En el campo que nos interesa, es importante
señalar que, contrariamente a una serie de prejuicios, el
panorama lingüístico de América
latina, lejos ser homogéneo, se caracteriza por la
cohabitación de numerosas lenguas autóctonas de
origen amerindia con el español,
el portugués, otras lenguas europeas (véase los
diasporas) y variedades a menudo no fijadas (portuñol,
jopará, etc.). De estos contactos surgió una serie
de cuestiones tales aquéllas vinculadas a los conceptos de
estratificación de prestigio lingüístico o
también de reivindicaciones etnoculturales. Conviene, a
este respecto, recordar que el reciente cuestionamiento orientado
hacia una ética de
la diversidad lingüística siempre ha sido el flaco
del Estado–nación
cuyo modelo nunca
ha tenido tales exigencias. Al contrario, siempre se ha basado en
la construcción de un espacio universal más
allá de los particularismos y que consagraba un espacio de
homogeneización sistemática. Parece que esta
situación puede estar vinculada a las marcas dejadas
por la conquista luego por la estructuración política en
Estados–naciones que, tomando la sucesión de la
colonización, se afirmaron al siglo XIX, luego
proseguieron a principio del siglo XX. Esta entidad constituye
ahora, sobre la totalidad del subcontinente, la unidad
básica de la
organización política y permitió la
cristalización de una tradición ideológica
que impuso, en los países que nos interesan, el
español y el portugués como únicas lenguas
de las naciones no reconocidas como multilingües (Chareille
Samantha, 2001, p.p. 73–137).
Hablar del Mercosur de las
lenguas y de las culturas representa entonces una apuesta ya que
si el Mercado común es un éxito
económico cuyas grandes empresas son los actores
fundamentales y los beneficiarios principales, no se puede perder
de vista que, para sus opositores, el Mercosur representa sobre
todo una victoria del neoliberalismo
a la cual asocian la profundización de la
desintegración y de la exclusión social. Se trata,
sobre todo, de un proyecto
tecnócrata, conectado a los intereses del gran capital.
Además, girando alrededor de las ideas de libre competencia y de
competitividad, el proyecto también
llevó a la bancarrota de amplios sectores de la
producción regional. La creación del Mercosur no
cambió las conexiones entre el Estado y la
sociedad
civil. Tampoco redujo las disparidades sociales dentro de
esta sociedad a pesar
de un crecimiento
económico. Se deja poco lugar a las preguntas sociales
y culturales en las estructuras
del Mercado común.
Recordemos a este respecto que el Tratado de
Asunción es un instrumento destinado sobre todo a
concretar, por la instauración de un marco general de
relaciones, un tratado final del Mercosur. Según su
artículo 8, los Estados miembros se comprometen a adoptar
una política comercial común ante los terceros
países y a coordinar sus posiciones en las negociaciones
económicas y comerciales, que sean regionales o
internacionales. En paralelo, tal como ocurre con el Tratado
de Roma (25 de marzo de 1957) instituyendo la creación
de la actual Unión Europea, el Tratado de
Asunción no se propone objetivos
culturales y lingüísticos. Desde este punto de vista
se limita a instaurar al español y al portugués
como lenguas oficiales del Mercado común. Se traducen y se
difunden todas las decisiones que se toman durante las reuniones
del Mercosur así como el conjunto de los documentos
necesarios en estas dos lenguas (véase
Traducción de la normativa Mercosur, 16 de
septiembre de 1998.).
No existe ninguna mención relativa a la enseñanza obligatoria u opcional del
español y el portugués en los Estados miembros lo
que se explica, entre otras cosas, por la ausencia de una
legislación supranacional que impide toda
instauración de políticas comunes. De hecho,
sólo dan fe las disposiciones constitucionales y
legislaturas en vigor en la mayoría de los países.
Por ello, por ejemplo, Uruguay se reconoce monolingüe de
hecho (no menciona ninguna lengua en su Constitución) mientras que Paraguay se
considera bilingüe. Los Estados nacionales conservan sus
propias tradiciones en el reconocimiento o el no reconocimiento
legislativo del multilingüismo y les corresponde
pronunciarse sobre el corpus de sus lenguas. En definitiva, cada
uno de los Estados miembros conserva su entera autonomía
en cuanto a la lengua en su territorio en la medida en que no se
obstaculizan las normas económicas del Mercado
común. Es quizá por esta razón que, a partir
de la creación del Mercosur, temas como
« creación de una identidad regional en el
cumplimiento de la identidad singular » y
« aproximación de los pueblos »
surgieron sin nunca abordar la dimensión
lingüística.
Tres textos subtienden el ámbito de las lenguas
al nivel mercosuriano. En primer lugar los Protocolos de
intenciones (13 de diciembre de 1991) cuyo artículo 4
hace hincapié en el interés de
difundir las lenguas oficiales del Mercosur por medio de los
sistemas
educativos. Luego el Plan trienal para el sector educación en el
contexto del Mercosur, aprobado en la primera Reunión
de los Ministros de Educación (1992), modificado y
prorrogado por tres años el 10 de noviembre de 1998 y en
el cual se funda la actividad del Comité coordinador
regional. Citemos finalmente el programa
Mercosur 2000: desafíos y metas para el sector
educativo (20 de junio de 1996) – nacido de la evaluación
del primer Plan trienal por el Comité coordinador
regional en diciembre de 1995 y que hace hincapié en la
preocupación en cuanto a calidad de
la
educación y las políticas educativas de la
región. Precisemos no obstante que los tres textos
mencionados son lo que se llama en el marco del derecho
comunitario « actos no apremiantes », o sea
que no crean obligación jurídica para los
destinatarios. Tienen un valor político y expresan la
posición de las instituciones
sobre un problema dado. En absoluto pueden contribuir a la
elaboración de normas mercosuriennes pero es allí
su sola función lo
que explica su poco de alcance.
A nivel orgánico, el Mercosur – a causa de
su estructura y
de su funcionamiento, pero también porque no es su
objetivo
– no constituye el motor central de
su planificación lingüística sino
más bien la delimitación de un espacio en movimiento
donde opera como revelador y acelerador o incluso instrumento de
concienciación para una reflexión e iniciativas
interesando la política de las lenguas.
Este estudio debe permitirnos comprender mejor las
iniciativas establecidas por España cuyo alcance no
podría ignorarse y que debe encontrar ventajas a la
implantación, mantenimiento
y difusión de su lengua en Sudamérica, desde un
punto de vista económico (aumento de los intercambios,
firmas de distintos acuerdos) o cultural (extensión de las
zonas de influencia hispanohablante y de habla
portuguesa).
1. Estatuto de la lengua española en
América latina.
