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Ernest Hemingway y la generación perdida. Un ensayo sobre Paris era una fiesta (página 3)




Enviado por catb64



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A pesar de todo esto, la ciudad en sí misma
conserva el amor de Hemingway: "Cuando regresamos a París
estaba claro y hacia frío y era hermoso. La ciudad se
había acomodado para el invierno, había buena
leña en venta en la tienda de leña y carbón
al otro lado de la calle, y habla braseros fuera en muchos de los
buenos cafés para que pudieras estar caliente en las
terrazas. Nuestro propio apartamento era cálido y alegre.
Quemamos boulets que eran terrones de carbón en polvo,
moldeados en forma de huevo, sobre el fuego de leña, y en
las calles la luz del invierno era bella, Ahora ya estabas
acostumbrado a ver los árboles desnudos contra el cielo y
paseabas sobre los senderos de grava recién lavada a
través de los jardines de Luxemburgo bajo el viento limpio
y penetrante. Los árboles sin sus hojas eran pura
escultura cuando te reconciliabas con ellos, y los vientos del
invierno soplaban a través de la superficie de los
estanques y las fuentes se henchían en la brillante luz.
Todas las distancias eran cortas desde que estuvimos en las
montañas." (5)

III. Años
de
aprendizaje y formacion

Las lecturas del estudiante y sus
descubrimientos.

Hemingway no fue a la universidad. Su temperamento, el
tipo de vida que llevó y su talento, lo alejaron de las
aulas. Pero siempre tuvo una gran inteligencia para elegir
"maestros" y libros en esa gran universidad abierta que fue
París para un estudiante aplicado como lo fue
Hemingway.

Después de haberse hecho suscriptor en la
librería de Sylvia Beach, comenzó un periodo
intenso de lecturas, todos aquellos autores que habían
quedado relegados por falta de tiempo o desconocimiento.
Leyó a Turgenev completo, un autor que mostraba lo
difícil de escribir con sencillez acerca de la
cacería y de la vida del campo. Las traducciones de
Tolstoy hechas por Constance Garnett, y las traducciones inglesas
de Chejov. Al parecer los autores que Heminway buscaba,
tenían como finalidad ayudar a construir su estilo. Que en
principio había sido formado por los periódicos
para los que trabajaba. Luego siguieron las enseñanzas de
Gertrude Stein y Ezra Pound. Finalmente los grandes de la
literatura, que escribieran tal como él lo quería
hacer. (cf.reportajes de Publicado en Toronto 1920-1924
).

Chejov tenía algunos cuentos que parecían
mero periodismo. En Dostoyevski había cosas
increíbles y no se debían creer. El paisaje y los
caminos en Turgenev. Los movimientos de tropas y el terreno y los
oficiales y la tropa y el combate – que tanto le ayudarían
a Hemingway en sus propias obras sobre la guerra, como las
viñetas de guerra de in our time, Adiós a las
armas y Por quién doblan las campanas-
en Tolstoy.
Además de conocer a Stendhal quien presenta en la
Chartreuse de Parme la guerra tal como es, el maravilloso
relato de Waterloo, del que se inspiró Hemingway
años después, para describir la retirada de
Capporetto en Adiós a las Armas.

"Llegar a todo aquel nuevo mundo de literatura, con
tiempo para leer en una ciudad como París donde
había modo de vivir bien y de trabajar por pobre que uno
fuera, era como si a uno le regalaran un gran tesoro."
(1)

Cuando salía de viaje a las montañas de
Suiza y de Italia donde iban antes de descubrir Schruns en el
alto valle del Vorarlberg en Austria, llevaba una buena
provisión de libros que le prestaba Sylvia Beach, y de
noche podía vivir el mundo de los escritores rusos, que
estuvieron desde el principio, luego los demás, pero
sabemos que en un período sólo estuvieron los
rusos.

Cierto día en el estudio de Ezra Pound,
después de jugar tenis en el boulevard Arago, Hemingway le
pregunta que pensaba de Dostoyevski. "- Si tengo que serte
franco, Hem – dijo Ezra -, nunca leo a los rusos."(2)

Esta respuesta no le gustó a Hemingway porque
aquél era el hombre que entonces gustaba y convenía
como crítico, quien creía en la mot juste,
en la única palabra que es correcto usar, quien le
había hecho desconfiar de los adjetivos.

Pound le recomienda que no se aleje de los franceses, y
que tiene mucho que aprender de ellos. Hemingway reconoce con
algo de humildad e ira contenida, "Tengo mucho que aprender de
todo el mundo." (3)

Una preocupación constante de Hemingway es la
discusión de lo que está leyendo con otras
personas, y saber sus opiniones al respecto sobre los autores que
ha leído. Con Evan Shipman en la Closerie des Lilas,
conversa acerca de Dostoyevski y Tolstoi Hemingway le pregunta
cómo un escritor que escribe tan mal, puede hacernos
sentir tan hondamente, Evan le responde que no piensa que sea la
traducción, ya que ha leído a Tolstoi en
traducción y le parece muy buen escritor.

La Guerra y la paz en la traducción de
Constance Garnett es una novela fantástica, probablemente
la mejor que existe y se puede leer y releer opina Evan Shipman,
con lo cual Hemingway está totalmente de acuerdo, pero
Dostoyevski no se puede leer y releer.

Crimen y castigo que ley6 en Schruns en una
temporada, y cuando Hemingway ya no tenía nada más
que leer, intentó leerlo pero no pudo, por lo que tuvo que
entretenerse con los periódicos austríacos y con el
estudio del alemán hasta encontrar algo de Trollope en la
edición Tauchnitz. Evan completa haciendo un brindis por
Tauchnitz.

Dostoyevski en opinión de Shipman era una mierda,
-recordemos que ya se han bebido algunos wiskies, gracias a la
generosidad de un mesonero que sufre un pequeño drama
personal– Dostoyevski de lo que escribe bien es de mierda y de
los santos. Sus santos son maravillosos, pero lo peor del caso es
que no se puede releer.

Hemingway insiste en que probará leer de nuevo
Los Hermanos Karamasov. Shipman le advierte que no se deje
tentar por Dostoyevski. Por supuesto que no, le responde
Hemingway su método comienza a revelarse, escribir de modo
que haga efecto sin que el que lee se de cuenta, y así
cuanto más lea más efecto le hará. Los
autores que lee, le permiten evitar las trampas en las que caen
hasta los grandes escritores como Dostoyevski.

El drama que atormenta al mesonero, cuya protesta es
servir mucho whisky a sus amigos, es el cambio que debe hacer,
afeitarse un grueso bigote, para que parezca a los mesoneros de
los bares estilo americano, de lo contrario debe
renunciar.

En la siguiente visita que hace a la Closerie, lo
atiende otro mesonero llamado André, quien ya resignado se
ha cortado el bigote y usa una chaqueta blanca de barman
americano. Hemingway pregunta algo desconcertado por su amigo
Jean, el mesonero que estaba atendiéndolo la vez pasada.
André le responde que aún no se ha resignado, se
entera que sirvió toda la guerra en un regimiento de
Caballería pesada y obtuvo la Croix de Guerre y la
Médaille Militaire, que había obtenido por su
valor, Finalmente André le informa que Evan
acompaña a Jean para trabajar en un huerto.

Además de los libros, Hemingway nos demuestra su
preocupación por los dramas de los seres humanos que
conoce y ve a menudo, y sabe diferenciar entre acciones falsas,
dramas de opereta y verdaderas pequeñas tragedias de
personas que conoce, que también constituyen aprendizaje y
contribuyen a su formación como escritor. Hemingway
escribe y aprende; sus padres literarios son la experiencia y
unos nombres confesados por él, que quizás nos
sorprendan pero que precisan muy bien el carácter y
objetivo de su ficción; como figura principal el Mark
Twain de Huckleberry Finn – " toda la literatura americana
moderna procede de allí", son -sus palabras- y junto a
él, Dublineses de Joyce, Los Buddenbrookc de
Mann, Stendhal,Tolstoy, Dumas, Flaubert,Turgenev y
Maupassant.

Con el tiempo añadirá a su lista a
Fielding, el capitán Marryat, los cuentos de Kipling y
Crane, Henry James y el Joyce de sus obras mayores. Resultado de
sus lecturas, son la influencia directa en Tres cuentos y diez
poemas
(1923) publicado en París por Contact
Publishing Company
, en una edición de 300 ejemplares,
in our time(1924) 32 páginas de viñetas
publicadas por Three Mountains Press en París,
In Our Time (1925) y The Sun Also Rises
(1926),

Una buena y severa
disciplina.

Uno de los más importantes aprendizajes que hizo
Hemingway en París, fue el de la disciplina para escribir.
Una disciplina que se convierte casi en una obsesión.
Vemos que en cualquier lado, en algún café donde
puede guarecerse de la lluvia y el frío, lo primero que
hace es sacar de su bolsillo una libreta y un lápiz y se
pone a escribir.

En la biografía Ernest Hemingway, ese falso
hombre duro
, Ignacio Guzmán Sanguinetti, cuenta que
todas las mañanas Hemingway se levantaba muy temprano para
trabajar. Pero muchas veces, no soportaba el llanto de su hijo en
su pequeño departamento,, y tenía que irse a
trabajar a la calle.

En el café donde comenzaba a trabajar se
concentra y se trasplanta hasta Michigan. El cuento que
está empezando a escribir es el conocido "Up in Michigan",
que seria catalogado más adelante por su profesora
Gertrude Stein como inaccrochable.

El cuento se escribía con una facilidad
increíble, y una excitaci6n que recorría su cuerpo,
en parte por el ron de Martinica, y en parte porque el cuento se
estaba escribiendo solo. Levanta la vista por un momento para
mirar a la muchacha que se ha sentado enfrente, luego de nuevo a
escribir, adentrándose tanto en el cuento que allí
se perdió, el cuento se escribía solo, no
podía levantar los ojos hasta que al fin el cuento
quedó listo y Hemingway cansado. La muchacha se
había marchado, cerró la libreta y la metió
en el bolsillo de la cartera, era una actividad tan febril que
después de terminar se sentía vacío y triste
y contento, como si hubiera hecho el amor.

