Resúmen
Debido a los acontecimientos registrados en los 12
últimos meses, comenzando por la crisis de
Asia oriental
–mucho más profunda de lo previsto–, las perspectivas de
los países en desarrollo y
la economía
mundial en los tres próximos años son ahora mucho
más difíciles e inciertas. Las malas noticias se
han sucedido con sorprendente celeridad y continuidad: el
Japón se ha hundido en la recesión, Rusia ha
encontrado graves dificultades financieras, los flujos de
capital hacia
los mercados
emergentes han caído de forma brusca y, en medio de un
ambiente de
creciente aversión del riesgo en los
mercados
financieros mundiales, se ha producido una contracción
del crédito
capaz de sofocar el crecimiento. Además, muchas partes del
mundo han acusado los negativos efectos de El Niño y otras
catástrofes naturales.
En consecuencia, una fuerte desaceleración
mundial de la producción, el comercio y los
flujos de capitales –ya iniciada– está ensombreciendo
las perspectivas a corto plazo. La demanda
interna, con un crecimiento actual superior a la tasa tendencial,
se está desacelerando en países que representan el
60% de la producción mundial, en particular en los
Estados Unidos
y Europa; se
está contrayendo fuertemente en países que realizan
un cuarto de la producción mundial, a saber, Asia oriental, el
Japón, Rusia y el Medio Oriente, y se está
contrayendo en otros, sobre todo en América
Latina.
Es probable que algunas políticas
prometidas o ya aplicadas recientemente contribuyan de forma
notable a llevar de nuevo a la economía por un rumbo
más seguro. Los
Estados Unidos
y otros países industriales están suavizando sus
políticas monetarias. El organismo
legislativo del Japón ha aprobado un plan de
revitalización financiera y otras medidas de
estímulo fiscal. El
Congreso estadounidense ha asignado fondos para las instituciones
financieras internacionales, lo que puede marcar la pauta para
otros países. El gobierno
brasileño ha adoptado un programa para
reducir su déficit fiscal, que ha
recibido firme apoyo financiero de instituciones
multilaterales y gobiernos. Los dirigentes del Grupo de los
Siete han propuesto un conjunto de medidas para reforzar la
economía
mundial. El Japón y otros países han prometido
más apoyo financiero para los países afectados por
la crisis de
Asia oriental.
Estas y otras medidas deberán impulsar la
recuperación económica mundial a mediano plazo y
ayudar a impedir una recesión mundial. Pero las políticas
tardan en dar resultado y las perspectivas a corto plazo
continúan siendo precarias.
Las crisis
financieras en que se han visto sumidos los países en
desarrollo y
la economía
mundial durante los 12 últimos meses han puesto de
manifiesto varias deficiencias que, por separado y en conjunto,
han contribuido a la crisis.
Destacan entre ellas la fragilidad de los sistemas
financieros nacionales, las lagunas de las políticas
macroeconómicas, las imperfecciones de los mercados de
capitales internacionales y la incapacidad de la arquitectura
financiera internacional para prevenir y resolver las crisis.
Perspectivas
La desaceleración del crecimiento
económico mundial en 1998-2000 se hará
especialmente visible en los países en desarrollo, en
particular en los que se encuentran próximos a mercados de
exportación en retroceso y en aquellos
cuyos ingresos de
exportación proceden sobre todo de la
venta de productos
primarios y cuyos déficit en cuenta corriente se
deberán financiar con flujos de capital
privado.
Según las previsiones, el crecimiento de la
producción mundial se reducirá casi
a la mitad, pasando del 3,2% en 1997 al 1,8% en 1998, y se
reactivará sólo de forma moderada en 1999, en que
alcanzará el 1,9%. Como elementos positivos cabe
señalar el crecimiento menos dinámico pero
todavía firme de Europa
continental y una desaceleración de la economía
estadounidense con espacio suficiente para preparar un aterrizaje
suave. Los países de Asia oriental
castigados por la crisis y el Japón, más vacilantes
pero animados por los acontecimientos recientes, pasarán,
según las previsiones, de la fuerte recesión de
1998 a la estabilización en 1999, lo que significa que
dejarán de representar un freno para el crecimiento de la
producción mundial. Aun en el supuesto
básico, se prevé que el crecimiento de los
países en desarrollo se
reducirá a menos de la mitad, pasando del 4,8% en 1997 al
2% en 1998 –la segunda desaceleración más grave de
los últimos 30 años—y comenzará una
modesta recuperación en 1999. En cifras per cápita,
se prevé que el crecimiento de los países en
desarrollo
descenderá al 0,4% en 1998, por debajo del 1,4% de los
países industriales. Brasil,
Indonesia, Rusia y otros 33 países en desarrollo –que
suman el 42% del PIB total del
mundo en desarrollo y más de un cuarto de su población— registrarán
probablemente este año un crecimiento per cápita
negativo, mientras que en 1997 sólo se encontraron en esa
situación 21 países (que representaban el 10% del
PIB de los
países en desarrollo y el 7% de su población).
A pesar de las sombrías perspectivas actuales, la
economía mundial podría crecer a largo plazo
(2001-07) algo más del 3% anual si se adoptan
rápidamente políticas
para impedir una depresión
mundial más profunda y los países en desarrollo
refuerzan los sectores financieros e intensifican las reformas.
La crisis de los mercados
emergentes afectará a los flujos de capital y lo
hará no sólo a corto plazo, pero el crecimiento a
largo plazo de los países en desarrollo (excluidas las
conomías en transición) podría llegar a ser
de más del 5%, aproximadamente igual que en
1991-97.
