Sin embargo, dentro de los límites de cada
género, hay una tremenda proliferación de variedad.
Hay perros y gatos de todo color y tamaño; y entre las
flores está la begonia, de la cual hay tantas variedades
que se asemejan a otras flores que también se le llama la
flor "sinsonte." La orquídea cuenta con unas 4.000
variedades. Estas variedades han resultado en el transcurso del
tiempo debido al casi ilimitado número de combinaciones
que son posibles en la vida vegetal y también entre los
animales domésticos, y muchas de ellas son el producto de
esfuerzos humanos en las que se han dado cuidadosa
atención a la selección y al apareamiento. Por lo
general, estos tipos que se deben a ayuda humana no
continuarían a no ser que se les tuviera bajo condiciones
especiales o en un invernadero o laboratorio. Ninguna de estas
variedades es otro género; es decir, no está tan
separada de la forma original que sus células
reproductoras no puedan combinarse con células de otras
variedades dentro del mismo género y producir prole. Sin
embargo, a veces la diferencia en tamaño entre las
variedades animales puede impedir el apareamiento natural y
también puede hacer difícil el que la prole alcance
pleno desarrollo y nazca. No obstante, esas variedades son del
mismo género genético.
La ganadería nos proporciona una
ilustración de lo que la crianza selectiva puede lograr, y
de sus limitaciones. Cuando se desea en la manada una elevada
producción de leche, se escogen vacas con un buen registro
de producción y se les aparea con un toro de progenitores
de elevada producción, a menudo un toro de la misma
manada. La producción va subiendo gradualmente de
generación en generación. Pero con el tiempo se
manifiesta una debilidad grave, como, por ejemplo, el que las
vacas empiecen a perder sus becerros prematuramente. Se ha
alcanzado el límite en la crianza selectiva.
¿Cuál es la base para la
producción de tan gran variedad dentro de cada
género? Uno de los primeros investigadores
que proporcionó una respuesta parcial fue Gregor Mendel,
un monje austriaco que vivió en el siglo XIX. Para
él la biología era de interés absorbente.
Descubrió mediante experimentación que las plantas
y animales tenían en su composición o
constitución genética factores que transmiten
ciertos rasgos de progenitor a prole. Algunos rasgos se forman de
una manera relativamente sencilla, pues sólo implican unos
cuantos factores genéticos. Otros requieren la
acción recíproca de muchos factores. Pero hay una
exactitud matemática en la probabilidad de que ciertos
rasgos aparezcan en la prole con una frecuencia regular y
fija.
Como resultado de más
investigación por otros hombres y mujeres se llegó
a saber que cada célula corporal de animal o planta tiene,
entre sus miles de partes intrincadas, un núcleo que rige
la actividad de la célula. El núcleo de cada
célula en el cuerpo del individuo contiene pequeñas
entidades que se llaman "cromosomas". La mitad de estos
cromosomas son de origen paterno y la otra mitad de origen
materno. Por lo tanto las características o rasgos
básicos de un individuo son una herencia de sus
antepasados.
Para expresarlo más
específicamente, los cromosomas pueden compararse a hilos
tenues o "collares de cuentas" que contienen ADN
(ácido desoxirribonucleico), a lo largo de los cuales
yacen los genes, que pudiéramos comparar a las "cuentas."
Los "genes" son compuestos químicos que dirigen o provocan
a las células para que éstas edifiquen ciertos
rasgos. Son los portadores y transmisores de los rasgos
hereditarios. Un "gen", o un grupo de ellos en
colaboración, puede controlar el color de los ojos, o la
textura de la piel, o la composición de cierto jugo
digestivo, y así por el estilo.
Mendel no sabía todas estas cosas, pero sus
experimentos lo llevaron a la conclusión de que todas las
características heredadas se deben a lo que él
llamó "factores de unidad" o "elementos" (que ahora se
llaman "genes") en las células de toda cosa viviente.
Descubrió que la herencia sigue una regla
ordenada.
Mendel descubrió que algunas
características parecen depender de sólo un factor,
o gen, transmitido por cada progenitor. Por ejemplo, en la flor
que se llama "dondiego de noche" el cruzamiento de progenitores
rojos y blancos produjo una segunda generación de flores
todas rosadas. Entonces, por medio de polinizar o fecundar entre
sí a los individuos de esta generación rosada,
produjo una tercera generación de la cual el 50 por ciento
de las flores eran rosadas, el 25 por ciento rojas y 25 por
ciento blancas.
