Historias narradas por el señor Agustin Peinate en el pueblo de San Jose de Carayaca
Historias narradas por el señor Agustín
Peinate sobre sus andares por los pueblos de Tarmas, Carayaca y
Naguatá en tierras del antiguo departamento Vargas –
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Historias narradas por el señor
Agustín Peinate sobre sus andares por los pueblos de
Tarmas, Carayaca y Naguatá en tierras del antiguo
departamento Vargas
Sr. Agustín Péinate (con
corbata de lazo) en 1.947
El día 11 de junio del 2.011, se
entrevistó al señor Agustín
Péinate quien es Patrimonio Cultural Viviente
del Edo. Vargas y natural del sitio de Bachaquero
en las cercanías de Anare en el pueblo de
Nuestra Señora de la Candelaria de
Tarmas, en jurisdicción de la Parroquia
Carayaca del Edo. Vargas, en donde nació en
el año 1.916.
La Cruz Verde en Carayaca, año
2.005
La memorable entrevista se llevó a cabo a las
11:00 de la mañana, al lado de afuera de su casa de
habitación La Calle "Tamanaco" del Sector "La
Cruz Verde" en el ancestral e histórico pueblo de
San Joseph de Carayaca, por parte del historiador
local León Manuel Morales quién es natural
del pueblo de Tarmas y vecino de la antes mencionada
comunidad carayaquera.
¿Cómo ve usted el clima que estamos
viviendo en Carayaca hoy en día, señor
Agustín?
Los calores de ahora se deben más a las
devastaciones de los bosques que se han hecho en todas estas
costas. Tengo que decir que siempre ha habido calor; pero antes
no veíamos las brisas marinas metiéndose como
ahora. Yo creo que a pesar de todo, la naturaleza aún nos
permite respirar.
¿Cómo era la vida de ustedes en los
tiempos de su juventud en Carayaca y sus alrededores,
señor Péinate?
Yo recuerdo que en el año 1.932, siendo muy joven
aún y a pesar de lo difícil y duro que fue esa
época en Venezuela, en donde no había
trabajo y se podía notar en esos tiempos la gran crisis
que vivía el gomecismo en esos tiempos.
Yo tuve que irme hacia los lados de los pueblos de
Caraballeda y Naiguatá en busca de un
trabajo, y que en verdad me permitiera traer algo para la casa, y
de esa manera poder mantener a mi viejita Leoncia
Péinate.
¿Y cómo fue que usted a esa edad se fue a
buscar fortuna en otros lares, señor
Agustín?
Yo salí desde aquí de Carayaca a
trabajar en la hacienda del Dr. Caracciolo Parra
Pérez, eminente político venezolano quien fue
un gran historiador y fue ministro en el gobierno del General en
Jefe Juan Vicente Gómez Chacón. Él
era hijo de don Caracciolo Parra Picón y nieto del
historiador, jurista y diplomático Dr. Caracciolo Parra
León, quien falleció en Caracas, el 9 de
febrero de 1.939.
Luego me regresé a Carayaca y me
informaron que estaban construyendo la planta eléctrica de
Naiguatá y que allá necesitaban hombres y
bestias (burros para trabajar).
Casa de la familia Padilla en El
Almendrón en Carayaca
¿Y cómo fue ese trayecto, señor
Agustín?
Yo, desde aquí salí con varios burros
caminando todos esos trechos llegué al sitio. Los burros
se usaban para cargar el cemento que llegaba a La Guaira
en barcos de velas.
Allí comencé a trabajar y los burros
cargados de cemento los teníamos que llevar por trechos
duros y difíciles, como en una distancia, desde esta mi
casa en La Cruz Verde hasta Sabana de
Matías, más o menos.
¿Y cómo le fue allí, señor
Agustín?
Por ser muy joven me pusieron más bien a cortar
hierbas para las bestias, en donde me pagaban doce
bolívares mensuales, más la comida. Allá se
encontraba trabajando el señor Guillermo Fumero
quien laboró por muchos años en la Electricidad
de Caracas.
¿Y cómo fue que usted se fue a trabajar
por esos lares, señor Agustín?
Claro está, yo me fui a trabajar por esos lados a
petición de mi hermano Valentín
Péinate quién nació en el año
1.900. Yo para esos tiempos yo tenía 16 años y
él 32 años; cuando yo me fui, llegué por los
lados de "Los Aguacates" y "Las Cascadas", donde
vivía mi hermano Valentín con una mujer
llamada Juana Suárez.
Arreos de burros y mulas en la ruta
del tren Caracas a La Guaira
¿Qué situaciones vivió usted por
allá, señor Agustín?
