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El Banco Mundial




Enviado por dguillen



    Resúmen

    Debido a los acontecimientos registrados en los 12
    últimos meses, comenzando por la crisis de
    Asia oriental
    –mucho más profunda de lo previsto–, las perspectivas de
    los países en desarrollo y
    la economía
    mundial en los tres próximos años son ahora mucho
    más difíciles e inciertas. Las malas noticias se
    han sucedido con sorprendente celeridad y continuidad: el
    Japón se ha hundido en la recesión, Rusia ha
    encontrado graves dificultades financieras, los flujos de
    capital hacia
    los mercados
    emergentes han caído de forma brusca y, en medio de un
    ambiente de
    creciente aversión del riesgo en los
    mercados
    financieros mundiales, se ha producido una contracción
    del crédito
    capaz de sofocar el crecimiento. Además, muchas partes del
    mundo han acusado los negativos efectos de El Niño y otras
    catástrofes naturales.

    En consecuencia, una fuerte desaceleración
    mundial de la producción, el comercio y los
    flujos de capitales –ya iniciada– está ensombreciendo
    las perspectivas a corto plazo. La demanda
    interna, con un crecimiento actual superior a la tasa tendencial,
    se está desacelerando en países que representan el
    60% de la producción mundial, en particular en los
    Estados Unidos
    y Europa; se
    está contrayendo fuertemente en países que realizan
    un cuarto de la producción mundial, a saber, Asia oriental, el
    Japón, Rusia y el Medio Oriente, y se está
    contrayendo en otros, sobre todo en América
    Latina.

    Es probable que algunas políticas
    prometidas o ya aplicadas recientemente contribuyan de forma
    notable a llevar de nuevo a la economía por un rumbo
    más seguro. Los
    Estados Unidos
    y otros países industriales están suavizando sus
    políticas monetarias. El organismo
    legislativo del Japón ha aprobado un plan de
    revitalización financiera y otras medidas de
    estímulo fiscal. El
    Congreso estadounidense ha asignado fondos para las instituciones
    financieras internacionales, lo que puede marcar la pauta para
    otros países. El gobierno
    brasileño ha adoptado un programa para
    reducir su déficit fiscal, que ha
    recibido firme apoyo financiero de instituciones
    multilaterales y gobiernos. Los dirigentes del Grupo de los
    Siete han propuesto un conjunto de medidas para reforzar la
    economía
    mundial. El Japón y otros países han prometido
    más apoyo financiero para los países afectados por
    la crisis de
    Asia oriental.
    Estas y otras medidas deberán impulsar la
    recuperación económica mundial a mediano plazo y
    ayudar a impedir una recesión mundial. Pero las políticas
    tardan en dar resultado y las perspectivas a corto plazo
    continúan siendo precarias.

    Las crisis
    financieras en que se han visto sumidos los países en
    desarrollo y
    la economía
    mundial durante los 12 últimos meses han puesto de
    manifiesto varias deficiencias que, por separado y en conjunto,
    han contribuido a la crisis.
    Destacan entre ellas la fragilidad de los sistemas
    financieros nacionales, las lagunas de las políticas
    macroeconómicas, las imperfecciones de los mercados de
    capitales internacionales y la incapacidad de la arquitectura
    financiera internacional para prevenir y resolver las crisis.

    Perspectivas

    La desaceleración del crecimiento
    económico mundial en 1998-2000 se hará
    especialmente visible en los países en desarrollo, en
    particular en los que se encuentran próximos a mercados de
    exportación en retroceso y en aquellos
    cuyos ingresos de
    exportación proceden sobre todo de la
    venta de productos
    primarios y cuyos déficit en cuenta corriente se
    deberán financiar con flujos de capital
    privado.

    Según las previsiones, el crecimiento de la
    producción mundial se reducirá casi
    a la mitad, pasando del 3,2% en 1997 al 1,8% en 1998, y se
    reactivará sólo de forma moderada en 1999, en que
    alcanzará el 1,9%. Como elementos positivos cabe
    señalar el crecimiento menos dinámico pero
    todavía firme de Europa
    continental y una desaceleración de la economía
    estadounidense con espacio suficiente para preparar un aterrizaje
    suave. Los países de Asia oriental
    castigados por la crisis y el Japón, más vacilantes
    pero animados por los acontecimientos recientes, pasarán,
    según las previsiones, de la fuerte recesión de
    1998 a la estabilización en 1999, lo que significa que
    dejarán de representar un freno para el crecimiento de la
    producción mundial. Aun en el supuesto
    básico, se prevé que el crecimiento de los
    países en desarrollo se
    reducirá a menos de la mitad, pasando del 4,8% en 1997 al
    2% en 1998 –la segunda desaceleración más grave de
    los últimos 30 años—y comenzará una
    modesta recuperación en 1999. En cifras per cápita,
    se prevé que el crecimiento de los países en
    desarrollo
    descenderá al 0,4% en 1998, por debajo del 1,4% de los
    países industriales. Brasil,
    Indonesia, Rusia y otros 33 países en desarrollo –que
    suman el 42% del PIB total del
    mundo en desarrollo y más de un cuarto de su población— registrarán
    probablemente este año un crecimiento per cápita
    negativo, mientras que en 1997 sólo se encontraron en esa
    situación 21 países (que representaban el 10% del
    PIB de los
    países en desarrollo y el 7% de su población).

    A pesar de las sombrías perspectivas actuales, la
    economía mundial podría crecer a largo plazo
    (2001-07) algo más del 3% anual si se adoptan
    rápidamente políticas
    para impedir una depresión
    mundial más profunda y los países en desarrollo
    refuerzan los sectores financieros e intensifican las reformas.
    La crisis de los mercados
    emergentes afectará a los flujos de capital y lo
    hará no sólo a corto plazo, pero el crecimiento a
    largo plazo de los países en desarrollo (excluidas las
    conomías en transición) podría llegar a ser
    de más del 5%, aproximadamente igual que en
    1991-97.