El optimismo de estas perspectivas a largo plazo
está basado en la expectativa de revitalización
económica de los países industriales. Según
las previsiones, el crecimiento de los países de la OCDE
se intensificará a medida que el Japón consiga
resolver sus problemas
bancarios, la Unión Monetaria Europea (UME) ayude a
consolidar la integración europea y a alcanzar una mayor
eficiencia y
crecimiento, y los Estados Unidos
logren aumentar su productividad. Es
importante evitar una recesión a corto plazo con el fin de
mantener el consenso en favor de las políticas en que se
basa la
globalización, y los recientes acontecimientos en el
marco de las políticas deben confirmar ese resultado.
Según las previsiones, el comercio
mundial registrará un crecimiento más sólido
a largo plazo, impulsado por el aumento de la producción
mundial y la reducción de los obstáculos al
comercio, el
transporte y
las comunicaciones.
Los países en desarrollo se están
beneficiando también de los resultados obtenidos tras casi
dos decenios de reforma. Pero el futuro resulta más
problemático: los flujos de capital
privado tardarán más tiempo en volver
y serán más modestos, lo que contribuirá a
reducir las proyecciones de a largo plazo (y requerirá
mayor ahorro interno
para el crecimiento). Habida cuenta de la profundidad de la
crisis, no probable que las economías de Asia oriental
recuperen las tasas de crecimiento extraordinariamente
rápidas de los primeros años noventa, pero
podrán conseguir un crecimiento moderado (basado en el
aumento de la productividad
más que en un alto nivel de inversiones).
Se han revisiones menores a la baja (de 0,3-0,5 puntos) en los
casos de Rusia, Asia oriental y otros lugares, como de las
deficiencias institucionales y de otro tipo puestas de
recientemente.
Hay todavía un riesgo bastante
elevado de que la economía, en vez de experimentar el
lento crecimiento descrito en las de referencia, se hunda en la
recesión en 1999. Este riesgo se debe a
un conjunto de imprevistos que se relacionan y mutuamente: el
agravamiento de la recesión en el Japón; la
pérdida de confianza en los mercados de
capitales internacionales, que daría lugar a un amplio
fenómeno de cierre general de los flujos de capital
privado a los países en desarrollo (especialmente de
América
Latina), y una corrección del 20%-30% mercado de
valores que reduzca el crecimiento en los Estados y Europa.
El Japón está aplicando políticas
fiscales y monetarias y ha anunciado un conjunto de iniciativas
más firmes de reestructuración financiera, pero su
aplicación podría presentar dificultades, que
originarían a su vez una de la demanda
interna y una pérdida de confianza de los consumidores y
las empresas, al
mismo tiempo que las
exportaciones
disminuir debido a los problemas
registrados en todo el resto de oriental. El efecto riqueza y,
sobre todo, la pérdida de confianza de consumidores y las
empresas por
el hundimiento de los precios de las
acciones (y
también, en parte, por la actual restricción del
crédito) obstaculizarían gravemente
el crecimiento en los Estados Unidos y
Europa. Por su
parte, América
Latina se sumiría en una fuerte recesión si los
flujos de capital se interrumpieran durante un largo
período. Aunque las autoridades monetarias de los
países industriales adopten importantes medidas de
liberalización, en este marco hipotético el
crecimiento de la producción mundial desciende a cero en
1999. Los resultados son graves para los países en
desarrollo, en donde los efectos de la falta de acceso a los
flujos de capital privados se ven agravados por el hecho de que
la disminución del crecimiento de las exportaciones y
de los precios de los
productos
primarios es todavía mayor que en el panorama de
referencia, lo que reduciría otro 2% el crecimiento
agregado, que en 1999 sería de sólo el
0,7%.
Afrontar las crisis
La interacción entre las deficiencias
institucionales en la liberalización del sistema
financiero interno, por un lado, y, por el otro, las
imperfecciones de los mercados de capital internacionales y la
utilización de políticas macroeconómicas
contradictorias ha generado graves vulnerabilidades que han
constituido la base de la crisis de Asia oriental. La
vulnerabilidad inmediata crítica de los países que
han sufrido esta crisis se debió a una excesiva
acumulación de deuda en divisas a corto plazo en los
balances de los agentes privados.
El aumento de las entradas de capital y la debilidad de
la reglamentación financiera contribuyeron al repentino
aumento del financiamiento
interno en Asia oriental, en muchos casos con destino a sectores
de alto riesgo, como el
inmobiliario, lo que dio lugar a una gran fragilidad de
los
sectores financieros internos. El excesivo
apalancamiento de las empresas y el
deterioro de la rentabilidad
hizo a éstas muy vulnerables a las conmociones registradas
en flujo de fondos y en el patrimonio
neto.
En Tailandia, el debilitamiento del sector financiero,
la desaceleración de las exportaciones y
el notable aumento del crédito
del Banco Central a
bancos en
quiebra
contribuyeron a desencadenar un movimiento
especulativo contra el baht. La crisis se difundió a otros
países de la región debido a la existencia de
vulnerabilidades comunes: elevada deuda a corto plazo,
debilidades del sector financiero, influencias a través de
los vínculos del comercio
internacional y el contagio de una actitud de
desconfianza hacia el mercado de
capitales. La actividad real de la región
inició un fuerte descenso impulsado por los
fuertes
trastornos de la inversión privada –debido a la mayor
incertidumbre, a la retirada del financiamiento
externo y a los efectos de la subida de las tasas de interés y
de las devaluaciones monetarias en la liquidez y los balances de
los bancos y empresas.