En esos tiempos me tocó vivir muchas situaciones;
estando trabajando mi hermano en el conuco, su mujer me
dejó atendiendo el fogón en el rancho; cuando de
pronto se aparecieron varios individuos con los machetes colgados
de frente y envainados.
Uno de ellos, me dijo estas palabras: "…
Muchacho, prepárese que usted se va con nosotros en este
momento de comisión…".
¿Y qué sería lo que quería
esa gente, señor Agustín?
Bueno, yo de inmediato le respondí bajo estos
términos:
Mire, yo no puedo dejar esto solo, ya que soy menor de
edad para irme en estos momentos con ustedes. Denme ustedes un
chance y en este momento voy avisarle a mi hermano
Valentín para que venga y hable con ustedes. Ya que
él me dejó encargado de atenderle el fogón y
cuidarle el rancho.
El encargado de la comisión me dijo lo siguiente:
"… Así que tienes un hermano mayor; vaya pues a
buscarlo y lo trae ante nosotros; y más luego usted se
viene con nosotros…".
¿Y quiénes eran esa gente, señor
Péinate?
Al principio no sabía quiénes eran en
verdad; pero ellos me permitieron que fuera a buscar a mi hermano
Valentín.
Yo caminé como de aquí a la bomba de
gasolina, más o menos, y en el trayecto me encontré
con Juana Suárez, y le dije estas palabras:
"… Juana, llámate a mi hermano
Valentín, que allí en el rancho se encuentra una
comisión y quieren que yo me vaya con
ellos…".
Ella algo sobresaltada, me dijo estas palabras:
"… Agustín, por el amor de Di_s, escóndase;
no se deje agarrar que yo voy a hablar con Valentín, para
ver qué es lo que en realidad quiere esa
gente…".
¿Y qué fue lo que hizo la señora
Juana, señor Péinate?
Ella a paso rápido se fue a buscar a mi hermano
Valentín y le explicó lo que estaba pasando en el
rancho con la comisión que había llegado en esos
momentos. Mi hermano Valentín se dirigió a paso
rápido al rancho y al llegar saludó a la gente que
conformaba la comisión, preguntándole a su jefe, lo
siguiente: ¿qué los trae por aquí y que
desean ustedes?
Y el jefe de la comisión le contestó con
estas palabras: "… Nosotros, lo mandamos a buscar porque
en estos momentos nos vamos a llevar de comisión a su
joven hermano…".
Y mi hermano Valentín, le respondió de
esta manera:
"Ustedes no se pueden a mi hermano Agustín; ya
que él no es de aquí y además es menor de
edad. Así que dejen que yo les acompañe en esa
comisión que van a hacer ustedes en estos
momentos".
Generales Juan Vicente Gómez y
Eleazar López Contreras
¿Qué era lo que en realidad querían
esa gente y que era lo que pretendían hacer ellos con
ustedes, señor Péinate?
Buena pregunta, amigo León; lo cierto del caso,
fue que ni mi hermano Valentín y mucho menos nosotros, no
nos imaginábamos lo que estaba en la mente de los miembros
de esa comisión, ni que pretendían hacer con
nosotros en esos momentos.
Valentín tomó algo de comida y
despidiéndose de nosotros se fue con ellos en la espesura
de esos montes, pero nunca nos habíamos imaginados que esa
gente andaban en planes de reclutar gente para el
ejército; cuando habían caminado un gran trayecto
que se distanciaba de nuestro rancho, el jefe de la
comisión le hizo una extraña seña a dos de
sus hombres, y estos de manera sorpresiva cayeron sobre mi
hermano Valentín y a la fuerza le colocaron alrededor de
su cuerpo un mecate.
Valentín trató de no dejarse amarrar por
esa extraña gente, diciéndole estas palabras:
¿Quiénes son ustedes y porque me tratan de esa
manera?
El jefe de la comisión le dijo lo
siguiente:
"Cállese la boca carajo, usted en este momento
está reclutado y va camino a la prefectura de La Guaira
con nosotros, en donde lo entregaremos a la autoridades
allá. Y cuidadito con tratar de escaparse, cuidadito
pues".
Realmente, nosotros no sabíamos que estaba
pasando con él, desconocíamos de lo sucedido en el
camino.
Tropas en La Guaira en
1.893
¿Y si ustedes no sabían nada de su hermano
Valentín, que hicieron después, señor
Agustín?
