Indice
1.
Introducción
2. Desarrollo
3. Maltrato infantil.
4. Conclusión
5. Bibliografía
Violencia… es un fenómeno acerca del cual
tenemos intensas vivencias; es parte de nuestra experiencia
cotidiana.
En ocasiones, en forma invisible, su presencia acompaña
nuestras interacciones diarias. Podría decirse que la
violencia
circula en nuestro entorno.
Nuestra sociedad
está atravesada por la violencia, como toda sociedad de
clases. Se establecen relaciones de poder entre
dominadores y dominados, donde aparece la opresión, el
autoritarismo y la discriminación.
Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras,
asesinatos, torturas, desapariciones, para las cuales se han
buscado diferentes formas de combatirla. Pero existe
también la violencia
intrafamiliar o doméstica frente a la cual nuestra
sociedad no ha encontrado caminos de solución
suficientes.
La violencia se ha hecho algo cotidiano, al punto que sólo
consideramos como tal la agresión física o los
atentados contra la propiedad,
agresiones verbales, " desmanes" en los estadios de futbol o
espectáculos; esto lo observamos a diario en los medios de
comunicación.
Sin embargo la sociedad convive con otro tipo de violencia que se
desarrolla en silencio y por lo tanto no es noticia: mortandad
infantil, desocupación, carencia de buenos servicios
sanitarios, salarios
paupérrimos, escasez de vivienda, etc., en definitiva,
toda la sociedad experimenta la violencia.
La violencia doméstica pertenece a la esfera privada de
cada individuo, pero no por ello es menos importante.
En nuestras aulas, reflejo constante de la comunidad, vemos
niños
que viven en un clima violento en
sus casas, donde es muy probable que ellos mismos sean las
víctimas.
Frente a esta realidad, el ser humano ha desarrollado mitos y
prejuicios para comprenderla, así nos paramos frente a
esta problemática con pre – conceptos que nos impiden
abordar la situación; también nos paraliza el
carecer de respuestas para esta realidad y no conocer el modo de
operar sobre ella para modificarla.
En el aula, lo importante es saber que el docente desde su rol
específico puede desarrollar únicamente una tarea
de prevención primaria, promover el desarrollo de
un entorno de contención y convertirse en guía en
el momento de buscar ayuda; el tratamiento y el revertir la
situación
corresponderá a especialistas
2. Desarrollo
Hacia un concepto de
violencia
La violencia se puede definir como el uso de una fuerza abierta
u oculta con el fin de obtener de un individuo o grupo lo que
no quieren libremente.
El tema de la violencia está estrechamente vinculado al
poder, toda situación de violencia es una situación
de poder.
Al analizar la manera en que se ejerce el poder en la sociedad lo
hacemos desde una concepción jurídica.
Foucault
señala que existen redes sociales en las cuales
el poder circula y que el ejercicio del poder se fue modificando
a lo largo de la historia. Antiguamente se
ejercía el poder sobre la totalidad de la sociedad, pero
al complejizarse la red de relaciones hay
elementos que se escapan a su control; se hace
necesario, entonces, un nuevo mecanismo que controle las cosas y
las personas en cada detalle, de esta forma el poder se ejerce
sobre el individuo y no sobre el cuerpo social en su
totalidad.
Esta técnica de individualización se ve aplicada en
el ejército y en la educación.
En la escuela se hace
cotidianamente uso de técnicas
de mantenimiento
de poder y control del otro sin siquiera notarlo. Al concentrar
cientos de alumnos, se busca la forma de que cada educando este
bajo la vigilancia constante del docente; así aparecen las
notas cuantitativas, los exámenes, los concursos, etc.,
que representan la posibilidad de " clasificar a los individuos
de tal manera que cada uno esté exactamente en su lugar,
bajo los ojos del maestro o en la clasificación –
calificación o el juicio que hacemos de cada uno de ellos"
(foulcault, "Las redes del poder"). Por ejemplo, la
ubicación en fila no es casual, permite individualizar a
cada uno y ejercer un control sobre ellos.
Como en los grupos, en una
clase social, en la sociedad existen mallas de poder y cada
individuo tiene una localización exacta en esa red de
poder.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos
muchas vivencias. Nos rodea y la mayoría de las veces como
una presencia " invisible" acompaña nuestras interacciones
diarias.
