Situación del francés en Uruguay a fines de los años noventa: analísis de la acción lingüística y cultural francesa
Indice
1.
Introducción.
2. El idioma francés en
Uruguay.
3. Las políticas culturales y
lingüísticas en Uruguay.
4.
Conclusión.
5.
Bibliografía
La República oriental de Uruguay, uno de los
países más pequeños de América
del Sur, se encuentra a diez mil kilómetros de Francia, entre
Brasil y
Argentina, con
menos de cuatro millones de habitantes. Un Francés que no
percibe las relaciones particulares que existen entre Uruguay y
Francia se sorprenderá al conocer el lugar que
ocupó su idioma en este país. En efecto, Uruguay
fue durante mucho tiempo el
único país latinoaméricano donde la primera
lengua
extranjera que se aprendía en la secundaria era el
francés. Proporcionalmente a su población, Uruguay poseía el primer
liceo francés de América
latina, incluso del mundo (si no tomamos en cuenta las
antiguas colonias francesas) y, además, una Alianza
francesa de primera
importancia.
Si buscamos las origenes de esta situación privilegiada,
encontramos primero un importante corriente de inmigración francesa del siglo XIX y la
influencia de esta comunidad en la
evolución económica del país.
Al mismo tiempo, los Franceses fueron estrachamente relacionados
con la vida política del
país cuando Francia todavía era una referencia
ideológica. En margen de estos diferentes aspectos –
demográficos, económicos y políticos –
la influencia francesa era notable al nivel cultural y, como
consecuencia, la enseñanza del francés siempre
ocupó un lugar importante.
Hoy en día, la enseñanza de la lengua y de la
cultura
francesas en Uruguay conoce un descenso notable. Esta
situación ha provocado numerosos discursos, la
mayoría de las veces contradictorios, acerca de la
amplitud de dicho descenso, la utilidad de la
enseñanza del francés, las motivaciones de los
alumnos, des los profesores, de los responsables locales o
franceses quienes se encargan de su difusión y, sobre
todo, de los Uruguayos mismos.
Para algunos de ellos, generalmente los profesores, la
enseñanza del francés implica una relación
de dominación cultural que siempre fue el destino de
América latina, perpetualmente dominada por extranjeros
desde la Conquista. A este respecto, podríamos decir que
es muy facil criticar el imperialismo
francés sin interrogar su propia ceguera con respecto a
ciertos aspectos de su propia cultura. Otros profesores opinan
que Francia les abandonó aunque se dedicaron totalemente a
la difusión de su lengua y de su cultura. Este depecho
justifica el lugar ahora ocupado por el inglés.
Francia tiene todos los triunfos en la mano para desarrollar su
presencia en Uruguay y, en primer lugar, un « capital
simpatía ». Lamentablemente, parece que nuestro
país no supo mantener la llama de sus amistades. Un
retroceso evidente ya se manifesta desde varios años. Por
ejemplo, el Liceo francés que siempre fue una
institución prestigiosa en la vida cultural uruguaya y de
donde salieron varias generaciones de lo más selecto de la
sociedad
política y intelectual uruguaya, vive un periodo muy
dificil que se puede atribuir a razones pedagógicas, de
gestión
y también al ambiente
cultural general.
¿Hoy en día, qué es lo que queda de la
influencia francesa, tantas veces mencionada durante la
creación de los sistemas
educativos locales?, ¿Tienen los
« bastiones » de la presencia cultural
francesa responsabilidades en el descenso observado desde el
principio de los años noventa?
Para nosotras, las razones del descenso del
francés también son otras. Ante todo, son
económicas: se nota que la situación de Uruguay
tiene consecuencias directas en el número de alumnos de
francés (aunque parece que el inglés no sufre
nada).
Los numerosos aspectos históricos, antiguos y/o recientes,
también deben ser considerados. Cuando se trata de
Francia, los discursos de los dirigentes uruguayos muchas veces
son salpicados de nostalgía; hablan de una
situación que corresponde a su pasado y se olvidan de
buena gana de echar un vistazo a su historia inmediata que
varias prioridades alejan del francés. Por lo que se
refiere a los Franceses, que sean responsables, profesores ou
cooperantes técnicos, generalmente son integrados a
instituciones
y sistemas cuyos historia y papel les
escapan. Para entender las razones del descenso del
francés, nos parece importante conocer las de su ascenso
en esta región del mundo y que, para nosotras, estan
relacionadas sobre todo a las migraciones europeas de los
años 1840 a 1920.