En verdad fueron pasando las horas y Valentín no
llegaba de regreso al rancho. Ya la situación nos
preocupaba a Juana y a mí, hasta que no agarró la
noche en esa montaña y su mujer Juana, después de
la espera, me dijo lo siguiente: "… Agustín, agarre
esas tres gallinas que están allí y
lléveselas, que en el camino alguien le dará tres
reales por cada una…".
En realidad, en esos momentos no tenía ni medio
para poder irme a Carayaca avisarle a mi señora
madre. Yo recuerdo que salí en la madrugada caminando con
destino al pueblo de Naiguatá, en el sitio de
Care estaba una parada en donde se encontraban los obreros
que estaban construyendo la carretera de
Caraballeda.
Llegué allí y pude hablar con uno de ellos
en esa posada, preguntándole: ¿Usted me puede
comprar estas tres gallinas?
Y él me contestó muy respetuosamente con
estas palabras: "… Yo no sé la puedo comprar, pero
espere que llegue el caporal, que él si se las puede
comprar…".
Pueblo de San Francisco de Asís
de Naiguatá, año 1.900
¿Y qué pasó con esa espera,
señor Péinate?
Bueno, yo tuve algo de paciencia y estuve esperando por
un buen rato al caporal, al fin él llegó a la
posada y con mucho respeto me dirigí a él, bajo
estos términos: ¿Usted, me puede comprar estas tres
gallinas, señor?
Inmediatamente, él me preguntó: ¿A
qué precio las vende, muchacho?
Y en realidad yo le puse un precio más alto de lo
que me había dicho Juana, y le dije: "… A tres
bolívares cada una, señor…".
Y rápidamente él me respondió de la
siguiente forma: "… No, muchacho; te las pago a tres
reales cada una. Toma un fuerte por las tres, y es más, te
va a quedar un real de más que te sirve para el
camino…".
¿Y qué se encontró usted en el
camino a partir de ese momento, señor
Péinate?
Te manifiesto que en todas esas costas había
muchos árboles, uvas de playa, cujíes, tunas,
wazabaras y muchas arboledas de cocos. Los ranchos eran hechos de
cogollos de palmas y las paredes se rellenaban con conchas de
cocos; y por eso era que había tanto chipo en estas
tierras que es el que genera el mal de Chagas.
Luego con esos cinco bolívares comencé a
caminar hasta el pueblo de Caraballeda, agarrándome
la tarde en esos andares; ya que no se podía caminar por
esos parajes solos y mucho menos siendo un menor de edad. Y
después de tanto caminar, al fin decidí ponerme a
descansar en una piedra grande que vi en el sitio, me di cuenta
de que era el ocaso de la tarde, debido a que comencé a
oír las voces de las montañas y de los bosques,
como a las aves de las playas, estaba al borde de la noche en
esos momentos.
¿Y usted no sentía miedo en esas
circunstancias, señor Agustín?
General en Jefe Juan Vicente
Gómez Chacón "El Benemérito"
Bueno, el miedo es normal en todos y debes comprender
que en esa época no había luz en casi ninguna
parte, los montes y selvas eran más tupidos y no se
hacía vida nocturna como ahora.
Te diré que estando sentando en esa piedra
oían los ruidos de los araguatos, perdices y en diversas
ocasiones a los tigres, cunaguaros y leones.
Los tigres son más peligrosos que los leones, ya
que atacan más sigilosamente. Mientras que los leones lo
que hacían eran rondar los ranchos para ver que
comían.
Yo recuerdo que esos anímales eran grandes, ya
que en una ocasión estando durmiendo en una troja en la
construcción de la planta eléctrica de
Naiguatá pude ver como llegaban la techo de la
posada que eran de cogollo; las culebras tragavenados en busca de
ratones, esas si eran unas señoras culebras de
verdad.
Mira vale, esos bosques eran milenarios; figúrate
que dos hombres con sus brazos en círculo no alcanzaban a
rodear uno de esos árboles y una de las curiosidades
más importantes y que añoramos hoy en día,
era que había abundante agua; debido a lo alto que eran
esos árboles y las gotas de agua que emanaban del
rocío de los mismos, que de hecho producían los
riachuelos.
¿Qué puede pensar un joven sentado en una
piedra, señor Agustín?
Te diré que estando sentado en esa piedra por un
buen rato, bajo mi meditación me pregunté yo mismo:
¿Qué carajo hago yo aquí sentado, si no
conozco a nadie por estos lares?
De inmediato se apareció un señor muy
alto, vestido con un buen liqui liqui. Yo pude notar que
él tenía amputado su brazo izquierdo, ya que la
solapa la tenía echada hacia arriba; quién
dirigiéndose a mí, me preguntó lo siguiente:
¿Qué hace a estas horas usted por aquí,
joven?
