Personas sin hogar: investigación proyectiva en un centro de acogida
A- RESUMEN /
ABSTRACT:
Se trata de un trabajo de investigación que
pretende, por un lado, dibujar las bases de un proyecto factible
para el trabajo socio-educativo con población sin hogar y,
por otro, proponer mejoras en el trabajo diario del centro de
acogida.
Previamente ha sido necesario conocer, en su sentido
más amplio, las barreras que encuentran los residentes en
el centro de acogida así como los factores facilitadores
de su inclusión social.
Para ello se ha empleado una metodología
cualitativa, mediante observación participante y ha sido
utilizada como herramienta el "diario de campo". El
análisis de resultados se ha categorizado según los
tres ejes del estudio: Nivel personal, nivel socio- familiar y
nivel laboral. Así mismo cada una de estas variables han
sido subcategorizadas en función de los datos recabados.
El estudio se ha llevado a cabo siguiendo el principio de
confidencialidad, garantizando el anonimato tanto de usuarios y
profesionales, como de la propia institución.
Palabras clave: Personas sin hogar, centro de acogida,
inclusión social, pedagogía social, propuesta de
mejora y proyecto factible.
ABSTRACT:
This is a research study that wants to draw the
foundations of a feasible project for the socio-educational work
with homeless population and, propose improvements in the daily
work of the shelter.
Previously has been necessary to know, the limitations
faced by residents in the shelter, as well as, their facilitators
for the social inclusion.
For this it has employed a qualitative methodology witch
direct observation and has been used as a tool the "field
journal". The analysis of results has been categorized according
to the three strong points of the research: Personal scope,
socio-family scope and labor scope. Also each of these points
have been divided based on the information collected. The study
has obeyed the confidential policy, ensuring anonymity of the
users, professionals, and the institution.
Key Words: Homeless, shelter, social inclusion, social
pedagogy, proposal for the improvement, feasible
project.
B-
INTRODUCCIÓN
En el año 2012, se contabilizaron en
España un total de 22.938 personas en situación de
calle. Ello supone una media estatal de 71,3 personas sin hogar
(de ahora en adelante PSH) por cada 100.000 habitantes. La
comunidad autónoma1 en la que se desarrolla el trabajo se
encuentra ligeramente por encima (INE, 2012).
Además se tiene constancia de la escasa cobertura
que se ofrece en la región a las PSH en comparación
con el resto de España y se refleja el trabajo en
sinhogarismo, en el índice de desarrollo de los servicios
sociales, como uno de los aspectos más deficitarios.
También es importante reseñar que esta
autonomía es una de las que más dinero destina a
servicios sociales y sin embargo no alcanza los niveles de
cobertura logrados por otras comunidades autónomas con
menor gasto (García, Barriaga, Ramírez y Santos,
2013).
En el marco estatal, la situación tampoco es
demasiado satisfactoria en materia de sinhogarismo. Se destaca la
falta de recursos materiales y humanos, así como unas
líneas de actuación paliativas y de naturaleza
asistencialista (Cabrera, 2004).
Considerando conjuntamente la notable falta de
inversión en este fenómeno y la detectada necesidad
de evolución de las intervenciones socio-educativas, el
presente estudio pretende dar a conocer las barreras que
encuentran las PSH así como los factores facilitadores de
su inclusión, para esbozar un proyecto de
intervención en este ámbito y proponer mejoras
socio-educativas en el trabajo del centro de acogida.
Cuando hablamos de población sin hogar, no
debemos pasar por alto la duración de la situación
de sinhogarismo, lo que nos permite cuestionarnos el desgaste
físico- emocional que, en muchos casos, llevan consigo y
que será desglosado y tenido en cuenta tanto en el marco
teórico como en el análisis de resultados. En el
siguiente gráfico se aprecian los largos
periodos de tiempo sin vivienda:
1 Dato omitido por motivos
de confidencialidad.
Gráfico 1: Porcentajes de personas sin hogar
por tiempo en el sinhogarismo. Espacio muestral: población
sin hogar del estado: (22.938). Fuente: Instituto Nacional de
Estadística (2012).
Apreciamos por lo tanto como un alto porcentaje lleva en
la calle periodos largos de tiempo, cuyas necesidades en muchos
casos, como veremos posteriormente con más detenimiento,
no son cubiertas de manera satisfactoria.