Por otra parte, la eliminación del francés en el
nivel secundario uruguayo desde el año 1991
ocasionó una caída del número de los
alumnados en las instituciones lingüísticas, haciendo
del idioma inglés la única lengua extranjera
obligatoria en el primer ciclo desde la reapertura de los
cursos escolares
de 1996. Este cambio del
estatuto del francés en el sistema educativo
uruguayo redujó aún más el número de
alumnos de francés que ya había disminuído
desde los año ochenta. Además, el no reconocimiento
durante muchos años del bachillerato francés por
parte de las autoridades uruguayas ha sido fuente de problemas
desde el punto de vista pedagógico y implica para los
alumnos, un acrecentamiento de trabajo si quieren presentarse al
bachillerato uruguayo que les da acceso a la universidad. De
hecho, el alumnado del Liceo francés pasó de 1.783
alumnos en 1980 a 1.224 alumnos en 1990. Finalmente, a estos
problemas, se puede agregar la casi ausencia de Francia en
los medios de
comunicación y el aparente desinterés de
nuestro país enfrente de América latina en
general.
No nos olvidemos tampoco que, en la perspectiva de la apertura de
las fronteras y del aumento de los intercambios, el estudio del
idioma inglés parece más
« útil » a las familias en marco del
futuro de sus hijos. De la misma manera, en la perspectiva del
Mercosur, el
portugués atrae cada vez más.
En realidad, aunque Uruguay es un país pequeño,
merece una atención más sostenida de parte de
Francia, tanto en cuanto a sus relaciones bilaterales como en el
marco de sus relaciones con el Mercosur. La posición
central que ocupa y el papel que jugará en este inmense
conjunto de más de 200 millones de habitantes, implica por
parte de los responsables políticos y de los actores
económicos franceses un compromiso sin reserva en el apoyo
a la integración regional. Para renforzar su
presencia lingüística y cultural, Francia tiene que
apoyar las instituciones regionales sin olvidarse que Uruguay y
Montevideo podrían cumular proximamente el papel de
Bruselas en la Unión
europea con el del Luxemburgo como plaza bancaria y
financiera.
Lo vemos, para los Suraméricanos y los Franceses,
las razones del descenso del francés en Uruguay parecen
oponerse. Los primeros acusan Francia y su política y para
los demás, la culpa es de los Latinoaméricanos con
sus sistemas educativos defectuosos y su apertura demasiado
grande hacia U.S.A. Cuatro años en Uruguay bastaron para
acostumbranos a este tipo de discursos y también para
hacernos examinar el problema.
Pensamos que todos los actores son responsables del descenso de
la difusión de la lengua y de la cultura francesas en
Uruguay y en América del Sur. Además, no excluimos
de nuestro análisis la importancia de la evolución
de la historia del mundo y de sus nuevas prioridades
geopolíticas que pusieron Francia en una posición
de poder de
segundo rango a pesar de su posición de cuarto exportador
mundial.
Como lo señala Louis Porcher, habríamos podido
estudiar muchos aspectos del tema.
La diffusion du Français Langue Etrangère est un
champ parce qu’il est possible d’y identifier des
agents (institutions, personnes), des biens, matériels et
symboliques, des enjeux, qui entretiennent entre eux des rapports
systématisables selon des logiques propres, donc
relativement autonomes, producteurs–produits d’une
histoire. Le champ de diffusion du Français Langue
Etrangère entretient également des relations que
l’on peut assigner avec d’autres champs : la
production économique par exemple, mais aussi les champs
politique, culturels, etc.
Sin embargo, nos concentraremos en particular en el
análisis de las acciones
lingüísticas y culturales francesas en la
región. Así, haremos el balance de las políticas
lingüísticas y culturales francesas desde 1945 hasta
1997.
2. El idioma francés
en Uruguay.
Un capital de simpatía basado en la
inmigración y relaciones culturales y políticas
antiguas.
Muchos vínculos se han tejido entre Francia y Uruguay
desde el siglo pasado. Se trata de las contribuciones de la
inmigración, en particular de la inmigración
francesa, vasca y bearnesa, y de la contribución que
aportará al desarrollo del
país, especialmente en el sector agrícola, de la
ganadería
y de la industria de
la lana.