En nuestro mundo privado, familia y amigos,
buscamos por todos los medios evitar
que el maltrato circule y nos dañe; pero la violencia se
desarrolla en diferentes ámbitos: social, político,
económico, y por supuesto el familiar. Sin embargo, en
nuestra sociedad, consideramos a la familia
como un reducto de amor en donde
nos parece inaceptable la coerción física o
psíquica.
La violencia doméstica o familiar no es un problema
moderno, pero sólo en las últimas décadas la
sociedad parece preocupada por ponerlo de manifiesto y hallar
soluciones.
El término " violencia
familiar" hace referencia a una situación de poder y
alude a todas las formas de abuso que se dan en las relaciones
entre los miembros de la familia; entendiendo por relación
de abuso toda conducta que, por
acción u omisión, ocasiona daño
físico y / o psicológico a otro miembro de la
familia. Para hablar de violencia familiar, esta relación
de abuso debe ser crónica, permanente o periódica;
en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato
infrecuente o esporádico.
En general la violencia es ejercida sobre los miembros más
débiles de la familia, niños, mujeres y ancianos y
es el adulto masculino quien más frecuentemente utiliza
las distintas formas de abuso. Existen casos de hombres
maltratados, pero constituyen alrededor del 2 % de los
casos.
Las formas de abuso que existen son: físicas,
sexuales o emocionales.
El tema de la violencia familiar es un problema social.
Comúnmente se cree que al desarrollarse en el
ámbito privado de al familia es una cuestión de
cada uno; pero si consideramos que cualquier acto de violencia de
una persona contra
otra es un crimen, este problema deja de ser privado para ser
social; dado que los mismos se proyectan sobre la comunidad con
distintas manifestaciones, respondiendo éstas al origen
del acto sufrido pasivamente. Por ejemplo personas sometidas a
situaciones crónicas de violencia familiar presentan:
debilitamiento progresivo, traduciéndose en enfermedades
psicosomáticas, depresión,
disminución en el rendimiento laboral.
Los niños que prenden en su hogar modelos de
relación violentos tienden a reproducirlos a través
de conductas delictivas o actos de maltrato.
En la mitad de los hogares argentinos se ejerce alguna forma de
violencia; muchas de estas situaciones pasan inadvertidas porque
el maltrato es de índole psicológica no dejando
huellas observables en lo físico. Pero las mismas dejan "
marcas" en lo
psíquico a quienes la padecen.
No debemos de olvidarnos de los medios de
comunicación, que día a día ponen frente
a nosotros su dosis de violencia. Cuando ésta aparece en
filmes es sencillo explicar que no es más que una
película, pero hay otro tipo de violencia que se ejerce
sobre el adolescente, quien en busca de su identidad toma
a veces como modelos esos prototipos de violencia para manejarse
en el medio social en el que actúa.
Es necesario que desde nuestro rol de educadores estimulemos el
desarrollo de una visión crítica frente al manejo
de la información que realizan los medios de
comunicación masiva.
Violencia en la escuela.
Desde hace algunos años vemos como noticia en los diarios
distintos hechos que hablan de la violencia dentro de las
escuelas; todo ha llegado al punto que, lo que antes nos
sorprendía, hoy parece un dato más, una
anécdota más dentro de las aulas.
Para comprender estas situaciones de violencia debemos
reflexionar sobre ellas, teniendo en cuenta el contexto social,
es decir, el marco en el cual se desarrolla la vida de la
institución escolar y las relaciones internas que
existen.
Analizamos en primer término la estructura
interna, las relaciones internas que se dan en la
institución escolar.
Si consideramos que el niño puede estar oprimido dentro
del sistema
educativo, primero debemos comprender esta estructura de
opresión, que no solamente oprime al chico, sino
también al docente, es decir, tomar un abordaje global en
el cual no hay víctimas ni victimarios, no es el docente
el victimario y el niño la víctima.
Una primera mirada nos podría señalar que es el
maestro quien detenta el poder y entonces es el victimario, pero
esto no es así porque " el docente es tan víctima
del sistema educativo como el alumno. El docente está
socializado en una sacralización, en una
idealización del método
educativo, y está excluido en la elaboración de los
planes, está enajenado de su propia necesidad, hay un
discurso del
poder que le marca al docente
un ideal." ( Ana María Quiroga).
Por eso, al hablar de la opresión del sistema educativo no
debemos dejar de lado al docente y tomar únicamente al
niño.
