Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. México.
Junio de 1996
Documento elaborado por:
Luis Enrique Domínguez () | Ricardo Sotelo () |
NOTA: Facilitamos este trabajo para ayudar a
ahondar en la investigación, no para entregar al profesor
una copia de este. Gracias.
(El documento original
contenía imágenes
que fueron suprimidas por razones de espacio)
Cultura
Egipcia
I N T R O D U C C I O N
H I S T O R I A
*Orígenes
*Cultura
Egipcia
*Egipto
Antiguo
*La egiptología
*5000 a 2500 a. C. 1ª a Xª
Dinastía (Período Memfita)
*2500 a 1100 a. C. XIª a XXª
Dinastía (Período Tebano)
*1100 a 525 a. C. XXIª a XXXª
Dinastía (Período Sait
O R G A N I Z A C I O N P O L I T I C A Y S O C
I A L
*Estrato social de los habitantes de
Egipto
*Esclavitud de
lujo
*Faraones de Egipto
*Faraones famosos
*Un reino gobernado por divinos faraones
.
*Los poderes del faraón
*Privilegios del faraón
*La forja de una nación
*Soldados
*El Valle de los Reyes
*Una reina que fue rey
A G R I C U L T U R A
*Características del Nilo
*El vastísimo desierto de
Egipto
*El Nilo y la agricultura
*Vida económica
L I T E R A T U R A
*Evolución de la escritura
*La escritura
jeroglífica
*El problema del mito y del
absolutismo
*Himno al Nilo
*El "Libro de los
Muertos"
*Textos de los
sarcófagos
*Textos de las pirámides
*La poesía
Lírica egipcia
*El canto y el baile
*El "Canto del arpista"
*Himno en honor de Egipto
*Canción
*Himno a Atón
A R T E
*Arquitectura
*Cuerdas, rampas y esfuerzo
humano
*La Gran Esfinge
*Escultura
*Destreza de los artesanos
*Pinturas y artes decorativas
*Relieve y
pintura
*Dibujantes
*Herramientas
*Métodos de
representación
*Técnicas en la pintura, el
relieve y la
escultura
*Tejidos y
adornos
*El secreto arte de
embalsamar
*Un cuerpo para el Mas
Allá
*Matemáticas y medicina
*Magia y medicina.
R E L I G I O N
*Filosofía Egipcia
*El sol, un nuevo
dios
*Culto a los muertos y la construcción de las
pirámides
*Creencias religiosas
*Animales del
valle del Nilo
*Mitología y religión. Vestigios
de especulación filosófica
*Los dioses del Nilo
*La doctrina cosmogónica de
Hermópolis
*Los mitos
solares
*El ciclo osírico
*Osiris el señor del
silencio
*Otras divinidades
*Divinidades cósmicas o de
fenómenos naturales
*Divinidades de ultratumba
*Mitos e
himnos
*Una religión
Politeísta
*Una escalinata hacia el sol
F O R M A S D E V I D A
*El paso a la alta cultura en
Egipto
*Navegando por el Nilo
*Hogares cómodos
*Los egipcios en su hogar
*Comidas y bebidas
*Compras y
ventas
*El adorno del cuerpo
*Amor y
erotismo en Egipto
C O N C L U S I O N
B I B L I O G R A F I A
Introducción
En medio del desierto surgió una de las
civilizaciones más espléndidas de la historia. Logró
sobrevivir durante 30 siglos que dieron como fruto su escritura,
calendario, la medicina y
maravillosas obras arquitectónicas que hoy
continúan desafiando el inexorable rigor del tiempo. Y
también bellísimos testimonios artísticos,
las momias, los reyes-dioses, entre otras.
Su inmenso legado asombra a Occidente, no en vano
los faraones Tutankamón y Ramsés captan el mayor
número de visitantes a las grandes exposiones organizadas
en Francia
durante los últimos 25 años; muy por encima de
Picasso y
Dalí; muchos más que Renoir, Manet, Gauguin y todos
los impresionistas juntos.
Los egipcios fueron un pueblo que no solo
florecieron intelectualmente, sino que también se
adelantaron a muchas cosas que conocemos hoy en día como
el arte,
conocimientos acerca del cultivo, creencias astronómicas,
etc.
Los egipcios lograron hacer de su cultura un
imperio casi impenetrable, claro que esto no fue de la noche a la
mañana, sino que fue, como hemos dicho durante muchos
años, quizá siglos, recopilando y adoptando
aspectos, datos y cosas de
otras culturas.
Sin duda este es un trabajo fascinante, que
gustará a todo aquél que lo lea, ya que es una
recopilación de varias fuentes
bibliográficas, respetando de cada una sus fechas
respectivas.
Historia
Orígenes
Los egipcios fueron un pueblo conservador por
excelencia, lo que puede también explicar la fase
relativamente atrasada en que se detuvo su religión;
además de aceptar divinidades de otras razas, con las que
entraron en relaciones hostiles o amistosas, conservaron con
celoso cuidado las de las diversas religiones del
país.
A los antiguos les atribuyó un origen
africano creyendo que venían del Alto Nilo. Se sabe que
hoy Etiopía, lejos de colonizar Egipto, fue
colonizada por él, y que el pueblo egipcio desciende del
grupo hamita de raza blanca, cuyas tribus poblaron
Africa del
Norte.
Cabe agregar que los egipcios estuvieron en un
tiempo bajo
dominio de los
hicsos (grupo
asiático) hasta que los gobernadores tebanos del Alto
Egipto
lograron derrotarlos y expulsarlos (1580 a. C). Se inició
entonces un período conocido como Nuevo Imperio,
caracterizado por las conquistas militares de Egipto.
Posteriormente, Egipto fue
conquistada por otros pueblos.
Los egipcios fueron los más notables
representantes de la raza camita, una raza africana que
constituyó el núcleo de los primeros pueblos
mediterráneos, y a la que se le suele asignar la mayor
parte de las estirpes y lenguas que no pertenecen a las 2 grandes
familias : la indoeuropea y la semita. Camita son, el copto,
derivado directamente del egipcio el grupo de
lenguas berberiscas, que todavía se habla en el Africa
Septentrional, y la raza "kushita" que comprende, entre otros, el
somalí, el gala y el dankali; al tronco camita parece
corresponder, además, pueblos como los egeos de la
civilización minoica de Creta; los vascos de España,
los drávidas de la India, y
algunas razas de la Polinesia.
En cuanto a los egipcios, en siglos pasados se les
propuso originarios de una región llamada Punt, situada
probablemente a lo largo de la costa Somalí. Estos
antiquísimos Punistas procedentes del sur africano y
convertidos en indígenas de las orillas del Nilo,
habrían sido después sometidos por invasores
septentrionales, portadores de una civilización más
elevada que produjo el nacimiento de las
dinastías.
En el curso del río se basa la posterior
subdivisión del país en Alto Egipto (Tebaida),
Medio Egipto (Heptanomida) y Bajo Egipto (Delta) con esta
división se corresponden los tres grandes períodos
históricos : Memfita, Tebano y Saíta, entre
los cuales se distribuyen treinta y tres dinastías de
faraones.
Sin el Nilo, todo el territorio egipcio
sería un desierto árido e inculto. Es este
río el que trae de lejanas regiones, en las que las
precipitaciones son muy copiosas, el agua que
permite junto a sus riberas los cultivos y la vida. Estas aguas a
veces se desbordan originando las periódicas crecidas que
obligan a los campesinos a un largo lapso de inactividad aunque
aveces resultan insuficientes, sobre todo en las tierras
distantes del curso del río.
Las pérdidas sufridas en la zona pantanosa
y la carencia de afluentes en esta región árida
comprometería quizá la existencia misma del
río en el larguísimo recorrido medio e inferior, y
el Nilo se agotaría a través de los miles de
kilómetros de desierto que se interpone antes de alcanzar
el mar.
El régimen hidrográfico del
río Nilo se caracteriza por 2 crecidas anuales que se
producen en verano de modo poco regular, por lo menos en su curso
medio y bajo. El nivel del río comienza a subir en junio y
alcanza su máximo en septiembre, para descender
después gradualmente, hasta alcanzar su nivel más
bajo entre febrero y junio. Las crecidas del Nilo se deben a la
abundante aporte de sus 2 afluentes de la derecha, el Nilo Azul y
el Atbara. En la crecida estival máxima del Nilo,
ésta procede aproximadamente en un 80% del Nilo Azul, en
un 15% del Atbara y sólo en un 5% del Nilo Blanco. El
aporte invernal aveces es debido en gran parte al Nilo Blanco.
Por ello, la prosperidad de Egipto depende de la crecida anual
del Nilo que, al inundar una prolongada faja a lo largo de sus
orillas las riega y fertiliza, depositando sobre ellas una sutil
capa de limo.
El clima de Egipto
es de tipo desértico mitigado únicamente el la
costa mediterránea. Se caracteriza por la extrema escasez
o incluso la falta absoluta de lluvias, por un cielo sereno
durante largos espacios de tiempo, por
temperaturas elevadas todo el año.
Durante varios siglos, el Alto Egipto afirma su
unidad frente a la rebeldía del Delta, que se ha
desarrollado completamente como una sociedad
agrícola con artesanías y ciudades. El Alto Egipto
mantiene su personalidad
frente a los nubios del sur, los libios del oeste y los beduinos
del desierto del este y de la península del
Sinaí.
Se citan 3 reyes, llamados Escorpión,
Narmer y Horus, como los unificadores de
Egipto.
Egipto aparece precisamente como el "Reino de los
2 países" El Alto y el Bajo y su rey es una divinidad.
Esta vive en el rey como en la imagen o en el
animal sagrado; al morir el rey pasa a su sucesor. El rey es la
encarnación de Horus, y tal concepción reposa en
ideas bien vivas sobre la función religiosa del jefe de la
horda primitiva. En las 2 coronas, la blanca y en forma de alto
gorro o tiara del Alto Egipto y la roja baja gorra del Bajo, se
resume la hazaña cultural de la unificación del
país y la creación de una entidad de importancia
política
antes nunca conocida.
De las 5 dinastías que la ciencia
moderna asigna al primer periodo de la historia egipcia, o sea, el
llamado Imperio Antiguo, que durante las 2 primeras
dinastías "tanitas" tuvo la capital en
Tanis, y de la tercera en adelante, en Menfis, solamente la
cuarta comienza a alcanzar relieve
gracias a la "Piedra de Palermo", que nos revela algunas
particularidades acerca del reinado de su fundador y gracias
también a las 3 grandes pirámides erigidas en
Gizeh.
Con la misma dinastía, comenzó un
período intermedio de trastornos internos que duro hasta
la XI dinastía; en la actualidad al Imperio Medio se le
asigna solamente las dinastías XI y XII. Siguió un
segundo período intermedio que coincide con la presencia
en el Delta de los hycsos, semitas invasores; después
comienza la triunfante ascensión del Imperio Nuevo. En el
último período, de decadencia y trastornos, el
centro de la vida social, oficial y cultura se
traslado hacia el Bajo Egipto; fueron capitales alternativamente,
Tanis, Sais, Mendes, Sebenytos. A una dinastía de reyes
sacerdotes y a 2 dinastías libias, siguió una
etíope; después una nacional, que
señaló un renacimiento
espiritual y literario; tras el paréntesis que significo
la dominación persa, reinaron en menos de un siglo las 3
últimas dinastías de faraones. La conquista por
parte de Alejandro
Magno, la dinastía de los Ptolomeos, la
ocupación romana, la invasión árabe, son los
principales hechos políticos que llevaron al gradual
debilitamiento y extinción de todo lo
egipcio.
Cultura egipcia
La historia del Egipto Antiguo
se divide en 3 imperios con intervalos de dominación
extranjera y guerras
internas. El Imperio Antiguo se caracterizó por el
florecimiento de las artes y la construcción de las pirámides.
Durante el Imperio Medio (2050-1800 a. C), tras una etapa de
decadencia, Egipto conoció un período de esplendor
en su economía, literatura y artes. En el
Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) el país alcanzó su
edad dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo su
territorio bajo la dirección de los faraones de la XVIII
dinastía.
La decadencia del imperio se dio hacia 1075 a. C.,
a raíz de las diversas invasiones de otros pueblos, las
cuales modificaron la división y extensión del
territorio de Egipto.
Egipto antiguo.
El período que solemos denominar "Antiguo
Egipto" es la época en que fue gobernado por los faraones,
a partir del año 3000 a. C.
En el Valle del Nilo se desarrolló una de
las primeras grandes civilizaciones agrícolas de la
antigüedad. El estrecho valle del río, en el
área regada y fertilizada por sus crecidas, ofreció
un medio extraordinariamente propicio para el desarrollo de
una agricultura
intensiva; pero al mismo tiempo
obligó a una elevada organización del trabajo. La unidad
básica y natural fue el "Nomo" , o pequeña
provincia formada alrededor de los núcleos de población del valle y gobernada por
miembros de la nobleza, pero la explotación nacional del
país exigió la cooperación entre estos
nomos, dificultada por las grandes distancias y la ausencia de
buenas calzadas.
La elevada densidad de
población provocaba grandes crisis de
subsistencias (hambre, enfermedades, entre otros)
en el caso de una desorganización o decadencia del
sistema de
regadíos. Los productos
básicos fueron el trigo (pan), la cebada (cerveza) y los
animales
domésticos. En los momentos de unidad y tranquilidad, la
enorme cantidad de impuestos y
prestaciones
personales que pesaban sobre los campesinos trabajadores de
la tierra,
permitió a las clases propietarias de las mismas
(faraón, clero, nobleza) acumular grandes capitales, que
improductivamente invertidos en templos y tumbas, no
contribuyeron al desarrollo de
nuevas técnicas de producción o de uso agrícola,
bastante primitivo; la situación económica y social
pudo así mantenerse durante milenios, apoyada
además en la ideología oficial que da un fundamento
religioso a la existencia de las diferentes clases
sociales.
El valle no fue poblado durante el
paleolítico, ya que los yacimientos de este periodo se
encuentran en los límites del desierto. Durante el
neolítico, poblaciones procedentes del este y del noroeste
iniciaron la explotación de las posibilidades
agrícolas del valle. El estudio de sus enterramiento ha
permitido la clasificación de varias culturas que
conocían la cerámica y el trabajo de
la piedra dura, y algunas de las cuales practicaban el culto de
los animales; en este
período se formaron los nomos, por la cooperación
entre las pequeñas comunidades locales.
El llamado Imperio Antiguo fue un período
de gran centralización del poder en la
persona del
faraón, auxiliado por una complicada burocracia y
controlada por sus más directos familiares. El comercio exterior
fue también considerado empresa estatal;
importación de madera de
Biblos, para vigas y barras; de incencio y mirra de Punt, en la
costa somalí y de oro, ébano y marfil de Nubia,
realizada a cambio del
trigo egipcio o por medio de expediciones militares. Los
artesanos llegaron ha alcanzar gran habilidad técnica,
especialmente el la cerámica y el trabajo de
la piedra dura y sus oficios se hicieron hereditarios. El
mantenimiento
del aparato estatal y del culto mortuorio del faraón
representó una enorme presión fiscal sobre
los trabajadores agrícolas. La VI dinastía
acabó con la autonomía de las ciudades en el norte.
Los gobernadores provisionales del sur se independizaron, lo que
dio paso al llamado primer período intermedio durante el
que se registró el establecimiento de asiáticos en
el delta. La reorganización de la administración tuvo como consecuencia un
aumento general de la producción, la influencia egipcia se
extendió a Siria y a Nubia.
El nuevo período intermedio se vio
caracterizado por el establecimiento en el delta de las tribus
asiáticas de los hicsos procedentes de Palestina, que
adoptaron las costumbres egipcias, fundaron la XV y XVI
dinastías y desde su capital,
Avaris, extendieron su dominio a la casi
totalidad del territorio egipcio, con excepción de Nubia y
Tebas. Donde la XVII dinastía se había mantenido
independiente . La conquista de Avaris señaló el
inicio del Imperio Nuevo, durante el cual Egipto, por razones
tanto comerciales como de seguridad,
llevó a cabo una clara política imperialista
respecto a Siria y Palestina e intensificó sus relaciones
dentro del ámbito mediterráneo.
La egiptología
Sólo a principios del
siglo XIX se constituye la ciencia de
las antigüedades egipcias. Hasta entonces, los
jeroglíficos o caracteres sagrados, grabados en la piedra
de los monumentos, habían permanecido indescifrables,
así como la escritura
cursiva (hierática) empleada en los papiros. El
descubrimiento de la "piedra de Rosetta" hecho por un oficial del
ejército de Napoleón fue el punto de partida de los
otros dos descubrimientos posteriores.
Sobre esta piedra estaba grabado en dos lenguas,
griega y egipcia y en tres escrituras, griega, demótica
(derivada de la escritura
hierática) y jeroglífica. Lo que en esta piedra se
decía era un decreto de Ptolomeo fechado en 196 a. C. El
francés Campollion, partiendo de esta inscripción,
fue el primero en descifrar el enigma que habían
significado hasta entonces los jeroglíficos y hacer un
diccionario
jeroglífico y una gramática egipcia.
Dividiremos en tres períodos la historia del antiguo
Egipto:
5000 a 2500 aproximadamente 1a. a
Xa. dinastía. Período menfita.
Durante este período, la capital, o al
menos una de las principales ciudades, fue Menfis en el Bajo
Egipto.
Ignoramos casi todo de los soberanos de las tres
primeras dinastías. Se sabe que la unificación de
Egipto se realizó gracias a ellos, y que sometieron
paulatinamente a los jefes de las provincias, o nomos,
reduciéndolos al papel de
grandes dignatarios de la Corte, fundando así la
nación egipcia.
Tres reyes de la IVa. dinastía,
Kéops, Kefrén y Micerinos, particularmente
ilustres, construyeron las tres famosas pirámides de Gizeh
cuyas masa colosales se yerguen aún a orillas del desierto
líbico. Por esta época, los egipcios estaban en
guerra con los
semitas de Arabia.
2500 a1100 XIa. a XXa.
dinastía. Período tebano. Cuando la realeza
menfita se debilitó, el país se disgrego, y los
principales del Alto Egipto tomaron el poder,
haciendo de Tebas la nueva capital.
Comenzó así el primer imperio tebano o
imperio medio. Egipto volvió a ser poderoso y
próspero, extendió sus fronteras, ocupando
nuevamente Nubia al sur, rica en oro, y al nordeste la
península de Sinaí, rica en cobre. Los
reyes de la XIIa. dinastía favorecieron las
ciudades del norte. Uno de ellos, Amenemhat II
ordenó ahondar el lago Meris, destinado a
regularizar las aguas del Nilo.
Hacia el año 2000 Egipto fue asaltado por
los hicsos, pastores nómadas probablemente semitas,
venidos de Asia, quienes
luego de haberles sometidos a pillajes se instalaron como
señores. Fueron arrojados a Palestina por Amosís
I, el libertador, fundador de la, XVIIIa.
dinastía. Comienza entonces, hacia 1600, el nuevo
imperio tebano, abriéndose para Egipto, con la
XVIIIa. y la XIXa. dinastías, una
era de prosperidad material y de civilización brillante.
Se desarrolla el comercio; se
abre un gran canal que comunica el Nilo con el Rojo, se restauran
los templos. Grandiosas construcciones celebran en Karnak
y en Luxsor al todopoderoso Amón, la gran divinidad
tebana; el Valle de los reyes se puebla de numerosas tumbas
subterráneas en la que los faraones más ilustres,
Tutmosis III, Seti y, Ramses II reposaran
durante milenios al abrigo de curiosidades
sacrílegas.
El relato de sus expediciones está grabado
en los muros de los templos de Karnak . Tutmosis III y Ramses II,
grandes conquistadores, sometieron palestina y Siria (toma de
Mageddo Cadesh, Karkemish). Se enfrentaron al poderoso reino
Hitita, al que Egipto debió ceder Siria del norte. En el
sur, la colonización egipcia se extendió más
halla de la sexta catarata
1100 a 525. XX!a. a
XXXa. dinastía. Período Saita.
Vino una larga serie de conflictos y
de divisiones que entregaron a Egipto en manos de los, libios,
etíopes y asirios (siglo VII). Sin embargo, aún se
sobrepuso una vez más y fue liberado de la
ocupación saita por un príncipe de Sais, del
Bajo Egipto, Psamético III, quien fundó la
XXVI dinastía (hacia 655). El comercio
recobró su prosperidad; los edificios religiosos se
reconstruyeron; el faraón Enkao trató de poner
nuevamente en uso el canal del Nilo al mar Rojo; formó una
marina y equipó una flota que, con marinos fenicios,
habría dado en tres años, según la
tradición, la vuelta a África, a la cabeza de los
ejércitos egipcios, atravesó Siria, pero se
enfrentó al rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien
le infligió una derrota (604).
Egipto está agotado. Su último rey
nacional, Amasis, asustado del creciente poder de los
persas, busca el apoyo de los griegos, quienes fundan la ciudad
de Naucratis, en el delta, y, después, de los
lidios y los caldeos. Finalmente, bajo Psámetico
III, el rey persa Cambises invade a Egipto y lo reduce
a provincia del imperio persa (525). Comienza entonces la larga
historia de
dominaciones extranjera que padeció Egipto hasta el
año de 1922.
Organización política y
social
La organización sociopolítica del
pueblo egipcio obedeció a la relación primaria que,
desde un principio, se estableció entre la
dimensión religiosa y el aspecto económico de la
subsistencia básica: nos referimos a la
divinización del Nilo como fuente primordial de sustento.
Este esquema mental prefigura como una forma de mando en la que
es un solo individuo el que reúne en sí los poderes
político, judicial y administrativo, así como la
autoridad
religiosa. De aquí que fuera el faraón ("Gran
Casa") quien ocupara el puesto supremo en el gobierno, en la
escala social, en
la jerarquía sacerdotal y que, además, fuera
venerado como una divinidad, siendo este último aspecto de
gran relevancia. A esta forma de gobierno, cuyo
fundamento es la religión, se le
conoce con el nombre de teocracia.
Eje de todas las actividades y revestido de
poder
absoluto, el faraón y su familia se
destacaban claramente respecto de los demás hombres. La
rígida división de clases egipcia obedecía,
también, a la necesidad de organizar y controlar, hasta en
sus más mínimos detalles, la vida de los
súbditos de un imperio tan vasto.
Por debajo del faraón y la familia
real, la influyente clase sacerdotal desempeñó un
papel decisivo
en los acontecimientos que constituyen la historia de Egipto. En
el siguiente peldaño social hallamos la clase de los
funcionarios o cuerpo administrativo, integrada por nobles que
contaban con amplios privilegios e influían, como los
sacerdotes, poderosamente en el faraón. Dentro de este
sector, los escribas se señalaban como figuras claves del
imperio, ya que en sus manos —provistas con cálamos
para escribir, tintas y papiros— estaba la tarea de
consignar por escrito leyes y edictos
imperiales, informes
administrativos, actividades comerciales y textos
sagrados.
Venía en seguida la clase de los soldados
profesionales, en tanto que comerciantes y artesanos
constituían el quinto estrato de la jerarquía
social egipcia. Los comerciantes, sobre todo, se destacaban como
elementos de valor
inapreciable dentro de un imperio rico y próspero, ya que
mediante sus actividades de importación y exportación de mercancías eran
quienes, en gran parte contribuían a mantener la
supremacía egipcia.