    El optimismo de estas perspectivas a largo plazo
    está basado en la expectativa de revitalización
    económica de los países industriales. Según
    las previsiones, el crecimiento de los países de la OCDE
    se intensificará a medida que el Japón consiga
    resolver sus problemas
    bancarios, la Unión Monetaria Europea (UME) ayude a
    consolidar la integración europea y a alcanzar una mayor
    eficiencia y
    crecimiento, y los Estados Unidos
    logren aumentar su productividad. Es
    importante evitar una recesión a corto plazo con el fin de
    mantener el consenso en favor de las políticas en que se
    basa la
    globalización, y los recientes acontecimientos en el
    marco de las políticas deben confirmar ese resultado.
    Según las previsiones, el comercio
    mundial registrará un crecimiento más sólido
    a largo plazo, impulsado por el aumento de la producción
    mundial y la reducción de los obstáculos al
    comercio, el
    transporte y
    las comunicaciones.

    Los países en desarrollo se están
    beneficiando también de los resultados obtenidos tras casi
    dos decenios de reforma. Pero el futuro resulta más
    problemático: los flujos de capital
    privado tardarán más tiempo en volver
    y serán más modestos, lo que contribuirá a
    reducir las proyecciones de a largo plazo (y requerirá
    mayor ahorro interno
    para el crecimiento). Habida cuenta de la profundidad de la
    crisis, no probable que las economías de Asia oriental
    recuperen las tasas de crecimiento extraordinariamente
    rápidas de los primeros años noventa, pero
    podrán conseguir un crecimiento moderado (basado en el
    aumento de la productividad
    más que en un alto nivel de inversiones).
    Se han revisiones menores a la baja (de 0,3-0,5 puntos) en los
    casos de Rusia, Asia oriental y otros lugares, como de las
    deficiencias institucionales y de otro tipo puestas de
    recientemente.

    Hay todavía un riesgo bastante
    elevado de que la economía, en vez de experimentar el
    lento crecimiento descrito en las de referencia, se hunda en la
    recesión en 1999. Este riesgo se debe a
    un conjunto de imprevistos que se relacionan y mutuamente: el
    agravamiento de la recesión en el Japón; la
    pérdida de confianza en los mercados de
    capitales internacionales, que daría lugar a un amplio
    fenómeno de cierre general de los flujos de capital
    privado a los países en desarrollo (especialmente de
    América
    Latina), y una corrección del 20%-30% mercado de
    valores que reduzca el crecimiento en los Estados y Europa.

    El Japón está aplicando políticas
    fiscales y monetarias y ha anunciado un conjunto de iniciativas
    más firmes de reestructuración financiera, pero su
    aplicación podría presentar dificultades, que
    originarían a su vez una de la demanda
    interna y una pérdida de confianza de los consumidores y
    las empresas, al
    mismo tiempo que las
    exportaciones
    disminuir debido a los problemas
    registrados en todo el resto de oriental. El efecto riqueza y,
    sobre todo, la pérdida de confianza de consumidores y las
    empresas por
    el hundimiento de los precios de las
    acciones (y
    también, en parte, por la actual restricción del
    crédito) obstaculizarían gravemente
    el crecimiento en los Estados Unidos y
    Europa. Por su
    parte, América
    Latina se sumiría en una fuerte recesión si los
    flujos de capital se interrumpieran durante un largo
    período. Aunque las autoridades monetarias de los
    países industriales adopten importantes medidas de
    liberalización, en este marco hipotético el
    crecimiento de la producción mundial desciende a cero en
    1999. Los resultados son graves para los países en
    desarrollo, en donde los efectos de la falta de acceso a los
    flujos de capital privados se ven agravados por el hecho de que
    la disminución del crecimiento de las exportaciones y
    de los precios de los
    productos
    primarios es todavía mayor que en el panorama de
    referencia, lo que reduciría otro 2% el crecimiento
    agregado, que en 1999 sería de sólo el
    0,7%.

    Afrontar las crisis

    La interacción entre las deficiencias
    institucionales en la liberalización del sistema
    financiero interno, por un lado, y, por el otro, las
    imperfecciones de los mercados de capital internacionales y la
    utilización de políticas macroeconómicas
    contradictorias ha generado graves vulnerabilidades que han
    constituido la base de la crisis de Asia oriental. La
    vulnerabilidad inmediata crítica de los países que
    han sufrido esta crisis se debió a una excesiva
    acumulación de deuda en divisas a corto plazo en los
    balances de los agentes privados.

    El aumento de las entradas de capital y la debilidad de
    la reglamentación financiera contribuyeron al repentino
    aumento del financiamiento
    interno en Asia oriental, en muchos casos con destino a sectores
    de alto riesgo, como el
    inmobiliario, lo que dio lugar a una gran fragilidad de
    los

    sectores financieros internos. El excesivo
    apalancamiento de las empresas y el
    deterioro de la rentabilidad
    hizo a éstas muy vulnerables a las conmociones registradas
    en flujo de fondos y en el patrimonio
    neto.

    En Tailandia, el debilitamiento del sector financiero,
    la desaceleración de las exportaciones y
    el notable aumento del crédito
    del Banco Central a
    bancos en
    quiebra
    contribuyeron a desencadenar un movimiento
    especulativo contra el baht. La crisis se difundió a otros
    países de la región debido a la existencia de
    vulnerabilidades comunes: elevada deuda a corto plazo,
    debilidades del sector financiero, influencias a través de
    los vínculos del comercio
    internacional y el contagio de una actitud de
    desconfianza hacia el mercado de
    capitales. La actividad real de la región
    inició un fuerte descenso impulsado por los
    fuertes

    trastornos de la inversión privada –debido a la mayor
    incertidumbre, a la retirada del financiamiento
    externo y a los efectos de la subida de las tasas de interés y
    de las devaluaciones monetarias en la liquidez y los balances de
    los bancos y empresas.