Y yo muy modestamente le respondí: "…
Señor, yo estoy descansando en esta piedra porque estoy
esperando que amanezca para continuar el camino para
Carayaca…".
Y él me dijo: ¡Ah,
Carayaca!
Pero, más luego me dijo estas palabras: "…
Mire joven, no se mueva de aquí, espere a que yo regrese,
no se mueva…".
Yo me sentí muy extrañado por las palabras
de ese señor y en realidad le hice caso, yo en
ningún momento me moví de ese sitio, lo
esperé hasta su regreso. Lo curioso del caso es que cuando
llegó fue a donde estaba yo, y sacando de su faltriquera
una moneda de cinco bolívares, me la dio.
Yo le recibí el dinero y más luego me
preguntó: ¿Tiene usted familia por estos lares,
joven?
Y le conteste de la siguiente forma: "…
Señor, yo tengo un hermano llamado Valentín
Péinate; él está viviendo entre "Los
Aguacates" y "Las Cascadas…".
Yo pude notar que él se sorprendió mucho
cuando le di el nombre de mi hermano Valentín,
diciéndome estas palabras: "… Ah, caramba. Si usted
es hermano de Valentín. Él es quién me cuida
y le da de comer a mis perros de cacería en mi
finca…"
¿Y dónde está él?
Le respondí lo siguiente: "… Señor,
él se fue a recibir una comisión que llegó a
su rancho y se fue con ellos, y hasta el presente no sabemos nada
de él…".
Él me dijo estas palabras: "… Joven,
cuando usted vea venir el carro que va para
Maiquetía, lo para y se monta, diciéndole a
su chofer que va de mi parte, recuerdo que usted no va a pagar
pasaje…".
En verdad eso fue lo que hice, pero de pronto pude
observar que venía un carro entre esa polvareda que
levantaban sus cauchos, era un carro viejo de tablas y con unos
cauchotes. Yo me monté y el chofer me dijo estas palabras:
"… Usted, me dice en donde se va a quedar, que yo no
conozco muy bien el camino…".
Y le respondí: "… Está bien,
señor…".
Carretera entre La Guaira y
Macuto
Ese buen hombre se llamaba Bernardino
Martínez, de quién pude observar tenía
una gran influencia en esos tiempos, ya que él me dijo
estas palabras que siempre he recordado hasta el presente desde
el año 1.932 y que fueron las siguientes:
"Joven, si usted ve que el Presidente de la
República, el mismísimo General Juan Vicente
Gómez trata de pararle el carro, no le haga caso, no
pare el carro y siga su camino hasta donde lo lleven, no se le
pare a nadie en el camino, ni al mismo diablo que se le
aparezca".
¿Y cómo fue ese viaje en ese carro de
tablitas, señor Agustín?
Esa carretera era muy estrecha y estaba muy pegada a la
playa, con muchos obstáculos en el trayecto, ya que esas
vías fueron hechas a pico y pala por esas cuadrillas de
valientes obreros, quienes a diario trabajaban de sol a sol para
llevarles el sustento a sus familias.
Bordeando todas esas costas y orillas de playa pasamos
por Macuto hasta alcanzar La Guaira y
Maiquetía; al fin llegamos a la Calle Real
de Pariata, diciéndome el chofer lo siguiente:
"… Hasta aquí lo traigo, joven…".
Me baje del carro y me fui caminando por una pica que me
condujo hasta el Callejón Arcaya, el cual llevaba
el nombre de mi viejo amigo Andrés Arcaya
quién metió la primera línea de autobuses
que tuvo el pueblo de Carayaca en toda su
historia.
Él vivía con sus hijos y mujeres cerca de
allí y mi cuñado Venancio Carapaica Vega le
trabajó por muchos años como chofer en sus
autobuses.
Pariata en 1.912
¿Y qué hizo después en el
Callejón Arcaya, señor
Péinate?
Estando en ese callejón, ya me encontraba
bastante seguro. Inmediatamente me fui para la casa de
Jesús María Ochoa quién era de Tarmas
y si más no recuerdo, yo creo que era el padre de
Santamaría Tortoza (Santana).
Además, él era mi paisano y a su vez era
familia de Antonino Aureliano Ochoa (marido de mi maestra
Adela Iriarte, quienes se casaron en Carayaca en 1.927) y
de Ramón Díaz Ochoa (padre de
Nicolás, Encarnación y Saturnino
Díaz).