Debido a la considerable caída de la inversión y el consumo
privados, la política
fiscal inicial, en contra de lo previsto, optó por la
austeridad –austeridad que habría sido muy rigurosa si la
política
se hubiera aplicado en su integridad. Al hacerse patente la
gravedad de las recesiones, las políticas fiscales se
suavizaron deforma significativa. Algunas de las respuestas
iniciales trataron
también de elevar las tasas de interés
con el fin de estabilizar los tipos de cambio, pero
no consiguieron corregir inmediatamente la subvaloración
cambiaria y agravaron los efectos negativos sobre las
economías reales.
Los tipos de cambio se han
ido recuperando de sus fuertes caídas, debido al brusco
viraje registrado en las balanzas por cuenta
corriente–consecuencia, a su vez, de la gravedad de las
contracciones en la producción interna. Las tasas de
interés
han disminuido también recientemente hasta situarse en
niveles próximos o inferiores a las de antes de la crisis.
En cualquier caso, ha permanecido el malestar de los sectores
financieros y empresariales (y la consiguiente contracción
del crédito), lo que ha obstaculizado la
recuperación. Ya a mediados de 1998, una parte
considerable del sector financiero y empresarial de los
países más afectados era insolvente o estaba
atravesando enormes dificultades financieras. La fuerte respuesta
de las exportaciones a
la devaluación cambiaria, que había respaldado la
rápida recuperación después de la crisis
mexicana de 1994-95, se vio obstaculizada por la
contracción de la economía en toda la
región, incluido el Japón, así como por las
dificultades crediticias de las empresas.
El cometido principal de la política
fiscal y monetaria es actualmente apoyar la demanda agregada,
ampliar el sistema de
protección social y aportar recursos para
recapitalizar los sistemas
financieros sin aumentar la inflación. En ese sentido, es
imprescindible el continuado apoyo financiero de la comunidad
Internacional.
La experiencia de los distintos países parece
indicar que una reestructuración bancaria de la debida
magnitud en varios de los países afectados por la crisis
(con costos que
ascenderían al 20%-30% del PIB)
necesitará la intervención estatal en el marco de
un plan global sobre
el sector financiero, con inclusión de una cuantiosa
aportación de fondos públicos. Para no incentivar
actitudes
excesivamente arriesgadas (riesgo moral), una
parte considerable de las pérdidas de la
reestructuración deberá asignarse a aquellos que
más se hayan beneficiado de los riesgos
anteriores, como los accionistas y administradores de los
bancos. Este
objetivo a
largo plazo debe compaginarse con la prioridad inmediata de no
agravar la contracción del crédito.
Para reestructurar el sistema bancario
habrá que reestructurar también las deudas de
empresas locales. Se requerirá una ordenada
renegociación de la deuda —procedimientos
menos formales para reunir a los acreedores y deudores
interesados en una negociación voluntaria– tanto interna como
externa. Los gobiernos de la OCDE, en particular, pueden apoyar
medidas oportunas de renegociación entre deudores y
acreedores privados externos –por ejemplo, no ofreciendo a los
acreedores la posibilidad de medidas de rescate más
favorables en el futuro. La ampliación de los flujos de
inversión extranjera directa y en capital
social puede contribuir también notablemente a una
acertada reestructuración financiera y
empresarial.
La crisis ha tenido un enorme costo social
–especialmente para los pobres– y, en algunos países, ha
intensificado los conflictos
sociales. La política social debe
formar parte integrante de la selección de las medidas
contra la crisis económica. Los sistemas de
protección social, si bien no pueden sustituir a unas
políticas macroeconómicas acertadas en favor del
crecimiento, pueden ayudar a mitigar los efectos sociales de las
crisis económicas. Otra enseñanza de la presente
crisis es la importancia de establecer de antemano sistemas de
protección social en todos los países.
Asia oriental había reducido la pobreza y
mejorado los niveles y condiciones de vida a un ritmo sin
precedente en la historia. De todas formas,
investigaciones relativas a los distintos
países permiten concluir que las crisis prolongadas
provocan más pobreza, mayor
desigualdad de los ingresos y, en
ocasiones, un deterioro de los indicadores
sociales, como la malnutrición infantil. Estas tendencias
pueden tener efectos duraderos en el bienestar físico de
las personas y en su capacidad de participar en la
economía. Según las previsiones, en Indonesia, la
República de Corea y Tailandia el desempleo se
triplicará con creces entre 1996 y 1998. Los salarios reales
están disminuyendo de forma dramática en Indonesia.
El número de personas que cayeron en la pobreza en
1998 podría llegar a 25 millones en Indonesia y Tailandia
solamente, y podría ser mucho mayor si se agrava la
desigualdad de los ingresos. Las
medidas prioritarias para proteger a los pobres son, entre otras,
la garantía del suministro alimentario mediante
transferencias directas y subvenciones, la generación de
ingreso para los pobres a través de transferencias de
efectivo y obras públicas, la conservación del
capital humano
de los pobres con servicios
básicos de atención de salud y educación y una mayor
capacitación y ayuda en la búsqueda
de empleo para
los desempleados.
Evitar las crisis Los países en desarrollo son
vulnerables a las crisis financieras. No obstante, las estructuras
institucionales y las políticas públicas internas
necesarias para protegerlos de las crisis sólo cambian con
lentitud. Debido en parte al hecho de que muchas de las
pequeñas economías en desarrollo son ahora
más vulnerables a los altibajos de euforia y pánico
de los mercados de capitales internacionales, la frecuencia y
costos de las
crisis financieras han aumentado en los últimos
años.
