El término bilingüismo, aparentemente
sencillo, encierra un universo tan complejo que se ha convertido
en reto apasionante para sociolingüistas y educadores. En
cierta forma, podríamos decir que la enseñanza de
lenguas, la glotodidáctica, continúa siendo uno de
los temas clave de las reformas educativas y las políticas
lingüísticas. La comprensión cabal del
fenómeno bilingüe requiere la perspectiva del
contacto lingüístico.
Alumnos y profesores tienen, cada vez más, la
oportunidad de vivenciar en el aula el contacto de lenguas no
como teoría, sino como praxis. Hoy en día es
frecuente que la lengua de escolarización de los discentes
sea distinta del castellano. Catalán, gallego, idiomas
romances extrahispánicos como rumano o portugués,
semíticos como el árabe, no indoeuropeos como chino
o vasco, son las lenguas maternas de muchos de ellos.
Heterogeneidad creciente en las aulas, importancia cada vez mayor
de las lenguas extranjeras (especialmente del inglés),
creación de centros y secciones bilingües, de aulas
de inmersión lingüística, etc. La realidad
educativa actual ha cambiado. Los problemas de aprendizaje de
lenguas, sus contactos y transferencias mutuas, ocupan una parte
importante del tiempo escolar.
El estudio de la diversidad y el contacto de lenguas es
una oportunidad para la transmisión de valores
permanentes, como respeto, tolerancia, curiosidad
científica, apreciación del patrimonio natural y
social… Una ocasión para integrar y
socializar.
Lenguas en
contacto
El contacto de lenguas es un hecho universal. En el
mundo existen unas seis mil lenguas y tan sólo doscientos
estados, por lo que irremediablemente en algunos países se
hablan varios idiomas. El encuentro idiomático es
inevitable: las isoglosas no son barreras infranqueables. Las
relaciones de contacto son estudiadas con perspectiva global por
la Sociolingüística. Desde ella podemos comprender
fenómenos como: bilingüismo, sustrato, pidgins,
acentos extranjeros, enseñanza lingüística…
Además, no es lo mismo que el contacto se produzca entre
lenguas, dialectos o variedades dialectales, ni que el contexto
de intercambio sea de bilingüismo o diglosia.
Las situaciones que favorecen el contacto son varias;
por ejemplo, la emigración. El contacto puede ocurrir en
zonas donde se hablan numerosas lenguas (Amazonas); o en
países con pasado colonial (África,
América); o en estados unificados, uno de los cuales
impone su lengua; o en áreas turísticas
(Mediterráneo); o en lugares con relaciones
políticas, económicas, culturales (ONU, Bruselas,
inter-cambios Erasmus, multinacionales).
En la mezcla de lenguas pueden darse distintas
situaciones. Hay mantenimiento lingüístico cuando
ninguna de las lenguas en contacto sufre grandes cambios. Si una
de ellas invade los ámbitos de uso de la otra y la hace
desaparecer (mortandad lingüística), se produce
sustitución lingüística. Si de las dos lenguas
en contacto surge una nueva, se da la fusión o amalgama de
lenguas. Si el uso de las dos lenguas se alterna en determinadas
circunstancias, hablamos de conmutación (incluye al
bilingüismo y la diglosia). Los contactos
lingüísticos se estudian diacrónicamente (por
ejemplo, la sustitución tiene que ver con la acción
de superestrato y sustrato, como en el caso de las lenguas
prerromanas y el latín peninsular) o
sincrónicamente (caso de la
conmutación).
1.1. SUSTRATO, SUPERESTRATO Y ADSTRATO
Estos fenómenos lingüísticos son la
resultante del contacto de lenguas a lo largo del tiempo y el
espacio.
. La lengua de sustrato, que recibe ese nombre por
analogía con las capas geológicas, la forman las
características que un idioma desaparecido deja en la
lengua de sustitución: palabras, hábitos
fonéticos, de entonación, gramaticales… Los
primeros que usaron el concepto fueron Ascoli y Schleicher (S.
XIX).
. El superestrato, concepto de Von Watburg (1933),
define la influencia de una lengua que, teniendo dominios
propios, invade otros sin imponerse en ellos, aunque dejando
algunos rasgos. Por ejemplo, el árabe o las lenguas
germánicas influyeron en el latín
peninsular.
. El adstrato, término reciente creado para
completar los otros dos, acuñado por Valkhoff, designa la
relación de dos lenguas que, por razones de proximidad o
vecindad, se influyen mutuamente. Ej.: el
gallego-portugués, fragmentado luego en gallego y
portugués; los préstamos al español de
lenguas cercanas (italianismos, galicismos, anglicismos,
lusismos).