En las plantas y animales, algunos rasgos son
"dominantes". Es decir, si un progenitor posee un factor
genético, o gen, que produce determinado rasgo en la
prole, éste eclipsa o predomina sobre el factor o gen que
el otro progenitor contribuyó. Se le llama "gen recesivo"
al que ha sido dominado o reprimido. Por ejemplo, en la
célula somática o corporal de cada ser humano hay
dos genes, o factores, para el color del pelo (esto no es tan
sencillo, pero se dice así para ilustrar el principio de
modo comprensible). El gen para el cabello oscuro es dominante;
el que es para el rubio es recesivo. Si un progenitor contribuye
un gen para cabello oscuro y el otro uno para cabello rubio, el
gen "oscuro" domina, según la proporción
matemática que se muestra en el diagrama de la figura de
esta página. Si ambos genes en la célula corporal
de un individuo son oscuros, la persona misma tendrá
cabello oscuro.
Si un gen es "oscuro" y el otro es "rubio," la persona
tendrá cabello oscuro, aunque tal vez sea un poco
más claro, o posiblemente rojo. Para ser rubio, el
individuo tendría que poseer dos genes para pelo rubio en
sus células corporales.
La explicación de la ilustración es como
sigue. En la primera generación, padre y madre son rubios
y sólo poseen genes para cabello rubio. En la segunda
generación todos los hijos son rubios, pues cada
niño recibe un gen rubio de cada progenitor. Uno de la
segunda generación se casa con una persona que sólo
tiene genes para cabello oscuro. Por tanto, en la tercera
generación todos tienen cabello oscuro; el gen oscuro
domina, pero a todos se les ha transmitido el gen recesivo para
cabello rubio. Uno de la tercera generación se casa con
una persona que tiene genes para cabello oscuro y
rubio. En la cuarta generación lo oscuro domina, pero el
factor recesivo se impone cuando dos genes rubios se
unen.
Ahora bien, aunque las células
corporales contienen dos genes para el color del pelo,
sólo aparece un gen para el color del pelo en las
células reproductoras de cada progenitor, porque la
célula reproductora es una media célula (por
decirlo de una manera entendible). Por lo tanto cada progenitor
contribuye una media célula con su gen para el color del
pelo, para formar la célula corporal del bebé. Hay
la posibilidad de cuatro arreglos de los genes del padre y la
madre, a saber: oscuro-oscuro, oscuro-rubio, rubio-oscuro y
rubio-rubio. La combinación que se transmite regirá
el color del pelo del niño.
Lo que una persona es en cuanto a apariencia, o
despliegue de ciertos caracteres, se llama su "fenotipo".
Lo que es en cuanto a la constitución genética o de
los genes en sus células se llama su "genotipo". Si
cada progenitor tiene un gen "oscuro" y uno "rubio" en sus
células corporales, la probabilidad de producir hijos con
pelo oscuro es de tres sobre cuatro (como promedio
estadístico). El genotipo de un individuo rubio es
rubio-rubio (dos genes rubios en sus células corporales).
En el caso de una persona de pelo oscuro, su genotipo puede ser
oscuro-oscuro u oscuro-rubio (o rubio-oscuro), pues puede tener
dos genes "oscuros" o un gen "oscuro" y uno "rubio." La persona
con pelo oscuro no pudiera saber con certeza cuál es su
genotipo a no ser que uno de sus padres fuera rubio, o si tuviera
un hijo rubio.
Mendel también experimentó con guisantes
en los cuales una planta tenía genes para producir
semillas redondas, lisas y amarillas y el otro progenitor genes
para producir semillas rugosas y verdes. El color amarillo
predomina sobre el verde, y la forma redonda y lisa sobre la
rugosa. Descubrió que toda la prole era redonda, lisa y
amarilla. Pero por la autofecundación o el cruzamiento de
éstos entre sí, Mendel obtuvo varios resultados.
Sus experimentos revelaron que los diferentes factores
genéticos se combinan para producir cuatro
variedades.
Anteriormente, había personas que
suponían que, entre los seres humanos, la herencia estaba
en la sangre. Se abrigaba la idea de que mediante un proceso de
"mezcla" el hijo era intermedio, es decir, entre los dos padres
en cuanto a su apariencia y otros caracteres. En otras palabras,
la sangre de un progenitor era "diluida", por decirlo así,
por la del otro. Así el hijo tendría una apariencia
"a medio camino" entre las de sus padres. Pero esto no es cierto.