Jesús María Ochoa vivía con
Petra Oropeza, quienes eran los dueños de la casa
del Níspero en Tarmas que fue de los
Quintero del Guire y en donde viviera por muchos
años el señor Ángel Herrera
Guevara.
La casa del Níspero en
Tarmas
Ellos tenían arreos de burros y en la madrugada
salían para Carayaca, y entre ellos estaban los
Baritto; como a las dos y media de la madrugada partimos
desde Pariata para Carayaca, y bajábamos por
los lados de Mare.
Ya que ese camino nunca ha sido cambiado y aún
sobrevive hasta el presente; siempre buscando la costa hasta
alcanzar a Catia de La Mar, que era un pueblo de
pescadores que estaba ubicado en donde hoy está el
balneario.
Y después de atravesar el Río Mamo
y andar con los arrieros que venían con nosotros,
alcanzamos El Pozo, subimos el Alto de
Tupiepe y al fin llegamos a la entrada del pueblo de
San Joseph de Carayaca.
¿Y qué pasó cuando usted
llegó a Carayaca y le tocó conversar con su
madre Leoncia Péinate, señor
Agustín?
Te diré que llegué muy agotado, producto
de esa jornada que hice que es bastante larga, dura y
difícil para poder llegar frente a mi madre en
Carayaca. Mi madre con gran preocupación, me
preguntó: ¿Por qué te regresaste,
Agustín?
¿Qué pasó,
cuéntame?
Y con gran nostalgia le comenté lo siguiente:
"… Mamá, he venido a notificarle que una
comisión se llevó a mi hermano
Valentín en Naiguatá y hasta el
presente, tanto Juana como yo no hemos sabido nada de
él…".
"Mamá, es necesario que ambos vayamos a
Maiquetía para ver qué pasó con
Valentín".
Y mi mamá me dijo: "… Bueno, prepare las
cosas mijo, que ya nos vamos pá La Guaira en estos
momentos…".
Yo estuve en mi casa como dos horas y media más o
menos, y de inmediato nos regresamos para La Guaira; cuando
llegamos a Maiquetía nos encontramos que a mi
hermano Valentín ya lo habían soltado, gracias al
señor Bernardino Martínez quién
intercedió ante las autoridades en esos
momentos.
Lo que supimos fue que el señor Bernardino
Martínez intercedió ante el gobierno del
General Gómez y los jefes oyeron sus planteamientos, en
donde él expresó que mi hermano era sostén
de familia y que mi madre era una mujer muy anciana, y con
él era que contaba cómo sostén de la
familia.
Calle "Las Perlas" en Maiquetía
a finales del siglo XIX
¿Qué cosas recuerda usted de su madre,
señor Péinate?
Te manifiesto que yo nací en un lugar de
Tarmas llamado Bachaquero en 1.916. Para ese tiempo
mi madre tenía 38 años de edad, ya que ella
murió muy anciana a la edad de 94 años. Ella era
una mujer muy dura y así eran esos tiempos.
¿Cómo era Carayaca en esos tiempos,
señor Agustín?
Mira vale, antiguamente había bandoleros y los
arrieros tenían que andar en caravanas y más cuando
llevaban aguardiente, de ser así, casi siempre iban dos en
cada arreo de mulas y burros para poder protegerse en el camino.
Los que llevaban los arreos les abrían a las pipas de
aguardiente pequeños huequitos para tomar el aguardiente
que iba adentro, luego las taqueaban con pequeños taquitos
de madera.
Yo recuerdo que en esos tiempos unos bandidos que
vinieron de Chirimena llegaron a Care y mataron a
la mujer de un italiano llamado Duilio. Los bandoleros
eran de Chuspa, Chirimena, Higuerote y
había uno que era de Carayaca; eso fue algo
oprobioso, ya que el jefe civil en Carayaca era Benito
Contreras y su hermano era el jefe civil en La
Sabana.
¿No sería que el hermano del andino
Benito Contreras fue el que mataron en el pueblo de La
Sabana en 1.931, señor Agustín
Péinate?
Es casi probable que así sea, mi estimado amigo.
Ya que en el pueblo de La Sabana por ser el más
importante en esa costa de arriba, sucedió algo que
conmovió a esas tierras de ese litoral a barlovento de
Carayaca. Allí se dio una revuelta que la
lideró un conocido brujo de Guayabal a quien
llamaban Manta.
¿Y qué historia es esa del brujo de
Manta en Guayabal, señor
Péinate?