La experiencia cotidiana nos hace saber que en las escuelas
existen relaciones de poder, que hay un desempeño de autoridad de
los directivos y de los docentes, que en muchos casos se sigue
privilegiando el modelo
pedagógico tradicional y que son elementos que tienen que
ver con la dinámica institucional y que pueden incidir
para que la violencia se potencie o para que se produzcan cosas
que hagan lugar a la violencia. Las relaciones existentes dentro
de la institución serán las que favorezcan o
desalienten la existencia de violencia.
Hay escuelas donde los niños están entusiasmados en
diversos proyectos, donde
son protagonistas y partícipes, donde pueden canalizar sus
energías; en estos lugares es más difícil
que aparezcan casos de violencia; pero en otras instituciones
educativas hay sistemas internos
altamente autoritarios, donde podría pensarse que la
violencia no debería existir, pero el día que falta
la figura que representa la autoridad se producen los hechos de
violencia.
La escuela es una construcción social específica y en
cada una de ellas se van a desarrollar prácticas
particulares que van a tener un modelo disciplinario o el modelo
pedagógico que comparte esa comunidad educativa.
Algunas escuelas teniendo en cuenta el contexto en que
están inmersas generan prácticas donde el
niño puede encontrar su propio espacio para el desarrollo
de sus potencialidades. Se persigue que el niño adquiera
diferentes niveles de responsabilidad, teniendo en cuenta sus
posibilidades reales y tendiendo al desarrollo de la
autogestión. Este modelo tiende a que el niño
aprenda a manejar su libertad con
responsabilidad y respetando a sus semejantes, sin perder la
institución escolar su función
normativa. No se trata de generar un sistema permisivo, se apunta
al desarrollo de la responsabilidad.
Lo importante es no descontextualizar al niño, sabemos que
trae aprendizajes previos adquiridos en el proceso de
socialización primaria; en su familia
existen pautas de transacción que vamos a ir conociendo,
que son parte de él.
Conociendo todo podremos buscar el modo de evitar que el
niño entre en conflicto al
presentársele normativas diametralmente opuestas; el
conocer nos permitirá modificar poco a poco la
situación y permitir que ocurran nuevos aprendizajes
paulatinamente.
Si sometemos al niño a una normativa totalmente diferente,
entonces entrará en conflicto y es así como muchas
veces ocurre el fracaso escolar; la escuela no es capaz de
contener en su seno a los educandos, eso tiene que ver con la
descontextualización.
Violencia en la E.G.B.
Si analizamos el fenómeno de la violencia en la escuela
primaria, buscando relación con distintas variables
podemos encontrar a partir de la comparación entre muchos
casos que hay un punto fundamental que los une: la violencia
está estrechamente ligada con la crisis socio
– económica.
La familia al carecer de los medios económicos debe
generar estrategias de
supervivencia para sobrevivir; entendiendo por éstas a las
distintas alternativas que el ingenio popular desarrolla para
sobrevivir, para dar respuesta a sus necesidades básicas.
Por ejemplo, hay familias que viven en la calle,
desmembrándose; los niños van a trabajar a corta
edad exponiéndose a diferentes riesgos.
Niños que alternan el mundo del trabajo con el mundo
escolar, con pautas totalmente opuestas, en su labor de
subsistencia aprende por fuerza conductas violentas que luego
repite en la escuela.
Los comportamientos esperados de él en su familia son los
esperados en la escuela. Es así como entra en
conflicto.
En el mundo del trabajo, en general desarrollado en la vía
pública, ha aprendido a manejar un modelo de
relación distinto, es el modelo del " más fuerte",
del " sálvese quien pueda", del " que pega primero, pega
dos veces"; en la escuela el modelo es el opuesto: " debes ser
bueno", " pórtate bien", cumplir con lo que te indican los
mayores.
Otra diferencia está dada por la recompensa que obtiene en
uno y otro ámbito; fuera de la escuela su recompensa es
material, mientras que en ésta es moral,
abstracta. Es éste otro punto de conflicto, el niño
está acostumbrado a " ver" su recompensa frente a las
conductas.
En síntesis,
el chico que participa de las estrategias de supervivencia
familiares, lo hace la mayor parte del día; el resto del
tiempo
concurre a la escuela, aunque no siempre con regularidad.
