Siguiendo a Martín Ross, esta visión no
solamente surge de que Evita tenía "hazañas"
(había triunfado como mujer, como política,
hacía obras de bien con los más necesitados, etc.),
sino de una conexión especial entre Evita y sus
seguidores, los descamisados. Cuanto más valiosa era su
líder, más orgullosos podían estar ellos de
sí mismos. Su sola presencia los enaltecía a ellos,
porque representaba un cambio en los valores.
Esta conexión especial, posibilitaba que ellos
disfruten de los vestidos, las joyas, y los lujos de Evita: ellos
querían ver que "su Evita" era más elegante,
más linda, y más exitosa que cualquier otra
persona, ellos querían confirmar que era
extraordinaria.
"…Nacida para sirvienta, o a lo sumo para
actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su
lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca
ellos decían y maldecían. Además Evita era
el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al
desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y
colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras
postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían
estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita
luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos
de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo
celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado
por sus atavíos de reina" (Eduardo
Galeano)
Perón había visto, con habilidad
política, en los sindicatos y en las masas trabajadoras,
un protagonista que sería relevante en los siguientes
años, se adelantó como visionario, y de esa manera
se catapultó a la cumbre del poder. Todas habilidades de
un excelente político.
Sin embargo, Evita sentía en las sangre estas
cosas, ella -como habíamos visto- ya estaba ubicada en la
posición que Martín Ross denomina de "rebelde"
frente al "Mapa de la Autoestima" (sin perjuicio de que hacemos
una aproximación superficial, para comprender bien las
distintas posiciones frente al Mapa de la Autoestima y distintas
personalidades, según Martín Ross habría que
hacer otro trabajo, así como también los distintos
líderes). Al ser una "rebelde" había decidido ir ya
contra los valores de ese Mapa de la Autoestima Social, enfrentar
el desprecio de las mentes conservadoras, e incluso tratar
furiosamente de cambiarlo.
Ella lo "sentía" de verdad a lo que decía,
y -en sus sentimientos- se propuso utilizar su lugar de
relevancia para encarnar todo un cambio en los valores de aquel
momento.
Aquellos que antes eran los orgullosos abanderados de la
Argentina – los "verdaderos" criollos, los que se sentían
los artífices de la Argentina, los que despreciaban a
inmigrantes tildándolos de trepadores, y de ambiciosos-,
ahora, en los discursos de Evita, pasaron a convertirse en "la
oligarquía", merecedora del descrédito
máximo.
La "oligarquía" -que se había sentido
pretendido sentir representada en el gaucho Martín Fierro,
que se veía como la verdadera representante del ser
nacional- ahora iba a ser tildada de "traidora", "cipaya", y
servil a los intereses del imperialismo
norteamericano.
Este tipo de discurso es muy emocional. Por eso, puede
provocar encendido rechazo en quienes se sienten ligados a esa
"oligarquía", y también encendida adhesión
por parte de quienes sienten que no lo están y necesitan
desmerecer y desprestigiar a esa "oligarquía". Es que la
envidia también es una potencia muy poderosa. Sin importar
si es verdad o no lo que dice, tiene un impacto de
psicología social muy importante, capaz de levantar
corrientes de admiración hacia Evita.
En una discusión política los
contendientes nunca se ponen de acuerdo sino que espadean con los
argumentos intelectuales, pero lo único importante es lo
emocional. Y, de la misma forma, tenemos dos relatos
antagónicos: uno que ubica a las familias de clase alta
criolla como "la aristocracia" que pudo construir una gran
Argentina, y otro que las señala como la
"oligarquía" que es "entreguista", traidora al
país, ladrona de pueblo, y cipaya del imperialismo. Nunca
se van a poner de acuerdo dos argentinos que discuten con
argumentos intelectuales sobre este tema: lo importante es lo
emocional, y esto encarna un fuerte cambio en los
valores.
Para Evita esa oligarquía se debería
parecer muchísimo a la familia "legal" de su padre que por
tener esas hazañas de la clase social tanto la
habían discriminado y despreciado. Ella lo sentía
de verdad a lo que decía, y, de sus años de actriz,
había aprendido lo importante que es utilizar los propios
sentimientos para generar interés en la audiencia. Para su
audiencia, estas palabras no eran abstractas, sino que cada
argentino que la escuchaba podía acordarse de alguien en
concreto, de alguien que por considerarse de "alta clase" lo
despreció, lo miró de arriba, lo discriminó.