Si se quiere eso fue algo muy triste y sucedió de
una manera muy fortuita, ya que la familia Liendo del
pueblo mirandino de Guayabal, ubicado entre los pueblos de
Chuspa y Chirimena, fueron personas muy importantes
en esas zonas; ya que ellos fueron los primeros que metieron las
máquinas a vapor para las moliendas de caña de
azúcar en esas tierras y los bergantines y veleros que
llegaban desde la isla de Margarita o de otras regiones
del Mar Caribe, entraban al pueblo de Guayabal a
través del Rio Chuspa, debido a que antiguamente en
esa zona había mucha agua.
La gente de Guayabal con los margariteños
intercambiaban pescados y tortugas, ropas, platería y
demás enseres, u otras cosas que eran compradas en
Curazao, Aruba, Bonaire, Barbados,
Trinidad o en Grenada, y a cambio recibían
verduras, frutas, cochinos, aves, agua, papelón, tabaco,
entre otras cosas.
¿Cuándo llegó la familia
Liendo a Venezuela y porque se establecieron en el
pueblo de Guayabal y en otros pueblos del litoral
mirandino, guaireño y aragüeño, señor
Péinate?
El primer miembro de la familia Liendo que
llegó a Venezuela procedente de
España, fue don Juan de Liendo en
1.571. Y parece que este hombre como que era un hijodalgo
español que vino en tiempos del Capitán
Diego de Losada a Caracas y con todos esos
reconocidos conquistadores españoles de esa
época.
Para mí don Juan de Liendo fue un
gran visionario en cuanto a la tenencia de la tierra se refiere
en la antigua provincia de Caracas, debido a que vino como
encomendero de indios y repartidor de tierras a estas tierras en
el centro del país, pero él sabía que esa
forma de dominación no era acertada y por eso fue
más allá que todos los adelantados de su
época.
Él quizás fue el primero que le dio
connotación a las encomiendas en la posesión de las
tierras por generaciones y es cuando se plantea dar paso a un
nuevo régimen que lo convirtió más bien en
un hacendado que influyó en el crecimiento de la familia
Bolívar en esos tiempos.
El otro miembro de esa familia fue don Pedro de
Liendo, quien estaba casado con doña Catalina
Méxias de Abila, hija del encomendero don
Cristóbal Méxias de Abila, quienes
recibieron el valle de Chuao como encomienda-hacienda en
1.591 y el sitio de Zepecurinare en 1.649.
Doña Francisca Méxias Abila de
Liendo era sobrina de doña Catalina
Méxias de Abila y contrajo matrimonio con don
Francisco de Villela, hijo de don
Tomás de Aguirre Villela, quienes fueron
dueños del valle de Chuao en 1.634.
La familia Liendo en Venezuela es muy
interesante por sus vínculos bien marcados con la gente
que siempre tuvieron a sus servicios durante siglos y esa es una
de las características más importantes de ellos en
tierra venezolana. Hay un personaje bien interesante dentro de la
familia Liendo y ese encomendero-hacendado fue don
Santiago de Liendo, quien aparece enredado en unos
litigios de tierras, primeramente con don Juan de
Aguilar por tierras en el pueblo de Santa
Lucía en los valles del Tuy en 1.650 y con
algunos encomenderos-hacendados o con sus descendientes en las
tierras que fueron de los indios Mariches y
Guarenas en 1.679.
Ahora bien, la familia Liendo tiene una
incursión muy importante en 1.690 y es que debido a sus
vinculaciones con el encomendero José Rengifo
Pimentel, quién tenía una encomienda en Tarmas,
fue cuando don Santiago de Liendo se
convirtió en encomendero-hacendado en la región de
Mamo y sus vertientes acuíferas y marítimas
al oeste del Cabo de Joao Branco o de Juan Blanco
(actual aeropuerto nacional e internacional "Simón
Bolívar") y que fueron las tierras de los gduapotos
Parnamacay y Prepocumate.
Don Santiago de Liendo estaba vinculado
familiarmente con tres encomenderos que tenían
encomiendas-haciendas en tierras de Carayaca, como fueron
don Tomás de Aguirre, la de su pariente
Tomas de Aguirre Villela y la de
Simón de Bolívar "El Viejo" (quinto
abuelo del Libertador Simón Bolívar, por
línea paterna).
La vaina allí fue seria en esos días, ya
que los encomenderos-hacendados que estuvieron en esos litigios
fueron don José Rengifo Pimentel
(encomendero-hacendado de Carayaca y
Maiquetía), don Antonio Gámez
(encomendero de Tarmas), María Josefa de
Paredes (hacendada de Chichiriviche de la costa) y
Lucas Martínez de Parra.