Pasajeros entrado por el puerto Montevideo de | ||||||||
Franceses | Españoles | Italianos | Brasileños | Ingleses | Alemanes | Otros | TOTAL | |
1835 | 43 | 481 | 34 | 37 | 10 | 0 | 8 | 613 |
1836 | 998 | 1 209 | 512 | 246 | 88 | 38 | 55 | 3 146 |
1837 | 442 | 1 227 | 522 | 178 | 180 | 2 | 32 | 2 583 |
1838 | 2 071 | 2 359 | 468 | 161 | 156 | 77 | 132 | 5 424 |
1839 | 342 | 280 | 382 | 59 | 63 | 4 | 33 | 1 163 |
1840 | 835 | 370 | 771 | 45 | 59 | 298 | 97 | 2 475 |
1841 | 3 816 | 948 | 2 737 | 112 | 170 | 7 | 70 | 7 860 |
1842 | 5 218 | 1 607 | 2 519 | 82 | 124 | 227 | 97 | 9 874 |
TOTAL | 13 765 | 8 481 | 7 945 | 920 | 850 | 653 | 524 | 33 138 |
Población francesa en Uruguay | ||
Uruguay | Departamento de Montevideo | |
1843 | 15 000 | 5 324 |
1860 | 8 891 | 6 141 |
1872 | 17 900 | – |
1879 | 14 375 | 6 830 |
1884 | 7 383 | |
1908 | 8 341 | 5 055 |
1963 | 2 016 | 1 618 |
Fundamentos y objetivos de
la enseñanza del francés ante la creación de
la universidad (1830–1850).
Ya se conocen la influencia de las ideas políticas,
filosóficas y de la literatura francesas en
América latina durante el periodo de emancipación.
Esta influencia fue particularmente importante en Uruguay como
instrumento de emancipación intelectual. El francés
era el único idioma extranjero enseñado muchas
instituciones primarias, secundarias y universitarias. Debemos
agregar además que, nacido bajo la tutela de Inglaterra,
Uruguay siempre tuvo su mirada hacia Europa.
La « antigua universidad »
(1850–1874).
En 1830 y después en 1849, el programa para el
proyecto de
creación de una universidad ponía al mismo nivel
inglés y francés en la enseñanza secundaria.
En el programa de 1849, mientras que la capital siempre estaba
asediada, la importancia de las lenguas vivas reflejaba la
situación política de Montevideo. En los hechos,
después de la guerra es el
francés que se enseña, de 1850 a 1860, casi
continuamente. Más tarde, el francés parece
regularmente haber atraído a más alumnos que el
inglés. Es un hecho que se explica por la situación
económica del país. La preponderancia más o
menos neta del francés está entonces vinculada a la
abundancia de libros
franceses en la enseñanza secundaria y superior
(filosofía, geografía, química, derecho,
etc).
La « nueva universidad »
(1885–1935).
Muy rápidamente la universidad se convirtió en una
fábrica de diplomas y de profesionales. La
enseñanza de las lenguas, y más concretamente del
francés, se « aburguesa »: los
alumnos, no preocupados con el dominio del
francés, sólo tienen como
única preocupación aprobar sus exámenes con
el fin de acceder a las altas esferas sociales:
Dans l’esprit des autorités éducatives
scolaires et universitaires, l’enseignement des langues se
limite simplement à mettre les élèves en
condition de traduire, seulement de traduire les textes
qu’ils peuvent avoir à consulter.
La segunda guerra
mundial.
Se sabe que la firma del armisticio en 1940 y la guerra en Europa
trajeron, hasta cierto punto, un corte entre América y
Europa. Por lo que se refiere a la enseñanza, el
bachillerato francés dejó de ser reconocido en
Uruguay este mismo año. En 1942, el Consejo de
enseñanza uruguayo suprimía un año de
francés (el quinto año) previsto en el plan de 1941. Eso
no constituyó un ataque muy importante en la medida en que
permanecieran cuatro años de francés contra tres
años de inglés. No obstante eso pasó para
una advertencia. La Francia de Pétain ya no se considera
como un modelo:
« une dense
atmosphère dépréciative se forme non plus
seulement contre le gouvernement de Vichy, mais aussi contre
toute la grande nation latine… », nota en el diario
La Mañana j. l. DELGADO REYES para explicar la nueva
situación de la lengua francesa en Uruguay.
On se sert aussi, comme argument en faveur de la supplantation de
l’enseignement du français par celui de
l’anglais, du fait que la connaissance de cette
dernière langue faciliterait le rapprochement intellectuel
avec les Etats–Unis et contribuerait ainsi à
consolider l’unité américaine.
Para apoyar la causa del francés – por lo tanto a la
defensiva en Montevideo – se recurre a la tradición
latina. Al lado de estas observaciones más bien
sentimentales, se puede destacar la argumentación
presentada por el inspector Marius BOUYAT ante el Consejo
nacional de la enseñanza. Destaca la utilidad de la lengua
francesa como « instrumento de trabajo » y
su « carácter
formativo » que representa los dos objetos de la
enseñanza secundaria.
Fundamentos y objetivos desde el plan de 1941 hasta la
desaparición del francés en 1996.