Y cuando trabajaba en el cuarto que tenía
alquilado para escribir, al finalizar una jornada de trabajo se
premia con un trago de kirsch.

El método de interrumpir el trabajo cuando
sabía o veía claro lo que debía escribir al
día siguiente, le daba la sensación de que
podía continuar con facilidad algo que estuviera haciendo,
y no caer en la dificultad de la página en
blanco.

El aprendizaje que recibió de sus
"maestros"

La influencia que recibi6 de Ezra Pound, que estuvo en
París de 1920 a 1924, y de Ford Madox Ford, el director de
la Trasatlantic Review (1924-1925) a diferencia de la de
Gertrude Stein, que fue a través del arte de la
conversación, se hizo por medio del lápiz
azul.

Los consejos de Ezra Pound eran recibidos con gran
respeto. Pero los de Gertrude Stein influyeron más
directamente. En Crónica Literaria, Edmund Wilson
comenta La Autobiografía de Alice Toklas, y la
influencia de Gertrude Stein sobre Hemingway: "A Gertrude Stein
le gustaba (Ezra Pound), pero no lo encontraba divertido.
Según ella, era un charlatán de aldea, excelente si
usted fuera un aldeano, pero no si no lo es." (… ). Y se
muestran bastante duras respecto a Ernest Hemingway: "Gertrude
Stein y Sherwood Anderson se divierten mucho cuando se trata de
Hemingway. La última vez que Sherwood visitó
París, hablaron mucho de él. Hemingway fue formado
por ambos y ambos se sienten a la vez un poco orgullosos y un
poco avergonzados del producto de sus mentes… Y ambos llegaron
a admitir que sienten una debilidad por Hemingway, ya que
resultó un discípulo aplicado. Es un
discípulo pésimo, protesté yo. No
comprendes, los dos replicaron, lo halagador que resulta tener un
discípulo que se las arregla sin comprender, en otras
palabras, se entrena y cualquiera que se entrene resulta un
discípulo favorito. Ambos admiten que es una flaqueza.
Gertrude Stein añadió después, fíjate
que es como Derain. Recuerda que cuando yo no acababa de
comprender el éxito que lograba Derain, Monsíeur de
Tuille dijo que era porque parecía moderno y olía a
museo". (4 )

Es cierto que a medida que vamos leyendo el libro, nos
sorprendemos inevitablemente por la deuda de Hemingway a Gertrude
Stein. Pasajes como el siguiente, sugieren que resultó
influido tanto por su conversación como por su estilo
literario (no me atrevería a sugerir que la prosa de la
Srta. Stein a su vez pudo verse algo influida por las
conversaciones de los personajes de Hemingway).

Esta fuerte influencia fue compartida, por otros dos
escritores, Pound y Ford: " Junto a Gertrude Stein, en
París se hallaban Ezra Pound y Ford Madox Ford. El
interés principal de Pound era la poesía,
sólo que trataba de conseguir que la poesía
estuviera escrita como la buena prosa. Se había propuesto
dar a la poesía alguna de las cualidades de la buena
prosa, y puso su interés especial en lo que admiraba en
las novelas de Ford, The Good Soldier (1915), por ejemplo,
y la serie bélica de Tietjens," (5)

Hemingway "había llevado consigo al París
de 1922 las experiencias de un hombre del Oeste Medio y el
azaroso entrenamiento que unos pocos años de trabajo como
reportero de diario le había proporcionado." A pesar de
haber trabajado pocos años en el periodismo, la influencia
que ejerció en su obra es notable, muchos artículos
que escribió para el Toronto Star le
proporcionaron el material de sus primeras obras
literarias.

Sabemos que Hemingway mediante el trabajo y la dura
disciplina. Aprendió a ver esta diferencia (entre el
periodismo y la literatura) gracias a Pound,, a Ford y a Gertrude
Steín. Pound corrigió su obra primeriza,
tachó la mayor parte de los adjetivos y
dió a su latente claridad la posibilidad de hacerse
explícita. Con sus consejos Miss Stein le ayudó a
conservar y desarrollar cierta sencillez de expresión que
antes de su intervención había sido más bien
el resultado accidental de la falta de influjos
académicos," (6)

Anderson también influyó en la
formación de Hemingway, pero el alumno supera al maestro.
"La diferencia fundamental entre Anderson y Hemingway estriba en
una diferencia de actitud con relación al arte literario.
Ambos, por lo que sabemos, acudieron a Gertrude Stein en busca de
consejo. Pero Anderson sacó de ahí lo que ya sabia,
y no dejó nada, en tanto que Hemingway aprendió las
lecciones más difíciles de la disciplina
novelística, habiendo comprendido que el logro del arte
requería algo más que frases perfectas".
(7)

Otras influencias.

Hemingway no fue únicamente influenciado por sus
"maestros", ciertos compañeros de su generación,
como por ejemplo Fitzgerald, le mostraron el camino que
debía seguir, y sin darse cuenta lo que debía
evitar.

"Exactamente en lo opuesto se encuentra el mundo de
Scott Fitzgerald, también expatriado, amigo y
víctima de Hemingway pero que preferirá acampar en
la orilla derecha del Sena.

'Hablemos de gente rica', dice Fiztgerald, esto
simplifica de tal manera los problemas. Este ambiente de gentes
ricas y ociosas de Tender is the Night, que arrastran su
perversión, de apatía en desilusión,
afectando el gesto del aburrimiento byroniano, nada tiene que
ver, en apariencia, con el mundo brutal de Hemingway pero es sin
duda su complemento natural.

Desequilibrados, descentrados, los héroes de
Fitzgerald erran a la deriva en una oscuridad casi total, si las
únicas estrellas que les guían son el placer y el
arte , esta noche para ellos no es tierna y la muerte está
al final de su búsqueda, o la locura, de la misma manera
que bajo los héroes más endurecidos de
Hemingway.'

En el artículo "Hemingway versus Fitzgerald, las
relaciones peligrosas" escrito por Kilton Fornaro, se hace un
análisis detallado de la relación entre ambos
escritores: "Fitzgerald percibió mejor la personalidad de
Hemingway que éste la de él. Mientras el primero
respetó y admiró a Heminway (inclusive planea
hacerlo héroe de una serie de cuentos que
transcurrían en el medioevo), éste se
manifestó más de una vez con dureza acerca de su
amigo.

Lo que Fitzgerald debi6 soportar con más dolor
fue tal vez la alusión cruel y despectiva en el cuento
"Las nieves del Kilimanjaro. Cuando apareció París
era una fiesta, donde Hemingway cuenta acerca del París de
los años 20, afortunadamente hacía más de
veinte años que el autor de El gran Gatsby había
muerto." (8)

"Pero Scott Fitzgerald, considerado hoy en día y
cada vez más como el cronista metafísico de la
generación perdida, se encontraba más en el plano
de la inteligencia que en el del ring o en el de corrida de
toros. (…) Heminway no se había visto embrollado por las
explicaciones, iba derecho a los hechos y sus descripciones daban
cuenta de una situación de la que el lector conocía
el fondo; a medida que se aleja de esta época y que el
contexto se hace más indistinto, las obras de Fitzgerald
proporcionan el acompañamiento indispensable que permite
comprender por que esta generación fue – o se creyó
– o mereció se llamada por Gertrude Stein: Una
generación perdida
." (9)

IV. Reflejo de
este periodo en otras obras

La añoranza de los viejos
tiempos.

Hemingway a pesar de haberse convertido en un personaje
público, tan famoso como una estrella de cine, imitado por
jóvenes y seguido por una cantidad inmensa de lectores,
siempre añoró los viejos tiempos en París,
cuando era muy pobre y feliz, con las puestas abiertas, en la
espera de alguna oportunidad y apoyado por el amor Hadley y
Bumby.

Otros compañeros de su generación que
compartieron con él en París, ya hablan muerto, y
todo esto le trajo la idea de escribir sobre París, sobre
lo que había vivido y perdido, En Finca Vigía
trabajó con sus memorias de París. ¿Acaso se
habrá dado cuenta que esa imagen que tenía ahora
era falsa?. Edmund Wilson se dio cuenta de ello y lo refleja en
su ensayo titulado "Hemingway: medida del
espíritu".

Norberto Fuentes en su libro "Hemingway en Cuba", nos da
noticia sobre las anotaciones hechas en una ejemplar de
Wuthering Heigts sobre lo que podríamos considerar
el origen de París era una fiesta, Hemingway
recuerda sus aventuras con la generación
perdida:

THE LEAN AND LOVELY YEARS

The Three Mountains Conection The Lyon Trip In Scott
date was agreed on and I confirmed it by telephone.