Lo interesante es que doña Francisca
Aguirre de Liendo fue la primera esposa de don
Juan de Bolívar y Villegas en la
Villa de San Luis de Cura en 1.687, quienes
dejaron una gran descendencia en tierras de
Aragua.
General en Jefe Simón
Bolívar y Palacios
¿Quiere que le diga algo sobre esta parte de su
relato, señor Péinate?
¿Qué es lo que me vas a decir sobre la
familia Liendo, amigo León?
Le voy a contar que varios años después
personas de la familia Liendo se mezclan con la familia
del Libertador Simón Bolívar, y eso tiene
que ver con mi hermano Juan Francisco Morales, quien en su
segundo matrimonio se casó con la licenciada en artes
María Gabriela Liendo, ambos vienen por el linaje
de las familias Aranguren Villegas, y Aguirre
Liendo de Bolívar y Villegas.
Sobre nuestra descendencia con el Capitán
Juan de Villegas, mi padre nos contó este
relato:
"El Capitán Antonio de Aranguren y
Beurko tomó por encomienda la tierra de los indios
Bobures al sur del lago de Maracaibo;
después le siguió su pariente don Juan de
Aranguren, quien por Real Cédula fue
nombrado adelantado para encomendar y repartir indios en
Mucuchíes, dejando descendencia por los lados del
pueblo del Tocuyo, en donde nació don Blas
de Aranguren, hijo legítimo de don Fernando
de Aranguren y doña Beatriz de
Villegas, nieto de don Francisco de San Juan
Aranguren, quien contrajo nupcias con doña
María de la Peña (nieta del Mariscal
de Campo Gutiérrez de la Peña),
bisnieto del Capitán Francisco de San Juan
quien estaba casado con doña Lucía de
Villegas y era tataranieto de los capitanes don
Francisco Pacheco y don Juan de Villegas y
García (alcalde del pueblo del Tocuyo), ancestro
del Libertador Simón Bolívar y mío
también, y fundador del pueblo de Nueva Segovia de
Barquisimeto en 1.552".
"El Capitán Juan de Villegas y
García, hijodalgo de la Casa de Villegas en
el valle de Taranzo nació en Segovia –
España en 1.509. Siendo hijo de don Juan
López de Villegas y doña Juana
García de Segovia. Él vino con los
Belzares alemanes a la provincia de Venezuela en
tiempos del Rey Carlos I de la Casa de Habsburgo en
1.529, contrayendo nupcias con doña Ana Pacheco en
Coro, hija del conquistador don Francisco Pacheco,
de cuya unión nacieron 8 hijos. Don Juan de
Villegas falleció en Nueva Segovia de
Buría, en las cercanías de Yaracuy el
11 de agosto de 1.553".
Ing. Juan Francisco Morales y Licda. María
Gabriela Liendo
La esposa de mi hermano Juan Francisco Morales
viene del linaje de doña María
Martínez de Villegas con Luis de
Bolívar y Rebolledo, quien era nieta del
Capitán Juan de Villegas. Allí lo de
afro-descendiente de su esposa es un claro ejemplo de que en las
familias vascas que vinieron en la conquista en el siglo XVI,
realmente se mezclaron con los primeros africanos que trajeron
para que laboran en sus tierras y que vemos claramente en el
Libertador Simón Bolívar a través de
la Marín Jaspe de Montenegro, que es el nudo
gordiano de la descendencia de los Bolívar y
Ponte a través de la historia.
¿Y qué pasó con la familia
Liendo en tiempos de la colonia y cuando se
estableció la Real Compañía
Guipuzcoana y de Ultramar en Venezuela, señor
Péinate?
Los Liendo eran muy prósperos desde que
llegaron de España en tiempos de la colonia y esa
familia fue muy interesante porque se cruzaron con los
demás pobladores de allí. Uno de los personajes
más conocidos de ellos fue el brujo de Manta, ya
que era un hombre muy bueno y servicial en todas esas
tierras.
Yo creo que en los tiempos de la colonia y con la
aparición de la Real Compañía
Guipuzcoana y de Ultramar en todo nuestro litoral
guaireño a partir del año 1.720, con el vasco don
Pedro José de Olavarría fue que se
extendió por toda la antigua Capitanía
General de Venezuela. La familia Liendo estuvo
aposentada en las costas aragüeña de Chuao, y
a raíz de la explotación del cacao, café,
añil y el cuero se fueron acercando a pueblos como
Chichiriviche de la costa, La Guaira y a las
tierras barloventeñas de Guayabal y
Chirimena.