Evolutivamente es distinto de los otros niños, su realidad
lo ha hecho madurar distinto, sus preocupaciones y su historia
son distintas.
La escuela sanciona al niño que no actúa de acuerdo
a lo que la institución espera de él. Nuestro
desafía es buscar el camino para lograr que el niño
permanezca en el sistema educativo, mostrándole
alternativas de relación diferentes a la violencia.
Debemos repensar una respuesta pedagógica, en la cual sin
perder lo normativo se articulen las necesidades de los
niños. Por ejemplo, para vincularme con él, no voy
a respetar su necesidad de robar, voy a establecer como norma que
eso está mal, pero sí voy a ayudar a que encuentre
la forma de conseguir recursos para la
subsistencia, diferentes al robo, por ejemplo aprender un
oficio.
Violencia en el Polimodal
En este nivel del sistema educativo también hemos visto el
surgimiento de muchísimos hechos de violencia: violencia
de alumnos a profesores, de profesores a alumnos, de alumnos
entre sí.
Aquí se hace presente el " conflicto generacional".
La creación de este conflicto y su posterior
resolución es la tarea normativa de la adolescencia.
Sin este conflicto no habría reestructuración
psíquica.
Los actos de independencia
o de rebeldía, desde la desobediencia civil hasta la
libertad sexual son frecuentemente:
- El resultado de rupturas violentas de las
dependencias. - Producto de privaciones, tratando así que, a
través de estos actos, el mundo reconozca sus deudas y
le restablezca el marco que perdió en algún
momento de su vida.
Cuando no es así, el grupo que el adolescente
encuentra para identificarse o en el conjunto de individuos
aislados que constituyen un grupo, aparecen estos elementos de la
lucha adolescente: violencia, estallidos, robos, etc. Si nada
ocurre, los miembros se sienten inseguros respecto de lo real de
su protesta. Si en cambio el acto
es visible, si cobra notoriedad, los hace" sentir reales",
hará que se cohesionen. Estos actos pertenecen a todo el
grupo, el grupo está cambiando y los individuos
están cambiando a sus grupos, esto les permite " sentirse
reales".
Winnicot dice: " se trata de cómo ser adolescente durante
la adolescencia algo que requiere una enorme valentía…
Esto no significa que debamos decir miremos a estos adolescentes
dedicados a vivir su adolescencia, debemos tolerar cualquier cosa
y dejar que rompan las ventanas. No es esto lo que quiero decir,
sino que es a nosotros a quienes se desafía y debe vivir
ese desafío como parte de la vida adulta."
Frente a esta realidad hay que repensar las prácticas, los
contenidos, ver quienes son los destinatarios de esos contenidos,
actualizarlos, y tratar de adecuar estos contenidos a la
realidad.
La violencia que se puede generar es una emergente de la
desarticulación que tiene la escuela con la realidad, es
decir, no se tiene en cuenta que es lo que necesitan los chicos,
esto es generar de alguna forma violencia.
El docente del adolescente debe manejar sus propios
códigos, para ser reconocido. Tarea muy difícil
ésta, dado que los mismos profesores ven en jaque su rol;
esto se debe a que con la falta de presupuesto
educativo es como si todo lo referente a la educación pierde el
status y el valor que la
educación merece.
El modelo de institución que se presenta, a veces, no
tiene nada que ver con lo que ellos necesitan; el adolescente es
transgresor, entonces hay que permitirle que haga cosas, darles
sus propios espacios. Necesita construir un espacio con
pertinencia, con producción, con respeto frente a
lo que hace, con modelos con los cuales pueda identificarse, que
le permitan que se sienta seguro y
también que le puedan poner un límite, porque lo
necesita. Así vamos a ver que las situaciones de violencia
serían menores.
Sin embargo, no todas las escuelas son iguales, puede haber
escuelas en las que esto sea factible. No es fácil pensar
en una propuesta de cambio que reformule lo disciplinario en la
escuela.
Violencia social y familiar
La violencia en el hogar y el maltrato a los miembros de la
familia menos capaces de defenderse siempre ha existido, sin
embargo se ha intentado tener oculta esta problemática
hasta hace tiempo atrás, en que ha empezado a ser
considerada como un problema social, tal como es.
Podemos definir el maltrato como una situación que no es
accidental, en la cual una persona sufre un daño
físico, se ve privado de sus necesidades básicas o
es agredido emocionalmente; todo esto como resultado de una
acción u omisión por parte de otro miembro de la
familia.
