Proyecto de reforestación participativa de la cuenca del río Monzón
INTRODUCCION
Cuando se formuló y aprobó el Proyecto
"Reforestación participativa de la cabecera de cuenca del
río Monzón para la recuperación del
potencial productivo de suelos", en el año 2,002, se
esperaba que al cabo de tres años, este constituya una
experiencia piloto, que motive la formulación de mayores
propuestas orientadas a lograr una mayor participación de
la población campesina, para la búsqueda de otras
fuentes de financiamiento. Se planteó, además, que
era fundamental profundizar el conocimiento de la cuenca del
río Monzón, a fin de proponer lineamientos para su
desarrollo sostenible.
Al cabo de tres años, el Proyecto ha tenido
logros importantes, pero no ha generado volúmenes de
información y conocimiento suficientes, que retroalimenten
la ejecución de nuevas acciones, con base en lo aprendido.
Consecuentemente, existe el riesgo permanente que las instancias
de emisión de políticas, planeación,
formulación y ejecución de nuevos programas y
proyectos como DEVIDA, ONUDD y las entidades públicas y
privadas, actoras del desarrollo local y regional, cumplan su
función con un alto grado de error estratégico y
escaso impacto.
Por las razones expuestas, desde julio del 2005, el
Equipo Técnico del Proyecto ha realizado esfuerzos para la
clasificación y reconfiguración de sus experiencias
y saberes, con el objeto de:
o Sistematizar y aprender de las experiencias exitosas
del Proyecto, para validarlas y extraer lecciones que sirvan a
otros actores del DA, en el nivel nacional y local.
o Estudiar experiencias "fracasadas" para comprender los
factores influyentes y las razones de éxito o fracaso,
derivando de ello mejores formas de concepción y
actuación.
o Contribuir a la divulgación de experiencias y
conocimientos derivados de las prácticas concretas, para
lograr mayores aproximaciones entre las entidades estatales y la
cooperación internacional, así como mayor
involucramiento de la población meta y
sensibilización de la sociedad en general, para el
desarrollo sostenible de las cuencas cocaleras.
Esta publicación es el producto final del proceso
de sistematización de experiencias del proyecto, y se ha
ordenado en cinco apartados:
1. Base conceptual y fundamento
metodológico
2. Sistematización de experiencias y
procesos de aprendizaje
3. Productos de aprendizajes en el proceso
de transferencia de tecnologías
4. Testimonios de experiencias personales
relevantes en los procesos de asistencia
técnica
CAPITULO I
BASE CONCEPTUAL Y
FUNDAMENTO METODOLOGICO DE LA SISTEMATIZACIÓN DE
EXPERIENCIAS DEL PROYECTO
Base conceptual.
Conceptualmente, organización es una
unidad social coordinada, compuesta por dos o más
personas, que funcionan de una manera relativamente constante
para alcanzar objetivos y metas comunes. Así, para los
fines de esta publicación, los organismos de Gobierno
Regional y Municipal, de gobierno central, como DEVIDA, una
organización internacional, como la ONUDD, las empresas de
bienes y servicios, las asociaciones de base, entre otras, de
acuerdo con su perfil, sus roles y competencias, reúnen
los requisitos de esta definición. Sus activos intangibles
son los que le aportan su verdadero valor organizacional, y son
el producto de su aprendizaje organizacional.
A través del aprendizaje individual
y de procesos de captación, estructuración y
transmisión de conocimiento corporativo, podemos llegar al
aprendizaje organizativo. Es decir, el aprendizaje organizacional
se apoya en la capacidad personal y la excede. En la actualidad,
la velocidad a la que una organización aprende puede
convertirse en la fuente más importante de ventaja
competitiva. En relación con lo dicho, los proyectos de
cooperación son iniciativas organizacionales transitorias.
Son espacios interinstitucionales de aprendizaje
organizacional. Aquí, aprenden haciendo las
personas y las organizaciones involucradas. Después de un
cierto tiempo, esas organizaciones y personas involucradas
deberían volver a su rutina- pero mejorada, mediante su
aprendizaje-con una nueva calidad y eficacia de desempeño,
superior a la situación inicial.
Por su carácter temporal, los proyectos de
cooperación deben comprender que su misión se
limita a contribuir a la formulación e iniciación o
concreción de modelos para la solución de problemas
sostenibles ("iniciar dinámicas o procesos de
desarrollo"). Para esto se requiere de cooperación directa
con los grupos meta – apoyando procesos de innovación en
donde los haya en marcha y estimularlos donde la situación
demanda nuevas soluciones. Esto obliga no sólo a
análisis profundos, sino investigación, prueba y
experimentación, evaluación y aprendizaje
conjuntamente con los grupos meta y otros entes de
cooperación local.
En un Sistema de Aprendizaje de un proyecto, el nivel
más bajo de los hechos conocidos son los datos. Los datos
no tienen un significado intrínseco, deben ser ordenados,
agrupados, analizados e interpretados. Cuando los datos son
procesados de esta manera, se convierten en
información.
