Indice
1.
Introducción
2. Las tendencias de la
pobreza
3. Dimensiones de la pobreza
4. ¿Cómo se mide la pobreza
a nivel global?
5. La pobreza en nuestro
pais, la Argentina
1. Introducción
La pobreza es
hambre. La pobreza es falta de techo bajo el cual resguardarse.
La pobreza es estar enfermo y no poder ser
atendido por un médico. La pobreza es no poder ir a la
escuela y no
saber leer. La pobreza es no tener trabajo, tener miedo al futuro
y vivir día a día. La pobreza es perder a un hijo
debido a enfermedades
relacionadas con el agua
impura. La pobreza es impotencia, falta de representación
y libertad.
La pobreza tiene varias dimensiones que cambian dependiendo del
lugar y el tiempo y se ha
descrito de varias formas. Generalmente la pobreza es una
situación de la que uno se quiere escapar. Por lo tanto la
pobreza es una llamada a la acción, tanto para los pobres
como para los ricos, la pobreza es una llamada a cambiar el mundo
para que más ciudadanos tengan suficientes alimentos,
cobijo, educación y salud, protección a
la violencia y
voz en sus comunidades.
La pobreza en un mundo caracterizado por la
desigualdad
Nuestro mundo se caracteriza por una gran pobreza en medio de la
abundancia. De un total de 6.000 millones de habitantes, 2.800
millones —casi la mitad— viven con menos de US$2
diarios, y 1.200 millones —una quinta parte— con
menos de US$1 al día; el 44% de este grupo se
encuentra en Asia meridional.
En los países ricos, los niños
que no llegan a cumplir cinco años son menos de uno de
cada 100, mientras que en los países más pobres una
quinta parte de los niños no alcanza esa edad. Asimismo,
mientras que en los países ricos menos del 5% de todos los
niños menores de cinco años sufre de
malnutrición, en las naciones pobres la proporción
es de hasta el 50%.
Esta situación de miseria persiste a pesar de que las
condiciones humanas han mejorado más en el último
siglo que en todo el resto de la historia de la humanidad: la
riqueza mundial, los contactos internacionales y la capacidad
tecnológica son ahora mayores que nunca. Pero la distribución de esas mejoras ha sido
extraordinariamente desigual. El ingreso promedio en los 20
países más ricos es 37 veces mayor que el de las 20
naciones más pobres; esta brecha se ha duplicado en los
últimos 40 años. Además, la experiencia de
las distintas partes del mundo ha sido muy diversa. En Asia
oriental el número de personas que vivían con menos
de US$1 al día bajó de unos 420 millones a
alrededor de 280 millones entre 1987 y 1998, a pesar de los
reveses sufridos a causa de la crisis
financiera. En cambio, en
América
Latina, Asia meridional y África al sur del Sahara el
número de personas pobres no ha dejado de aumentar. Y en
las naciones de Europa y Asia
central que están en la etapa de transición hacia
economías de mercado, el
número de personas que viven con menos de US$1 diario se
ha multiplicado por más de 20.
También se han registrado importantes avances y graves
retrocesos en indicadores
cruciales de la pobreza distintos del nivel de ingreso. En la
India ha
ascendido sustancialmente el número de niñas que
asisten a la escuela; en el estado
más adelantado del país, Kerala, la esperanza de
vida es mayor que en otros lugares del mundo con niveles de
ingreso varias veces superiores (como la ciudad de Washington).
Pero en los países de África más castigados
por la epidemia de VIH/SIDA, como
Botswana y Zimbabwe, uno de cada cuatro adultos está
infectado, los que quedan huérfanos a causa del SIDA se
están convirtiendo en una abrumadora carga para los
mecanismos tanto tradicionales como formales de
protección, y pronto se esfumarán todos los
progresos de la esperanza de vida conseguidos desde mediados del
siglo XX. Las diferencias existentes a nivel mundial en las tasas
de mortalidad infantil —en África al sur del Sahara
son 15 veces mayores que en los países de ingreso
alto— dan una idea de las enormes divergencias
existentes.
