Manejo de la Agresividad en el Aula: ¿Cambio de actitud en el docente?
- Introducción
- Desarrollo
- Lineamientos actitudinales del
docente - Pensamiento proactivo
antiviolencia - Conclusiones
- Referencias y
bibliografía
Introducción
El presente documento tiene como fin aportar una
propuesta de actuación con respecto al problema de la
gestión de la agresividad en el aula, mediante la
motivación y ampliación de la perspectiva del
lector en cuanto a la adquisición de una actitud
proactiva, la cual no depende de un cambio externo y fortuito en
el ambiente escolar, sino que se enfoca al establecimiento de una
postura de actuación positiva por parte del docente que
posibilita la ocurrencia de dicho cambio.
En la primera parte del escrito se abordan los conceptos
de Agresividad y Violencia con el propósito de clarificar
sus diferencias y ayudar a comprender sus alcances ya que la
correcta identificación de los términos constituye
la base de su gobernabilidad.
La segunda parte o sección medular de este
trabajo: Lineamientos Actitudinales del Docente, ofrece cinco
aspectos cuyo ejercicio y observación resulta fundamental
e indispensable, en la opinión de quien escribe, para
alcanzar los objetivos de erradicación de la violencia en
el aula.
La tercera parte: Pensamiento Proactivo Antiviolencia
incluye un ejercicio de pensamiento lateral que permite por un
lado mostrar la reacción que como seres humanos tendemos a
adquirir ante la ocurrencia del conflicto y por otro explica como
la creatividad y la correcta canalización de la
energía mental, puede llevarnos a sacar provecho
aún de las situaciones que de manera inicial pueden
parecer totalmente adversas e imposibles de resolver.
Finalmente en las conclusiones se realiza un recuento de
los aspectos más importantes tratados en el desarrollo del
tema así como de la relevancia de llevar a cabo la tarea
de gestión de la agresividad.
Desarrollo
El aula de clases es sin duda un espacio donde convergen
personas de muy diversos intereses, niveles de madurez,
trasfondos familiares y sociales. Esta heterogeneidad así
como la necesidad de interacción entre sus miembros,
constituyen factores de generación de conflictos, los
cuales si no se abordan de manera adecuada dan lugar a
comportamientos violentos.
Con frecuencia los términos: agresividad y
violencia se usan indistintamente, sin embargo conviene
comprender su connotación a fin de elegir el curso de
acción más adecuado para canalizarlos o hacerles
frente. Pilar Muñoz explica ambos
términos:
Agresividad implica la voluntad de causar daño a
sujetos y objetos; pero el sentido completo del término lo
da el reconocimiento de su capacidad "dañina" por parte de
la sociedad. Violencia es por otro lado la parte
patológica de la agresividad, por lo que recomienda No
llegar a ella. (Muñoz, 2013)
Pilar Muñoz también distingue dos
acepciones de agresividad:
La Defensiva, que implica reacción por ira y
miedos.La Premeditada cuyo propósito es la
consecución de una meta, prestigio social o estatus de
poder, sin embargo no tiene como objetivo primordial causar
daño (aunque lo hace).
Cualquier que sea su tipo, corresponde al docente, como
figura de autoridad, intervenir de manera pertinente y eficaz en
la resolución de situaciones de agresividad, pues la
adopción de una actitud pasiva e indiferente, da lugar a
la "malignización" de dichas situaciones y por ende a la
anulación de los objetivos del aprendizaje. En este
respecto Stanley (2014) alerta: "Cuando los profesores no
actúan con rapidez y eficacia para detener el
comportamiento agresivo de un alumno, pueden perder el control de
toda la clase. Algunos estudiantes podrían encontrar ese
comportamiento molesto, pero otros lo verán como una
oportunidad para actuar de la misma manera (…) el profesor
no va a ser capaz de enseñar, y el resto de los
estudiantes no podrá aprender."