La información tiene una esencia y un
propósito, de manera que, cuando la información es
sistematizada, utilizada y puesta en el contexto o marco
de referencia de la experiencia de una persona u
organización, se transforma en Conocimiento. Así,
el Conocimiento del Proyecto es la suma de la
Información implícita y explícita de sus
integrantes y de los actores involucrados, del contexto en que
esta se ha generado, y de su experiencia organizacional. Cuando
se administra ese conocimiento para satisfacer necesidades
presentes y futuras, se está realizando lo que se llama
Gestión del Conocimiento.
Con base en esos conceptos, la sistematización
puede ser concebida a partir de la información
y/o a partir de las experiencias. La primera, que
es la más usada, hace referencia al ordenamiento y
clasificación de datos e informaciones,
estructurándolos de manera precisa categorías,
relaciones, posibilitando la constitución de bases de
datos organizados, etc. La segunda es menos común y
más compleja: se trata de ir más allá,
mirando las experiencias como procesos históricos,
procesos complejos en los que intervienen diferentes actores, que
se realizan en un contexto económico-social determinado y
en un momento institucional del cual formamos parte.
Sistematizar experiencias, significa entonces entender
por qué un proceso se está desarrollando de esa
manera, entender e interpretar lo que está aconteciendo, a
partir de un ordenamiento y reconstrucción de lo que ha
sucedido en dicho proceso. Por lo tanto, en la
sistematización de experiencias, partimos de hacer una
reconstrucción de lo sucedido y un ordenamiento de los
distintos elementos objetivos y subjetivos que han intervenido en
el proceso, para comprenderlo, interpretarlo y así
aprender de nuestra propia
práctica.1
Muchas veces se confunde sistematización con
narración, descripción, relato de lo ocurrido. Lo
importante es pasar de la reconstrucción de lo sucedido y
el ordenamiento de la información, a una
interpretación crítica de lo acontecido
para poder extraer aprendizajes que tengan una utilidad
para el futuro.
En consecuencia, sistematizamos nuestras experiencias
para aprender críticamente de ellas y así poder:
Mejorar nuestra propia práctica, Compartir nuestros
aprendizajes con otras experiencias similares, y para contribuir
al enriquecimiento de la teoría. Si la
sistematización realiza realmente una
interpretación crítica del proceso de la
experiencia vivida y extrae aprendizajes, estaremos generando un
nuevo conocimiento. Así, la sistematización de
experiencias, el aprendizaje organizacional, y la Gestión
del Conocimiento son conceptos relacionados y
complementarios.
Fundamento metodológico.
En una visión ex ante, las acciones de un
Proyecto son organizadas en términos de líneas de
acción o componentes. En esta publicación se busca
una visión ex post de lo ocurrido, es decir, una relectura
critica sistematizada de las acciones que ya sucedieron. Por lo
tanto, utilizaremos el concepto de procesos de
aprendizaje.
Fundamentalmente se trata de responder a la pregunta:
las acciones ocurrieron, los logros, productos y las experiencias
esta allí, pero ¿Qué aprendimos?.Para dar
respuesta a esa pregunta hemos escogido dos
técnicas:
La primera técnica es la sistematización
de las experiencias, para reconstruir, comprender, interpretar y
transformar las mejores prácticas realizadas por el
Proyecto, en conocimientos explícitos. Para ello hemos
considerado cuatro ejes o categorías básicas de la
sistematización, a saber: 1.- Diseño y
gestión del proyecto, 2.- Estrategia operativa del
proyecto en escenarios de conflicto,
3. Compensación económica por mano de obra
no calificada de los beneficiaros del proyecto, 4.-
Relación del proyecto con las políticas
públicas ambientales.
La segunda técnica es la descripción de
algunos productos de los muchos procesos de aprendizaje que
ocurrieron en forma entrelazada y simultáneamente en el
proyecto. Un Producto es delineado tomando como base la
información y conocimientos de diversas personas. La
ventaja es que el lector se concentra en el entendimiento de
informaciones compactas sobre un producto que llevo tres
años para construirlo. Los productos son escogidos por su
relevancia en la estructuración en las acciones del
proyecto y su potencial comparativo y aportes a otros proyectos
semejantes.
La descripción de un producto reúne
información estratégica y metodológica de
experiencias locales, específicas sobre el proceso. Por
eso en la gestión del conocimiento la simplicidad y
claridad son importantes. Los productos se han podido ilustrar en
forma corta y concreta.
Estamos convencidos de que en el Proyecto, logró
una serie de productos concretos – de lo cual se tiene
suficientes pruebas – entonces los podemos hacer visibles. Sin
embargo, para los fines de esta publicación, damos
relevancia a los siguientes productos de aprendizajes, generados
durante el proceso de transferencia de tecnología:1.
Experiencias en la producción de plantones. 2.