Es significativo, en la perspectiva que fueron expuestas, que se
haya elegido al francés para el primer ciclo, que tiene
por objetivo la
cultura general, y que se haya olvidadolo en las clases
preparatorias diversificadas, claramente especializadas. Estas
elecciones tenderían a mostrar una nueva concepción
de la utilidad del francés. Los programas de
francés, en 1941 como en 1976, contemplan inicialmente la
adquisición de la lengua oral usual, a continuación
los temas estudiados son relativos a la vida en Francia y
« a la obra creativa intelectual del pueblo
francés ». El programa establecido para el
segundo ciclo (plan de 1941) – sección preparatoria
de ciencias
económicas – se orienta por su contenido hacia el
francés especializado. En 1963, se generaliza la
enseñanza del francés en el segundo ciclo: lo que
se llamaba en la época el « plan
piloto ». En ese momento el papel del francés
es doble: dar a los alumnos la posibilidad de utilizar una lengua
importante en el mundo del momento y ponerlos en contacto con la
civilización francesa. En 1976, el objetivo de la
enseñanza del francés es globalmente más
limitado. Se hace hincapié en una utilización
« pasiva » de la lengua con fines de
consultas de obras especializadas. Así pues, mientras que
el uso de la lengua oral tiene un carácter cada vez
más hipotético, una motivación
más sólida reside en el
« carácter instrumental » de la
lengua: los estudios superiores y la vida profesional.
Desgraciadamente, la dictadura y el
año 1996 verán de nuevo la lengua francesa
desaparecer del secundario en favor del inglés. La
enseñanza, demasiado pobre para ofrecerse los servicios de
los numerosos profesores de francés, decidirá optar
por la lengua más extendida.
En conclusión, se puede sintetisar la
situación del idioma francés de este
modo:
v
Alumnado demasiado numeroso (hasta 45–50
alumnos).
v Clases heterogéneas.
v Duración real de las
clases (30 minutos efectivos).
v Número reducido de clases de
francés en el año.
v Lugar ocupado por la clase de
francés en el día (final de
día).
v
Ignorancia de los programas por parte de los profesores y
de los alumnos.
v Falta de material.
v Aislamiento del
francés entre las otras materias
v Aislamiento de los
profesores de francés.
v Ausencia de motivación por parte
de los alumnos.
Si lo mismo ocurre con las otras lenguas, a pesar de
todo, hay que reconocer que solamente el francés se vio
retirado del programa del secundario. Así pues, al
conjunto de estas dificultades, que hizo que el rendimiento del
francés era decepcionante tan para los alumnos como para
los profesores, debemos añadir la falta de
motivación para esta materia. Ya en
1957, los profesores deploraban la actitud de los
alumnos respecto a esta lengua. Hasta el año 1996, en que
fue finalmente suprimido, los argumentos en favor del mantenimiento
del francés como lengua obligatoria a la edad donde un
alumno entraba en la enseñanza secundaria (12 años)
encontraban poco eco. Se concebía sin problema que la
utilidad dudosa e indefinida de este aprendizaje
– en medio de tantas materias más sensiblemente
« rentables » – no bastaba como para
dar el deseo de conocer esta lengua, cuyo conocimiento
profundo no parecía prioritario. Por otra parte, la
mayoría de los adolescentes,
al igual que hoy, ya bañaba en la cultura norteamericana y
tenía una predilección para la lengua inglesa,
considerada universal, pues más útil, y juzgada a
menudo más accesible que el francés. Así
pues, la actitud de los alumnos puede explicarse no sólo
por estas disposiciones negativas, sino también por la
práctica pedagógica y la decepción de no
llegar a la adquisición activa del francés.
Comprobar que se puede llegar a practicar la lengua es, como es
el caso en otras disciplinas, un estímulo seguramente
primordial. Puede ser pues que los problemas encontrados en la
pedagogía reflejan la confusión de
las finalidades de la enseñanza del francés,
finalidades que conviene ahora analizar de más
cerca.
3. Las políticas
culturales y lingüísticas en Uruguay.
Organizar políticas lingüísticas en
América latina equivale a plantearse una serie de
cuestiones: ¿Qué elecciones hacer?,
¿Qué instrumentos institucionales crear y usar?,
¿Cómo ubicar una política
lingüística y cultural con relación a un
entorno económico, diplomático y científico?
No se trata obviamente de proponer soluciones
generales aunque las cuestiones se formularan, como acabamos de
hacerlo, de manera simplista.
Tres periodos para las políticas francesas en el
extranjero.