1.2. LINGUA FRANCA, PIDGIN, SABIR Y
CRIOLLO
La necesidad de intercambio entre culturas diferentes ha
llevado en todo tiempo a buscar soluciones comunicativas, entre
las que destacan: lingua franca, pidgin, sabir y criollo. Todas,
menos la lingua franca, son variantes producidas por contacto de
dos o más lenguas. Ducrot y Todorov las consideran lenguas
mixtas. El término pidgin procede de la
pronunciación en cantonés de bussiness, negocio en
inglés. El pidgin-english o inglés hablado en los
puertos de China formado por vocablos ingleses adaptados al
sistema gramatical chino es la lengua mixta que da nombre a la
categoría.
. La lingua franca o vehicular sirve para propiciar el
intercambio comunicativo entre poblaciones de diferentes lenguas.
Se trata de un idioma o variedad idiomática ya existente
que, por diversas razones, se convierte en lengua de contacto
entre distintas comunidades. El latín en su momento y el
inglés hoy son ejemplos de linguas francas.
. El sabir o pidgin incipiente tiene un valor de
intercambio restringido, pues nace vinculado al comercio, para
favorecer las transacciones. Su gramática no está
bien definida, permite yuxtaposiciones de palabras. Cuando el
proceso de mezcla no se da entre lenguas, sino entre dialectos,
el resultado es una koiné (por ejemplo, el castellano,
habla de transición vasco-románica según el
profesor López García). Si lo que se mezclan son
lenguas, se obtiene el pidgin incipiente.
. El pidgin elaborado es una lengua completa procedente
de una hibridación o mezcla de elementos de distintas
procedencias lingüísticas que compite en igualdad con
los idiomas nacionales, con posibilidades de desarrollar una
literatura de prestigio. Se crea a partir de dos o más
lenguas con necesidades de comunicación que no poseen
ninguna variedad en común. Hay algunos que pasan por la
fase de sabires o pidgins incipientes. Otros, sin embargo, se
convierten rápidamente en pidgins extendidos, como el
papiamento, lengua criolla hablada por los negros de las antiguas
Antillas holandesas, con el 85% del vocabulario de base
española y otros elementos afroportugueses y
holandeses.
. Los pidgins, por definición, no tienen
hablantes maternos. Son soluciones sociales, no individuales,
caracterizadas por normas de aceptabilidad. Cuando se convierten
en lengua principal o única, cuando tienen hablantes
nativos, entonces ya son criollos (del francés
creóle), como el de las Antillas, que da nombre a la
categoría. López Morales añade que «el
criollo es sincrónicamente una lengua más, con
variaciones diatópicas, diastráticas y
diafásicas».
Al principio, la mezcla cultural y racial era
considerada como motor de creación de pidgins, sabires y
criollos. Pero se comprobó que la separación de
hablantes y variedades lingüísticas es más
determinante, pues las lenguas mixtas han proliferado donde
predominó el comercio de esclavos. En África del
Sur se originó un criollo, el afrikaans, a partir de la
lengua de los amos, el holandés. Sin embargo, en la
América hispana, por el trato de provincias que dio
España a las colonias, casi no hay pidgins. Ni los hay en
lugares de intensa mezcla lingüística, como Bruselas,
sede institucional de la Unión Europea, o la ONU, o las
legaciones diplomáticas (en estos espacios, detrás
de la lengua, siempre está la representación
nacional, el poder del estado, uno de cuyos símbolos es el
idioma). Sí los hay, en cambio, en antiguas colonias de
Francia, Holanda, Portugal e Inglaterra.
Manuel Alvar recuerda que el criollo se origina en una
situación especial de bilingüismo, para la
comunicación entre seres que no tienen nada en
común, pues uno manda y el otro obedece. En el caso de
Castilla, la lengua se trasplantó, no se impuso. Quienes
la necesitaron la aprendieron. Hubo un proceso de adopción
de la lengua del conquistador. Por eso en Hispanoamérica
no hay apenas lenguas mixtas, se conservan solamente allí
donde los grupos se aislaron:
. El palenquero (criollo de San Basilio de Palenque,
originario de Angola y trasplantado por la ruta de los esclavos a
Cartagena de Indias, mezcla de kikongo —variedad del
bantú occidental—, portugués y
español);
. El chabacano de Filipinas (o español de tienda
o de trapo, hablado en las islas de Luzón y Mindanao, con
influencia del vizayo, del iloco y del moro);
. El chamorro (también de Filipinas, hablado en
las islas de Guam, Rota y Saipán).
Según López Morales, el proceso de
criollización lleva de las formas simples a las complejas
en tres fases:
1. EI sabir o pidgin incipiente es lengua segunda o
suplementaria para propósitos especiales de
comunicación, lengua de comercio (aunque no todos los
sabires tengan ese origen). Vinculado a las urgencias
comunicativas de una actividad específica, como la
compraventa de ganado, nace con léxico escaso y sintaxis
mínima, depauperada morfológicamente («lengua
india», sin morfología flexional: Mí comprar
vaca', Tú comprar mí, barato, buen precio), aunque
después pueda llegar a un grado de complejidad.
2. El pidgin extendido tiene una estructura
simplificada, con todo más sistemática y compleja
que en la fase anterior. También posee un léxico de
mayor poder referencial.