Hasta el fuerte aumento de los flujos de capital privado
registrado en los años noventa, las crisis surgían
en los países en desarrollo sobre todo como consecuencia
de una mala gestión
macroeconómica, en particular, un déficit
público y un endeudamiento externo excesivos. En cambio, las
crisis observadas en Asia oriental desde 1997, en México en
1994-95 y en Chile en 1982
están fuertemente conectadas con el aumento de los flujos
de capital dentro del sector privado y con los sistemas
financieros internos e internacionales que actúan como
intermediarios de esos flujos. Los países en desarrollo
han estado
expuestos a una oleada enorme de entradas de capital pero tienen
poca experiencia en las salvaguardias institucionales y
normativas necesarias para administrarlas sin peligro.
Las instituciones
necesitan tiempo para
poder
desarrollarse y los obstáculos políticos a la
adopción
de medidas inmediatas para evitar las crisis son con frecuencia
muy difíciles de superar. Por el contrario, los
países industriales están aplicando desde hace 100
años reformas institucionales y de las políticas
públicas con el fin de evitar crisis sistémicas. Al
parecer, han reducido la incidencia y gravedad de las crisis
–pero no las han eliminado (recuérdese, por ejemplo, la
crisis del sistema de
ahorro y
crédito en los Estados Unidos en
los años ochenta, o las crisis bancarias de los
países nórdicos en los primeros años noventa
y los problemas del
sector financiero en el Japón). Deberá impulsarse
en forma decidida el establecimiento de instituciones
y salvaguardias en los países en desarrollo para hacer
realidad los beneficios de la
globalización y reducir los riesgos.
El análisis de las causas de las crisis
financieras y de las políticas adecuadas para evitarlas
pone de manifiesto la interacción de los distintos
factores que amplifican los riesgos y las
vulnerabilidades: políticas macroeconómicas
desacertadas, aumentos repentinos de los flujos de capital,
fragilidad de los sistemas financieros internos y
precipitación en la liberalización financiera o de
la cuenta de capital (o ambas a la vez) y debilidad de la
gestión
empresarial.
Las políticas macroeconómicas desacertadas
hacen a un país vulnerable a las crisis financieras, y
todo intento de protección debe partir de la adopción
de políticas prudentes. De todas formas, cuando las
entradas de capital adquieren un volumen
considerable y los sistemas financieros son débiles, el
margen de maniobra para adoptar políticas
macroeconómicas adecuadas con el fin de controlar un
endeudamiento privado y unos riesgos excesivos
se ve limitado por la necesidad de buscar soluciones de
compromiso, teniendo también en cuenta los problemas de
distribución. Se necesita un enfoque
multidimensional, lo que en muchos casos supone la adopción
de tipos de cambio
más flexibles, una mayor utilización de la política
fiscal y el perfeccionamiento y endurecimiento de la
reglamentación financiera interna (y, en caso necesario,
restricciones a los flujos de capital) con el fin de reducir las
entradas excesivas de capital, los aumentos repentinos del
crédito interno y los riesgos de crisis
financieras.
La liberalización del sector financiero interno,
que puede incrementar significativamente el riesgo de crisis
(sobre todo en coincidencia con la apertura de las cuentas de
capital), debe llevarse a cabo con precaución y de acuerdo
con la capacidad de diseñar y aplicar medidas más
estrictas de regulación y supervisión. Al mismo tiempo,
deberán acelerarse los esfuerzos por las medidas de
salvaguardia prudencial y las operaciones
bancarias. Hay pruebas
convincentes de que la probabilidad de
crisis financiera es mayor después de una
liberalización que no va acompañada de las
correspondientes medidas de salvaguardia prudencial, incluso en
los países industriales. La estructura
normativa de un país en desarrollo debe estar de acuerdo
con su situación. Es preciso reforzar los reglamentos que
aumentan la seguridad y la
estabilidad. La reforma bancaria y del mercado de
capitales, orientada hacia una mejor gestión
de riesgos, continúa siendo un ingrediente fundamental de
toda estrategia
encaminada a impedir las crisis financieras. Son también
imprescindibles políticas públicas y reformas
institucionales que combatan los créditos a personas
vinculadas y mejoren la gestión
de las empresas. La liberalización de la cuenta de capital
deberá efectuarse concautela, en forma ordenada y gradual.
Es poco realista esperarlos países en desarrollo cuenten
con las políticas más acertadas y instituciones
más sólidas y, de esa manera, se aleje el riesgo
de. Al considerar los beneficios de la liberalización de
la cuenta de y el aumento de los flujos de capital no se deben
perder de vista la probabilidad de
crisis ni sus costos. En el
caso de la inversión extranjera directa y de las
entradas de capital a largo plazo, el balance de los beneficios
previstos con relación a los costos asociados
a las crisis financieras es sin duda positivo, y los
países en desarrollo deberán buscar la apertura.
Pero, en lo que se refiere a la cartera de deuda más
inestable y a los flujos de deuda interbancaria a corto plazo (y
la correspondiente política de total
convertibilidad de la cuenta de capital), hay mayores riesgos
asociados de crisis financiera y mayor incertidumbre sobre los
beneficios. Unas medidas más rigurosas de
regulación cautelar de los bancos y, si el
sistema normativo
interno no es lo bastante sólido, la aplicación de
restricciones a los flujos a corto plazo más inestables
(mediante impuestos, por
ejemplo) pueden contribuir a reducir el riesgo de crisis. En los
países que vuelvan a introducir estas restricciones a las
entradas de capital, estas medidas deberán aplicarse con
precaución para evitar la pérdida de confianza; su
aplicación a las salidas de capital –no considerada en
estas páginas– podría plantear problemas
más espinosos.