Lineamientos
actitudinales del docente
Ante lo planteado anteriormente surge la
pregunta:
¿Podría el cambió de actitud en el
docente ser el antídoto a los eventos que afectan la
convivencia en el aula?
Considero que este cambio de actitud estaría
ligado a cinco factores esenciales que explico a
continuación:
1. Respetabilidad.
Un aspecto actitudinal esencial que en mi opinión
debe caracterizar al docente consiste en ser una figura digna de
respecto por la congruencia que manifieste en el ejercicio de
este valor, en el trato hacia sus semejantes. Al respecto Juan
Vaello comenta: "Para exigir respeto, hay que ofrecerlo" (Vaello,
2011).
2. Integridad.
La capacidad para censurar y eliminar un comportamiento
errado radica en la rectitud del docente. Solo si el alumno es
capaz de reconocer, en quien reprende su conducta, a un individuo
coherente entre lo que es y lo que exige, estará dispuesto
a reflexionar y considerar un cambio en su actuación. De
lo contrario reprimirá su proceder por temor a
consecuencias desagradables o se tornará más
violento; empeorando de este modo las acciones disruptivas que
ejercerá en el futuro, cuando las circunstancias
favorezcan dicha práctica.
3. Preparación continua.
El docente debe tener la disposición de adquirir
una preparación que le permita responder y reaccionar de
manera pertinente, asertiva e imparcial ante conductas de abuso y
agresividad; necesita contar con información que
proporcione una perspectiva amplia del motivo de conductas
erradas, es decir la identificación del tipo de conducta
agresiva con la cual se trata: Defensiva o Premeditada así
como de estrategias adecuadas para hacerles frente, pues la
aplicación de "acciones que han funcionado en otros
tiempos y en otros contextos" no ofrece garantía de
solución a la situación de actual
interés.
Vaello (2011) identifica a la Agresividad Premeditada
como la causa principal de daño a la convivencia y
progreso en el aula. Explica que el trasfondo de quienes buscan
boicotear la clase corresponde a la necesidad de mantener una
autoestima elevada. Argumenta que quienes no logran obtener
protagonismo en las tareas académicas, buscan tenerlo
causando el caos en el aula.
En cuanto a aspectos de preparación, Vaello
indica como esencial la adquisición de la capacidad de
discernimiento que permite identificar la intensidad de la
reacción que debe ejercer el docente ante cada tipo de
situación perjudicial. En ocasiones –explica- solo
bastará una advertencia breve, una mirada; pero en otras
será necesaria una llamada de atención en
solitario, pues hacerlo en público proporcionaría
al disruptivo la oportunidad de menoscabar la autoridad del
profesor.
4. Pertinencia de intervención.
El catedrático debe tener conciencia de sus
limitaciones de actuación, es decir debe identificar
cuándo, la solución de un problema de
comportamiento compete a su función y cuándo
requiere la intervención de otro u otros profesionales. En
este sentido Vaello (2011) establece que lo primero que hay que
determinar es si el comportamiento problemático ocurre
únicamente en la propia clase o en varias:
Si ocurre solo en la propia clase, el docente
podrá como se mencionó en párrafos
anteriores hablar directamente con el alumno, en privado, pero en
caso de que detecte que esto no dará resultado, lo mejor
será que acuda al departamento psicopedagógico de
la institución. Harmer sugiere pedir asesoría a
colegas, coordinadores, directores o a aquellos cuya experiencia
avale un buen consejo (Harmer, 2008).
Cada alumno tiene su lugar de tratamiento argumenta
Vaello. También recomienda formar equipos de docentes, no
actuar solos, en el caso de que la conducta conflictiva se
presente en varias asignaturas, porque la sinergia ofrece la
posibilidad de acertar en la solución al
problema.
5. Transformación del interés
disruptivo.
El profesor debe diseñar clases que capten el
interés de sus alumnos permitiéndoles dirigir sus
energías hacia objetivos provechosos y hacia el desarrollo
de aspectos positivos de su personalidad de manera tal que hagan
innecesarias las acciones correctivas o las minimicen por tratar
con situaciones disruptivas triviales.