En general, la naturaleza oculta
del maltrato permite que la gente no vea, no escuche, no hable
sobre la conducta que es totalmente contradictoria al sistema de
valores
socialmente aceptados.
Hay quienes sostienen que la familia es la institución
social más violenta. Shauss afirma que: " la violencia en
la familia es más común que el amor y la
palabra hogar no siempre está asociada a las palabras
calor,
intimidad tranquilidad y seguridad."
Debemos tener en cuenta que la
organización social de la familia se da dentro de un
contexto cultural en el cual vemos que la violencia no
sólo es aceptada sino también es tolerada y a veces
estimulada.
Es importante señalar que los actos de violencia no son
privativos de una clase social determinada, aunque
comúnmente la vemos asociada a sectores marginales de la
sociedad. Pueden ocurrir en cualquier clase social, en ambos
sexos, en todos los niveles educacionales y en cualquier etapa
del desarrollo familiar.
Se considera que la familia es el lugar donde el ser humano se
desarrolla biológica y psíquicamente, construye su
identidad; es ámbito de contención afectiva, de
aprendizaje de
conductas, de transmisión de valores. La violencia es una
desviación social familiar.
Un grupo familiar cuyo modo de resolución de conflictos es
violento, será un modelo para los hijos testigos de esa
violencia, que repetirán las mismas conductas cuando
formen sus propias parejas, constituyéndose esa
situación en un factor de riesgo,
además de ser un daño en sí mismo para los
miembros más débiles de la familia (mujer y
niños).
Cada familia tiene su propia organización interna, determinadas características de la organización
posibilitan la aparición de fenómenos
violentos:
_ Una organización jerárquica fija e inamovible
basada en desigualdades naturales.
_ La distribución desigual de poder.
_ Interacción rígida.
_ Fuerte adhesión a los modelos dominantes de género.
_ Consenso social con respecto al abuso ejercido dentro del
ámbito privado familiar, lo que legitima al agresor y deja
indefensa a la víctima.
Características de los actores de la
violencia.
En toda situación de violencia aparecen dos actores: una
víctima y un victimario. Ambos forman parte del sistema
familiar, con subsistencias del mismo. Se conectan
interrelacionando su fuerza y sus debilidades personales;
convergen y contribuyen a situaciones que tienen la
particularidad de potenciar violencia, es decir, de convertirse
en actos violentos.
La víctima puede ser descripta como una persona
vulnerable, pasiva, complaciente, dependiente, a la cual le
cuesta escapar de la dura situación abusiva. Por lo
general están física o emocionalmente incapacitados
para denunciar la situación en la que se encuentran.
Diversos factores pueden influir en esto: el miedo, la
vergüenza, etc., manifiestan baja autoestima,
depresión y el miedo a no ser queridos, el sentirse
culpable de generar la situación en que se hallan.
El victimario es frecuentemente un miembro de la familia.
Diversos estudios sobre los victimarios permiten caracterizarlos
como poseedores de baja autoestima; tiene temperamentos
explosivos.
Starr describe a las personas capaces de ejercer violencia " como
de personalidad
posesiva, con dificultad para comprender situaciones y
enfrentarlas e incapaces de exteriorizar sus culpas."
Wolf y Pillemer en un estudio reciente muestran que la
víctima y el victimario están unidos uno al otro
por una larga y compleja relación de demandas y
necesidades recíprocas. Esta dependencia puede generar
hostilidad, frustración y maltrato.
Victimización secundaria.
Muchas veces las instituciones que tratan el problema de la
violencia familiar o a las que les llega, actúan poniendo
en marcha un proceso que Jorge Corsi denomina
victimización secundaria.
" Es el fenómeno que ocurre cuando una víctima de
violencia familiar concurre a una institución
(comisaría, hospital, juzgado, etc.) o algún
profesional (médico, psicólogo, abogado, etc.) en
busca de ayuda. Habitualmente ocurre que dichas instituciones o
tales profesionales, impregnados con los mitos acerca de la
violencia doméstica y poco informados acerca de la
especificidad del problema, incurren en conductas que en vez de
ayudar convierten a la persona por segunda vez en víctima;
en la mayoría de los casos, esta segunda
victimización implica culpar a la víctima."
Esto señala la necesidad de una adecuada
información acerca del problema de la violencia familiar y
una revisión acerca de los mitos que existen en torno al
tema.