Agroforesteria: introducción de especies forestales
mediante la asociación con cultivos. 3. Obtención
de plántulas y plantones de regeneración natural de
especies nativas. 4. Recuperación de áreas
degradadas
CAPITULO II
ANALISIS DEL
ENTORNO DEL PROYECTO
Sistematizar experiencias, significa entender e
interpretar lo que sucedió, a partir de un ordenamiento y
reconstrucción de los hechos. Se trata, por lo tanto, de
un análisis sistemático de la configuración
de los procesos socio económicos y ecológicos y los
cambios que estos generan en el entorno. Por lo tanto, es
imprescindible para que el Proyecto sea entendido, en el contexto
social, económico, y político específico, en
el cual estuvo inmerso durante su periodo de intervención,
porque las posibilidades de sus acciones, logros iniciales y
aprendizajes, estuvieron influenciados por este.
La situación socioeconómica de la
población tiene una estrecha relación con la
capacidad productiva de los recursos naturales disponibles y, de
su adecuado manejo, depende la sostenibilidad de su desarrollo.
Por ello iniciamos una reconstrucción de los procesos
socio económicos y ambientales, que ocurrieron en el Valle
del Monzón y un ordenamiento de los distintos elementos
objetivos y subjetivos que han intervenido en esos procesos, para
comprenderlo, interpretarlo y así aprender de nuestra
propia práctica
2.1. ANÁLISIS DE LA OCUPACIÓN DE LA
TIERRA, EN EL VALLE DEL MONZÓN.
La cuenca del monzón ha sido ocupada con sistemas
de producción inadecuados para la capacidad de uso de sus
suelos tropicales andino amazónicos, lo que ha impactado
negativamente en sus recursos naturales, y, por lo tanto, en su
situación socio-economía.
Veamos a continuación, en forma
sistemática, como ha sido el proceso de ocupación
territorial del valle del Monzón, considerando algunos
indicadores relevantes de la capacidad y uso actual de la tierra,
la dinámica poblacional, la dinámica
económica, la producción cocalera, la actividad
forestal y la tenencia de la tierra, en la cuenca.
Capacidad y uso de la Tierra.
Los suelos de la cuenca del Monzón tienen una
verdadera potencialidad y aptitud para la práctica de
planes de manejo forestal y agroforestería.
2 En el Valle existen 78,000
has de tierras forestales, equivalente al 44.8 % de su
área total. Las Tierras de Protección cubren una
superficie aproximada de 80,000 has, equivalente al 46.0
% del área total, como se observa en el Cuadro
1,
Fuente: PNUFID/UNOPS 2000 Perú:
Cartografía de los Cultivos de Coca.
Lima,Perú.
Pese a que el 90.8% de la extensión total de la
cuenca no tiene aptitud para desarrollar actividades
agrícolas o pecuarias (A,C,P), sino que esta limitada
únicamente al aprovechamiento forestal (F) y/o a la
protección de los suelos (X), 3
la actividad agrícola se desarrolla en el 91% de los
predios; en el resto (9%) predominan las pecuarias
(principalmente crianza de ganado bovino) y la explotación
recursos forestales.
La dinámica poblacional.
Según las crónicas, el valle del
río Monzón fue habitado en el pre incanato por las
tribus de los Carapachos y los Quidquicanos, quienes ,pese a su
espíritu guerrero, fueron sometidos por los Incas. De esta
manera la cuenca alta del distrito de Monzón recibe sus
primeros pobladores andinos, procedentes en su mayoría de
las alturas de Huamalíes y Dos de Mayo, Departamento de
Huanuco. Desde entonces, la parte alta del valle era muy
apreciada por el cultivo de la hoja de coca, y existía un
intenso intercambio de productos, a través de un camino
que, partiendo de Tantamayo, unía longitudinalmente
Huanuco con el viejo Chachapoyas.
El Fray Felipe Luyando exploró el río
Monzón en 1613, pero recién en 1782 se iniciaron
las misiones de los franciscanos en el valle, ingresando por la
parte alta de la cuenca. Matías Abadías
visitó nuevamente el valle en 1778. Aunque el distrito de
Monzón fue creado por ley Nº 207 del 02 de enero de
1857, emitida por la Convención Nacional y promulgada por
el Presidente Ramón Castilla, la capital del distrito ya
había sido fundada por los Jesuitas en el siglo XVII
– probablemente en 1631 – con el mismo
nombre.
Posteriormente a la ocupación de la cuenca alta
del Monzón, se inició la ocupación de la
parte baja del Valle, a inicios del siglo XX, cuando el caucho se
tornó en la principal atracción, lo cual
motivó que familias del Departamento de San Martín
y Loreto, llegaran a la parte media y baja del Valle, surcando el
Huallaga, para comprar este valioso producto. Según
relatos de antiguos colonos, los primeros pobladores se asentaron
en la localidad de Bella, en 1914, buscando explotar el caucho
natural. Simultáneamente se dio el apogeo del Barbasco o
cube, y la comercialización de pieles. En los años
50 ya habían 43 familias colonas que vivían en el
tramo que va hasta el poblado de Rondos.