    Debido a la considerable caída de la inversión y el consumo
    privados, la política
    fiscal inicial, en contra de lo previsto, optó por la
    austeridad –austeridad que habría sido muy rigurosa si la
    política
    se hubiera aplicado en su integridad. Al hacerse patente la
    gravedad de las recesiones, las políticas fiscales se
    suavizaron deforma significativa. Algunas de las respuestas
    iniciales trataron

    también de elevar las tasas de interés
    con el fin de estabilizar los tipos de cambio, pero
    no consiguieron corregir inmediatamente la subvaloración
    cambiaria y agravaron los efectos negativos sobre las
    economías reales.

    Los tipos de cambio se han
    ido recuperando de sus fuertes caídas, debido al brusco
    viraje registrado en las balanzas por cuenta
    corriente–consecuencia, a su vez, de la gravedad de las
    contracciones en la producción interna. Las tasas de
    interés
    han disminuido también recientemente hasta situarse en
    niveles próximos o inferiores a las de antes de la crisis.
    En cualquier caso, ha permanecido el malestar de los sectores
    financieros y empresariales (y la consiguiente contracción
    del crédito), lo que ha obstaculizado la
    recuperación. Ya a mediados de 1998, una parte
    considerable del sector financiero y empresarial de los
    países más afectados era insolvente o estaba
    atravesando enormes dificultades financieras. La fuerte respuesta
    de las exportaciones a
    la devaluación cambiaria, que había respaldado la
    rápida recuperación después de la crisis
    mexicana de 1994-95, se vio obstaculizada por la
    contracción de la economía en toda la
    región, incluido el Japón, así como por las
    dificultades crediticias de las empresas.

    El cometido principal de la política
    fiscal y monetaria es actualmente apoyar la demanda agregada,
    ampliar el sistema de
    protección social y aportar recursos para
    recapitalizar los sistemas
    financieros sin aumentar la inflación. En ese sentido, es
    imprescindible el continuado apoyo financiero de la comunidad
    Internacional.

    La experiencia de los distintos países parece
    indicar que una reestructuración bancaria de la debida
    magnitud en varios de los países afectados por la crisis
    (con costos que
    ascenderían al 20%-30% del PIB)
    necesitará la intervención estatal en el marco de
    un plan global sobre
    el sector financiero, con inclusión de una cuantiosa
    aportación de fondos públicos. Para no incentivar
    actitudes
    excesivamente arriesgadas (riesgo moral), una
    parte considerable de las pérdidas de la
    reestructuración deberá asignarse a aquellos que
    más se hayan beneficiado de los riesgos
    anteriores, como los accionistas y administradores de los
    bancos. Este
    objetivo a
    largo plazo debe compaginarse con la prioridad inmediata de no
    agravar la contracción del crédito.

    Para reestructurar el sistema bancario
    habrá que reestructurar también las deudas de
    empresas locales. Se requerirá una ordenada
    renegociación de la deuda —procedimientos
    menos formales para reunir a los acreedores y deudores
    interesados en una negociación voluntaria– tanto interna como
    externa. Los gobiernos de la OCDE, en particular, pueden apoyar
    medidas oportunas de renegociación entre deudores y
    acreedores privados externos –por ejemplo, no ofreciendo a los
    acreedores la posibilidad de medidas de rescate más
    favorables en el futuro. La ampliación de los flujos de
    inversión extranjera directa y en capital
    social puede contribuir también notablemente a una
    acertada reestructuración financiera y
    empresarial.

    La crisis ha tenido un enorme costo social
    –especialmente para los pobres– y, en algunos países, ha
    intensificado los conflictos
    sociales. La política social debe
    formar parte integrante de la selección de las medidas
    contra la crisis económica. Los sistemas de
    protección social, si bien no pueden sustituir a unas
    políticas macroeconómicas acertadas en favor del
    crecimiento, pueden ayudar a mitigar los efectos sociales de las
    crisis económicas. Otra enseñanza de la presente
    crisis es la importancia de establecer de antemano sistemas de
    protección social en todos los países.

    Asia oriental había reducido la pobreza y
    mejorado los niveles y condiciones de vida a un ritmo sin
    precedente en la historia. De todas formas,
    investigaciones relativas a los distintos
    países permiten concluir que las crisis prolongadas
    provocan más pobreza, mayor
    desigualdad de los ingresos y, en
    ocasiones, un deterioro de los indicadores
    sociales, como la malnutrición infantil. Estas tendencias
    pueden tener efectos duraderos en el bienestar físico de
    las personas y en su capacidad de participar en la
    economía. Según las previsiones, en Indonesia, la
    República de Corea y Tailandia el desempleo se
    triplicará con creces entre 1996 y 1998. Los salarios reales
    están disminuyendo de forma dramática en Indonesia.
    El número de personas que cayeron en la pobreza en
    1998 podría llegar a 25 millones en Indonesia y Tailandia
    solamente, y podría ser mucho mayor si se agrava la
    desigualdad de los ingresos. Las
    medidas prioritarias para proteger a los pobres son, entre otras,
    la garantía del suministro alimentario mediante
    transferencias directas y subvenciones, la generación de
    ingreso para los pobres a través de transferencias de
    efectivo y obras públicas, la conservación del
    capital humano
    de los pobres con servicios
    básicos de atención de salud y educación y una mayor
    capacitación y ayuda en la búsqueda
    de empleo para
    los desempleados.

    Evitar las crisis Los países en desarrollo son
    vulnerables a las crisis financieras. No obstante, las estructuras
    institucionales y las políticas públicas internas
    necesarias para protegerlos de las crisis sólo cambian con
    lentitud. Debido en parte al hecho de que muchas de las
    pequeñas economías en desarrollo son ahora
    más vulnerables a los altibajos de euforia y pánico
    de los mercados de capitales internacionales, la frecuencia y
    costos de las
    crisis financieras han aumentado en los últimos
    años.