Es que, cuando Evita hablaba, el clasismo estaba a la orden del
día, y era una realidad de las relaciones cotidianas de
los argentinos de aquel entonces.
La realidad sociológica de entonces, estaba
integrada por muchos" medio pelo" ( citando a Jauretche), que
para fingir que integraban la admiraba clase alta, sobreactuaban
su desprecio, discriminación y mal trato a los que
veían como "clase media" o "clase baja". Entonces era una
realidad cotidiana de los argentinos, el desprecio y la
discriminación de parte de quienes se veían como
"la clase patricia", y desde ahí que el mensaje de Evita,
se conectaba con lo profundo del alma del pueblo, despertando
hacia ella admiración o, como le gustaba a ella decir,
"fanatismo": Este medio pelo, en la conducta frente al Mapa de la
Autoestima Social que Martín Ross denomina "Actitud
Individualista" (querer adaptarse al M.A., ubicarse cerca de las
hazañas), se traslucía en personas que, para sentir
que estaban ubicadas lejos de la zona de las anti-hazañas
(ser grasita, ser chusma, ser inmigrante, ser cabecita negro),
reforzaban su arrogante desprecio y maltrato hacia quienes se
despreciaba.
Por eso verla a Evita, tan rubia, tan exitosa, tan
poderosa, tan triunfante, tan influyente, tan bien vestida, tan
rodeada de lujos y de joyas, era para estos millones de
argentinos que todos los días eran maltratados,
despreciados o discriminados… una venganza (siguiendo a
Galeano).
Y, en esta "oligarquía" odiada, en esta
oligarquía que encarnaba todo lo malo, surgió uno
de los conceptos más importantes para entender al
peronismo: "los gorilas" y el "gorilismo". Es la forma despectiva
de referirse a aquella anterior aristocracia patricia, que ahora
se denominaba "oligarquía", y que, en la visión de
Evita, representa todo lo malo para el país y para el
pueblo, y, esencialmente, son malas personas, son
egoístas, son traidoras a la patria. Jauretche luego
observaría en las clases medias una tendencia a fingirse
gorilas (Actitud Individualista frente al Mapa de la
Autoestima Social), que lleva a los "tilingos" a de despreciar el
país para sentirse europeo, despreciar la industria
nacional, despreciar todo lo local en un intento de lograr "pose
de clase alta". Más tarde se diría que es gorila
todo aquel que es enemigo del peronismo.
En el blog "sociología amigable" leemos "Para
nosotros el gorilismo y por extensión los gorilas se
caracterizan esencialmente por ser la máxima
expresión vital de lo anti-nacional,
anti-democrático y anti-popular" Ello demuestra la
vigencia del término, así como del peronismo, y del
carisma de Evita.
Ella, tal vez de forma natural intuitiva o de manera
pensada, sabía que estaba proponiendo un cambio de
valores. Así respecto de la sociedad de beneficiencia,
Evita dijo:
"Lo que más me indignaba al principio de la
ayuda social, era que me la calificasen de limosna o
beneficencias. Ambas son para mí ostentación de
riqueza y de poder para humillar a los humildes"
(Evita)
Es decir no se preocupaba solamente por ayudar a los
humildes sino los valores. No debía ser una "ayuda" porque
eso descalificaba a los beneficiados, sino que -más bien-
debía ser un derecho de estos últimos, algo que
genuinamente les pertenece, y solo de esta manera es que no se
les da recursos sino que también se les da
orgullo.
"…Pero nuestra oligarquía, que siempre
se vendió por cuatro monedas, no cuenta en esta
época con que el pueblo está de pie, y que el
pueblo argentino está formado por hombres y mujeres dignos
capaces de morir para terminar de una vez por todas con los
vendepatria y con los entreguistas (…) Ellos [los oligarcas] no
perdonarán jamás al general Perón por haber
levantado todo lo que desprecian: los trabajadores, que ellos
olvidaron; los niños y los ancianos y las mujeres, que
ellos relegaron a un segundo plano".(Evita)
Ahí está claramente señalado el
colectivo que ella viene a vindicar, que lo viene a llenar de
orgullo, y le viene a dar un lugar nuevo y heroico en la historia
de Argentina, y, para eso, desplaza de aquel pedestal a la
antigua aristocracia patricia -que se presentaba como la creadora
de la Argentina del centenario- y la arroja al injurioso y
vergonzoso lugar de ser considerados los "vende patria", "la
oligarquía", los que traicionan a la Argentina, los que
"entregan" y perjudican el país.