El crecimiento poblacional del Valle del Monzón,
se registra en forma normal hasta los años 70 del siglo
pasado. A partir de entonces, se observa un crecimiento
significativo, motivado principalmente por la actividad cocalera,
especialmente en las dos últimas décadas, como se
ilustra en el Gráfico 1.
A manera de ilustrar la procedencia de los habitantes
del Valle, se puede afirmar que el 41% son nacidos en el valle y
el 59% son migrantes, procedentes de la selva (53%), de la
región andina (44%) y de la costa (3%). Los andinos,
provienen principalmente de las provincias de Pachitea, Huanuco y
Dos de Mayo (68%) y los de la selva, provienen de las provincias
andino amazónicas de Huamalies y Leoncio Prado en Huanuco
(94.6%), el resto procede de Ucayali y San Martín.
(4). Durante el periodo de
intervención del Proyecto, se estima que la
población en el Valle creció de 14,425 habitantes
en el año 2002 a 16,553 habitantes en el año
2006, como muestra el Gráfico 1. Es importante
anotar que, un gran segmento poblacional no radica en forma
permanente sino que migra periódicamente, lo cual
relativiza significativamente las cifras de
población.
Esa dinámica y característica poblacional
se constituyen en factores limitantes para la construcción
de un sentido de apropiación del territorio, así
como la construcción de opciones y saberes por parte de la
población, que permitan una ocupación racional del
territorio, y la realización de actividades productivas
económica, social y ecológicamente sostenibles,
como detallaremos en el siguiente acápite.
La dinámica económica, en el Valle del
Monzón.
Como adelantamos, el Valle del Monzón era muy
apreciado por los primeros pobladores andinos que llegaron a
estas tierras, procedentes de las alturas del, Departamento de
Huanuco para el cultivo de la hoja de coca, en la parte alta de
la cuenca y, posteriormente por colonos procedentes de San
Martín y Huanuco, atraídos por el
caucho y madera, en la parte baja de la cuenca. Posteriormente
se ha desarrollado una actividad agropecuaria que no
ha alcanzado un impacto significativo en la economía
local, como a continuación se detalla.
Con la llegada de los primeros pobladores andinos, la
coca ya se había iniciado como un cultivo familiar
colonizador, y era el principal bien o producto que servía
para hacer intercambio o trueque con productos
andinos.5 Pero además de coca,
se cultivaba caña para la obtención de aguardiente
y chancaca, en varias haciendas. Hasta la década de los
años 50 del siglo pasado, existían 12
destilerías de aguardiente.
Como detallaremos mas adelante, la explotación
comercial maderera en el Valle del monzón, empezó
en los años 40 del siglo pasado. Al empezar la
década de los años 50, el grupo familiar Chocano
Prado desarrollo un importante negocio de extracción
maderera en la localidad de Bella, en la parte baja del valle,
dando así inicio a la primera actividad económica
extractivista de significativa importancia económica y de
fuerte impacto ambiental. A partir de esa motivación
económica se instalaron otros aserraderos en el eje
carrozable Bella-Rondos, y luego hasta Monzón en
la cabecera alta de la cuenca .
Posteriormente se desarrolla la actividad agropecuaria.
Pero las limitaciones en la capacidad productiva de los suelos y
la extensión requerida para generar una economía
importante en la población asentada, ha obligado a los
colonos a intervenir tierras marginales para instalar cultivos de
café, cacao, arroz, maíz, frutales, etc, Hoy los
cultivos permanente se conducen en el 95% de las áreas
cultivables en una extensión promedio de 2.2
hectáreas y los transitorios o anuales en el 48% en un
área promedio de 01 hectárea.
La producción agropecuaria en general se destina
al autoconsumo a nivel local y un pequeño porcentaje es
llevado a los mercados de Tingo María
principalmente.
Hasta el año 1970, además de la
producción agropecuaria e autoconsumo, se desarrollaban
actividades económicas relativamente importantes, como la
elaboración y comercialización de alcohol y
aguardiente de caña de azúcar, y, en menor grado el
café6, caucho y la Coca que era una actividad tradicional
y regulada por el estado. Pero, al darse pérdidas en la
actividad comercial de los derivados de la caña de
azúcar, la crisis del café, la caída de
precios de cultivos temporales como maíz y arroz, cuya
comercialización estaba regulada por el Estado, la coca
empieza a mostrarse como actividad importante motivada con fines
ilícitos. De esta manera se narcotiza la
economía local, generando así, un proceso de
violencia y descomposición social, que se agrava a partir
de 1983 con la presencia del terrorismo en el caserío de
Monzón, hasta 1999.
En el año 2000, el uso de la tierra estaba
destinada mayormente a la producción ilícita de
cocaína, según el programa de Naciones Unidas,
ONUDD-UNOPS a través del proyecto AD/PER/98/DO2. Ver
Cuadro 3.