Existiría al parecer tres períodos en la
política del francés en el extranjero. Hasta los
años ochenta, se caracterizaba a nivel económico
– en sus efectos – por un período fasto en
cuanto al personal de las
oficinas de acción pedagógica, en becas concedidas
a los estudiantes y a los profesores latinoamericanos, en
misiones francesas, situación obviamente variable
según los países. En cuanto a la política
lingüística, las actividades se centraban casi
exclusivamente en la formación de los profesores de
francés tanto del superior como del secundario, con la
ayuda de las asociaciones de profesores de F.L.E. Es necesario
reconocer que durante estos años, se hizo un trabajo
considerable de formación pedagógica e incluso,
podría decirse, de promoción de lo que era
« francés », debido a que las
oficinas de acción pedagógica trabajaban en
estrechas relaciones con las asociaciones locales, lo que es, en
estos países, uno de los factores principales de éxito.
Se puede decir que reinaba en esta época cierta
armonía – allí también, variable
según los países – entre las oficinas de
acción pedagógica y los distintos socios locales.
Parece que esta dicha armonía se esfumó más
tarde y fue sustituida por recriminaciones por parte de los
socios locales contra Francia. A nivel universitario, la
presencia francesa estaba garantizada por una red de lectores bastante
importante ya que en esta época apenas existían
política de cooperación universitaria organizada
con Francia en las disciplinas literarias y
lingüísticas. Se debe tener en cuenta sin embargo el
desarrollo del « francés funcional »
que, como es sabido, instigó la didáctica del francés. El resultado
de este primer período de trabajo fue una buena presencia
francesa, una buena imagen, pero
paradójicamente, hacia el final de estos años, el
principio de una disminución, que irá creciendo,
del número de alumnos y estudiantes que eligen al
francés.
Un segundo período, de los años ochenta a
noventa, y que se caracterizaba al nivel económico por una
primera fuerte disminución de los medios puestos
a disposición de los servicios de acción
lingüística, que se convierten en los B.A.L., y por
la búsqueda de una nueva racionalización de los
presupuestos:
fuerte disminución de las becas y casi desaparición
de los lectores. En cuanto a la política
lingüística, cambió de orientación en
lo que ésta debía descartarse progresivamente de la
misión
de la formación pedagógica para ir hacia la de la
promoción de lengua francesa. El razonamiento
básico era el siguiente: para que el francés
permanezca vivo en el extranjero, es necesario que haya alumnos
en las clases; para que haya alumnos, es necesario seducir su
imaginario pero sobre todo el de sus padres ya que, generalmente,
son ellos quienes incitan a los niños a
elegir una lengua extranjera. Para seducir estos imaginarios, es
necesario quitar el polvo a la imagen anticuada que posee el
francés en el extranjero: método,
perfume, gastronomía, cultura clásica, etc.
Creemos pues actividades promocionales del francés:
organización de concursos de poesías
y de canciones francesas con premios, tours de Francia y
campeonatos de fútbol, exposiciones; es necesario hacer
investigaciones de imagen y trabajar con las
empresas
francesas en el extranjero. Al nivel universitario, es la era del
francés « funcional », luego del
« comunicativo » (México,
Brasil) y en paralelo grandes encuentros francófonos en
torno a la
literatura con escritores y cineastas. Estas manifestaciones son,
la mayoría de las veces, organizadas por las asociaciones
con ayuda de organismos francófonos o internacionales como
la A.U.P.E.L.F. y la F.I.P.F., más que por los servicios
culturales franceses, aunque Francia presta su apoyo financiero.
En efecto, no se debe olvidar que si Francia se asoció a
estas manifestaciones francófonas, eso se hizo bajo el
empuje de las asociaciones latinoamericanas que reclamaban
más diversidad y querían – quizás
inconscientemente – encontrar una alternativa a un
determinado « imperialismo francés »
y con el apoyo de estos organismos que también
pretendían promover la francofonía. Esto
implicó que esta política dio a la vez un
determinado dinamismo a las asociaciones locales, obligandolas a
trabajar en estrecha colaboración con los B.A.L., y un
determinado dinamismo cultural (pero también los conflictos).
Desgraciadamente, el número de alumnos de francés
siguió cayendo, los productos
franceses no se vendieron mejor, y, en paralelo, la calidad de los
profesores, menos capacitados, se resentio y deja que
desear.
El tercer período comienza en torno a los
años noventa. Al nivel económico, siguen las
restricciones presupuestarias en paralelo a una situación
económica de los países de América latina
cada vez más difícil para la clase media en
comparación con la situación previa. Las prestaciones
francesas son menos aparentes. La política
lingüística cambia una vez más su
orientación. Se observa una ligera vuelta a operaciones de
formación pedagógica, variable según los
países, pero sobre todo instauración de una dicha
política de cooperación educativa que tiende a
ayudar a los sistemas educativos locales en los Ministerios de
Educación
de los distintos países para, en contraparte, obtener que
la elección del francés en segunda lengua
extranjera no desaparezca completamente (mantenida o
restablecida). Al nivel universitario aparece la idea que es
necesario ayudar la cooperación universitaria pero eso
sigue siendo muy esporádico. Así no se ve aparecer
ninguna mejora en cuanto a la situación global de la
enseñanza del francés en Uruguay.