La « lengua nacional », concepto
bastante reciente en América latina, se define como la
lengua reconocida como expresión de una etnia que forma
parte de la nación. Se entiende por « lengua
nacional » no sólo la oficialización y
la normalización de una variedad escrita sino
también su difusión entre todos los ciudadanos
sobre el conjunto del territorio nacional y en todos los
ámbitos de la vida pública. Ahora, si se deja de
lado la situación lingüística de los
países que se crearon al margen de los imperios
españoles y portugueses, se constata que las lenguas
habladas en estos países son las que dominan en
América latina en general y en el Mercosur en particular.
¿Cómo explicar este fenómeno?
1.1. Implantación del español.
La lengua española es resultante de una gran
mezcla de lenguas. Superponiéndose a los hablas de los
antiguos asentamientos de la Península Ibérica, la
invasión latina (218 antes de J.–C.) dio lugar a la
formación de un latín vulgar hispánico que
constituye la base del español. Las invasiones
germánicas comenzadas en 409 dejaron a continuación
numerosos rastros en el léxico y, en 711, las tropas
árabes aportaron nuevos conocimientos y técnicas
que perpetuaron su vocabulario. La reconquista cristiana sobre
los árabes que duró ocho siglos (hasta la
caída de Granada en 1492) creó fronteras
dialectales esencialmente orientadas del Norte hacia el Sur. Las
grandes zonas, así creadas, dieron nacimiento al
ámbito catalán, aragonés, navarro, castellano,
asturoleonés y gallego. Las palabras cogidas existieron a
lo largo del siglo XVIII durante el afrancesamiento de las
costumbres y de la lengua. La difusión de la lengua y la
cultura españolas en Sudamérica por su parte se
efectuó a partir del siglo XV, a través de la
colonización.
El primer viaje del navegante genovés
Cristóbal Colon no habría sido más que una
importante hazaña marítima si no se hubiera
inscrito en la política expansionista del reino de
Castilla. Es con su segundo viaje que comienza realmente la
colonización española gracias a la bula pontificia
Inter Cætera (4 de mayo de 1493) y al Tratado de
Tordesillas (17 de junio de 1494). En 1494, Cristóbal
Colon funda en la isla española Hispaniola, hoy
Haití, un factoría. En 1496, crea la Isabelita en
Santo Domingo, todavía sobre el modelo comercial de los
contadores portugueses en África. No obstante, sólo
es a partir de 1502 que España se compromete en una
verdadera política de colonización. La
ocupación de las tierras se extiende a Puerto Rico
(1508) luego a Cuba y Jamaica
(1511). A partir de 1519, el empuje español se concentra
en la conquista del continente. Cortés somete al imperio
azteca en 1521, y de esta posición estratégica, los
Españoles se dirigen hacia el Pacífico y
Centroamérica.
La conquista de Sudamérica sólo comienza a
partir de 1529. Del corazón
del imperio de los Incas, los
conquistadores llegan hasta el Alto Perú, luego combaten
la difícil conquista de Chile, para sobrepasar la
vertiente oriental de los Andes. Es de España en cambio que van
las expediciones para el río de la Plata y Paraguay. Esta
empresa
colonial es la más original y su herencia
más duradera ya que la estructura política y social
de la América española durará más de
tres siglos.
A principio de la colonización se mezclan hombres
procedentes de todas las regiones de España. Comienza
entonces la gestación de la lengua hispano americana. Las
experiencias vividas en ultramar, un contacto con un diferente
contexto geográfico y las lenguas de las poblaciones
nativas modifican el esquema lingüístico de los
colonos. América aporta en intercambio una serie de
neologismos a España. Los siglos XVII y XVIII ven la
dimensión americana del español intensificarse. En
el siglo XIX, la independencia
y el nacionalismo
acentúan aún más esta tendencia que termina
por reducirse durante el siglo XX mediante la nivelación
lingüística creada por los medios de
comunicación: libros,
cine, radio,
prensa y
televisión.
1.2. La pluralidad del español.
La introducción alrededor de los años
cincuenta del concepto de contacto en el ámbito de la
lingüística abrió el campo a numerosos
estudios sobre los bilingüismos y sobre la influencia que
una lengua puede tener sobre otra, sobre todo por las palabras
cogidas.
Sin entrar en los detalles, cuando se menciona el tema
de los contactos lingüísticos, conviene recordar que
estos últimos pueden tomar distintas formas: contacto de
una lengua oficial y de una lengua indígena, contacto de
dos lenguas oficiales, contacto de dos lenguas indígenas,
o incluso de dos lenguas oficiales y de una lengua
vernácula como es el caso de la provincia de Misiones en
Argentina (espagnol–portugais–guarani), etc
(Chareille Samantha, 2001, capítulo II).
Como lo explica Jeff Siegel (1985, p. 364), bajo el
término « lengua española »
se agrupa una serie de variedades heredadas de un koiné de
inmigración resultado del contacto de las
variedades regionales pero también del contacto de las
lenguas de las primeras naciones. Por esta razón las
lenguas y las variedades comunes a los países del Mercosur
y a Chile no son tan homogéneas que se podría
pensarlo. Por ejemplo, cuatro de los países sobre los
cuales lleva nuestro estudio son hispanohablantes. Sin embargo,
basta con escuchar hablar un Argentino, un Chileno, un Paraguayo
y un Uruguayo con un mínimo de atención para darse cuenta de que si
hablan, en teoría,
la misma lengua, variaciones fonéticas y léxicas lo
vuelven plural.
Este problema está por supuesto vinculado
íntimamente al concepto de lengua standard (aplicable a
todas las lenguas), sobre todo estudiado por los lingüistas
de Europa central y
oriental del Círculo de Praga en los años treinta y
que se opone al discurso
popular y a los dialectos regionales. Ésta se define en
primer lugar por sus funciones y
difiere de la lengua popular en lo que puede desempeñar un
mayor número de papeles, que se utiliza en más
ámbitos de empleo y que
ejerce más funciones que la lengua popular.
La lengua standard se basa en una estructura estable,
sobre todo desde el punto de vista de las normas gramaticales y
ortográficas, lo que es esencial para el papel cultural
y educativo que desempeña, ya que debe servir de marco de
referencia seguro ante la
variación dialectal y a las alternativas del lenguaje
popular. Para la microvariación, se llega a esta
estabilidad por la codificación que, idealmente, debe ser
bastante flexible para no obstaculizar toda evolución. Los lingüistas del
Círculo de Praga hicieron hincapié en este
último aspecto y lucharon contra los puristas que
intentaban imponer una norma rígida. La lengua standard
debe permitir expresarse de manera exacta, rigurosa y abstracta.