Según la información disponible, en el
año 2005, el 31% de los beneficiarios del Proyecto genera
sus ingresos en sus propias fincas, el resto (69%), diversifican
sus ingresos vía las actividades propias de sus fincas y
fuera de ella. De los agricultores que generan otros ingresos
fuera del predio, 54% lo hace como jornalero en las labores
agrícolas y el resto en labores no agrícolas como
servicios en restaurantes, mototaxi, mineria, mantenimiento de
carreteras, en construcción de viviendas.
7
Como vemos,la principal actividad y la que genera mayor
empleo, es el cultivo de coca articulado al narcotráfico.
En tal sentido, si al año 2003 la extensión ocupada
por este cultivo alcanzó las 11,325 ha. Se puede asumir
que esta actividad, en la actualidad emplea directa e
indirectamente no menos del 70 % de los puestos de
trabajo.
Los procesos de producción cocalera y forestal en
el Valle, merecen un particular análisis
sistemático:
La producción cocalera
El proceso de colonización del valle del
Monzón está íntimamente ligado al cultivo de
la coca. La producción se destinaba principalmente a un
mercado concentrado en las serranías circundantes de
Huánuco, Ancash, Pasco, Junín y La Libertad, para
el tradicional uso de sus pobladores andinos ("chacchado"). Sin
embargo, entre 1939 a 1945, la familia Rada-Pretell elaboraban
cocaína para fines medicinales. En los años 50 el
cultivo de la coca, en el Valle del Monzón empezó
un proceso de expansión ordenada y sostenida por el
Estado. Ello atrajo el interés de más pobladores
procedentes de las zonas andinas de Huánuco y Ancash, para
establecerse en la parte Alta y media del Valle.
El Estanco de la Coca, compraba la hoja de coca, y
durante el gobierno de Manuel Prado Urgarteche se
instaló una planta oficial de procesamiento de
cocaína, en Huanuco , lo que dio lugar a que la coca,
aún legal, mostrara un nuevo incremento en su área
cultivada en la parte media y Baja del Valle,
"cocalizándose" ,así, toda la
cuenca.
Desde 1964, la producción de hoja de coca
salía por Tingo María, hacia los pueblos de la
sierra de Huánuco, Pasco y Junín , con una
guía certificada por el Banco de la Nación. En
1974, la Empresa Nacional de la Coca, ENACO, se hizo cargo del
control y cobro de impuestos. Los cocaleros del valle del
Monzón han sido empadronados en 03 oportunidades: en 1944
por la caja de depósitos y consignaciones, en 1964 por el
Banco de la Nación y en 1978 por ENACO, que operó
efectivamente hasta 1993, para volver en 1998.
A partir de los años 70´,como respuesta a
la creciente demanda por la cocaína, el cultivo de la coca
se expande, aún más, a lo largo de toda la cuenca
del río Monzón, y hoy tiene predominio en todo el
valle. Cuando se inició el Proyecto en el Valle del
Monzón se estimaba unas 10,935 ha. Al año 2003 la
extensión ocupada alcanzó las 10,659 ha,
involucrando en su cultivo aproximadamente a 7,000 familias, es
decir una tenencia de aproximadamente 1.5 hectáreas de
coca por familia. En el 2004, se han contabilizado, 11,325 ha
equivalentes al 67% del total cultivado en el Alto
Huallaga y el 22.5% del total nacional que llegó a 50,300
has.8
Los rendimientos de hoja alcanzan en promedio los 600
kilos por hectárea al año. Comparativamente a los
rendimientos que se registran en otras cuencas, los del
Monzón son bastante bajos, sin embargo es previsible que
esta situación cambie, debido a que existe una marcada y
masificada tendencia a incrementar la densidad de plantas por
hectárea .
Los datos históricos de precios de la hoja de
coca en el Valle del Monzón, entre 1985 y
1987 indican que estos fluctuaban entre US$2.50 a US$ 4.00 por
kilo; Para producir un kilo de hoja se requería un costo
promedio de US$0.80; es decir que hasta antes de agosto del 89,
el margen de utilidad para el productor cocalero era bastante
amplio. Pero a partir de agosto de 1989 y hasta 1990 los precios
bajaron hasta US$0.30 por kilo. El narcotráfico
buscó reabastecerse de materia prima
(hojas y pasta no lavada) e incrementó los
precios de la hoja de coca hasta en $2.00 por Kilo.