Hay asimismo grandes discrepancias en los distintos niveles
subnacionales y en el caso de las minorías étnicas
y de las mujeres. El crecimiento beneficia en grado muy distinto
a las diferentes regiones de un país. En México,
por ejemplo, el nivel global de pobreza experimentó un
descenso, aunque modesto, a principios de los
años noventa, pero la pobreza aumentó en la
región sudoriental del país, que es más
pobre. También hay desigualdad entre diferentes grupos
étnicos de muchos países. En algunas naciones
africanas las tasas de mortalidad infantil son más bajas
en los grupos étnicos que detentan el poder
político, y en los países latinoamericanos la tasa
media de escolarización de los grupos indígenas no
llega en muchos casos a las tres cuartas partes de la que se
observa en los grupos no indígenas. Por otra parte, la
situación de las mujeres sigue siendo más
desfavorable que la de los hombres. En Asia meridional, el
número de años que las mujeres asisten a la escuela
es aproximadamente la mitad del correspondiente a los hombres, y
en el nivel secundario las tasas de matrícula femeninas
sólo equivalen a dos tercios de las
masculinas.
2. Las tendencias de la
pobreza
Los niveles de vida han
mejorado….
Los niveles de vida han mejorado drásticamente en los
últimos 30 años. El crecimiento de consumos per
capita en países en vías de desarrollo ha
ascendido de un 1,4 por ciento al año entre 1980 y 1990 y
de un 2,4 por ciento entre 1990 y 1999. Como resultado millones
de personas han superado su situación de desesperante
pobreza. A pesar del progreso mencionado la población de los países en
vías de desarrollo ha crecido rápidamente, pasando
de 2.900 millones en 1970 a 5.080 millones en 1999, y muchas
personas han seguido naciendo pobres.
La proporción de la población del mundo en
vía de desarrollo que vive en extrema pobreza
económica, definida como subsistencia con menos de un
dólar al día (en dólares del 1993, ajustados
para explicar diferencias en poder adquisitivo en los distintos
países), ha descendido de un 28 por ciento en 1987 a un 23
por ciento en 1998.
Verdaderos adelantos en indicadores sociales han
acompañado al crecimiento de los ingresos en
término medio. La mortalidad infantil ha descendido de un
107 por 1.000 nacimientos en 1970 a un 59 por 1.000 en 1999. En
general, la expectativa de vida ha aumentado de cuatro meses cada
año desde 1970. El crecimiento en producción alimentaria ha superado
substancialmente al crecimiento de la población. Los
gobiernos han informado de un rápido progreso en
matriculaciones de educación primaria. El porcentaje de
adultos que ya saben escribir y leer también ha aumentado
de 53 por ciento en 1970 a 74 por ciento en 1998. Las diferencias
de género
se han estrechado: la diferencia en el porcentaje de chicos a
chicas en educación primaria ha bajado de 11 en 1980 a 5
en 1997. Hoy en día el mundo en vía de desarrollo
es más sano, está mejor alimentado y está
mejor educado.
… pero grandes disparidades regionales todavía
persisten
Mientras la reducción de la pobreza ha progresado a nivel
mundial, esta reducción no ha sido uniforme, y grandes
disparidades regionales todavía persisten.
La pobreza está creciendo rápidamente en Europa y
Asia Central y continúa creciendo en África
Subsahariana. En Asia, donde viven la mayoría de los
pobres, la proporción de personas que viven en pobreza ha
descendido dramáticamente en las últimas
décadas, pero la reciente crisis está parando el
progreso. Alrededor de 4 en 10 familias (más de 500
millones de personas) todavía viven en pobreza en Asia del
Sur.
Hay también grandes diferencias regionales en un
número de indicadores sociales.