Esta tendencia hacia una precisión cada vez más
grande en la formulación del pensamiento se
refleja sobre todo en la estructura léxica y gramatical de
la lengua: a nivel léxico, por el desarrollo de
los vocabularios especializados; a nivel gramatical, por el
perfeccionamiento de mecanismos sintácticos permitiendo la
formación de frases completas y lógicamente
estructuradas.
Teóricamente existe dos maneras de concebir la
norma. En primer lugar, la concepción que se podría
llamar « estadística » o simplemente
« lingüística »: la lengua sin
las divergencias, la idea que exista un uso no marcado,
frecuente, medio, ni demasiado distinguido, ni demasiado popular.
El concepto de lengua standard corresponde a esta norma. La
segunda concepción hace referencia a la norma
« prescriptiva », es decir: « no
diga eso sino eso… ». Es generalmente a esta
concepción que se refiere en el marco uso corriente. A
este respecto William Labov observa que existe una clase de
consenso sobre « el bien hablar »,
cualquiera que sea el resultado efectivo de los hablantes. Es
necesario pues distinguir el aspecto objetivo de la norma (factor
de unificación de las prácticas
lingüísticas) de su aspecto valorable (una gran
diversidad en cuanto al resultado objetivo puede
acompañarse de una completa identidad en cuanto a la
evaluación subjetiva).
A partir de estas explicaciones, se constata que durante
mucho tiempo no se
consideró el español sudamericano más que
como un conjunto a la diferencia del español de Madrid.
Esta es la razón por la que en España, no se
refiere a la lengua española como el
« español » sino el
« castellano », término utilizado en
los textos jurídicos de España, tanto para el
Estado español como para las distintas comunidades
autónomas, para hacer referencia a la lengua oficial del
Estado. Cuando se utiliza una expresión como
« lengua(s) española(s) », es para
designar una de las lenguas habladas sobre el territorio
español, la lengua hablada en Sudamérica o en otros
lugares en el mundo.
Estas observaciones permite dar cuenta, una vez
más, de la diversidad lingüística de la
región y plantear un problema importante:
¿qué español enseñar en el marco del
acuerdo de reciprocidad lingüístico del Mercosur y de
Chile, ya que será esta variedad que se difundirá
en las poblaciones a y que se integrará en el uso
general?
1.3. Cuestionamiento alrededor del concepto de latinidad
y de la supremacía lingüística
peninsular.
Visto bajo su aspecto lingüístico, el
Mercosur parece cada vez menos homogéneo. Por
consiguiente, la dimensión unificadora de la
expresión « América latina »,
se cuestiona completamente. No pensamos que el conjunto de los
países sudamericanos constituye « una
América » y tampoco que el adjetivo
« latino » sea aplicable a todos sus
habitantes. Por otra parte, ¿cómo imaginar que
América latina puede poseer una « unidad de
cultura » sólo porque se habla en
mayoría español y portugués lo que oculta
todas las culturas indias y negras y las múltiples lenguas
que se se hablan?
La invención del concepto de América
latina se remonta a 1861, suscitando numerosos rencores y
animosidades en España donde se veía una estrategia de
hegemonía cultural francesa para suplantar la herencia
ibérica. La cultura latina, al menos la del latín y
de las lenguas que se derivan de él, se perpetuó
bajo la forma del latín de iglesia en una
sociedad evangelizada por la fuerza.
La empresa
tenía por primero objetivo someter a las poblaciones
locales creando al mismo tiempo una mano de obra barata
movilizada para toda una serie de trabajos molestos. Este
dualismo etnocultural y esta voluntad de reunir separando al
mismo tiempo a las etnias indias se encuentran en los métodos
utilizados por las congregaciones religiosas ante las poblaciones
nómadas o ambulantes de Paraguay y Uruguay.
Parece que desde la creación del concepto hasta
la Gran Guerra, la
« latinización » de
Sudamérica fue un deseo recíproco de una parte de
Europa y de los países colonizados. Sin duda, el concepto
de América latina se creó en comparación con
la América anglosajona, amenazando debido a su progreso en
México. Este concepto es ambiguo ya que hace referencia a
la vez a la herencia lingüística de la
colonización, a través del español y el
portugués, y a la herencia religiosa (católica).
Como lo vimos, divide el continente americano. Por una parte: la
América anglosajona, blanca, desarrollada, la
América « noble » respecto a la
opinión – ¿Acaso no son los
Estado–unidenses los únicos habitantes del
continente llamados « Americanos »? –
por otra parte: el resto de América, apareciendo
ridículamente simplificado a pesar de la pluralidad
cultural que se encuentra allí.
La unidad cultural de América latina es una
apariencia que oculta una realidad mucho más compleja. Una
mezcla de fondos amerindios, conquistadores ibéricos,
esclavos africanos, de inmigrantes europeos y asiáticos
dio nacimiento a la población latinoamericana. Por lo que
se refiere a la región que nos interesa, el Cono sur
permanece estallado. La Pampa no podría representar
Argentina en su conjunto, al igual que el bilingüismo
paraguayo no podría ser representativo de toda la
región. De hecho, nos parece más lógico y
más realista utilizar la expresión
« AméricaS latinaS ».
Los idiomas europeos, trasplantados, se transformaron.
Han sido alterados por nuevos hablantes y adaptados a sus nuevas
tierras. Se puede pues ya constatar que la relación de
competencia se instaló entre las distintas variedades. Al
volverse lengua de la mayoría de los hablantes de la
región, se compromete bastante la protección de la
norma castellana. La península ya no es el centro de
gravedad o autoridad
lingüística. Si se tiene en cuenta el importe
desarrollo de la literatura hispano
americana, el futuro debería mostrar un deslizamiento de
la norma peninsular hacia una norma latinoamericana indefinida y
en cualquier caso, seguramente americana.
2. Las iniciativas
lingüístico–culturales de España en los
países de la zona.
Ya lo vimos en nuestra introducción, el
expediente « lenguas extranjeras », que
hasta ahora nunca había constituido una prioridad para los
países de la región, reapareció con la
instauración del Mercado común: un nuevo espacio no
sólo profesional y político sino también
lingüístico y cultural. En adelante, al menos
oficialmente y según los textos que emanan del Mercosur,
las « políticas
lingüísticas » del Mercado común
tienden hacia la creación de una identidad regional
caracterizada por la utilización equitativa de dos lenguas
oficiales. Nos proponemos pues estudiar las acciones
establecidas por España en el marco de esta nueva
política de las lenguas.
2.1. Las relaciones
Mercosur–Chile–Unión europea.
La identidad cultural de América latina se
impregna mucho de los valores
que forjaron el carácter y
la historia de
Europa. Cinco siglos de relaciones continuas entre las dos
regiones permitieron la difusión de los ideales europeos
en el centro de las sociedades
latinoamericanas que, a cambio, nunca han dejado de ejercer un
irresistible atractivo sobre el viejo continente.