Los campesinos formaban la sexta clase social, y
es fácil reconocer su importancia teniendo presente que
Egipto era un país fundamentalmente agrícola. Por
debajo del campesino se encontraban los esclavos. Éstos
carecían de derechos y tenían a
su cargo las labores más pesadas.
Estrato social de los habitantes
de Egipto
Esclavitud de lujo
En Egipto existía la esclavitud, pero
no en el sentido clásico de la palabra. Los siervos
"forzosos" tenían derechos legales,
percibían salario y hasta
podían ser ascendidos. Los malos tratos no eran
frecuentes, y cuando ocurrían, el esclavo tenía
derecho a reclamar ante los tribunales, aunque únicamente
si el castigo había sido injusto. Para servir en las
mejores familias incluso había voluntarios. A veces,
personas arruinadas se vendían a sí mismas a
familias de buena posición. Los esclavos adscritos al
servicio
doméstico podían considerárseles
afortunados. Además de alojamiento y comida, su
dueño estaba obligado a suministrarles una cantidad de
telas, aceites y vestidos.
Muchos piensan que las pirámides fueron
obras de esclavos, pero en realidad fueron obras de personas
libres, eso sí, a contratos que les
obligaba prestar servicios al
Estado durante
los meses de crecida del Nilo. El papel de los
esclavos no fue muy relevante en la economía de Egipto, a
pesar de lo que la Biblia da a entender. Es durante el Imperio
Antiguo (2635-2154 a.C.) —la época en que se
contribuyeron las pirámides— cuando más clara
se presenta esta peculiaridad, hasta el punto de que el
egiptólogo Joseph Padró Parcerisa, afirma
rotundamente: "En esa época no hubo esclavos". Sin embargo
es un fenómeno que difícilmente puede desligarse se
las sociedades de
la antigüedad.
Pero el mismo Joseph Padró añade
inmediatamente: "Ahora bien, el Estado, en
sus campañas de guerra,
podía hacer prisioneros de guerra.
Considerados como botín, eran deportados a Egipto y
obligados a realizar trabajos forzados en las propiedades del
propia Estado: son
los llamados esclavos reales".
Sobre esto existe una poderosa constancia de una
expedición llevada a cabo por el primer faraón de
la IV dinastía, Snofru, de la que regresó con 7,000
cautivos que acabarían convertidos en esclavos reales.
Pero el faraón no era el único poseedor de
trabajadores forzosos, se tiene una constancia de que en el Bajo
Egipto hubo ese tipo de siervos que eran distribuidos en templos
y casas particulares.
La Biblia con el caso de José nos aporta
más datos sobre la
esclavitud en
Egipto, como que el comercio de
esclavos no era cosa rara, así como que los esclavos
podían hacer carrera, puesto que de un simple esclavo
llegó a tener un lugar preponderante en la casa de
Potifar, que incluso lo elevó al grado de "mayordomo de la
casa". El caso de José quizá sea demasiado aislado
como para aventurarse a hacer conclusiones generales; pero, el
texto nos
muestra el
buen trato que se le daba a los esclavos. Existían
normas
jurídicas que protegían al esclavo e incluso en el
"Libro de los
muertos", una de sus fórmulas dice: "No perjudiqué
a un esclavo ante su amo".
Ahora bien, es también en el Libro de los
Muertos donde puede leerse una frase que encierra una inquietante
sugerencia: "…mi nombre no llegó a las funciones de un
jefe de esclavos". Más contundentes aún resultan
ciertos bajorrelieves en los que aparecen prisioneros nubios de
rodillas, maniatados y sujetos unos a otros en hilera por el
cuello. En otro conocido relieve, la
escena representa a un grupo de
esclavos castigados por un guardián que enarbola una vara.
Dichas escenas contrastan con las numerosas pinturas en las que
sirvientas (esclavas tal vez) atienden a sus señoras
durante la celebración de elegantes
banquetes.
"Muertos vivos o vivos para matar", es la
traducción literal de la palabra con la que los antiguos
egipcios designaba a sus esclavos. Ciertamente mejor tratados que en
otras civilizaciones, su condición no era, sin embargo,
envidiable, y variaba mucho unos de otros. Los más
afortunados eran los que estaban adscritos a servicios
domésticos, pero muchos otros acababan en las minas de
cobre y oro de
Nubia y el Sinaí, lugares donde el climas y el trabajo
producían gran mortandad.
Faraones de Egipto
El país pertenece al faraón,
hijo de Ra, el sol,
encarnación de el dios halcón Horus. Se le rinde
culto como a un dios, y los artistas lo representan con atributos
divinos: el halcón y el disco solar encerrado entre
dos cuernos.
Su autoridad se
ejerce por intermedio de los funcionarios, estrictamente
jerarquizados, y reclutados entre los escribas o egipcios
instruidos, y el ejército, mitad nacional y mitad
mercenario.
Los sacerdotes eran los todos poderosos en la
sociedad
egipcia, por el prestigio mismo de su dignidad y por sus inmensas
riquezas. Cada colegio estaba dirigido por un gran
sacerdote.
El pueblo, además de la burguesía
rica e industriosa de las actividades, se compone de
aldeanos, sujetos al servicio,
sometidos a mucha obligaciones,
y cuya situación es bastante miserable. Egipto es sobre
todo una región de producción agrícola; el comercio
estaba en manos de los extranjeros.
Faraones famosos
Akhenatón : En el reinado de
Akhenatón, fueron abolidos los dioses tradicionales
egipcios; solo se siguió venerando al dios-sol. Para
romper los lazos con los demás dioses,
Akhenatón fundó una nueva capital y
cerró todos los templos menos los del dios-sol. La reina
Nefertiti ayudó a su esposo a establecer el culto al
dios-sol Atón, y probablemente reinó conjuntamente
con Akhenatón .
Hatshepsut : Hatshepsut fue una resuelta
mujer que
gobernó Egipto durante unos 20 años. Debería
haber sido regente en nombre de su joven hijastro Tutmosis III,
pero empuñó con firmeza las riendas del poder. Llevaba
corona de faraón y la barba de
ceremonia.
Ramsés II : Reino en Egipto durante 67
años. Construyó más monumentos y
levantó más estatuas que ningún otro
faraón. Entre sus edificaciones está el complejo
funerario de la orilla occidental, en Tebas, hoy denominado
Ramesseum.
Tutmosis IV : Fue famoso porque mandó
a liberar a la gran esfinge de Gizeh de la arena del desierto que
se había acumulado sobre ella.
Tutankhamón : El rey
Tutankhamón subió al trono con 9 años
de edad solamente. Es evidente que le aconsejaron sus altos
dignatarios, pero al parecer decidió restablecer los
dioses antiguos abolidos por Akhenatón.
A continuación se presentan los nombres de
los faraones; los nombres que están encerrados entre
paréntesis es su verdadero nombre:
Finales del predinástico | (hacia 3000) |
Zekhen; |
|
Narmer |
|
Periodo dinástico | (2920-2575) |
I dinastía | 2920-2770 |
Menes |
|
Djer |
|
Wadj |
|
Den |
|
Adjib |
|
Semerket |
|
Qa’a |
|
II dinastía | (2770-2649) |
Hetepsekhemwy |
|
Re’neb |
|
Ninetjer |
|
Peribsen |
|
III dinastía | (2649-2575) |
Zanakhet | 2649-2630 |
Djoser | 2630-2611 |
Sekhemkhet | 2611-2603 |
Kha’ba | 2603-2599 |
Huni | 2599-2575 |
Imperio Antiguo | (2575-2134) |
IV dinastía | (2575-2465) |
Snofu | 2575-2551 |
Khufu (Keops) | 2551-2528 |
Ra’djedef | 2558-2520 |
Kefren | 2550-2494 |
Menkaure (Mikerinos) | 2490-2472 |
Shepseskaf | 2472-2467 |
V dinastía | (2465-2323) |
Ursekaf | 2465-2458 |
Sahure | 2458-2446 |
Neferikare Kakai | 2446-2426 |
Shepseskare Ini | 2426-2419 |
Ra’neferef | 2419-2416 |
Neuserre Izi | 2416-2392 |
Menkauhor | 2396-2388 |
Djedkare Izezi | 2388-2356 |
Wenis | 2356-2323 |
VI dinastía | (2323-2150) |
Teti | 2323-2291 |
Pepi I (Meyre) | 2289-2255 |
Merenre Nemtyemzaf | 2255-2246 |
Pepi II (Neferkare) | 2246-2152 |
Dinastías VII/VIII | 2150-2134 |
Existieron numerosos reyes de |
I Periodo Intermedio | (2134-2040) |
Dinastías IX/X | 2134-2040 |
Varios reyes llamados Khety; Merykare; |
XI dinastía (tebana) | (2134-2040) |
Inyotef I (Sehertawy) | 2134-2118 |
Inyotef II | 2118-2069 |
Inyotef III | 2069-2061 |
Nebhepetre | 2061-2010 |
Mentuhotpe |
|
Imperio Medio | (2040-1640) |
XI dinastía (sobre todo | (2040-1991) |
Nebheprtre | 2061-2010 |
Mentuhotpe |
|
S’ankhkare | 2010-1998 |
Mentuhotpe |
|
Nebhepetre | 1998-1991 |
Mentuhotpe |
|
XII dinastía | 1991-1783 |
Amenemhet I (Sehetepibre) | 1991-1962 |
Senwosret I | 1971-1926 |
Amenemhet II (Nuebkaure) | 1929-1892 |
Senwosret II | 1897-1878 |
Senwosret III | 1878-1841 |
Amenemhet II | 1844-1797 |
Amenemhet IV | 1799-1787 |
Nefrusobk (Sebekkare) | 1787-1783 |
XIII dinastías | 1793-1640 |
Señalamos mejor a los más | |
Wegaf (Khutawyre) 1 | 1783-1779 |
Amenemet V (Sekhemkare) 4 |
|
Harnedjheriotef (Hetepibre) |
|
Amenyqemau 11 |
|
Sebekhotpe I (Kha’ankhre) |
|
Hor (Awibre) 14 |
|
Amenemet VII (Sedjefakare) |
|
Sebekhotpe II (Sekhemre-khutawy) | |
Khendjer (Userkare) 17 |
|
Sebekhotpe III (Sekhemre-swadjtawy) | |
Neferhotep I (Kha’ sekhemre) |
|
Sebekhotpe IV (Kha’neferre) |
|
Aya (Mernefere) 27 | 1704-1690 |
Mentuemzaf (Djed’ankhre) |
|
Dedumose II (Djedneferre) |
|
Neferhotep (Sekhemres’ankhtawy) | 1704-1690 |
XIV dinastía |
|
Se trata de un grupo de |
II Periodo intermedio | 1640-1532 |
XV dinastía |
|
Saltis |
|
Sheshi |
|
Khian |
|
Apofis | 1585-1542 |
Khamudi | 1542-1532 |
XVI dinastía |
|
Gobernadores hyksos de menor relieve, |
XVII dinastía | 1640-1550 |
Numerosos reyes tebanos; los números | |
Inyotef V (Nubkeperre) 1 | 1640-1635 |
Sebekemzaf I (Sekhemre-wadykha’u) | |
Nebireyeraw (Swadjenre) 6 |
|
Sebekemzaf II (Sekhemre-shedtawy) | |
Ta’o I (Senakhtenre) |
|
Ta’o II (Seqenenre) |
|
Kamose (Wadjkheperre) 15 | 1555-1550 |
Imperio Nuevo | 1550-1070 |
XVIII | 1550-1307 |
Ahmosis (Nebpehtire) | 1550-1525 |
Amenofis I(Djiserkare) | 1525-1504 |
Tutmosis I (Akheperkare) | 1504-1492 |
Tutmosis II (Akheperenre) | 1492-1479 |
Tutmosis III (Menkheperre) | 1479-1425 |
Hatshepsut | 1473-1458 |
Amenofis II (Akheprure) | 1427-1401 |
Tutmosis IV (Menkheprure) | 1401-1391 |
Amenofis III | 1391-1353 |
Amenofis IV /Akenatón (Neferkheprure | 1353-1335 |
Smenkhkare (Ankhkheprure | 1335-1333 |
Tut’ankamón | 1333-1323 |
Aya (Kheperkheprure) | 1323-1319 |
Haremhab-horemheb | 1319-1307 |
XIX dinastía | 1307-1196 |
Ramsés I | 1307-1306 |
Sethi I (Menma’atre) | 1306-1290 |
Ramsés II | 1290-1224 |
Merneptah (Baenre | 1224-1214 |
Sethi II (Userkheprure | 1214-1204 |
Amenmesses (Menmire) usurpador durante el | |
Siptah (Akhenre setepenre) | 1204-1198 |
Twosre (Sitre meritamun) | 1198-1196 |
XX dinastía | 1196-1070 |
Sethnakhte (Userkha’ure | 1196-1194 |
Ramsés III | 1194-1163 |
Ramsés IV | 1163-1156 |
Ramsés V | 1156-1151 |
Ramsés VI | 1151-1143 |
Ramsés VII | 1143-1136 |
Ramsés VIII | 1136-1131 |
Ramsés IX | 1131-1112 |
Ramsés X (Kheperma’atre | 1112-1100 |
Ramsés XI (Menma’atre | 1100-1070 |
III período Intermedio | 1070-712 |
XXI dinastía | 1070-945 |
Smendes (Hedjkheperre | 1070-1044 |
Amenemnisu (nefercare) | 1044-1040 |
Psusennes I (Akaheperre | 1040-992 |
Amenemope (Userma’atre | 993-984 |
Osorkón I (Akaheperre | 984-978 |
Siamón (Netjerkheperre | 978-959 |
Psusennes II (Tikheprure | 959-947 |
XXII dinastía | 945-712 |
Shoshenq-Sheshonq I (Aedjkheperre | 945-924 |
Osorkón II (Sekhemkhepenre | 924-909 |
Takelot I (Userma’atre | 999- ? |
Shoshenq II (Heaqkheperre | ?-883 |
Osorkón III (Userma’atre | 883-855 |
Takelot II (Aedjkheperre | 860-835 |
Shoshenq III (Userma’atre | 835-783 |
Pami (Userma’atre | 783-773 |
Shoshenq V (Akheperre) | 773-735 |
Osorkón V (Akheperre | 735-712 |
XXIII dinastía | 828-712 |
Perdubaste I | 828-803 |
Osorkón IV | 777-749 |
Peftjau’awybast | 740- 725 |
XXIV dinastía (Sais) | 724-712 |
Tefnakhte(Shepsesre) | 724-717 |
Bocchoris(Wankare) | 717-712 |
XXV dinastía(Nubia y área de | 770-712 |
Kashta(Nima’atre) | 770-750 |
Piye(Userma’atre y | 750-712 |
Período tardío | 712-332 |
XXV dinastía (Nubia y todo | 712-657 |
Shabaka(Neferkare) | 712-698 |
Shebitku(Djedkaure) | 698-690 |
Taharqa(Khure Nefertem) | 690-664 |
Tantamani(Bakare) | 664-657 |
XXVI dinastía | 664-525 |
Neco-Nekao I | 672-664 |
Psammético | 664-610 |
Neco II(Wehemibre) | 610-595 |
Psammético | 595-589 |
Apries(Ha’a’ibre) | 589-570 |
Amasis(Khnemibre) | 570-526 |
Psammético | 526-525 |
XXVII dinastía(persa) | 525-404 |
Cambises | 525-522 |
Darío I | 521-486 |
Jerjes I | 486-466 |
Artajerjes I | 465-424 |
Darío II | 424-404 |
XXVIII dinastía | 404-399 |
Amirteo | 404-399 |
XXIX dinastía | 399-380 |
Neferites I(Baenre | 399-393 |
Psammutis (Userre | 399 |
Hakoris | 393-380 |
Neferites II | 380 |
XXX dinastía | 380-343 |
Nectanebo I (Kheperkare) | 380-362 |
Teos (Irma’atenre) | 365-360 |
Nectanebo II (Senedjemibre | 360-343 |
II Período persa | 343-332 |
Artajerjes II Oco | 343-338 |
Arsés | 338-336 |
Darío III Codomano | 335-332 |
Período Greco-Romano | 332a.C.-395d.C. |
Dinastía | 332-304 |
Alejandro III el Grande | 332-323 |
Filipo Arrideo | 323-316 |
Alejandro IV | 316-304 |
Dinastía Ptolomaica | 304-330 |
Ptolomeo I Soter I | 304-284 |
Ptolomeo II Filadelfo | 285-246 |
Ptolomeo III Evergetes I | 246-221 |
Ptolomeo IV | 221-205 |
Ptolomeo V Epífanes | 205-180 |
Ptolomeo VI |
|
Filométor | 180-164, 163-145 |
Ptolomeo VIII | 170-163, 145-116 |
Evergetes II |
|
Ptolomeo VII | 145 |
Filopátor |
|
Cleopatra III | 116-107 |
Ptolomeo IX Soter II |
|
Cleopatra IV | 107-88 |
Ptolomeo X Alejandro I |
|
Ptolomeo IX Soter II | 88-81 |
Cleopatra Berenice | 81-80 |
Ptolomeo XI Alejandro II | 80 |
Ptolomeo XII Néos | 80-58, 55-51 |
Dionisos (Auletes) |
|
Berenice IV | 58-55 |
Cleopatra VII | 51-30 |
Ptolomeo XIII | 51-47 |
Ptolomeo XIV | 47-44 |
Ptolomeo XV | 44-30 |
Emperadores Romanos | 30 a. C. -395 d. C. |
Augusto | 30a.C.-14 d.C |
Tibero | 14-37 |
Gayo (Calícula) | 37-41 |
Caudio | 41-54 |
Nerón | 54-68 |
Galba | 68-69 |
Otón | 69 |
Vespasiano | 69-79 |
Tito | 69-81 |
Domiciano | 81-96 |
Nerva | 96-98 |
Trajano | 98-117 |
Adriano | 117-138 |
Antonino Pío | 138-161 |
Marco Aurelio | 161-180 |
Lucio Vero | 161-169 |
Cómmodo | 180-192 |
Septimio Severo | 193-211 |
Caracalla | 198-217 |
Geta | 209-212 |
Macrino | 217-218 |
Diadumeniano | 218 |
Alejandro Severo | 222-235 |
Gordiano III | 238-244 |
Filipo | 244-249 |
Decio | 249-251 |
Galo y Volusciano | 251-253 |
Valeriano | 253-260 |
Galieno | 253-268 |
Macriano y Quieto | 260-261 |
Aureliano | 270-275 |
Probo | 276-282 |
Diocleciano | 284-305 |
Maximiano | 286-305 |
Galerio | 293-311 |
Un reino gobernado por divinos faraones
.
3200 a. C. – 300 d.C.
En el valle del Nilo se edificaron colosales
tumbas para los soberanos egipcios que durante 3.500 años
reinaron como dioses.
Lo más notable y espectacular legado por
pueblo alguno del mundo antiguo fue la obra de una
civilización que tuvo sus raíces en la estrecha y
fértil zona del Valle del Nilo y que floreció
durante el asombroso espacio de 3.500 años. El legado de
Egipto comprende las pirámides de Gizeh, la Gran Esfinge y
los fabulosos tesoros del rey niño Tutankhamón. Sin
embargo, las reliquias tal vez más notables descansan en
la sala de un museo de la moderna ciudad de El Cairo, donde el
visitante puede contemplar actualmente los rostros de algunos de
los más grandes gobernantes de la historia egipcia, reyes
que murieron 2.500 años antes de que Cristóbal
Colón y sus sucesores llevarán a América
la civilización europea.
En el antiguo Egipto, la supervivencia del cuerpo
momificado era una garantía de vida más allá
de la muerte. Las
profundas creencias religiosas de los egipcios fueron el origen
de su civilización. Dichas creencias inspiraron la
edificación de grandes templos a lo largo del Nilo,
templos que todavía hoy subsisten, tales como las salas de
columna de Karnak y los grandes monumentos edificados por
Ramsés II en Abu Simbel.
La religión dictó
las normas que
inspiraron todo el arte Egipcio, y,
pese a la creencia popular, las pirámides no fueron
edificadas por sudorosos esclavos extranjeros bajo el
látigo de brutales capataces, sino por los propios
egipcios que probablemente consideraron su trabajo como un acto
de ofrenda religiosa a sus faraones.
Los poderes del
faraón
Participar en la construcción de las pirámides y de
los templos era para los egipcios un acto de profundo
significado. Toda la tierra de
Egipto y su pueblo pertenecían a los dioses, y en
particular a Horus, a quien, según se creía, el
faraón representaba sobre la tierra en
el transcurso de su vida. Las funciones del
faraón consistían en mantener el orden total del
universo,
establecido en el momento de la creación, y que abarcaba
no solamente la estructura
social y política de Egipto,
sino también las leyes de la
naturaleza, el
movimiento de
los cuerpos celestes, la sucesión de las estaciones y la
inundación y estiaje anuales del Nilo. Los miles de
campesinos que intervenían en el gran esfuerzo de
construir un templo o una tumba para el faraón
participaban en un acto que, según se estimaba,
traería espléndidas consecuencias para la tierra y el
pueblo de Egipto.
A todo lo largo de la historia egipcia, el rey
dispuso la autoridad
absoluta en todas las esferas de la administración, aunque sus
responsabilidades cotidianas quedaran necesariamente delegadas en
su visir y en un número cada vez mayor de funcionarios.
Como solamente el rey podía llegar a los dioses, él
era también el cause gracias al cual los hombres tomaban
contacto con el mundo espiritual. El rey había de
interceder ante los dioses en favor del pueblo, cumpliendo los
ritos apropiados y haciendo a las ofrendas
requeridas, con el objeto de que los dioses consideraran
benévolamente a Egipto. En teoría
el rey era, por tanto, el sumo sacerdote de cualquier templo del
territorio, y era él quien designaba a otros sacerdotes
para tan alto menester y quien dotaba a los templos de tierras y
rentas.
Privilegios del
faraón
El faraón podía dedicarse a la caza
en los desiertos de Egipto, podían cazar toros salvajes,
gacelas, órices, antílopes y leones. El
faraón Amenhotep III se ufanaba de haber matado más
de 100 fieros leones en 10 años; también
mató 90 toros salvajes en una cacería. Por lo
general, el faraón no corría peligro en sus
partidas de caza: le acorralaban los toros en un cercado y
allí les azuzaban las piezas. Luego, también
utilizaron carros. Además de la caza, el río estaba
rebosante de peces que se
podían capturar con arpones, anzuelos o redes. Los macizos de papiro
también ofrecía gran variedad de aves y gansos.
Para cazarlos la técnica consistía en lanzar un
bastón arrojadizo cuando las aves
salían volando del macizo.
La forja de una
nación
Manes y sus sucesores fundieron el norte y el sur.
Los egipcios fueron por ello el primer pueblo de la
antigüedad que tomó carácter de nacionalidad,
alcanzada en un mundo donde los pequeños principados y las
ciudades-estado eran el
modelo normal
de sociedad. Durante
las cuatro centurias del llamado período arcaico de Egipto
(3.200 a 2.800 a. C.) los ejércitos egipcios lucharon con
los hombres de las tribus de Nubia y con los beduinos del
desierto de la posesión de materias primas tales como las
piedra, el cobre y el
oro. Sus barcos navegaron por el norte a lo largo de las costas
del Mediterráneo, llegando hasta el Líbano en busca
de los largos troncos de árboles que faltaban en
Egipto.