La herencia está en los gametos o células
reproductoras y no en la sangre, de modo que, en un grupo de
descendientes, no sólo hay tipos de "entremedio," sino
también tipos que definitivamente tienen la misma
característica que uno de los originales. Además,
algunos tipos se asemejan más a sus abuelos o bisabuelos
en ciertos aspectos que a sus padres. Por ejemplo, un niño
pudiera desplegar una característica o talento que su
abuelo había poseído pero que no se
manifestó en su padre o madre.
Ahora bien, toda esta herencia con sus
variaciones proviene del ADN en las células reproductoras.
El gen es una pequeña sección del ADN… en
sí mismo muy complejo. Cada gen está compuesto de
un hilo de sustancias químicas arregladas en cierto orden
de sucesión que forma un "código" o "mensaje" que
dirige la formación de un carácter
específico, así como se arreglan las palabras en
varias oraciones para formar frases. Hay miles de genes en la
célula humana. Pero seamos moderados y digamos que
sólo hay 1.000 genes (una cantidad mucho menor que la
verdadera) y que cada gen sólo tiene dos variantes (que
producen diferentes colores para los ojos, y así por el
estilo). Entonces sería posible que hubiese
21.000 diferentes combinaciones de
genes en los seres humanos. Esta cantidad —dos elevado a la
milésima potencia— excede los límites de
nuestra comprensión. Supera por mucho la cantidad de
electrones y protones que se calcula que hay en el universo
conocido.
El siguiente proceso contribuye a la casi ilimitada
variedad: Cada célula viviente del cuerpo humano contiene
46 cromosomas. La formación de células sexuales o
germinativas se debe a que ciertas células de 46
cromosomas se dividen para formar medias células (llamadas
células "haploides"), cada una de las cuales contiene 23
cromosomas. Durante el proceso de dividirse, los 23 cromosomas
que se recibieron del padre y los 23 de la madre se emparejan, o
se aparean. Cada uno de los 23 cromosomas de cada progenitor, a
lo largo de los cuales van los genes que dirigen la
edificación de las muchas características
específicas de la prole está al lado del cromosoma
correspondiente del otro progenitor. Entonces, cuando la
célula se divide, un cromosoma va a la célula
(realmente una media célula) germinativa recién
formada y su compañero va a la otra media célula.
Pero en el proceso, no sólo se separan sino a menudo pasan
al otro lado y cambian partes. Esto hace casi infinito el
número de diferentes combinaciones que son posibles. Se
atribuye a estos procesos el hecho de que una persona puede tener
un "doble" —alguien que se asemeja mucho a ella en
apariencia— aunque haya diferencias grandes en muchos
aspectos. Sólo en los gemelos idénticos puede
hallarse la misma constitución genética.
Una vez que entendemos el principio genético y
sabemos que ocurren millones de variaciones, podemos ver por
qué existen estas variaciones y que, a pesar de ellas,
todos constituimos una sola raza humana, una sola familia. En
algunos aspectos las diferencias son grandes, pero en la
mayoría de los aspectos son pequeñas. Pero por
todas partes hay una uniformidad en la naturaleza humana, y todos
pueden casarse entre sí y tener hijos. Todos son de un
solo género.
Muchas de las diferencias más señaladas y
combinaciones de caracteres distintivos se deben al aislamiento
de grupos durante largos períodos. Esto ha ocurrido debido
a las barreras o la segregación de ciertos grupos
ocasionadas por el aislamiento geográfico o límites
artificiales creados por las diferencias religiosas, sociales,
nacionales o lingüísticas. Este aislamiento ha hecho
que ciertas características o rasgos se emparejen con
otros… por ejemplo, la piel y cabello oscuros con
las facciones gruesas de muchos negros, y la piel "amarilla" y
ojos almendrados de los orientales. Pero estos rasgos no ocurren
juntos necesariamente. Por ejemplo, muchos negros tienen
facciones pequeñas y delicadas. De vez en cuando las
facciones mencionadas se ven en otras personas, pero no
emparejadas tan frecuentemente como entre aquéllos cuyos
matrimonios se han mantenido dentro de ciertos límites
durante un período largo, casándose con personas de
su propia zona, tribu y así por el estilo.
La Genética es la rama de la
Biología que se ocupa del estudio de la herencia
biológica, es decir, de los mecanismos a través de
los cuales se transmiten los caracteres de unos individuos a sus
descendientes. También estudia la estructura
química de los genes, las relaciones que se establecen
entre los diferentes genes de una célula, así como
los procesos implicados en la expresión
génica.
Gregor Mendel (1822-1884) es considerado el
padre de la Genética, ya que fue el primer
científico que realizó una investigación
rigurosa sobre la transmisión de los caracteres, que le
llevó a emitir sus leyes (tres, en total) de la herencia.