La comunidad científica considera el empleo como
vía para conseguir la incorporación social de los
colectivos en situación de desventaja social (Arias, Mingo
y García, 2004., Carmona, 2005 y Jiménez, 2008). No
obstante, se tiene en cuenta el deterioro personal y social de
una población con múltiples problemáticas a
distintos niveles y que se consideran necesarios trabajar en el
proceso de inclusión social.
Por ello este estudio no pretende tomar el empleo como
vía exclusiva para la inserción, sino que se
abordarán también, aspectos personales y
socio-familiares, insoslayables en el trabajo con colectivos en
situación de exclusión social.
Así lo recoge la de la definición de la
FEANTSA2 que define a las PSH como: "aquellas que no pueden
acceder o conservar un alojamiento digno, permanente, adecuado a
la situación personal y que proporcione un marco estable
de convivencia, ya sea por razones económicas u otras
barreras sociales, o bien porque presentan dificultades
personales para llevar a cabo una vida autónoma"
(Portero y Utrilla, 2002).
C- ESTADO DE LA
CUESTIÓN
1- PASADO Y PRESENTE DE LAS PERSONAS SIN
HOGAR.
La concepción de esta población ha
cambiado notablemente a lo largo de las últimas
décadas. Los primeros términos3 como "indigente",
"transeúnte", "mendigo", con unas atribuciones
individualistas muy claras, venían precedidos de un
entendimiento por parte de la administración y
opinión social, cuanto menos discriminatorio. Así
en 1954 se puso en vigor la "Ley de vagos y maleantes"
que fue sustituida por la "Ley de peligrosidad y
rehabilitación social" en el año
1970.
Esta terminología hace recaer sobre la persona,
la culpa de las situaciones de exclusión, ya que tiende a
atribuir fenómenos como la marginación y la pobreza
a características propias del sujeto ya que le considera
una persona vaga y malvada (Cardona, 2004).
Lejos de estas definiciones comienzan a surgir nuevos
términos, menos despectivos y que permiten entender este
fenómeno desde una perspectiva más social que
personalista. Actualmente el término utilizado con mayor
frecuencia es el de "Persona sin hogar" (PSH). Éste
término hace referencia, no solamente a la
situación de falta de vivienda sino también al
plano convivencial, relacional, familiar, personal, asistencial y
cultural (Rubio, 2007).
El prisma actual de análisis de los procesos de
exclusión se enmarca, por lo tanto, dentro de un amplio
marco socio-económico. El "sinhogarismo", tal como expone
Cardona (2004) es el fruto de una serie de circunstancias
interrelacionadas en los ámbitos económico,
político y cultural, que llevan a desplazar del entramado
social a aquellos con menos recursos.
Esta línea de análisis, refuerza los
argumentos de Tezanos (1997), que distinguía dos grandes
estratos en las actuales sociedades neo-liberales. Por un lado
uno conformado por las fuerzas fáticas y las
conglomeraciones de poder (empresas, poder
político…), y por otro, un estrato
marginado-dominado.
Diversos autores (Tezanos, 1997 y Cardona, 2004)
consideran que la exclusión social ha de ser entendida, no
como una situación estática, sino como un proceso
de evolución de las organizaciones socio-económicas
neo-liberales.
Así Cardona (2004) define la exclusión
social como un "proceso de empobrecimiento que afecta a las
personas que pese a no estar en situación de pobreza se
exponen a los factores sociales y del medio", lo que hace
necesario llevar a cabo prácticas socio- educativas que
contemplen a la persona en su integridad.
Por lo expuesto anteriormente, parece obvio que se han
producido cambios de concepción, perspectiva de
análisis y tratamiento del colectivo objeto de estudio a
varios niveles, lo que nos llevan a considerar necesario reflejar
la influencia que todo ello ha tenido en esta población,
pudiendo destacar cambios notables los perfiles que conforman el
colectivo.
Anteriormente, el "transeúnte"
predominante era varón, de mediana edad, con bajo nivel
cultural y procedente de familias desestructuradas. Sin embargo
en los últimos años, se han introducido nuevos
perfiles en el colectivo. Así, Sánchez (2010), pone
de relieve los cambios experimentados en el
"sinhogarismo", pasando a formar parte de
él, multitud de nuevos perfiles (figura 1).