Soldados
En los primeros tiempos, los soldados
desempeñaron un importante papel en
Egipto, alrededor del año 3000 a. C. Más adelante,
los faraones emprendieron campañas militares fuera de sus
fronteras, en Palestina, Siria y Nubia. El ejército
egipcio estaba bien organizado, poseía una
jerarquía de mandos desde el propio faraón hasta
los oficiales que mandaban a grupos de
cincuenta hombres, y los escribas castrenses que escribían
despachos y reseñaban las campañas. Había
tropas tanto de infantería como de carros. Los carros
egipcios, tripulados cada uno por dos soldados y tirados por dos
caballos, eran de madera. Y
servían de plataformas móviles de ataque, desde las
cuales los arqueros podían asaetar al
enemigo.
En tiempo de paz,
los soldados participaban en tareas civiles como la
excavación de canales de riego o el transporte de
piedras desde el desierto para las tumbas de los
reyes.
El Valle de los Reyes
Los reyes del Nuevo Reino ya no fueron enterrados
en imponentes pirámides a la vista de todos. Sus tumbas se
excavaban ahora profundamente en la roca, ocultas en un lejano
valle solitario llamado el Valle de las Tumbas de los Reyes,
donde se esperaba que estarían protegidas de los
saqueadores de sepulturas. Sin embargo, no siempre las
salvaría esta precaución y así, hacia
finales del Nuevo Reinado, casi todas las tumbas habían
sido violadas y saqueadas, dispersado su contenido y fundido el
oro de los tesoros. Excepción notable fue la tumba de
Tutankhamón, cuya cámara interior permaneció
intacta.
Aunque, en teoría,
el rey designaba a los altos funcionarios, en la práctica,
un hijo sucedía a su padre en los menesteres reales, pese
a que la promoción por méritos no fuera de
ningún modo desconocida. Como fuente de justicia, los
edictos del rey eran ley, si bien
parece que en esta época existió un cuerpo de
leyes escritas
y la mayoría de las querellas fueron sentenciadas por los
magistrados en tribunales locales.
Los rollos de papiro de finales del Nuevo Reino
registran el juicio seguido contra un número de
conspiradores acusados de alta traición, y también
un proceso contra
ladrones de tumbas acusados de despojar los sepulcros reales
tebanos. En ambos casos parece que los jueces condujeron sus
actuaciones con exquisita consideración hacia los principios de
justicia. A
los acusados se les permitió asumir su propia defensa, y
aunque los cabecillas fueron condenados a muerte, a los
demás se les dejó en libertad. Ya
mil años antes de que la civilización griega
llagara a su apogeo, los egipcios pudientes disfrutaban de un
grato y complicadísimo estilo de vida.
Una reina que fue rey
Durante el Nuevo Reino, la gran expansión
del imperio egipcio fue llevada a cabo por una única
dinastía de faraones que gobernó aproximadamente
250 años. Solamente en dos ocasiones, durante la fecunda
historia de esta familia tebana,
se produjeron tensiones y crisis. La
primera fue producto de la
ambición de una terrible mujer, la reina
viuda Hatshepsut. Después de la muerte de
su esposo en 1504 a. C. aproximadamente, Hatshepsut se
convirtió en regente de su joven hijastro y sobrino,
Tutmosis III. Una vez instalada en el trono, Hatshepsut
asumió las funciones, los
distintivos e incluso las vestiduras de un faraón, y
gobernó durante casi veinte años.
Uno de los más notables acontecimientos del
pacífico reinado de Hatshepsut fue una expedición
naval a tierras somalíes de la que volvieron con mirra e
incienso y también con marfil, ébano, pieles de
pantera y oro, la exótica mercancía del interior de
Africa. La
expedición se conmemoró con relieves en el templo
funerario de Hatshepsut en Tebas.
Literatura
Evolución de la
escritura
La escritura
progresó desde los cortos períodos de signos
pictóricos hasta el desarrollo de
una caligrafía que disponía de un amplio
número de signos. Los egipcios descubrieron una superficie
para escribir muy superior a las tabletas de arcilla de Mesopotamia: el
papiro. La médula de la planta del papiro fue cortada en
tiras de la misma longitud, colocándolas, una vez planas,
unas junto a otras hasta conseguir unas tersas láminas en
las que los escribas escribían con tinta. Papiro es el
inicio de la palabra inglesa " paper ".
La escritura
jeroglífica.
Los egipcios tuvieron una religión
politeísta y naturalista que desempeño un papel muy
importante en la escritura, la vida política, social,
económica y artística del pueblo. En el
período predinástico, los egipcios crearon una
escritura simbólica en la que utilizaban figuras
convencionales llamadas signos pictográficos, de los que
servían para representar ideas o palabras. Estas escritura
se desarrolló a 600 a.C., y recibió el nombre de
escritura jeroglífica ("tallada sagrada"), ya que
fundamentalmente se empleaba en los textos
sagrados.
La forma inicial de esta escritura se
modificó para facilitar su utilización en escritos
de carácter administrativo y comercial, dando con ello
lugar a otros 2 tipos de escritura más simplificada: la
hierática, que al no ser sino una reducción de la
jeroglífica resultaba aún demasiado complicada para
ser utilizada por la gente común; y la demótica,
que sustituyó a la anterior a partir del siglo XVII a.C.,
y fue la que utilizaron los escribas para realizar más
rápida su tarea de registrar las múltiples
actividades del imperio.
Al iniciarse el Imperio Antiguo fue ideado un
sistema que
contaba solamente con 24 signos silábicos. Esto
representó un adelanto sorprendente, cuyo siguiente paso
—la separación total de los caracteres
silábicos en signos vocálicos y
consonánticos independientes— estaría
reservado a la inventiva fenicia, 1500 años más
tarde.
Durante siglos la escritura jeroglífica
permaneció sin descifrar. El egiptólogo
francés Jean Francois Champollion (1790-1832)
estudió pacientemente una inscripción fragmentaria
grabada en basalto: la piedra Rosetta. La
inscripción incluía la versión en lengua griega
de las escrituras hierática y demótica. Tras un
minucioso estudio comparativo, Champollion halló la clave
que le permitió descifrar los jeroglíficos
egipcios.
El problema del mito y del
absolutismo.
La concepción mitológica del
universo, de
la naturaleza
humana y su destino, o la explicación simplista de las
cosas y de los fenómenos proporcionan el mito y la
leyenda, es uno de los motivos que explican la pobreza de la
especulación filosófica y racionalista entre los
egipcios.
El número de dioses egipcios se multiplica
hasta lo inverosímil por la zoolatría y el
animismo. Su intervención, incluso en los pormenores
más insignificantes de la naturaleza y de
la vida humana, bien dispensaba a los súbditos de los
faraones de toda búsqueda racional en torno a causas y
efectos naturales o al significado de la existencia y el trabajo del
espíritu.
Himno al Nilo
"Loor al Nilo que sale de la tierra y
viene a nutrir a Egipto. Riega los prados porque Ra lo
creó para alimentar a toda clase de ganado; humedece los
lugares desiertos, apartados del agua; es un
rocío que cae del cielo.
Amado por Geb, el que cuida las mieses, hace
florecer cada producto de
Ptah; señor de los peces, hace
volar a los pajarillos acuáticos contra la
corriente.
Produce la cebada y el trigo para que los templos
puedan celebrar festejos. Si la inundación es escasa, se
cierran las narices y todos se empobrecen; las vituallas de los
dioses menguan y millones de hombres son condenados a
morir…"
"El es quien hace crecer los árboles
según el deseo de cada cual, de tal modo que los hombres
sufran su falta; gracias a él se fabrican las naves,
porque las piedras no sirven al carpintero.
Por ti, Nilo, jóvenes y muchachas gritan de
alegría, los hombres te saludan como rey. Sin mudar tu
ley,
avanzas en presencia del Alto y del Bajo Egipto.
Bebiendo tu agua el
dolorido se vuelve contento, todo corazón se
llena de gozo. El dios – cocodrilo ríe y la divina Eneada
se glorifica por ti…"
El "libro de los
muertos"
Título dado, en los primeros decenios del
siglo pasado a la serie de capítulos, o mejor dicho, de
poemas,
fórmulas mágicas, conjuros e himnos a divinidades
que se leen en el rollo de papiro que se encuentra ene el
interior de las tumbas o en el sarcófago, junto al
difunto.
El uso de acompañar a los muertos con
textos religiosos funerarios es antiquísimo. En el reino
medio. fórmulas y poemas
mágicos aparecen trazados sobre las paredes de
sarcófagos de madera y
constituyen el conjunto llamado textos de los sarcófagos.
Al aumentar el número de textos a principios del
imperio nuevo, fue necesario valerse de una mayor superficie, de
donde surgió la costumbre de transcribirlos en telas o
lienzos de lino o en rollos de papiros. Finas decoraciones y
viñetas policromadas acompañan y embellecen a
menudo estas copias. No todo los ejemplares contienen igual
número de capítulos o poemas; ni
éstos se suceden siempre en el mismo orden, ni constituyen
un conjunto ordenado de partes, ni están ligados
según una disposición orgánica o lógica.
El principio y el final, en su estricto significado, faltan
siempre. Sólo en la Baja Época empiezan a dibujarse
un principio de agrupación coordina de los
capítulos. El "libro de los
muertos" se escribió primero en caracteres
jeroglíficos; después en caracteres
hieráticos, y mas tarde en demótico, el vulgar de
los bajos tiempos. Se creía que el difunto podía
resucitar luego de ciertas ceremonias mágicas practicadas
sobre su cuerpo y que vivían en la tumba como en su casa,
pudiendo incluso salir de ella a su antojo.
Sobre un ejemplar del libro de los muertos de la
XXVI dinastía, conservado en el museo de Turín, se
basó el alemán Lepsius para hacer una
clasificación del heterogéneo contenido, que ha
llegado a ser tradicional.. Lepsius catalogó al rededor de
ciento sesenta y cinco capítulos, aunque sus sucesores han
llegado a ciento ochenta y seis. La subdivisión que hizo,
aunque discutible, sirve para poner un poco de orden en el
conglomerado de fórmulas rituales, sortilegios, himnos y
mitos que
codifican creencias y usos anteriores, a menudo contradictorios,
mal agrupados por un sincretismo tan piadoso como
confuso.
Textos de los
sarcófagos.
Con está denominación, adoptada por
el uso, se conoce la serie de poemas y
fórmulas de contenido mágico-religioso, cuya
primera edición es debida a P. Lacau, y la mas reciente y
ampliada, a De Buck. Se encuentran escritos en
jeroglíficos cursivos en las paredes de los
sarcófagos egipcios del reino medio (siglo XXXVII a. C.),
en número variable, a menudo en fragmentos, según
la superficie del sarcófago destinada a dicho fin, la
clase social del difunto, las diversas tendencias del templo, la
popularidad de los textos o, incluso, el capricho del
recopilador, sin que se observe ninguna norma fija. Las
fórmulas y los poemas
constituyen la literatura funeraria de
transición entre los textos de las pirámides y el
"libro de los muertos". Incompletos y fragmentarios, son
interesantes por que transmiten noticias preciosas sobre
divinidades, la ultratumba y la vida que llevan allí los
difuntos, y sobre concepciones completamente nueva respecto a los
textos de las pirámides, considerados mas
antiguos.
La divinidad máxima de la época es
Ríe, el dios Sol, rey del cielo, a cuya corte entra el
difunto como dependiente o como seguidor. Son frecuentes las
menciones de Osiris, de su mito y de las
divinidades relacionadas con él. El mismo difunto puede
ser comparado a Osiris y puede personificar las vicisitudes de su
pasión y resurrección. A principios del
imperio nuevo(siglo XVII a. C.), resultando insuficiente la
superficie del sarcófago para las fórmulas y
poemas, y paulatinamente modificados y aumentados en
números y longitud se extendió la costumbre de
copiarlos, preferentemente, en papiro, que se colocaba en el
sarcófago, junto al difunto; está es la redacción de textos
mágicos-religiosos, conocida bajo la denominación
corriente –aunque impropia– del "Libro de los
Muertos".
Textos de las
Pirámides
Los orígenes de la literatura egipcia se
pierden en la oscuridad de la prehistoria. Los
textos de la pirámides eran antiquísimos y sagrados
cuando fueron grabados. En tumbas anteriores al año 300 a
C. se han encontrado inscripciones sin valor
literario; que indican los nombres de los muertos o indicadores
del contenido de los recipientes
En la actualidad se designan comúnmente
como textos de las pirámides las largas inscripciones
jeroglíficas en las paredes de las salas y los corredores
de las cinco pirámides de Sakkarah. La primera de ellas
construidas por Una último rey de las V dinastía;
las otras cuatro. por Tepi, Pepi I, Meren-Ra y Pepi II de la
sexta dinastía. Entre los reyes de las dinastías
precedentes sobresalen Menes, fundador de la primera
dinastía; Udimu primer "Nesutbit" o sea "aquel que
pertenece al junco", símbolo del sur y "a la abeja",
símbolo del delta y por lo tanto "señor de los dos
países"; Zozer, quien ordeno edificar como tumba la
pirámide escalonada. La IV dinastía comenzó
con Snefru, quién fue el primero en agotar el
blasón oval derivación del sello de los
títulos reales.
Snefru tuvo por hijo y sucesor a Kéops, que
en el lugar que ocupa la actual Gizeh construyó la gran
pirámide, denominada por él "La Gloriosa". Dichos
textos constituyen un manantial de noticias acerca de las
creencias de los primitivos egipcios y también dan a
conocer algún particular hecho histórico.
Plegarias, himnos, encantamientos no tenían otro objeto
que obtener la gloriosa resurrección del rey destinado a
convertirse en dios y asegurarle, en el otro mundo, poder real,
todo género de ventura y vida duradera. Con el transcurso
de los siglos, la fe en la eficacia de las
fórmulas mágicas disminuyó y aumentó
la creencia, más espiritual, en el poder de las plegarias
de los vivos; sin duda contribuyó poderosamente a tal
evolución el influjo de la religión
de Osiris, que antes del fin de la VI dinastía, se
había extendido por todo Egipto. En efecto está
religión prometía a todos sus fieles, sin
distinción de clases
sociales, aún vida ultraterrena y consecutiva a una
resurrección de Osiris, encarnación del gran dios,
primordial creador del cielo y de la tierra.
Entre lo ritos fúnebres explicados por los
textos de las pirámides. sobresale el de la
simbólica "abertura de la boca" al rey muerto, que
tenía por objeto restituirle toda capacidad vital durante
todo el período de las primeras dinastías. La
ceremonia se realizaba sobre una estatua del rey; en la fase
siguiente, en la de la resurrección, el rey estaba
representado por un sacerdote que, yacente en un pequeño
lecho, se fingía muerto, para sentarse después,
como si renaciera, tan pronto como se pronunciaba determinada
fórmula. La liturgia de las ofrendas
consistía en la presentación de ciento cincuenta de
ella, entre comestibles, bebidas y diversos ungüentos, cada
uno acompañado de una fórmula que se creía
transformaba el alimento en una sustancia incorpórea
adecuada para nutrir la materia del
rey.
Naturalmente, los himnos y las plegarias contienen
mayor poesía.
Es probable que los versículos también tuviesen
metro, pues la forma es muy refinada, rica en adornos, y presenta
asimismo la antiquísima fórmula del
parallelismus membrorum.
En los textos de las pirámides reconocemos
el más importante "corpus" de fórmulas y poemas
funerarios, religiosos y mágicos del Egipto más
antiguo. Aunque su redacción es fácil de datar, por ser
contemporánea a la construcción de las pirámides, su
composición se remonta a una edad imposible de precisar,
pues a través de millares de líneas
jeroglíficas se advierten concepciones religiosas y
mitológicas diversas y discordantes, noticias y ecos de
acontecimientos políticos e históricos, que
pertenecen a un período bastante anterior a la V
dinastía. Una parte importante de los textos se refiere a
las ceremonias y fórmulas mágicas para la
resurrección del difunto y su sucesiva ascensión a
la ultratumba, colocada en el cielo. Una parte no menos amplia e
importante es la que nos da noticia de las diversas concepciones
del cielo, con detalles descriptivos sobre las localidades
celestes, divididas en orientales, meridionales, occidentales y
septentrionales.
El mundo de ultratumba era imaginado como
reproducción del país egipcio, con sus campos,
pastos, canales y lagos recorridos por las barcas maniobradas por
barqueros, y castillos de los dioses. A las citadas localidades
eran contrapuestas otras, subterráneas, en el "cielo de la
noche", también pobladas de seres divinos. Los datos que los
textos ofrecen para la reconstrucción de este "cielo
inferior" sepultan algo imprecisos y vagos, en comparación
con la abundancia de datos referentes
al "cielo superior" y con lo que podemos leer en el "Libro de lo
que existe en el Te’e" así como en el "Libro de las
puertas", etc.
El difunto en la ultratumba según una
concepción, efectúa sus abluciones por la
mañana en los numerosos lagos situados en la región
oriental del cielo; encuentra su alimento, en abundancia, en el
Campo de la Nutrición, que hay que buscar en la
región septentrional; desempeña varios cargos: es
estribano y banquero del dios Ríe, despensero de los
dioses, etc.; posee, igualmente, casas, sillas, criados. En
cambio,
según otra concepción, es un ser astral, que forma
parte del séquito del dios Ríay, como el dios, sale
y se pone. La lectura
seguida de los textos de las pirámides puede resultar
pesada y monótona por el desorden conque, a menudo, se
suceden los poemas y por las frecuentes repeticiones de imágenes y
conceptos; pero hay que reconocer la lozanía y vigor de la
expresión, la originalidad de muchos conceptos que en los
textos captamos en su expresión antigua. Los verbos y
vocablos se corresponden armoniosamente en la disposición
sintáctica dela frase para la perfecta creación de
la imagen, y para
comunicarla nítida, sin halagos ni elegancias
convencionales. El
conocimiento de los textos de las pirámides, es
importante para todo el que desea estudiar la religión y
la civilización egipcia.
La poesía
lírica egipcia
En la poesía
lírica egipcia aparecen constantes referencias a la muerte y al
dolor que causa la ausencia, junto a un sentimiento de
alegría por vivir el momento. Está unión de
elementos contradictorios permite al poeta expresar, sus emociones y
sentimientos, como puede observase en el "Canto del artista", un
poema que se encuentra esculpido en la tumba del faraón
Antef, y en la "Canción", poema compuesto hacia el
año 2500 a.C.
El interés de
los egipcios por la muerte no
significa que fueran tristes o pesimistas, al contrario; para
ellos, una de las maneras para prepararse para la muerte era
disfrutando la vida. La alegría de vivir de los egipcios
se muestra en casi
todas las manifestaciones artísticas de este pueblo: en
pinturas y esculturas que decoraban los templos, en los objetos
de uso cotidiano en la poesía.
En el Libro de los muertos se describe el
viaje al más allá; contienen una serie de oraciones
y fórmulas que el alma debe recitar ante dioses y demonios
para llegar al trono del dios Osiris.
El canto y el baile
Los egipcios gozaban de la vida. Las escenas de
fiestas en las paredes de las tumbas, los cánticos en los
papiros y los instrumentos conservados, nos muestran lo mucho que
significaba la música y la
diversión. Celebraban grandes festivales públicos,
en los que se entretenían millares de personas con cantos
de música
de flautas, arpas y castañuelas, y se bebía mucho
vino. También se ejecutaba música en muchas
ocasiones cotidianas. Cuando los vendimiadores pisaban la uva,
otros hombres golpeaban rítmicamente dos palitos; los
labradores les cantaban a sus bueyes mientras éstos
trillaban el trigo con sus pezuñas; una princesa
tañía el arpa cuando su esposo se relajaba en un
diván; a lo largo de una procesión, los danzarines
daban saltos mortales. No sabemos exactamente cómo sonaba
la música
egipcia, pero seguro que en un
banquete tocaría un pequeña orquesta, con secciones
de viento y de percusión, y es probable que la música fuera muy
acompasada.
Las arpas variaban mucho de tamaño: algunas
eran tan grandes como el que las tocaba. También era
diverso el número de cuerdas, desde 4 hasta más de
20. Los címbalos de bronce podían subrayar el ritmo
de una pieza de música con una serie de choques
metálicos agudos. Combinados con los tambores y
panderetas, los címbalos conferían a la
música una calidad
animada.
La flauta de carrillo, es uno de los instrumentos
más antiguos. Se hacían de cañas de madera
ahuecadas. El sistro era manejado por mujeres nobles y por
sacerdotisas en las ceremonias. Quienes lo utilizaban, llevaban a
la vez un collar sagrado llamado menat. Estaba vinculado
al culto de la diosa Hator, que representaba la alegría y
la pasión por la música y la danza.
El "Canto del arpista"
Esculpido en la sala de la tumba de un rey Antef
se encuentra el llamado "Canto del arpista", en el cual el autor
se dirige al "Buen Príncipe" recordándole la
caducidad de las cosas humanas: las tumbas de los dignatarios de
la II y IV dinastía ya están en ruinas; ellos
dejaron sabias palabras, pero ahora es como si no hubiesen
existido jamás.:
"Ninguno de ellos regresa de donde
están.
¿Quién puede decirnos su aspecto y
su estado,
quién puede describirnos sus
moradas,
quién puede dar consuelo a nuestros
corazones
sirviéndonos de guía hacia los
lugares
para donde partieron?
Consuela tu corazón,
has que olvide estas cosas;
no te queda nada mejor que
seguir
sus deseos mientras estés
vivo.
Unge tu cabeza con aromados
ungüentos,
ponte vestidos de seda
impregnados de perfumes
preciosos,
verdaderas obras de los dioses.
Goza más de cuanto haz gozado hasta
ahora,
no hagas sufrir tu corazón
por falta de placeres.
Piénsalo a nadie le es
permitido
llevar consigo sus bienes.
Piénsalo, jamás ninguno de los que
partieron
ha podido regresar".
Himno en honor de Egipto
Salve a ti, oh Atum
Salve a ti, oh Khepri, que viniste a la existencia
por ti mismo
Tú estás arriba, en este nombre tuyo
de "colina"
tú llegaste a la existencia en este nombre
tuyo de Khepri
Salve a ti, oh ojo de Horus,
que él ha adorado completamente con sus
propias manos:
él no ha hecho que tú obedecieses a
los occidentales,
no ha hecho que tú obedecieses a los
orientales,
no ha hecho que tú obedecieses a los
meridionales,
no ha hecho que tú obedecieses a los
septentrionales,
no ha hecho que tú obedecieses a los que
están en el medio del país,
pero tu obedeciste a Horus.
él que te ha adornado,
él que te ha construido,
él que te ha fundado.
Tú haces para él todo lo que te dice
en cualquier lugar donde él va.
Llévale el agua dulce
que están en ti,
llévale el agua dulce
que estará en ti,
llévale toda la planta que están en
ti,
llévale toda la planta que estará en
ti,
llévale todo el pan que están en
ti,
llévale todo el pan que estará en
ti,
llévale las provisiones que están en
ti,
llévale las provisiones que estará
en ti,
llévale todas las cosas que están en
ti,
llévale todas las cosas que estará
en ti,
llévale a cualquier lugar donde su corazón
desee.
Las puertas que tienes sobre ti están como
sólida protección.
No se abren a los occidentales,
no se abren a los orientales,
no se abren a los meridionales,
no se abren a los
septentrionales,
no se abren a los que están en el medio del
país,
pero se abre para Horus,
y él que las ha hecho,
y él que las ha hecho estar
derechas,
y él que las ha salvado de todos los males
que Set ha obrado contra ellas.
Y él que las ha fundado en este tu nombre
de "Fundación",
y él que las ha ido detrás tuyo o en
obediencia en este tu nombre de "Ciudad"
y él que las ha salvado de todos los males
que Set ha obrado contra ti.