Antes de entrar a estudiar las leyes de Mendel conviene conocer
algunos conceptos básicos de Genética.
Se denomina Carácter a cada
una de las particularidades morfológicas y
fisiológicas de un ser vivo, tales como el
color de los ojos, la forma del pelo, el grupo sanguíneo,
etc.
Un Gen es un segmento de ADN que
contiene la información de una proteína de la que
depende un carácter. En la época de Mendel se
desconocía la existencia de los genes, pero él
postuló que debían existir unas partículas
de las que dependían los caracteres, y que se
transmitían de unos organismos a sus descendientes. Estas
partículas, que Mendel denominó "factores
hereditarios", serían los equivalentes a los actuales
genes.
Cada gen se sitúa en un lugar concreto de un
determinado cromosoma. Pues bien, se denomina Locus al
lugar que ocupa un gen en un cromosoma.
Se llama Alelo a cada una de las distintas
variantes o alternativas de un gen, que posee información
diferente sobre un determinado carácter en una especie y
que, por tanto, pueden situarse en el mismo locus. Por ejemplo en
la especie humana para el carácter "forma del pelo"
existen dos alelos, uno que tiene información de "pelo
rizado" y otro con información de "pelo liso". El locus
del cromosoma donde se sitúa este carácter
podrá ser ocupado por uno u otro de estos alelos, pero no
por ambos. Por otra parte, como los cromosomas están por
parejas, y los dos cromosomas que forman cada pareja (cromosomas
homólogos) poseen genes sobre las mismas
características, para cada característica un
organismo posee dos alelos, uno en un cromosoma y otro en el
homólogo.
Se dice que un organismo es Homocigótico
("raza pura", en la nomenclatura usada por Mendel) cuando los dos
alelos que posee para un determinado carácter son iguales.
Por ejemplo será homocigótico un individuo que para
la forma del pelo tenga en un cromosoma el alelo de pelo liso y
en el cromosoma homólogo también posea el alelo
de pelo liso.
Se dice que un organismo es
Heterocigótico ("híbrido", en la
nomenclatura usada por Mendel) cuando los dos alelos que posee
para un determinado carácter son distintos. Por ejemplo,
será heterocigótico un individuo que para la forma
del pelo tenga en un cromosoma el alelo de pelo liso y en el
cromosoma homólogo el alelo de pelo rizado.
Existen diversos tipos de herencia, entre los que cabe
destacar los siguientes: dominante, intermedia y
codominante.
Se dice que un carácter presenta
Herencia Dominante cuando uno de los
alelos (denominado alelo dominante), domina sobre el otro
(denominado alelo recesivo), de modo que cuando ambos
alelos se encuentran en el mismo individuo, es decir, siempre que
el individuo sea heterocigótico, sólo se manifiesta
el alelo dominante. Al alelo dominante se le representa por una
letra mayúscula y al recesivo por la misma letra en
minúscula. Un ejemplo de carácter con herencia
dominante es la forma del pelo en la especie humana, de forma que
el alelo que determina pelo rizado es el dominante (R) y el alelo
que determina pelo liso es el recesivo (r). Los individuos
heterocigóticos (Rr) que poseen un alelo rizado y otro
liso presentarán a la vista una apariencia de pelo
rizado.
Se dice que un carácter presenta
Herencia Intermedia cuando los dos
alelos poseen la misma fuerza al expresarse, de modo que cuando
ambos alelos se encuentran en el mismo individuo, es decir,
siempre que el individuo sea heterocigótico, se
manifestará a la vista un carácter intermedio. A
cada alelo se le suele representar por una letra mayúscula
distinta. Un ejemplo de carácter con herencia intermedia
es el color de la flor en la planta "dondiego de noche"
(Mirabilis jalapa). Para este carácter existen dos alelos,
uno que determina color de flor rojo (R), y otro que determina
color de flor blanco (B). Los individuos heterocigóticos
(RB) que poseen un alelo rojo y otro blanco presentan a la vista
un color de flor rosa.
Se dice que un carácter presenta
Herencia Codominante cuando los dos
alelos poseen la misma fuerza, de modo que cuando ambos alelos se
encuentran en el mismo individuo, es decir, siempre que el
individuo sea heterocigótico, los dos alelos
se manifiestan en toda su intensidad. Un ejemplo de codominancia
es la que existe entre los alelos IA e IB del sistema humano de
grupos sanguíneos, AB0. Para este carácter hay tres
alelos, un alelo IA que determina grupo sanguíneo A, otro
alelo IB que determina grupo sanguíneo B y un alelo
i que determina grupo sanguíneo 0. Los alelos IA e
IB son codominantes entre sí, y dominantes sobre el alelo
i. Los individuos heterocigóticos (IAIB) son
simultáneamente del grupo A y del grupo B.