Harmer (2008) explica que el comportamiento
problemático rara vez ocurre en salones de clase en que se
brinda a los estudiantes la posibilidad de tener éxito,
porque esto eleva su autoestima y elimina todo incentivo de
comportamiento errado. Además establece que la manera en
que trabajemos en cada lección así como la forma en
que interactuemos con nuestros alumnos contribuirá al
éxito grupal.
La interacción propuesta sin embargo, debe darse
en el marco de respeto, siendo firmes en aspectos indispensables
para la correcta formación de los estudiantes, pero sin
romper la relación con ellos.
Pensamiento
proactivo antiviolencia
Me permito incluir en los párrafos siguientes un
ejercicio de pensamiento lateral llamado Rubíes y
Diamantes, porque sirve a este documento con dos
propósitos, el de mostrar como ante situaciones de crisis
se puede llegar a pensar que la violencia es la única
vía de solución al conflicto y también para
manifestar que es posible analizar la situación de forma
creativa y de este modo aprovechar aun lo que parecería
ser más desfavorable.
Érase una vez una reina viuda que tenía
una hija bellísima. Cierto día llegó al
castillo de la reina, un príncipe muy apuesto, quien se
enamoró de la princesa; el príncipe le
declaró su amor y ella le correspondió. Decidieron
por esta causa pedir permiso a la reina para casarse.
La reina, que era una mujer envidiosa, egoísta y
fea, también quería casarse con el príncipe.
Como era muy rica, el camino en el jardín de su castillo
tenía diamantes y rubíes los cuales junto con toda
su riqueza, ofreció al príncipe para que se casara
con ella. El príncipe rehusó la proposición
y dijo que solo quería contraer matrimonio con la
princesa.
Un día, mientras los tres caminaban por el
jardín, la reina les propuso que el azar decidiera la
situación en conflicto: les dijo que colocaría un
rubí y un diamante en un pequeño cofre. Entonces el
príncipe, debería escoger una de las joyas. Si
tomaba el diamante, podría casarse con la princesa, pero
si tomaba el rubí, entonces tendría que casarse con
ella.
Con suma tristeza pero sin otra alternativa, el
príncipe y la princesa decidieron aceptar el reto. La
reina se detuvo, recogió dos piedras preciosas del camino
y las puso en un cofre, pero el príncipe se dio cuenta que
en lugar de un diamante y un rubí, la reina solo
había colocado dos rubíes; acto seguido
ordenó al príncipe que tomara una joya.
La última solicitud que plantea este reto
consiste en ponerse en el lugar del príncipe, teniendo en
cuenta que no sería posible insinuar que la reina pudiera
haber hecho trampa. (Asociacion Colombiana Pro Enseñanza
de la Ciencia, 2005)
Cuando planteo este reto de pensamiento lateral a mis
alumnos, la primera respuesta que obtengo es: el príncipe
debería armarse de valor y matar a la reina,
después ambos la princesa y el príncipe
deberían huir a tierras lejanas y casarse.
Las causas que llevan a pensar en acciones bruscas
podrían deberse por mucho a la violencia que impera en
nuestra sociedad o tal vez se deban a que recurrimos a mecanismos
de defensa primitivos en primera instancia y después de
acuerdo a la educación, madurez y autodisciplina con que
contemos los vamos regulando.
Cuando comento a mis alumnos que existen alternativas
verdaderamente creativas, favorables, no violentas al problema
del príncipe y la princesa y les pido generar más
ideas en un lapso de tiempo adecuado, llegan a tres tipos de
soluciones cuyo descubrimiento les causa gran
alegría.
La solución más elaborada consiste en que
el príncipe tome una de las joyas y después
fingiendo un accidente la deje caer sobre el camino que contiene
"ambos tipos de joyas", lo cual haría imposible la
verificación de su naturaleza, pedir disculpas a la reina
por este motivo, pero decirle que sin duda su tipo sería
distinto al de la joya que quedó en el cofre, la cual es
una esmeralda, por lo tanto la joya elegida tendría que
haber sido un diamante.