Canción
Desde el tiempo de los dioses los cuerpos se
van
y en su lugar vienen los
jóvenes.
El sol se muestra en la
mañana,
en la tarde desaparece el
Poniente,
los hombres procrean,
las mujeres conciben,
todos los nacidos respiran aire,
pero todo lo que producen
al día siguiente ha
desaparecido.
¡Festeja el alegre!
Pon canto y música por
delante.
Vuelve la espalda a los tristes
y piensa en la alegría,
hasta que llegue el día en que se
muere.
Himno a Atón
Hermosamente te elevas en el horizonte del Cielo,
oh Atón viviente,
Señor de la eternidad.
Resplandeces en oriente, llenas con tu belleza la
tierra.
Eres hermoso, grande, brillante; te elevas sobre
todos los países.
Tus rayos abarcan la tierra hasta
los confines de tu creación.
Eres Ra, que sometes a todos los pueblos a
través de tu hijo amado.
Estás por encima de las miradas de los
hombres y no se conocen tus venidas.
Cuando reposas en occidente, sobre el
horizonte.
La tierra
permanece en una sombra, que semeja la de la muerte;
Duérmese bien cubierto en la
recámara, sin que un ojo vea a otro ojo.
Podríanse robar sus bienes a los
que están dormidos.
Sin que ellos se dieran cuenta, aunque los tenga
bajo su cabeza.
El que ha hecho a los seres reposa en su
horizonte.
A la aurora resplandece en el horizonte y lo
ilumina todo
Durante el día expulsas a la noche, cuando
derramas tus rayos.
Los Dos Países se despiertan de fiesta y se
ponen en pie los hombres.
Trabaja la tierra entera;
todo rebaño se siente contento con su
alimento.
Está abierto todo camino, porque tu has
aparecido.
Saltan los peces en el
río delante de tu faz; tus rayos van hasta el fondo del
mar.
¡Cuán numerosas son tus obras,
misteriosas a nuestros ojos!
Dios único, a nadie semejante, tú
has creado la tierras según tu corazón,
Cuando estado solo:
los hombres, los animales
domésticos y os salvajes,
Todo lo que existe sobre la Tierra y camina por
tus pies.
Todo lo que está en el cielo y vuela por
sus alas…
Tus rayos alimentan los campos; resplandecen y
viven.
Has creado las estaciones para mantener vivo todo
cuanto has creado.
Has hecho el cielo lejano para allí
resplandecer y contemplar lo creado…
Los seres de la tierra fórmanse bajo tu
mano tú los has querido.
Tú, sólo tú eres la
duración de la vida. Se vive de ti.
Resplandeces y viven, te acuestas y
mueren.
Fijos están los ojos en tu hermosura hasta
que te pones
Y toda labor termina cuando desapareces por
occidente…
Religión
Filosofía Egipcia
Hasta la fecha, los egiptólogos no han
logrado ponerse de acuerdo respecto a aquello que pudo ser la
creencia primitiva del antiguo Egipto en asuntos
religiosos.
Existen en primer término, cuestiones de
orden cronológico muy difíciles de superar. Luego,
también la diversidad de sistemas
religiosos usados más tarde en cada una de sus provincias
(nomes) del Egipto antiguo. Cada una de ellas tenía
sus dioses ritos especiales con lo cual de dificulta el trabajo en
torno a la forma
primitiva de su mentalidad religiosa.
Es sabido que la historia de Egipto no se ha
registrado con relativa exactitud sino a partir del siglo VII a.
C. Anterior a está fecha, la cronología se da e
dinastías.
Cálculos aproximados, sitúan la
primera dinastía hacia el año 5,500 a.C.,
dinastía fundada por Menes. Este soberano encuentra
establecido todo un sistema
jerárquico de dioses, a cada uno de los cuales está
consagrada alguna de las grandes ciudades. Subsiste así el
problema sugerido de averiguar cuál haya podido ser la
religión que estableciera dicha jerarquía de
dioses.
Los investigadores se deciden sea por el
monoteísmo, el politeísmo, el
henoteísmo (culto a un dios principal, sin excluir
a los secundarios); el totemismo, animismo, religión
solar o adoración del sol y adoración de la
naturaleza.
Las últimas 2 formas tienen a su favor
hechos muy importantes, como verbigracia, el ser fuerzas
elementales de la naturaleza
algunas de sus divinidades más importantes. Tales,
verbigracia, Ra (el sol),
Nut (el firmamento), Set o Tyfón (la
tierra). Además, sus grandes leyendas
religiosas, inseparables de su complicadísima
mitología, hacen de Osiris (una de cuyas múltiples
actividades es la de personificar las fuerzas y fecundidad de la
naturaleza), de su mujer Isis
y de Horus, su hijo, divinidades del orden
natural.
El sol, un nuevo dios.
Hace 14 siglos antes de Cristo se produjo en
Egipto una revolución
religiosa. El faraón Amenofis IV que cambia su
nombre por el de Akenatón, servidor de
Atón, concibe un dios superior a todos los demás:
el Sol,
más que como objeto es visto como una fuerza, una
"energía" divina, creadora de todo lo existente. El
faraón cambia su capital a una nueva ciudad:
Tell-el-Amarna que deberá ser amplia, llena de
luz, sin
supersticiones, ni templos oscuros, ni magia. Impone como dios
único y verdadero en todo Egipto, al disco solar con el
nombre de Atón. Este monarca fue suegro de
Tutankhamón, uno de los pocos faraones que lograron
que lograron descansar sin ser profanados. En el año de
1923 un arqueólogo inglés,
Howard Carter, descubrió la tumba de
Tutankhamón y rescató un tesoro de arte
valiosísimo que ha permitido reconstruir con fidelidad la
época.
Culto a los muertos y la construcción de
pirámides
La religión constituía un aspecto
fundamental de la vida de los egipcios, y su significación
se prolongaba incluso después de la muerte. De
aquí el culto sumamente especial y fervoroso que
rendían a los muertos. Este pueblo creía firmemente
que, después de morir, el alma del hombre
viviría feliz sólo si se daba un tratamiento
especial al cadáver para preservarlo de la corrupción. De esta manera perfeccionaron
el proceso de
conversión llamado embalsamiento, por el cual
convertían los cadáveres en momias que colocaban en
sarcófagos. Estos se decoraban con mayor o menor
suntuosidad, dependiendo de la jerarquía social del
muerto.
En la tumba se depositaban diversos objetos que,
se creía, el difunto podría necesitar o echar de
menos en la otra vida. Aves y gatos,
entre otros animales, eran
también embalsamados para servir de compañía
a los hombres en su viaje al otro mundo. No podía faltar
la inclusión de un papiro en las que se consagraban las
virtudes y buenas obras del difunto, con la finalidad de que
fuera juzgado indulgentemente por Osiris, el dios de la otra
vida, en el tribunal de los muertos.
Las pirámides constituían las tumbas
más fastuosas e imponentes, pues en ellas se daba
sepultura a los faraones. Las más importantes son las de
Keops, Kefrén y Micerino, a orillas del río
Nilo.
La edificación de estas construcciones ha
sido objeto de admiración de todas las generaciones
posteriores. Consideradas como una de las siete maravillas del
mundo antiguo, representan una obra de ingeniería que aún hoy
constituiría un reto tratar de igualar. Fueron erigidas a
impulsos de un sentimiento religiosos sumamente intenso,
así como a los de trabajo forzado de millares de
esclavos.
La religión egipcia atravesó por
diversas etapas y vicisitudes. Recorrió el largo camino
que va desde el politeísmo hasta una especie de
monoteísmo con resabios filosóficos. Los dioses
principales de la religión politeísta (unos 700
aproximadamente) fueron Amón-Ra, Osiris, Horus e Isis. Por
lo común, se representaba a las deidades con figuras de
animales, para simbolizar con ello su diversidad de funciones y
atributos.
Durante el siglo XIV a. C., el faraón
Amenofis IV repudió la adoración a varios dioses e
implantó el culto a una sola divinidad, Atón, el
disco solar. Amenofis adoptó el nombre de Akenatón
("el que agrada a Atón") e hizo borrar de todos lo
monumentos los nombres de los dioses adorados por los egipcios.
Sin embargo, a la muerte de
Akenatón se instituyó de nuevo el antiguo
politeísmo, debido principalmente a los intereses de la
clase sacerdotal cuyas prerrogativas habían sufrido un
duro descalabro con la reforma monoteísta del culto a
Atón.
De todos los monumentos de piedra conocidos en el
mundo, son las pirámides las que han causado desde siempre
mayor admiración e interés,
en especial la atribuida al faraón Keops, que suele
recibir el nombre de Gran Pirámide. Pero así como
se han dedicado a estas construcciones elogios de toda clase,
tampoco han faltado los personajes, de todos los tiempos, que han
querido ver en ellas un ejemplo de la vanidad de los
hombres.
La toponimia es la ciencia de
descubrir el sentido de una palabra, casi siempre lugar
geográfico, a partir del nombre que tiene en la actualidad
y comparándolo con el que tuvo en otros
tiempos.
Esta ciencia quiso
aplicarse con el origen de la palabra pirámide, sin saber
si era de origen egipcio, judío, griego, o muy anterior,
perteneciente tal ves a una lengua que ya
no existe. Por culpa de este desconocimiento se ha querido dar
varios significados a la palabra.
Algunos autores han querido ver la relación
3.1416 en el nombre de la pirámide, recordando que la suma
de los cuatro lados de la base dividida por la mitad de la altura
es aproximadamente igual a pi. La siguiente
partícula, que es ra, coincide según ellos
con el Ra, o dios solar, tan respetado por los egipcios, y vienen
así a confirmar que la Gran Pirámide fue un templo
dedicado al culto solar, entre otras cosas. Según otros
expertos, dicen que esta palabra se inicia con el término
griego pyr, que significa fuego. Surge entonces una
alternativa : que la pirámide tiene forma de llama,
explicación que parece ridícula para quienes
quieren aproximarse a la verdad.
Se tiene la casi certeza de que el primer
constructor de pirámides en Egipto fue el legendario
Imhotep, el ingeniero más grande de su época, muy
superior a Dédalo, autor del laberinto de Creta donde
sería encerrado el Toro de Minos.
Creencias religiosas
Practicaban la zoolatría (culto a
animales), creían en la encarnación en animales,
por ejemplo APIS, el buey negro de Memfis; Meru Hur el toro
blanco de Heliópolis .
El pueblo egipcio era muy religioso. Cada
provincia tenía sus dioses particulares, pero sobre todo
adoraban a una triada, y la figura principal era el dios Sol,
llamado Osiris en Abydos, Phtah en Menfis,
Ra en Heliópolis, Amón en
Tebas.
Cada dios tenía una mujer y un hijo:
la mujer de
Osiris era Isis y su hijo era Horus, el cual
simbolizaba al sol naciente. A cada dios se le atribuía
una historia propia , un mito que
variaba de una provincia a otra. Eran representados con forma
humana o animal, o bien con forma mixta: mitad animal, mitad
humanos: Horus se representa como un hombre con
cabeza de halcón. Los egipcios consideraban sagrados a un
gran número de animales como por ejemplo el buey, el
escarabajo, el ibis, el cocodrilo, el gato, halcón. Cada
dios se representaba bajo las formas de estos animales, que los
sacerdotes reconocían por determinados signos y al cual
rendían culto. El más conocido de estos cultos es
el del buey Apis, reencarnación de Phtah en Menfis;
Apis tenía su templo y sus sacerdotes; después de
su muerte se le
embalsamaba y su momia se depositaba en un cementerio especial,
el Serapeum, descubierto por el sabio francés
Mariette en 1851.
Daban especial importancia al culto de los
muertos. Creían en una forma futura e imaginaban, sobre
todo a los primeros tiempos, que el hombre
poseía un "doble", especie de replica del cuerpo,
invisible e inmaterial, el cual, después de la muerte
debía encontrar asilo en una tumba; pero para que este
pudiese vivir, el cuerpo debía de ser preservado de la
destrucción.
Por esto se embalsamaban los cadáveres,
convirtiéndolos en momias, las cuales, depositadas en
sitios secos, al abrigo de las crecidas del Nilo se conservaban
indefinidamente.
Creían que el destino del alma
después de la muerte, su destrucción o felicidad
dependía de la conducta que el
individuo había practicado en vida. Para que el muerto
pudiese defender su causa ante el tribunal de Osiris, se colocaba
al lado de su sarcófago el Libro de los muertos,
especie de guía para el otro mundo, donde el muerto
encontraba las indicaciones de todo lo que debía hacer par
justificarse ante sus jueces.
Razón tenía Herodoto, el gran
historiador griego, al referirse a los egipcios como "los mas
religiosos de todos los hombres". Admirando este ilustre viajero
de la proliferación de los dioses en las tierras del Nilo,
dijo igualmente de sus habitantes : "Oh buenas gentes, a
quienes hasta en sus mitos huertos
nacen dioses".
Otra de las causas del atraso de la verdadera
cultura y por
lo mismo de la especulación filosófica entre los
egipcios, fue la
organización misma del estado absolutista, bajo la
autoridad
despótica y omnímoda del
Faraón. A este se consideraba como hijo de dios y
personificación de la divinidad en la tierra, a su muerte,
entraba a figurar, automáticamente, entre los dioses
inmortales.
Las nobles conquistas del espíritu y la
razón, una de las mas gloriosas de las cuáles es la
filosofía, o la investigación del como y el porqué
de las cosas, no medra allí donde la fuerza bruta
sojuzga al espíritu y donde el látigo del amo habla
mas recio que todas las voces del alma.
No fue otro el medio en que vive su historia el
Egipto faraónico. La enormidad de las realizaciones
materiales de
este pueblo, en pirámides, ciudades, templos, estatuas,
canales, mausoleos, etc., no guarda proporción de ninguna
clase con lo escaso de su desarrollo
espiritual.
Tan solo un pueblo de esclavos, bajo la consigna
de un déspota, pudo haber levantado aquellos
inútiles colosos de materia.,
ninguno de los cuales tiene la grandeza espiritual y eterna que
admiramos, verbigracia, en las grandes creaciones del arte y el
pensamiento de
griegos.
Animales del valle del
Nilo
Los antiguos egipcios compartían su espacio
vital con muchas fieras, aves
reptíles y peces
diferentes. En los desiertos a oriente y occidente del valle del
Nilo había feroces leones y toros salvajes, así
como tímidos antílopes y gacelas. De esos animales,
unos perseguían a sus presas y los otros pastaban en las
márgenes de la vega que se inundaba. La quietud de la
noche podía quebrarse repentinamente por los
tétricos aullidos de las hienas carroñeras y los
chacales que se disputaban unos despojos. En los macizos de
papiro a orillas del Nilo había nidos de aves como
patos, comoranes, pelícanos y abubillas. En las riberas
del río acechaban cocodrilos, y en el agua
podía verse hipopótamos a cuyo alrededor
evolucionaban percas y barbos. En muchos objetos egipcios
antiguos aparecen animales. Se consideraban que formaban parte
del "sistema del
mundo" establecido por el dios-sol y que eran versiones
terrestres de muchos dioses. En los jeroglíficos
también usaban símbolos de
animales.
Los carneros simbolizan a algunos de los dioses
más importantes del antiguo Egipto. El peligro de ser
atrapado y devorado por un cocodrilo llevó a los egipcios
a tratar de ganarse a estos peligrosos seres. Por consiguiente,
el cocodrilo pasó a ser el símbolo del dios Sobek,
y los sacerdotes adornaban a los cocodrilos sagrados con joyas y
a su muerte los momificaban.
El hipopótamo macho era un animal de mal
agüero debido a su asociación con el dios Set,
enemigo de Osiris y Horus, dueños legítimos del
Egipto. En realidad, los hipopótamos podían volcar
fácilmente un barco de papiro y, por esta razón, se
les daba caza con frecuencia.
El león representaba la fortaleza y el
poderío, y por ello paso a ser el emblema del rey-sol.
Raramente se muestra a un
león cazado por alguien que no fuese el faraón. A
la diosa Hator se la solía representar como una vaca entre
los macizos de papiros. Los gatos consagrados a la diosa Bastet
se momificaban una vez muertos. Se los envolvía con tiras
de telas y se les pintaba la cara para hacer que parecieran
aturdidos o tontos.
Mitología y religión. Vestigios
de especulación filosófica.
- doctrina del alma y su inmortalidad. Es
posible descubrir, con todo, algunos intentos de
especulación filosófica, entresacados del
laberinto de la mitología. Allí aflora la
doctrina según la cual todo ser viviente, no importa si
dios, hombre o
animal, posee un elemento que lo anima. Es el ka o "sombra"
(alma), verdadero el "doble", que sobre vive al cuerpo y
más al real y permanente que el mismo objeto que anima.
El ka necesita, por naturaleza, la morada de un cuerpo u objeto
material para subsistir.
De aquí la costumbre del embalsamiento y
momificación con la imagen del
difunto, para que el alma (ka), presente al lado del
cadáver, se consuele y tenga morada visible. Ello explica
también porque para lo egipcios, la casa o
habitación de los vivos, no era sino a modo de posada u
hospedería, mientras que el sepulcro la morada
eterna.
De la misma doctrina es responsable, además
del culto de los muertos y de la doctrina de la inmortalidad, la
adoración y culto de los animales, tan generalizada en ese
medio y la creencia en la virtud mágica de los
hombres. Esto es inseparable de las prácticas
esotéricas del ocultismo egipcio, pues al igual que de una
morada visible, la supervivencia de la persona
después de la muerte, era inseparable de la
preservación de su nombre, según lo explica el
Libros de los muertos.
- el más allá.. En las
tradiciones filosóficas de la casta sacerdotal (el
segundo poder después del faraón), descubrimos un
doctrina mas racional relativa a la inmortalidad y la vida
futura. Según ella., el hombre
está integrado de tres elementos : el khat o cuerpo
, el Khu o espíritu, emanación de la esencia
divina y el alma, que se denomina Ka, mientras reside en la
momia o estatua del muerto y Ba, si
desencarnada.
Como Ba se representa al juicio después de
la muerte al comparecer ante Osiris y los cuarenta y dos jueces.
Allí es pesada en la balanza por Horus y Anubis, mientras
Toth, registra el resultado.
Los buenos entran al Aulu, especie de "Campos
Elíseos". y los malos van al infierno y empiezan el
tormento de las transmigraciones en cuerpos de animales, que
pueden terminar en el aniquilamiento. Pero cualquiera que sea la
suerte del alma, en último termino, regresa a unirse
nuevamente con el cuerpo en el gran día de la
resurrección.
Codigo de moral :De capítulo sobre el juicio
articular en el libro de los muertos se colige que el ideal de la
conducta entre
los antiguos egipcios se guiaba por el sentido práctico y
un elevado nivel de pureza y religiosidad.
Del interrogatorio al que era sometida el alma, se
concluye, que la caridad, la benevolencia, castidad, justicia
social, clemencia y el amor de los
trabajos del espíritu, se catalogan entre las virtudes
fundamentales. No solamente se insiste sobre el ejercicio
exterior de estas virtudes, sino también sobre la
moralidad de los pensamientos y deseos.
Los dioses del Nilo.
LA TRIADA ELEFANTINA : Es considerada
la más antigua, se originó en los tiempos
predinásicos en la ciudad de elefantina y estaba integrada
por los siguientes dioses.
KHNUM. Dios de la fecundidad. Aparece
representado en forma de carnero; más tarde con figura
humana y cabeza e carnero cubierta por 2 cuernos ondulados y
horizontales. Algunas veces sobre los cuernos llevaba un
cántaro que se interpreta como símbolo de dios
fluvial. También formó parte de los dioses que
crearon el
universo.
SANTIS. Primera esposa de Khnum, era una
divinidad local y significaba "la Poderosa". Presidía las
inundaciones del Nilo. Se le representaba como una mujer que llevaba
sobre su cabeza una blanca corona símbolo del sur de
Egipto, rodeada por 2 largos cuernos. Algunas veces sostiene un
arco con 2 flechas en la mano.
ANUQUIS. Segunda esposa de Khnum y hermana
de Satis, es considerada como la personificación de las
aguas del Nilo. Se le representaba con 2 uñas de avestruz
en la cabeza; lo cual hace suponer que provenía de
África.
LA TRIADA MENFIS. Según la
cosmogonía de Menfis.
PTAH, es el amo del destino, y creador del
universo, pero
no sólo fue el creador universal del mundo físico
que anuncia las funciones de
todos los otros dioses, sino que también creó el
alma de cada ser; creó todo, incluyendo a los dioses, pero
también era origen de las cosas buenas, como los alimentos, las
bebidas y las ofrendas a los
dioses. Se le reconocía un poder mayor que el de todos los
dioses, fundó sus centros de culto y creó la
materia de su
propio ser; estableció ciudades y fundó las
provincias, creando con ello un orden político. Siempre
estaba acompañado por el dios de la
sabiduría.
SEKHMET. Esposa de Ptah, se le dio el
nombre de "la Poderosa", cuando en forma de leona se lanzó
sobre los hombres revelados contra Ra. Es una diosa guerrera, se
le representa como una leona o una mujer con cabeza leoniana,
coronada por varios emblemas. Simboliza el calor
destructor del sol.
NEFERTEM, hijo de Sekhmet y tercer miembro
de la triada de Menfis, significa el dios solar del Bajo Egipto.
Lleva sobre la cabeza una flor de loto abierta, en la que se
alzan dos altos tallos. También se le representa como
guerrero, por influencia de los caracteres de su
madre.
El río Nilo, lógicamente fue
divinizado, los dioses que lo representan, son los
siguientes :
HAPI. Se le representa como un hombre fornido
con senos femeninos y un amplio vientre ceñido con las
fajas de los barqueros en su cabeza lleva una corona de lotos y
papiros. Se contaba que había vivido cerca de la Primera
Catarata, en el fondo de una caverna, desde donde derramaba
el agua de sus
ánforas.
SOBK. El dios cocodrilo, fue la deidad
principal entre las muchas que representaban al
cocodrilo.
RENENUT . Diosa propisiadora de la rica
cosecha, precede ha la inundación del Nilo y recibe el
título de" Señora del doble granero",
presidía también la lactancia de los niños,
por lo que simbolizaba la nutrición. Se le
representó de varias maneras : con cabeza de
serpientes coronada por dos plumas, dando de mamar a u
niño, con cabeza de leona, en el "Libro de los muertos" ,
es representada como nodriza celeste ante los dioses para
defender la causa de los difuntos.
RENPET . Era la diosa de las estaciones que
se renueva y del año en general era diosa de la juventud y
duración del tiempo. En ocasiones es llamada "Diosa de la
eternidad", es representada como una mujer que lleva sobre la
cabeza un largo tallo de palma, el ideograma de su
nombre
LA TRIADA DE AMON : AMON, fue el
máximo dios tebano de toda la historia del Antiguo Egipto.
Se le representó algunas veces con la cabeza de carnero
para relacionarlo con la procreación y la fecundidad.