Se denomina Genotipo a los genes que posee un
organismo. El genotipo puede referirse a los genes alelos que
tiene un organismo para una determina característica (por
ejemplo la forma del pelo, rasgo para el que la población
puede presentar tres tipos de genotipos: RR, Rr y rr), para un
grupo de características (color de los ojos, forma del
pelo, grupo sanguíneo, etc.) o para el conjunto de todas
sus características.
Se denomina Fenotipo a la
manifestación observable de cada uno de los caracteres de
un organismo. La necesidad de diferenciar entre genotipo y
fenotipo se debe a que, por ejemplo, en el caso de la herencia
dominante, individuos con distinto genotipo presentan el mismo
fenotipo. Así para la forma del pelo, los individuos de
genotipos RR y Rr poseen el mismo fenotipo (pelo rizado), ya que
en el heterocigótico el alelo recesivo r no se manifiesta.
Por otra parte, la manifestación de muchos caracteres
está influida o depende de las condiciones del medio
ambiente, de modo que individuos con el mismo genotipo para una
determinada característica pueden presentar un fenotipo
diferente. Tal es el caso, por ejemplo, de dos plantas que
teniendo el mismo genotipo, es decir, los mismos genes para la
altura del tallo, presentan fenotipos diferentes, es decir,
alturas diferentes, dependiendo de si una ha crecido en un suelo
rico en nutrientes y la otra en un suelo pobre. Aquí se
hablaría de invariabilidad genotípica y
variabilidad fenotípica; es decir, "variación
fenotípica" para un mismo genotipo.
Cuando Mendel realizó los trabajos que le
llevaron a emitir sus leyes sobre la transmisión de los
caracteres se desconocía, como se ha citado antes, la
existencia de los genes y de los cromosomas, por lo que el
enunciado que se hace a continuación de sus leyes no se
corresponde estrictamente con el suyo, sino que se ha tenido en
cuenta los conocimientos posteriores a él de
Genética y se emplea la terminología expuesta de
conceptos básicos de herencia biológica.
La Primera ley de Mendel se conoce como la
"ley de la uniformidad de la primera generación
filial (F1)". Su enunciado es así: "Cuando se cruzan
dos individuos de la misma especie, pertenecientes a dos
variedades homocigóticas (razas puras) para un determinado
carácter, todos los individuos de la primera
generación filial (F1) son heterocigóticos
(híbridos) e idénticos, es decir, tienen el mismo
genotipo y muestran el mismo fenotipo".
Vamos a desarrollar a continuación
la primera ley de Mendel para un carácter con herencia
dominante y posteriormente para otro con herencia intermedia. Un
ejemplo de carácter con herencia dominante es el color de
la semilla en la planta del guisante común (Pisum
sativum). Para este carácter existen dos alelos, uno
dominante que determina semilla amarilla (A), y otro recesivo que
determina semilla verde (a). Vamos a realizar a
continuación, mediante un diagrama esquemático que
sustituye al experimento físico, el cruzamiento propuesto
en la primera ley de Mendel:
Como se puede observar se cumple la primera
ley de Mendel, es decir, todos los individuos de la
primera generación filial F1 tienen el mismo genotipo, son
heterocigóticos (Aa), y presentan el mismo
fenotipo (color de semilla amarillo).
Un ejemplo de carácter con herencia
intermedia es el color de la flor en la planta "dondiego de
noche" (Mirabilis jalapa). Para este carácter existen dos
alelos, uno que determina color blanco (B) y otro
que determina color rojo (R). Vamos a realizar a
continuación el cruzamiento propuesto en la
primera ley de Mendel:
Como se puede observar también se cumple la
primera ley de Mendel, es decir, todos los individuos de la
primera generación filial tienen el mismo genotipo, son
heterocigóticos (BR) y manifiestan el mismo fenotipo
(color de flor rosa), si bien en este caso, al
contrario de lo que ocurre cuando el carácter
presenta herencia dominante, el fenotipo de la F1 no es igual al
de ninguno de los padres.
