Reflectividad El reflejo no es más que la respuesta motriz
o secretoria, independiente de la voluntad, provocada
inmediatamente después de la aplicación de un
estímulo sensitivo o sensorial, que puede ser o no
consciente.
Los reflejos se clasifican en: 1. Reflejos osteotendinosos o
profundos. 2. Reflejos cutáneomucosos o
superficiales. 3. Reflejos de automatismo medular.
4. Reflejos de postura y actitud.
Reflejos osteotendinosos o profundos Son aquéllos en los
que la respuesta se obtiene por la aplicación de un
estímulo mecánico (golpe con el martillo de
reflejos) sobre los tendones y ocasionalmente, sobre el hueso o
el periostio. Por costumbre son llamados reflejos tendinosos,
periósticos, en razón de que el estímulo es
mediatizado a través de los elementos sensitivos profundos
(husos tendinosos o musculares), por ello deben ser considerados
como reflejos propioceptivos. Son en realidad “reflejos por
estiramiento muscular”
Para lograr una buena respuesta a la estimulación es
indispensable: Que el estímulo sea lo suficientemente
intenso, sin ser exagerado. Que sea rápido y que se
aplique exactamente en el sitio adecuado para el reflejo que se
trata de producir. Que el paciente se encuentre en un estado de
adecuada relajación de los músculos
correspondientes al reflejo que se explore.
Reflejos osteotendinosos de la porción cefálica
Reflejos del orbicular de los párpados. Superciliar y
nasopalpebral Reflejo maseterino.
Reflejos del orbicular de los párpados Superciliar y
Nasopalpebral: Percutiendo la arcada superciliar o la raíz
de la nariz estando el enfermo con los párpados
entornados, se produce la contracción del orbicular de los
párpados y por lo tanto, la oclusión palpebral
bilateral (aunque se percuta de un solo lado) Es recomendable
realizarlos con los ojos cerrados, para que la persona no vea el
martillo percutor, evitando que la contracción se produzca
como reflejo de amenaza y no por la percusión.
Reflejo maseterino. El sujeto permanece con la boca entreabierta
y en esa posición se percute con el martillo directamente
el mentón o se coloca el índice de la mano
izquierda transversalmente debajo del labio inferior.
También se puede introducir un depresor de lengua en la
boca, poyándose en la arcada dentaria inferior y percutir
sobre él. La respuesta es la elevación de la
mandíbula
Reflejos osteotendinosos de los miembros superiores Reflejo
bicipital. Reflejo tricipital y olecraneano Reflejo del supinador
largo o braquiorradial. Reflejo cubitopronador. Reflejo de los
flexores de los dedos de la mano.
Reflejo bicipital. Mantenga el antebrazo del sujeto en
semiflexión y semisupinación, descansando sobre el
suyo sostenido por el codo, o descansando sobre los muslos, si el
sujeto está sentado, o sobre el tronco, si está
acostado. El explorador apoya el pulgar de su mano libre sobre el
tendón del bíceps del sujeto, en la fosa
antecubital y percute sobre la uña del pulgar, o sobre
este, con la parte más fina del martillo percutor, si el
mismo es de forma triangular. Se obtiene la flexión del
antebrazo sobre el brazo
Reflejo tricipital y olecraneano Con una mano se toma el
antebrazo del sujeto por el codo y se sostiene sobre su
antebrazo, cruzando el tórax, colocado en ángulo
recto con el brazo y se percute el tendón del
tríceps (cuidando de no percutir el olécranon),
preferiblemente con el lado más ancho del martillo. La
respuesta es la extensión del antebrazo sobre el brazo
(reflejo tricipital). Otra alternativa es que el antebrazo
cuelgue libremente al lado del cuerpo, sosteniendo el brazo, en
abducción de 90°
Reflejo del supinador largo o braquiorradial. Se coloca el
miembro superior con el antebrazo en semiflexión sobre el
brazo, de manera que descanse por el borde cubital del antebrazo
sobre la palma de la mano del explorador, o sobre las piernas del
sujeto. Entonces se percute la apófisis estiloides del
radio, por donde pasa el tendón del supinador largo. La
respuesta principal es la flexión del antebrazo; la
respuesta accesoria es una ligera supinación y
flexión de los dedos
Reflejo cubitopronador Con el miembro superior en igual
posición a la señalada para el reflejo del
supinador largo, el médico percute ligeramente la
apófisis estiloides del cúbito, de forma tangencial
de arriba hacia abajo; la respuesta es la pronación. Este
reflejo casi siempre es débil y solo tiene valor su
abolición unilateral o cuando se hace muy evidente, en los
casos de hiperreflexia
Reflejo de los flexores de los dedos de la mano. El antebrazo en
semiflexión y supinación con las últimas
falanges de los dedos en ligera flexión (el pulgar en
extensión). Puede procederse de dos formas: el examinador
percute en el sujeto, los tendones flexores en el canal carpiano
o por encima; o, por el contrario, coloca sus dedos del medio e
índice sobre la superficie palmar de las últimas
falanges de los tres o cuatro últimos dedos del sujeto y
efectúa sobre ellos la percusión. La respuesta es
la flexión de los cuatro últimos dedos. A veces se
incluye la flexión del pulgar.