"Por eso, porque sigo pensando y sintiendo como
pueblo, no he podido vencer todavía nuestro
"resentimiento" con la oligarquía que nos explotó.
¡Ni quiero vencerlo! Lo digo todos los días con mi
vieja indignación descamisada, dura y torpe, pero sincera
como la luz que no sabe cuando alumbra y cuando quema. Como el
viento que no distingue entre borrar las nubes del cielo y
sembrar la desolación en su camino. No entiendo los
términos medios ni las cosas equilibradas". (Evita.
"Mi mensaje")
Se puede apreciar que esos mismos trabajadores urbanos
que en el "Mapa de la Autoestima Social" anterior eran
vistos como los cabecitas negras, los inmigrantes, los
no-argentinos, los trepadores, -y condenados a respetar a las
familias antiguas, que representaban el bien y todo lo puro-, en
este nuevo "Mapa de la Autoestima Social" que
proponía en su persona Evita tenían un lugar mucho
más honroso, mucho más digno de respeto, mucho
más digno para estar orgullosos de sí
mismos.
En estos cambios de valores, según la
teoría de Martín Ross, y en lo que se llama la
Actitud Política, se construye un líder
carismático, porque los seguidores necesitan -para estar
más orgullosos de sí mismos- idolatrar, admirar,
endiosar, amar, al líder de manera tal de empujar este
cambio de valores, y el surgimiento de este nuevo "Mapa de la
Autoestima Social".
"El capitalismo foráneo, el capitalismo
foráneo y sus sirvientes oligárquicos y
entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de
doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos"
(Evita)
En sentido, cabe destacar la pasión y el fuego de
Evita, que se remonta a su claridad para expresar sus
sentimientos – tras ejercicios de declamar poesía en su
infancia y adolescencia y luego en su carrera de actriz-, como
así también en el hecho de haber sufrido ella misma
la injusticia de la discriminación y el desprecio de parte
de quienes estaban ubicados en la zona de "las hazañas" en
el Mapa de la Autoestima, es decir, la familia legal de su padre
que tanto desprecio podía sentir por la anti-hazaña
de Evita de ser hija ilegítima, según su partida de
nacimiento.
Desde esta óptica de "la pasión" que
sentía Evita, cobran sentido las palabras de Gramisci
hablando de los partidos demagógicos, cesaristas, o
carismáticos.
"Ser apasionados significa tener el don de apasionar
a los demás. Es un estimulante formidable. Esta es la
ventaja de los partidos carismáticos sobre los otros,
basados en un programa bien definido y en los intereses de clase.
Es cierto, sin embargo, que la duración de los partidos
carismáticos está regulada con frecuencia por la
duración de su impulso y de su entusiasmo, que tiene a
veces una base muy frágil. De allí que veamos en
los partidos carismáticos la tendencia a apoyar sus
valores psicológicos sobre las organizaciones más
duraderas de los intereses humanos." (Gramisci)
Y Evita era apasionada, apasionada sobre todo en su
ímpetu por llenar de descrédito y vergüenza a
las altaneras personas que, en aquel momento, contaban con "la
hazaña" de pertenecer a la pretendida clase
patricia…ahora pintada como la oligarquía
entreguista, en un nuevo orden, nuevo sistema de
valores.
"…) El capitalismo foráneo y la
oligarquía se llenaban la boca con la palabra libertad
para poder encadenarnos más fácilmente (…) Todo
lo que constituye dar un paso adelante en bien del pueblo y en la
ampliación de su bienestar, es como un toque de llamada
que vuelve a juntar a todos nuestros enemigos y los hace marchar
contra nuestros anhelos de hoy, como marcharon contra nuestras
reivindicaciones de ayer, del brazo del imperialismo"
(Evita)
Explica Laclau que el liberalismo no podía
responder ni procesar con éxito las demandas de las masas
proletarias, y la crisis se evidenció, sobre todo, a
partir de Yrigoyen… y la ruptura empujada por los
nacionalistas elitistas de Uriburu. No olvidemos que el golpe de
Uriburu fue en parte de la oligarquía, pero de una
oligarquía que se sentía nacionalista, dueña
de la verdadera Argentina, mientras que el peronismo de Evita,
iba a construir un discurso completamente distinto al
señalar de "traidores" "entreguistas" y "cipayos" a esa
oligarquía.
En el populismo, según Laclau, hay una serie de
demandas heterogéneas que cristalizan alrededor de ciertos
símbolos. Y esos símbolos, con mucha frecuencia,
son el nombre de un líder.