Se necesitan cambios en la arquitectura del
sistema
financiero internacional, habida cuenta de la excesiva
inestabilidad (euforias y pánicos), los fuertes efectos de
contagio y el mayor riesgo moral en los
mercados
financieros internacionales. La necesidad más
apremiante es establecer mecanismos más idóneos
para facilitar la reestructuración de la deuda entre
distintas partes del sector privado, incluida la moratoria de la
deuda externa
en determinadas condiciones, y recuperar los flujos de capital y
una mayor liquidez internacional para los países en
crisis. Aunque hay argumentos de peso que aconsejan la existencia
de un prestamista de último recurso, ello plantea
delicadas cuestiones sobre la debida distribución de la carga, las normas de
intervención y la eliminación del riesgo moral.
También se puede reducir la probabilidad de
crisis introduciendo mejoras en la reglamentación aplicada
por las autoridades de los países acreedores y en la
gestión
de riesgos de los créditos bancarios a los mercados
emergentes. Es conveniente una información más oportuna y fiable,
pero la total transparencia y una mejor información no bastarán por
sí solas para evitar la crisis. En cualquier caso, una
mejor utilización de los indicadores de
advertencia puede ayudar a los gobiernos a adoptar medidas
correctoras con la antelación suficiente para reducir el
alcance y el costo de las
crisis. Estas cuestiones son objeto de debate y
consideración en diferentes foros.
Conclusión
Los acontecimientos registrados en estos 12
últimos meses pueden ser el pórtico de un entorno
nuevo, más realista y estimulante para los países
en desarrollo. Las crisis financieras que han sacudido los
mercados emergentes no deben llevar a los países en
desarrollo a la conclusión de que deben renunciar a
la
globalización. Los beneficios de una mayor apertura
del comercio son
uno de los principales medios a
través de los cuales los países pueden conseguir un
crecimiento más rápido a largo plazo. De la misma
manera, los beneficios de la apertura a la inversión extranjera directa son
considerables –ofrecer acceso a tecnologías más
valiosas, una mayor productividad y
nuevos conocimientos técnicos. Los países en
desarrollo pueden beneficiarse también de otros flujos de
capital a largo plazo procedentes de los mercados
financieros mundiales; para ello se requiere un mayor
desarrollo de los mercados internos de bonos y
capitales. Las principales enseñanzas de la crisis son que
los países deben desarrollar y reforzar sus capacidades
normativas e institucionales para lograr la seguridad y
estabilidad de los sistemas financieros, especialmente en sus
interconexiones con los mercados
financieros internacionales, y que es preciso consolidar la
arquitectura
internacional para evitar las crisis y afrontarlas con mayor
eficacia.
El fortalecimiento institucional requerirá
tiempo y un
diseño
esmerado en las cuestiones relacionadas con la regulación
y supervisión financiera y con la apertura de
la cuenta de capital (a los flujos de entrada). La distinta
situación de cada país impondrá diferencias
en el ritmo y orden de las reformas. La consolidación de
la arquitectura
internacional obliga también a abordar cuestiones
difíciles. Los primeros años noventa se
distinguieron por la excepcional euforia generada sobre los
beneficios de la liberalización financiera, los flujos de
capital privado y los mercados emergentes. Ahora, cuando se han
hecho más patentes los riesgos y los costos, es
posible que se pueda contar con una sólida base para
obtener esos beneficios, pero con menos riesgo.
Banco Mundial
Nosotros estamos trabajando ahora en más de 100
economías en vías de desarrollo, trayendo una
mezcla de, la finanzas y
ideas para mejorar viviendo normas y elimina
las peores formas de pobreza. Para
cada uno de nuestros clientes,
nosotros trabajamos con agencias gubernamentales, organizaciones
del nongovernmental, y el sector privado para formular ayuda
estrategias.
Estos planes estratégicos identifican áreas para la
acción, especifique proyectos en
el
varios sectores sociales y económicos, y ponga la
fase para nuestros funcionamientos de financiación,
normalmente en colaboración íntima con otro
agencias de ayuda de desarrollo.
Disponible aquí está perfiles rurales, el
specifics de iniciativas regionales y estrategias, y
otro recursos para
ayudarle a encontrar lo que usted necesita saber sobre la
región.
Venezuela es rica en recursos
naturales, pero políticas económicas pobres
encima del pasado dos décadas llevadas a la
actuación sumamente pobre. Un estampido temporal demanda-llevado en crecimiento durante el 1973-74
levantamiento en precios de
aceite, fue seguido por negativo por crecimiento del
cápital en cada uno año de 1979 a
1985—despite la segunda ronda de precio de
aceite aumenta más de 1979-80. Por 1985, después de
las ganancias de suerte inesperada de los dos aumentos de
precio de
aceite (y con los precios calme
alto), por el PNB del cápita 19 %estaba debajo del nivel
de 1972. Las políticas expansionistas eran seguido de 1986
a 1988 que llevaron a un levantamiento temporal en crecimiento,
pero las políticas seguido era unsustainable. La
inflación subió a pesar de los mandos del precio, las
reservas externas eran vaciado, y las escaseces extendidas
desarrollaron.
Esta actuación del pobres fue causada por
políticas que estaban pareciendo hacia el centro,
favorablemente el estatico, y enfocó en la
asignación muy discrecional de recursos por
personal del
gobierno. Como el
la situación deterioró, el gobierno
respondido más allá apretando mandos en precios, y
intercambio extranjero y asignaciones del crédito. El
resultado era eficacia baja y
intercambio tase políticas que lo hicieron imposible para
la economía de no-aceite ser competitivo. Como un
consecuencia, las exportaciones de
aceite continuaron considerando para más de 80% de
exportaciones, y más que la mitad de réditos
gubernamentales.