    Hasta el fuerte aumento de los flujos de capital privado
    registrado en los años noventa, las crisis surgían
    en los países en desarrollo sobre todo como consecuencia
    de una mala gestión
    macroeconómica, en particular, un déficit
    público y un endeudamiento externo excesivos. En cambio, las
    crisis observadas en Asia oriental desde 1997, en México en
    1994-95 y en Chile en 1982
    están fuertemente conectadas con el aumento de los flujos
    de capital dentro del sector privado y con los sistemas
    financieros internos e internacionales que actúan como
    intermediarios de esos flujos. Los países en desarrollo
    han estado
    expuestos a una oleada enorme de entradas de capital pero tienen
    poca experiencia en las salvaguardias institucionales y
    normativas necesarias para administrarlas sin peligro.

    Las instituciones
    necesitan tiempo para
    poder
    desarrollarse y los obstáculos políticos a la
    adopción
    de medidas inmediatas para evitar las crisis son con frecuencia
    muy difíciles de superar. Por el contrario, los
    países industriales están aplicando desde hace 100
    años reformas institucionales y de las políticas
    públicas con el fin de evitar crisis sistémicas. Al
    parecer, han reducido la incidencia y gravedad de las crisis
    –pero no las han eliminado (recuérdese, por ejemplo, la
    crisis del sistema de
    ahorro y
    crédito en los Estados Unidos en
    los años ochenta, o las crisis bancarias de los
    países nórdicos en los primeros años noventa
    y los problemas del
    sector financiero en el Japón). Deberá impulsarse
    en forma decidida el establecimiento de instituciones
    y salvaguardias en los países en desarrollo para hacer
    realidad los beneficios de la
    globalización y reducir los riesgos.

    El análisis de las causas de las crisis
    financieras y de las políticas adecuadas para evitarlas
    pone de manifiesto la interacción de los distintos
    factores que amplifican los riesgos y las
    vulnerabilidades: políticas macroeconómicas
    desacertadas, aumentos repentinos de los flujos de capital,
    fragilidad de los sistemas financieros internos y
    precipitación en la liberalización financiera o de
    la cuenta de capital (o ambas a la vez) y debilidad de la
    gestión
    empresarial.

    Las políticas macroeconómicas desacertadas
    hacen a un país vulnerable a las crisis financieras, y
    todo intento de protección debe partir de la adopción
    de políticas prudentes. De todas formas, cuando las
    entradas de capital adquieren un volumen
    considerable y los sistemas financieros son débiles, el
    margen de maniobra para adoptar políticas
    macroeconómicas adecuadas con el fin de controlar un
    endeudamiento privado y unos riesgos excesivos
    se ve limitado por la necesidad de buscar soluciones de
    compromiso, teniendo también en cuenta los problemas de
    distribución. Se necesita un enfoque
    multidimensional, lo que en muchos casos supone la adopción
    de tipos de cambio
    más flexibles, una mayor utilización de la política
    fiscal y el perfeccionamiento y endurecimiento de la
    reglamentación financiera interna (y, en caso necesario,
    restricciones a los flujos de capital) con el fin de reducir las
    entradas excesivas de capital, los aumentos repentinos del
    crédito interno y los riesgos de crisis
    financieras.

    La liberalización del sector financiero interno,
    que puede incrementar significativamente el riesgo de crisis
    (sobre todo en coincidencia con la apertura de las cuentas de
    capital), debe llevarse a cabo con precaución y de acuerdo
    con la capacidad de diseñar y aplicar medidas más
    estrictas de regulación y supervisión. Al mismo tiempo,
    deberán acelerarse los esfuerzos por las medidas de
    salvaguardia prudencial y las operaciones
    bancarias. Hay pruebas
    convincentes de que la probabilidad de
    crisis financiera es mayor después de una
    liberalización que no va acompañada de las
    correspondientes medidas de salvaguardia prudencial, incluso en
    los países industriales. La estructura
    normativa de un país en desarrollo debe estar de acuerdo
    con su situación. Es preciso reforzar los reglamentos que
    aumentan la seguridad y la
    estabilidad. La reforma bancaria y del mercado de
    capitales, orientada hacia una mejor gestión
    de riesgos, continúa siendo un ingrediente fundamental de
    toda estrategia
    encaminada a impedir las crisis financieras. Son también
    imprescindibles políticas públicas y reformas
    institucionales que combatan los créditos a personas
    vinculadas y mejoren la gestión
    de las empresas. La liberalización de la cuenta de capital
    deberá efectuarse concautela, en forma ordenada y gradual.
    Es poco realista esperarlos países en desarrollo cuenten
    con las políticas más acertadas y instituciones
    más sólidas y, de esa manera, se aleje el riesgo
    de. Al considerar los beneficios de la liberalización de
    la cuenta de y el aumento de los flujos de capital no se deben
    perder de vista la probabilidad de
    crisis ni sus costos. En el
    caso de la inversión extranjera directa y de las
    entradas de capital a largo plazo, el balance de los beneficios
    previstos con relación a los costos asociados
    a las crisis financieras es sin duda positivo, y los
    países en desarrollo deberán buscar la apertura.
    Pero, en lo que se refiere a la cartera de deuda más
    inestable y a los flujos de deuda interbancaria a corto plazo (y
    la correspondiente política de total
    convertibilidad de la cuenta de capital), hay mayores riesgos
    asociados de crisis financiera y mayor incertidumbre sobre los
    beneficios. Unas medidas más rigurosas de
    regulación cautelar de los bancos y, si el
    sistema normativo
    interno no es lo bastante sólido, la aplicación de
    restricciones a los flujos a corto plazo más inestables
    (mediante impuestos, por
    ejemplo) pueden contribuir a reducir el riesgo de crisis. En los
    países que vuelvan a introducir estas restricciones a las
    entradas de capital, estas medidas deberán aplicarse con
    precaución para evitar la pérdida de confianza; su
    aplicación a las salidas de capital –no considerada en
    estas páginas– podría plantear problemas
    más espinosos.