Receptáculo de corrientes de inmigración de
distintos orígenes, las raíces europeas, y, en
particular, latinas, constituyen uno de los moldes identidarios
de estos países. El siglo XX se ha caracterizado por la
transición a veces difícil de los países
latinoamericanos hacia la democracia
representativa y la apertura económica. El interés
en preservar o incluso en aumentar la presencia europea en una de
las regiones más dinámicas para el comercio y las
inversiones europeos está íntimamente vinculado al
hecho de que el Mercosur y Chile constituyen socios
económicos esenciales para la Unión Europea. En
efecto, el Mercosur se convirtió en una de las regiones
más dinámicas del mundo para Europa. Por lo que se
refiere a Chile, a pesar de su menor importancia en
términos de población o mercado, está
desempeñando un papel bisagra en el proceso
mundial de liberalización comercial, asociado al Mercosur,
conectado por múltiples acuerdos preferenciales con otros
países del continente latinoamericano, Chile es pues un
miembro activo de la región latinoamericana.
Si según los Servicios económicos de la
Embajada de Francia en
Santiago, un acuerdo de cooperación entre la Unión
Europea y Chile no debería concretarse antes junio 2002,
la cooperación entre la Unión Europea y el Mercosur
como mercado único se remonta a 1992, con la firma del
Acuerdo Inter–institucional entre la Comisión y
el Mercosur cuyo objetivo principal consistió, desde
entonces, en reforzar el proceso de integración del Mercado común. En
consecuencia, el Acuerdo interregional de
cooperación firmado el 15 de diciembre de 1995
sentó los fundamentos jurídicos para una
cooperación más intensificada en los ámbitos
institucionales, económicos, sociales y culturales, entre
otras cosas. Afecta, en particular, a los ámbitos
económicos y comerciales (título I, apartados 1 y
2). Precisa los medios que
permiten el buen desarrollo de esta cooperación en su
título VII, incluidos financieros. Un Consejo de
Cooperación supervisa la aplicación del acuerdo
(Consejo de Cooperación, constituido por miembros del
Consejo y la Comisión de la Unión Europea por una
parte y de Consejo y Grupo del
Mercado común por otra parte), tal como se prevé en
el título VIII (artículo 25), él mismo que
es asistido por una Comisión Mixta de cooperación
(artículo 27). El acuerdo también incluye un
aspecto relacionado con la formación, la educación,
la
comunicación, la información y la cultura. Por el momento,
además de algunos proyectos
específicos en el ámbito del desarrollo rural y la
democratización, de los cuales la educación y la
formación son componentes esenciales, la Unión
Europea aplicó un programa de apoyo sustancial a los
sistemas nacionales de enseñanza superior (América
latina–Formación académica: ALFA).
Ahora, dentro esta cooperación
Mercosur–Unión europea, qué pasa con las
relaciones existiendo entre la zona que nos interesa y
España?
Es la primera Conferencia
Ministerial entre la Comunidad
Económica Europea (CEE), España, Portugal, los
países de Centroamérica y los del Grupo de
Contadora, en San José de Costa Rica que
señala el principio del diálogo
institucionalizado entre las dos regiones (« Proceso
de San José », 28–29 de septiembre de
1984). En consecuencia, la adhesión de España en
1986 da un impulso a las relaciones entre la CEE y América
latina. Dicho esto, aunque se estableció el acuerdo de
1995 durante la Presidencia española del Consejo de la
Unión Europea, queremos sin embargo hacer hincapié
en el hecho de que las medidas de cooperación
española en la región se sitúan al margen de
este último cuando no son previas. En efecto, en la
actualidad, no parece existir ningún proyecto de
cooperación entre la Unión Europea y el Mercosur
relativo al ámbito de las lenguas. En este sector, no se
encuentran por el momento iniciativas fuera de la estructura
europea incluida en acuerdos bilaterales como el programa
« Cruz del Sur » puestos en marcha por
Francia con el fin de mejorar la formación de los
profesores del Mercosur y Chile (entre los cuales los profesores
de lengua) y al cual colabora la Organización de los Estados Iberoamericanos
(OEI).
Al margen de este programa, España dispone de
una red de
oficinas técnicas de Cooperación y/o de centros
culturales en el conjunto de los países del Mercosur y en
Chile pero sólo estableció un instituto
lingüístico (Instituto Cervantes) en Brasil,
único país no hispanohablante de la
zona.
2.2. Las políticas lingüísticas
y culturales de
España en América latina.
La situación lingüística de
España dista mucho de ser simple. El castellano es la
lengua oficial del Estado y la de la mayor parte de los
habitantes de este país. No obstante, otras lenguas
también son utilizadas por una proporción
importante de la población: el catalán (10
millones), el gallego (3,8 millones), el vasco (580 000), el
asturiano (800 000), el aragonés (30 000), el
aranés (3 814), etc. Salvo el vasco (familia aislada),
son todas lenguas indoeuropeas. Sobre 39,4 millones de
habitantes, casi se distribuyen dieciséis millones de
personas en las distintas comunidades autónomas de
España:
1. Andalucía: castellano. 2. Aragón:
castellano y aragonés.
3. Canarias: castellano. 4. Cantabria:
castellano.
5. Castilla y La Mancha: castellano. 6. Castilla y
León: castellano y asturiano.
7. Cataluña: castellano y catalán. 8.
Comunidad de Madrid: castellano.
9. Comunidad Foral de Navarra: castellano y vasco. 10.
Comunidad Valenciana: castellano y catalán.
11. Estremadura: castellano. 12. Galicia: castellano y
galicien.
13. Islas Baleares: castellano y catalán. 14. La
Rioja: castellano.
15. País Vasco, Euskadi: castellano y vasco. 16.
Principado de Asturias: castellano y asturiano.
17. Región de Murcia: castellano.
De acuerdo con la Constitución española,
se reconocen al catalán, al vasco y al gallego el estatuto
de lenguas cooficiales con el castellano en las regiones donde se
hablan estas lenguas. El castellano es pues la única
lengua reconocida por el Estado español para el conjunto
del país. Eso significa que sólo se utiliza el
castellano en las Cortes Generales de Madrid (Parlamento y
Senado), en la
administración y los servicios, la justicia, la
señalización vial, los medios de
comunicación, etc. El uso público de una lengua
distinta del castellano (catalán, gallego y vasco),
sólo existe en las Comunidades autónomas de
Cataluña (catalán), el País valenciano
(catalán), las islas Baleraes (catalán), Galicia
(gallego) y el País Vasco (vasco). Salvo estas regiones,
España se presenta como un país monolingüe
donde sólo se puede usar la lengua castellana en las
distintas funciones de la vida social, económica,
cultural, política, militar, etc.