3. Ya es un criollo e incorpora léxico de la/s
lengua/s dominante/s. Mühlhauser ha demostrado, por ejemplo,
que el léxico del tok pisin de Nueva Guinea procede de dos
lenguas dominantes, el tolai y el inglés:
TOLAI | INGLÉS | TOK PISIN |
otip (techumbre de | on top (sobre, encima | ontop (en lo alto, |
bolo (vientre) | belly (vientre) | bel (vientre) |
López Morales resume el proceso de
criollización así:
jerga (pre-pidgin)
*
pidgin incipiente {pidgin estable, estabilizado,
sabir)
*
pidgin elaborado (expandido, extendido)
*
criollo (con hablantes nativos)
Una jerga puede pasar directamente a criollo, como el
criollo inglés de Hawai. O convertirse en pid-gin
incipiente y llegar de golpe a criollo, como el criollo
inglés de Torres Straits. O atravesar cada fase, como el
tok pisin de Nueva Guinea.
El término crioiloide se aplica no muy
correctamente a variedades de reciente creación como
singiish (inglés de Singapur) y espanglish (inglés
y español hablado por puertorriqueños de Nueva
York).
Un caso especial de lengua mixta creada no por
coexistencia obligada de dos idiomas, sino voluntariamente, es la
que usaban los sabios hebreos para comunicar la verdad a los
sefardíes españoles: el ladino. Idioma sacralizado,
considerado lengua calco (nunca se habló, aunque el pueblo
lo entendía), el ladino tenía forma española
y contenido hebreo. Perduró hasta nuestros días e
incluso proporcionó préstamos a otras
lenguas.
1.3. LENGUAS FRONTERIZAS
En zonas de frontera se pueden encontrar distintas
situaciones: desde el bilingüismo en el que las dos lenguas
en contacto se conservan inalteradas, hasta la creación de
variedades fronterizas a partir de las lenguas-fuente.
En los fronterizos son frecuentes las transferencias
proactivas (de L1, lengua materna, a L2, lengua aprendida) o
retroactivas (de L2 a L1). Por ejemplo, en Sagunto, zona de
abundante inmigración castellana, motivada por la
industrialización, donde L1 =valenciano y L2=castellano,
es retroactivo el mantenimiento de preposición en la
completiva valenciana: Estic content de que hageu vingut <
Estoy contento de que hayáis venido. Y son
proactivos:
. Los calcos preposicionales: Corta el pan en el
cuchillo (no con) < Talla el pa en el ganivet,
. El de partitivo: Si tienes tomates, dame tres de
maduros < Si tens tomates dona-me tres de madures;
. La doble negación: Nadie no lo ha visto <
Ningú no ho ha vist.
Otros ej.: el portuñol, hablado en las zonas de
frontera de España y Portugal; el llanito, hablado en
Gibraltar, con un español fuertemente influido por el
inglés.
1.4. INTERFERENCIA, TRANSFERENCIA Y
CONVERGENCIA
Uriel Weinreich, en Languages in Contact (1953), define
el concepto de interferencia como desvío de la norma en
alguna de las lenguas de los bilingües, el cambio en una
lengua por influencia de otra. Reserva los términos
lengua-fuente (F) para la que produce las interferencias y
lengua-objeto (O) para la que las recibe. Y para explicar
cómo se producen las interferencias, analiza una serie de
elementos lingüísticos y
extralingüísticos: relaciones entre el grupo
bilingüe y el monolingüe, especialización de uso
de cada lengua, actitud hacia el bilingüismo,
separación o mezcla de lenguas en determinados contextos,
tamaño del grupo bilingüe y su homogeneidad
sociocultural. Las interferencias introducen elementos
foráneos y obligan a reorganizar modelos en el nivel
fonológico, morfosintáctico o léxico. Pueden
ser de tres tipos:
. Fonológicas: El hablante de una lengua F
proyecta sus hábitos prosódicos y fonéticos
sobre una lengua O. Por ejemplo, a un español le
costará diferenciar la [s] sorda y la [z] sonora del
francés (poison/poisson, veneno/pescado-,
désert/déssert, desierto/postre), porque en
español no existe esa distinción. A un
francés, en cambio, le costará realizar la
oposición de esquema acentual del español
término/termino/terminó, pues su lengua no es de
acento libre.
. Gramaticales: Las más frecuentes afectan a las
preposiciones. Por ejemplo, a partir de la expre-sión
estaren casa, un español dirá fo be in home, en vez
de to be athome.
. Léxicas: suelen ocurrir por amalgama o
fusión de lenguas. Por ejemplo, para Estoy
constipado, un español tenderá a decir Je
suis constipé (Yo estoy estreñido),
en vez de Je suis enrhumé; para Me has
pisado, dirá Tu m'as pissé (Me
has orinado), en vez Tu as marché sur mes
pieds. Ejemplos como estos explican que, en la
enseñanza de lenguas, se incluyan listas de falsos
amigos.