    Se necesitan cambios en la arquitectura del
    sistema
    financiero internacional, habida cuenta de la excesiva
    inestabilidad (euforias y pánicos), los fuertes efectos de
    contagio y el mayor riesgo moral en los
    mercados
    financieros internacionales. La necesidad más
    apremiante es establecer mecanismos más idóneos
    para facilitar la reestructuración de la deuda entre
    distintas partes del sector privado, incluida la moratoria de la
    deuda externa
    en determinadas condiciones, y recuperar los flujos de capital y
    una mayor liquidez internacional para los países en
    crisis. Aunque hay argumentos de peso que aconsejan la existencia
    de un prestamista de último recurso, ello plantea
    delicadas cuestiones sobre la debida distribución de la carga, las normas de
    intervención y la eliminación del riesgo moral.
    También se puede reducir la probabilidad de
    crisis introduciendo mejoras en la reglamentación aplicada
    por las autoridades de los países acreedores y en la
    gestión
    de riesgos de los créditos bancarios a los mercados
    emergentes. Es conveniente una información más oportuna y fiable,
    pero la total transparencia y una mejor información no bastarán por
    sí solas para evitar la crisis. En cualquier caso, una
    mejor utilización de los indicadores de
    advertencia puede ayudar a los gobiernos a adoptar medidas
    correctoras con la antelación suficiente para reducir el
    alcance y el costo de las
    crisis. Estas cuestiones son objeto de debate y
    consideración en diferentes foros.

    Conclusión

    Los acontecimientos registrados en estos 12
    últimos meses pueden ser el pórtico de un entorno
    nuevo, más realista y estimulante para los países
    en desarrollo. Las crisis financieras que han sacudido los
    mercados emergentes no deben llevar a los países en
    desarrollo a la conclusión de que deben renunciar a
    la
    globalización. Los beneficios de una mayor apertura
    del comercio son
    uno de los principales medios a
    través de los cuales los países pueden conseguir un
    crecimiento más rápido a largo plazo. De la misma
    manera, los beneficios de la apertura a la inversión extranjera directa son
    considerables –ofrecer acceso a tecnologías más
    valiosas, una mayor productividad y
    nuevos conocimientos técnicos. Los países en
    desarrollo pueden beneficiarse también de otros flujos de
    capital a largo plazo procedentes de los mercados
    financieros mundiales; para ello se requiere un mayor
    desarrollo de los mercados internos de bonos y
    capitales. Las principales enseñanzas de la crisis son que
    los países deben desarrollar y reforzar sus capacidades
    normativas e institucionales para lograr la seguridad y
    estabilidad de los sistemas financieros, especialmente en sus
    interconexiones con los mercados
    financieros internacionales, y que es preciso consolidar la
    arquitectura
    internacional para evitar las crisis y afrontarlas con mayor
    eficacia.

    El fortalecimiento institucional requerirá
    tiempo y un
    diseño
    esmerado en las cuestiones relacionadas con la regulación
    y supervisión financiera y con la apertura de
    la cuenta de capital (a los flujos de entrada). La distinta
    situación de cada país impondrá diferencias
    en el ritmo y orden de las reformas. La consolidación de
    la arquitectura
    internacional obliga también a abordar cuestiones
    difíciles. Los primeros años noventa se
    distinguieron por la excepcional euforia generada sobre los
    beneficios de la liberalización financiera, los flujos de
    capital privado y los mercados emergentes. Ahora, cuando se han
    hecho más patentes los riesgos y los costos, es
    posible que se pueda contar con una sólida base para
    obtener esos beneficios, pero con menos riesgo.

    Banco Mundial

    Nosotros estamos trabajando ahora en más de 100
    economías en vías de desarrollo, trayendo una
    mezcla de, la finanzas y
    ideas para mejorar viviendo normas y elimina
    las peores formas de pobreza. Para
    cada uno de nuestros clientes,
    nosotros trabajamos con agencias gubernamentales, organizaciones
    del nongovernmental, y el sector privado para formular ayuda
    estrategias.
    Estos planes estratégicos identifican áreas para la
    acción, especifique proyectos en
    el

    varios sectores sociales y económicos, y ponga la
    fase para nuestros funcionamientos de financiación,
    normalmente en colaboración íntima con otro
    agencias de ayuda de desarrollo.

    Disponible aquí está perfiles rurales, el
    specifics de iniciativas regionales y estrategias, y
    otro recursos para
    ayudarle a encontrar lo que usted necesita saber sobre la
    región.

    Venezuela es rica en recursos
    naturales, pero políticas económicas pobres
    encima del pasado dos décadas llevadas a la
    actuación sumamente pobre. Un estampido temporal demanda-llevado en crecimiento durante el 1973-74
    levantamiento en precios de
    aceite, fue seguido por negativo por crecimiento del
    cápital en cada uno año de 1979 a
    1985—despite la segunda ronda de precio de
    aceite aumenta más de 1979-80. Por 1985, después de
    las ganancias de suerte inesperada de los dos aumentos de
    precio de
    aceite (y con los precios calme
    alto), por el PNB del cápita 19 %estaba debajo del nivel
    de 1972. Las políticas expansionistas eran seguido de 1986
    a 1988 que llevaron a un levantamiento temporal en crecimiento,
    pero las políticas seguido era unsustainable. La
    inflación subió a pesar de los mandos del precio, las
    reservas externas eran vaciado, y las escaseces extendidas
    desarrollaron.

    Esta actuación del pobres fue causada por
    políticas que estaban pareciendo hacia el centro,
    favorablemente el estatico, y enfocó en la
    asignación muy discrecional de recursos por
    personal del
    gobierno. Como el
    la situación deterioró, el gobierno
    respondido más allá apretando mandos en precios, y
    intercambio extranjero y asignaciones del crédito. El
    resultado era eficacia baja y
    intercambio tase políticas que lo hicieron imposible para
    la economía de no-aceite ser competitivo. Como un
    consecuencia, las exportaciones de
    aceite continuaron considerando para más de 80% de
    exportaciones, y más que la mitad de réditos
    gubernamentales.