Entre ellos destacan:
· Varones procedentes de
centros penitenciarios y de menores
· Consumidores de sustancias
psicoactivas
· Varones de mediana edad
separados/divorciados
· Personas con enfermedad
mental
· Personas con problemas
laborales
· Mujeres jóvenes separadas/
divorciadas
· Jóvenes
universitarios
· Inmigrantes
· Familias completas
· Mujeres víctimas de malos
tratos
Figura 1. Nuevos perfiles en
situación de calle. Fuente: Sánchez
(2010).
Como hemos visto, el perfil de las PSH ha cambiado
notablemente en los últimos años aunque sigue
siendo predominante el varón de mediana edad.
Además ha subido estrepitosamente el número de PSH
de origen extranjero lo que supone tener en cuenta la
situación de extrema vulnerabilidad en la que se
encuentran las personas de origen no autóctono.
Con este colectivo surgen problemáticas
añadidas debido a su origen, que suponen a su vez
dificultades para conseguir, papeles, empleo y alojamiento
(Cabrera y Rubio, 2008)
Además es destacable que ha aumentado el nivel
académico general de esta población a la vez que
han disminuido las personas sin estudios (Muñoz,
Vázquez, Panadero y Vázquez, 2003).
En el siguiente capítulo conoceremos más a
fondo las variables sobre las que se ha sustentado la
investigación. Estas han sido determinadas teniendo en
cuenta la opinión de expertos en la materia, además
de una amplia revisión bibliográfica.
2- EJES EN LA
INTERVENCIÓN
2.1. NIVEL PERSONAL
En el análisis de esta variable se
considerarán fundamentalmente las dimensiones salud
física y mental, ya que tal como muestran diversos
estudios (Moreno, 2009., Salavera, Puyelo y Orejudo, 2009), son
aspectos que se ven sumamente deteriorados en personas que se
encuentran en situación de exclusión
extrema.
En una encuesta realizada a personas sin hogar en
Bizkaia se mostró la existencia de dos grandes grupos
respecto a la percepción que tienen de su estado de salud.
Así un 52,5% de los encuestados afirmó que
tenían buena o muy buena salud y el 15,5% respondió
que su salud era mala o muy mala. Estos datos llaman
poderosamente la atención, al afirmar el 48,5% de los
encuestados el padecimiento de alguna enfermedad grave. De este
grupo, la mayor parte de la muestra la mayoría afirmaban
tener hepatitis B ó C (40,2%) y SIDA (30,9%).
Se aprecia además una alta frecuencia de consumo
de drogas, ya que un alto porcentaje afirmó haber
consumido en el último mes, heroína (22,5%),
cocaína (30,5%) y cannabis (36,0%), y el 18,0% dice
consumir alcohol normalmente4. Sin embargo, estos altos
porcentajes quedan lejos de otros tipos de sustancias
tóxicas, como el éxtasis, opio, ketamina o speed,
no llegando a superar ninguna de estas sustancias el 1,5% de
consumidores (Moreno, 2009).
Vemos que un alto porcentaje de personas sin hogar
consume algún tipo de sustancia nociva. No obstante cabe
reseñar que la tipología entre bebedores de alcohol
y consumidores de otras drogas, tiene notables
diferencias.
Cabrera (1998) en Castro (2001) ya afirmaba que para el
alcohólico crónico la situación de
sinhogarismo incrementa su adicción, ya que "se hace
en buena medida en la calle", mientras que para el
consumidor de otros tipos de drogas, la calle puede ser una
barrera a la hora de mantener la
adicción.
Para estos últimos la calle y en un sentido
más amplio, la falta de recursos, será un
obstáculo para continuar el consumo, debiendo abandonarla
o conseguir dinero por vías ilegales con las consecuencias
que ello pueda conllevar (Castro, 2001).
En este sentido, diversos autores (Azurmendi, 1992.,
Walters, 1994., Rubio y cols., 2006 y Bringas,
Rodríguez y Moral, 2010) han hecho alusión a un
riesgo de implicación en actividades delictivas para los
consumidores de drogas, debido a la adicción a estas
sustancias: drogo-delincuencia. La tesis de estos autores parece
confirmarse en este colectivo: el 72,4% de las PSH que consumen
drogas han sido denunciadas en dos o más ocasiones, frente
al 27,6% de no consumidores (INE, 2012).