Todas las regiones en vías de desarrollo han experimentado
una disminución en la mortalidad infantil. De todos modos,
el índice de mortalidad infantil en Asia del Sur sigue
siendo más o menos igual que el de la mortalidad infantil
en el Asia del Este de principios de los años 70. Estas
cifras indican un escaso avance en Asia del Sur al igual que
favorables condiciones iniciales en Asia del Este. En
África Subsahariana, la mortalidad infantil es
superior a la de Asia del Este, y la mortalidad de niños
menores de 5 años está subiendo a causa de la
epidemia de SIDA. En general, 151 de 1.000 niños africanos
mueren antes de cumplir cinco años, y 92 de 1.000
niños mueren antes de cumplir un año de vida. Nueve
países africanos tienen un porcentaje de mortalidad
infantil inferior a cinco años (Angola, Burkina-Faso,
Guinea-Bissau, Malawi, Mali, Mozambique, Níger, Ruanda, y
Sierra Leona).
El total de matriculaciones en escuelas primarias ha
aumentado en todas las regiones. Pero la proporción en
África Subsahariana, que había ascendido de 51 por
ciento de la población elegible a 81 por ciento en 1980,
ha descendido a un 78 por ciento en 1994 reflejando problemas
más complejos. Otra vez, estos porcentajes reflejan
grandes disparidades en ciertos países. Nueve
países en África tienen menos de la mitad de sus
niños matriculados en escuelas primarias (entre ellos:
Burkina Faso, Etiopía, Mali, y Níger).
Finalmente, las diferencias de género en
educación también varían mucho según
las regiones. Tanto en África central y occidental cuanto
en África del Norte y en Asia del Sur, los porcentajes de
chicas en las escuelas son mucho más bajos que los
porcentajes de chicos, por mientras en algunos países de
América
Latina en las escuelas hay más chicas que
chicos.
Para saber qué es lo que ayuda a aliviar la
pobreza, lo que funciona o no funciona, lo que cambia a
través del tiempo, la pobreza se tiene que definir, medir
y estudiar y a veces, incluso, vivir. Como la pobreza tiene
varias dimensiones se tiene que mirar a través de varios
indicadores, niveles de ingresos y consumo,
indicadores sociales y más recientemente indicadores de
vulnerabilidad de riesgos y acceso
socio-político.
Hasta ahora la mayoría de los estudios sobre la pobreza se
han basado en medidas de consumo o ingresos. En los
últimos tiempos algunos de los estudios examinan
también otras dimensiones de la pobreza.
Medir la pobreza
¿Cómo se mide la pobreza a nivel de
país?
La manera más común de medir la pobreza es a
través de los niveles de ingreso o consumo. A un individuo
se le considera pobre si su nivel de ingreso o consumo se
sitúa por debajo de un nivel mínimo que le permita
satisfacer sus necesidades básicas. A este nivel
mínimo se le suele denominar "línea de pobreza". Lo
que es necesario para satisfacer las necesidades básicas
varía a través del tiempo y las sociedades.
Por lo tanto, las líneas de pobreza varían
según el tiempo y el lugar, y cada país utiliza
líneas que son apropiadas en relación con su nivel
de desarrollo, normas y valores
sociales.
La información sobre el consumo y el ingreso
se obtiene a través de encuestas por
muestreo en
las cuales se hacen preguntas a las unidades familiares sobre sus
hábitos de gasto y fuentes de
ingreso. Estos tipos de encuestas se complementan cada vez
más con técnicas
participativas, en las que se pregunta a los individuos
cuáles son sus necesidades básicas y cómo
definirían el término pobreza.
Lo que es interesante es que los resultados de nuevas investigaciones
demuestran un alto grado de concordancia entre líneas de
pobreza basadas en evaluaciones objetivas y subjetivas de las
necesidades.
4. ¿Cómo se
mide la pobreza a nivel global?