    Las políticas llevaron a cabo 1988 llevados a una
    estructura
    económica muy ineficaz con bajo o el crecimiento de
    productividad
    negativo, y una economía muy dependiente en aceite y
    vulnerable a el vagaries de precios de aceite
    internacionales.

    Las cuentas del
    sector público también eran muy dependientes en
    aceite y unos otro exportaciones artículo-basado (aluminio, mena
    férrica, acero). Las
    cuentas eran,
    así, muy sensible a sustos externos y las consecuencias de
    políticas gobernar doméstico el tipo de cambio
    real y los precios de combustible realmente
    domésticos.

    El gobierno que
    tardó oficina
    rápidamente en 1989 de febrero instituyó una
    reforma de largo alcance programando para intentar alterar este
    curso de política
    económica. Este gobierno
    empezó con un situación muy desesperada, con casi
    ninguna reserva externa y las escaseces extendidas de
    artículos de comida básicos. En esta atmósfera muy tensa,
    el doblando de precios de gasolina de menudeo (de aproximadamente
    $0.12 equivalente por el galón, a aproximadamente $0.24)
    llevó a chóferes del autobús para doblar su
    fares—even aunque el aumento en precios de combustible
    sólo agregados aproximadamente 10 %a su los
    costs—which activaron armando escándalo extendido en
    que más de 300 se murió.

    El gobierno escogió empujar delante con las
    reformas, aunque tímidamente y despacio en el caso de
    precios de combustible. El programa
    consistió esencialmente en desmantelar administrativo
    aparato para la asignación discrecional de los recursos del
    economy—which dañada el benefiting de intereses
    vestido de este system—and que mueve a confianza en
    mercados.

    Las reformas principales incluyeron moviendo de un
    tipo de cambio
    arreglado por gobierno decree—with personal
    gubernamental que entonces decide cómo el intercambio
    extranjero debe ser asignado entre "el priorities"—to un
    sistema del
    tipo de cambio
    mercado-determinado, y de proporciones de interés
    arregladas por decreto del gobierno (de nuevo con reglas muy
    discrecionales determinando quién recibió
    crédito a estas proporciones muy bajas) a un sistema
    mercado-basado.

    El gobierno también movió de los aranceles
    altos y inconstantes en importaciones,
    para mugir y más aranceles
    uniformes, inversión del deregulated y otras áreas,
    y abrió sectores con público empresas a la
    competición. Los subsidios de comida generalizados fueron
    reemplazados por programas
    targeted al pobres, y se privatizaron varios empresas
    públicas, el más notable siendo la
    compañía de las telecomunicaciones. El gobierno también
    redujo el déficit fiscal de 9.4
    %de PIB en 1988, a
    1.4 %de PIB en 1989, y
    movió a los sobrantes de 1.1 %y 0.7 %de PIB en 1990 y
    1991.

    Las reformas fueron apoyadas por una
    restructuración importante de Venezuela es
    externo

    deuda comercial. Esencialmente todos esta deuda ($19.7
    mil millones) fue cubierto por una deuda y el deuda servicio
    reducción acuerdo concluyó en 1991.

    Los resultados de este programa eran muy
    positivos. Después del susto de los ajustes mayores
    requerido en 1989 PIB causado para caerse 8.6 por ciento, PIB
    subió en promedio a través de 7.4% un año
    más de 1990-92. La inversión tumbó 53 %en
    1989, y un 8 %extenso en 1990, pero entonces la rosa 81 %en 1991
    y un 37 %extenso en 1992. Exportaciones privadas (en corriente
    términos del dólar) era casi tres veces más
    alto más de 1989-92 que en 1988. Ellos saltaron
    grandemente en 1989, debido al retroceso que año y los
    incentivos de
    la exportación especiales, pero
    permanecía una vez a este nivel alto la economía
    recuperada y los incentivos
    especiales eran quitado.

    Dos esfuerzos del golpe militares estaban montados
    contra el gobierno en 1992, el primero en Febrero y el segundo en
    noviembre. Mientras ellos no tuvieron éxito derrocando el
    gobierno, ellos llevaron a eficazmente helar las reformas.
    Había, por ejemplo, no más allá los ajustes
    en combustible o los precios de electricidades aunque
    éstos todavía eran sumamente bajos.

    No se cambiaron precios de gasolina en absoluto entre el
    1992 de enero y el 1995 de septiembre, cuando los precios de
    combustible de premio eran increased—and precios de
    combustible regulares bajados por un muy pequeño sume,
    aunque la inflación encima de este periodo era 333 por
    ciento. Pero más ampliamente, el los mandos previamente
    cuidadosos para guardar el déficit fiscal bajo se
    soltaron en el difícil situación política que sigue
    los golpes, con el crecimiento deficitario fiscal a 6.3
    %de PIB, en 1992. Se detuvieron el programa de la
    privatización y otras tales medidas.

    El presidente fue obligado a resignar en 1993 de mayo.
    El presidente del Senado asumió el

    presidencia durante un mes, y entonces, a través
    de un acuerdo general entre el principal político fiestas,
    un senador fue escogido terminar el resto del término
    presidencial. Elecciones se sostuvo, en el ciclo regular, en 1993
    de diciembre, y un presidente anterior fue elegido.

    Durante este periodo de estancamiento político,
    había progreso limitado en algunas áreas. Para
    ejemplo, el congreso le concedió poder especial
    al presidente interino para promulgar por decreto medidas para
    llevar a cabo un valor agregado
    impuesto y
    para instituir una nueva ley banca. Sin
    embargo, en general las autoridades eran involuntarias promulgar
    lo que ellos percibieron como impopular medidas, particularmente
    en el año de la elección de 1993. Como una
    consecuencia, el económico la situación
    deterioró. El déficit fiscal estaba un poco
    reducido a 3.0% de PIB pero permanecido demasiado alto y la
    inflación subió (de 32% en 1992 a 46% en 1993). PIB
    el crecimiento se cayó de 6.1 %en 1992, a un negativo 0.4%
    en 1993, con no-aceite PIB cayéndose a través de
    1.5 por ciento.