La mayor explotación de cacao en el valle de
Chuao comenzó a partir de 1.728 y el producto era
almacenado en la factoría que tenían los mercaderes
guipuzcoanos en San Miguel en Chichiriviche de la
costa, y desde allí en falupa y balandras a vela era
llevado a los almacenes de la Guipuzcoana en el puerto de
La Guaira, para luego enviarlo a
España.
Puerto de La Guaira en
1.777
La familia Liendo fue creciendo y se fueron
acercando cada día más a sus esclavizados,
entrecruzándose con ellos y dando forma a una comunidad de
mulatos que unificó a esa familia en un solo bloque
humano, con características diferentes a las demás
familias mantuanas que hicieron vida en nuestra patria, desde los
tiempos mismos de la conquista española y en los duros
días coloniales, y que dieron paso a las gestas
independentistas y que ahora se ejemplariza con ver establecida a
la familia Liendo en esas tierras que antes
mencioné en las costas de Aragua, Vargas y
Miranda.
La familia Liendo envió sus primeros
productos agrícolas a los guipuzcoanos en La Guaira
a partir de 1.733 y don Diego de Liendo en vista a
que ganó mucha plata y oro en sus negocios en ese mismo
año, tuvo que pagar tributos al Ayuntamiento
caraqueño por sus ganancias.
Y entre la subastas de ventas de esclavizados que se
dieron en el valle de Chuao fue vendido a un rico
hacendado mejicano en Orizaba de Veracruz el
esclavizado Juan Manuel Liendo en 1.736. Don
Antolín de Liendo fue un hacendado
prominente y a raíz de la ocupación de sus tierras
en San Sebastián de los Reyes, tuvo que
cancelar 756 reales al Real Consulado de Caracas en 1 en
1.737 y su descendiente don José Plaza Liendo
continuo en sus afanes de hacienda hasta finales del siglo
XIX.
¿Usted cree que las familias de raza blanca de
los Liendo se hayan cruzados con los esclavizados
africanos que tuvieron en sus posesiones en los periodos colonial
e independentista, señor Péinate?
Claro, vale. La familia Liendo llegó a
tener en el valle de Chuao a más de 1.500
afro-ascendientes, de eso no hay dudas. Esa familia se
cruzó con africanos pertenecientes a los siguientes grupos
étnicos: "… Matamba, Carabalí,
Limba, Arará, Tamango,
Mandinga, Mutema, Buila, Montenina,
Angola, Malemba…".
¿La familia Liendo tuvo algún
personaje importante en la gesta independentista, señor
Péinate?
Sin duda alguna. Ellos tuvieron un digno representante
dentro de las filas independentistas, y ese personaje algo
desconocido para muchas personas en nuestro país y hasta
para esa misma familia lo fue el Coronel Juan José
Liendo.
Ing. Juan Francisco
Morales
Él nació en Caracas y fue parte del
Estado Mayor General del Ejército Libertador
de Guayana y estuvo bajo el mando del guaireño y
General en Jefe Manuel Carlos Piar y Gómez,
y quien a su vez formó parte de los héroes que a
partir de la Campaña de Guayana en 1.817, el
Libertador Simón Bolívar llamó los
"Bravos de los Bravos de
Colombia".
¿Qué otros militares venezolanos
llevarían ese apellido con el correr de los años,
señor Péinate?
Yo a veces pienso que la unidad de la familia
Liendo, con los africanos que tuvieron en sus haciendas
como esclavizados y que después consanguíneamente
pasaron a formar parte de la misma familia, tanto en las costas
de sotavento como de barlovento, fortaleció al gentilicio
varguista, mirandino y aragüeño en todas sus
dimensiones, dentro del marco social y cultural, si se
quiere.
Esa expresión comunitaria tuvo su mayor esplendor
en el pueblo de Guayabal, a barlovento de La Guaira y
entre las inmediaciones de Chirimena, Río
Chico e Higuerote. La familia Liendo ahora es
muy numerosa en todas las parroquias del Edo.
Vargas.
Tú me preguntaba por algunos militares de esa
familia en este presente y te diré que hay varios de ellos
en el mundo castrense venezolano. Yo creo que tú conoces
al Coronel (GN) Jesús "Chuo" Liendo Liendo,
quien egresó de la EFOFAC en 1.980 y vivió
en las cercanías del Río Piedra Azul en
Maiquetía, ya que sus padres eran originarios de
los pueblos de Chuspa y Guayabal.
En realidad te voy a dar algunos nombres de miembros de
la familia Liendo que egresaron de la Academia
Militar de Venezuela; como de sus puestos de
graduación, nombres de sus promociones y los años
en que se graduaron, y que ahora en estos momentos vienen a mi
memoria:
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