En el cuento "las Nieves del Kilimanjaro" Harry, un
escritor que está muriendo de una gangrena, llega a la
conclusión que en su búsqueda de la riqueza y el
lujo, ha sacrificado su arte, su amor, su libertad y su
independencia espiritual. "Al trasluz de sus delirios se le
aparecen como fantasmas sus días juveniles de
París, ¡Cuántas posibilidades había
tenido y cuántas cosas importantes habría deseado
decir y escribir! Pero había dejado pasar la
ocasión sin aprovecharla, había traicionado lo que
su vida habría podido realizar de valioso," (1)

El escritor había perdido su oportunidad, pero
Hemingway si lo hizo antes de morir. "A propósito de la
alusión en "Las nieves del Kilimanjaro", Fitzgerald
escribió a un amigo: 'El está tan nerviosamente
acabado como yo, pero eso se manifiesta en él de maneras
diferentes. Su tendencia es hacia la megalomanía y la
mía hacia la melancolía."(2)

Uno de los recuerdos de Harry, sobre su época en
París nos muestra lo importante que fue su experiencia
parisina:

Aquello era fácil de dictar, pero uno no
podía dictar lo de la Plaza Contrescarpe donde las
floristas teñían sus flores en la calle, y la
pintura corría por el empedrado hasta la parada de los
autobuses; y los ancianos y las mujeres, siempre ebrios de vino;
y los niños con las narices goteando por el frío.
Ni tampoco lo del olor sobaco, roña y borrachera del
café des Amateurs, (3)

De este lugar habla Hemingway en el primer
capítulo de París era una: fiesta " El
Café des Amateurs era la sentina de la rue
Nouffetard,(…)" (p,13)

Es necesario transcribir largos trozos de los recuerdos
parisinos, del escritor Harry, para compararlos con los de
París era una fiesta

(… )y las rameras del Bal Mussette, encima
del cual vivían. Ni lo de la portera que se
divertía en su cuarto con el soldado de la Guardia
Republicana, que había dejado el casco adornado con cerdas
de caballo sobre una silla. Y la inquilina del otro lado del
"Hall", cuyo marido era ciclista, y que aquella mañana, en
la lechería, sintió una dicha inmensa al abrir
"L'Auto" y ver la fotografía de la prueba
París-Tours, la primera carrera importante que disputaba,
y en la que clasificó tercero.( … ) Conocía a
todos los vecinos de ese barrio, pues todos, sin
excepción, eran pobres .( … ) Y en aquella pobreza, en
aquel barrio del otro lado de la calle de la Boucherie Chevaline
y la cooperativa de vinos, escribió el comienzo de todo lo
que iba a hacer. Nunca encontró una parte de París
que le gustase tanto como aquella,( … ) el repentino declive
pronunciado de la calle Cardenal Lemoine hasta el río y,
del otro lado, la apretada muchedumbre de la Mouffetard.
(4)

En París era una fiesta, la
descripción es muy parecida, y nombra también la
rue Cardinal Lemoine, donde Hemingway y su esposa vivieron antes
de irse al Canadá.

Se podían seguir varios caminos para bajar hasta
el río desde lo alto de la rue Cardinal Lemoine. El
más corto consistía en seguir calle abajo, pero era
una pendiente empinada, y después de dar en el llano y
atravesar el tráfico denso al comienzo del boulevard
Saint-Germain uno desembarcaba en un barrio aburrido, asomando al
río por un muelle s6rdido y ventoso que tenía a la
derecha la Halle-aux-Vins.(p.43)

"Las nieves del Kilimanjaro", considerado uno de los
mejores relatos de Hemingway, tiene muchos recuerdos de Hemingway
en París, que son presentados en la memoria del
protagonista Harry: "La calle que llevaba al Pante6n y la otra
que él siempre recorría en bicicleta, la
única asfaltada de todo el barrio, suave para los
neumáticos, con las altas casas y el hotel grande y barato
donde había muerto Paul Verlaine."

En París era una fiesta:" (…) y el hotel
donde Verlaine murió y yo tenía alquilado un cuarto
en el último piso y allí trabajaba."
(P.14)

Como los departamentos que alquilaban sólo
constaban de dos habitaciones, él tenía una
habitación aparte en el último piso, por la cual
pagaba sesenta francos mensuales. Desde allí podía
ver, mientras escribía, los techos, las chimeneas y todas
las colinas de París.

Desde el departamento sólo se velan los grandes
árboles y la casa del carbonero, donde también se
vendía vino, pero de mala calidad; había una cabeza
de caballo de oro que colgaba frente a la Boucherie Chevaline, en
cuya vidriera se exhibían los dorados trozos de res
muerta, y la cooperativa pintada de verde, donde compraban el
vino, bueno y barato. El resto eran paredes de argamasa y
ventanas de sus vecinos: Los que por la noche, cuando llegaba
algún borracho y se sentaba en el umbral, gimiendo y
gruñendo con la típica ívrese francesa que
la propaganda hace creer que no existe, abrían las
ventanas, dejando oír el murmullo de la
conversación. "¿Dónde está el
policía? El bribón desaparece siempre que uno lo
necesita. Debe estar acostado con alguna portera. Que venga el
agente." Hasta que alguien arrojaba un balde de agua desde otra
ventana y los gemidos cesaban. ¿Qué es eso? Agua.
¡Ah! ¡Eso se llama tener inteligencia. Y entonces se
cerraban todas las ventanas."(5)

A pesar de que Harry el protagonista del cuento, que
moribundo se queja de no haber escrito sobre París , sobre
el verdadero París, Hemingway sí lo hizo, y
rescató lo mejor de sus vivencias en París era
una fiesta.

Las Verdes Colinas de Africa, una novela
de no ficción.

El reflejo de los años vividos en París en
esta obra se disparan en la mente del escritor, cuando en plena
cacería consigue a un hombre que le habla de Hemingway el
poeta, al que ha leído en una revista alemana el
Querschnitt donde publicó sus primeros trabajos
cuando vivía en París.

El recuerdo de París surge, cuando Hemingway
está hablando de libros: Sebastopol me hizo pensar
en el Boulevard Sebastopol de París, montando en
bicicleta, bajo la lluvia, (tal como lo ha contado en Las
Nieves del Kilimanjaro
) regresando a casa de Estrasburgo y lo
resbaladizos que eran los raíles del tranvía y la
sensación de conducir sobre asfalto grasiento y
resbaladizo y los guijarros del empedrado en el tráfico
bajo la lluvia, y como habíamos vivido cerca del Boulevard
Du Temple aquella época. (Hemingway había adquirido
una nueva afición; el ciclismo, después de haber
las apuestas en las carreras de caballo).

"Recordé también el aspecto de aquel
apartamiento, cómo estaba arreglado, y los papeles de las
paredes y que, en su lugar habíamos cogido buhardilla del
pabellón de Notre Dame des Champs, con un patio en el que
había un aserradero (y el súbito lamento de la
sierra, el olor del serrín y el castaño que
sobresalía del tajado y una mujer loca que vivía
debajo) y el año que pasamos preocupado por el dinero (me
devolvían todo lo que escribía en el correo que
llegaba atravesando una hendidura hecha en la puesta del
aserradero, con notas que rechazaban lo que nunca
llamarían ellos historias, sino simplemente
anécdotas, esbozos, cuentos, etc. No las querían, y
nosotros vivíamos de comer puerros y beber cahors
y agua). "Este domicilio se convertiría en el más
famoso, y el pasaría a formar parte de un poema donde
quedaría grabado para siempre. El poema pertenece a
Archibald Mac Leish quien ha recreado la atmósfera de esta
época, en un poema en el que evoca al joven
Hemingway:

"Oh el muchacho de la rue Notre Dame de Champs en el
desván del carpintero, a la izquierda, bajando el muchacho
elástico como una pantera entre dormida ¿Y que le
sucedió? .La gloria se le vino. Viejo combatiente antes de
los veinte años célebre a los veinticinco; a los
treinta, un maestro esculpió un estilo para su
época en un bastón de nogal, en un desván de
carpintero, en una calle de esta ciudad de abril". (6)

Hemingway continua con el relato de sus recuerdos
parisinos en Las Verdes Colinas de Africa : y que bonitas
eran las fuentes de la Place de L'Observatoire (aguas
luminosas cayendo sobre el bronce de las crines de los caballos,
sobre los lomos y los pechos de bronce, verdes bajo el delgado
chorro de agua), el día que descubrieron el busto de
Flaubert en el Luxemburgo en la corta avenida que atravesaba los
jardines en dirección a la calle Soufflot (uno en el que
creíamos, al que amábamos sin críticas,
pesado ahora en piedra como debía estar un ídolo).
No había visto la guerra, pero había visto una
revolución y la Commune". Heminway recuerda a su maestro
Joyce, siempre con afecto, con respeto, con admiración: "
Joyce era de mediana estatura y perdió la vista. Y aquella
última noche, borracho, con Joyce y con lo que citaba de
Edgard Quinet: 'Fraiche et rose comme au jour de la
bataille'. No me acuerdo muy bien. Y cuando se le veía,
proseguía una conversación interrumpida tres
años antes. Era bonito ver a un gran escritor en nuestro
tiempo." (7)

Islas en el Golfo, los recuerdos de un
viejo pintor.

Los recuerdos parisinos surgen en la obra de Hemingway,
como destellos que intentan delinear el perfil de un personaje,
que quiere delinear su propio entorno. Thomas Hudson es un pintor
que se ha retirado a una isla como Gaugin, para dedicarse
únicamente a pintar, a beber con sus amigos y a vivir. El
suelo de cualquier hombre maduro con inclinaciones
artísticas. La isla a la que Hemingway se había
retirado era Cuba.

Norberto Fuentes habla de este periodo de la vida de
Hemingway, con exactitud: "Hemingway vivi6 33 años en su
país; pero la estancia en él se divide en tres
etapas, de las cuales la más importante duró 12
años. La primera, desde su nacimiento, en Oak Park,
Illinois, hasta 1918 en Kansas City, como aprendiz de reportero.
La segunda, los años de Key West, entre 1928 y 1939. La
tercera, los dos años últimos de su vida, entre
hospitales y estadías cortas en Ketchun Idaho.
Permaneció temporadas largas en Europa y residió en
España, Italia, Alemania y Francia. París lo
detuvo, aunque esporádicamente, unos cuatro años,
en los inicios de su carrera como escritor. Estuvo en Africa y
Asia; en Canadá, México y Perú. Pero Cuba
era el país al que regresaba siempre."

Hemingway creó un personaje, Thomas Hudson un
pintor que representaba todos los valores artísticos y
vitales que conformaban su mundo. Y un lugar donde podía
desarrollarlos, era Cuba: "El lugar donde escribió fue La
Habana, y enviaba después los paquetes con sus manuscritos
a Nueva York. Los pintores carecían de fotógrafos
para reproducir sus cuadros, pero él contaba con
mecanógrafos eficientes para pasar en limpio sus trabajos.
Se levantaba temprano en la mañana, con la salida del sol,
y se dedicaba al trabajo. (Tal como lo hacía su "alter
ego" Thomas Hudson, para pintar, lo que nos demuestra que
Hemingway se vela a sí mismo como un artista disciplinado,
en una ocasión dijo que le gustaba escribir parado, porque
parecía que estuviera pintando en esa posición.).
La ubicación geográfica y el amanecer resultaban
propicios para su ocupación. Dijo esto siempre, por
cierto, y se convirtió en un paradigma de
dedicación profesional. Hemingway se levanta temprano en
La Habana y se somete al trabajo.