Pero, debido a que el Gobierno Peruano implantó
drásticas medidas de ajuste económico en agosto de
1990, los precios de los productos químicos, mano de obra
e insumos agrícolas fueron tan altos que los costos de
producción alcanzaron un promedio de US$1.5 – 1.7 por kilo
de hoja..Durante el año 1992 los precios fluctuaron entre
US$2 y US$3 por kilo y esporádicamente llegaron a US$4 por
kilo; pero los costos estuvieron entre US$2 y US$2.5 por
kilogramo. Pero a partir de 1995, los precios de la hoja de coca
cayeron hasta niveles críticos, causando la más
grave crisis cocalera. Entre 1995 y 1999 se registra una
sostenida caída de los precios de la hoja de coca y
derivados. Este fenómeno agudizó los niveles de
pobreza de la población dedicada a este cultivo, primero
al no vender la hoja cosechada y segundo por no contar con otro
tipo de ingreso. A partir del año 2002 los precios
nuevamente se incrementan. Hoy la cotización de la hoja de
coca especialmente la que se produce en la cuenca alta alcanza
promedios superiores a 35.0 dólares llegando temporalmente
inclusive a los 50.0 dólares por arroba (11.5 Kg) de hoja
seca. Este precio es superior a los que se paga en otras zonas
del territorio nacional debido esencialmente al mayor contenido
de alcaloide de la hoja. En esta zona se requiere entre 6 a 7
arroba de hoja por kilo de PBC bruta, en otras es necesario de 11
a 12 arrobas.
Aunque los ingresos generados por la coca, no han
significado una mejor calidad de vida del poblador, su cultivo
articulado principalmente al narcotráfico, continúa
siendo la principal actividad que sustenta la economía del
poblador asentado en esta cuenca.
La actividad forestal del
Monzón
Poco antes de la mitad del siglo pasado fue evidente la
explotación comercial maderera en el Valle del
monzón , con la instalación de un primer aserradero
en la localidad de Las Palmas, y otros pequeños
aserraderos en Tingo María que extraían Tornillo,
Moena, Cumala, Cedro ,en los bosques de la localidad de Bella,
ubicada en la parte más baja de la cuenca .
En los años 50, el grupo familiar Chocano Prado
inició la primera actividad económica extractivista
de significativa importancia económica y de fuerte impacto
ambiental. Construye el puente "Prado" sobre el río
Huallaga, y la trocha carrozable, dando así acceso a la
cuenca del Monzón, con la finalidad de transportar la
madera extraída irracionalmente desde Bella,ubicado en la
parte media del Valle. A partir de esa actividad forestal se
instalaron otros aserraderos, y se construyó la trocha
carrozable hasta Bella , de allí gradualmente hasta
Monzón .9
En la actualidad, la extracción de
las especies forestales maderables en el valle está
limitada a la autoconstrucción de viviendas o para
determinadas obras públicas locales (puentes, locales
comunales, etc.), la explotación para fines comerciales
está rezagada. La actividad maderera, no existe desde el
punto de vista comercial. Pese a la sobreexplotación de
los recursos maderables y a la ampliación de la frontera
agrícola, principalmente para la siembra de cultivos
ilegales como la coca, en el valle de Monzón existen
100,000 hectáreas de bosque en estado primario, de los
cuales 78,000 hectáreas son para aptitud forestal, que
podría beneficiar sustancialmente a las familias asentadas
en el valle. Existe zonas de aptitud para reforestación a
lo largo de todo el valle y en las laderas de las colinas altas
desde Bella hasta Maravilla. Pero además, unas 20,000
hectáreas que se encuentran en estado purmas, bosques
secundarios, potreros, tierras en abandono y con cultivos
permanentes, factibles de ser reconvertidas con acciones de
reforestación y sistemas silvo-pastoriles y
agroforesteria.
Hasta el año 2002, cuando se inició el
Proyecto,no se había realizado acciones de envergadura en
el campo forestal. Hoy existen mas de 600 hás de
plantaciones forestales que a partir del 2009 beneficiará
a 580 familias, cuyas experiencias aquí sistematizadas
pueden constituirse en la base de un programa sostenido de
reforestación, involucrando a otros actores
organizacionales del desarrollo de esta cuenca.
Tenencia de la Tierra
En un estudio reciente(10)
sobre una muestra de los predios de los beneficiarios ubicados
entre 656 y 1,210 m.s.n.m; nos muestran que el 86% de ello
cuentan con certificado de posesión y solo el 14% poseen
títulos de propiedad. La extensión promedio de los
predios de los beneficiarios es 10 hectáreas y 9 has de
bosque. Los bosques secundarios o empurrados fueron identificados
en el 81% de los predios, en promedio éstos tienen 5
hectáreas. La mayor extensión se evidenció
en Río Tigre (15 ha) y en Matapalo el promedio es 1.8
ha.
El análisis de estas informaciones sobre el
proceso de ocupación territorial de la Cuenca del
Monzón, nos demuestra una vez más que la Alta
Amazonía peruana es una tierra desaprovechada en cuanto a
su verdadera potencialidad. Las experiencias de la
población que optó por quedarse en el Valle tampoco
han sido consideradas, para una política de
desarrollo.