La cuestión del desinterés de Francia
hacia Uruguay.
Una delegación francesa del grupo de
amistad
« Francia–Uruguay » de la Asamblea
nacional efectuó una misión de cuatro días
en Uruguay, del 16 al 19 de septiembre de 1996, invitada por el
Parlamento uruguayo y por la parte uruguaya de dicha
asociación, presidida por el Sr. Carlos PEREYRA,
Presidente de la comisión de las relaciones exteriores del
Senado. Esta misión es el resultado de los esfuerzos
llevados, por una y otra parte, para volver a entablar el
diálogo
entre parlamentarios franceses y uruguayos. Lo que inicio este
proyecto fue ciertamente el coloquio
« Francia–América latina: un
diálogo con varias voces », organizado en 1995
bajo el alto patrocinio del Sr. Philippe SEGUIN, Presidente, y de
la Sra. Nicole CATALA, Vicepresidenta de la Asamblea nacional,
quienes, deseando establecer vínculos con las Asambleas
latinoamericanas, habían invitado a participar
parlamentarios de cada uno de los países del Grupo de
Río. La etapa siguiente fue la creación de la
asociación de amistad
« Francia–Uruguay » el 16 de mayo
pasado, compuesta a la vez de miembros del Senado y de la
Cámara de Representantes y presidida por una importante
personalidad
política, el Sr. Senador Carlos Julio PEREYRA. Su
excelencia, el Sr. Pierre CHARASSE, Embajador de Francia en esta
época, quien había contribuido a su
creación, fue designado Presidente de honor. Este grupo de
amistad se inscribe en la voluntad claramente afirmada, tanto por
el Presidente de la República como por el Gobierno, de
mirar con más determinación hacia los países
de América latina.
Uruguay en el centro del Mercosur y del proceso de
integración regional requiere en adelante una
atención constante por parte de Francia. El grupo de
amistad quiso contribuir, por su parte, a renovar el interés
para un país que merece conocerse mejor y apreciarse en
Francia, tanto debido a fuertes y antiguos vínculos
culturales, como debido a nuevas perspectivas económicas
que se ofrecen a la presencia francesa.
La Alianza francesa, el Liceo francés y la
Embajada. Un triunvirato con una sola cabeza ?
Al igual que cualquier grupo social instituido, la Embajada es un
mercado sobre el
cual se distribuye lo que está en juego
(aspectos económicos, políticos, colectivos,
personales, etc.), existen posiciones (luchas, alianzas,
antagonismos, solidaridades) y se distribuyen bienes
(materiales,
simbólicos, satisfacciones, esperanzas). Quienquiera que
conoce las definiciones formales y estáticos (el organigrama) ya
dispone de informaciones importantes, pero apenas le dan que las
reglas del juego.
A través del consejero cultural, la Alianza y el Liceo
francés están bajo la copela de la Embajada que les
presta distintos apoyos: financieros, informativos, etc. Sin
embargo, cuando se examinan los hechos reales, que es de esta
ayuda? A menudo las tres instituciones citadas funcionan sin
ninguna concertación ni coordinación. Algunas manifestaciones
culturales sobre un mismo tema son establecidas sin planificación y caen, la mayor parte del
tiempo, precisamente al mismo tiempo lo que reduce el
número de participantes en vez de aumentarlo (p.e.: el
« tiempo de los libros »). Esta falta de
coordinación obvia no es más que el reflejo de las
distorsiones que existenten entre los tres grandes representantes
de Francia en Uruguay (igual que en gran número de
países suponemos). Desgraciadamente, eso da una imagen muy
mala de las instancias francesas, incapaces de ponerse de acuerdo
sobre la política exterior que debe llevarse. Por otra
parte, en el ámbito de la lingüística, la
Embajada solamente apoya financieramente los establecimientos
públicos difusores de francés: liceos, colegios,
escuelas primarias, etc. Por lo tanto, no se ocupa en
ningún caso de instituciones privadas como la Alianza.
Así no se puede invitar a expertos en F.L.E. con el
presupuesto del
B.C.L.E. Por consiguiente, sería seguramente preferible
preguntarse sobre problemas de fase preliminar antes de
concentrarse en las desventajas constituidas por la realidad
local.
La ausencia de interventores.
En el estado
actual de las cosas, dos actividades son privilegiadas por parte
de Francia: una actividad muy especializada, la pedagogía
del F.L.E., o sea de la lengua y de la civilización; una
actividad considerada comúnmente compartida: la cultura.