Afila media docena de lápices, bebe café y
se consagra a la literatura." (8)

Fuentes continúa recreando el ambiente en que se
produjo Islas en el Golfo: "Sus tres hijos están
quizás de visita, o solo alguno de ellos, y Ernest
Hemingway, con un extraño, confuso sentimiento
escribirá una historia en la que un hombre llamado Thomas
Hudson debe arrostrar toda la soledad del mundo después de
enfrentarse a una pequeña hoja de papel: un telegrama con
la noticia de que sus dos hijos menores han muerto en un
accidente automovilístico en una carretera francesa (meses
después, el mayor de ellos, el piloto, va a caer en suelo
francés, derribado por el fuego antiaéreo
alemán). 'Jugaremos nuestras cartas para salir adelante lo
mejor que podamos', es lo que Thomas Hudson dice entonces.
Hemingway, con lo suyo, está saliendo adelante lo mejor
que puede." (9)

En la primera parte de Islas en el Golfo,
titulada "Bimini", Hemingway relata unas vacaciones que pasan los
tres hijos del pintor Thomas Hudson, y en una conversación
que mantiene con los muchachos en la playa, el hijo mayor pide a
su padre que les cuente sobre los días que vivieron en
París.

Thomas Hudson (Papá Hemingway) habla con sus
hijos sobre sus recuerdos y situaciones que han vivido juntos,
"Tom" el hijo mayor de Hudson, es en la vida real su primer hijo;
(John Hadley Nicanor, o "Bumbyll como lo conocemos en
París era una fiesta) le pide a su padre que cuente
a sus hermanos, cuando Hudson era joven, y vivía en
París.

Cuéntales de cuando yo era chico -sugirió
Tom, dándose vuelta y aferrando el tobillo de David -. En
la vida real nunca llegó a estar a la altura de las
historias que se cuentan de mí cuando era
chico.

-Yo te conocí cuando eras chico -le dijo Thomas
Hudson-. Eras un personaje bastante raro.(…)

-Cállate y deja que papá cuente -dijo Tom.
Cuéntales de cuando tú y yo solíamos andar
juntos por París.

-Entonces no eras tan raro -evocó Thomas Hudson-.
De bebé eras tremendamente serio. Mamá (Hadley
Richardson) y yo solíamos dejarte en la cuna, que era un
canasto para ropa, en ese piso donde vivíamos sobre el
aserradero, (Notre Dame des Champs) y el gato grande que
teníamos se acurrucaba a los pies del canasto y no dejaba
que nadie se te acercara. Tú decías que te llamabas
G'Níng G'Ning y nosotros te decíamos G'Ning G'Ning
el Terrible." (p.64)

En París era una fiesta, se relata la
escena del niño cuidado por el gato, lo que nos demuestra
que Hemingway había hecho una selección rigurosa,
de lo que iría en su libro de memorias: "Mi mujer no
tenía reparo en irse a estudiar el piano a un lugar
frío, y poniéndose muchos jerseys iba entrando en
calor a medida que tocaba el piano, hasta que llegaba la hora de
volver a casa y cuidar de Bumby. Pero no era buena cosa lo de
llevarse un bebé en invierno, aunque fuera un bebé
que nunca lloraba y se fijaba en lo que ocurría a su
alrededor y no se aburría nunca. Entonces no se
podían alquilar niñeras a horas, y Bumby
tenía que quedarse encerrado en su alta cuna con barrotes,
y se quedaba tan contento en compañía de su gato
cariñoso, llamado F. Puss. Ciertas personas decían
que era peligroso dejar a un niño con un gato. Los
más ignorantes y supersticiosos decían que el gato
aspiraría el aliento del bebé y le dejaría
seco. (…) Pero F. Puss se acostaba al lado del niño, en
la alta jaula de la cama, y acechaba la puesta con sus grandes
ojos amarillos y no dejaba que nadie se acercara al niño
cuando estabamos fuera y Marie, la femme de menage,
tenía que salir. No necesitábamos niñera. F.
Puss era la niñera." (pp. 181-182).

Los recuerdos de Thomas Hudson continúan hasta
convertirse en los del propio Hemingway:

"-¿De quién más te
acuerdas?

-Del señor Joyce.

-¿Qué aspecto tenía?

-Era alto y delgado y usaba bigote y una barbita lacia
en el mentón, y llevaba unos anteojos muy, muy gruesos y
caminaba con la cabeza muy erguida. Me acuerdo que pasaba a
nuestro lado por la calle y no nos saludaba y tú le
hablabas y entonces se detenía y nos veía a
través de los anteojos como si mirara desde un acuario, y
decía: 'Ah, Hudson, pero si lo andaba buscando', y los
tres nos íbamos a un café.

-¿Y de que hablaba el señor Joyce? -le
preguntó Roger a Tom.

-Oh, señor Davis, yo no me acuerdo mucho de esa
época. Me parece que hablaba de escritores italianos y del
señor Ford. (Otro de los personajes de París era
una fiesta
). El señor Joyce no podía aguantar
al señor Ford. Y también el señor (Ezra)
Pound le ponía los nervios de punta. 'Ezra está
loco, Hudson, le decía a papá.( … ) Y entonces yo
me quedaba ahí sentado mirando la cara del señor
Joyce, un poco enrojecida y con la piel tirante y lisa, la piel
cuando hace frío, y con sus anteojos que tenían un
lente todavía más grueso que el otro, y pensaba en
el señor Pound, con su pelo rojo y la barba en punta y
algo blanco como una espuma que le caía de la boca.
Pensaba que era espantoso que el señor Pound estuviera
loco y tenía la esperanza de que no nos
encontráramos con él. Y después el
señor Joyce comentaba: 'Claro que Ford hace años
que está loco y yo veía la cara grande,
pálida y extraña del señor Ford, sus ojos
claros y la boca con todos los dientes flojos siempre
entreabierta, (…) ya no era tan chico como cuando soltamos
cazar palomas en los jardines, pero era demasiado chico para
acordarme de todo y la idea del señor Pound y del
señor Ford con esa baba espantosa que les salía de
la boca, listos para morder, no me dejaba lugar para nada
más." (pp .64-71)

Otro personaje que aparece en Islas en el Golfo,
de los años que vivió Hemingway en París, es
el pintor Pacin, del que también se habla en
París era una fiesta, y del que Hudson (Hemingway)
aprendió muchas cosas.

"-¿Te acuerdas del señor
Pacin?.

(…)

-Tú te sentabas con él en el café y
a veces él se ponía hacer retratos tuyos en las
servilletas. Era muy menudo y recio, muy raro. Casi todo el
tiempo usaba sombrero hongo, y pintaba maravillosamente. Se
conducía siempre como si supiera un gran secreto, algo de
lo cual acababa de enterarse y que lo distraía. A veces
eso lo hacía muy feliz y otras veces lo ponía
triste, pero siempre se podía ver que lo sabía y
eso lo distraía mucho.

(…)

-¿Y que se hizo del señor Pascin?
-preguntó Tom.

-Se ahorcó -respondió Thomas Hudson."
(pp.80-81,)

En París era una fiesta,
Hemingway recuerda al pintor Pascin de una manera
entrañable: " (…) Pascin era un pintor muy bueno y
estaba borracho, de una borrachera sostenida y deliberada y llena
de sentido."

"Hizo una mueca, y llevaba el sombrero hacia
atrás, encasquetado en la nuca. Se parecía
más a un personaje de revista de Broadway a fines de
siglo, que a un pintor excelente como era, y luego, cuando se
hubo ahorcado, me gustaba recordarle tal como estaba aquella
noche en el Dôme." (pp. 98-101). Y así lo
hizo.

Pero , ¡qué aprendió el escritor
Hemingway de sus amigos los pintores como Pascin, que
conoció en París? Veamos lo que dice al respecto
Alfred Kazin en su ensayo "Hemingway, el pintor": " Hemingway fue
naturalmente atraído a la pintura en Francia porque
celebraba los materiales naturales y comunes, como el mundo que
él conocía y del que deseaba escribir. Aunque
había visto las primeras colecciones del Instituto de Arte
de Chicago, fue la doble experiencia de escribir en inglés
en Francia y de ser diariamente estimulado por las calles, los
puentes, los museos, por encontrarse con Gertrude Stein, Ezra
Pound, James Joyce, Ford Madox Ford, la que ayudó a formar
a este hombre (que tan sagazmente sabía mostrarse
obediente) en el poderoso y tajante estilista en que se
convirtió. (…) La pintura, mucho más que la
escritura, indica la textura real de la felicidad humana.
Hemingway comprendió esto. Lo que le interesó como
escritor acerca de la pintura, fue la promesa de liberarlo de
toda civilización, un toque de la tierra prometida."
(10)

Hemingway siempre supo rodearse de buenas pinturas, y
fue un gran conocedor gracias a las enseñanzas de Gertrude
Stein y al aprendizaje que hizo visitando museos y
relacionándose con pintores. En Islas en el Golfo
Hemingway describe los cuadros que tiene Thomas Hudson en su
casa, que son los mismos que tenía Hemingway en Finca
Vigía.

"A la cabecera de la cama ordinaria con el
colchón inservible, que había comprado por
economía ya que nunca dormía allí excepto en
casos de enojo, estaba El guitarrista, de Juan Gris,
"Nostalgia hecha hombre" pensó en español. La gente
no sabia que se muere de nostalgia. Del otro lado de la
habitación, sobre la repisa con los libros, estaba
Monument in Arbeit, de Paul Klee. No le gustaba tanto como
El guitarrista, pero le gustaba mirarlo y recordaba que
corrupto le habla parecido cuando lo compró en
Berlín. El color era tan indecente como las láminas
de los libros de medicina de su padre,(… )".