Constitución española, Madrid,
1978.
Artículo 3.
1. El castellano es la lengua
española oficial del Estado. Todos los españoles
tienen el deber de conocerla y el derecho de
usarla.
2. Las demás lenguas españolas
serán también oficiales en las respectivas
Comunidades Autónomas de acuerdo con sus
Estatutos.
3. La riqueza de las distintas modalidades
lingísticas de España es un patrimonio
cultural que será objeto de especial respeto y
protección. […]
Recordemos que si todos los Españoles tienen el
deber de conocer el castellano, esta obligación no se
aplica al catalán, al vasco, al gallego, etc. La
utilización de estas lenguas minoritarias en España
no constituye una obligación sino un derecho. Las lenguas
no son oficiales en el mismo grado: la lengua oficial de toda
España permanece el castellano, lo que le garantiza una
clara precedencia. Por otra parte, el reconocimiento de las
distintas lenguas de España no debe perjudicar a la
utilización o a la presencia de la lengua oficial del
Estado. Se comprende mejor porqué las políticas
lingüísticas españolas se vuelven mucho
más hacia la península que hacia el
exterior.
2.2.1. Principios de
difusión lingüístico–cultural de
España.
Si se refiere al artículo 3 de la reciente Ley
de cooperación internacional, la política de
cooperación española se fijó por objetivo
principal instaurar relaciones culturales con el resto del mundo.
En el marco de esta cooperación, las relaciones
España–América latina representan una
prioridad permanente. En la región, España
decidió orientar sus acciones en cuatro
direcciones:
v El refuerzo de las
instituciones.
v La
educación.
v La formación
inicial y continua de los recursos
humanos.
v La
modernización de los sectores productivos e
infraestructuras y la cooperación cultural.
La cooperación iberoamericana está tratada
en una perspectiva contractual de diálogo y de compromiso.
Este diálogo se traduce por una serie de encuentros
intergubernamentales. Así los encuentros iberoamericanos
pretenden mantener y reforzar la cooperación. Por ello
pudo entrar en vigor el Convenio de Cooperación
durante la Conferencia Iberoamericana de abril de 1997. Este
convenio establece, entre otras cosas, la voluntad de reforzar la
identidad del conjunto de los países iberoamericanos
mediante su participación activa en programas
comunes. Permitió la creación de una red de cooperación
encargada de definir y preparar nuevos programas y garantizar el
buen funcionamiento de los ya existentes. Así se vieron
reforzar programas como la Televisión educativa, los
Programas de alfabetización para adultos, el Fondo
indígena, etc. También se puede mencionar las
acciones de los centros de formación iberoamericanos
gracias a los cuales se han puesto en marcha los programas de
formación inicial, alfabetización, formación
de formadores, etc., organizados conjuntamente con la ayuda del
Ministerio de Educación y Cultura, de la OEI y de las
becas universitarias.
En los textos, el objetivo del Instituto Cervantes
consiste en ofrecer una imagen de la
lengua y la cultura española diferente de los estereotipos
habituales. Para ello, el instituto no se concentra en el
castellano sino que también se propone revelar las otras
lenguas del territorio. El Instituto también abrió
el Centro Virtual Cervantes (CVC) en Internet. Esta
creación tiene por objeto multiplicar los campos de
acción del Instituto en cuanto a la difusión
lingüística y cultural.
2.2.2. Estructura institucional de la red de difusión
lingüístico–cultural de España.
La cooperación internacional española
depende en la mayoría de su Subdirección general de
Cooperación Internacional que desarrolla, conjuntamente
con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Instituto Cervantes,
programas destinados a las poblaciones españolas que
residen en el extranjero, da respuestas a las solicitudes en
español lengua extranjera y contribuye a la promoción de la difusión de la
lengua y la cultura españolas en el mundo. Por otra parte,
España estableció una red de información
internacional.
2.2.2.1. El Ministerio de Asuntos exteriores.
Con el fin de garantizar una presencia cultural y
educativa, el Ministerio de Asuntos Exteriores español
estableció una red exterior formada por colegios
españoles y binacionales, por secciones internacionales,
por secciones en escuelas europeas, por grupos y por
clases de lengua y cultura españolas, de sistemas de
presencia en los institutos bilingües de los países
de Europa Central y Oriental, de equipo de consejeros
técnicos y centros de consejos en educación y
ciencia en las
Embajadas de España. Desde un punto de vista legislativo,
el conjunto de las operaciones es
controlado por el Real Decreto 1027/1993 del 25 de junio
de 1993.
En la región que nos interesa, se encuentran en
Argentina (Rosario) y en Brasil (São Paulo) Centros de
titularidad mixta (colegios binacionales que ofrecen un doble
bachillerato) acogiendo, según el Ministerio de
Educación español, aproximadamente 2.648 alumnos de
nacionalidad no española. Existen Asesores técnicos
enviados por España y encargados de apoyar, fomentar y
aconsejar la difusión de lengua y la cultura
españolas. Se dividen estos consejeros en dos
categorías como lo prevé el Real Decreto
1027/1993:
v Los destinados a los
equipos de consejeros de las Consejerías de
Educación y Ciencia de las embajadas.
v Los enviados en los
países donde no hay Consejerías de
Educación y Ciencia.
Los primeros (únicos que nos interesan en el
marco de este estudio), bajo la tutela del Consejería de
Educación y Ciencia a la cual están vinculados,
prestan una asistencia técnica, pedagógica y
lingüística a los centros, a los programas de
acciones educativas españoles y a la enseñanza del
español lengua extranjera. Bajo la copela del Jefe de la
Misión
diplomática, centran sus acciones de manera individual, en
la inserción de la lengua y la cultura españolas en
los sistemas educativos locales y en la difusión del
Diplomas de Español como Lengua Extranjera (DELE).
España supo establecer, en el marco del Mercosur y de
Chile, un gran número de oficinas de cooperación y
centros culturales como lo muestra el
sdocumento iguiente.
Representaciones españolas en los países
del Mercosur y en Chile.
País | Tipos de | Ciudades |
Argentina | Oficina Técnica de | Buenos Aires |
Centro Cultural Español | Buenos Aires | |
Oficina Técnica de | Brasilia | |
Centro Cultural Brasil – España | Belo Horizonte | |
Centro Cultural Brasil – España | Brasilia | |
Brasil | Centro Cultural Brasil – España | Curitiba |
Centro Cultural Brasil – España | Florianopolis | |
Centro Cultural Brasil – España | Porto Alegre | |
Centro Cultural Brasil – España | Recife | |
Chile | Oficina Técnica de | Santiago |
Centro Cultural Español | Santiago | |
Paraguay | Oficina Técnica de | Asunción |
Centro Cultural de España, Juan De | Asunción | |
Uruguay | Oficina Técnica de | Montevideo |
Fuente : www.cervantes.es
(Instituto Cervantes).