Otra forma de interferencia es la extensión o
generalización, es decir, el uso de una palabra con
significado general en vez del vocablo de sentido restringido.
Por ejemplo, cuando un español usa el genérico
écrire en vez del restricto taper, para escribirá
máquina. La polisemia también produce
interferencias. Por ejemplo, el verbo llamaren español
sirve en contextos distintos como: «pedir a alguien que
venga», «nombrar», «hacer sonar el
teléfono». Pero el catalán usa distintos
verbos en cada caso:
Español | Catalán |
Llama a X | Crida en X |
Se llama X | Es diu X |
Llaman al teléfono | Truquen al telefon |
Hay también interferencias por sustitución
léxica. Por ejemplo, los catalanes dicen
Llévame esos bolis por Tráeme esos
bolis, sustituyen traer por llevar por interferencia del
catalán en el español.
Los calcos son formas de interferencia léxica que
reproducen en la lengua O el significado de la lengua F por
traducción directa. Así, la expresión
inglesa conscientious objectors se convierte en objetores
conscientes (objetores de conciencia) en traducción al
español; la palabra rascacielos se forma sobre la inglesa
sky-scraper, la expresión euskera hanka sartu se crea a
partir del castellano meter la pata.
En vez de interferencia, el lingüista Clyne propone
el concepto de transferencia, que define como el influjo de una
lengua sobre otra (L1 > L2) que produce estructuras
agramaticales. Por tanto, en la transferencia hay dos premisas:
desvío de la norma y resultado agramatical. Si el
resultado es gramatical, como en los ejemplos siguientes,
entonces hablaríamos de convergencia, no de
transferencia:
. Ejemplo 1: El español puertorriqueño,
por influencia del inglés, usa el gerundio en
función adjetiva (que Emilio Alarcos denomina gerundio del
B.O.E., porque es frecuente en la prosa administrativa
peninsular): decreto nombrando instructor, folios conteniendo
observaciones…. Uso no recomendable, pero
gramatical.
. Ejemplo 2: Los puertorriqueños hacen uso
anglófono de las finales de infinitivo cuando el sujeto de
la subordinada es distinto del de la principal: *EI
propósito de la reunión es para yo dar a conocer mi
investigación < El propósito… es que yo
dé a conocer mi investigación. El ejemplo
está en el límite de lo gramatical, entre
transferencia y convergencia.
. Ejemplo 3: A veces, contextos agramaticales
(transferencias) acaban convirtiéndose en convergencias
tan características que, por frecuentes, podrían
acabar alterando la norma. Por ejemplo, el árabe no posee
sujeto expreso obligatorio, pero por influjo del inglés,
que lo exige, el habla bilingüe angloárabe
empezó a afectarse, añadiendo primero formas de
sujeto en contextos opcionales para el árabe y
convirtiendo después la opcionalidad en obligación,
expresando sujetos allí donde la gramática
árabe consideraba incorrecto.
La perspectiva de Clyne es distinta a la de Weinreich,
pero sus diferencias no son insalvables. Clyne llama
transferencias a las interferencias gramaticales de Weinreich. Y
para las fonológicas y léxicas reserva el nombre de
convergencia. Algunos lingüistas consideran que la
transferencia es fenómeno del habla, no de la lengua, pues
su efecto es de superficie (actuación individual del
hablante), no de sistema.
1.5. PRÉSTAMOS
LINGÜÍSTICOS
Como los calcos, son tipos de interferencia
léxica y existen en todas las lenguas. El español,
por ejemplo, los tiene de distintas procedencias. Se producen por
contacto, sea directo (conversación) o diferido (lectura,
medios comunicativos). Son más propios de zonas urbanas y
se usan (deberían usarse) donde no existan palabras de la
lengua propia. Suelen adaptarse fonéticamente al sistema
de adopción (hispanizarse, en el caso del español).
La asignación de género se hace según las
reglas de la lengua de acogida.
Los préstamos pueden ser positivos y contribuir a
la modernización lingüística y al
acrecentamiento del caudal léxico por importación.
Pero también pueden empobrecer la lengua receptora si se
introducen innecesariamente y sustituyen unidades propias
(sustitución de palabras) o si son muy abundantes o se
usan como palabras-cita, sin adaptación fonética ni
morfológica. Podrían entonces precipitar o anunciar
un estado de moribundia lingüística, con
síntomas como: progresiva desaparición de las
subordinaciones, reemplazo de construcciones analíticas
por sintéticas, ausencia de reacción contra la
lengua invasora, aumento de casos de desvío normativo,
desaparición de antropónimos autóctonos,
apogeo de hipocorísticos de la lengua foránea,
introducción masiva de préstamos sin
adaptación, recurrencia a la lengua extranjera en el
estilo cuidado… El miedo a la muerte lingüística
justifica las campañas o reacciones puristas, miedo que
tiene su fundamento ya que, de las seis mil lenguas que existen
en el mundo, se cree que aproximadamente la mitad
desaparecerán en los próximos años. Muchas
de ellas sobrevivirán como lenguas amenazadas o
minoritarias. Tan sólo hay diez o doce dominios
lingüísticos que tienen asegurada su pervivencia, el
hispánico entre ellos.