Encima del otro estante había una de las selvas
de Masson. Esta era la de Ville d'Avray y la amaba del mismo modo
que amaba El Guitarrista . Eso era lo bueno que
tenían los cuadros; era posible amarlos sin desesperanza.
Se los podía amar sin pena y los buenos lo hacían a
uno feliz porque habían conseguido lo que uno siempre
trataba de hacer. Así, pues, la cosa estaba hecha y estaba
bien hecha, aun cuando uno no consiguiera hacerlo."
(pp.247-248)

Fiesta, el París de la
generación perdida.

Los primeros nueve capítulos de Fiesta, se
desarrollan en París. Fue la producción más
importante de Hemingway de su período en Francia. En
algunos artículos periodísticos, Hemingway
habló de París y de la vida bohemia. "Bohemios
norteamericanos en París" publicado en el Star
Weekly
de Toronto , el 25 de marzo de 1922, nos da una idea
de cómo pudo surgir esta novela, que se convertiría
en el retrato de la generación perdida.

La generación que llena las mesas del Café
Rotonde tiene un aspecto y porte muy curioso. Toda ella se ha
propuesto firmemente vestir con desaliño, lo que ha dado
una especie de excentricidad uniforme. La primera vez que se pasa
la vista por el humoso interior de este establecimiento, de techo
alto y mesas abarrotadas de concurrentes, causa la
impresión de haber puesto los pies dentro de una jaula de
pájaros de variado plumaje en el zoo. Allí hay una
tremenda, ronca y polífona vocinglería, que se
acrecienta y confunde, de los camareros que, con su chaquetilla
blanca y pantalón negro, parecen urracas yendo de un lado
otro por la densa nube de humo de tabaco. Las mesas están
llenas de circunstantes; lo están continuamente; uno se
agacha y se aprieta a los demás; un objeto es levantado
del suelo; más gente entra por la puerta giratoria; otro
camarero se abre paso por entre las mesas dirigiéndose a
la puerta y, tras de haberle pedido a voces un servicio, vuelve a
desaparecer; entonces advierte uno que está metido entre
gente muy especial." (11)

En un artículo publicado en el Star
Weekly
de Toronto, el 20 de octubre de 1923, encontramos una
referencia directa del tema de la novela Fiesta, el
articulo se titula: "La Fiesta de los toros es una tragedia":
"París gozaba de la llegada de la primavera, por lo que
todo parecía un poco más bello. Mike y yo decidimos
ir a España. Strater nos dibujó un pequeño
mapa del país en la parte posterior de una carta del
restaurante Strix; (…) Equipados con dicha carta y cuatro
bártulos, emprendimos viaje a España con el
propósito de ver unas corridas de toros.

Una mañana tomamos el tren en París y a
las doce del día siguiente nos presentamos en Madrid,
donde vimos por primera vez que empezaba a las cuatro y media de
la tarde. " (12)

Aunque el tema central de la novela son las corridas de
toros en la Fiesta de Pamplona, lo que nos interesa
básicamente es el preámbulo parisino, donde Jake
Barnes y sus amigos se mueven, antes de decidir el viaje a
España. Sabemos que el interés por las corridas de
toros le viene a Hemingway gracias a una sugerencia de Gertrude
Stein. Además de que este es el ambiente en el que se
desarrolla la generación perdida, y es este el
París en el que vive el joven aprendiz y experimentado
periodista (como Jake Barnes) ' que es Hemingway en la
¿poca que desarrolla París era una
fiesta.

En The Sun Also Rises identificaremos
inmediatamente, a Jake Barnes como Hemingway. Y su relato en
primera persona, de París y de lo que allí hace
debemos tomarlo como si viniera de boca del mismo
Hemingway.

"Era una tibia noche de primavera y estaba sentado en la
terraza del Napolitain, después de haberse ido Robert,
observando las intermitentes luces de los avisos
eléctricos y las señales rojas y verdes del
tránsito. Tenía ante mí la multitud que
circulaba, los cabs cuyos caballos tamborileaban con sus
herraduras en el pavimento, desfilando junto al incesante
tránsito de los taxis; las poules, solas o en
parejas, en busca de una cena." (p.37.)

Las siguientes descripciones de lugares de París
, nos muestran el conocimiento profundo que tenía
Hemingway de las calles y lugares en los que pasó parte
importante de su juventud. Jake Barnes cuenta convincentemente
c6mo es un bal mussette ubicado en la calle Montagne
Sainte Genevieve:

"Durante cinco noches a la semana, los obreros del
barrio del Panthéon bailaban allí. Una noche por
semana, era el club danzante. Los lunes estaba cerrado. Cuando
llegamos encontrábase bastante vacío. Había
allí un policía que se hallaba sentado cerca de la
puerta, la esposa del propietario detrás del mostrador de
estaño y su marido al lado.( … ) Había unos
bancos largos y mesas corridas en torno a la sala, y al otro lado
una pista de baile." (13)

0 esta descripción que parece haber
salido de París era una fiesta, de las caminatas
que hacía el joven Hem, después de un día de
trabajo productivo:

"Salí a la acera y bajé caminando hacia el
bulevar Saint Michel. Pasé por entre las mesas de la
Rotonde, todavía llenas de gente. Miré al
Dôme, cuyas mesas salían hasta el borde de la calle.
Alguien me hizo seña con la mano desde una mesa; no vi
quién era y seguí caminando.(… ) El bulevar
Montparnasse se hallaba desierto. Lavigne estaba cerrado y afuera
de la Closerie des Lilas se amontonaban las mesas. Pasé
ante la estatua de Ney, entre los castaños de hojas
nuevas, bajo la luz de los arcos.(…) El mariscal Ney, con sus
botas de montar y su espada entre las nuevas hojas verdes de los
castaños. Mi departamento hallábase justamente al
otro lado de la calle; un poco más abajo, el boulevard
Saint Michel."(14)

En París era una fiesta el joven Hem hace
casi el mismo recorrido que Jake Barnes: "La Closerie des Lilas
era el único buen café que había cerca de
casa, cuando vivíamos en el piso encima de la
serrería, en el número 113 de la rue
Notre~Dame-des-Champs. Y era uno de los mejores cafés de
París. En invierno se estaba caliente dentro, y en
primavera y otoño se estaba bien fuera, cuando
ponían mesitas a la sombra de los árboles junto a
la estatua del mariscal Ney, y de las grandes mesas cuadradas
bajo los toldos, en la acera del boulevard. (…)La gente del
Dôme y de la Rotonde nunca iban la Glocerie.(..) Por
entonces, muchos iban a aquellos cafés boulevard
Montparnasse con el boulevard Raspail para ofrecerse como
espectáculo público, y puede decirse que
aquéllos cafés equivalían a las
crónicas de sociedad, como sustitutivos cotidianos de la
inmortalidad." (P.77.)

En Fiesta Barnes y su amigo Bill recorren los
lugares por los que se paseaba y vivía el joven Hemingway.
Ambos cruzan un puente y suben por la rue Du Cardinal Lemoine.
Suben y siguen todo un trecho hasta llegar a la plaza
Contrescarpe. Escuchan música que sale del Négre
Joyeux. A través de una ventana del conocido Café
Aux Amateurs, ve el gran mostrador de estaño, en la
terraza había obreros bebiendo, y en la cocina abierta del
Amateurs una muchacha freía patatas. Barnes y Bill
continúan por el Port Royal hasta donde termina
Montparnasse, después pasan por el Lilas, el Lavigne y
muchos pequeños cafés, cruzan la calle hasta la
Rotonde, y entre luces y mesas se dirigen al Select.

En París era una fiesta el joven Hemingway
hace este recorrido para olvidar que tiene ganas de comer, y que
se ha saltado una comida, camina buscando gente que haya
trabajado al igual que él, hasta que consigue al pintor
Pascin en el Dôme, junto a dos modelos que lo
acompañan.

"En el Negre-de-Toulouse bebiamos el buen vino de
Cahors, en cuartillos o medias jarras enteras, casi siempre
diluyéndolo con algo as! como un tercio de agua. (…)
Esquivé el Select porque vi allí a Harold Stearns,
y había que él iba a querer hablar de caballos,
aquellos animales en los que yo pensaba llenándome de
complacencia moral y de espiritualidad, (…) pasé ante
los habitantes de la Rotonde y, desdeñando el vicio y el
instinto gregario, atravesé el boulevard y me fui al
Dôme." (p.97.)

Jake Barnes, al igual que Hemingway se levantaba muy
temprano para trabajar. En la mañana baja por el boulevard
a la calle Soufflot y se toma un café. Ve que los
castaños de Indias de los jardines del Luxemburgo estaban
floreciendo. Lee los periódicos mientras bebe el
café y luego se fuma un cigarrillo. Ve a las floristas que
venían del mercado cargadas con su mercancía.
También ve a los estudiantes en dirección a la
Sorbona.

El boulevard estaba bullicioso con los tranvías
llenos de gente que iba al trabajo. Sube a uno de los
tranvías de la línea S y viaja hasta la
Madeleine, parado en la plataforma posterior. De la Madeleine
camina por el boulevard des Capocapoucines y la opera hasta
llegar hasta su oficinas.

Es así, como The Sun Also Rises (Fiesta),
a parte de ser la Biblia de la "generación perdida", se
convierte también en una de las mejores formas, de conocer
el París que rodeó a Hemingway y sus amigos en los
años 20.

Una descripción semejante a la que haría
un guía que nos llevara a recorrer la ciudad.

V. Un buen grupo
de profesores para el joven aprendiz

Entre maestros y compañeros de
generación.