Comúnmente tiene cabeza humana con tocado de 2 largas
plumas. Se le identificó como un dios guerrero por ser los
príncipes de Tebas el núcleo más fuerte de
resistencia
frente a las invasiones extranjeras. Durante el Imperio Medio,
como dios de la creación, fue representado como la oca que
había puesto un huevo cósmico. A medida que fue
creciendo su poder, fue asociado con el sol, hasta ser
conocido como Amon-Ra. Llevaba consigo todos los símbolos
del poder supremo del dios Sol. Por todas parte se construyeron
templos en su honor. Uno de los más famosos fue el de
Luxor y el de Karnak, donde se le conocía como " Dios del
viento". En las cercanías de las ciudades mencionadas,
orilla occidental del Nilo, estaban los templos mortuorios reales
bajo los peñascos situados al oeste de las rocas
después del reinado de Amen-hotep I. Este lugar fue
llamado "Valle de los reyes". Durante el Imperio Nuevo, Amon fue
conocido como el "Rey de los dioses". Los dominios del gran
imperio abarcan desde el Eufrates hasta Sudán; esto indujo
a Amon como el mayor de todos los dioses, el Señor
Universal de los Tronos del Mundo. Amon personificaba las
distintas cualidades de los demás dioses. Era capaz de
adoptar la forma que deseara; por ello sus nombres se
multiplicaron, aunque su nombre verdadero era secreto; por
desconocerlo los dioses no pudieron nunca orar ante él.
Como ocurrió en épocas muy tempranas, se sostuvo la
creencia de que Amon era el padre del faraón y que los
herederos al trono los había concebido el uniéndose
a la reina bajo la forma del faraón.
La doctrina cosmogónica de
Hermópolis
NUN. Cuya esposa se llamaba Naunet, y que
figura también, en otras cosmogonías, es la
personificación del Océano Primordial, de donde
fueron sacados los elementos de la
creación
AMON. Representaba lo que denominaban "lo
que no puede verse" o sea, el aire.
Según la leyenda hermopolitana, era el dios del aire y del viento
, representaba las fuerzas que soplaban sobre las aguas
inmóviles y estancadas de Nun.
KUK. Cuya es posa se llamaba Kauket,
simboliza a la obscuridad. HUN y su esposa Hauhet, eran las
figuras que daban la interpretación de lo que no
tenía fin.
Los cuatro dioses eran representados con cabeza de
rana, y las cuatro diosas con cabezas de serpiente. Esto explica
porque, según esta tradición, los ocho dioses
estaban unidos, a una vida anfibia, creada por sí misma en
el cieno pantanoso que dejaba las aguas del Nilo al cesar las
inundaciones anuales.
Los mitos
solares
ATUM. Nacido de Num, pues el dios primitivo
de Heliópolis. Los teólogos de dicha ciudad
interpretaron su nombre como "el completo", tal vez por la
creencia de que se creó a sí mismo de las aguas de
Num, mediante el poder de la palabra hablada :articulando su
propio nombre. Se le llamó padre de los
dioses.
KHEPERA. Fue también un dios
primitivo, padre y creador de los dioses a quien los sacerdotes
de Heliópolis transformaron en un dios solar,
haciéndole representar el dios del
amanecer.
HARAKHTE. Representó al sol en su
viaje diurno de uno a otro horizonte, compendiando así las
tres personalidades Khepera-Ra-Atum. Se representa con la cabeza
de halcón, rematada a menudo por el disco y la serpiente
sagrada.
TEFENET. Representa a la diosa de la lluvia
o el rocío. Sus lágrimas cayeron a la Tierra al
ayudar a su marido a sostener el Cielo, sus lágrimas se
convirtieron en plantas. Se le
atribuyó un carácter solar compartido con su
esposo; cada mañana, recibían el Sol cuando
éste rompía en las montañas de oriente. Se
le describe como una leona coronada por el úreo solar. Se
le consideró como el ojo izquierdo de Horus y como el ojo
de Ra.º
GEB. Forma con Nut la segunda pareja y se
contrapone a su compañera como dios de la Tierra. Se le
consideró como padre de Ra y de Thoth. Es representado a
menudo como un hombre echado
a los pies de su padre. La separación que Tefenet
realizó entre Geb y Nut dio lugar al espacio y a la
luz.
NUT. Era la diosa del cielo nocturno,
porque se dice que de su seno renace todas las mañanas el
sol y porque se le consideró protectora de los muertos, se
le representaba con el cuerpo estrellado. Se mostraba a una mujer
de gigantesco vientre arqueada sobre la Tierra.
ATHOR. La diosa Athor algunas veces es
definida como "la gran vaca celeste que creó el mundo y el
sol", pero para otros simboliza la Tierra madre; se dice que es
hija de Ra y mujer de Horus. Con frecuencia simboliza a la luna,
a una mujer con cabeza de vaca o a una mujer de rostro bovino, en
la mitología. Se le atribuía la bondad de los
muertos, y se convirtió en una divinidad
funeraria.
El ciclo osírico.
Originalmente Osiris era un dios agrícola,
pero después se le consideró como el Dios de los
muertos, con la capacidad de morir y resucitar, capaz de la
inmortalidad de él y de sus seguidores. Su leyenda puede
resumirse así : Osiris primigenio de Geb y de Nut,
hermano y esposos de Isis, vivió al principio sobre la
tierra reinando como cuarto faraón Divino, su reinado fue
de un sabio y benigno legislador, que enseñó a sus
súbditos a trabajar la tierra, obtener granos y frutos;
instituyó el culto a los dioses e inventó los
instrumentos
musicales para las ceremonias religiosas.
Explicaciones de origen cósmico encuentran
en Osiris un símbolo del Nilo, que crece y decrece todos
los años, así como de la luz solar, que
desaparece cada tarde y vuelve con el alba. Set
simbolizaría el viento del desierto, la sequía, las
tinieblas. Como dios de los muertos, unificó en su culto a
todas las clases
sociales de Egipto. Se le conoció como el primer
hombre de los occidentales, o sea, de los muertos, que habitaban
allá donde se oculta el sol y también el ser
bueno.
Osiris el señor del
silencio.
Osiris se mantuvo vivo durante muchos siglos,
mientras que los ritos, creencias y cultos se modificaban o
cambiaban. En un principio se le asoció con el dios de la
fertilidad Andjeti. Además de ser un dios de la fertilidad
pasa a ser un dios de la muerte :
Según las tradiciones antiguas, Set, su
hermano le tendió una trampa y logró asesinarlo.
Isis, su esposa consiguió ser fecundada por el
cadáver de Osiris, gracias a sus poderes mágicos, y
concibió a Horus el joven. Este luchó contra su
tío Set y triunfó sobre él después de
una larguísima contienda. Al principio Set le
arrancó un ojo, pero Horus lo recuperó y se lo
ofreció a Osiris, quien de esta manera recuperó la
vida. Horus, al resucitarlo le dice : "Osiris, tu partiste
pero has retornado; te dormiste pero has sido despertado;
moriste, pero vives de nuevo". Set nunca pudo ser vencido porque
encerraba un poder irreductible. Horus recibe la corona que
había pertenecido a Osiris y éste parte a reinar
entre los muertos
ISIS. Hija de Geb y Nut, se creía
que con Osiris había originado a Horus el joven. De ella
son admirables los rasgos de amor a su
marido e hijo, por lo que es considerada como madre y esposa
ejemplar. Es representada dentada o erguida, lleva sobre su
cabeza un trono, y en una mano el nudo mágico llamado
"tat". Provista de alas aparenta proteger a su marido o a su
hijo; con frecuencia amamanta a Horus puesto sobre sus rodillas.
Antes fue identificada como Athor.
SET. Hijo de Geb y de Nut, y por tanto
hermano de Osiris y de Isis según el sistema de
Heliópolis; aparece en los textos de las pirámides
como hijo de Ra y hermano de Horus el viejo. Set fue amigo de los
muertos, y valiéndose de una escalera le ayudo a Osiris a
alcanzar el cielo. A él se le atribuían las peores
características hasta convertirse en el
espíritu del mal.
NEPHTHYS. Su nombre significa "la
señora del castillo" o del cielo. Esta diosa ayudo a Isis
a buscar el cadáver de Osiris y a enbalzamarlo. Simboliza
la tarde, el lento declinar de la momia de su hermano se
transformó en diosa funeraria y
mágica.
HORUS. Hijo de Isis y Osiris, forma el
último miembro de la triada osírica, es
representado con una cabeza de halcón sobre un cuerpo humano.
Los nombres de Horus : De niño se llamaba Harpocrates
y figuraba como un muchachito desnudo.
ANUBIS. El característico dios-chacal ,
guardián de las Necropolís. Fue educado por Isis y
cuando fue hallado el cadáver de Osiris ayudo a su
enbalzamiento y posteriormente lo envolvió en las
típicas fajas de momia.
UPUAT. Su nombre significa "el abridor de
caminos", fue dios de la Licópilis, es representado como
un lobo erguido o un hombre con cabeza de lobo.
Otras divinidades
ONURIS, Dios guerrero y cazador, se le consideraba
que desbarataba a los enemigos y animales maléficos. Se le
representaba como un guerrero, la cabeza decorada con 4 plumas
altas y rectas, el cuerpo revestido con una larga túnica y
aveces blandiendo una lanza.
MONTH. Fue otro dios de la guerra. Fue
representado con cabeza de halcón decorada por el disco
solar y dos altas plumas; después con una cabeza de
toro.
NEKHBET. Fue venerada como protectora del
sur quizá porque estaba unida al culto lunar. Aparece
frecuentemente en forma de buitre echando a volar sobre la cabeza
del faraón o bien como divinidad con cabeza de buitre o
como mujer que lleva en la cabeza la corona blanca del alto
Egipto.
UTO. Diosa del Delta, protectora del Bajo
Egipto, ayudo a Isis a esconder a su hijo en las lagunas de su
territorio. Como diosa serpiente es representada en forma de
cobra con o sin alas o como mujer que lleva sobre la cabeza la
corona roja del norte.
Divinidades cósmicas o de
fenómenos naturales
MIN, Dios de la fecundidad y la naturaleza,
después se convirtió en dios del desierto oriental
y patrono de los caravaneros. Su emblema primitivo fue el rayo.
Se le representa siempre de pie con el gorro adornado con plumas
altas y rectas.
ARZAPHES. Es representado con cabeza de
carnero y fue el dios del Nilo
BAST, La representan como una mujer con
cabeza de gato y en la mano derecha lleva el sistro o bien un
escudo rematado con una cabeza de leona. La diosa de la
alegría, la música y la danza y
abogada contra la peste y los espíritus
malignos.
PEKHET. Puede considerarse como una forma
secundaria de Bast. Aparece como leona o en forma de mujer con
cabeza leonina o felina.
MAHES, El dios león, "señor
de la matanza", se le representa como un hombre de pie, con
cabeza de león usualmente rematada por la corona del sur
así como con 2 plumas.
SOPDET. Fue diosa de la estrella se Sirio,
cuya salida indicaba el inicio de la primavera y la inminencia de
la inundación.
NEITH. Diosa guerrera, de los telares, de
algunas funciones maternales y funeraria. Como diosa guerrera es
representada como una mujer con la corona del norte, el arco,
emblema del relámpago y las flechas. Como inventora del
telar, tiene por atributo la lanzadera de los tejedores. Como
diosa de funciones maternales es representada con 2
pequeños cocodrilos en el seno. Como diosa funeraria
tiende a confundirse con Isis.
SELKET. Diosa Escorpión representada
como una mujer que lleva en la cabeza aquel bicho o como un
escorpión con cabeza de mujer. Aparece siempre unida a
Neith, como protectora de las uniones conyugales, sea como
conservadora de las vísceras en el rito del embalsamiento
y como diosa tutelar del difunto.
MERSEGERT. Diosa serpiente, su nombre
significa "amiga del silencio", se representa como una serpiente
con cabeza o bien de 3 cabezas; una de mujer, otra de reptil y la
tercera de buitre. Fue una diosa benévola pero severa con
los delincuentes.
NEHEBKA. Dios serpiente representado por
una culebra provista de brazos humanos, y su compañera, la
diosa Nehebkau, figuraba con cabeza de
serpiente.
THUERIS. Es la diosa hipopótamo que
simboliza la maternidad y lactancia. Aparece como una hembra de
hipopótamo con ubres colgantes erguida sobre las patas
traseras y apoyadas en 2 manojos de papiros arrollados que
representan a la protección; lleva una en una mano o en
ambas el símbolo de la vida. Unas veces tiene cuerpo de
hipopótamo y cabeza de mujer y otras de leona blandiendo
amenazadoramente un puñal.
HEOET. La diosa rana simboliza el estado
embrionario en que comienza la germinación o el poder
reproductor de las aguas y se menciona entre las comadronas
celestiales que cada mañana asisten al nacimiento del sol
y llego a ser patrona de los partos.
Divinidades de ultratumba
MASKHENET. Aparece entre las diosas del
parto. Es la
patrona de las madres egipcias y se le representa como una mujer
que lleva sobre la cabeza 2 largos brotes de palma curvados en su
extremo o bien como un ladrillo con cabeza humana,
refiriéndose a los ladrillo sobre los cuales se
acurrucaban las mujeres en el momento del parto.
RENENUT. Presidía la lactancia del
niño simbolizando la nutrición. Se le
representaba como una mujer sin atributos peculiares o con cabeza
de serpiente coronada por dos plumas y dando de mamar a un
niño.
RENPET. Fue la diosa del año, de las
estaciones y de la juventud,
así como de la duración del tiempo, por lo que es
llamada la diosa de la eternidad. Fue representada como una mujer
que lleva sobre la cabeza un largo tallo de palma que es el
ideograma de su nombre.
SAI. Simbolizó el destino de cada
individuo y se consideraba que estaba presente en el juicio del
alma.
AMAMET. Dios que devora después del
juicio al culpable en el más allá, es un dios
monstruo híbrido, con rasgos de león, de
hipopótamo y de cocodrilo.
MAAT. Personificación de lo justo,
hija de Ra y esposa de Thot; lleva en la cabeza una pluma de
avestruz y es frecuente que se desdoble en 2 figuras
idénticas y simétricas que la representan a los
lados de la escena. Tiene aspecto de una pura abstracción
divinizada.
Mitos e himnos
KHNUM : plasmó con el
soplo de su boca los cuadrúpedos, infundió el
aliento vital en las flores del prado, creó los toros para
que preñaran a las vacas, animó los campos con
rebaños. Protege a las bestias sagradas, pero su mirada
hiere a las reses de matadero. Dio vida a los pájaros para
que cerniesen en el cielo y hurgasen sobre la tierra.
Sumergió los peces en lo
profundo de las aguas y, sin embargo les hizo vivir. Ha creado
también las serpientes en sus madrigueras y,
además, a los hombres, las bestezuelas, los escorpiones.
Todos son obras de sus manos; su trabajo es duradero, y a todos
los creó sobre su torno de
alfarero, moldeándolos con habilidad, por lo que es
llamado el padre, el Creado primero.
PTAH. Se dice de él :
"Tú edificaste tu propio cuerpo cuando aún no
existía ni cielo ni cielo ni tierra; cuando las aguas no
habían subido todavía. Tú has puesto orden
en la Tierra; tú has juntado tu carne; tú has
acoplado tus miembros, hallando en ti solo un ser que ya
estuviese en orden. Tu formaste las dos tierras (Alto y Bajo
Egipto) no tienes padre que te procrease en su ser ni madre que
te haya alumbrado. Te creaste por ti mismo y saliste a punto a la
luz del
día. Fuiste señor de la Tierra cuando esta
yacía inmóvil bajo las aguas y todavía no
había emergido; ahora Ptah, tienes la figura de Tenen, la
naturaleza de aquel que unifica las dos
tierras…"
RA. A él se enlazan algunos mitos,
transmitidos por textos de épocas diversas. Según
la creencia egipcia, en que las grandes divinidades, en tiempos
muy lejanos, habían vivido sobre la tierra gobernando
Egipto a manera de faraones, fue asignado a Ra un largo reinado
de paz y justicia sobre
los dioses y sobre los hombres, al que puso término su
vejez. Se
refieren al período de juventud y
plena potencia :
"La diosa Isis se propone averiguar el verdadero nombre de Ra. La
vejez le
hacía temblar la boca y tirar saliva en la tierra; Isis
amasó la saliva con polvo, moldeó una serpiente. La
serpiente mordió a Ra, Isis le dijo que tenía que
decir su verdadero nombre para curarse, Ra dijo varios nombres
pero como eran falsos no se curó; de tanto sufrir se
apartó de todos los magos y dijo su nombre a Isis,
inmediatamente se curó". De ahí la creencia de los
egipcios de los poderes curativos de el nombre.
En Hermópolis aparecieron 4 mitos sobre la
creación del mundo, :
Primero : Se decía que el origen del
mundo se había dado en un huevo del tamaño del
cosmos. Este huevo fue puesto por la oca celestial, la que
rompió por primera vez el silencio en el mundo con su gran
cacareo.
Segundo : Similar a la primera, pero con la
diferencia de que el huevo cósmico lo había puesto
un "ibis" pájaro que representa a Thot dios de la luna y
la sabiduría.
Tercero : Es una variante de las dos
anteriores diciendo que la creación del mundo inicia del
"loto primigenio" en cuyo cáliz estaba sentado el
niño Ra.
Cuarto : Decía que el loto al abrirse
descubrió al escarabajo, símbolo del Sol. El
escarabajo se transformó en un niño que lloraba,
cuyas lágrimas formaron a los hombres.
Una religión
politeísta
Los egipcios tenían centenares de dioses,
algunos de los cuales eran venerados en determinadas ciudades o
regiones, mientras que otros lo eran más dilatadamente.
Algunos dioses adoptaban la forma de criaturas tales como vacas,
toros, leonas, monos o cocodrilos; otros de fuerzas
cósmicas, como el Sol y la Luna, las estrellas y el cielo.
La razón de que existiera esa cantidad de dioses, y las
conflictivas y, por lo general, contradictorias creencias
mantenidas en torno a ellos,
hay que buscarla en el pasado de Egipto. Para unificar el
país, la religión del Estado hubo de absorber
numerosos cultos locales, muchos de ellos nacidos, tal vez, en la
adoración de primitivos tótems u objetos sagrados.
Algunos de esos cultos se combinaron entre sí, otros
siguieron siendo como siempre habían sido, e incluso los
intentos posteriores de formar "familias" de dioses no
prosperaron ni siquiera en la simplificación del
panteón.
Hubo, sin embargo, una tendencia a unificar en un
solo dios las funciones de diferentes divinidades locales, y
ciertos dioses, patrocinados por los faraones y venerados en las
mayores ciudades y en los templos más espléndidos,
alcanzaron el carácter de dioses nacionales. Tales fueron
Horus, el dios personal del rey;
Ptah, el dios de Menfis; Ra, el dios-sol de Heliópolis;
Hathor, la vaca diosa, patrona especial de las mujeres, y Amun (o
Amon-Ra), quien en el Nuevo Reino se convirtió en el
más importante y poderoso de todos los dioses de
Egipto.
Dado que los ritos religiosos tenían tanta
importancia para los egipcios, su arte tenía ante todo
mucho más que ver con la religión que con una
deliberada búsqueda de la belleza. Las esculturas y las
pinturas fueron creadas, no para las viviendas, sino para los
templos y tumbas. Hasta las escenas de batalla en los muros de
los templos del Nuevo Reino, como las escenas de la vida diaria
en las tumbas de los nobles tenían una finalidad
religiosa. Los artista estaban, por consiguiente, atados por una
serie de rígidas convenciones que, con pocas variaciones,
se observaron durante 3.000 años. Las figuras en
círculos tenían que ser verticales y
simétricas. En una figura erecta, el pie izquierdo
tenía que estar adelantado, y las manos pegadas junto a
los costados, a menos que sujetaran un báculo o un cetro.
La posición de manos y brazos, así como la forma
del peinado, de los vestidos y adornos, estaban regidas por
estrictas normas, y la
relación de volumen entre las
diferentes partes del cuerpo tenía que ajustarse a
proporciones fijadas de antemano.
Las hileras de silenciosas y majestuosas figuras
—andando o sentadas— de la escultura egipcia, parecen
monótonas a primera vista, pero, contempladas más
de cerca, revelan muchas diferencias sutiles, introducidas por la
destreza en el modelado, por la perceptiva de la pintura, por
el delicado detalle, y aún por una ligereza en el toque
que revelan un sentido del humor en el artista. El
estático formalismo de las figuras reales contrasta, por
lo general, con la representación, libre y brillantemente
concebida, de sirvientes y operarios a los que se muestra en una
infinita variedad de actitudes; en
actitud de
saltar, halar de cuerdas, segar y aventar, o de danzar y de tocar
instrumentos
musicales para sus amos. Los artistas animalistas son
magistrales y demuestran una aguda capacidad de observación. Una de las características de las pinturas y relieves
egipcios que pueden antojársele extrañas a los ojos
del observador occidental es el hecho de que, pese a que el
artista egipcio podría, como es obvio, haber reproducido
con toda exactitud lo que se ve, prefiere deliberadamente ignorar
la perspectiva. La explicación reside en la función
práctica del arte egipcio. La función del artista
era captar, no lo que veía sino lo que sabía que
existía. Así, pintaba de tal manera que
representaba cada una de las partes esenciales de la figura
humana —cabeza, hombros, brazos, piernas y pies— tan
claramente como era posible y en su aspecto más familiar,
lo mismo de perfil que de frente. Algunos artistas modernos se
han inspirado en este tratamiento cubista de las formas naturales
hecho por los egipcios.
Una escalinata hacia el
Sol
No se sabe bien el significado que
entrañaba la forma de pirámide; tal vez la
Pirámide Escalonada representase una escalera gigantesca
por la cual el rey subiría hacia el Sol, y los lados
inclinados de las últimas pirámides sugirieran los
rayos del sol hacía el cual ascendía el rey. En el
antiguo Egipto se creía que el rey estaba dotado de
cualidades divinas que le situaban aparte del común de los
mortales. Así como se suponía que en vida era la
reencarnación de Horus, el dios del cielo, en la muerte se
unía al dios del sol, Ra, y navegaba por el firmamento por
su embarcación celestial.
De todos los monumentos de la antigüedad,
ninguno ha atraído más a la imaginación que
las tres grandes pirámides de Gizeh. Dentro de estos
vastos montículos de piedra, un padre, su hijo y su nieto
fueron enterrados en el siglo XXVI a. C. Fue la primera y
más grande, la Gran Pirámide, construida por el rey
Kéops (o Khufu), que fue sepultado en una cámara de
granito en el centro de la misma. Está pirámide
abarca cerca de seis hectáreas y contiene aproximadamente
seis millones de toneladas de piedra; tiene 144 metros de altura,
y su única entrada se levanta en la cara norte, a unos 17
metros del suelo. Los cuatro
lados de la pirámide siguen, casi sin desviarse, la
dirección norte-sur y este-oeste. La Gran
Pirámide fue originalmente recubierta con piedra caliza de
la mejor calidad, pero ya
queda poco de ese revestimiento. La segunda pirámide de
Gizeh fue construida por el hijo de Kéops, Kefrén
(o Khafra). Aunque ligeramente más pequeña, resulta
en cierto modo más impresionante, por que en este caso se
ha conservado todo el conjunto de la pirámide, que
comprende, no solo la propia pirámide-tumba, sino
también el templo funerario en el lado oeste, donde se
hacían las ofrendas para
su empleo en la
otra vida por el rey muerto, además de la larga calzada
que conduce desde el valle, y también el templo del mismo,
edificado con altas columnas de granito, donde el cuerpo del rey
era embalsamado antes el entierro. En un montículo de
piedra caliza, situado junto a la calzada, fue esculpida la Gran
Esfinge, reproducción del rey Kefrén en forma de
león con cabeza humana. La tercera pirámide de
Gizeh, construida por el hijo e Kefrén, Micerino
(Menkaura), abarca menos de la mitad del área de la Gran
Pirámide construida por su abuelo.