Destaquemos que la cooperación constituye, desde
mucho tiempo, un aspecto fundamental de la acción exterior
del Estado español. Es la Agencia Española de
Cooperación Internacional (AECI), en colaboración
con distintos departamentos ministeriales, organismos
públicos, universidades y otras instituciones que define,
organiza, administra y financia los programas de
cooperación para América latina.
Estructura de la red de difusión
lingüístico–cultural de
España.
Fuente : www.mec.es (Ministerio de
Educación nacional español).
Acuerdos, protocolos y
tratados de
cooperación firmados
por España, los países del Mercosur y
Chile.
ARGENTINA | BRASIL |
Tratado general de cooperación y | Convenio cultural |
Convenio general sobre cooperación | Protocolo adicional al convenio cultural de |
Convenio de cooperación | Convenio de cooperación para la |
Protocolo adicional | Tratado general de cooperación y |
Protocolo cultural, integrante del Tratado | Convenio básico de cooperación |
CHILE | PARAGUAY |
Tratado general de cooperación y | Convenio general básico de |
Convenio básico de asistencia | Tratado de intercambio |
Convenio cultural | Canje de notas modificando el artículo |
Protocolo adicional creando una | Canje de notas constitutivo de un protocolo adicional al Tratado de |
URUGUAY | |
Tratado general de cooperación y | Tratado de intercambio |
Convenio básico de cooperación | Canje de notas modificando el art. 9 del |
Acuerdo complementario general de convenio |
Por último, las actividades culturales
establecidas en América latina se dividen en cuatro
subgrupos: las actividades de la red de los centros de
formación y oficinas técnicas de cooperación
(exposiciones, actividades literarias, teatrales, etc), las
actividades directamente fomentadas por el AECI (creación
de un nuevo centro cultural en Córdoba (Argentina) con el
fin de financiar actividades culturales españolas), las
actividades en colaboración con las instituciones
culturales españolas e iberoamericanas y finalmente los
programas culturales vinculados a las Cumbres de los Jefes de
Estado y de Gobierno
Iberoamericanos (el programa de Televisión Educativa
Iberoamericana difundido desde hace cinco años a
través de la Televisión Española
Internacional, el programa IBERMEDIA cuyo objetivo es la
intensificación del mercado audiovisual iberoamericano y
al cual participan, entre otros, Argentina, Brasil y Chile, el
programa de los Expedientes Iberoamericanos, etc).
2.2.2.2. El Instituto Cervantes.
Sólo recientemente España decidió
reforzar su política exterior por la creación de
centros lingüísticos y culturales. Así, el
Instituto Cervantes fue creado por la Ley 7/1991 de 21 de
marzo de 1991 con el fin de promover universalmente la
enseñanza, el estudio y el uso del español y
contribuir a la difusión de la cultura española en
el extranjero, todo ello en coordinación con los órganos
competentes de la administración del Estado. Su sede se
sitúa en Madrid y sus distintos centros se distribuyen en
los cuatro continentes. Entidad sin ánimo de lucro, el
instituto es regulado por tres órganos:
v La Presidencia de
honor se asignó al Rey de España. La presidencia
ejecutiva se asignó al jefe del gobierno.
v El consejo de
administración aprueba los planes generales del
instituto. Está constituido por representantes de los
ministerios de Asuntos Exteriores, de Educación y
Cultura, de Economía, Finanzas y
Empresas.
v El director
está a cargo de la gestión y la
representación del instituto.
Salvo los cursos de
lenguas, el Instituto Cervantes se distingue por las formaciones
de profesores de español que ofrece desde hace algunos
años. Uno de sus grandes proyectos es crear dos grandes
centros de formaciones, construyendo el primero en Brasil donde
la introducción del español como materia
obligatoria del secundario requeritá, según el
Instituto Cervantes de São Paulo, alrededor de dos cientos
mil de profesores.
En 1998, el presupuesto del
Instituto Cervantes asciende a aproximadamente 4.790 millones de
pesetas y la Ley de presupuestos
generales del estado prevé que el Gobierno vuelva a
poner una dotación ascendiendo a 5.472 millones de
pesetas.
En seis años, el instituto estableció una
red de treinta y cuatro centros en veintiuno países en los
cuales trabajan aproximadamente 473 personas más 281
colaboradores (profesores para la mayoría). España
decidió adoptar una estrategia propia: con una red poco
ancha, prefiere sensibilizar nuevos públicos a la lengua
española mediante Internet, acuerdos con los medios de
comunicaciones
locales (televisión, radio, prensa) menos costosos que
podrían ser nuevas implantaciones.
2.2.3. Las certificationes y los diplomas de
español lengua extranjera.
Al margen de los títulos y certificaciones
proprios a sus distintos centros de lenguas, España posee
un título de español lengua extranjera, elaborado
por la Universidad de
Salamanca (Diploma de Español Lengua Extranjera) y
válido a escala
internacional en el mismo concepto que el Diplôme
d’Etudes de Langue Française (DELF) o el Test of English
as a Foreign Language (TOEFL). Se divide en tres
niveles:
v Certificado Inicial:
atesta de un nivel lingüístico que permite superar
las situaciones que requieren un nivel de comunicación elemental.
v Diploma
Básico: atesta de un nivel lingüístico que
permite superar situaciones corrientes de la vida
diaria.
v Diploma Superior :
atesta de un nivel lingüístico que permite superar
las situaciones que requieren un registro
lingüístico avanzado.
El Instituto Cervantes también ofrece sus propios
certificados reconociendo las competencias
adquiridas en cada uno de los cuatro niveles propuestos: inicial,
intermedio, avanzado y superior. Además, el Instituto
expide certificados de asistencia para los cursos especializados
(cultura, civilización, perfeccionamiento, etc.) y
certificados que reanudan los antecedentes académicos
completos del estudiante.