Reflejos osteotendinosos de los miembros inferiores Reflejo medio
pubiano Reflejo rotuliano o patelar. Reflejo
aquíleo.
Reflejo medio pubiano (Guillain y Alojouanine). Se debe colocar a
la persona en decúbito dorsal con los muslos separados y
las piernas algo flexionadas. Se percute entonces sobre la
sínfisis pubiana. La respuesta es doble: una superior, que
consiste en la contracción de los músculos
abdominales, y otra inferior, que es la aproximación de
ambos muslos, por la contracción de los adductores de
ambos miembros.
Reflejo rotuliano o patelar. Sujeto sentado en una silla o sobre
el borde de la cama, con los pies péndulos. Se percute
directamente sobre el tendón rotuliano. La respuesta es la
extensión de la pierna. Sujeto en cama. Se levantan
ligeramente los miembros inferiores con una mano colocada debajo
del hueco poplíteo, se consigue así una discreta
flexión de la pierna sobre el muslo, quedando la rodilla
en alto. Se percute el tendón rotuliano o tendón
del cuádriceps. La respuesta es la extensión de la
pierna.
Reflejo rotuliano: exploración en posición sentada.
Exploración en posición acostada.
Reflejo aquíleo. Reflejo del tríceps sural Sujeto
puesto de rodillas sobre la cama, camilla o una silla, pies fuera
del borde: se lleva ligeramente hacia delante la planta del pie y
se percute sobre el tendón de Aquiles o tendón
calcáneo. La respuesta es la extensión del
pie.
Otras variantes. Sujeto sentado: miembros colgando sobre el borde
de la cama, camilla o silla; se levanta ligeramente el pie con
una mano y con la otra se percute el tendón de Aquiles,
cuidando de no percutir el calcáneo. b) Sujeto acostado:
se coloca pasivamente el pie del miembro inferior a explorar,
sobre el opuesto en semiflexión y abducción,
descansando sobre su maléolo externo; con una mano se toma
la planta del pie y se la lleva en ligera flexión; se
percute el tendón. La respuesta es la extensión del
pie.
Reflejos cutaneomucosos o superficiales
Concepto Se obtienen como respuesta a la aplicación de un
estímulo, ya sea sobre la piel, o sobre las membranas
mucosas. Se utiliza para ello una aguja común, o un
alfiler (esto para la exploración a nivel cutáneo)
y un algodón cuando se exploren las mucosas.
Reflejo corneano y conjuntival. El estímulo de la
córnea y de la conjuntiva bulbar con un pañuelo
(punta de ángulo) o con un pequeño trozo de
algodón, provocan la contracción del orbicular de
los párpados. Es necesario introducir el algodón
lateralmente desde fuera del campo visual del sujeto para
suprimir el reflejo defensivo Vía aferente: V par (rama
oftálmica). Vía eferente: VII par.
Reflejo faríngeo o nauseoso. Al excitar el velo del
paladar o la pared posterior de la faringe (con un hisopo), se
produce la contracción de los constrictores de la faringe,
acompañada de náuseas. Vía aferente: IX par.
Vía eferente: X par.
Reflejos cutaneoabdominales. No se puede explorar en los sujetos
obesos o de paredes flácidas. La persona debe estar en
decúbito dorsal y con sus miembros inferiores ligeramente
flexionados. Se le excita la zona abdominal con un alfiler.
Existen tres zonas reflexógenas: cutaneoabdominal superior
(o espigástrica), abdominal media (o umbilical) e inferior
(o hipogástrica)
A) El reflejo cutaneoabdominal superior se busca excitando, suave
y rápidamente, de dentro afuera o de fuera adentro, la
pared abdominal, siguiendo una línea paralela al reborde
costal. B) El reflejo cutaneoabdominal medio se puede descubrir
excitando en forma horizontal la pared abdominal, partiendo del
ombligo (es decir, de dentro afuera) o de fuera adentro (llegando
al ombligo). C) El reflejo cutaneoabdominal inferior se investiga
excitando la pared abdominal, sobre una línea paralela,
por encima de la línea inguinal (puede ser de dentro
afuera o de fuera adentro). La respuesta en los tres casos es una
contracción de los músculos abdominales,
retracción hacia el mismo lado de la línea blanca,
y retracción del ombligo, igualmente homolateral.
Reflejo cremasteriano y reflejo homólogo en la mujer.
Excitando en el hombre la cara interna del muslo, en su parte
superior, o comprimiendo la masa de los adductores, se contrae el
cremáster produciendo la elevación del
testículo; también se produce una
contracción del oblicuo mayor u oblicuo externo. Con esta
misma técnica se observa en la mujer la contracción
del oblicuo mayor (reflejo de Geigel).