Las políticas llevaron a cabo 1988 llevados a una
estructura
económica muy ineficaz con bajo o el crecimiento de
productividad
negativo, y una economía muy dependiente en aceite y
vulnerable a el vagaries de precios de aceite
internacionales.
Las cuentas del
sector público también eran muy dependientes en
aceite y unos otro exportaciones artículo-basado (aluminio, mena
férrica, acero). Las
cuentas eran,
así, muy sensible a sustos externos y las consecuencias de
políticas gobernar doméstico el tipo de cambio
real y los precios de combustible realmente
domésticos.
El gobierno que
tardó oficina
rápidamente en 1989 de febrero instituyó una
reforma de largo alcance programando para intentar alterar este
curso de política
económica. Este gobierno
empezó con un situación muy desesperada, con casi
ninguna reserva externa y las escaseces extendidas de
artículos de comida básicos. En esta atmósfera muy tensa,
el doblando de precios de gasolina de menudeo (de aproximadamente
$0.12 equivalente por el galón, a aproximadamente $0.24)
llevó a chóferes del autobús para doblar su
fares—even aunque el aumento en precios de combustible
sólo agregados aproximadamente 10 %a su los
costs—which activaron armando escándalo extendido en
que más de 300 se murió.
El gobierno escogió empujar delante con las
reformas, aunque tímidamente y despacio en el caso de
precios de combustible. El programa
consistió esencialmente en desmantelar administrativo
aparato para la asignación discrecional de los recursos del
economy—which dañada el benefiting de intereses
vestido de este system—and que mueve a confianza en
mercados.
Las reformas principales incluyeron moviendo de un
tipo de cambio
arreglado por gobierno decree—with personal
gubernamental que entonces decide cómo el intercambio
extranjero debe ser asignado entre "el priorities"—to un
sistema del
tipo de cambio
mercado-determinado, y de proporciones de interés
arregladas por decreto del gobierno (de nuevo con reglas muy
discrecionales determinando quién recibió
crédito a estas proporciones muy bajas) a un sistema
mercado-basado.
El gobierno también movió de los aranceles
altos y inconstantes en importaciones,
para mugir y más aranceles
uniformes, inversión del deregulated y otras áreas,
y abrió sectores con público empresas a la
competición. Los subsidios de comida generalizados fueron
reemplazados por programas
targeted al pobres, y se privatizaron varios empresas
públicas, el más notable siendo la
compañía de las telecomunicaciones. El gobierno también
redujo el déficit fiscal de 9.4
%de PIB en 1988, a
1.4 %de PIB en 1989, y
movió a los sobrantes de 1.1 %y 0.7 %de PIB en 1990 y
1991.
Las reformas fueron apoyadas por una
restructuración importante de Venezuela es
externo
deuda comercial. Esencialmente todos esta deuda ($19.7
mil millones) fue cubierto por una deuda y el deuda servicio
reducción acuerdo concluyó en 1991.
Los resultados de este programa eran muy
positivos. Después del susto de los ajustes mayores
requerido en 1989 PIB causado para caerse 8.6 por ciento, PIB
subió en promedio a través de 7.4% un año
más de 1990-92. La inversión tumbó 53 %en
1989, y un 8 %extenso en 1990, pero entonces la rosa 81 %en 1991
y un 37 %extenso en 1992. Exportaciones privadas (en corriente
términos del dólar) era casi tres veces más
alto más de 1989-92 que en 1988. Ellos saltaron
grandemente en 1989, debido al retroceso que año y los
incentivos de
la exportación especiales, pero
permanecía una vez a este nivel alto la economía
recuperada y los incentivos
especiales eran quitado.
Dos esfuerzos del golpe militares estaban montados
contra el gobierno en 1992, el primero en Febrero y el segundo en
noviembre. Mientras ellos no tuvieron éxito derrocando el
gobierno, ellos llevaron a eficazmente helar las reformas.
Había, por ejemplo, no más allá los ajustes
en combustible o los precios de electricidades aunque
éstos todavía eran sumamente bajos.
No se cambiaron precios de gasolina en absoluto entre el
1992 de enero y el 1995 de septiembre, cuando los precios de
combustible de premio eran increased—and precios de
combustible regulares bajados por un muy pequeño sume,
aunque la inflación encima de este periodo era 333 por
ciento. Pero más ampliamente, el los mandos previamente
cuidadosos para guardar el déficit fiscal bajo se
soltaron en el difícil situación política que sigue
los golpes, con el crecimiento deficitario fiscal a 6.3
%de PIB, en 1992. Se detuvieron el programa de la
privatización y otras tales medidas.
El presidente fue obligado a resignar en 1993 de mayo.
El presidente del Senado asumió el
presidencia durante un mes, y entonces, a través
de un acuerdo general entre el principal político fiestas,
un senador fue escogido terminar el resto del término
presidencial. Elecciones se sostuvo, en el ciclo regular, en 1993
de diciembre, y un presidente anterior fue elegido.
Durante este periodo de estancamiento político,
había progreso limitado en algunas áreas. Para
ejemplo, el congreso le concedió poder especial
al presidente interino para promulgar por decreto medidas para
llevar a cabo un valor agregado
impuesto y
para instituir una nueva ley banca. Sin
embargo, en general las autoridades eran involuntarias promulgar
lo que ellos percibieron como impopular medidas, particularmente
en el año de la elección de 1993. Como una
consecuencia, el económico la situación
deterioró. El déficit fiscal estaba un poco
reducido a 3.0% de PIB pero permanecido demasiado alto y la
inflación subió (de 32% en 1992 a 46% en 1993). PIB
el crecimiento se cayó de 6.1 %en 1992, a un negativo 0.4%
en 1993, con no-aceite PIB cayéndose a través de
1.5 por ciento.