    Recientes Desarrollos
    Económicos

    La situación económica deteriorando trajo
    a la superficie los problemas de débil y deteriorando
    bancos. En
    1994 de enero, menos de un mes ante el nuevo presidente
    inauguración, el segundo banco más
    grande en Venezuela, el
    latino de Banco,
    falló y se tomó encima de por el gobierno.
    Había fracasos del banco extensos a
    través de la primavera y continuando a través del
    año y en 1995. Estas intervenciones muy costoso al
    gobierno: el costos reservados en 1994 alone—there no son
    todavía costes extensos el realized—amounted a 13%
    del PIB. Estos costos altos, más preocupaciones encima de
    la dirección del gobierno, políticas,
    llevó al vuelo importante y presiona en el tipo de
    cambio. Aproximadamente $3 mil millones de extranjero las
    reservas estaban perdidas en el primero la mitad de 1994. En mayo
    los respetaron e independiente presidente del banco central
    resignó.

    En contestación a esta situación
    rápidamente deteriorando, el gobierno escogió
    imponer manta mandos del intercambio extranjeros, con el tipo de cambio
    arreglado a las BsS170 al dólar. Precio los
    mandos también se pusieron adelante aproximadamente 100
    artículos. El tipo de cambio no era
    inicialmente lejos de eso que la proporción del mercado. Sin
    embargo, la proporción quedaba entonces a este nivel hasta
    el 1995 de diciembre, aunque la inflación encima de este
    periodo era 107 por ciento. La apreciación creciente del
    el tipo de cambio creó distorsiones en el mercado de
    género de tradeable y más allá minó
    las cuentas fiscales.
    Además, los mandos en las salidas importantes y una falta
    de alternativa las oportunidades de la inversión
    domésticas atractivas llevaron a una caída afilada
    en proporciones de interés,
    de encima de 50% en los depósitos del banco en junio, al
    26% justo en septiembre. La inflación subió a 71%
    para 1994 en conjunto.

    Grandemente debido a los problemas del sistema banca, el
    déficit fiscal explotó a 14 % de PIB en 1994. Las
    distorsiones crecieron, sobre todo en el segundo la mitad del
    año, del los mandos del intercambio, el tipo de cambio
    real apreciando, que algún precio
    controla, y favorablemente proporciones de interés reales
    negativas. El resultado era crecimiento negativo. No-aceite PIB
    tumbó 4.5 %en 1994, y PIB total tumbó 2.8 por
    ciento. La producción de aceite era principalmente inmune
    a éstos dificultades domésticas, y rosa como
    consecuencia de un programa de la
    inversión caminar-despierto empezado en principios de
    años noventa. Así el aceite PIB subido por 4.6 por
    ciento, igual que 1993, con el engrase sector que considera para
    aproximadamente quinto de PIB.

    Los problemas continuaron en 1995. Había costes
    extensos que fluyen de la crisis banca

    (4 %de PIB comprendió en 1995), y el
    déficit fiscal creció a 9 %de PIB. La política
    monetaria era errática, con proporciones de
    interés en la subasta del banco central de 91-días,
    empapele tan bajo como 10 %en marzo temprano, subiendo a 53 %en
    diciembre tarde. Con el tipo de cambio fijo persistió en
    las 170 hasta diciembre, más los mandos del precio, la
    inflación moderado un poco a 56.6 %durante el año,
    pero fue reconocido ampliamente esto pudo no se mantenido. Los
    precios subieron 8.1 %en 1995 de enero, y 8 %en febrero,
    implicando una proporción del annualized de 153 por
    ciento.

    Los precios de gasolina permanecían helados hasta
    el 1994 de septiembre a los niveles que ellos habían sido
    subsecuentemente 1992 de enero. Por ese tiempo, los precios
    estaban el equivalente de sólo sobre $0.08 por el
    galón, basado en el tipo de cambio paralelo. El gobierno
    subió los precios de premio entonces combustibles a
    través de 140 por ciento, a sobre $0.20 por el
    galón equivalente, mientras bajando los precios de
    combustible regular por una cantidad muy pequeña como un
    gesto de la ficha. Los precios permanecían helados hasta
    1996 de abril, y al marzo 1996 tipo de cambio del mercado paralelo,
    la gasolina regular era sobre $0.04 por el galón.
    Comparado al costo de la
    oportunidad a los venezolanos de estas ventas, esto
    representó un subsidio grande.

    El precio de gasolina bajo también es un subsidio
    sumamente regresivo, cuando las personas más ricas
    consumen más gasolina que las personas pobres y beneficio
    desproporcionadamente. Basado en datos adelante
    los modelos del
    consumo de
    combustibles por personas en categorías del ingreso
    diferentes, para cada bolívar de este subsidio por la
    persona en el
    tercio más bajo de la población, 14.9 bolivares de subsidio era
    con tal de que por la persona a la cima
    quinto de la población.

    El tipo de cambio se persistió en las 170 al
    dólar hasta el 1995 de diciembre, cuando fue levantado a
    Bs290. En junio, el gobierno autorizó la creación
    de un mercado paralelo para extranjero intercambie, a
    través de comerciar localmente (para el pago en dinero local)
    en ataduras de Brady. Esto ayudado releve presión en la
    economía permitiendo un camino alternativo los
    importadores a compra el intercambio extranjero y los
    dólares proporcionando a través de un mecanismo del
    mercado para la capital transacciones. Esta proporción
    estaba alrededor de 230 a 240 por el verano, pero entonces la
    rosa a más de 350 en Noviembre. En temprano el 1996 de
    marzo el bolívar comerció a las 490, o 69 %sobre el
    oficial proporción de 290.