Reflejo cutaneoplantar. La excitación con la yema del
dedo, un lápiz o un alfiler en la planta del pie, en su
lado externo, medio o interno, con mucha, ligera o muy escasa
presión (según las circunstancias), provoca la
flexión plantar de los dedos; es el reflejo plantar.
En ciertas condiciones, en lugar de producirse la flexión
de los dedos del pie, se produce la extensión del dedo
gordo y la flexión de los demás, o bien estos se
abren en abanico. Este fenómeno constituye el signo de
Babinski
La respuesta de Babinski es normal en los niños en los
primeros años de la vida (1 y 2 años) cuando
aún la vía piramidal no se ha mielinizado. Su
presencia es siempre patológica por encima de esta edad, y
es signo de lesión o disfunción de la vía
piramidal
Sucedáneos del Babinski Maniobra Oppenheim: se denomina
así cuando se obtiene la extensión del dedo gordo
presionando con el pulgar la cara interna de la tibia de arriba
abajo
Maniobra de Schäffer: la misma respuesta se logra
comprimiendo el tendón de Aquiles
c) Maniobra de Gordon: idéntica respuesta se obtiene
comprimiendo las masas musculares de la pantorrilla
El grado de respuesta de los reflejos osteotendinosos se
evalúa en una escala de 0 a 4 cruces (+) 0 No hay
respuesta (arreflexia). 1 + Poca respuesta, disminuido
(hiporreflexia) 2 + Normal 3 + Aumentado (puede ser normal) 4 +
Hiperactivo, exaltado (hiperreflexia)
SENSIBILIDAD Es la facultad de la corteza cerebral de reaccionar
a los estímulos aportados a ella por las vías
conductoras centrípetas, con un proceso de
excitación que marcha paralelamente con un proceso
psíquico. Comprende las sensaciones de los nervios
sensitivos, en oposición a las sensaciones que parten de
los órganos de los sentidos (ojo, oído,
órgano del olfato, del gusto). Para la
investigación diagnóstica sólo tienen
importancia las sensaciones percibidas por la conciencia, sobre
las que pueden informar los enfermos.
Clasificación Sensibitidad exteroceptiva. Informa sobre
los cambios en el ambiente; ejemplo: sensibilidad cutánea
Sensibilidad propioceptiva. Informa sobre los movimientos del
cuerpo y de su posición en el espacio; ejemplo:
sensibilidad proveniente de los huesos, los músculos y las
articulaciones. Sensibilidad interoceptiva. Informa sobre la
actividad visceral.
Hiperestesia. Aumento desagradable de la sensibilidad
cutánea. Sensibilidad epicrítica. Sensación
cutánea más fina y selectiva, que permite
diferenciar grados pequeños de calor, y,
discriminación de la sensibilidad táctil, como
diferenciar distancia entre dos puntos, o toques ligeros; y
diferenciar objetos distintos que provocan la sensación,
tales como un alfiler y un algodón o un papel.
Sensibilidad protopática. Permite apreciar sensaciones
cutáneas groseras, como el dolor y los cambios extremos de
temperatura Sensibilidad superficial consciente. Incluye las
sensaciones de tacto, frío y calor y dolor (táctil,
térmica y dolorosa).
Estereognosia, mejor llamada percepción
estereognóstica (del griego stereos: sólido;
gnosis: conocimiento) permite al sujeto el reconocimiento de un
objeto por medio de los distintos tipos de sensibilidad que hemos
expuesto. Así, sin el auxilio de la visión (con el
tacto solamente) el sujeto establece la forma, el contorno, el
peso, el tamaño y otras cualidades, siendo capaz de
reconocerlos y mencionarlos por su nombre. Este tipo de
sensibilidad requiere la participación de la corteza
cerebral, y para explorarla es imprescindible tener certeza de
que el sujeto no tiene alteradas las otras formas de sensibilidad
más elementales.
Sensibilidad visceral. Este tipo de sensibilidad es generalmente
dolorosa, como la del testículo, mama, tráquea o
globo ocular, cuya compresión despierta dolor; pero
incluye otras sensaciones, como la de plenitud o vacuidad del
estómago, que induce al rechazo o apetencia de los
alimentos; o el de repleción vesical, que induce a la
micción.
Sensibilidad profunda consciente. Se refiere a las sensaciones
originadas en tendones, músculos, huesos, dermis profunda
o articulaciones, ellas son: el sentido de presión o
barestesia (de baros: presión; aisthesis: sensibilidad),
que consiste en la apreciación del peso; barognosia,
reconocimiento de la presión ejercida en diferentes partes
del cuerpo; la sensibilidad vibratoria o palestesia (del griego
pallein; agitar), que consiste en la percepción de
estímulos vibratorios, como el del diapasón, y el
sentido de las actitudes segmentarias o batiestesia, por medio de
la cual la persona es capaz de conocer la posición exacta
en que se encuentran las diversas partes de su cuerpo, sin el
auxilio de la visión.
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