Recientes Desarrollos
Económicos
La situación económica deteriorando trajo
a la superficie los problemas de débil y deteriorando
bancos. En
1994 de enero, menos de un mes ante el nuevo presidente
inauguración, el segundo banco más
grande en Venezuela, el
latino de Banco,
falló y se tomó encima de por el gobierno.
Había fracasos del banco extensos a
través de la primavera y continuando a través del
año y en 1995. Estas intervenciones muy costoso al
gobierno: el costos reservados en 1994 alone—there no son
todavía costes extensos el realized—amounted a 13%
del PIB. Estos costos altos, más preocupaciones encima de
la dirección del gobierno, políticas,
llevó al vuelo importante y presiona en el tipo de
cambio. Aproximadamente $3 mil millones de extranjero las
reservas estaban perdidas en el primero la mitad de 1994. En mayo
los respetaron e independiente presidente del banco central
resignó.
En contestación a esta situación
rápidamente deteriorando, el gobierno escogió
imponer manta mandos del intercambio extranjeros, con el tipo de cambio
arreglado a las BsS170 al dólar. Precio los
mandos también se pusieron adelante aproximadamente 100
artículos. El tipo de cambio no era
inicialmente lejos de eso que la proporción del mercado. Sin
embargo, la proporción quedaba entonces a este nivel hasta
el 1995 de diciembre, aunque la inflación encima de este
periodo era 107 por ciento. La apreciación creciente del
el tipo de cambio creó distorsiones en el mercado de
género de tradeable y más allá minó
las cuentas fiscales.
Además, los mandos en las salidas importantes y una falta
de alternativa las oportunidades de la inversión
domésticas atractivas llevaron a una caída afilada
en proporciones de interés,
de encima de 50% en los depósitos del banco en junio, al
26% justo en septiembre. La inflación subió a 71%
para 1994 en conjunto.
Grandemente debido a los problemas del sistema banca, el
déficit fiscal explotó a 14 % de PIB en 1994. Las
distorsiones crecieron, sobre todo en el segundo la mitad del
año, del los mandos del intercambio, el tipo de cambio
real apreciando, que algún precio
controla, y favorablemente proporciones de interés reales
negativas. El resultado era crecimiento negativo. No-aceite PIB
tumbó 4.5 %en 1994, y PIB total tumbó 2.8 por
ciento. La producción de aceite era principalmente inmune
a éstos dificultades domésticas, y rosa como
consecuencia de un programa de la
inversión caminar-despierto empezado en principios de
años noventa. Así el aceite PIB subido por 4.6 por
ciento, igual que 1993, con el engrase sector que considera para
aproximadamente quinto de PIB.
Los problemas continuaron en 1995. Había costes
extensos que fluyen de la crisis banca
(4 %de PIB comprendió en 1995), y el
déficit fiscal creció a 9 %de PIB. La política
monetaria era errática, con proporciones de
interés en la subasta del banco central de 91-días,
empapele tan bajo como 10 %en marzo temprano, subiendo a 53 %en
diciembre tarde. Con el tipo de cambio fijo persistió en
las 170 hasta diciembre, más los mandos del precio, la
inflación moderado un poco a 56.6 %durante el año,
pero fue reconocido ampliamente esto pudo no se mantenido. Los
precios subieron 8.1 %en 1995 de enero, y 8 %en febrero,
implicando una proporción del annualized de 153 por
ciento.
Los precios de gasolina permanecían helados hasta
el 1994 de septiembre a los niveles que ellos habían sido
subsecuentemente 1992 de enero. Por ese tiempo, los precios
estaban el equivalente de sólo sobre $0.08 por el
galón, basado en el tipo de cambio paralelo. El gobierno
subió los precios de premio entonces combustibles a
través de 140 por ciento, a sobre $0.20 por el
galón equivalente, mientras bajando los precios de
combustible regular por una cantidad muy pequeña como un
gesto de la ficha. Los precios permanecían helados hasta
1996 de abril, y al marzo 1996 tipo de cambio del mercado paralelo,
la gasolina regular era sobre $0.04 por el galón.
Comparado al costo de la
oportunidad a los venezolanos de estas ventas, esto
representó un subsidio grande.
El precio de gasolina bajo también es un subsidio
sumamente regresivo, cuando las personas más ricas
consumen más gasolina que las personas pobres y beneficio
desproporcionadamente. Basado en datos adelante
los modelos del
consumo de
combustibles por personas en categorías del ingreso
diferentes, para cada bolívar de este subsidio por la
persona en el
tercio más bajo de la población, 14.9 bolivares de subsidio era
con tal de que por la persona a la cima
quinto de la población.
El tipo de cambio se persistió en las 170 al
dólar hasta el 1995 de diciembre, cuando fue levantado a
Bs290. En junio, el gobierno autorizó la creación
de un mercado paralelo para extranjero intercambie, a
través de comerciar localmente (para el pago en dinero local)
en ataduras de Brady. Esto ayudado releve presión en la
economía permitiendo un camino alternativo los
importadores a compra el intercambio extranjero y los
dólares proporcionando a través de un mecanismo del
mercado para la capital transacciones. Esta proporción
estaba alrededor de 230 a 240 por el verano, pero entonces la
rosa a más de 350 en Noviembre. En temprano el 1996 de
marzo el bolívar comerció a las 490, o 69 %sobre el
oficial proporción de 290.