La Segunda ley de Mendel se conoce como Ley de
la segregación (o separación) de los genes que
forman pareja para cada carácter. Su enunciado es:
"Cuando se cruzan entre sí dos individuos
heterocigóticos (híbridos) de la primera
generación filial, los dos genes que forman pareja en cada
individuo para cada característica se separan y se
reparten en gametos distintos (se llama Gameto a cada una
de las células sexuales, o medias células,
masculina y femenina, que al unirse forman el huevo o
Cigoto de las plantas y de los animales, siendo este
cigoto una célula completa, resultante de la unión
de las dos medias células o gametos). Al unirse los
gametos de los organismos que se cruzan, siguiendo las leyes del
azar y la probabilidad, se obtienen los individuos de la segunda
generación filial (F2), en la que aparecen, en
proporciones determinadas, varios genotipos y varios fenotipos.
Asimismo entre los fenotipos de la F2 reaparecen fenotipos de la
generación parental (P) que habían permanecido
ocultos en la F1".
Vamos a desarrollar a continuación
la segunda ley de Mendel para un carácter con herencia
dominante (color de la semilla en la planta del guisante), y
posteriormente realizaremos un cruzamiento similar al propuesto
por Mendel en su segunda ley para un carácter con herencia
intermedia (color de la flor en la planta "dondiego de
noche").
A) Carácter con herencia dominante:
color de la semilla en la planta del guisante: A es
amarillo y dominante, y a es verde y recesivo.
Como se puede observar, de acuerdo con la
segunda ley de Mendel, aparecen en la F 2
varios genotipos y varios fenotipos en proporciones
determinadas, que son:
B) Carácter con herencia intermedia:
Color de la flor en la planta dondiego de noche.
Como se puede observar también se
cumple la segunda ley de Mendel, apareciendo en la F2
varios genotipos y varios fenotipos en proporciones
determinadas, que son:
La Tercera ley de Mendel se conoce como Ley de
la herencia independiente de los caracteres. Su enunciado es
como sigue: "Cada uno de los distintos caracteres de un individuo
(por ejemplo en una planta: color de la semilla, forma de la
semilla, altura del tallo, etc.) se transmite a la descendencia
independientemente de los demás, ya que los dos genes que
forman pareja para cada una de las diferentes
características se segregan (separan) de manera
independiente y se combinan de todas las formas posibles cuando
se forman los gametos".
Hay que señalar que la tercera ley de Mendel
sólo se cumple cuando los caracteres, cuya herencia se
está considerando, están situados en parejas de
cromosomas homólogos diferentes (o cuando los caracteres
se encuentran en la misma pareja de cromosomas homólogos
pero muy alejados entre sí), y no se cumple, es decir, la
herencia no es independiente, cuando están situados en la
misma pareja de cromosomas homólogos.
Pocas dudas caben acerca de que el acto fundacional de
lo que se ha llamado "darwinismo" fue la
publicación, en el año 1859, de la primera
edición del Origen de las especies de C.R. Darwin. En
realidad no todos los que se sumaron a las nuevas ideas
evolucionistas las aceptaron con la misma convicción,
especialmente las relacionadas con el mecanismo de la
selección natural. En muchos casos fue una
adscripción más filosófica y política
que estrictamente científica. La obra de Darwin era una
respuesta respetable del naturalismo científico al
conservadurismo bíblico aún dominante en la
Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX. Más que una
corriente científica, el "darwinismo" inicial
representó una actitud contestataria y reivindicativa de
la ciencia que se materializó, sobre todo, en la lealtad a
la figura de Darwin. Pero "El origen" despertó
también un serio rechazo en otra parte importante de la
sociedad que no admitía ni su parentesco
animal ni la no intervención de Dios en la historia.
Darwinismo y Antidarwinismo tienen, pues, el mismo elemento
catalizador, la publicación del libro de
Darwin.
Como ya se ha indicado, Darwin preparó la
publicación de El origen creando una especie de
comité de recepción en el que figuraban algunos de
los hombres más respetables de la ciencia de su
época. La habilidad de algunos de sus componentes (sobre
todo la de Huxley) tuvo mucho que ver con el éxito inicial
de la teoría de Darwin. Así, a finales de los
años 1860 una buena parte de la comunidad
científica mantenía ya convicciones evolucionistas.
Se asimiló la idea de la transmutación de las
especies, la idea de que las nuevas especies se habían
originado a partir de otras especies más antiguas. Pero se
mantenían posiciones muy diferentes con relación a
los mecanismos y a los propósitos de la evolución.