Arte
El arte egipcio es ante todo religioso: en efecto,
los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son
templos y tumbas, y las esculturas y las pinturas que encierran
son casi siempre un complemento de la arquitectura.
Arquitectura
Los egipcios fueron maravillosos constructores.
Asombra la enormidad de sus construcciones; parecen como si
hubieran querido construir para la eternidad.
Los monumentos más antiguos que se conocen
son tumbas. Las del primer período (época menfita),
son la pirámide, tumba real y la mastaba, sepultura de los
señores y de los ricos. Subsisten un centenar de
pirámides: las tres más grandes son las de
Kéops, Kefrén y Micerinos, que tienen
respectivamente 146m, 138m y 44m de altura. La mastaba, de
dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de
pirámide de planta rectangular. Construido en piedra o
ladrillo, contaba en su interior con una capilla funeraria, un
recinto tapiado que guardaba todas las "estatuas" del muerto, y
un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba
la momia.
De los templos de la época menfita no
quedan más vestigios que restos de capillas funerarias de
las pirámides. En cambio, los de
la época tebana han dejado ruinas grandiosas en Karnak y
en Luxor, en el asiento de la antigua Tebas.
Las construcciones religiosas constituyen casi la
totalidad de las obras arquitectónicas que se conservan.
No está bien establecida la naturaleza del simbolismo que
preside las construcciones funerarias (pirámides, mastabas
y tumbas cavadas en la roca), pero en los templos el tema es
relativamente claro. Es probable, que los principios fueran
similares en ambos casos. Ese cosmos presentaba unas características ideales, purificado y
separado del mundo cotidiano, siendo sus relaciones con el mundo
terrenal de mera antagonía, no de una
representación directa. Lo que se pretendía era que
el morador del templo (o de la tumba) participase
simbólicamente en el proceso mismo
de la creación o en los ciclos cósmicos, muy
especialmente los del sol.
Ese símbolo se expresaba en la planta y
diseño
de templos, así como en la decoración de muros y
techos. Donde más fácilmente puede observase todo
esto es en los templos del Período Grecorromano, que
probablemente diferían muy poco de su significado de sus
predecesores del Imperio Nuevo. La estructura
está claramente separada del mundo exterior mediante un
muro macizo de adobes que la rodea y que puede imitar o recordar
el estado
acuático del cosmos en el momento de la
creación.
Dentro de este recinto está el pilón
o muro de entrada principal, decorado en su cara exterior con
escenas del faraón que destroza a sus enemigos. Lo cual
viene a representar con seguridad magia.
El pilón o pilono es el elemento más vasto del
templo; visto en sección encierra el área que
figura detrás dentro se su altura. Al mismo tiempo, sus
dos macizos laterales, con el hueco que dejan en el medio,
recuerdan el jeroglífico del "horizonte". La
orientación teórica de casi todos los templos era
de este-oeste (y como se fundaba en el Nilo y no en los puntos
cardinales, las variaciones podían ser considerables), de
modo que el sol "nace" a la entrada del pilón,
envía sus rayos dentro del santuario, situado directamente
en el eje, y sigue su curso a través del
templo.
La parte más imponente del templo principal
es la sala hipóstila o columnada, que comprendía
adecuadamente el esquema decorativo del conjunto. Los capiteles
de las columnas muestran plantas
acuáticas, y el registro inferior
de los muros reproduce, en relieve, unas plantas
parecidas. Simbólicamente, la sala es el pantano de la
creación. Los arquitrabes y techos tienen relieves
representando el cielo, de modo que la decoración abarca
el mundo entero. Lo que se reproduce sobre los muros es la
actividad de este mundo. En lugar de un pantano, el registro inferior
puede contener a los portadores de ofrendas que
rinden pleitesía al faraón llevando los productos de
la tierra para el sostenimiento del templo. En ningún caso
forma parte del esquema principal, que es más abstracto y
que consta de varios registros de
escenas, dispuestas a modo de tableros de damas, mostrando al
faraón que mira hacia el santuario, hace ofrendas y lleva
a cabo unos ritos en honor del dios.
El dios, que fija su residencia en los templo,
mira hacia afuera; las deidades reproducidas en los relieves
constituyen una gama más amplia de la que son adoradas en
cada templo. Muchas escenas reproducen los ritos celebrados en el
templo, y otras tienen un significado menor específico. En
el recinto del templo, el toma y daca entre el faraón y el
dios constituye el centro de las actividades del mundo. Y la
mayor parte de los relieves del recinto sagrado tienen el mismo
carácter.
Las áreas interiores tienen el suelo más
elevado y el techo más bajo que la sala hipóstila.
Están contenidas pues dentro del área de la
protección de la zona exterior y son más sagradas.
Hay un cierto número de habitaciones relativamente
pequeñas al rededor del santuario, cuyo muro externo imita
el exterior del templo, formando una estructura
dentro de otra estructura. El
santuario representa el montículo de la creación y
se relaciona con el pantano de la sala hipóstila;
así pues, el recorrido hacia el santuario equivale a un
recorrido por las diferentes etapas de la
creación.
Cuerdas, rampas y esfuerzo
humano
Los constructores de la pirámide
carecían de ingenios mecánicos; no habían
descubierto la utilidad de la
polea o del torno, de la
manivela o de la grúa. Sus únicos recursos eran la
cuerda y la palanca, una abundante provisión de piedra y
barro, y una ilimitada mano de obra.
Aunque las herramientas
de los egipcios eran pocas, sin embargo su ingenio y
perseverancia eran extraordinarios. Con el simple esfuerzo de
cientos de hombres arrastraban grandes bloques de piedra hasta
rampas inclinadas construidas de ladrillo, cuya superficie de
barro, humedecían para hacerla más resbaladiza.
Sobre la dura tierra, los rodillos facilitaban el transporte de
los bloques. Los equipos de arrastre utilizaban cuerdas tejidas
con papiros retorcidos. Los bloque de piedra eran
extraídos de la cantera hendiendo la superficie de la roca
con cinceles de cobre, o a
veces disponiendo una hilera de cuñas de madera
empapadas, que, al hincharse, agrietaban la piedra. Cubetas de
agua de
ligeras paredes de barro, servían como niveles de aire cuando se
necesitaba una superficie nivelada.
Los bloques extraídos de la cantera eran
arrastrados hasta la orilla del río y embarcados hacia su
destino; la hermosa y blanca piedra caliza que se utilizó
para revestir la Gran Pirámide fue, probablemente, enviada
hasta el borde del desierto, situado inmediatamente debajo del
lugar de la pirámide, aprovechando la época de la
inundación anual del valle.
En la construcción de un templo de piedra,
el barro era utilizado como andamiaje interior. La altura del
barro se elevaba a medida que los muros y las columnas
crecían, de manera que a veces todo el interior de la
construcción estaba lleno de barro hasta que se colocaba
el tejado. Seguidamente, como la plataforma de barro iba
descendiendo gradualmente, las esculturas y pinturas del templo
podían ser llevadas por los trabajadores de arriba hacia
abajo.
La Gran Esfinge
En tiempos del faraón Kefrén era
visible únicamente la cabeza vacía en su interior,
por la cual se podía entrar y salir a través de un
estrecho y angosto pasillo subterráneo de piedra, cuyo
acceso estaba situado más lejos. Parece que los sacerdotes
paganos entrando en la cabeza por el corredor, hablaban al
pueblo, introduciéndole así a creer que era la
estatua la que en realidad hablaba.
El faraón Tutmosis IV (siglo XV a.C.) se
había esforzado en arrancarla de la arena. Después
de una fatigosa jornada de caza, cuenta que se quedó
dormido a los pies de la esfinge y que oyó durante el
sueño una voz que se dirigía a él: "Alza los
ojos hacia mí y mírame Tutmosis, hijo mío;
yo soy tu padre, el dios Harachte-Keper-Ra-Atun. Te daré
poder real, la tierra te pertenecerá en toda su
extensión. Los tesoros de Egipto y las riquezas de los
demás países estará en tus manos. Desde hace
largos años, mi mirada y mi corazón se han vuelto
hacía ti. La arena del desierto sobre la que reposo me
oprime. Promete que escucharás mi deseo. ¡ Porque
tú eres mi hijo y mi salvador…!". Durante su primer
año de reinado Tutmosis hizo liberar la estatua en
obediencia al sueño, que quedó relatado en la
estela colocada entre las patas anteriores de la esfinge. Pero la
arena recomenzó lentamente su obra.
Escultura
Respecto al arte son notables también la
escultura (carente de expresividad) y la pintura
(carente de perspectiva).
Se observa en la estatuaria egipcia la misma
unidad de estilo y de técnica que en la arquitectura.
Aún en las estatuas más antiguas, la cabeza, en
general, es cuidada y posee un vivo realismo; en
cambio, el
cuerpo es rígido, la expresión estática;
los brazos están unidos al cuerpo, las rodillas juntas; la
musculatura se indica apenas. Sin embargo, ya desde la
época menfita, la estatua toma la apariencia de vida,
desaparece la rigidez, los miembros se separan del cuerpo, y el
escultor varia la actitud de sus
personajes. Algunas de estas antiguas estatuas son obras maestras
de realismo, como
el admirable escriba sentado que se halla en el museo de
Louvre.
Las estatuas del imperio tebano tienen más
suavidad y son más convencionales. Con el segundo imperio
se expande el gusto por lo colosal (los colosos de Ramsés
II tienen más de 20 m de altura), pero persiste el estilo
de la época precedente, con cierta búsqueda de la
elegancia, en tanto que se acusa gradualmente el
convencionalismo. El advenimiento de la dinastía
saíta señala un renacimiento
artístico; pero se nota cada vez más en la
escultura el debilitamiento de la sinceridad y del realismo: es
un arte de imitación.
Destreza de los artesanos
Los artesanos egipcios, que trabajaban bajo la
protección real, alcanzaron un altísimo nivel en la
fabricación de muebles, de objetos de adorno y de uso
diario, y en la decoración. Ciertas técnicas, como
la del trabajo en metal, tenían su origen en Mesopotamia, pero
fueron perfeccionadas en suelo egipcio. Se
dispuso de grandes provisiones de cobre del
Sinaí y de Nubia, pero los trabajos en hierro y
bronce no conocieron su máximo desarrollo
hasta más tarde, puesto que los egipcios no tenían
ningún acceso directo a las minas de hierro y
estaño.
Los ricos veneros de oro de Nubia y del desierto
oriental de Egipto proporcionaron a los faraones medios de
intercambio comercial. Las caravanas iban y venían entre
las cortes de Egipto y Tebas y las ciudades principales de las
potencias del oeste asiático; cada uno de los reyes
asiáticos ambicionaba el oro para embellecer sus palacios
y aumentar su prestigio, y cedía, a cambio,
muebles taraceados, metales y piedras preciosas.
Probablemente, la materia
decorativa conocida como mayólica egipcia fue
también un invento y importado del occidente
asiático, aunque fuese fabricada en Egipto desde
épocas muy remotas.
El rico color azul, fue,
en particular, solicitadísimo. Dicha sustancia consiste en
una sustancia de cuarzo pulverizado recubierta de un barniz
brillante. Los artesanos egipcios perfeccionaron también
la fabricación de cristal opaco, que utilizaron
frecuentemente en joyería o decoración de muebles
como sustitutivo del lapizlásuli, la turquesa o el
jaspe.
Los canteros, con el mero empleo de
cinceles de cobre y taladradores, esculpían delicadas
vasijas de piedra dura, como la diorita y el pórfido;
utilizaban el alabastro por la belleza de su veteado, y el
cristal de roca para la fabricación de copas de paredes
tan delgadas como la cáscara de huevo. Los carpinteros
daban muestra de una asombrosa habilidad en la fabricación
de arquetas taraceadas y muebles. Los orfebres y joyeros
elaboraban aderezos de complicada factura, y se
trabajó el cobre para hacer con el diversidad de herramientas y
de armas que, en
manos de los orfebres y guerreros, contribuyeron a la grandeza
del país.
Pinturas y artes
decorativas
La pintura
egipcia presenta los mismos defectos y las misma cualidades que
la escultura. En general, solo complementa el efecto del modelo de los
bajorrelieves; pero es testimonio de una maravillosa
interpretación de la armonía de los colores.
Procedimiento con tonalidades uniformes, ignora por completo la
perspectiva y el claroscuro; los matices son casi siempre
convencionales, como lo es casi siempre el dibujo. De
todas formas, el trazo es de notable habilidad, y la pintura
egipcia, por las escenas que representa, es una mina inagotable
de preciosos documentos.
Los artistas egipcios fueron admirables
decoradores. crearon objetos de adorno en todos los ramos del
arte decorativo: alfileres para los cabellos, pectorales, pieles,
frascos para perfumes, útiles de tocador y joyas de oro
incrustadas en piedras y esmaltes, maravillas de gusto y
de estilo en las que aún hoy se inspiran los
mejores decoradores.
Relieve y pintura
El relieve logra su efecto mediante el modelado,
la luz y las
sombras, mientras que la pintura lo consigue con la línea
y el color; pero las
técnicas de la representación son
básicamente las mismas en una y otra, ambos se sirvieron
también del color. El relieve
puede ser alzado o en hueco. En el relieve alzado se excaba la
superficie que rodea a las figuras hasta una profundidad que
puede alcanzar los cinco milímetros, de modo que los
personajes y figuras destacan sobre el fondo. En el relieve en
hueco, hundido o inciso, los perfiles de las figuras se graban en
la superficie, que permanece, quedando las figuras modeladas
dentro de la misma. El relieve alzado se empleaba, por lo general
en los interiores, dejando para los exteriores el relieve en
hueco, que destaca más al sol. Hubo, sin embargo,
variaciones de estilo en los distintos periodos; el relieve en
hueco resultaba también mas barato.
Las principales construcciones religiosas y las
mejores tumbas privadas estaban decoradas con relieves. La
pintura se empleó en las tumbas privadas, cuando la roca
de baja calidad
hacía imposible el relieve, o bien para economizar o
cuando la obra no era permanente y la superficie que había
que cubrirse no era la adecuada para la labor de relieve, como en
las casas privadas y en los palacios reales, construidos con
adobes. Pero, aunque la pintura ocupase un lugar secundario,
existen numerosas y magníficas obras pictóricas,
cuyas técnicas estimularon a los artistas a trabajar con
mayor libertad en el
relieve,
Un tercer tipo de representación, aunque
muy poco habitual, es el taraceado. En Maidum, un pequeño
grupo de
escenas sepulcrales de la IV dinastía está hecho
con pasta coloreada introducida en la piedra, mientras que en
tiempos postreros fueron los vidrios y las piedras de colores las que
se incrustaban de modo similar, principalmente en objetos
pequeños, así como para dar los detalles de los
relieves más elaborados. Fue un método
típico del período de El-Amarna.
En Egipto, la escritura y la representación
estuvieron estrechamente ligadas. Los signos jeroglíficos
eran a su vez pinturas, cuyos convencionalismos
—además de los lingüísticos y
ornamentales que rigen su yuxtaposición— no
diferían mucho de los que son propios de su
representación.
A la inversa, la mayor parte de las pinturas
contienen textos jeroglíficos que pueden comentar la
escena, proporcionando información no pictórica, o pueden
prevalecer por completo sobre el componente visual, tal como
ocurre en algunos relieves de templos. En los relieves
sepulcrales, la figura principal es un jeroglífico
grandemente magnificado que reemplaza a un signo omitido en
epitafio que da el nombre de la persona. Figura y
texto aparecen
así en mutua dependencia.
Dibujantes
Los artistas egipcios eran escribas profesionales
que se especializaban en dibujo para
los monumentos regios o funerarios. En ciertas tumbas sin acabar,
como la del faraón Horemheb, es posible distinguir las
diversas etapas de la pintura. Primero, los aprendices esbozaban
las escenas con almagre en el yeso seco. Luego, los artistas
más avezados hacían rectificaciones con trazo
negro. Y por último, los pintores rellenaban las siluetas
con colores, o bien
los escultores tallaban en el fondo de yeso para dar relieve a la
pintura.
Herramientas
Se conocen bastante bien los utensilios empleados
en las pirámides. Eran muy arcaicos, pues no se fabricaban
más que de piedra y de cobre. En diorita se confeccionaban
macetas y martillos; en sílex, mazos, barrenas y hachas.
De cobre, único metal entonces conocido con el oro, los
antiguos egipcios lograron fabricar excelentes herramientas,
las principales de las cuales era el cincel, clásico
instrumento plano de punta cortante; la azuela y la sierra, a
menudo utilizada con un abrasivo de granos de cuarzo mojados.
Para la extracción introducían en los cortes
efectuados con la herramienta estacas de madera que, hinchadas al
mojarse, hacían reventar la piedra y desgajaban el bloque.
Resulta admirable la habilidad que dan pruebas los
canteros y picapedreros egipcios con un instrumental tan
rudimentario.
Métodos de
representación
En contraste con el arte occidental y con los
recursos
ópticos de la fotografía
y de la cinematografía, la representación egipcia
no se apoya en ninguno de los dos principios fundamentales de la
perspectiva, como son el empleo del
escorzo y la adopción
de un punto de vista único para el conjunto de la pintura.
En lugar de eso, las figuras son más bien diagramas de lo
que muestran, siendo su objetivo
principal el de proporcionar información. La superficie del cuadro se
trata de ordinario, como un elemento neutro, no como un plano
imaginario. Los rasgos espaciales son más comunes en los
pequeños grupos de
figuras. Esas características se dan en todo el mundo; la
perspectiva, en efecto, sólo llegó a covertirse en
norma de la representación muy lentamente, y su adopción
parece haberse debido casi en todas partes a una influencia
griega.
Entre los sistemas
representativos no perspectivistas, el egipcio es uno de los
más cercanos a la imagen visual.
Permite una reproducción objetiva y matemáticamente
precisa en la figura humana. La forma típica en que los
egipcios pintaban un objeto consistía en recurrir a un
agrupamiento de sus aspectos más característicos,
dentro de un contorno que, a su vez, comunicaba gran parte de la
información necesaria. Los varios aspectos
se muestran sin ningún escorzo, lo que significa que las
formas rectilíneas se reproducen de una manera
precisa.
Tratándose de objetos con superficies
curvas, el método
resulta más paradójico y en muy contadas ocasiones
se encuentran escozor, aunque no sean significativos para el
sistema en su conjunto no hay que olvidar que en una verdadera
perspectiva tales objetos plantean también mayores
dificultades.
La representación de los objetos aislados
queda ejemplificada mejor en el caso de la figura humana, que es
una forma complicada. En este caso describimos una figura en pie
y en reposo, aunque sean varias las posibilidades en las posturas
y en los detalles. El tipo básico mira hacia la derecha.
La cabeza es de perfil, en el que se sitúa una media boca,
que puede tener una amplitud inferior a la mitad de una boca
vista en su totalidad. Dentro de ese perfil se colocan el ojo y
la ceja completos. Los hombros se muestran en toda su anchura,
pero en la parte frontal del cuerpo, la línea de la axila
a la cintura es un perfil que incluye la tetilla. La
extensión del pecho puede mostrar detalles del vestido, y
más comúnmente collares y tirantes u hombreras;
pero, exceptuando ciertas figuras ocasionales que se vuelven o
que aparecen en otras posturas inusuales, no se reproduce ninguna
parte específica del cuerpo. La línea que une la
axila trasera a la cintura no pasa de ser, asimismo, una
línea de conexión. La cintura se muestra de perfil,
como lo están las piernas y los pies.
El ombligo está situado cerca de la
línea frontal de la cintura, que a menudo se abomba
ligeramente en ese punto (de otro modo no podría mostrarse
en el perfil). La manera de reproducir los pies es un ejemplo
más de como la forma es antes un agrupamiento de cosas que
una visión de conjunto. Hasta la XVIIII dinastía, e
incluso posteriormente, ambos pies se reproducían por la
cara interna, indicando el dedo gordo y el arco plantar. Como los
arcos no pueden mostrarse de otra manera sin indicar a la vez la
profundidad, el pie entero se separa del suelo para
formarlos. Ese rasgo cobra vida por sí mismo y puede verse
el otro pie a través del hueco del arco, y así se
interpretaba visualmente lo convencional del dibujo.
Ésta es una de las incontables modalidades que el propio
sistema generaba.
En el lenguaje
egipcio, color, piel y
naturaleza son palabras que se relacionan. Una figura sin
color no
estaría completa, y por ello la ausencia intencionada de
color resulta extraña. El color es tan diagramático
como las figuras a las que se aplica. Dado que no se intenta dar
una visión de conjunto del objeto, la luz y la sombra son
irrelevantes. El color es uniforme en toda la figura; puede ser
de un solo tono o contener una mezcla o trama, como las que se
usaban para reproducir la fibra de la madera o la piel de
algunos animales. El repertorio básico de colores es
reducido: negro, blanco, rojo, amarillo, azul y verde. A partir
de la XVIII dinastía la gama se va ampliando, aunque
todavía se mantiene simple y clara. Los colores no se
mezcla y son pocas las transiciones de uno a otro. Pese a la
omnipresencia del color, lo que predomina es la línea, y
nunca se convierte aquel en el único medio para
proporcionar información. Los contornos se destacan
mediante colores
contrastantes, principalmente el negro.
Dos son las modalidades fundamentales para la
composición de escenas fundamentales y de murales enteros:
la de disponer los elementos sobre una superficie neutra o de
utilizar la superficie como un área pintada plana, tal
como lo hacemos en los mapas. La primera
de estas modalidades es casi universal, en tanto que la segunda
sólo se utilizó con unos objetivos
específicos y durante periodos
determinados.
La base de la composición, según la
primera modalidad, es el registro. Las
figuras están de pie sobre unas líneas horizontales
llamadas líneas de base, que pueden representar el
suelo, aunque
con más frecuencia aún lo hacen y están
espaciadas sobre la pared. Las escenas relacionadas entre
sí pueden estar yuxtapuestas en un solo registro, pueden
leerse en secuencias hacia arriba o hacia abajo sobre la pared, o
pueden seguir ambos sistemas. Dos
versiones diferentes del mismo conjunto de escenas pueden
organizarse en forma opuesta; lo que demuestra que la
posición de la pared no aporta información por sí
misma.
Ejemplos de otra modalidad que podríamos
denominar "topográfica", son los planos de casas y zonas
del desierto. En ambos casos el contorno que define al mapa puede
servir también como línea base para las figuras
pintadas en los registros. En
algunas ocasiones un grupo de figuras dentro de una
composición "topográfica" se representan un
conjunto de fajas verticales que coinciden sorprendentemente con
imágenes de recesión en el campo
óptico.
Una característica de capital importancia
en toda representación egipcia es el tratamiento de la
escala, que
constituye, junto con la iconografía, el principal recurso
de expresión ideológica. Dentro de una figura, las
partes aparecen en proporción natural, y eso ocurre a
menudo en escenas enteras; pero el conjunto de las composiciones
se organiza a escala en torno a
sus figuras principales. Cuanto mayor es la figura, más
importancia tiene. En las tumbas privadas, la figura del titular
ocupa a menudo toda la altura del área del muro destinada
al relieve, hasta con seis registros, cuyas
escenas está "viendo" el propietario, vuelto hacia
ellas.
Puede tener una estatua varias veces superior a la
de su mujer y de sus hijos, cuyos brazos rodean sus pantorrillas.