Cuando se estima la pobreza a nivel mundial, se tiene
que usar la misma línea de pobreza de referencia, y
expresarla en una unidad común a través de los
países. Por lo tanto, a efectos de agregar y comparar
datos a nivel
global, el Banco Mundial
usa líneas de referencia de $1 y $2 por día en
dólares de 1993 en términos de la Paridad del Poder
Adquisitivo (PPA) (donde la PPA mide el poder adquisitivo
relativo de las monedas a través de los países). Se
ha estimado que en 1998 1200 millones de personas en el mundo
tenían niveles de consumo inferiores a $1 por día –
24 por ciento de la población de los países en
desarrollo – y 2800 millones de personas vivían con menos
de $2 diarios. Estas cifras están por debajo de las
estimaciones anteriores, lo que indica que algún progreso
ha tenido lugar, pero siguen siendo demasiado altas en
términos de sufrimiento humano, y queda mucho por hacer. Y
se debe enfatizar que, para analizar la pobreza en un país
determinado, el Banco Mundial
siempre usa líneas de pobreza basadas en las normas de
dicha sociedad.
Dado el tiempo que toma recopilar y sistematizar los datos de las
encuestas de los hogares, de donde son extraídas las
cifras anteriores, y la complejidad del ejercicio de
estimación, estas cifras aparecen con un retraso y se
actualizan solamente cada tres años.
Nuevas direcciones en la medición de la pobreza
Aunque que se ha realizado gran progreso en la medición y
análisis de la pobreza del ingreso, se
necesitan más esfuerzos para medir y estudiar todas las
otras dimensiones de la pobreza. Para la preparación del
Informe sobre el
Desarrollo Mundial: Lucha Contra la Pobreza, publicado en
septiembre del 2000 se ha realizado mucha investigación en las otras dimensiones de
la pobreza -la definición de indicadores cuando eso fue
necesario, la recolección
de datos y la evaluación
de tendencias. La agenda del Informe sobre el desarrollo mundial
ha incluido tanto la unión de indicadores sociales
comparables y de alta calidad para
la
educación, la salud, y el acceso a servicios e
infraestructura como el desarrollo de indicadores que examinan
otras dimensiones – por ejemplo el riesgo, la
vulnerabilidad, la exclusión social, el acceso al capital
social. El programa de
trabajo, además, ha incluido métodos de
comparar un concepto
multi-dimensional de pobreza, cuando la agregación de
todas las dimensiones en un solo índice podría no
tener sentido.
Además de extender la gama de indicadores de pobreza, es
necesario trabajar en la integración de los datos obtenidos a
través de encuestas por muestreo con la información
obtenida de por medio técnicas más participativas,
las cuales usualmente ofrecen observaciones interesantes sobre
por qué los programas tengan
menor o mayor éxito.
Los enfoques participativos ilustran: la naturaleza del
riesgo y de la vulnerabilidad, cómo los factores
culturales y étnicos interactuan y afectan la pobreza,
cómo la exclusión social limita la
participación de las personas en el desarrollo, y
cómo las barreras hacia esa participación pueden
ser eliminadas. De nuevo, trabajo en la integración de
análisis de la pobreza basadas en encuestas por muestreo y
en técnicas participativas ha sido realizado para la
preparación del Informe sobre el desarrollo
mundial.
De la medición del progreso a la
acción
Los cambios en las mediciones de pobreza, y en los indicadores
sociales, a través del tiempo y los lugares revelan si las
políticas para reducir la pobreza
están funcionando o no, tanto a nivel global como a nivel
de país. Indicadores de nivel de proyecto indican
si un programa ha funcionado o no. Saber si ha habido progreso, y
dónde ha habido progreso en alcanzar la Estrategia XXI
ayudará e influenciará el diseño
de políticas y proyectos.
El
conocimiento sobre lo que funciona para reducir pobreza tiene
que, primero y más importante, guiar en la
formación de políticas y programas de un
país. Es por esta razón que es esencial que en cada
país exista capacidad de estudiar la pobreza y analizar el
impacto de los proyectos y programas. El Banco Mundial continua a
trabajar en varios países para fortalecer las capacidades
locales aconsejando lo que funciona o no.
El mismo conocimiento
debe también influenciar las decisiones sobre el tipo de
ayuda que el Banco Mundial ofrece a los países. Por esto
tiene gran importancia basar la formulación de las
Estrategias de
asistencia a los países (EAP) sobre recientes
análisis de pobreza y asegurar que las políticas y
proyectos que nosotros apoyamos son los que prometen el mayor
impacto en términos de reducción de
pobreza.
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