Este tipo de ejercicios no solo ayudan a hacer la clase
más amena, sino que presentan una perspectiva de
evolución mental que transforma debilidades en
fortalezas.
Por lo mencionado anteriormente, corresponde al
docente:
Constituirse como ejemplo de evolución
proactiva ante el conflicto.La Integración de actividades reflexivas para
brindar una perspectiva de acción positiva ante los
retos que ofrece la vida.La implementación de acciones correctivas,
con fundamento teórico, para la canalización de
la agresividad hacia propósitos trascendentes y
valiosos.
Todo esto como el fin de ejercer una labor formativa
integral que ofrezca a la sociedad la posibilidad de
progreso.
Conclusiones
El conflicto será, en todos los casos en que
exista congregación de educandos, la constante a
gestionar. Más aún cuando los medios y la sociedad
dan lugar a conductas permisivas y altamente
violentas.
Hoy en día nuestros jóvenes son testigos
de actos en donde parece triunfar el más feroz e
intransigente, sin embargo esta conducta a la larga, destruye a
quien la ejerce, por ello dependerá de la
preparación y del talento del docente la correcta
orientación de la agresividad hacia fines positivos y de
aprendizaje, en que los alumnos sean capaces de establecer un
diálogo, a fin de dar lugar a convenios en que las partes
en desacuerdo satisfagan en igualdad de circunstancias sus
necesidades e intereses, sin tener que recurrir a la violencia,
porque esto será lo que llevará a nuestra sociedad
al progreso y no a la decadencia.
Para que esto sea posible, se recomienda que el docente
reúna cinco factores actitudinales esenciales:
Respetabilidad que adquirirá a partir del
respeto que él mismo brinde a sus alumnos.Integridad o Congruencia entre su hablar y su
actuar.Preparación o disposición para la
adquisición de nuevas habilidades y conocimientos con
el fin de hacer frente a situaciones de conflicto.Reconocimiento de sus limitaciones identificando la
necesidad de establecer alianzas con expertos, a fin de
erradicar una situación de comportamiento
disruptivo.No dar lugar al conflicto, mediante el diseño
de clases que capten el interés de los educandos a
través de la puesta en práctica de sus talentos
y habilidades, motivando en todo momento sus aciertos y
ayudándoles a resolver sus fallas.
Solo a través de un modelo consistente y firme
representado por la persona del docente, además de las
oportunidades que este brinde para la canalización de la
agresividad hacia fines positivos con evitación de la
violencia, los estudiantes podrán reconsiderar la
posibilidad de un cambio de actitud y actuación en su
diario vivir. Este cambio es en mi opinión el logro
más valioso que el ejercicio de la profesión del
docente puede ofrecer ya que consolida esfuerzos y permite
brindar a la sociedad el tipo de ciudadanos que esta necesita
para su óptimo desarrollo
Referencias y
bibliografía
Asociacion Colombiana Pro Enseñanza
de la Ciencia. (2005). Buinaima. Recuperado el 12 de
Enero de 2014, de
http://www.ethosbuinaima.org/sedbogota/estrategias/unidad%20IV.PDF
Harmer, J. (2008). The practice of
English Language Teaching. Essex England: Pearson Education
Limited.
Muñoz, P. (3 de 1 de 2013).
Psicología y Vida. Recuperado el 1 de 3 de 2014,
de http://psicologayvida.blogspot.mx/
Stanley, K. (2014). eHow en
español. Recuperado el 1 de Marzo de 2014, de
http://www.ehow.com/info_7902134_effects-uncontrolled-aggressive-behavior-classroom.html
Vaello, J. (31 de 01 de 2011).
Universitas Miguel Hernández de Elche. Recuperado
el 5 de 02 de 2014, de
http://www.youtube.com/watch?v=6yZlEsxgEhk
Autor:
Sylvia Santiago Miranda.