En resumen, todo lleva a creer que España ve en
la creación del Mercosur una ocasión única
de penetración lingüística en Brasil, en
particular desde la iniciativa parlamentaria haciendo obligatorio
la enseñanza del español en el ciclo secundario
(aproximadamente cincuenta millones de estudiantes requeriendo
por lo menos dos cientos mil de profesores). La creación
del Instituto Cervantes de São Paulo refuerzar aún
más esta estrategia, sobre todo mediante su propuesta de
formación de formadores en español lengua
extranjera. Es necesario reconocer que el estatuto del que goza
la lengua española en Brasil no tiene mucho que ver con el
del portugués en los países hispanohablantes de la
región. Recordemos una vez más que este inmenso
país constituye la minoría lingüística
del Mercosur. Las empresas locales valorizan pues el
conocimiento de una lengua hablada por el conjunto de los
otros países del Mercado común. En paralelo, las
empresas españolas ven con interés su lengua
desarrollarse localmente y algunas de ellas, como Endesa
(energía), ya firmaron acuerdos con Brasil con el fin de
financiar formaciones en español. El carácter
obligatorio del español no sólo tendrá
efectos sobre la tradición lingüística
brasileña sino también sobre el conjunto de las
industrias
culturales del país: cine, literatura, televisión,
etc. La edición internacional del diario español
El País está ya disponible en el
mercado.
2.2.4. Las producciones mediáticas.
Sin entrar en detalles, las producciones de
información peninsulares difundidas en la región se
distinguen en gran parte de las producciones mercosurienas en el
sentido de que buen número de ellas está destinado
a exportarse, es decir que está especialmente creado para
el extranjero. España sin embargo adoptó estrategias muy
diferentes en cuanto a la difusión. En efecto, como lo
indican los Servicios económicos de la Embaja de Francia
en Madrid en Espagne. Dossier de base.
(www.dree.org/espagne, 1999), la continuidad del crecimiento
español (ritmo anual de crecimiento del PIB del 3,7%) hace
que España se acerca poco a poco del promedio europeo.
Contrariamente a Portugal, España siempre ha visto en
América latina un socio comercial no desdeñable.
Según los Servicios económicos (1999), un 6,6% de
las exportaciones
españolas tienen por destino esta región, en
particular, Argentina, Brasil, Chile y México que
concentra por su parte más de la mitad exportaciones
españolas de la región (Bonet Lluís y De
Gregorio Albert in García Canclini Néstor, 1999, p.
98), situando este último en segunda posición
detrás de la Unión Europea (71,6%), delante de los
Estados Unidos (4,2%).
2.2.4.1. El sector audiovisual.
América latina constituye una gran oportunidad
para la producción audiovisual española, en
particular por la ausencia de barreras lingüísticas
importantes. Los productores españoles lo comprendieron
bien intensificando desde 1997 sus contactos con sus
homólogos de en el otro lado del Atlántico. La
empresa no es fácil ya que según un informe de la
Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales
Españoles (FAPAE) y la Asociación Española
de Cooperación Internacional, la región
iberoamericana importó para 2.351 millones de
dólares de programas audiovisuales en 1996 y sólo
un 5% de éstos procedían de
España.
Por lo que se refiere al sector cinematográfico,
el número de pantallas de cine que va reduciendose en la
región implica un volumen de
compras limitado
y esencialmente norte–americano. El cine europeo y, en
particular, español es prácticamente ausente. Una
estrategia generalmente utilizada por España para la
financiación y la comercialización de una
película es la coproducción internacional por medio
de los acuerdos de cooperación bilaterales que
firmó con algunos países latinoamericanos.
Indiquemos sin embargo que sólo cuarenta y tres
películas fueron realizadas con América latina
mediante este sistema entre 1982 y 1996 (Bonet Lluís y De
Gregorio Albert in García Canclini Néstor, 1999, p.
118) y que no se cuentan 14,3% de películas
hispano–latino–americanas.
La televisión española posee cadenas
comercializadas en el otro lado del Atlántico. En efecto,
el 26 de febrero de 1998, Galaxy Latino América (GLA,
provedor del servicio
Direct TV para América latina y el Caribe) y Radio
Televisión Española (RTVE) firmaron un acuerdo
ofreciendo a los usuarios de Direct TV cuatro nuevos canales
españoles entre los cuales tres completamente
inéditos en América latina: Televisión
Española Internacional (TVE) , 24 Horas,
Hispavisión et Euronews.
Citemos también la existencia de la
Televisión Educativa Iberoamericana (TEI), programa de la
Cumbre iberoamericana de los Jefes de Estados y de Gobiernos
promovida por el Gobierno español a través del
Ministro de Educación y Ciencia, que comenzó sus
actividades en 1992. El conjunto de sus programas es producido
por la Agencia de información española (EFE). Se
trata ante todo de un instrumento de la cooperación
impulsando la producción y la difusión de materiales
educativos. Globalmente, la TEI contribuye a consolidar la
cooperación educativa, cultural y comunicacional dentro
del espacio iberoamericano. Permite también explorar las
posibilidades educativas de las tecnologías más
recientes y finalmente de fomentar la interconexión de
grandes sectores de la comunidad iberoamericana con el fin de
promover el conocimiento
de sus especificidades culturales. En América latina es
posible captar esta cadena mediante el satélite Hispasat
(frecuencia: 12,078 MHz).
Por último, Lluís Bonet y Albert De
Gregorio (in García Canclini Néstor, 1999, p. 119)
indican que Televisa de México y el grupo español
Recoletos firmaron un acuerdo en 1998 por la elaboración
de una cadena económica en español,
« Expansión financiera », que se
emitirá (fecha no fijada) por satélite, cable y
plataforma digital en España, en América latina y
toda la población hispanohablante de los Estados
Unidos.
Indiquemos finalmente que según los censos
efectuados por el « Com F.M. »
(www.comfm.fr), se puede captar por lo menos cinco canales
españoles en Internet: Bloomberg TV Spain (General –
Madrid), ETB 1 (Euskadi Euskal Telebista via satélite),
Extensión financiará (News), Galicia T.V. (General)
y TVE
Una serie de canales de radio también está
disponible en el extranjero: Radio 1, Radio Clásica, Radio
3, Radio 5 y Radio Exterior de España (REE), etc. Este
último es la versión internacional de Radio
Nacional de España (RNE) y en consecuencia la voz de
España en la radiodifusión mundial. Presente
venticuatro horas al día, este canal se destina
esencialmente a las comunidades hispanohablantes. No obstante,
permite a España difundir su lengua y su cultura en
países no hispanohablantes. Los programas se dividen en
tres grupos: informativos (« Ventana de
España »,
« Hispanorama »,
« Especiales » y
« Colaboraciones »), divulgadores
(« Ronda de actualidades ») y musicales
(« La música ligera en
España »)."
Citemos también los programas elaborados desde
1997 por el Instituto Cervantes y emitidos por REE, en particular
« Un idioma sin Frontera », realizado con
el Departamento de Cooperación y Extensión del
Instituto Cervantes y Radio Exterior de España con el fin
de difundir la lengua y la literatura española. Emitida de
lunes a viernes, demora cuarenta y cinco minutos y puede
recogerse en todo el mundo gracias a un receptor onda corta o
mediante los satélites
Hot Bird I, Hispasat Europa, Hispasat América y Asiasat.