1.6. MEZCLA DE CÓDIGOS
Se trata de la mezcla de dos lenguas en el mismo
discurso, como en el habla hispana de Nueva York:
I used to eat bofe y garlic con cebolla, Vino el
week-end, Hablamos for a couple of hours, Mándale un
christma (una tarjeta navideña).
En general, la lengua materna de los inmigrantes cuando
llevan muchos años en el extranjero se ve muy afectada.
Por ejemplo, los españoles que viven en Francia utilizan
palabras como: valijas < valises, maletas; pubela <
poubelle, papelera; batimanes < bátiments, edificios;
descender < descendre, bajar; cuando mismo < quand
méme, incluso, con todo; yetar < jetter, lanzar,
arrojar.
Bilingüismo
y diglosia
Bilingüismo y diglosia son casos concretos de la
mezcla de lenguas, relacionados con el contexto en que aquella se
produce, con interferencias (influencias de una lengua sobre
otra) y conmutaciones (alternancia de códigos en
situaciones de igualdad o dominancia). Ambas palabras significan
etimológicamente lo mismo, «dos lenguas»,
siendo bilingüismo el cultismo latino y diglosia el griego.
Pero en sociolingüística se utilizan en sentido
restricto, como tecnicismos.
2.1. BILINGÜISMO
Las primeras definiciones de bilingüismo se
refieren a su uso individual (por personas que emplean «de
forma alternada dos lenguas», como dice F.
Vallverdú) o social («uso habitual de dos lenguas en
una misma región»). La definición
clásica de Marouzeau, en Lexique de la terminologie
lingüistique (1943) recoge ambos aspectos:
«Cualidad de un sujeto o de un pueblo que se sirve
habitualmente de dos lenguas, sin marcada preferencia por una u
otra». Y Miguel Siguán llama bilingüe a quien
sea capaz de utilizar dos o más lenguas en cualquier
situación con parecida facilidad y eficacia. Pero
¿es realmente posible que un hablante se exprese igual en
dos lenguas sin preferencia por una u otra? Lázaro, en
Diccionario de términos filológicos, vinculó
el bilingüismo a la «Capacidad que posee un individuo
o comunidad de poder usar normalmente dos idiomas. Bernard
Pottier lo definió como la «capacidad de comprender
una lengua distinta de la materna y de hacerse comprender en
ella», diferenciando el uso concurrente (indiscriminado)
del preferencial (elegido en función del tema de debate o
de la situación extralingüística).
Lewandowski, desde una perspectiva social, amplió la
definición: «en sentido más amplio, el
bilingüismo incluiría también la coexistencia
y contigüidad entre el dialecto, la norma y los distintos
sociolectos (bilingüismo social)».
No se trata, pues, del mero uso de dos lenguas, sino
también de las circunstancias en que la elección de
una u otra se produce y de la forma del contacto entre ellas; y,
por supuesto, de la capacidad del hablante para expresarse mejoro
peor en alguna de ellas. Weinreich situó el
bilingüismo en la perspectiva de la mezcla de lenguas y del
plurilingüismo, fijándose en la dimensión
social del fenómeno. Para él, el bilingüismo
se produce cuando dos o más lenguas son utilizadas
alternativamente por las mismas personas sin que la alternancia
sea equilibrada (lenguas dominantes y dominadas).
W. F. Mackey propuso considerar bilingüismo o
multilingüismo no como conceptos absolutos, sino relativos.
Se trataría de especificar en qué aspecto un
individuo es bilingüe o multilingüe, considerando
elementos como:
. Número de lenguas implicadas.
. Tipos de lenguas relacionadas (afines
genéticamente, distintas).
. Influencias fonéticas, léxicas,
gramaticales de una sobre otra.
. Grado de posesión de cada lengua (hablante
nativo, avanzado, debutante).
. Alternancia de lenguas (preferencias según
situaciones, función social de cada una).
El bilingüismo debe estudiarse
sincrónicamente, vinculado a los conceptos de
conmutación (alternancia de lenguas), adstrato
(préstamos) o dominancia. El bilingüismo supone
interacción de dos códigos, A y B, con acciones
recíprocas de interferencia: préstamos,
modificaciones fonológicas, evoluciones macro o
microscópicas.
2.1,1. Tipología
Bilingüismo individual
El hablante bilingüe puede pertenecer a una
comunidad monolingüe, bilingüe o plurilingüe. En
las comunidades multilingües, los hablantes cambian de una
lengua a otra igual que los monolingües cambian de estilo,
adaptándose a la situación comunicativa. La
elección de una u otra lengua, en principio, es
arbitraria, pero en la práctica puede estar regida por
determinaciones de tipo social o institucional. Según
Miguel Siguán, en el bilingüismo individual se
diferencian grados (conocimientos bilingües del individuo,
frecuencia de empleo de cada lengua) y situaciones
como:
. Bilingüismo familiar (el niño está
inmerso en un medio bilingüe en su vida familiar, habla dos
lenguas).
