades de cada estudiante y a la
búsqueda de vías de desarrollo a partir de la
diversificación de oportunidades y espacios que la
enseñanza y la propia sociedad brinda, o debe
brindar.
Conclusiones
La evaluación como categoría
didáctica ha comenzado a ser tratada con mayor vigencia y
formalidad en la bibliografía especializada, resaltando su
carácter de proceso, la importancia de combinar la auto y
la hetero evaluación, de disminuir las relaciones
asimétricas entre profesores y alumnos en la misma y de
subrayar su dimensión ética.
Al respecto el Ms. C. Roberto González Cancio
desarrolla el epígrafe 7.1 La evaluación como
categoría didáctica, contenida en el libro "La
clase de lengua extranjera. Teoría y Práctica" en
el cual describe de forma concisa la evaluación, que sin
ser la categoría rectora, sí juega un papel
importante dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje de
lenguas extrajeras como instrumento para la apropiación de
conocimientos, hábitos, habilidades, el desarrollo de
la competencia comunicativa, formas de convivencia con el mundo,
sentimientos, valores y actitudes.
Queda demostrado que la evaluación del
aprendizaje en la enseñanza de lenguas extranjeras ha de
responder a las exigencias de la adecuada y sistemática
aplicación del enfoque comunicativo, de modo que ambos,
evaluados y evaluadores, encuentren en la misma una herramienta
de autorregulación orientada al desarrollo de la
suficiencia afectivo-cognitiva en la propia lengua.
Bibliografía
GONZÁLEZ CANCIO, ROBERTO. G. La clase de Lengua
Extranjera. Teoría y práctica. La Habana, Cuba:
Editorial Pueblo y Educación; 2009.
GONZÁLEZ, M. Evaluación del aprendizaje en
la enseñanza universitaria. Universidad de La Habana, La
Habana, Cuba, 2000.
_____________. La evaluación del aprendizaje.
Universidad de La Habana, La Habana, Cuba; 2002.
RONDA PUPO, JORGE CARLOS. La evaluación en el
proceso de enseñanza-aprendizaje del inglés. La
Habana, Cuba; 2015.
LABARRERE REYES G. Pedagogía. Guillermina
Labarrere Reyes, Gladys Valdivia Pairol. Editorial Pueblo y
Educación. Cuidad de La Habana, 1988.
Silvestre Oramas M. y Zilberstein Toruncha J.
"¿Cómo hacer más eficiente el aprendizaje?".
Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2000.
Autor:
Lic. José Raúl Gallo de
Armas
Nueva Paz, Mayabeque
[1] González, M. (2002). La
evaluación del aprendizaje. Universidad de La Habana, La
Habana, Cuba.
[2] GONZALEZ CANCIO, ROBERTO G. La
Didáctica de las lenguas extranjeras como ciencia
particular sus carácter interdisciplinario. Su
interrelación con la Pedagogía. La Habana, 2013.
(en soporte magnético)
[3] MARTÍ, J. Cartas de Martí.
En La Nación, Buenos Aires, 14 de noviembre de 1886. O.
C. t 11, (pp. 82-83). Ed. Nacional de Cuba, Instituto Cubano
del Libro, La Habana, 1963-1973.
[4] RONDA PUPO, JORGE CARLOS. La
evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje
del inglés. La Habana, Cuba; 2015.
[5] RONDA PUPO, JORGE CARLOS. La
evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje
del inglés. La Habana, Cuba; 2015.