El faraón domina y destaca sobre sus súbditos. En
los relieves de batallas del Imperio Nuevo, una imagen enorme del
rey y de su carro ocupa a veces la mitad del espacio dedicado a
la representación, mientras que el resto lo cubren
soldados egipcios, los enemigos derrotados y una fortaleza
enemiga levantada sobre una colina y repleta de personajes
minúsculos hacia los que el rey tiende la mano para
prenderlos. La lógica
visual interna y el mensaje ideológico gana así
verosimilitud. Los principales relieves con pocas variaciones de
escala se
encuentran en os templos, en los que solo aparece normalmente el
faraón y las divinidades, todos ellos de una
categoría equiparable. La escala puede
también ajustarse por razones de estilo. Así los
portadores de ofrendas de todas las épocas conducen a
menudo minúsculos animales, cuyas piernas se superponen en
una composición que economiza espacio y que da origen a
una bella agrupación. En el extremo opuesto, los oferentes
del siglo IV a veces llevan sobre sus hombros unas ocas
descomunales; la razón parece residir en una exuberancia
estilística.
En la mayor parte de las obras hay una
idealización omnipresente: las cosas se muestran como
debería ser, no como son en realidad. La
idealización no obstante, es tan selectiva como el
tratamiento de la escala. Las figuras principales presentan una
forma ideal, las más de las veces en una madurez juvenil,
mientras que las mujeres son todas jóvenes y esbeltas..
Por lo general, están en reposo. Por otra parte, las
figuras subordinadas se representan a veces arrugadas, calvas y
deformes, al tiempo que discuten o luchan. Los detalles de ese
tipo son muy frecuentes en las tumbas más refinadas del
Imperio Antiguo, en las que han podido añadirse para dar
un mayor relieve y personalidad a
las escenas. Están ausentes, por el contrario, de las
representaciones de los templos, que reflejan un mundo abstracto
y fuera de tiempo.
Técnicas en la pintura, el relieve y la
escultura
En la obra artística de 2 o tres
dimensiones la base era el dibujo
preparatorio. Se utilizaba pautas cuadriculadas o conjuntos de
líneas de guía para asegurarse una
representación cuidada y precisa. Hasta la XXVI
dinastía, las pautas del cuerpo humano
se fundamentaban en el tamaño del punto de la figura, que
se dibujaba en el ángulo, y que se relacionaba
proporcionalmente con todas las otras partes del cuerpo. En
teoría,
la pauta tenía que rehacerse para cada figura de diferente
tamaño; pero en la practica las figuras menos importantes
se dibujaban a menudo a mano alzada. Los dibujos
preliminares se inscribían dentro de estas pautas, y se
convertían en un producto
acabado mediante un largo proceso de
corrección y elaboración. Evidentemente, los
artistas trabajaban en grupos y
probablemente se especializaban en sus respectivos
cometidos.
Las pinturas se llevaban a cabo mediante ese
proceso, un
fondo de piedra o de argamasa preparado y enlucido con una capa
fina de yeso. Los relieves se tallaban primero y después
se pintaban. Ello comportaba la realización de un boceto y
el tallado previo y luego de los dibujos que
servían de base a la pintura.
Las obras de esculturas partían de bloques
cuadrados, cuyos lados principales servían de superficies
para las pautas y dibujos.
Después la piedra iba siendo tallada sobre la guía
del dibujo, y a
medida que la obra progresaba se iban renovando una y otra vez
los dibujos.
Existen obra inconclusas que aún contienen la línea
marcada del eje vertical por el centro de la cara. Como en el
relieve, los estadios finales comprendían el pulido de la
superficie, para eliminar las marcas de las
herramientas,
y la aplicación posterior de una capa de
pintura.
Las dificultades técnicas de la escultura
variaban notablemente según los materiales
empleados, aunque los egipcios llegaron a dominar con las
herramientas
sencillas hasta los materiales
más duros de que disponían. Está labor, que
no escatimaba esfuerzos, fue el factor principal de
éxito.
A principios del período dinástico
ya se dominaban todas las técnicas fundamentales, de modo
que el desarrolla artístico consistió
principalmente en la elaboración de las formas
representativas, y en la iconografía y la
composición. Las herramientas básicas eran sierras
de cobre (más tarde de bronce), barrenas y cinceles que se
empleaban junto con arena húmeda, sustancia abrasiva a la
que se debía la mayor parte de la incisión; se
utilizaba también martillos de piedra muy dura.
Éstos podían tener distintas formas; un ejemplar
hallado en la Gran Pirámide tiene aproximadamente la forma
y el tamaño de una pelota de tenis. En la escultura en
madera, las herramientas y las técnicas usadas eran las
mismas de la carpintería. Los instrumentos de hierro
aparecieron hacia el año 650 a.C.
En las grandes obras escultóricas, los
problemas
técnicos se convertían en problemas de
ingeniería. Las primeras fases de la labra
de una escultura colosal tenía que más ver la obra
de un cantero que con la de un artista. Tales estatuas
probablemente eran transportadas en una fase próxima a la
terminación, para aligerar su peso en la medida de lo
posible, y se remataban finalmente en su destino definitivo. Su
transporte
implicaba la construcción de caminos y de barcos
especiales, así como grandes trabajos de movimiento de
tierras para situarlas en su emplazamiento
definitivo.
La labra egipcia de la piedra produjo estructuras
excavadas en la roca con técnicas afines a las de los
canteros, montículos sólidos –las
pirámides– y estructuras
más convencionales y exentas. Es el trabajo de estas
últimas el que vamos a describir ahora.
Sabemos muy poco de cómo se hacían
los proyectos y
planimetría de los emplazamientos; la mayor parte de las
reconstrucciones que se han hecho de tales procesos son
especulativas. Como quiera que se llevasen a cabo, lo cierto es
que revelan una enorme experiencia para mantener un plano y un
alzado precisos en el caso de una gran pirámide, o para
construir los muros inclinados de un
pilón.
Los cimientos de las construcciones egipcias eran
a menudo sorprendentemente someros, consistiendo en una zanja
rellenada de arena, y con unas hileras de tosca sillería
en la parte superior (es probable que la arena tuviese a la vez
valores
simbólicos y funcionales). Sólo en el
período grecorromano se emplearon cimientos sólidos
de mampostería propiamente dicha, muchos de ellos con los
materiales de
derribo de construcciones anteriores demolidas para levantar
otras nuevas.
En la mampostería, el mortero se usaba muy
poco. La técnica consistía en colocar una hilada de
bloques, nivelarlos en la parte superior y cubrir la superficie
con una ligera mano de mortero, cuyo objetivo
primordial era el de actuar como lubricante sobre el que se
deslizaba y asentaba la hilada siguiente. Las caras inferiores y
probablemente las juntas salientes de los bloques se labraban
antes de su colocación. Cada bloque se empotraba
directamente en el inmediato, pues las juntas saliente no siempre
eran verticales ni formaban ángulo recto con la
superficie. Incluso un solo bloque formaba a veces un
ángulo interior, y los niveles de las hiladas horizontales
quizá se mantenía solo en una distancia corta. En
las juntas horizontales, por detrás de la superficie, a
veces se colocaban abrazaderas de madera para proporcionar una
mayor solidez o para prevenir deslizamientos mientras se colocaba
el mortero. El propósito principal de toda la compleja
técnica de las juntas era probablemente reducir al
mínimo los materiales de
desecho y aprovechar al máximo el volumen del
bloque. Los ángulos de los bloques se cortaban a medida
cuando se montaban, pero la superficie principal se dejaba sin
labrar.
Es probable que los egipcios trabajasen sin
instrumentos mecánicos de elevación; el método
básico para elevar pesos consistía en enterrar el
muro que se estaba construyendo en un montón de escombros.
Esa rampa se iba continuando hasta que los muros alanzaban toda
su altura. Las piedras se desbastaban, o bien desde las rampas a
medida que se iban desmantelando éstas, o desde andamiajes
de madera, que probablemente se utilizaban en una fase posterior
para labrar la decoración en relieve. Las varias fases del
trabajo de construcción frecuentemente avanzaban a la vez,
de modo que podían trabajar simultáneamente los
canteros, los proyectistas, los enlucidores, los tallistas de los
relieves y los pintores. Como la mayoría de los templos
egipcios no llegó a terminarse nunca, el estado en
que quedaron los edificios inacabados quizá se
consideró normal.
Tejidos y adornos
Desde los más lejanos tiempos, con el lino
se hicieron telas para vestir a todos los habitantes del antiguo
Egipto. El dibujo más antiguo de un telar egipcio aparece
en un cuenco de cerámica de unos 3.000 a. C., y el lino se
usaba varios milenios después, y se sigue usando. Por
descontado un faraón llevaba telas de las más
finas; los obreros llevaban taparrabos de tejido más
ordinario. Tenían motivos sobrados para no vestirse de
lino. Los soldados se cubrían la parte posterior de su
faldellín con una red de cuero; los sirvientes
llevaban sobre sus vestidos redes de abalorios baratos,
pero de vivos colores.
El atuendo básico de un cortesano
consistía en un faldellín de tela de lino
ceñido a la cintura y sujeto por un nudo que, a veces, era
muy complicado. Luego, se fueron empleando mantos para llevar por
encima. Las mujeres iban enfundadas en vestidos muy largos y a
veces llevaban mantos bellamente plisados. Sólo tenemos
vagas ideas de cómo plisaban los egipcios sus vestidos:
quizá mediante una tabla con la superficie ranurada.
Probablemente sea exagerado el número de pliegues en
muchas estatuas. Los egipcios aprendieron del Oriente Medio el
arte de teñir las telas con dibujos de
diversos colores, pero la técnica no se
transmitió.
Un cuerpo para el Más
Allá
En tiempos prehistóricos, los egipcios
enterraban a sus muertos en hoyos excavados en la tierra: el
clima seco
preservaba enteramente de la descomposición, y muchos
conservaban la piel y el
cabello, lo que pudo haber sugerido a los egipcios la idea de
conservar los cuerpos de sus reyes y otros gobernantes mediante
el largo y costoso proceso de la
momificación.
Los reyes y nobles del período arcaico
fueron enterrados en amplias tumbas rectangulares llamadas
mastabas, construcciones en forma de caja, hechas de
ladrillo, laboriosamente decoradas y pintadas, y a veces
provistas de tejados de madera y suelos de piedra.
Estas tumbas contenían alimentos,
muebles, armas y
ornamentos para equipar y abastecer el muerto en el Más
Allá. También disponían de una "puerta
falsa" por la cual el muerto podía comunicarse con la
vida. El alimento y la comida les serían llevados a la
tumba por los sacerdotes o por los miembros de la familia del
muerto.
Aunque no del todo fructuoso, en está
primera etapa ya se hicieron intentos para conservar el cuerpo.
Los muertos se hallaban representados por sus efigies esculpidas
en sus tumbas. Estas esculturas, aunque tapiadas por razones de
seguridad en una
capilla cerrada, se suponía que aspiraban el incienso y
gustaban los alimentos por un
orificio practicado en la pared. Hasta los pobres tenían
sus propiedades más queridas —un puñal, tal
vez un collar de cuentas— y
unas cuantas vasijas de alimentos y
bebidas enterradas con ellos en sus sumarias
sepulturas.
El primer gran período de la
civilización egipcia, el llamado Antiguo Reinado,
distinguióse por haber empleado en él, por vez
primera, la piedra para una edificación entera. El rey
Zoser, cuyo reinado comenzó en 2780 antes de C.,
construyó cerca de su capital, Menfis, la Pirámide
Escalonada, el más antiguo monumento de piedra del mundo.
Está pirámide, levantada en Sakkarah, fue obra del
famoso arquitecto de Zoser, Imhotep, y es la primera de las
enormes tumbas en forma piramidal que todavía proclaman la
condición sobrehumana de sus constructores. La
Pirámide Escalonada se comenzó como una
mastaba tradicional, pero fue aumentada por etapas hasta
llegar a formar una alta construcción de seis escalones,
de 60 metros de altura y una base de 110 por 125
metros.
No transcurrían cien años sin que se
perfeccionara la verdadera pirámide, con la cámara
mortuoria, ya no bajo tierra, sino en el centro de la
pirámide. Los lisos paramentos que ocultaban la entrada, y
los macizos bloques de piedra caliza de un promedio de dos
toneladas y media de peso cada uno, hicieron de la
excavación de túneles un formidable problema para
los ladrones de tumbas. Sin embargo, muchas de las
pirámides, como las primeras mostabas, acabaron por
ser objeto de violaciones y saqueos.
El secreto arte de
embalsamar
Durante los más de 3000 años en que
se practicó la momificación en Egipto, las
técnicas evolucionaron. Pero la mayoría de los
especialistas concuerdan en que cuando este arte se hallaba en su
apogeo (hacia el siglo X a. C.), un buen embalsamador
procedía así:
Empezaba por practicar un corte de unos 10 cm. en
el lado izquierdo del abdomen. Por está pequeña
incisión, hecha con un cuchillo de pedernal,
extraía los órganos internos excepto el
corazón. Limpiaba cada órgano con vino y especias,
entre ellas mirra y canela, y también la cavidad abdominal
con aceite de cedro, a fin de disolver el tejido blando restante.
Entonces podía ya quitar el cerebro, lo que
hacía introduciendo un instrumento ganchudo por una de las
ventanas de la nariz hasta el cráneo para vaciarlo, e
inyectando después aceite de cedro y especias para limpiar
los residuos.
Una vez bien limpia cada parte del cuerpo, el
embalsamador introducía todos los órganos y el
cuerpo mismo en natrón en polvo (mezcla de carbonato y
bicarbonato sódicos) para secarlos. Allí
permanecían alrededor de un mes, hasta que los sacaba y
lavaba cada parte en más perfumes y especias. Durante todo
el proceso presentaba escrupulosa atención a los menores
detalles. Por ejemplo, al empezar cubría todos los dedos
del cuerpo para que no resultasen dañados o perdiesen las
uñas.
Más tarde envolvía cada
órgano interno, ya seco, en tela de lino y lo colocaba en
la cavidad abdominal (también podía guardarlos por
separado en vasijas de barro o alabastro), que después
rellenaba con materiales como aserrín, trapos,
alquitrán o barro. Una vez hecho esto, cosía el
primitivo corte. Como el tratamiento con natrón
solía destruir gran parte del cabello, debía
también entretejer cabello artificial con lo que quedaba
del auténtico, e insertar ojos pintados en las
órbitas. Aún le quedaba la tarea
técnicamente más difícil: restaurar los
perfiles de cuerpo y cara, que se habían arrugado, para
darles apariencia de vida.
Para llevar a cabo este antiguo tipo de
cirugía plástica, el embalsamador iba practicando
cortes diminutos por todo el cuerpo e insertando acolchados de
tela cuidadosamente modelados bajo la piel, igual
que un cirujano plástico de nuestro siglo usa implantes de
silicón para mejorar el aspecto de sus clientes vivos.
Incluso los rasgos faciales y el cuello se restauraban de ese
modo, rellenando la forma para mantener la forma de las
mejillas.
Por último, el embalsamador —un
verdadero artista— coloreaba la cara y a veces todo el
cuerpo con ocre (rojo para los hombres y amarillo para las
mujeres). El cadáver estaba ya listo para ser vendado.
Envolvía cada miembro por separado en apretadas capas de
tela untada con resina, después la cabeza y el torso, y
por último el cuerpo entero. Era un trabajo lento y
laborioso. En algunas momias desvendadas modernamente la longitud
total de los vendajes ascendía a más de 2
km.
La tarea del embalsamador había concluido
al cabo de unos 70 días. Devolvía la momia a
la familia,
que seguramente había encargado ya un sarcófago de
madera con figura humana para colocarla, y dispondría de
una tumba. Hasta donde podía garantizarlo el ingenio
humano, el egipcio muerto era físicamente inmortal,
dispuesto para una eternidad entre los dioses.
Matemáticas y
medicina
Los egipcios destacaron en el estudio de la
astronomía, la hidráulica, la
anatomía,
la medicina y la
geometría. La administración del antiguo Egipto hubo de
recurrir a un sistema matemático que estuvo relacionado
desde el principio con la resolución de problemas
tales como la construcción, la medición de terrenos
y la imposición de tasas. El sistema, aunque
extremadamente limitado, permitía a los escribientes
operar con fracciones y raíces cuadradas, así como
calcular el área de un círculo o el volumen de un
cilindro. Aunque los egipcios hicieron pocos progresos en la
predicción del movimiento de
los cuerpos celestes, pusieron nombre a las estrellas y trazaron
mapas de ellas.
El calendario de 365 días, que se usa todavía hoy,
ha sido, probablemente, heredado de los antiguos egipcios,
quienes comenzaron a contar el año desde la
aparición de la estrella Sirio y lo dividieron en 12
meses.
Los egipcios aprendieron la anatomía a partir de
la preparación de los cuerpos humanos para su
momificación. Imhotep, el arquitecto de la Pirámide
Escalonada, sería también célebre
físico, reverenciado así mismo como patrón
de los médicos. Siglos y siglos de experimentación
de las propiedades medicinales de distintas sustancias y plantas, entre
ellas la adormidera, dieron a los médicos egipcios un
profundo conocimiento
de las medicinas. Los tratados de
medicina que han
sobrevivido del antiguo Egipto estudian el diagnóstico y el tratamiento de cierto
número de dolencias. Dicho tratamiento comprenden con
frecuencia, el empleo de la
magia, y algunas enfermedades de origen poco
claro fueron objeto de exorcismos y conjuros para su
curación. No obstante el tratamiento recomendado para una
enfermedad específica es, en muchos casos, ratificado por
la moderna opinión médica. Un papiro relativo a las
fracturas óseas demuestran palpablemente el profundo
conocimiento
clínico de los antiguos egipcios.
Magia y medicina
Los dioses de los templos desempeñaban
escaso papel en la vida cotidiana de los antiguos egipcios, y la
gente recurría a la magia para tratar de resolver sus
problemas como
los peligros de los partos, la mortalidad infantil o las fiebres.
Los egipcios poseían también grandes conocimientos
médico. Se han conservado papiros con manuales
médicos en los que se describe como tratar las
indisposiciones, y así mismo revelan unas nociones
bastante detalladas de anatomía. Escribieron
acerca de la importancia del corazón, y de como "se le
siente" en el dorso de la cabeza o de las manos: Referencia a los
latidos del pulso. Conocían remedios para las afecciones
de los ojos, para los tumores y los trastornos
ginecólogicos.
Los egipcios creían que muchas enfermedades eran causadas
por uno seres como gusanillos que invadían el cuerpo.
Médicos y magos trabajaban conjuntamente, y empleaban
tanto medicamentos como conjuros para combatir casos como
mordeduras de serpientes o picaduras e escorpiones.
También aplicaban la magia para prevenir posibles heridas
producidas por los cocodrilos o por las almas en pena de los
muertos. Se podían escribir cartas a los
muertos en cuencos de alfarería, que se colocaban en las
tumbas si alguien percibía que el alma de algún
pariente estaba inquieta o mediante amuletos o conjuros
mágicos.
Agricultura
Características del
Nilo
La otra gran influencia en la historia de Egipto
fue el río Nilo, sin el Nilo Egipto sería un
desierto sin vida. El Nilo riega toda la extensión del
país (unos 1.000 km. de norte a sur). El río es la
principal vía de comunicación de Egipto y la única
fuente de agua efectiva,
puesto que en cualquier parte del país el índice
pluviométrico anual es bajo. Desde el lago Victoria, en el
corazón de África, donde tiene su origen, el Nilo
penetra, por el limite sur de Egipto, en un largo y estrecho
valle.
Hasta que se concluyó la presa de
Asuán, en 1971, el río ha crecido por la lluvia y
la nieve derretida de las remotas montañas de Abisinia.
Todos los meses de agosto inundaba gran parte de este valle y
extendía una capa de cieno hasta el final del desierto.
Cuando las aguas se retiraban, y durante los pasados 7.000
años o más, los labradores egipcios sembraron en el
légamo que aquellas dejaban. Todos los años
maduraba la cosecha bajo el sol egipcio. En esa verde faja a lo
largo del tramo final del Nilo fue donde surgió y
floreció la civilización egipcia.
El vastísimo desierto de
Egipto
Más allá del nivel alcanzado por la
marea alta, el valle del Nilo es árido desierto , la
transición de las ricas tierras de cultivo al
páramo estéril es repentina. Los antiguos egipcios
llamaron a la faja fértil la Tierra Negra y al desierto la
Tierra Roja. La tierra negra contenía los campos y las
viviendas de sus moradores; más allá, el bajo
desierto era el dominio de la
muerte, dónde se edificaban las grandes pirámides y
los templos funerarios de los faraones, y donde los nobles
hacían excavar sus tumbas. También ahí se
hallaban los más modestos cementerios, donde innumerable
generaciones de egipcios humildes fueron
enterrados.
El desierto bajo se extiende hasta los riscos que
señalan el limite del valle del Nilo, en algunos lugares a
unos pocos cientos de metros de la fértil Tierra Negra, en
otros a la distancia aproximada de los 16 kilómetros.
Estos riscos constituían los confines del antiguo mundo
egipcio. Por encima de ellos, el alto desierto se extiende a lo
lejos: por el este, 160 kilómetros hasta el Mar Rojo; por
el oeste, cerca de 5.000 kilómetros, a través del
impracticable Sahara, hasta la costa occidental de
África.
El Nilo y la agricultura
El sistema económico de los egipcios
descansaba fundamentalmente en la agricultura.
El Nilo, que es el río más largo del mundo (6,671
km. de longitud), fue el factor natural decisivo en el nacimiento
y desarrollo de la cultura egipcia.
Los primeros grupos que se
establecieron en las orillas del río aprovecharon la
corriente que, en su crecida anual dejaba tras de sí un
limo fecundante.
Auxiliándose con eficiente sistema de riego
consistente en el trazado de canales, los egipcios explotaron al
máximo los recursos que el
Nilo les brindaba, llegando así a desarrollar una rica
agricultura.
El conjunto de obras hidráulicas que constituía su
sistema de irrigación debía mantenerse en optimas
condiciones; de lo contrario, una crecida escasa del río o
un riego insuficiente significaba para ellos un año de
hambre.
El Nilo representaba también un factor de
riqueza en la medida en que era la vía de comunicación por la que fluía una
intensa actividad comercial. Los excedentes de la producción de trigo, cebada, hortalizas,
frutas y leguminosas, básicamente, eran destinados al
tráfico comercial con los pueblos vecinos. Los egipcios
comerciaban también con tejidos de lino y
objetos de alfarería fina. A cambio, ellos obtenían
oro, marfil, madera y especias.
Sin el Nilo y sus crecidas regulares, Egipto se
confundiría con los desiertos que lo rodea. Pero el
estrecho corredor que las aguas han trazado en su cuenca forma un
largo listón de verdura que antes de llegar al
mediterráneo se amplía en V constituye el
delta, antiguo golfo colmado por los aluviones del
río.
Egipto es un "don del Nilo", según
Heródoto, en junio se efectúa la bienhechora
crecida, después de las lluvias ecuatoriales. Por
está época el viento del norte ha soplado sobre el
país de dos meses antes y el campo es sólo un
árido desierto. El río no cesa de crecer hasta
septiembre, y cuando la crecida alcanza su máximo (el
caudal del río es entonces de 13, 000 m3 de
agua por
segundo), todo el valle está inundado; después, el
río se retira, dejando en los campos un limo fertilizante,
y entra nuevamente en su lecho en diciembre. Ahora nos explicamos
porque los antiguos egipcios, ignorantes de la geografía, dedicasen
al río divino y misterioso himnos de inmensa
gratitud.