. Familia monolingüe en medio
lingüístico extraño (habitual en los
emigrantes, el sujeto ha de aprender otra lengua después
de la infancia y usarla fuera del ambiente familiar).
. Minoría lingüística
autóctona (por ejemplo, minorías
judías).
. Minoría lingüística inmigrada (por
ejemplo, población china de una ciudad).
Medina López clasifica el bilingüismo
individual por factores:
. Según la relación entre lenguaje y
pensamiento: coordinado (las lenguas se aprenden
independientemente, el sujeto tiene una representación
conceptual para cada una; cuando recibe un mensaje en lengua a,
lo entiende en esa lengua y en ella emite su respuesta);
compuesto o condicionado (una de las lenguas se aprende a partir
de la otra, el hablante tiene una representación
común para ambas; cuando recibe un mensaje en lengua B, lo
traduce primero a A para comprenderlo).
. Según la competencia alcanzada en ambas
lenguas: equilibrado (idéntico grado de conocimiento y
dominio de cada lengua igual que un monolingüe); dominante
(mayor conocimiento de una lengua, generalmente la materna). El
bilingüismo equilibrado es ideal, no se alcanza casi
nunca.
. Según la adquisición de los sistemas:
natural o primario (el sujeto tiene contacto con dos lenguas
desde pequeño); implantado o secundario (adquiere la
segunda lengua por aprendizaje).
. Según la edad de adquisición: de
infancia, de adolescencia o de edad adulta. Dentro del
bilingüismo infantil, hay dos tipos: simultáneo (el
niño aprende dos lenguas maternas a la vez) y consecutivo
(adquiere la segunda lengua a edad muy temprana, pero ha
adquirido previamente la lengua materna).
. Según el uso de los sistemas: activo (utiliza
las dos lenguas) o pasivo (comprende las dos, pero solo se
expresa en una).
. Según la consideración sociocultural de
las lenguas: aditivo (igual prestigio de las lenguas) o
sustractivo (una de las lenguas está desprestigiada y
puede frenar el desarrollo cognitivo del hablante).
. Según la identidad cultural: bicultural (el
bilingüe reconoce su realidad bicultural) o monocultural
(sólo reconoce su identidad de origen).
Karmele Rotaetxe, aunando las tipologías
anteriores, propone una clasificación para el
bilingüismo individual:
. De comprensión: el bilingüe comprende dos
lenguas, pero sólo se expresa en una.
. De comprensión y expresión: comprende y
usa las dos lenguas.
. De comprensión, expresión y pensamiento:
es un bilingüismo completo, activo y coordinado.
En el proceso bilingüe pueden surgir interferencias
entre uno y otro idioma: cambios de acento, uso de calcos
lingüísticos, etc. Distintos motivos pueden hacer que
una lengua se emplee más que otra (por ejemplo, un cambio
de país de residencia), que se vaya olvidando
(bilingüismo dormido), que cambie la actitud del hablante
hacia las lenguas que habla (que la considere superior o inferior
a otra).
Sesquilingüismo
Hockett denominó sesquilingüismo al
bilingüismo pasivo que se da entre hablantes de lenguas
distintas pero parecidas, como el español y el
portugués. Este contacto de lenguas es sólo de
capacidad lectora y puede darse en los individuos, sin que la
comunidad entera sea sesquilingüista. Por ejemplo, un
español puede leer y entender más o menos un texto
en portugués; pero ni puede hablarlo ni comprenderlo
oralmente con la misma facilidad, ni eso implica que todos los
españoles sean iguales en comprensión del
portugués. La base del sesquilingüismo es que la
recepción lingüística requiere menos habilidad
que la producción
Bilingüismo social
La acumulación de hablantes bilingües en un
territorio convierte al bilingüismo en hecho social. El
bilingüismo colectivo es la suma de los bilingüismos
individuales, pero para que una región o territorio sea
considerada bilingüe debe haber un número suficiente
de hablantes que lo sean, aunque no es imprescindible que todos
sus hablantes sean bilingües. Por otro lado, los individuos
no se convierten en bilingües por azar, sino porque se
encuentran en una situación familiar o social que impulsa
a ello. De manera que hay relación causa-efecto entre
sociedades e individuos. Las perspectivas psicológica y
sociológica son, así, solidarias. Entre las razones
para la existencia del bilingüismo social, se han apuntado
las siguientes:
. La ocupación (efímera) o la
colonización (más duradera) producen un efecto
bilingüe. Ej.: la romanización, la
hispanidad.
. El comercio: la necesidad del intercambio de productos
puede llevar a los monolingües a adoptar una segunda lengua.
Hoy en día, la lengua comercial internacional es el
inglés, lo que empuja a un aprendizaje cuasi obligatorio
de aquél.