Obviamente que la principal influencia de Hemingway en
París fue Gertrude Stein. "Nacida en 1874 era la mecenas
de los escritores americanos perdidos en París. Hemingway
la recuerda con nostalgia. Una cierta generosidad a la vez que
una gran tacañería. Sus salones eran frecuentados
por la más distinguida bohemia. Picasso le pintó un
cuadro famoso. Esta mujer, con un genio difícil y aspecto
poco femenino, había nacido en Pennsylvania y
estudió en Radcliffe. Dejó un libro inolvldable,
The Autobiography of Alice Toklas(1933)(La
autobiografía de Alicia Toklas) mezcla de recuerdos,
retratos rápidos, pero sobre todo expresión de un
arte descriptivo muy ágil, basado en una percepción
muy profunda de la situación descrita. Hemingway le
tenía mucha admiración y le permitió cortar
y podar alguno de sus cuentos. Evoca su casa de 27 Rue de Fleurus
'al caer la tarde, por amor a la lumbre y los magníficos
cuadros y la conversación'. Allí se estaba forjando
la 'lost generation', un grupo de escritores perdidos que
alejados de su patria hacían un 'arte internacional'. Miss
Stein se sabía imprescindible, era caprichosa e injusta:
estaba formando un método narrativo, basado en prescindir
de lo que ella creía accesorio. Así se
esbozó el germen de su mejor obra, Three Lives
(1909) (Tres vidas), donde la amargura del argumento quedaba
reflejada en un estilo seco y sombrío. Era como si
Sherwood Anderson,(…) le hubiera marcado una pauta a seguir: En
esta novela se nos descubre la biografía de tres mujeres,
que quedan expuestas en su penosa condición. Miss Stein
entra en un somero análisis de causas y motivos, pero se
detiene cuando quiere rebasar la anécdota. Una de ellas,
por ejemplo, 'la buena Anna' es un cántico a la
resignación, resuelto con las menores palabras. Tiene un
aire de concisión que Hemingway, sin darse cuenta, estaba
aceptando.(…) E1 método de Tres vidas era
irrepetible, y en París siguió otro camino, que
sería observar lo que hacían tipos tan originales
-y simpáticos- como Hemingway, Scott Fitzgerald, Picasso o
Ezra Pound. Cuando dejaba ese oficio de 'sacerdotisa de la
cultura' se convertía en una pensadora que seguía a
William James y meditaba en estética. 0 incluso llegaba a
proponer aquel axioma poético 'Una rosa es una rosa es una
rosa…' La puntuación de la prosa era su
obsesión." (1).

Pero ¿cómo se forma este selecto grupo de
alumnos aplicados, y profesores exigentes?. "Gertrude Stein y sus
hermanos se instalan en París en 1903; Edith Wharton en
1907; Ezra Pound y T.S. Eliot convierten a Londres en su
residencia partir de 1912. Cuando, en1917, los Estados Unidos
entran en guerra, afluyen a Francia numerosos voluntarios que se
alistan como choferes o como camilleros en la organización
Norton-Harjes o en American Ambulance Service,
puestas ambas a disposición del mando francés.
Entre estos voluntarios abundan los jóvenes escritores que
acaban de terminar sus estudios en Harvard o Yale. EI teatro de
operaciones se convertirá – según la
expresión de uno de ellos Malcolm Cowley, que va a ser su
historiógrafo – en 'Un curso de formación para
universitaria en el extranjero para toda una generación de
escritores'. Citemos a los más conocidos: Dos Passos,
Hemingway, E.E.Cummings, Julien Green, Harry Crosby,Cowley:Esos
cursos nos condujeron a un país extranjero, el primero que
casi todos nosotros habíamos visto. Nos enseñaron a
hacer el amor, a balbucear palabras de amor en una lengua
extraña. Nos proporcionaron cama y comida a expensas de un
gobierno que no nos concernía. Nos hicieron más
irresponsables todavía: no había ningún
problema para ganarse la vida, y sólo un mínimo de
decisiones que tomar; podíamos confiar en el porvenir con
la certeza de que nos prodigaría nuevas aventuras. Nos
enseñaron el valor, la extravagancia, el fatalismo, todas
las virtudes del honor en tiempos de guerra; nos enseñaron
también a considerar como vicios las virtudes de los
tiempos de paz: la economía, la prudencia y la sobriedad.
Nos acostumbraron a temer más al aburrimiento que a la
muerte".(2)

Frederick J. Hoffman en La Novela Moderna en
Norteamérica
dice: "Hemingway es un buen ejemplo de la
influencia de Miss Stein sobre los escritores de su
generación. Hablando de un viejo manuscrito que éI
sometió a su examen, 'Hay una buena cantidad de
descripciones en esta obra -dijo ella- y es el caso que no son
particularmente buenas. Vuelve a empezar y trata de
concentrarlo'. Ella sostenía que era un 'buen alumno',
frente a las objeciones de Miss Toklas, a la que apoyaba Sherwood
Anderson: 'No comprende usted -le decían ambos- que es tan
halagador tener un alumno que hace lo que debe sin llegar a
entenderlo'. E1 tenía deseos de aprender, y sentía
devoción por la disciplina literaria, por lo cual
salió de sus conversaciones corregido e ilustrado.
Copiando una parte del largo manuscrito de The Making of
Americans
(1925) para su publicación en la
Trasatlantic Review de Ford y corrigiendo las pruebas,
'aprendió mucho y admiró todo lo aprendido'.
Discutiendo un día con ella sobre el valor de las obras de
Anderson, pudo oír algunas observaciones acerca de la
literatura americana, que ahora forman parte de la crítica
moderna:

Gertrude Stein sostenía que Sherwood Anderson
tenia el genio especial de usar una frase para transmitir una
emoción directa, que eso estaba en la gran
tradición americana, y que en realidad salvo Sherwood no
había nadie en América capaz de escribir una frase
clara y apasionada. Hemingway no era de la misma opinión,
no le agradaba el gusto de Sherwood. E1 gusto no tenía
nada que ver con las frases, sostuvo Gertrude Stein.
Añadió también que Fitzgerald era el
único de los escritores jóvenes que escribía
naturalmente sobre la base de simples frases. (3)

¿Cuál fue el resultado de toda esa
experiencia?. Hemingway logró superar a sus maestros al
poner en práctica efectivamente, todo lo que ellos daban
en teoría. Surgió un estilo que dejaría
secuela en las generaciones posteriores, y en escuelas como la de
los "Hard Boiled", o las novelas inspiradas en la Segunda Guerra
Mundial, que más que novelas de combate son novelas del
ejército.

"La recompensa póstuma de Hemingway por sus
prolongados trabajos, los cuales a menudo fueron realizados bajo
condiciones de una coerción doméstica extrema, es
que podemos leer todavía con placer lo que fue
mecanografiado por primera vez hace cuarenta años.(…) La
novela que corrigió Miss Stein (titulada como uno de los
poemas de Hemingway, "Junto con la juventud") fue compuesta en
1922, "más de cuatro años antes de la
publicación de The Sun Also Rises, (Hemingway)
había empezado a escribir una historia acerca de un joven
norteamericano que conduce una ambulancia en el frente
ítalo-austríaco durante la Primera Guerra Mundial.
Parece que era marcadamente romántica en estilo y
concepción. Estaba escrita también en una prosa
considerablemente más rebuscada y llena de adjetivos que
la que estamos acostumbrados a relacionar con el Hemingway
joven.

Pero esta versión primitiva de la novela, tal
como era, ha permanecido incógnita (…) Lo más
probable es que haya desaparecido hace mucho tiempo en las aguas
de una alcantarilla parisina o que se haya convertido en llamas
para avivar el fuego de alguna cocina en los arrabales de la
capital francesa, pues la maleta en que su joven esposa le
llevaba a Hemingway, fue robada por un raterillo de la
estación de Lyon de París, una tarde invernal a
fines de 1922. Con ella se fueron también las copias
mecanografiadas y los manuscritos de varias de las primeras
historias de Hemingway, prácticamente todas las que
había escrito hasta entonces." (4)

Lo que nos interesa es detectar cómo cambia el
estilo de Hemingway "Durante aquellos primeros años, el
estilo periodístico era tan connatural en él que
quedó reflejado en los cuentos publicados como reportajes
en el Toronto Star Weekly de 1922, basados en
descripciones concisas y claras como fotografías
tridimensionales; lo mismo puede decirse de los retratos de los
ambientes franceses que Hemingway mandó al Star
Weekly
: entre estos retratos, el periódico
publicó el 25 de marzo de 1922 una descripción de
los bohémiens norteamericanos en París, destinados
a ser definidos por Gertrude Stein como 'la Generación
Perdida'."(5) Denotación que utilizaría Hemingway
como epígrafe de su primera novela The Sun Also
Rises
: "You are all a lost generation." Gertrude Stein in
conversation.

Miss Stein también le aconsejó dejar el
periodismo, para que pudiera depurar su estilo incipiente. "No
hay duda de que la agilidad, la claridad y la simplicidad
estilísticas formaron siempre parte del bagaje de
Hemingway, y son cualidades desarrolladas entre 1920 y 1924
durante el período de los reportajes periodísticos;
pero el 9 de marzo de 1922, en una carta a Sherwood Anderson
desde París, Hemingway se mostraba ya consciente de los
peligros que implicaban estas cualidades: "Este maldito trabajo
periodístico va a ser mi ruina: pero muy pronto voy a
librarme de él y trabajaré tres meses
seguidos".

Este era el consejo que desde el principio le dio
Gertrude Stein, a quien Hemingway fue a ver por primera vez en
marzo de 1922. "(. .) Lo de abandonar el periodismo no fue el
único consejo que le dio Gertrude Stein: también le
sugirió que fuese a España a ver las corridas de
toros, que se convirtieron en uno de los núcleos
fundamentales de su inspiración. Gertrude Stein
leía sus cosas, que eran cada vez más numerosas, y
se las corregía como los deberes de la escuela; Hemingway
aprendió en seguida a imitar el estilo de Gertrude Stein y
lo utilizó en algunas cartas a sus amigos como ejercicios
de escritura (siguió utilizándolo siempre, como se
desprende de algunas cartas, por ejemplo las que escribía
a Adriana Ivancich). Los breves fragmentos impresionistas basados
en la intensidad y la claridad, que escribió nada
más llegar a París y que constituyeron in our
time
, fueron analizados por Pound y por Gertrude Stein, ambos
de acuerdo con Hemingway en considerar la falsedad, la
retórica y la ampulosidad como los peores males
literarios."(6)

Hemingway pone en práctica los preceptos
aprendidos de sus maestros, en in our time. Veamos una de
sus viñetas:

Estábamos en un jardín, en Mons. El joven
Buckley llegó con su patrulla al otro lado del río.
El primer alemán que vi trepó por la pared del
jardín. Esperamos que pusiera una pierna encima y entonces
hicimos fuego. Venía muy bien equipado. Un gesto de
infinita sorpresa se reflejó en su rostro antes de caer.
Después, otros tres escalaron el muro. Les tiramos, y a
todos les pasó lo mismo. (7)

Este es el estilo Hemingway en grado sumo: desnudo,
objetivo, "no literario". De su primer libro Tres cuentos y
diez poemas
"uno de los textos que Hemingway mostró a
Gertrude 5tein fue el cuento "Arriba en Michigan"; pero la
escritora lo rechazó por motivos de contenido, (…)".
Recordemos que Miss Stein en París era una fiesta,
había calificado el cuento de inaccrochable: "No
se lo discutí ni intenté volver a explicar la
intención de mis diálogos. Era asunto mío y
me interesaba más escuchar que hablar." (p.23.) "los
mismos motivos por los que rechazó el Ulises de
Joyce y jamás se hizo amiga del escritor irlandés."
(8)

Ezra Pound un maestro y un
amigo.