    A través del primero la mitad de 1995 amplio
    intercambio extranjero fue proporcionado por el gobierno para
    importaciones a
    la 170 proporción, reduciendo reservas $2.5 mil millones
    de enero a octubre temprano. El resultado era una
    explosión en importaciones que
    crecieron a través de 44 %en términos del
    dólar en 1995 a pesar de la economía deprimida. Las
    cuentas externas
    fueron ayudadas, sin embargo, por precios de aceite favorables
    (11 %más alto en 1995) y los volúmenes de exportación aceite mayores (5 %más
    alto). La cuenta actual permanecía por consiguiente en
    sobrante a las $1,572 millón, aunque a un nivel más
    bajo que el $2,450 millones de sobrante de 1994.

    En este ambiente, el
    sector de producción de aceite pudo no obstante crecer,
    cuando es relativamente inmune de los factores domésticos.
    Su crecimiento se ató más a la inversión
    anterior en el sector en el que se caminó a principios de
    años noventa. Así aceite que PIB subido por 6.0 %en
    1995, basó en las estimaciones oficiales iniciales. Este
    crecimiento fuerte en aceite ayudado cierto sectors—such
    unido como también taladrar producers—and de la
    cañería aliviado el constreñimiento de
    importación (rosa de importaciones a
    través de 44 por ciento). La estimación inicial es
    eso en 1995 no-aceite que PIB creció a través de
    1.0 el %y total que PIB creció a través de 2.2 por
    ciento; se espera que esto deteriore en 1996.

    La economía de Venezuela
    empeoró durante los primeros meses de 1996. La actividad
    de no-aceite era las políticas estancado y financieras
    permanecían flojas. Presiones en el tipo de cambio
    paralelo y los precios continuaron intensificando, mientras las
    proporciones de interés reales permanecían muy el
    negativo. Por medio-abril, el tipo de cambio paralelo
    comerció a las Bs465 al dólar, o 60 %sobre el
    proporción oficial de 290. Durante los primeros cinco
    meses de 1996, la inflación mensual promedió 8 por
    ciento. Confianza en el sistema del financial/monetary rechazado
    y la demanda para
    ancho dinero (M2) el
    cayéndose continuado en términos reales.

    En luz de este
    unsustainable la situación económica, el gobierno
    empezó a un comandante programa de la
    estabilización en consultación con el FMI en
    medio-abril. Las autoridades significativamente el combustible
    doméstico aumentado precia, el interés liberalizado
    tasa, se unificó el tipo de cambio sistema bajo un
    flotador temporal, mandos abolidos en la corriente y las
    transacciones importantes, el precio eliminado controla (salvo
    las medicinas), y empezó fortaleciendo el social las
    seguridades tejen una malla. En julio el FMI aprobó
    un 12-month acuerdo de reserva que aclara la manera para unos
    $1.4 mil millones más $2 a $3 mil millones de las
    instituciones multilaterales.

    Se espera que PIB real rechace a través de 1 %en
    1996, y es probable que la inflación alcance 95 %por el
    extremo de año. El programa económico busca
    invertir esta situación, y reduce la publicación
    mensual de inflación a 1.5 a 2 %en el segundo la mitad de
    1996, y 1 publicación mensual del %en el primero la mitad
    de 1997. Se espera que PIB real crezca a través de 4 %en
    1997, y el sobrante de cuenta actual externo para nivelar a la
    mitad la 1996 estimación de 4.3 %de PIB. Central al
    esfuerzo de ajuste la reducción del déficit fiscal
    es a menos de 1.5 %de PIB en 1996, y equilibra en 1997. Bajar
    expectativas inflacionarias llevan más allá, el el
    banco central estableció en julio que 1996 tipo de cambio
    ata alrededor de una proporción central que quiere se
    ajustado en línea con blancos de inflación
    pre-anunciados.

    Perspectivas del medio-término

    Con su base del recurso natural grande, no sólo
    de aceite y gasea, pero también de mena férrica,
    oro, bauxita, poder
    eléctrico hidro-basado barato, tierra
    agrícola, y otros recursos
    básicos, Las perspectivas de Venezuela
    deben ser sólidas. A pesar de sus dificultades en a corto
    plazo dirección macroeconómica, el
    gobierno durante el último año hecho significante,
    adelantos en varias medidas que adelantarán sus
    perspectivas del medio-término. Particularmente notable
    era la decisión para permitir la participación de
    compañías de aceite extranjeras en el desarrollo de
    medio prometedor y el fields—not de aceite ligero los
    campos absolutamente marginales, como tenía se permitido
    antes. Esto culminó en una subasta muy exitosa en 1996 de
    enero de aceite el desarrollo corrige en diez campos.

    Deuda externa

    La carga de la deuda externa de
    Venezuela no
    es excepcionalmente alta. En 1994 su servicio de la
    deuda a la proporción de las exportaciones era 19 por
    ciento, y su deuda a la proporción de las exportaciones
    era 210 por ciento. En contraste, en conjunto para América
    Latina el servicio de la
    deuda a la proporción de las exportaciones era más
    de 50 %más alto a un estimó 29 por ciento, y la
    deuda a la proporción de las exportaciones era 250 por
    ciento. Éstos más los niveles modestos para
    Venezuela son en parte una reflexión de lo bajo el que se
    había planeado el la deuda y deuda servicio
    reducción acuerdo que Venezuela firmó con su
    anuncio acreedores del banco en 1991. Un total de $19.7 mil
    millones de deuda del banco comercial fue reestructurado bajo
    este acuerdo. No obstante, como consecuencia de sus dificultades
    fiscales interiores el el sector público ha estado
    ejecutando un nivel sustancial de atrasos externos de los que
    variaron`sobre $750 a $950 millón encima del curso de
    1995.

     

     

    Autor:

    Daniel Guillén

    dguillen[arroba]caracas.c-com.net

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