El término maltrato hace referencia a la
agresión física; en ocasiones parece describir
también la falta de cuidados físicos necesarios, el
abuso sexual,
el abandono emocional, los aspectos relacionados con la
intencionalidad del adulto que provocan el sufrimiento infantil,
la gravedad de la lesión o el abandono, la
desviación de los stándares sociales,
también constituyen algunos de los criterios que delimitan
el maltrato.
Hay definiciones claramente ambiguas en las que no existen
criterios: falta de un ambiente de
desarrollo apropiado, trato inadecuado…, que generan graves
problemas.
_ En primer lugar, permiten una amplia y potencialmente peligrosa
interpretación de cada situación por parte de la
justicia,
servicios sociales e investigadores.
_ En segundo lugar, en ausencia de criterios claros se
corre el riesgo de no detectar casos en los que se requiere
protección y de intervenir en otras situaciones donde no
se da el maltrato.
Los diferentes tipos de maltrato son heterogéneos en su
etiología, secuelas y tratamientos; si se los considera
globalmente, no es posible analizar la relación entre el
patrón de cuidados inadecuados, las causas del mismo,
efectos en el niño, y eficacia en la
prevención o tratamiento.
La consideración de maltrato de la sociedad occidental
actual responde a las expectativas y necesidades. Inicialmente se
reducía a la agresión física, posteriormente
se incluyó la negligencia y en la actualidad es cuando
comienza a considerarse el abandono y la hostilidad emocional
como forma de maltrato.
Asimismo determinadas ideologías influyen para negar otros
tipos de maltrato; el desconocimiento u omisión del abuso
sexual que padecen sobre todo los niños sólo se
entiende en un contexto caracterizado por la violencia y
dominancia del hombre sobre
la
mujer.
Tipos de maltrato.
A grandes rasgos tres características definen los momentos
iniciales de la existencia humana.
- Incapacidad para vivir por sus propios
medios. - Necesidad de establecer vínculos con las
figuras de apego, garantes de la supervivencia. - Interacción con el entorno a partir de un
mecanismo de asimilación –
acomodación.
En nuestra sociedad el grupo familiar constituye el
primer contexto responsable de la supervivencia del niño,
de satisfacer las necesidades primarias físicas (alimentación –
abrigo – protección contra el peligro) y socio
– emocionales (afecto – atención – interacción –
aceptación de juegos).
Desde este presupuesto debemos considerar maltrato a cualquier
acción u omisión, no accidental, por parte de los
padres o cuidadores que comprometen la satisfacción de
tales necesidades básicas.
Operacionalización de términos.
Abuso físico.
Cualquier acción no accidental por parte de los padres o
cuidadores que provoque daño físico o enfermedad,
incluye golpes, palizas, quemaduras, arrancamiento de cabello,
cortes, etc.
No siempre se pueden percibir daños en el niño, ya
que entre el momento de la agresión y la búsqueda
de ayuda el tiempo transcurrido es prolongado o bien no se da el
reclamo de atención. Sus manifestaciones son: quemaduras,
hematomas, rotura de huesos, etc.
Abuso sexual.
Cualquier clase de contacto sexual en un niño menor de 18
años por parte de un familiar – tutor adulto desde
una posición de poder o autoridad sobre él.
Se considera abuso de poder la superioridad física y
económica del adulto sobre el niño y del hombre
sobre la mujer.
Abandono físico.
Las necesidades físicas alimentación, vestido,
higiene,
protección y vigilancia ante situaciones peligrosas no son
atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro
del grupo que convive con el niño.
Los índices que permiten sospechar este tipo de maltrato
son: retraso en el crecimiento, enfermedades no tratadas como:
caries, defectos auditivos, ortopédicos, lesiones, hambre,
sueño excesivo, vestido insuficiente o inadecuado, falta
de higiene, ausentismo escolar.
Abandono emocional.
La falta persistente de respuesta a las señales (llantos,
sonrisas) expresiones emocionales y conductas procuradoras de
proximidad e interacción iniciados por el niño y
falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de
una figura estable. Lo que define este tipo de maltrato es su
carácter crónico; la frecuencia de
interacción es nula o mínima.
El niño necesita estabilidad en sus relaciones de afecto,
constancia y las figuras de apego no son intercambiables.