Por otro lado, parece necesario apreciar, además
de los consumos de sustancias tóxicas expuestos
anteriormente los casos de agresión sufridos, debido a la
situación "de calle". Un 40,8% de las personas sin hogar
declara haber sufrido agresiones, mientras que el
24,2% de las mujeres dice haber sufrido algún tipo
de agresión sexual5 (INE, 2012).
Además serán tenidos en cuenta los
problemas mentales que puedan padecer. El estudio de Salavera y
colaboradores (2009) reveló que un alto porcentaje de
personas sin hogar (58%) padece 2 ó más trastornos
de personalidad, y es mayoritario, aquellos que sufren de
trastorno de personalidad antisocial, un 35,06% del total de PSH
con algún trastorno, siendo en población general de
tan solo un 3%. De cerca se encuentran el trastorno dependiente
(29,9%), narcisista (28,6%) y compulsivo (28,6%).
A pesar de contabilizarse estos altos índices de
problemas de salud mental en PSH, parecen no ser suficientes los
recursos existentes para el abordaje de esta problemática.
A ello se le suma la limitación científica de las
investigaciones realizadas en este campo, que tienden a basarse
más en aproximaciones intuitivas que en diseños
metodológicos que permitan contrastar correctamente los
datos sobre esta variable, haciendo de ello un fenómeno
poco conocido (Muñoz y cols., 2003).
Considerando conjuntamente estas realidades, aparece la
necesidad de tener en cuenta el estado de salud y bienestar
emocional como elemento susceptible de análisis en
el trabajo de inclusión de este
colectivo.
2.2. NIVEL SOCIO-FAMILIAR
Se exponía anteriormente el cambio de
tipología de las personas sin hogar, sin embargo se
mantiene el desarraigo y la fragilidad o escasez total de las
redes sociales primarias. Martulic (2010) pone de relieve, esta
falta de vinculación afectiva familiar, y hace referencia
a las vivencias previas a la situación de
exclusión. Así su estudio muestra la falta de
vínculos familiares como experiencias evolutivas previas,
de gran peso en el proceso de exclusión, en la misma
línea de otros expertos.
En este sentido Cabrera y Rubio (2008) según
datos del I.N.E., ponen de manifiesto el desarraigo como factor
de riesgo, afirmando que la tasa de riesgo de pobreza6 es de 10%
en los hogares formados por dos adultos en edad laboral y del
34,9% en los hogares formados por una sola persona.
Carbonero (2013), concibe a la familia como un elemento
de gran incidencia en la pérdida del hogar y sostiene que
en la actualidad existen "itinerarios de nueva pobreza" causados
por la falta de protección familiar (importante elemento
que se detallará en el apartado "C.4. Factores
protectores"). Estos casos surgen a partir de conductas como la
violencia doméstica, malos tratos, amenazas y
expulsión del hogar.
Además señalan que "la soledad
[…] es sin duda un factor de vulnerabilidad
importantísimo" y que "los vínculos y
contactos con familiares, amigos, vecinos, colegas etc., suponen
una maya de seguridad […] y constituyen nuestro capital
relacional y social" (Cabrera y Rubio, 2008).
Siguiendo esta línea, se considera que la falta
de redes sociales y de vínculos afectivos sólidos
pueden suponer una barrera para el adecuado bienestar emocional
además de ser un importante elemento exclusógeno:
"iniciarse en la exclusión social extrema conlleva la
vivencia de un proceso progresivo de pérdida del nicho
afectivo, social y personal en el que
desarrollarse y proyectarse como seres humanos"
(Sánchez, 2010).
Por lo tanto consideramos que, en el trabajo con
personas en situación de vulnerabilidad, las relaciones
familiares y su restablecimiento se consideran de gran
importancia aunque en la práctica los planes de
inclusión social para PSH parecen no contemplarlos.
Sí es así en el trabajo con otros colectivos como
es el de las personas con trastornos mentales severos, en la
denominada rehabilitación psicosocial (Caridad,
2004).