. La superioridad demográfica: allí donde
una lengua es mayoritaria, la población monolingüe,
de otra lengua minoritaria, se verá impulsada a dominarla
también.
. El poder, el prestigio y la riqueza que representa el
grupo social dominante lleva a aprender su lengua.
. La expansión territorial y la ascendencia de
una lengua (razones no lingüísticas) son factores
clave que determinan: número de hablantes, poder
político, económico, comunicativo, cultural,
audiovisual…
. La escolarización puede empujar a favor de un
modelo monolingüe, bilingüe o
diglósico.
. La influencia económica y tecnológica
pueden llevar al hablante a aprender una segunda lengua,
vinculada al poder y solicitada en los círculos
internacionales.
. La religión, hoy en día ha perdido
protagonismo, pero ha jugado un papel importante. El cristianismo
favoreció la expansión del latín y la
evangelización de América extendió el
español.
. Los medios de difusión (TV, radio, cine,
prensa, telecomunicaciones, agencias de noticias) han adquirido
gran importancia.
Todo esto nos lleva a pensar que las relaciones de
lenguas en las zonas bilingües siempre son delicadas y dan
lugar a modelos más o menos conflictivos de convivencia.
Hay países con tradición bilingüe muy
arraigada, como Bélgica (donde conviven flamenco y
francés), Canadá (francés e inglés) e
Irlanda (inglés y gaélico). El bilingüismo
ideal consistiría en la utilización indistinta de
dos lenguas en cualquier contexto, lo que, en líneas
generales, debería corresponderse con un biculturalismo
convivencial.
En cuanto a los tipos de bilingüismo social, hay
principalmente dos: el bilingüismo instrumental, en que se
utiliza una de las dos lenguas con fines pragmáticos (la
relación con los otros), y el integrativo, que
añade al uso pragmático una identificación
cultural con la lengua utilizada.
En España se ha avanzado hacia el
bilingüismo integrativo con la Constitución, pero
históricamente ha habido momentos de diglosia o de
bilingüismo conflictivo, puesto que en determinados momentos
la utilización de lenguas no castellanas fue reprimida por
el poder, por ejemplo, con la Ley Moyano de 1857, que obligaba a
impartir la enseñanza en castellano
2.2. DIGLOSIA
El helenista Pernot fue el primero en acuñar, en
francés, el término diglosia para aplicarlo a la
Grecia clásica. En 1959, Charles Ferguson lo
refirió a la situación lingüística en
la que existen una variedad alta, culta, utilizada en la
comunicación formal (literatura, religión,
enseñanza, administración) y una variedad baja,
popular, de uso coloquial y familiar, relegada a la oralidad.
Para Ferguson la diglosia se producía dentro de la misma
lengua, como ocurrió en Grecia con el griego
clásico y el demótico, o en Roma con el
latín culto y el vulgar, o en el Islam con el árabe
clásico y el popular. Pero otros lingüistas,
principalmente Gumper y Fishman, han ampliado el concepto al
observar que la diglosia también se puede dar entre lengua
y dialecto, como sucede con el español y el andaluz; o
entre estándar y criollo, como en el caso del
francés y el criollo de Haití. Según
Ferguson, hay dos condiciones que favorecen la diglosia entendida
como el uso discriminado de dos variedades de una misma
lengua:
. La existencia de un corpus literario o
sagrado.
. Un alto índice de analfabetismo.
Para él, la diglosia es un caso de extrema
contracción funcional que sucede en un territorio cuando
diferentes modalidades de una lengua se especializan en unas
determinadas funciones de uso, privilegiándose una sobre
la otra. Usos que están muy relacionados con la
diafasía, o estilo adecuado a un contexto (aspecto
individual), y con la diastratía, o grado de
instrucción y/o estrato social del hablante (aspecto
colectivo).
La diglosia es un concepto social, pero tiene
repercusiones individuales en los hablantes. Un bilingüe es
capaz de expresarse en dos lenguas oralmente y por escrito,
aunque una de ellas predomine en un momento dado o en una etapa
concreta de la vida. Pero un diglósico no tendrá la
misma facilidad para expresarse en ambos idiomas y dará a
cada uno una función diferente. La diglosia tiene mucho
que ver con el prestigio y el contexto sociopolítico. En
fundón de ello, se establece la distribución de
sistemas en determinados ámbitos, se imponen relaciones de
dominación, imposición, restricción,
prohibición… Un código dominante y otro
restringido. Uno se ofrece como norma. El otro, como
pseudocódigo. Uno es demonizado, incluso se reniega de
él; vive en un estado de dialectalización,
utilizado sólo en usos orales. El otro, sacralizado, se
enseña en la escuela, es la lengua del gobierno y los
tribunales, de la literatura y el arte; se usa para fines
formales, religiosos, ceremoniales. La lengua prestigiada acaba
siendo el código de lo oficial, el que nadie usa en una
conversación relajada, el que a nadie pertenece como
idioma materno porque, adquirido en la educación formal,
termina por ser una lengua-modelo, inalterable al paso del
tiempo; un código tan altamente formalizado (con
gramática, ortografía, reglas de escritura,
terminología amplia y precisa, tecnicismos, cultismos…)
que cohíbe la creatividad. Sin embargo, es la variante del
prestigio y del poder, y por eso despierta anhelo
lingüístico, porque poseerla significa acceder a los
cargos políticos, culturales, etc.