Se podría decir que incluso los seguidores de Darwin eran
en realidad pseudarwinistas. El éxito inicial del
darwinismo no se debió, pues, a la aceptación
general de la selección natural propuesta por Darwin, sino
a la defensa de la propia idea de la evolución
orgánica. Una defensa en la que participaron, sobre todo,
aquellos que reivindicaban un cambio de autoridad intelectual a
favor de la ciencia. El darwinismo fue, más bien, un
movimiento social y político en el seno de la comunidad
científica y de la cultura victoriana [Bowler, 1995]. Los
darwinistas proclamaron su fidelidad a Darwin en reconocimiento
del efecto catalizador que, en ese sentido, había
provocado la publicación de "El origen".
Muchos seguidores de Darwin se dedicaron a
especular sobre las grandes cuestiones evolucionistas, como, por
ejemplo, la reconstrucción de la historia de la vida sobre
la Tierra. En este sentido, Darwin fue poco darwinista.
Prefirió continuar su trabajo de observación y
experimentación con plantas y animales "en el
jardín de su casa" explorando la infinita variedad de las
adaptaciones orgánicas y tratando de explicarlas a la luz
de la selección natural. Participó poco en la
defensa pública de su teoría, aunque preparó
cinco ediciones más de El origen, dando en cada una de
ellas las respuestas que buenamente pudo a las críticas
que se le iban planteando, algunas de ellas muy serias, entre las
que figuraban:
1. La discontinuidad del registro
fósil.
2. Los cálculos de lord Kelvin sobre
la edad de la Tierra.
3. La existencia de estructuras no
adaptativas.
4. Formación de órganos
complejos mediante estados intermedios no adaptativos.
5. La excesiva regularidad y
repetición de ciertas estructuras, como el ojo de
vertebrados y cefalópodos.
6. El problema de la herencia
mezclada.
En realidad el evolucionismo fue
rápidamente asimilado por una buena parte de la
sociedad, incluso por la religiosa. Las ideas
evolucionistas no provocaron un verdadero conflicto entre ciencia
y religión. A finales de la década de 1860,
liberales y conservadores habían asimilado ya el
evolucionismo. Y cada grupo lo había adaptado a su propio
ideario. El Antidarwinismo, aparte de las posiciones más
radicales de los creacionistas, simplemente reclamaba una
intervención más clara de la divinidad en la
evolución de los organismos. Así para el
"evolucionismo teísta" la variación en los
organismos era una fuerza activa que conducía a las
especies en una dirección predeterminada. Dios influye de
esa manera sobre la variación. Mivart y Owen, entre otros
eminentes biólogos, defendieron esas ideas y plantearon
duras críticas al mecanismo de la selección
natural.
Otra corriente antidarwinista fue la Ortogénesis,
teoría que adoptaron algunos paleontólogos
según la cual muchas estructuras orgánicas no eran
el resultado de un proceso selectivo sino de un despliegue de
hechos predeterminados. Las variaciones no serían
aleatorias, como defendía Darwin, sino que estaban ya
predeterminadas por la propia constitución genética
de las especies. Esta corriente fue ganando influencia en los
años finales del siglo XIX, especialmente en
América del Norte. El Lamarckismo fue también
reivindicado por algunos antidarwinistas empeñados en
concebir la evolución como un proceso finalista. De
acuerdo con estos nuevos lamarckistas, Dios intervenía en
la marcha del mundo orgánico sirviéndose de la
conducta de los animales, en quienes delegaba su poder creador.
Algunos paleontólogos norteamericanos fundieron la
ortogénesis con el lamarckismo en una nueva teoría
antidarwiniana de la evolución que permitía la
predicción del curso de los acontecimientos evolutivos. De
acuerdo con ella, en cuanto una población elegía
una nueva forma de vida sus descendientes ya no podían
hacer otra cosa que seguir la línea de
especialización elegida por sus ancestros. Algunos de
ellos hablaron incluso de "energía evolutiva", una
energía de la que las especies podían desprenderse,
iniciándose entonces su proceso de extinción.
Éstas y otras corrientes antidarwinistas recuperaron
posiciones y hacia finales de la década de 1870 eran ya
dominantes, anunciando la gran crisis del darwinismo de los
primeros años del siglo XX.
El origen de la
vida.
"El origen de la vida, aunque atañe al estudio de
los seres vivos, es un tema que no es abordado por la
teoría de la evolución; pues esta última
sólo se ocupa del cambio en los seres vivos, y no del
origen, cambios e interacciones de las moléculas
orgánicas de las que éstos proceden" (Wikipedia,
enciclopedia libre de internet).