Estas iniciativas, tienen la intervención
familiar como elemento susceptible de trabajo para la
inclusión, y toman como premisa que "los
vínculos familiares no pueden ser interpretados como un
problema, sino como un intento de solución y fuente de
recursos".
Por lo tanto parece racional cuestionarse, la
inclusión de estrategias de intervención familiar
en el trabajo con PSH, más aún si tenemos en cuenta
el deterioro relacional que, como se ha expuesto anteriormente,
sufre este colectivo.
En el análisis de resultados será tenido
en cuenta también la relación, satisfacción
y percepción que la población sin hogar tiene de
los servicios sociales. En el siguiente gráfico
(gráfico 2) apreciamos que el colectivo objeto de estudio
se encuentra claramente dividido en cuanto a la
satisfacción con estos recursos.
Gráfico 2: La satisfacción de las PSH
con los servicios sociales. Espacio muestral: Población
sin hogar del estado (22.938). Fuente: Instituto Nacional de
Estadística (2012).
Apreciamos como la población sin hogar se
encuentra dividida7 en cuanto a su satisfacción con el
servicio social, existiendo dos grandes grupos. Por un lado,
aquellos que afirman haberles ayudado nada o poco (44,4%) y por
otro los que se encuentran satisfechos con los servicios
sociales, y que afirman que les ha ayudado bastante o mucho
(55,6%).
En el siguiente apartado se procederá a analizar
el empleo, no tanto desde una perspectiva de inclusión
"única", sino como una variable más que,
presumiblemente, tenga una relación
recíproca con las otras dos dimensiones
expuestas.
2.3. NIVEL LABORAL
El empleo es considerado un elemento fundamental en el
trabajo con colectivos en riesgo de exclusión (Arias,
Mingo y García, 2004., Carmona, 2005 y Jiménez,
2008).
El Plan Nacional para la Inclusión Social del
Reino de España (2013) expone textualmente que el empleo
"es un pilar central de la inclusión y su opuesto, el
desempleo, es uno de los elementos más asociados a la
pobreza y exclusión social". Además este
informe destaca el nivel académico alcanzado como variable
influyente en la experimentación de procesos de pobreza y
exclusión social.
Es necesario no perder de vista esta variable en los
procesos de inclusión social de PSH, ya que como exponen
Arias y colaboradores (2004), "en el proceso de
exclusión social vivido por una persona sin hogar ha
ocurrido bien una circunstancia de pérdida irrecuperable
del empleo o bien una dificultad extrema de acceso al
mismo".
En el siguiente cuadro se exponen los limitadores con
los que cuenta nuestra población objeto de
estudio.
Se puede apreciar (figura 2) como la mayoría de
competencias susceptibles de desarrollar son de índole
socio-emocional, lo que refuerza la necesidad de conseguir un
bienestar óptimo en este aspecto para ayudar en el proceso
de inserción laboral, en la línea de otros trabajos
(Repetto y Pérez, 2007 y De Benito, 2013).
Factores limitadores de la empleabilidad en
P.S.H.
Baja autoestima y falta de
motivación Pasividad en la búsqueda de empleo Poca
tolerancia a la frustración Dificultad para adaptarse a
los cambios Dependencia institucional
Dificultades para resolver conflictos
laborales Rechazo de acciones formativas Objetivo profesional no
definido
Falta de habilidades sociales
Dificultades en la expresión
oral
Escasa experiencia laboral o experiencias
brebes en distintos sectores
Figura 2: Barreras en el proceso de búsqueda
de empleo de las personas sin hogar. Fuente: Elaboración
propia a partir de Arias y colaboradores (2004).
Como hemos visto existen una serie de factores
"limitadores" en el acceso a un empleo que caracterizan a las
personas en situación de exclusión extrema,
además de una escasa motivación vivencial (Rubio,
2007). Además, cabe destacar el capital social de una
persona como elemento de gran importancia en el proceso de
inserción laboral.
Es posible cuestionarse esta variable por encima incluso
de la formación académica: "la
intermediación y el acceso al empleo, dependen más
del capital relacional, de la calidad de los contactos y de las
influencias de parientes, amigos y vecinos; especialmente para
ocupar puestos pertenecientes a categorías laborales
inferiores" (Artiles y Lope, 1998).