En una situación diglósica, con una lengua
muy prestigiada, superior, el individuo difícilmente
podrá abstraerse de la cuestión
lingüística y tendrá que tomar alguna postura.
Estas son, grosso modo, las que pueden darse:
. Aceptación: el individuo acepta como normal la
situación diglósica, con mayor razón si
todos los que conviven con él lo hacen igualmente. En la
medida en que no discuten su situación de inferioridad
colectiva, la diglosia no resulta problemática.
. Intento de identificación: el individuo intenta
identificarse con el grupo preponderante y trata de asumir la
lengua dominante como propia. Puede sentirse satisfecho o
inseguro con esta situación. En caso de inseguridad, puede
llegar a una conciencia de inferioridad, angustia, fracaso,
incluso complejo de culpa.
. Fidelidad a la primera lengua: la decisión
puede ser satisfactoria o problemática (cuando el
individuo queda resentido contra su propia lengua por las menores
posibilidades que ofrece).
. Ambigüedad: actitud del que no se decide a tomar
partido y oscila entre la identificación con la lengua
dominante y la defensa de la primera lengua; en esta
situación, más aún que en las anteriores, el
individuo tiende a atribuir a su situación bilingüe y
bicultural la raíz de todos sus fracasos.
López Morales considera que la diglosia es un
ejemplo extremo de estratificación social de las lenguas o
de jerarquía lingüística.
2.2.1. Relaciones entre bilingüismo y
diglosia
J. A. Fishman amplió el concepto de diglosia
aprendido en Ferguson, considerando que no tenía por
qué producirse solamente entre variedades de una misma
lengua. Para él, en la diglosia podían entrar dos o
más lenguas y no era necesario que el código B (o
segundo) estuviese constituido por lectos, registros o variantes
de A (código primario). Podía incluso tratarse de
lenguas completamente distintas (como en el caso del vasco y el
castellano), utilizadas en contextos bien diferenciados. Esta
concepción amplia de la diglosia como contacto de lenguas,
de lenguas y dialectos, de variedades lingüísticas o
de registros diferenciados, utilizados con un criterio claro de
diferenciación funcional, permite suponer que el
fenómeno diglósico está presente en todas
las comunidades lingüísticas. Según Fishman,
la relación entre bilingüismo y diglosia puede dar
lugar a varias situaciones:
. Comunidades con bilingüismo y diglosia: son
comunidades grandes y complejas, con generaciones
monolingües, pero que las instituciones gubernamentales,
educativas, religiosas o laborales convierten en bilingües.
Ejemplo: el uso del español y el guaraní en
Paraguay.
. Comunidades con diglosia y sin bilingüismo:
comunidades lingüísticas con diferencias
socioculturales difíciles de traspasar, donde la clase
alta habla una variante ininteligible para la clase baja.
Sería el caso del ruso en la época de los zares,
cuando el francés fue tomado como modelo del buen
hablar.
. Comunidades con bilingüismo y sin diglosia: son
comunidades que usan las dos lenguas arbitrariamente, sin normas
prefijadas, por eso no hay diglosia.
. Comunidades sin diglosia ni bilingüismo: casos de
comunidades muy pequeñas, sin ningún con-tacto con
otras, aisladas y no diversificadas. Algo poco frecuente y casi
impensable hoy.
Cabe decir que las relaciones bilingüismo-diglosia
pueden variar en un mismo territorio a lo largo del tiempo. Es
decir, tienen desarrollo histórico. Por ejemplo,
Badía i Margarit ha estudiado la situación de
diglosia vivida por el catalán respecto del español
durante el franquismo, pero actualmente la situación ha
evolucionado hacia el bilingüismo, con la
Constitución, el Estatuto de Autonomía, las leyes
de normalización…
2.2.2 Bilingüismo en el área
española
En el caso de España, hay varias lenguas
cooficiales; desde la promulgación de la
Constitución de 1978, de ahí que el contacto entre
castellano, catalán, gallego y vasco suela estudiarse bajo
la rúbrica del bilingüismo, reservando el concepto de
diglosia para el encuentro entre lengua y dialecto o entre
dialectos.
Revisando los distintos currículos de
educación de las CCAA, en la relación de contenidos
de Lengua y Literatura, se puede observar un punto común
en todos ellos: reconocimiento de la realidad plurilingüe de
España y valoración del plurilingüismo como
fuente de reconocimiento personal y colectivo.
2.3. LA EDUCACIÓN BILINGÜE
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