La experiencias del Proyecto nos muestran que la siembra
y manejo de plantaciones forestales, la agroforestería y
otras actividades no agrícolas, son factibles de realizar
y obtener rendimientos económicos, que permitan mejorar
sus condiciones de vida y ambientales. Además, se puede
aprovechar las tierras de protección, usando y manejando
adecuadamente los servicios ambientales que pueden proporcionar:
belleza escénica, producción y regulación
del régimen hídrico, producción de plantas
medicinales, turismo de aventura, turismo convencional,
etc.
2.2. LA POBREZA EN EL VALLE DEL
MONZÓN.
El sentido común nos podría indicar que el
valle del monzón no es pobre. Hasta parecería
extraño plantear la necesidad de ejecutar proyectos de
desarrollo rural agrícola o forestal o, mas aun,
implementar acciones de lucha contra a la pobreza
rural, en este Valle. Sin embargo en todo el proceso de
ocupación del territorio, los ingresos generados por las
actividades económicas, incluyendo la coca, no han
significado una mejor calidad de vida del poblador.
Según el Mapa de Pobreza del año 2000 de
FONCODES, esta zona está calificada como muy pobre, con un
26.75% de su población considerada en extrema pobreza.
Continúan las deficiencias en los rubros salud,
educación, alimentación, vivienda, agua,
energía, como se ilustra en el siguiente cuadro
CUADRO 5. PRINCIPALES INDICADORES
SOCIALES: POBREZA, NUTRICIÓN, SALUD Y
EDUCACIÓN
Fuente: FONCODES. Mapa de la Pobreza 2000
Educación
Los indicadores de educación en el Valle del
Monzón están por debajo de los promedios
nacionales. Las tasas de inasistencia escolar y de analfabetismo
se estiman en 24%. La infraestructura educativa es deficiente.
Los colegios secundarios se encuentran sólo en los centros
poblados mayores. No existe presencia continua de profesores, hay
escasez de material escolar y salubridad en los centros
educativos. debido principalmente a la lejanía de las
escuelas, a la pobreza de las familias
El índice de deserción escolar, en el
nivel de primaria y secundaria para el año
2003 arrojó un porcentaje promedio del 60%, lo cual
indica bajos niveles de rendimiento de la población
escolar, cuyas causas se explican por:
o Sub alimentación de la
población escolar.
o Mínima colaboración de los
padres con los maestros, en la educación de los
hijos.
o Escasos niveles de recursos
económicos en la población campesina, que limita
a los padres de familia en la adquisición de
útiles y materiales didácticos
requeridos.
o Frecuentes inasistencias a las escuelas y
deserción escolar motivados muchas de ellas por los
requerimientos del trabajo agrícola familiar y/o por la
excesiva dispersión de las viviendas con relación a
los centros educativos.
o Alta proliferación de enfermedades bronquiales
y gastrointestinales en la población escolar.
Nutrición. Los indicadores de
nutrición indican una tasa de desnutrición
poblacional de 43.42%, siendo los escolares los más
afectados de desnutrición crónica, causante de
mortandad, por ello existen programas alimentarios como el PANFAR
(Programas de Alimentación y Nutrición a Familias
de Alto Riesgo), que mitigan parcialmente el problema.
Salud Los indicadores básicos de
salud están por debajo de los promedios nacionales tales
como la tasa de desnutrición, déficit de postas.
Las principales enfermedades transmisibles son: la diarrea,
infecciones respiratorias, desnutrición, tumores,
enfermedades del aparato circulatorio y TBC mayormente en
madres gestantes. Se dispone de 7 postas
médicas y un centro de salud con 6 camas, ubicado en la
localidad de Monzón dependiente del Área de salud
de Tingo María.
2.3. LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL DE LA CUENCA
DEL MONZÓN.
Para INRENA la expansión de la coca es la causa
de la deforestación del 60% de los bosques en el Valle del
Monzón. Sin embargo como también hemos detallado en
el acápite 1.1, desde mucho antes de la "explosión"
de cultivos de coca, la cuenca del Monzón ha venido siendo
intervenida inadecuadamente. La extracción forestal y
pesca indiscriminadas, las prácticas agropecuarias, la
contaminación de los ríos con mercurio, para la
explotación del oro, entre otras actividades productivas,
han causado importantes daños ecológicos y
pérdida de los recursos naturales.
Hasta los años 70 los sistemas tradicionales de
producción de coca ampliamente practicados en la cuenca
del Monzón, como en otras cuencas cocaleras de
Perú, incluían el hoyos profundos en el trasplante,
cultivos asociados en la fase inicial, uso inicial de
árboles de sombra, ausencia de fertilizantes
inorgánicos, uso de abono natural, poco a moderado uso de
herbicidas y plaguicidas. Hasta hoy se observan algunos vestigios
de estas prácticas en antiguas áreas
cocaleras.
El efecto del incremento en la demanda internacional del
narcotráfico por la cocaína, comercializada en los
EEUU, fue económica, social y ambientalmente devastadora
para esta parte de nuestra alto-amazonía, a partir de la
década de los años 70, cuando la producción
de coca con fines ilícitos genera en el plano ambiental la
pérdida del potencial productivo de los suelos con la
posterior pérdida de ecosistemas; en el plano socio
económico promueve una economía ficticia, deteriora
a la persona, a la unidad familiar por el nexo con el terrorismo,
narcotráfico, delincuencia, prostitución,
etc.