Este aspecto no será obviado en el
análisis de resultados, más aún si tenemos
en cuenta que se trata de una población que sufre de
problemas importantes de desarraigo y vínculos afectivos,
como se expuso en el anterior apartado.
Sin embargo no debemos olvidar la formación
académica y profesional de la persona. Adquirir una
titulación académica, no supone una garantía
de acceder al mercado laboral, pero si puede ayudar
en este proceso. La Secretaría General Técnica del
Ministerio de Educación (2011) reconoce que las personas
tituladas acceden con más facilidad al mercado de trabajo
y que el desempleo afecta en mayor medida a aquellos sin
cualificación.
Se tendrá en cuenta la formación
académico- profesional como elemento inclusógeno,
complementado siempre, como se ha expuesto, con otros factores
socio-personales.
El siguiente apartado nos permitirá tener una
visión más amplia y analítica de los planes
e intervenciones llevadas a cabo en el contexto del
sinhogarismo.
3. PLANES PARA LA
INCLUSIÓN SOCIAL DE PERSONAS SIN HOGAR
Existe una tendencia al escuchar el término
"persona sin hogar", de pensar en situaciones de desamparo total,
de calle… Sin embargo este concepto puede entenderse desde
una doble vertiente: la falta de un domicilio donde vivir
(sinhogarismo restringido) y todas aquellas situaciones donde se
vive en condiciones poco favorecedoras para el adecuado
desarrollo socio-personal (sinhogarismo extenso) (Cabrera y
Rubio, 2008).
A continuación (tabla 1) apreciamos la
Tipología Europea sobre sinhogarismo
(ETHOS). Esta categorización utilizada
actualmente en el ámbito de los servicios sociales, es
útil para dar una definición más precisa de
cada caso particular:
CATEGORÍA | DESCRIPCIÓN |
Sin techo | 1- Vive en espacio público (a 2- Duerme en refugio nocturno y/o se 3- Albergue para gente sin hogar/ Alojamiento 4- Refugio para mujeres. |
Sin vivienda | 5- Alojamiento para solicitantes de 6- Instituciones de 7- Alojamiento con apoyo de |
Vivienda insegura | 8- Sin pagar alquiler 9- Orden de desahucio 10- Violencia |
Vivienda inadecuada | 11- Estructura temporal 12- Alojamiento indigno 13- Hacinamiento extremo |
Tabla 1. Clasificación de las
PSH según la tipología ETHOS. Fuente: Cabrera y
Rubio (2008).
En el contexto Europeo, cabe destacar la meta marcada
por la U.E. de reducir en 20 millones, las personas en riesgo o
situación de pobreza para el año 2020, mediante
planes de inclusión, políticas de empleo, mejora en
la cobertura de los servicios sociales y calidad de sus
intervenciones etc. (Comisión Europea, 2011).
En este marco son dos las teorías que se han ido
gestando para trabajar en el sinhogarismo. En primer lugar, la
teoría en escalera (continuun of care) sigue el
modelo dominante en la mayoría de países europeos y
consiste básicamente en la superación de etapas o
"escalones", hasta convertirse en personas preparadas para la
vivienda, llamadas housing- ready (figura
3).
Figura 3. El modelo en escalera
o "continuun of care". Fuente:
elaboración propia.
En segundo lugar, se encuentra el modelo "Housing
First" (figura 4). Sus defensores sostienen que la falta de
hogar es un factor de inestabilidad y consideran que el primer
paso para que una persona inicie su proceso de inclusión
social es disponer de un alojamiento digno, de vivienda.
Además este modelo lleva consigo un acompañamiento,
considerado voluntario, de asistencia socio-educativa que
garantice la inclusión social y laboral y autonomía
del usuario.
"El modelo housing first guarda una estrecha
relación con una visión cercana a la exigibilidad
del derecho a la vivienda, es decir, garantizar el "derecho a
techo" sin condicionarlo a cumplimiento de objetivos"
(Pérez, Creanga, Rodríguez, Gutiérrez,
Millas, Fábregas, Pons, García y Torjada,
2013)
Este modelo ha tenido un gran éxito en
América del norte, consiguiendo el programa
"Streets to homeless" de Toronto (Canadá) el
mantenimiento de la vivienda de un 85% de sus
destinatarios un año después de su inicio.