A través del primero la mitad de 1995 amplio
intercambio extranjero fue proporcionado por el gobierno para
importaciones a
la 170 proporción, reduciendo reservas $2.5 mil millones
de enero a octubre temprano. El resultado era una
explosión en importaciones que
crecieron a través de 44 %en términos del
dólar en 1995 a pesar de la economía deprimida. Las
cuentas externas
fueron ayudadas, sin embargo, por precios de aceite favorables
(11 %más alto en 1995) y los volúmenes de exportación aceite mayores (5 %más
alto). La cuenta actual permanecía por consiguiente en
sobrante a las $1,572 millón, aunque a un nivel más
bajo que el $2,450 millones de sobrante de 1994.
En este ambiente, el
sector de producción de aceite pudo no obstante crecer,
cuando es relativamente inmune de los factores domésticos.
Su crecimiento se ató más a la inversión
anterior en el sector en el que se caminó a principios de
años noventa. Así aceite que PIB subido por 6.0 %en
1995, basó en las estimaciones oficiales iniciales. Este
crecimiento fuerte en aceite ayudado cierto sectors—such
unido como también taladrar producers—and de la
cañería aliviado el constreñimiento de
importación (rosa de importaciones a
través de 44 por ciento). La estimación inicial es
eso en 1995 no-aceite que PIB creció a través de
1.0 el %y total que PIB creció a través de 2.2 por
ciento; se espera que esto deteriore en 1996.
La economía de Venezuela
empeoró durante los primeros meses de 1996. La actividad
de no-aceite era las políticas estancado y financieras
permanecían flojas. Presiones en el tipo de cambio
paralelo y los precios continuaron intensificando, mientras las
proporciones de interés reales permanecían muy el
negativo. Por medio-abril, el tipo de cambio paralelo
comerció a las Bs465 al dólar, o 60 %sobre el
proporción oficial de 290. Durante los primeros cinco
meses de 1996, la inflación mensual promedió 8 por
ciento. Confianza en el sistema del financial/monetary rechazado
y la demanda para
ancho dinero (M2) el
cayéndose continuado en términos reales.
En luz de este
unsustainable la situación económica, el gobierno
empezó a un comandante programa de la
estabilización en consultación con el FMI en
medio-abril. Las autoridades significativamente el combustible
doméstico aumentado precia, el interés liberalizado
tasa, se unificó el tipo de cambio sistema bajo un
flotador temporal, mandos abolidos en la corriente y las
transacciones importantes, el precio eliminado controla (salvo
las medicinas), y empezó fortaleciendo el social las
seguridades tejen una malla. En julio el FMI aprobó
un 12-month acuerdo de reserva que aclara la manera para unos
$1.4 mil millones más $2 a $3 mil millones de las
instituciones multilaterales.
Se espera que PIB real rechace a través de 1 %en
1996, y es probable que la inflación alcance 95 %por el
extremo de año. El programa económico busca
invertir esta situación, y reduce la publicación
mensual de inflación a 1.5 a 2 %en el segundo la mitad de
1996, y 1 publicación mensual del %en el primero la mitad
de 1997. Se espera que PIB real crezca a través de 4 %en
1997, y el sobrante de cuenta actual externo para nivelar a la
mitad la 1996 estimación de 4.3 %de PIB. Central al
esfuerzo de ajuste la reducción del déficit fiscal
es a menos de 1.5 %de PIB en 1996, y equilibra en 1997. Bajar
expectativas inflacionarias llevan más allá, el el
banco central estableció en julio que 1996 tipo de cambio
ata alrededor de una proporción central que quiere se
ajustado en línea con blancos de inflación
pre-anunciados.
Perspectivas del medio-término
Con su base del recurso natural grande, no sólo
de aceite y gasea, pero también de mena férrica,
oro, bauxita, poder
eléctrico hidro-basado barato, tierra
agrícola, y otros recursos
básicos, Las perspectivas de Venezuela
deben ser sólidas. A pesar de sus dificultades en a corto
plazo dirección macroeconómica, el
gobierno durante el último año hecho significante,
adelantos en varias medidas que adelantarán sus
perspectivas del medio-término. Particularmente notable
era la decisión para permitir la participación de
compañías de aceite extranjeras en el desarrollo de
medio prometedor y el fields—not de aceite ligero los
campos absolutamente marginales, como tenía se permitido
antes. Esto culminó en una subasta muy exitosa en 1996 de
enero de aceite el desarrollo corrige en diez campos.
Deuda externa
La carga de la deuda externa de
Venezuela no
es excepcionalmente alta. En 1994 su servicio de la
deuda a la proporción de las exportaciones era 19 por
ciento, y su deuda a la proporción de las exportaciones
era 210 por ciento. En contraste, en conjunto para América
Latina el servicio de la
deuda a la proporción de las exportaciones era más
de 50 %más alto a un estimó 29 por ciento, y la
deuda a la proporción de las exportaciones era 250 por
ciento. Éstos más los niveles modestos para
Venezuela son en parte una reflexión de lo bajo el que se
había planeado el la deuda y deuda servicio
reducción acuerdo que Venezuela firmó con su
anuncio acreedores del banco en 1991. Un total de $19.7 mil
millones de deuda del banco comercial fue reestructurado bajo
este acuerdo. No obstante, como consecuencia de sus dificultades
fiscales interiores el el sector público ha estado
ejecutando un nivel sustancial de atrasos externos de los que
variaron`sobre $750 a $950 millón encima del curso de
1995.
Autor:
Daniel Guillén
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