Este programa es elaborado por más de veinte profesores
que emanan de distintas universidades que semana después
de semana sensibilizan a los auditores a cuestiones de
léxico, gramática, fonética, de ortografía, a la historia de la lengua y a
la literatura española y americana hispano. Por
último, indiquemos que según las estadísticas de « Com
F.M. » (www.comfm.fr), treinta y dos estaciones de
radio españolas pueden captarse en Internet.
2.2.4.1.4. La industria fonográfica.
En 1998, el mercado del disco español representa
más de ciento miles millones de pesetas para más de
sesenta y uno millones de unidades vendidas (Sociedad general de
los Autores españoles) pero su taza de penetración
en América latina es muy bajo. En efecto, de los 15.948
millones de pesetas de exportaciones, 21% proceden de Irlanda, un
13,5% de Andorra, un 12% de Portugal y un 11,6% de Francia
(Servicio económico en Madrid, L’édition
musicale en Espagne, marzo de 1999). La Sociedad general de
Autores y Editores considera que en 1996 se percibieron,.494
millones de pesetas en derechos (musicales y
escénicos) a través de los mercados argentinos,
brasileños, mexicanos, colombianos y chilenos o sea un
23,9% del conjunto de los derechos.
España ocupa el quinto puesto mundial para la
producción de libros. Se estima el volumen de negocios
anual del mercado a 400 mil millones. Las exportaciones
editoriales españolas aumentaron de un 33% en 1997 (70 mil
millones de pesetas). Si este sector dista mucho de alcanzar el
nivel de integración internacional que caracteriza los
sectores audiovisuales y fonográficos, posee sin embargo
una larga tradición de intercambios con la América
latina facilitada por la presencia de una lengua común.
Algo interesante en el ámbito de la enseñanza
lingüística y cultural, Sudamérica absorbe un
50% de las exportaciones españolas. Eso implica que gran
parte de los manuales de
español lengua extranjera proceden de la península,
difundiendo la variedad lingüística y la cultura de
España en América latina.
Si el mejor cliente
latinoamericano de España es Argentina, tengamos en cuenta
la fulgurante ascensión de Brasil colocándose en
adelante en segunda posición gracias a la
incorporación de la lengua española en los
programas de los secundarios.
Por lo que se refiere a la prensa, se encuentra el
diario El País en algunos países y centros
que difunden la lengua española (Instituto Cervantes,
p.e.). « Com F.M. » indica también
que al menos cuatro diarios están disponibles en
línea: ABC, El País, El
Periódico y La Vanguardia.
2.2.4.3. El sector de las El sector de las nuevas
tecnologías de información y
comunicación.
Como lo indica la nota de los Servicios
económicos franceses en Madrid, Le secteur informatique
en Espagne (www.dree.org/espagne, diciembre de 1999), el
sector informático español, en particular el de los
programas informáticos, creció de un 18% en 1998 y
de un 21,4% durante los tres primeros meses de 1999 (con
relación a los tres primeros de 1998). España
cuenta con casi tres millones de internautas ocasionales y el
fuerte desarrollo de Internet debería seguir ayudando al
sector informático (según el índice de
« Yahoo » consultado en enero de 2001, el
país cuenta con 8.546 sitios). Sin embargo, si actualmente
un 2,5% de los materiales disponibles están en
español, poco de ellos procede de España. Es
necesario decir que este país no goza de un peso decisivo
en el medio de las telecomunicaciones, no posee el potencial
industrial de Japón ni la riqueza productiva en materiales
audiovisuales de los Estados Unidos. Añadamos que
España no desarrolló ninguna política
cultural o lingüística en el marco de Internet. Los
usuarios de Internet españoles buscan la
información fuera de sus fronteras para importarlo en el
país. El tráfico internacional es pues
deficitario.
Así pues, como acabamos de verlo, la presencia
mediática de la península en el Mercosur
está íntimamente vinculada a las políticas
lingüístico-culturales llevadas por España que
contempla una difusión más amplia
estableciéndose a la vez en sus antiguas colonias y en los
países no hispanohablantes utilizando consejeros
técnicos con el fin de reforzar la difusión de sus
medios de comunicación.
3. Conclusión : la cuestión
del reconocimiento de las variedades latino–americanas del
español.
Las condiciones sociales y políticas actuales
haciendo que los Estados autónomos se encuentren en
contacto entre sí para cubrir necesidades particulares
respectivas, implica exigencias de tratamiento igualitario,
respeto mutuo y reconocimiento de las particularidades culturales
de cada grupo. En este sentido, el concepto de necesidades
lingüísticas cubre una realidad extremadamente
compleja. En efecto, una política lingüística
que no se funda en un conocimiento real de las necesidades
lingüísticas de las personas consideradas corre el
riesgo de no lograr sus objetivos. Es necesario reconocer
desgraciadamente que uno de los problemas
principales en el establecimiento de una política
lingüística es el precisamente de la
definición de las necesidades de los hablantes ya que
éstos tienen varias caras. Esta pequeña
introducción nos conduce directamente a la cuestión
de la elección de las variedades lingüísticas
que deben ser difundidas en el Mercosur.
Los países hispanohablantes de la región
son identidades coyunturales que se estructuraron al ritmo de la
colonización. Ésta constituyó su vector, la
referencia, luego la recepción local del Estado post
colonial. De la identidad estática
producida por « otros » se pasó a la
construcción endógena de unas identidades
hispanohablante dinámicas y múltiples, suscitadas
por la independencia de los Estados. Más o menos
geográficamente dividida, la hispanofonía goza de
un polo transatlántico masivo que presenta dos aspectos:
una vitalidad creativa y una heterogeneidad enriquecedora. El
carácter plural de la hispanofonía es aún
más importante cuanso las identidades en cuestión
siempre han rechazado los particularismos y nuevas
especificidades fuera de la península.
A partir de este balance, la hispanofonía no
inspira la idea de un movimiento internacional o multilateral que
se presenta más bien como una
« macroregión » política de
inspiración cultural. La hispanofonía no posee
ninguna comunidad orgánica, ninguno organismo oficial
multilateral agrupando a todos los países de lengua
española por un vínculo material (mientras que la
lusofonía posee a la Comunidad de los Países de
Lengua portuguesa). Dicho esto, si sus miembros tienen como
referencia común la lengua y la cultura española,
desarrollan sus propias referencias lingüísticas y
culturales y aún no se puede hablar de verdaderas
políticas hispanohablantes en cuanto a la difusión
de la lengua.
Esto explica porqué las acciones de
difusión lingüística y cultural puestas en
marcha por algunos países de la región y
España no se relacionan entre ellas. Este fenómeno
nos lleva directamente a dos conceptos clave: la norma y la
« lengua de referencia ».
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