Pound actuó sobre Hemingway de una manera
más práctica. Corrigió sus primeros
trabajos, y aquellos que habían pasado por la prueba del
lápiz rojo, se les buscaba salida a través de las
publicaciones en las que Pound tenía alguna
influencia.

"También Pound le puso en guardia ante las
seducciones del periodismo: le hizo ser consciente de los efectos
demasiado fáciles en las descripciones demasiado claras.
Pero la ayuda de Pound fue más concreta que
estilística: fue él quien le hizo publicar las
primeras cosas. Era una autoridad entre las pequeñas
revistas y las publicaciones de vanguardia, y mandó seis
poesías de Hemingway a la revista The Dial y un
cuento a The Little Review.

Las cartas de Hemingway de aquellos años
están llenas de alusiones a los esfuerzos de Pound por
hacerle publicar sus cosas, aunque a menudo los esfuerzos
resultasen infructuosos. Por ejemplo, Pound le hizo conocer a
Robert McAlmon, que publicaba el Contact Editions; y en
efecto, fue McAlmon quien le publicó, como hemos dicho, su
primer volumen. Three Stories and Ten Poems (que Hemingway
siempre consideró como el comienzo de su actividad de
escritor) después de que Hemingway le convenciese de ir a
ver las corridas de toros a España con él y con
William Bird, propietario de otra pequeña editorial, la
Three Mountains Press, donde en 1923 apareció,
impreso en una prensa manual en la Ile St. Louis, in our
time
gracias a la recomendación de Ezra Pound (como se
desprende de una carta de Hemingway, del 15 de junio de 1928).(9)
Lo más interesante, es recalcar que Hemingway siempre tuvo
buen olfato para rodearse de personas que lo ayudaran en su
carrera de escritor, y que todo esto lo haga a la edad de 28
años.

"Ezra Pound fue el primero en reconocer la genialidad de
Hemingway. El precursor de la moderna poesía americana fue
su mejor amigo. Ernest le guardó fidelidad hasta que la
postura política de Pound, su antisemitismo e
inclinaciones fascistas, acabaron con aquella amistad. Hemingway
estimaba en él de un modo particular no sólo su
juicio literario y sus consejos prácticos, sino el
inagotable altruismo que Pound patentizaba con todos los
jóvenes escritores que prometían (…) Pound
leía todas sus composiciones y se las devolvía
después con multitud de anotaciones y minuciosos consejos.
Gertrude Stein se limitaba a una critica de tipo más
general, que siempre resultaba en alto grado constructiva y con
frecuencia tenia un tono mordaz. En sus memorias de aquellos
años dice Hemingway que 'Ezra tenia razón la mitad
de las veces, y cuando no tenía razón estaba
equivocado hasta tal punto, que no cabía dudar en absoluto
de su error. Gertrude tenía siempre razón".
(10)

Así lo recuerda Hemingway en París era
una fiesta
: "Ezra era el escritor más generoso y
más desinteresado que nunca he conocido. Corría en
auxilio de los poetas, pintores, escultores y prosistas en los
que tenía fe, y si alguien estaba verdaderamente apurado,
corría en su auxilio tanto si tenía fe como si no.
Se preocupaba por todo el mundo, y en los tiempos de nuestra
amistad la persona que más le preocupaba era T.S.
Eliot."(11)

Pound y el joven poeta de
Chicago.

En la introducción a los 88 poemas de
Hemingway, se habla con profundidad de esta relación de
amistad y aprendizaje, entre el joven y desconocido escritor
Hemingway, y el conocido e influyente "príncipe de los
expatriados norteamericanos". "(…) Ezra Pound, no sólo
influyó en su estilo, sino que además
intentó publicar los poemas de Hemingway. La propia frase
de Pound, 'la edad lo exige', sirvió a Hemingway en uno de
sus poemas más enérgicos. 'Me está
enseñando a escribir (…) y yo le estoy enseñando
a boxear." (12)

En París era una fiesta se habla de las
clases de boxeo que Hemingway le daba a Pound, y asistimos a una
de ellas: "Ezra quiso que yo le enseñara a boxear, y un
día que le daba una lección en su estudio, a
última hora de la tarde, conocí a Wyndhan Lewis.
Ezra boxeaba desde muy poco tiempo, y me avergonzaba que se
mostrara torpe ante un amigo suyo, y procuré Que diera la
mayor impresión posible." (p.l04).

"Como fundador del movimiento Imaginista, a Pound le
gustaba el lenguaje preciso y los efectos visuales,
cuidadosamente elegidos, de los poemas de Hemingway."
(13)

"Con Ezra Pound hemos entrado en los dominios de ese
amplio grupo de poetas cuya obra indudablemente tiene más
interés desde el punto de vista de la forma y de la
técnica que del pensamiento o de la actitud. (…) Porque
las innovaciones de forma fueron la preocupación del grupo
de los llamados imaginistas a ambos lados del Atlántico y
condujeron a subrayar

nuevas posibilidades de la teoría y de la
práctica sobre la base de un programa definido que se
formuló en 1915 en la primera de las tres colecciones
intituladas Algunos poetas imaginistas. Los puntos
más significativos de este programa eran 'Hacer nuevos
ritmos', 'ofrecer una imagen' y 'Producir poesía que sea
dura y clara'. " (14)

Esta es una de las principales guías que sigue
Hemingway en sus primeros poemas, y una norma que adopta para el
resto de sus trabajos de narrativa, recordemos que estos
preceptos eran inculcados a Hemingway a través de las
correcciones que hacía Pound a sus trabajos.

Los postulados citados en Imagen, Objetividad y
Confesión
del prof. Oliveros sobre el
Imaginismo, que son tomados del libro de Pound El
arte de la poesía
son los siguiente "En la primavera o
a principios del verano de 1912. H.D., Richard Aldington y yo
decidimos que estábamos de acuerdo en los tres principios
siguientes:

1) tratar la cosa directamente, ya fuese subjetiva u
objetiva;

2) prescindir de toda palabra que no contribuyera a la
presentación;

3) en cuanto al ritmo: componer (escribir) siguiendo una
secuencia análoga a la de la frase musical, y no una
secuencia de metrónomo".(15)

Lo que conformaría las bases del estilo
Hemingway, no son más que estos postulados, aplicados a la
prosa diez años después de ser formulados por los
Imaginistas.

Iribarren Borges también habla sobre el
Imaginismo en el ensayo sobre Pound: "Todavía hoy se
discute sobre la paternidad del imaginismo. Si corresponde a
Hulme, o a Pound, o a Flint. No se trata, sin embargo, sino de
una cuestión de mero valor anecdótico, pues nadie
osaría discutir que su auge, su fijación conceptual
y hasta el galicismo que le da su nombre, deben mucho más
a Pound que al pseudofilósofo y poeta T.E.Hulme, desde
cuyo salón de Firth Street, brotaron las ideas que
hicieron nacer el movimiento." (16)

Pound era un personaje controversial, en una de las
biografías de Hemingway, escrita por Ignacio Sanguinetti,
encontramos el siguiente retrato de Pound, visto por Hemingway:
(Pound) "Sólo emplea la quinta parte de sus
energías en su propia obra -escribió Ernest con
respecto a ese generoso amigo, siempre al quite, que era Pound-.
El resto de su tiempo lo emplea en favorecer la suerte de sus
amigos, lo mismo su suerte material, como la artística.
Los defiende cuando son atacados y los saca de la cárcel.
Les presta dinero y les organiza conciertos. Les presenta mujeres
ricas. Convence a los editores para que publiquen sus libros.
Cuando ve a alguno en trance de muerte se pasa la noche a la
cabecera de su lecho y le sirve de testigo para su testamento.
Les presta dinero para el hospital y los disuade del suicidio. Y
finalmente, hay algunos de ellos que no vacilan en hundirle el
cuchillo en la espalda a la primera ocasión". (17)
Qué difícil era ser el "príncipe de los
expatriados".

"Cuando Ford Madox Ford buscaba un subdirector para el
Trasatlantic Review Pound recomendó a Hemingway.
'Escribe muy buena poesía -le dijo a Ford- y es el
estilista en prosa más sutil del mundo.' Pound
tenía muy buena opinión de la poesía de
Hemingway ya que siempre la incluía en las revistas y
antologías que editaba." (…) Los poemas que Hemingway
escribió son concomitantes a estas influencias (Gertrude
Steín y Ezra Pound) y, con frecuencia, dramatizan sus
intereses en cambio. Son vestigios de los períodos
más apasionantes y trascendentales de su vida. Algunas
veces juegan un papel banal en sus intentos de
consolidación como escritor." (18 )

Tres cuentos y diez poemas fue una sorpresa que
empezó con la carrera de Hemingway. Ezra Pound
había aceptado in our time, una colección de
viñetas en prosa, para una serie de libros que William
Bird estaba publicando en París. Este libro tenía
que haber aparecido antes que Tres cuentos y diez poemas,
pero la imprenta Three Mountains de Bird trabajaba
despacio. Por consiguiente, en agosto de 1923, la editorial Rober
McAlmon publicó el primer libro de Hemingway. Ocho meses
antes, en diciembre de 1922, la mayoría de los manuscritos
de Hemingway se perdieron en la estación de Lyon cuando a
Hadley le robaron, del compartimento del tren, una maleta que
llevaba a Lausana." (19)

La pérdida de sus manuscritos en
la Gare de Lyon.