Además la necesidad de proximidad, interacción y
contacto varía con la edad.
Indicadores de
este maltrato son: retraso en el crecimiento (aunque no haya
problemas de alimentación), retraso intelectual y del
lenguaje,
falta de expresividad, tristeza, apatía, dificultades para
establecer vínculos sociales.
Abuso emocional.
Hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla,
desprecio, crítica, amenaza de abandono, bloqueo constante
de las iniciativas de interacción (desde la
evitación hasta el encierro) por cualquier miembro adulto
del grupo familiar.
Factores de riesgo.
Se han conceptualizado tres modelos diferentes:
- Modelo sociológico.
- Modelo psicológico
psiquiátrico, - Modelo centrado en la vulnerabilidad del
niño.
Modelo sociológico.
Desde este punto de vista se considera que el maltrato tiene
origen social, económico y cultural. Quienes lo defienden
tratan de demostrar la importancia de variables tales como: nivel
de ingresos, la
ocupación laboral, estado civil,
etc. Dentro de este modelo social es preciso hacer una diferencia
entre dos conjuntos de
variables enmarcadas en dos niveles: nivel macrosocial y
microsocial.
Nivel macrosocial.
Clase social: el maltrato o abuso se produce con más
frecuencia en las clases bajas, pero puede producirse de manera
similar en otros estratos, sucede que sólo se conocen y
detectan los de los más desfavorecidos porque son los que
acuden a los servicios sociales.
Dado que pertenecen a clase baja, hay una serie de correlatos
como hacinamiento, falta de acceso a la cultura y los
medios de información.
Estado civil de la madre: se demuestra una mayor presencia de
familias con una única figura parental o con una grave
inestabilidad de pareja; predominan madres solteras, separadas,
concubinato.
Situación laboral: dentro de este item
consideramos:
- Desempleo: las relaciones paterno filiales se ven
afectadas por sentimientos de inseguridad,
impotencia, depresión; todo esto agudiza la
tensión. - Insatisfacción: a medida que aumenta el
sentimiento de insatisfacción se utilizan más los
castigos físicos y menos los razonamientos
verbales.
Nivel microsocial.
Soporte social: las familias aisladas socialmente no poseen la
posibilidad de modificación de sus pautas de comportamiento, al no existir personas ajenas al
núcleo familiar que la critiquen y al no recibir modelos
de conductas alternativas.
Tipo de constitución familiar: el excesivo
número de hijos, poco esparcimiento entre ellos, son
factores situacionales que pueden provocar alteraciones en el
desarrollo normal de las relaciones.
Nivel de ajuste marital: en familias con malos tratos se ha
demostrado que el conflicto y discordia marital son frecuentes.
Estos conflictos suelen llegar a niveles extremos donde
además del maltrato a los niños se produce el
maltrato entre los cónyuges.
El conflicto entre la pareja, al aumentar el nivel de hostilidad
provoca un aumento del comportamiento agresivo. Como el castigo
físico hacia los niños es socialmente más
aceptado, se produce un desplazamiento de la agresividad hacia el
niño favoreciendo la aparición del
maltrato.
Modelo psicológico psiquiátrico
Desde este modelo se considera que el factor prioritario para
explicar el comportamiento de maltrato o abandono se encuentra en
las características psicológicas de los
perpetradores.
La mayoría de estos sujetos no son enfermos mentales;
sí, se han constatado una serie de características
de personalidad que reflejan un estado de desajuste o malestar
emocional generalizado y permanente.
Vulnerabilidad del niño
Se trata aquí de conocer las características de la
infancia en
general y de algunos niños que determinan la
aparición del maltrato.
Características de la infancia en general: la
indefensión del niño al nacer, esa necesidad de
cuidado permanente lo hace proclive a que ante situaciones de
anormalidad familiar la primera víctima sea el más
débil.
Niños que favorecen el maltrato: existe una serie de
condiciones específicas que facilitan que sean unos
niños y no otros las víctimas:
_ Niños no deseados.
_ Niños con disminuciones psíquicas o
físicas.
_Niños con enfermedades frecuentes y severas que requieren
atención permanente.
Mitos
Las razones por las cuales el fenómeno de la violencia
aparece oculto son porque funcionan una cantidad de mitos
respecto de este tema.
Los mitos son creencias aceptadas como válidas sin ser
sometidas a reflexión crítica.