En América Latina, el liberalismo fue la forma
política de organización de los estados nacionales
como estados oligárquicos de base clientelística. Y
su capacidad de absorción de las demandas
democráticas de las masas fue limitada.
Cuando esas demandas emergen en forma populista en los
años 20, 30, 40, adoptan formas esencialmente
antiliberales. En el Peronismo, encontramos esta forma de
populismo: consecuencia del fracaso de los estados liberales para
poder procesar con éxito las demandas de los
pueblos.
Sin embargo, estas razones materiales, y
políticas que explican la aparición de
fenómenos como el peronismo, tal vez estén
más cerca de la lógica del astuto político
que era Perón… pero no llegan a explicar, en toda
su dimensión, el carisma de Evita que era más
profundo e irracional. Ella, había logrado contagiar su
"fuego" al pueblo, había logrado despertar sentimientos
largamente pisoteados por valores imperantes, y había
logrado generar, como a ella misma le gustaba, "fanatismo". Ese
mismo "fanatismo" que, según escribe Evita en Mi
Mensaje, era tan importante y valioso para liberación
de los pueblos.
Y todo ese capital político, todo ese liderazgo,
que surgía del carisma de Evita, ella se lo entregó
a Perón, fortaleciendo y complementando su influencia, y
su importancia en la historia de Argentina.
"Y si pudiera elegir entre todas las causas del
mundo, elegiría la infinita gracia de morir por la causa
de Perón, que es morir por ustedes. Porque yo,
también, como los compañeros trabajadores, soy
capaz de morir y de terminar el último momento de mi vida,
con nuestro grito de guerra, un grito de salvación: la
vida por Perón". (Evita)
Conclusión
Evita fue una verdadera líder carismática,
y su carisma -siguiendo a Weber– lo notamos en que sus seguidores
la veían como una persona fuera de lo común,
distinta a los demás.
Ella encarnó un cambio en el "Mapa de la
Autoestima Social" de la Argentina, y los más
humildes, desposeídos, trabajadores, inmigrantes,
descamisados -al mismo tiempo que las mujeres- "descamisados"
fueron los grandes beneficiarios de estos nuevos
valores.
Como mujer impulsó cambios profundos en la
sociedad, y conquistó para las mujeres espacios que antes
estaban reservados únicamente para los hombres.
Su carisma es tan importante que no ha caído con
los años sino que se mantiene, como un mito viviente, y da
ocasión a discusiones actuales entre sus partidarios y sus
detractores.
Evita sin lugar a dudas es la figura política
femenina de más proyección de América
Latina, y una de las más importantes del mundo.
Ejerció un enorme poder en su momento de esplendor, siendo
una de las personas más queridas y más odiadas. No
obstante a ello, su carisma, su personalidad como líder,
tiene una historia, que se puede rastrear en sus orígenes,
en su infancia, en su particular temperamento, en sus
sueños, y en su estilo.
Bibliografía
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Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el estado
moderno. El moderno príncipe. Juan Pablo Editor.
1975. Mexico.
2-Max Weber, Escritos Políticos, Alianza
Editorial. 1991. Madrid.
3-Max Weber. Economía y Sociedad, Fondo
de Cultura Económica. 1994. México.
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mi vida. Editorial Peuser. 1952. Buenos Aires.
5- Eva Perón. Mi mensaje.
Editorial Tolemia. 2012. Buenos Aires.
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política. Editorial Punto de Encuentro.2009. Buenos
Aires.
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Mexico.
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9- Ernesto Laclau. La razón
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2006. Buenos Aires.
10- Eduardo Galeano. Memorias del
Fuego. Editorial Siglo XXI. 1990. México.
11- Hugo Gambini. Historia del
peronismo, el poder total (1946-1952). Ediciones B. 2013.
Buenos Aires.
12- Ernesto Laclau. Chantal Moufe.
"Hegemonía y estrategia socialista". Editorial
Fondo de Cultura Económica de España S.L. 2006.
Madrid.
13- Arturo M. Jauretche. "El medio pelo
en la sociedad argentina". Editorial corregidor. 1996.
Buenos Aires.
14- Sigmund Freud. Psicología de
las masas y análisis del yo, Editorial Americana.
1924. Buenos Aires
15- "Gorilas en la sombra: parte I, el
gorilismo" En http://sociologia-amigable.blogspot.com.ar/.
Ricardo Luis Toledo.
Autor:
Maria Chevallier
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