En la biografía de Fernanda Pivano sobre
Hemingway, se cuenta lo siguiente sobre esta pérdida:
(Hemingway) "Le dijo que se reuniera con él y que le
trajese sus manuscritos. Hadley se lo tomó al pie de la
letra y los metió todos en una maleta; pero en la Gare de
Lyon le robaron la maleta, para gran desesperación de
Hemingway (…) y muchas lágrimas de Hadley: allí
estaban también las copias de papel carbón.
Allí estaba absolutamente todo salvo Up in Michigan
y My Old Man ("Mi viejo"), los dos cuentos que junto a
Out of Season ("Fuera de estación·')
constituyeron el primer volumen de Hemingway: Three Stories
and Ten Poems
, publicado por Robert McAlmon en sus
Contact Editions en noviembre de 1923." (20)

En París era una fiesta se cuenta el
accidente con mayor imparcialidad: "A Hadley le robaron la maleta
en la Gare de Lyon, cuando iba a Lausanne y se llevaba todos mis
manuscritos por darme una buena sorpresa, para que yo pudiera
trabajar en mis cosas en las montañas donde íbamos
a pasar unas vacaciones. Hadley se llevó los manuscritos
originales y los puestos en limpio a máquina y las copias
al papel carbón, todo muy bien ordenado en carpetas de
cartulina. Uno de los dos cuentos se salvó porque Lincoln
Steffens lo había mandado al director de un
periódico, y me lo devolvieron. Viajaba en el correo
cuando me robaron lo demás. El otro cuento salvado era el
que se titulaba Up in Michigan, que acababa de escribir el
día en que Miss Stein nos visitó. Como ella dijo
que el relato era inaccrochable, nunca llegué a pasarlo a
máquina. Se quedó en un cajón a trasmano."
(p.72.)

Esta fue una pérdida que Hemingway recordó
toda su vida. Mucho tiempo después de su muerte, fue
publicado un grupo de relatos inéditos, y en uno de ellos
habla también extensamente del extravío de sus
manuscritos en la Gare de Lyon.

(…) por aquel entonces yo era muy metódico y
guardaba los manuscritos originales en una carpeta, los
originales mecanografiados en otra y las copias de papel
carbón en otra.(. .) yo trabajaba en la Conferencia de
Lausana, se acercaban las vacaciones y la madre de Andrew, que
era una chica encantadora, muy hermosa y muy buena (…)
Había metido todas las carpetas de manuscritos en una
maleta y había dejado la maleta con el resto del equipaje
en su compartimento de primera clase del expreso
Paris-Lausana-Milán, en la Gere de Lyon, mientras bajaba
al andén para comprar un periódico de Londres y una
botella de agua para Evian. ¿Recuerdas la Gare de Lyon,
donde hay una especie de carritos con periódicos,
revistas, agua mineral, botellines de coñac y bocadillos
de jamón con barras de pan largo y puntiagudo cortadas por
la mitad y envueltas en papel y otros carritos con almohadas y
mantas para alquilar? Pues cuando volvió al compartimento
con su periódico y su agua de Evian, la maleta
había desaparecido. (21)

Finalmente, la versión mejor documentada de lo
que sucedió con los manuscritos de Hemingway, la dan
Alfred G. Aronowitz y Peter Hamill en su biografía de
Ernest Hemingway, The Life and Death of a Man: Another
time
, for example. Hemingway's wife, Hadley, set out from
París shortly before Christmas of 1922 to join him in
Switzerland, where he was covering the Lausanne Conference. In
her railroad compartment in the Gare de Lyon, she placed a
suitcase containig some eighteen stories, thirty poems, and an
unfinished novel, almost all the manuscripts which Hemingway had
written since their marriage. The material had been neatly copied
and filed indossiers and Hemingway wanted it so he could show it
to Lincoln Steffens, who also was covering the conference. While
the train was still in the station, however, Hadley left the
compartment for a drink of water. When she returned, the suitcase
was gone. The thief, of course, had been interested only in the
suitcase, although it might pay him to look up the contents of
the trunk in his attic today. Unwittingly, however, the thief
also accomplished what all of Gertrude Stein's persuasion had
only partially done -to force Hemingway to discard his early
attempts and begin with the freshness that became his style."
(22)

Pero lo que más nos interesa es lo que
quedó de todo lo que habia escrito en aquella época
y que sobrevivió a la perdida de los manuscritos en la
Gare de Lyon. "Cuando McAlmon pidió a Hemingway que le
entregara sus escritos para publicarlos, todo lo que quedaba de
su trabajo eran dos cuentos, "Up in Michigan", "My Old
Man
", y una colección de poemas. Esa primavera,
terminó "Out of Season" inquietante cuento que
marca el principio de su estilo de madurez).

Fueron publicadas trescientas copias de Tres cuentos
y diez poemas
, siendo un éxito en la colección
de la Contact Editions. Sylvia Beach vendió
copias en su librería, Shakespeare and Company, y
Hemingway distribuyó algunas en París,
llevándolas de un lado a otro. Dedicó una copia a
Gertrude Stein y Alice B. Toklas, 'con afecto de Hemingway'."(23)
Demos un vistazo a los poemas que escribió y
publicó Hemingway en París, que fueron sometidos a
la corrección de Ezra Pound y que representan los primeros
esfuerzos de Hemingway por convertirse en escritor, aunque "Los
poemas no reflejan el estilo de madurez de Hemingway".

(…) Ezra Pound dijo una vez de su amigo Hemingway:
'Los instintos de un hijo de puta son inequívocos.' La
mayor parte de lo bueno de esos instintos ha quedado patentizado
en sus poemas. Son directos, con frecuencia agudos y obscenos;
pero, algunas veces, son también reflexiones conmovedoras
de un hombre. Los poemas pierden las sutilezas, la complejidad
psicológica y la belleza de la prosa, pero no hay falsedad
en sus mensajes." (24)

Un poema llamado Mitrailliatrice o
Mitragliatrice escrito en Chicago en 1921, publicado en
Poetry en enero de 1923 y finalmente incluido en el volumen
Tres cuentos y diez poemas (1923) nos da una idea del
estilo Imaginista que Pound quería imprimir a Hemingway.
I) pintar la cosa tal como la veo; 2) belleza; y 3)
liberación de todo didactismo.

MITRAGLIATRICE

Los molinos de los dioses muelen

lentamente; pero este molino

crepita con un staccato
mecánico.

La fea y menguada infantería
del

cerebro avanza por un terreno

difícil, hace de esta
Corona

su ametralladora.

(Traducción Carlos
Pujol)

MITRAILLIATRICE

Los molinos de los dioses muelen
despacio

pero este molino

parlotea con un staccato
mecánico.

La fea y perversa infantería de la
mente,

avanzando por un difícil
terreno,

hace de esta Corona

su mitrailleuse.

(Traducción José Ramón
Insa)

La nota correspondiente a este poema, que aparece en
88 Poemas de Hemingway, es la siguiente: Mitrailliatrice.
Título. Ha habido una gran desorientación en el
deletreo de este título de Hemingway. Apareció
escrito como "Mitrailliatrice" en Poetry; sin embargo, en
Tres cuentos y diez poemas se imprimió
"Mitraigliatrice". En francés la palabra significa
ráfaga de metralleta. Corona: la máquina de
escribir que Hadley había regalado a Hemingway el
día de su cumpleaños. Mitrailleuse; ametralladora
(francés)." Es claro que una máquina de escribir
suena como una pequeña ametralladora, cuando se
está escribiendo con mucha rapidez.

Otra de las "Notas" de los 88 Poemas, nos aclara
el trabajo que se tomaba un poeta serio como Pound, por la
incipiente obra de Hemingway: "En 1923, después de que
Hemingway y Hadley se trasladaran a París, Ezra Pound
entregó algún poema de Hemingway a
Scofíelá Thayer, editor de Dial. Pound ,
por otra entrega a este editor: 'The Waste Land' de T.S. Eliot,
estaba en total desacuerdo con él y Thayer rechazó
los poemas de Hemingway. Después de esto, Ernest Hemingway
disfrutó difamando a la Dial y particularmente a su editor
gerente, Gilbert Seldes; junto con Scofield Thayer. Puesto que
Seldes parece que no tuvo nada que ver con los poemas que Pound
entregó a Scofield Thayer, existe una cierta
desorientación en el porqué Hemingway eligió
a Seldes como blanco de sus críticas." (25 )

En otros poemas Hemingway demuestra su agradecimiento a
sus maestros o amigos, en algunas oportunidades hace
sátira, en otras imita el estilo del escritor al que
quiere ridiculizar.

La revista Poetry en la cual aparece el poema
Mitrailliatrice además de muchos de los que
escribió en París, fue "fundada en 1912 en Chicago
por Harriet Monroe, probablemente sea la publicación en su
género de vida más prolongada. Convertida en una
verdadera institución, como diría Eliot,
Poetry continúa apareciendo mensualmente con una
regularidad envidiable. Por su misma longevidad, Poetry
no es un caso típico de lo que podríamos llamar
revistas de vanguardia, entre cuyas características
principales están las de durar y circular poco,
además de representar un compromiso de tipo
estético. En este sentido, Harriet Monroe se propuso hacer
algo diferente con Poetry: trataría de conseguir
grandes audiencias para la poesía y no se
parcializaría por ninguna tendencia en particular. Lo
importante, según Miss Monroe, era proporcionar un
órgano de difusión adecuado a los jóvenes
exponentes de la poesía norteamericana que se hallaban
relegados a un segundo plano en comparación a los
exponentes de las demás artes: 'Hoy en Chicago
podría estar viviendo un Nilton y no encontraría
dónde publicar sus poemas'." (26) Hemingway no fue un gran
poeta, pero Poetry le dio su oportunidad, como a todo muchacho
cuya "edad se lo exigía".

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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