Además de esta cifra, un 90% consideraban a la vivienda
como un factor de gran importancia para su seguridad y
creían en ellos mismos para labrarse un futuro (Toronto
Shelter Support, 2007 en Pérez y cols.,
2013).
Figura 4. El "Housing First". Fuente:
elaboración propia.
En el ámbito estatal, se destacan pequeñas
aproximaciones a este modelo, como es el caso del "Programa
Municipal de atención a personas sin hogar de Barcelona"
que contempla bolsas de alquiler social.
Sin embargo a parte de estos intentos, y en
términos generales, se pone de relieve que las
políticas de inclusión parecen estar lejos de
comenzar a aplicar este tipo de iniciativas, basándose en
el tradicional modelo "en escalera". Los objetivos
estratégicos de la inclusión activa definidos por
el Plan nacional para la inclusión social del Reino de
España (2013-2016) son los siguientes:
· "Impulsar la inclusión socio-laboral
a través del empleo de las personas más vulnerables
teniendo en cuenta a las familias con hijos menores de edad en
situación de riesgo de exclusión
· Garantizar un sistema de prestaciones que
permitan apoyar económicamente a aquellas personas en
situación de vulnerabilidad y reducir la pobreza
infantil
· Garantizar la prestación de unos
servicios básicos a toda la población enfocados de
forma particular hacia los colectivos más
desfavorecidos, especialmente el caso de
servicios sociales, educación, sanidad, vivienda y
sociedad de la información"
Si comparamos este tipo de propuestas, de manera
más minuciosa, con las realizadas anteriormente podemos es
posible intuir que las líneas de actuación para la
integración social de las PSH, se dirigen hacia una
línea asistencialista, y distanciándose de
intervenciones socio-educativas que contemplen al sujeto en su
integridad.
Así, el Plan para la inclusión de
2006-2008, citaba como objetivo: "desarrollar programas de
acogida y alojamiento de media y larga estancia en centros que
desarrollen actividades de acompañamiento social que
superen la asistencia básica de alojamiento y
manutención y realicen acciones
complementarias"
Esta pretensión parece distar bastante del Plan
actual (2013-2016) que expone como prioridad: "proporcionar
alojamiento temporal a personas sin hogar con el fin de prevenir,
paliar su deterioro físico y problemas de salud,
especialmente, la enfermedad mental, alcoholismo, adicciones y
otros estados asociados a su situación"
La última definición choca frontalmente
con las líneas de actuación que propone la
comunidad científica. Estas radican, como se ha expuesto,
en garantizar una intervención socio-educativa
íntegra y de calidad, que abarque todas las áreas
de la persona y que deje atrás los recursos meramente
asistenciales. Recordamos que "la atención a las PSH,
sigue estando centrada en la asistencia para la supervivencia:
proporcionar comida cama y ropa" (Cabrera, 2004).
Esta idea se reafirma desde otros sectores. Así
en el informe de Lamarca y colaboradores (2006), se pone de
relieve la necesidad de crear dispositivos que trabajen aspectos
relacionados con la persona y la sociedad y no se limiten a un
mero asistencialismo: "una vez cubierta la necesidad
material, muchas de estas personas no continúan avanzando
en dichos procesos". Este informe además, insiste en
reforzar la parte relacional como elemento fundamental en el
proceso de inclusión por un doble motivo.
En primer lugar expone la necesidad de integrar un
espacio convivencial, en todos los dispositivos que trabajan con
problemáticas de exclusión graves. En este sentido
alega que una falta de este aspecto humano podría dar
lugar a un fracaso en el itinerario.
Por otro lado se pretende hacer partícipe a la
persona de su propio proceso, no "blindando" el servicio social
para que "la persona identifique el dispositivo como un punto
de arraigo, de vinculación, como un lugar al que pertenece
y al que puede volver tras haber sufrido una recaída en su
proceso".
Parece por lo tanto, que nos encontramos en una etapa de
cierto desacuerdo e incertidumbre en las políticas de
trabajo con PSH. No obstante, en vista de la evolución del
trabajo en otros países y de las recomendaciones de la
comunidad científica, se procederá a diseñar
el proyecto factible, desde una perspectiva multidimensional y
basada en el innovador modelo "housing first".
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