La primera debería realizarse esencialmente bajo cuatro
formas vinculadas entre ellas:
v Concesión
de becas (de estudio, de pasantías,
etc).
v
Organización de misiones procedientes de
Francia.
v
Organización de formaciones continuas in situ
(pasantías, días de estudio, coloquios, seminarios,
etc).
v
Contribución a la elaboración de materiales
de enseñanza adaptados al contexto
local.
v
Mediatización: boletines de conexión, ayuda
a las operaciones de promoción de las redes, el recurso a los
grandes medios de
comunicación, etc.
Sin embargo, las únicas becas concedidas son para
la cooperación científica y otorgadas sobre bases
que no son muy claras (incluso para la Embajada). Las
pasantías sólo parecen afectar a los miembros de la
Embajada y, puntualmente, del Liceo francés. Ninguna
misión de Francia vino en 1996. Los únicos
días de formación se organizan con el C.S.N. quien
tiene función de
animador pedagógico y cultural de la Alianza Francesa. Es
posible encontrar algunos apoyos pedagógicos en La voix du
Sud (revista de la
asociación de los profesores de francés de Uruguay)
y la Alianza es la única institución que realmente
recurre a los medios de comunicación y a los patrocinadores en el
marco de sus actividades aunque algunas publicidades sobre el
Liceo francés y sobre las actividades de la Embajada
comienzan a aparecer. ¿Por qué? Todo es
cuestión de dinero por
supuesto.
La supresión del puesto de Agregado
lingüístico.
La misión del agregado lingüístico es, como se
sabe, difundir la lengua y la cultura francesa. Debe ser
generalista, capaz de coordinar la intervención de
distintos especialistas, animador capaz de reunir y administrar
informaciones sociales, comunicador capaz de hacer circular el
mensaje, analista capaz de describir una situación local
compleja para ubicar los componentes funcionales y actuar con
ellos. Se trata pues de un profesional de la comunicación
social por intermedio de la enseñanza que es
generalmente su especialidad. Así pues, el polo
determinante de sus preocupaciones sigue siendo la
enseñanza/aprendizaje del F.L.E., puesto que se trata del
vector fundamental de la difusión. Es necesario a pesar de
todo tomar conciencia del
hecho que, en adelante, esta preocupación
pedagógica no podrá definir por sí sola la
acción de difusión del F.L.E. y eso por varias
razones enumeradas por Louis PORCHER:
Existen otros métodos de
difusión en margen de la enseñanza: los medios de
comunicación, los viajes, el
comercio, la
circulación de los bienes culturales.
Los problemas tocados por la enseñanza de una lengua y de
una cultura extranjeras no se reducen a la metodología de la clase: durante más
de un cuarto de siglo, esta idea reductora fue infundida y, de
hecho, contribuyó a producir y justificar una
proliferación de especialistas quienes, en adelante,
tienden perpetuar la concepción según la cual no
hay otro problema de enseñanza que aquéllos. Por
ejemplo, la cuestión de saber si el francés es la
primera o la segunda lengua extranjera en el sistema educativo de
país, o incluso no forma parte de los programas, no
está incluida en la metodología pedagógica
pero constituye sin embargo una cuestión capital
Pues, como lo demostramos, el papel del agregado
lingüístico es fundamental en la difusión de
la lengua y la cultura francesas. Su ausencia se nota cruelmente
en este período de crisis aunque
la antigua inspectora de francés reclutada localmente es
ciertamente competente.
El número de expatriados.
Francia no está representada solamente por su Embajada.
Otros numerosos expatriados, profesores del Liceo francés,
expatriados las Alianzas francesas o también cooperantes
administrativos empresariales, son todos embajadores de nuestro
país. Sin embargo su número va también
decreciente. Triste balance que el de los C.S.N.: de cuatro
profesores del Liceo francés, pasamos a dos. A eso podemos
añadir la pérdida de un C.S.N. en la Alianza, otro
en la Embajada, de seis en las empresas, lo que nos da, por lo
que se refiere a esta categoría, un total actual de cinco
cooperantes contra catorce en 1995. No hablaremos de la
desaparición de todos los expatriados de las Alianzas,
salvo el Delegado general de Montevideo, ni del cierre de uno de
los dos anexos del Liceo francés. Para resumir la
situación: cuanto más la presencia francesa se
reduce, más Francia se hace olvidar de Uruguay y
más Francia se desinteresa de América del Sur. No
se puede imaginar entonces, en estas condiciones, cómo los
Uruguayos podrían tener el deseo de aprender
francés. Por otra parte, cuando se examina el tema de la
reciprocidad español–francés, podemos
decirnos que Francia no está por cambiar algo al problema
del número de los expatriados y, de hecho, a la
caída de su lengua en Uruguay, o incluso en América
Latina.