Los primeros egipcios fueron cazadores y pastores
nómadas. Unos 5.000 a. C. comenzaron a descender de los
desiertos hacia el interior del valle del Nilo. Aprendieron a
sembrar en el légamo resultante de la inundación
del verano, criaban ovejas, cabras y otras clases de ganado,
así como perros de caza, y
asnos, que utilizaban como animales de carga. Estos egipcios
prehistóricos, que aprendieron a cultivar y a tejer el
lino, a modelar vasijas y construir cobijos de barro y
cañas, empezaron a vivir en comunidades agrícolas
fijas y ordenadas.
El Nilo, aunque generoso y por lo general
regulable, a veces crece demasiado, en cuyo caso se producen
calamitosas inundaciones, mientras que otras no crece lo
suficiente, y entonces aparece el hambre. Como consecuencia, los
primeros agricultores aprendieron a asociarse y comenzaron a
levantar diques para regular las aguas, y almacenar el grano para
los años de escasez, en los que las cosechas
fallaban.
Con el paso del tiempo, los pueblos se
convirtieron en ciudades y las comarcas en reinos. La vida se
hizo más compleja, y los oficios y técnicas,
más especializados. También se enriqueció la
vida cuando los hombres aprendieron a trabajar el cobre y la
piedra, a pintar vasijas y a tejer cestos, a fabricar cerveza y a
sembrar la vid. Fue introducida asimismo la rueda de alfarero,
probablemente originaria del Asia
occidental.
Pronto seguiría la invención de los
signos de escritura. Aunque la idea de escribir pudiera proceder
de Mesopotamia, el
sistema jeroglífico, que utiliza signos pictóricos
para representar ideas y sonidos, es completamente diferente de
la escritura cuneiforme de los sumerios y se desarrolló en
suelo egipcio. Los primeros ejemplos de escritura
jeroglífica no eran como en Sumeria, textos de
carácter económico, sino anotaciones
históricas. Aunque imperfectamente comprendidos, dichos
textos nos refieren algo sobre las actividades y hazañas
de los primeros faraones. Hacia el año 3.400 a. C.
existían dos reinos principales en Egipto, uno de ellos
gobernados desde la región del delta del Nilo, llamado
Bajo Egipto, y el otro desde Nekhen, ciudad situada a 75
kilómetros al sur de Luxor, en el Alto Egipto. Estos dos
reinos coexistieron hasta que, hacia 3.200 a. C., un rey de
Nekhen a quien la tradición llama Menes, conquistó
el norte y se convirtió en el primer rey del Alto y Bajo
Egipto, título que se conservó a través de
la historia del antiguo Egipto.
Menes fue el primero de un largo linaje de
faraones cuyos nombres pasaron a los archivos del
templo. "Faraón" es una palabra bíblica de la
lengua egipcia
que significa "gran casa" o "palacio" y aunque fue empleada en
los últimos tiempos para referirse al rey nunca fue su
título adecuado.
A las inundaciones del Nilo deben los egipcios no
solo la fertilidad de sus valles, sino también el haber
podido establecer uno de los más exactos calendarios de la
antigüedad. Originalmente, el año agrícola
estaba dividido en tres estaciones: Akhet
(inundación), durante la cual el valle estaba cubierto por
las aguas; Peret (invierno), en la que se procedía
a la siembra y se esperaba la germinación y la
maduración de las plantas; y
Shemu (verano), durante el cual se producía la
cosecha seguida de las operaciones de
almacenaje.
El inicio del año se hizo corresponder
durante mucho tiempo con el comienzo de la inundación
hasta que los egipcios observaron que la elevación de las
aguas coincidía con la aparición de la estrella
Sothis (nuestra Sirio). Desde entonces, interpretando el hecho
como la causa de la crecida del Nilo, consideraron la
aparición de Sothis, con el comienzo oficial del
año. Este fue dividido en tres periodos de cuatro meses de
treinta días cada uno a los cuales se añadieron
cinco días intercalares o epagómenos,
obteniendo así un total de 365
días.
Este calendario era 6 horas más corto que
el año real, así que cada cuatro años el
año oficial se situaba con un día de
antelación sobre al año astronómico. Los
egipcios se dieron cuenta de ello, aunque no le pusieron
remedio.
Vida económica
La economía egipcia era
básicamente agrícola. Además de trigo,
cebada y mijo, cosechaban frutas, legumbres, lino y
algodón. La tierra era del faraón, es decir, del
Estado, pero desde épocas remotas hasta los tiempos del
imperio las cedió en usufructo a
particulares.
El establecimiento del imperio trajo no
sólo profundos cambios sociales, sino también
económicos. Las tierras cultivables fueron explotadas
directamente por el faraón mediante el trabajo de siervo y
esclavos. Hacia estas fechas, la clase media casi
desapareció cuando los artesanos fueron obligados a
trabajar en las grandes construcciones del Estado, y el comercio se
convirtió en monopolio
estatal.
Ya hacia el 3000 a.C., existía un
pequeño comercio con base en el trueque. Después
del 2000 a.C., aparecieron verdaderas fábricas, en las que
20 o más trabajadores manufacturaban, bajo un mismo techo,
cerámica, vidrio o
textiles. Está producción y los excedentes de la cosecha
de trigo permitieron desarrollar un comercio activo con Creta,
Fenicia, Palestina, Siria, Nubia y más tarde, Arabia. Los
egipcios compraban oro, plata, lapizlázuli, turquesa,
especias, pero sobre todo madera, escasa en Egipto. El comercio
se hacía en caravanas a través del desierto, en
barcos de papiro, a lo largo del Nilo, o por las costas del
Mediterráneo oriental. Para este comercio fue necesario
establecer una "moneda". Al principio los precios se
fijaron en cabezas de ganado. Más tarde, anillos de oro o
cobre se emplearon como dinero. La
riqueza y el volumen del
comercio pueden apreciarse por el hecho de que se tuvieron que
idear técnicas de contabilidad y
recurrir al uso de recibos.
Formas de
vida
El paso a la alta cultura en
Egipto
En distintos lugares a lo largo del Nilo
comenzaron a acentuarse los grandes cambios tecnológicos,
a la par que las comunidades aumentaban ininterrumpidamente su
población. Entre los sitios excavados en la
región del delta donde se muestra tal tipo de
transformaciones culturales, pueden mencionarse los de Buto y
Busiris y en la región central del Alto Egipto, los que se
conocerían más tarde como Hierakonpolis y Tanis.
Durante la etapa designada por los arqueólogos como
horizonte cultural de Nagada, algunos siglos antes del III
milenio a.C., los logros alcanzados se asemejan en mucho a los
que existían paralelamente en Erech y Ur de Mesopotamia. El
hecho de que Egipto, aparte del fértil valle del Nilo, se
encuentra rodeado de grandes desiertos, favoreció
más tempranamente la interrelación de las varias
comunidades que existían en las riberas del río. Se
formaron así primeramente numerosos
señoríos, los designados con el nombre de
nomos. La necesidad de colaborar en tareas de interés
común, como en el caso de las obras para controlar las
crecientes del Nilo, así como los inevitables contactos
comerciales y religiosos, habrían de traer consigo, mucho
antes que en Mesopotamia, los
procesos de
unificación.
En tiempos inmediatamente anteriores a 3000 a. C.
poco faltaba a los grandes núcleos de población para convertirse en
auténticas ciudades. Es imposible determinar un momento
preciso del nacimiento de la civilización. Paulatinamente
ella había comenzado a existir con la nueva organización social, económica,
política y religiosa con el desarrollo tecnológico,
con los grandes templos, palacios, mercados,
escuelas, cuarteles, y con las creaciones de arte cada vez
más extraordinario.
Navegando por el Nilo
El Nilo era la vía principal de comunicación en Egipto. Las primeras
embarcaciones se hicieron de papiro, pero pronto los astilleros
de las orillas del Nilo construyeron barcos de madera. Los
relieves de los templos nos muestran otros grandes barcos que
transportaban enormes columnas y obeliscos de granito desde las
canteras de Asuán a lugares que distaban centenares de
kilómetros. Desde barcos mercantes pequeños para
transporte de
grano hasta barcos oficiales para los faraones y altos
funcionarios eran bautizados por los egipcios igual que como lo
hacemos hoy.
Hogares cómodos
La casa de un egipcio acomodado era de ladrillo,
revocada de blanco, con uno o dos almacenes.
Contraventanas y persianas la protegían de la luz del sol,
y el salón interior se iluminaba por una serie de
claraboyas. Las paredes estaban, por o general, pintadas con
dibujos de colores brillantes. El mobiliario era sencillo pero
bien diseñado, y cómodo incluso a niveles modernos:
los taburetes y los sofás tenían cojines de plumas
de ánade, y las sillas disponían de respaldo. Las
camas estaban fabricadas de mimbre o de madera y, en las noches
frescas, no se dormía sobre almohadas, sino apoyados en
una cabecera de madera hecha a la medida. Mesas, cajones y cajas
tenían por lo general adornos taraceados. Cada familia amasaba
su propio pan y hacía su propia cerveza.
Aunque el modo de vida egipcio se
distinguía de las civilizaciones contemporáneas de
Asia
occidental Egipto nunca estuvo aislado. Hubo un constante
comercio con babilonios y asirios, con fenicios, hititas e
israelitas y tuvo particularmente un estrecho contacto con el
mundo Egeo. Enviados diplomáticos de Creta y Micenas
llevaron presentes a la corte egipcia desde 1450 a.C.
aproximadamente, y, cuando los griegos micénicos se
establecieron en Chipre y en el litoral occidental
de
Levante, llegaron a estar profundamente influidos
por el mundo oriental en el cual se reconocían. Cuando,
por primera vez, llegaron a Egipto visitantes griegos se
sorprendieron de la antigua civilización que en él
encontraron, de las ciudades con sus calles concurridas, de los
templos brillantemente decorados y de los festejos y su
pompa.
Los egipcios en su hogar
Las casas en el antiguo Egipto se
construían de adobes (ladrillos cosidos al sol) hechos de
barro del Nilo. El barro se recogía en cubos de cuero y se
llevaba a pie de obra. Allí, los obreros le
añadían paja y guijarros para reforzarle, y
llenaban con esa mezcla moldes de madera formando los adobes.
Luego, los desmoldaban y los dejaban secar al sol. Cuando se
construía una casa los muros se revestían de yeso,
y el interior se solía pintar con figuras
geométricas, escenas o paisajes. El interior de las
viviendas era fresco, ya que las ventanas, pequeñas,
dejaban entrar poco sol. Las familias pudientes poseían
casas espaciosas. Después del vestíbulo, en ellas
había los dormitorios y las estancias privadas, y por una
escalera se subía al tejado plano (terrado). La cocina
estaba a cierta distancia de los aposentos para evitar los
olores. Los egipcios daban fiestas en sus casas, y en ellas se
divertían tanto los niños como los
mayores.
En el jardín de una familia
acomodada, a menudo había un estanque. Solía tener
lotos y peces, y el agua se renovaba con frecuencia para
mantenerla fresca. En los alrededores de los estanques se
plantaban arbustos y arboles como
sicomoros, palmeras datileras y acacias.
Comidas y bebidas
El fértil Limo depositado por la crecida
anual del Nilo, permitía a los agricultores cultivar
cebada y trigo, la base de la dieta egipcia. Almacenado en
graneros, ese grano se transformaba en pan o cerveza. La
llanura inundada también se prestaba al cultivo de
hortalizas como cebollas, ajos, puerros, aluvias, lentejas y
lechugas. También se daban las calabazas, dátiles e
higos, los pepinos, los melones y las sandías, pero no las
naranjas y los limones. Los panaderos egipcios hacían
tortas de todos los tamaños, endulzadas con dátiles
o con miel, que se cosechaba de unas colmenas cónicas de
cerámica. Las uvas se cosechaban en el Delta del Nilo o en
los oasis del desierto occidental se vendimiaban para hacer vino
o desecarlas para consumirlas como pasas.
Las personas menos afortunadas seguramente
comían menos pescado. En los banquetes, la oferta era de
lo más variado: desde patos, ocas y bueyes, hasta
órices y gacelas. Y así mismo cerdos, corderos y
cabras, estofados o asados.
Los egipcios cultivaban sus viñas sobre
todo el norte; la uva, tinta y blanca, producía el mosto
que por fermentación daba vino.
Los escribas y los nobles podían disfrutar
de gran variedad de carnes, aves y fruta. Este rico y colorido
despliegue de alimentos y
bebidas formaban parte del banquete de una fiesta de baica. Entre
los platos había tortas, cestos de higo y racimos de uvas,
la cabeza de un ternero, el corazón y la pata delantera de
un buey, una oca pelada y una ristra de
cebollas.
Compras y ventas
Egipto era el país más rico del
mundo antiguo. Parte del oro de las minas del desierto oriental y
de Nubia se enviaban al extranjero en forma de regalo a los
gobernantes de otros países, como el rey de Babilonia. A
cambio, el faraón le enviaba tanto princesas como productos
manufacturados. Aunque en algunas épocas los faraones
dominaron largos tramos del Nilo más allá de la
frontera meridional e Asuán, los productos de
Africa ecuatorial
se obtenían mediante el comercio con los príncipes
de Nubia, la comarca al sur de la primera catarata del Nilo. Un
lugar importante de intercambios era Kerma, cerca de la tercera
catarata. De ahí traían varias mercancías,
como pieles de pantera, galgos, colas de jirafa, colmillos de
elefante y animales como mandriles y leones para los templos o el
palacio.
El trueque era la forma común de adquirir
mercancías. Se podía cambiar un par de sandalias
por un bastón, o una prenda de vestir por
alimento.
El adorno del cuerpo
Los egipcios amaban la belleza y la elegancia.
Muchos de sus nombres propios se basan en la palabra
nefer, que significa "belleza": por ejemplo, Nefret,
Nefrtiti, Nefertari. La diosa asociada al adorno era "Hator la
Dorada" contemplada como ideal de la belleza en la poesía
amatoria de aquel tiempo. Los egipcios, hombres y mujeres, usaban
aceites para los ojos, que se hacían con minerales molidos
en finas paletas de pizarra. Empleaban mucho tiempo en adornarse
con cosméticos, pelucas, guirnaldas de flores y telas
finas. Se han conservado muchos objetos como peines, espejos y
recipientes de cosmética, que demuestran la gran
importancia que concedían a su aspecto personal. "Pon
mirra sobre tu cabeza y vístete con hermosos vestidos"
dice una canción egipcia.
El mineral molido se mezclaba con agua y se
guardaba en tubos. Para sacar la mezcla se utilizaban paletas y
con estas mismas se aplicaban. Las cortesanas llevaban sujetas
sobre sus pelucas unas moñas con grasa animal perfumada,
que a veces tenía forma de flores de
loto.
Los cortesanos utilizaban espejos de bronce o
cobre. Los egipcios obtenían diversos pigmentos para
pintarse los párpados. De la malaquita, mineral de cobre,
sacaban una pintura verde que simbolizaba la fertilidad. El
mineral de plomo llamado galeana daba una pintura para los ojos
negruzca (hoy llamada "kohol"). Para pintarse las mejillas y los
labios se utilizaba almagre (óxido de hierro) que
abundaba por todo Egipto. Para la aplicación de los
pigmentos en la cara seguramente los mezclaban con grasa
animal.
Amor y erotismo en Egipto
Ramsés II contrataba espías que
seguían la pista de las muchacha más bellas de
Egipto, las cubrían de oro y piedras preciosas, y las
invitaban a participar en una fiesta tan íntima que solo
tenía un espectador y protagonista: Ramsés el
Grande.
El faraón se sentaba medio desnudo, solo
cubierto por un taparrabos, en el trono de oro del salón
palaciego. Detrás se arrodillaban dos mujeres
púberes, sin otra vestimenta que un cinturón del
que colgaban finas tiras de cuero. A una señal del rey,
comenzaba el espectáculo: una orgía al estilo
Federico Dfellini, loca, obscena y perversa. Diríase
increíble si no fuera por el papiro de Turín 50.001
que lo certifica con pelos y señales.
A los sones de música estridente entraba en
el salón una muchacha. Tendida sobre el suelo, se
despojaba de su levísimo vestido plisado, abría sus
muslos y dejaba que el faraón contemplase sus encantos que
debían aguardarle. Pero aquel strip-tease no
excitaba demasiado a Ramsés. Al fin y al cabo, la misma
ceremonia se repetía cada semana, para presentar a las
nuevas candidatas al harén.
El plato fuerte venía después,
cuando irrumpían en el salón varios carros repletos
de muchachas desnudas. Unas iban atadas otras de pie o
acurrucadas. Todas competían en la ejecución de
refinadas posturas coitales e invitaban al agasajado a perder su
compostura real, lo que sucedía con poca frecuencia. Con
gritos salvajes, el faraón se lanzaba sobre las muchachas,
quienes se ofrecían. Preso del éxtasis,
Ramsés no tenía más que saltar de un carro a
otro, de una muchacha a otra, de un coito a
otro.
El sexo no era un
tabú en Egipto, el papiro Turín demuestra que ya
hace 3,000 años se cultivaba la literatura
pornográfica. Hombres y mujeres preferían la
postura más corriente, pero en círculos más
escogidos no se desconocía el sexo en grupo,
el coito anal, la autofelación, la felación, la
pederastia y la zoofilia. Además los antiguos egipcios se
ayudaban de pócimas afrodisiacas secretas y contaban con
el auxilio de Bes, Hathor o Seth.
En un papiro puede leerse: "Re disfruta al
contemplar cómo Hathor se sube el vestido; la mano del
dios Atum, que recibe honores de su compañera divina, pone
en orden el universo al
masturbarlo; Isis y Neftis se ocupan del flácido pene de
Osiris…"
La mujer egipcia era liberal en el amor y en
ningún caso fue un personaje pasivo; el papiro Orbiney, de
finales de la XIX dinastía, se describe un acoso sexual
por parte de una mujer. La historia la protagonizan dos hermanos.
El mayor, Anubis, está casado y mantiene en su casa al
pequeño, Bata. Aprovechando la ausencia de su marido,
la mujer de
Anubis intenta seducir a Bata. Sin embargo, el fiel hermano
rechaza la proposición y jura mantener el asunto en
silencio. Despechada, la mujer finge
ante su marido haber sido forzada por Bata. Anubis jura matar a
su hermano. Sólo la intercesión del Dios Reharajte
evita, al final, la muerte del más joven, aunque el marido
acaba matando a su mujer. Bata retirado al Valle de los Cedros,
recibe de regalo de los dioses una mujer de barro. La
ambición del faraón por tal dama terminará
con la muerte del hermano fiel.
Las relaciones entre los hombres y las mujeres en
el antiguo Egipto sorprendía a todos sus visitantes,
principalmente a Grecia; las
mujeres iban al mercado y los
hombres estaban en casa; ellas se quedaban de pie mientras ellos
se inclinaban para dejar el agua. Las egipcias participaban mucho
más activamente en la vida comunal que las mujeres del
resto del mundo antiguo.
En la tumba de un escriba que vivió durante
el reinado de Tutmosis IV (1413-1403 a.C.) se habla por primera
vez de las bailarinas desnudas, y desde entonces se proliferaron
mucho. El baile se convirtió en un espectáculo
acrobático-erótico y a menudo representado en forma
muy obscena, según el griego Herodoto. Un motivo
decorativo muy frecuente en las tumbas privadas tebanas son
danzarinas desnudas dando volteretas hacia
atrás.
En el Egipto faraónico no se pasaba por el
altar, ni se intercambiaban anillos o un si quiero
oficial, sencillamente se aprobaba la vida en lo común. En
caso de que la experiencia fuera positiva, la pareja firmaba un
contrato de
matrimonio. No
había ningún sacerdote que sancionara o santificara
la relación, lo que no deja de ser extraño, cuando
la religión impregnaba cada minuto de la vida diaria del
Antiguo Egipto. Aparentemente el matrimonio se
tomaba como algo secundario, que ni siquiera creían
necesaria la asistencia de un funcionario que lo convirtiera en
un acto formal. La boda se festejaba, pero no se sellaba; casarse
se tomaba como un cuestión privada, un asunto de
costumbres.
Algunos afirman que los egipcios eran
polígamos y sólo los sacerdotes tenían que
decidirse por una mujer. En el antiguo Egipto la poligamia o la
monogamia era cuestión material, sin ramificaciones
jurídicas ni morales. Desde el Imperio Medio se conocen
muchos casos de poligamia.
Desde la XXII dinastía, ya en el Tercer
Período Intermedio (1080-714 a.C.), las mujeres y los
hijos contaban con la seguridad de una
parte del matrimonio. Si
había una segunda mujer, ésta tenía derechos de familia y, por lo
tanto, de sucesión, pero siempre después de la
primera. Tal legislación obligaba indirectamente a los
hombres que quisieran tener varias mujeres a contar con los
suficientes recursos para su
mantenimiento.
Si no era así, lo normal era que la segunda mujer fuera de
un nivel social muy bajo, una esclava o una viuda sin herencia.
Cuando la pareja decidía separarse, no
tenía que hacer ningún papeleo legal, todo se
resolvía mediante un acto privado. Podía
considerarse motivo de divorcio que
la mujer
abandonara el hogar, que no pudiera tener hijos, que si aspecto
fuera horrible o que el marido deseara casarse con otra mujer.
Pero si había divorcio se la
aseguraba a la mujer su
economía y
manutención.
Todo parece indicar que a los egipcios les gustaba
andar ligeros de ropa, lo que es comprensible debido a que
está encajonado en el desierto. Las mujeres usaban unas
levísimas camisas de lino que dejaban ver a trasluz los
encantos de su portadora, los hombres gustaban de pasear su torso
descubierto por las calles. Muchos oficios, tanto masculinos como
femeninos, se realizaban desnudos: carniceros, marineros,
pescadores, sirvientas, entre otros.
Ambos sexos concebían el amor y las
relaciones eróticas, sin mojigatería ni falsos
pudores. Quizá residía allí la clave de su
felicidad. Porque nadie puede negar que se trataba de un pueblo
fundamentalmente feliz.
Conclusión
Egipto es fascinante, tanto por su historia, como
por sus misterios. Muchos de sus conocimientos continúan
asombrando a los científicos de ahora debido a que esta
maravillosa civilización logró avances tan
extraordinarios en diversas ramas de la ciencia
como en la tecnología; ejemplos
claros son las matemáticas las cuales emplearon en la
construcción de las famosas pirámides de Gizah,
logrando medidas tan exactas y parecidas casi al 100% de las
medidas actuales, como , los ángulos rectos,
etc.
Otro gran avance en la civilización egipcia
fue dado en la medicina , ya que
ellos sabían con que plantas curar ciertas enfermedades y como prevenir
otras tantas. Dentro de esta rama entra también el arte de
la momificación, ya que ellos supieron con que sustancias
podían evitar que los cuerpos se descompusieran y lograron
preservarlos por siglos, y por siglos mas serán
admirados.
Otro gran avance fue la escritura, tan perfecta,
que reflejaba sus creencias en las divinidades, en su universo de
dioses, en el juicio final, en el juicio de Osiris; tenían
una visión tan compleja del universo que todo
lo atribuían a seres maravillosos, cada cosa a cada uno,
formando, como ya se dijo antes un universo entero de
dioses.
Por esto y por muchas cosas mas, la
civilización egipcia merece la admiración de todas
las personas de hoy, y si la tierra hablara nos revelaría
asombrosos secretos, hasta hoy escritos, de esta tan singular
civilización.
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