Algunos de ellos son los siguientes:
* Los casos de violencia familiar son escasos, no representan un
problema grave, esto es inexacto, se calcula que alrededor del
50% de las familias sufre algún tipo de violencia.
* La violencia familiar es producto de
algún tipo de enfermedad mental, se ha comprobado que es
muy bajo el índice de problemas psico –
patológicos; debería conceptualizarse como
enfermedad social.
* Es un fenómeno que ocurre en las clases
sociales más carenciadas, no es cierto, se da
en todos los estratos sociales; lo que sucede es que en algunos
hay más recursos para ocultarlos.
* El alcohol es la
causa, es un factor de riesgo y no etiológico.
* La mujer que está en una relación de abuso le
gusta, por eso se queda, no se ha encontrado un solo caso
de " mujer golpeada" que manifieste placer con la actividad
violenta.
* Se lo buscan, algo hacen para provocarlo, de este modo
se busca un justificativo para la violencia.
* La violencia es algo innato, no es así, es una
conducta aprendida de modelos familiares y sociales y tomada como
recurso para resolver situaciones.
Consideraciones finales
Desde nuestro rol docente percibimos el estado de
la sociedad cotidianamente. Con frecuencia llegan a nosotros
casos de violencia familiar. Los niños son víctimas
de violencia o testigos de violencia.
Desde nuestro lugar de maestros podemos acompañar a las
familias en la búsqueda de soluciones, podemos
orientarlas. El éxito
de la intervención requiere de una acción
coordinada de todos los que intervienen en el problema. El
trabajo en equipo
es imprescindible.
A nuestro alcance está la tarea de prevención de la
violencia. Prevención primaria que significa promover
acciones
dentro de la comunidad en donde se tome conciencia de la
magnitud del problema; informar a la comunidad de los riesgos y
buscar especialistas que den charla sobre la temática.
En lo que se refiere a la violencia escolar
también podemos llevar a cabo acciones que nos posibiliten
prevenir el surgimiento de la misma en la institución
escolar.
La prevención no es otra cosa que la puesta en marcha de
las medidas apropiadas para impedir la aparición de
interacciones violentas en los individuos y en la comunidad en
general.
La auténtica educación tiene como fin el desarrollo
integral de la persona; por eso debe proporcionar, además
de conocimientos, valores, creencias y actitudes
frente a distintas situaciones.
Si deseamos encarar esta tarea debemos estimular la
comunicación y erradicar a todos aquellos aspectos que
no la hacen posible en todas sus formas.
La comunicación es prevención porque nos posibilita
encontrar un espacio, ser protagonistas, el aprender a respetar
al otro, ayuda a formar el espíritu crítico;
posibilita la capacidad de aceptar el error como incentivo para
la búsqueda de otras alternativas válidas y ayuda a
superar las dificultades porque la carga se reparte.
La primera tarea será efectuar un diagnóstico de la situación que
permita evaluar las necesidades sentidas y los recursos
existentes en la comunidad. A partir de allí se
pondrá en marcha la estrategia de
acción adecuada; no existe una receta única, cada
comunidad recorrerá su camino para arribar a una
solución.
Acciones e intervenciones que se pueden realizar desde la
escuela
- Concientizar a la comunidad acerca de la violencia
familiar entendida como problema social. - Proporcionar modelos alternativos de funcionamiento
familiar más democráticos y menos
autoritarios. - Proponer modificaciones en los contenidos del sistema
de Educación Formal. - Promover la creación de programas de
tratamiento y recuperación de las
víctimas. - Desarrollar programas de prevención dirigido a
niños de distintas edades, con el objetivo de
que reconozcan las distintas formas de abuso y se conecten con
modelos alternativos de resolución de
conflictos. - Promover la creación de una red de recursos
comunitarios para proveer apoyo y contención a las
víctimas de la violencia. - Tener en cuenta las necesidades y recursos reales con
que se cuenta para lograrlo. - Descentralizar las responsabilidades para que sea
real el protagonismo de los involucrados en la
tarea.
5.
Bibliografía
– Violencia social y escolar.
Escuela de formación y capacitación docente de sedeba.
Cuadernillos 1, 2, 3, 4, 5.
– Internet.
– Crimen, delito.
Violencia, encuesta
escolar.
– La violencia. www.monografías.com.
– Revista
Luna
Editorial Perfil S.A.
Autor:
Aranciaga, María del Rosario