La no diversificación de las ofertas de
difusión.
La supresión del puesto de agregado
lingüístico se acompañó del final de
las prestaciones ofrecidas por la Embajada de Francia.
Así, queda solamente la Alianza Francesa para ofrecer
pasantías semestrales en las Alianzas de provincia,
abiertas a otras instituciones. Públicos diversificados,
prestaciones diversificadas, participantes diversificados
conducen lógicamente a la necesidad de distintas formas de
intervención. Examinando lo que se había propuesto
antes, llegamos a la conclusión que las ofertas de
difusión nunca habían realmente estado en
adecuación con sus públicos, siendo muy monocolores
(usemos el pasado ya que la Embajada ya no ofrece ninguna
prestación). En efecto, se reducía el
público de destino a los alumnos y a los profesores, se
proponían solamente acciones de tipo pedagógico, es
decir, vinculadas a la difusión del F.L.E. y por la
vía única de la enseñanza. El
« modelo » de pasantía siempre
tenía los mismos ejes: unos contenido (temas), una
duración y un ritmo, unos métodos de
intervención (sesiones plenarias, trabajos de grupos, etc),
unos perfiles de participantes, unas formas de trabajo
(exposiciones, debates, etc). Estas pasantías se
caracterizan generalmente por una indiferencia total respecto a
lo que no es pedagógico y método. Entre los
elementos generalmente olvidados, sólo citaremos algunos
ejemplos muy clásicos:
v La distancia geográfica del lugar
de la pasabtía con relación a los
aprendices.
v
Las condiciones económicas y materiales de la
pasantía.
v Los métodos de comunicación a
distancia.
v
Las condiciones de vida diaria (alojamiento, comida,
etc.).
En la práctica, solamnte los profesores eran
objeto de la casi totalidad de las acciones propuestas: teniendo
en cuenta la especificidad de este público, las estrategias de
difusión que se les destinaban se definían en
términos de respuestas « a la demanda ». Los profesores expresaban
necesidades de formación, la Embajada – ya que era
sobre todo ella, más allá de la Alianza, que
debía proporcionar las prestaciones –
« escuchaba » esta demanda, la
recibía y proponía una forma de respuesta adaptada,
que era, la mayor parte del tiempo, pasantías
pedagógicas. En resumen, no había oferta por
parte del prestador de servicios. Tal actitud, la más
extendida, incluso actualmente, es sin embargo muy poco
convincente y se basa más en algunos postulados:
Habría una demanda totalmente independiente de la oferta
lo que no es cierto. Así las solicitudes de
formación, por causa de ausencia de ofertas, siguen siendo
muy dispersadas, aleatorias y son muy repetitivas: una estrategia que
sólo estaría basada en la oferta sería
absurda e irrealista, una estrategia únicamente basada en
la demanda es absurda e ineficaz.
Partir de la demanda implicaría centrarse en las
necesidades del público de destino y, por lo tanto,
conducirse democráticamente. Ahora, nada garantiza la
validez de esta afirmación ya que, en realidad, se filtran
las necesidades del público, expresadas por distintos
portavoces que pretienden hablar en nombre de todos pero que
expresan en realidad las posiciones de una minoría: en la
mayoría de los casos ningún embrión de
investigación digno de este nombre valida
las afirmaciones presentadas como la expresión del
« terreno ».
Las instituciones de formación estarían en
posición estrictamente técnica de respuesta a las
solicitudes de formación. Serían en resumen puros
prestadores de servicio,
diseñadores al servicio de los expertos. Ahora no se puede
olvidar que las dichas instituciones de formación
funcionan en primer lugar de acuerdo con sus propios
intereses.
La enseñanza sería el único método
válido de difusión del F.L.E. y la formación
a la metodología de la clase el único método
de aprendizaje de la enseñanza. Queda sin embargo claro
que la diversificación de los públicos debe
acompañarse de una diversificación de las
prestaciones ofrecidas:
– De los objetivos de la acción
lingüística y cultural en función de los
distintos públicos e de los intereses que se pueden
suscitar en ellos.
– De las ofertas que se pueden hacer: pasantías,
actividades culturales, viajes, etc. Sería útil
categorizar estas ofertas con el fin de adaptarlas a
públicos mixtos (« centración en el
destinatario »).
– Una adaptación de las iniciativas al
público contemplado y a la prestación que se quiere
ofrecer: el tiempo y el dinero a
disposición del público contemplado, las
condiciones materiales de acceso a la prestación, el
costo de
oportunidad de la prestación (este a que el público
debe renunciar para asistir a la prestación).
Página siguiente |