El incremento de la demanda por la coca, para fines
ilícitos, ha resultado en una intensa deforestación
para habilitar áreas nuevas para su cultivo. Hoy se estima
que la habilitación de áreas para el cultivo de
coca se realiza luego de la destrucción de
bosques de aptitud forestal. Esto significa la pérdida
entre 100 y 150 m3 de madera por hectárea. Siendo la
regeneración natural de la vegetación
extremadamente difícil. Además, los nuevos sistemas
de producción para la producción de cocaína,
aplican, en forma irracional, pesticidas altamente
tóxicos; se utilizan indiscriminadamente altos
volúmenes de sustancias químicas para la
elaboración de Pasta Básica de Cocaína,
contaminando seriamente el agua y los ecosistemas frágiles
de la cuenca.
Hoy la cuenca muestra un panorama preocupante, sobre
todo en aquellas áreas donde predominan tierras degradadas
que evidencian severos procesos de desertificación,
deslizamientos y degradación de sus ecosistemas, como en
el caso de extensas áreas de "shapumbales" o helechos y
"cachucchales", que son especies indicadoras de suelos degradados
con escasa fertilidad.
Es evidente que la aplicación de modelos de
desarrollo no sostenible, en la Cuenca del Monzón, es el
resultado de una compleja interacción de factores
físicos, biológicos, socioeconómicos,
políticos y culturales, que contribuyen a la
disminución de la productividad de los ecosistemas de
montaña y a la consecuente degradación de los
recursos naturales. Los factores que han acelerado los procesos
de degradación de los recursos naturales en la cuenca del
Monzón se explican en la deforestación o el
desmonte para fines de habilitación agrícola, el
consumo de leña o madera, el sobre pastoreo, la sobre
utilización agrícola y principalmente para la
explotación cocalera. Todo ello sin considerar aptitud de
los suelos y aunado a pobreza rural constituyen factores de
relevancia. Así la población vive bajo la amenaza
permanente de la degradación ambiental, que afectan cada
vez más de sus sistemas productivos y medios de
subsistencia. Manteniéndose el clásico
círculo de pobreza, sobre utilización de los
recursos naturales, degradación ambiental y pobreza
rural.
CAPITULO 3
SISTEMATIZACION DE EXPERIENCIAS Y
PROCESOS DE APRENDIZAJE.
4.1.- EN EL DISEÑO Y GESTIÓN DEL
PROYECTO.
El Proyecto "Reforestación participativa de la
cabecera de cuenca del río Monzón para la
recuperación del potencial productivo de suelos, fue
diseñado teniendo en cuenta algunas experiencias puntuales
de pequeño Proyecto de Instalación de un Vivero
Agroforestal Comunal en el Valle del Río Monzón
– Huanuco, ejecutado bajo acuerdo entre CONTRADROGAS y el
Programa de Desarrollo Alternativo UNOPS – PNUFID de de las
Naciones Unidas., en 1999, así como el diagnóstico
y los resultados de un taller, con participación de los
agricultores y cultivadores de coca y de las instituciones
locales del Ministerio de Agricultura el PRONAMACHCS, INRENA y el
Gobierno Regional. La ejecución del proyecto se
inició en octubre del 2002, y ha concluido sus actividades
en Marzo del año 2006.
Como sabemos, el Ciclo de Gestión de un Proyecto
incluye la Identificación (análisis de
la situación) – Planificación (diseño del
Proyecto) /Replanificación- Ejecución –
Evaluación- Finalización y entrega. Tomando este
concepto al pie de la letra, estaríamos aceptando sin
ambages que, al concluir el Proyecto, sólo nos queda
realizar la entrega del informe final y completar los
trámites de cierre.
Pero, proceder así, en forma mecánica y
reduccionista, implicaría negar algo fundamental: Los
procesos relacionados con el uso de recursos naturales, en los
que estuvo involucrado el Proyecto, tienen una
característica común: son procesos
socio-técnicos, en los que la creación de
riqueza económica y el empleo de técnicas, van
unidos a relaciones y procesos de aprendizaje a nivel individual,
social y organizacional. Esto significa que la
gestión de un proyecto hay que asumirlo también
como un proceso socio-técnico y no con el concepto
tradicional y rígido de Gestión del Ciclo del
Proyecto.
Luego de tres años de actividades en el Valle del
Monzón, hemos aprendido que con un Proyecto
(organización temporal) ponemos en marcha procesos
técnicos, sociales y organizacionales en los que
intervenimos como actores, pero también intervienen
personas (grupos metas) que al final deciden qué cambios
se producirán cuándo y cómo, con base en lo
aprendido, durante el ciclo de vida del Proyecto.
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