En el artículo "Los problemas de la
evolución II. El darwinismo", de Antonio León
Sánchez para el curso de doctorado "Los problemas de la
evolución", del Departamento de Antropología,
Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Facultad de
Filosofía de la UNED en Madrid (Agosto de 2003,
página 13), se lee: "Al contrario que Lamarck y Buffon,
Darwin no trató el problema del origen de la vida al que
consideraba un asunto de rango superior [Darwin 1988, p. 563]:
'No es una objeción el que la ciencia hasta el presente no
de luz alguna sobre el problema, muy superior, del origen de la
vida'. En todo caso, Darwin se limita a considerar la posibilidad
de uno o unos pocos antepasados comunes a todos los seres vivos,
incluido el hombre [Darwin, 1988, p. 567]: '…
tenemos también que admitir que todos los seres
orgánicos que en todo tiempo han vivido sobre la Tierra
pueden haber descendido de alguna forma primordial'. En el
'Origen de las especies' no se hace ninguna alusión al
parentesco animal del hombre excepto la sugerencia de que su
teoría podría arrojar alguna luz sobre sus
orígenes y su historia".
La Fundación Educativa de "Héctor A.
García", bajo el título "Evolución
biológica", dice, en parte: "El origen de la vida, aunque
atañe al estudio de los seres vivos, es un tema que
realmente no es explicado en la teoría de la
síntesis moderna de la evolución [(que es una
expresión del punto de vista científico más
actual y general)]; pues esta última sólo se ocupa
del cambio en los seres vivos, y no de la creación y los
cambios (evolución a moléculas más
complejas) e interacciones de las moléculas
orgánicas de las que procede… No se sabe mucho sobre las
etapas más tempranas y previas al desarrollo de la vida, y
los intentos realizados para tratar de desvelar la historia
más temprana del origen de la vida generalmente se enfocan
en el comportamiento de las macromoléculas,
particularmente el ARN, y el comportamiento de sistemas
complejos… Sigue en pie la pregunta sobre qué hizo
posible que un conjunto de moléculas orgánicas
agrupadas adquiriesen las características que definen a
los seres vivos… Una mariposa es un ser vivo; una piedra, no.
¿Qué diferencia hay entre los dos? A nivel
elemental, se imponen las semejanzas; a nivel superior, las
peculiaridades. Idénticas partículas elementales
constituyen ambos objetos y, en un eslabón más,
podemos decir que átomos parecidos. En el mundo de las
moléculas comienzan las diferencias, pero éstas se
multiplican cuando se penetra en el mundo de las
macromoléculas. A ese nivel, la mariposa parece estar
infinitamente más estructurada que una piedra; la
mariposa, ser vivo, es infinitamente más ordenada,
compleja y rica en información que una piedra".
Situándonos en la cuestión del ORIGEN DE
LA VIDA, peldaño anterior a la consideración
crítica de la EVOLUCIÓN ORGÁNICA, tenemos
que decir que su segregación de las doctrinas
evolucionistas contemporáneas parece obedecer más a
una necesidad teórica que a una decisión
arbitraria. Además, dicha necesidad teórica conduce
a los investigadores concienzudos no sólo a buscar
explicación al origen de la vida sino también al
origen mismo de los sillares básicos de la materia viva, a
saber, los constituyentes últimos de la materia: las
partículas elementales del universo conocido. Esto es
así porque la vida tiene lugar sobre un substrato de
complejidad energética y material físicamente
dependiente de las propiedades de las partículas
elementales.
Ahora bien, la investigación
primaria acerca del origen de la vida no sólo atañe
a las micropartículas que integran el cosmos sino
también necesariamente, sin duda, a los diferentes niveles
de organización de la materia universal: átomos,
moléculas, cuerpos geológicos, astros, galaxias,
…, universo… Pues enmarcados dentro de estos niveles de
organización se encuentran los fenómenos propios de
la vida, sobretodo en el intervalo que va desde el nivel
molecular (o macromolecular: ARN, ADN, …) al biosférico
(individuos, poblaciones, …). En efecto, pues para poder
explicar el origen de la vida es indispensable aludir al
substrato material que la soporta y a todas y cada unas de las
diferentes peculiaridades organizativas que adopta dicho
substrato en su gradación progresiva, minuciosa, compleja,
histórica y ascendente que conduce finalmente a aquel ser
vivo que pudiera llamarse el "más simple".
Para intentar dar respuesta a las cuestiones más
primordiales podemos considerar un artículo publicado en
la revista DESPERTAD del 8-6-1979, páginas 6 y 7, que
argumenta, en parte:
«La primera causa… ¿animada
o inanimada?… ¿Surgió el universo sólo de
movimientos puramente mecánicos, físicos,
independientes de dirección consciente,
inteligente?
De un examen cuidadoso del universo, los
científicos han visto prueba de que éste tiene la
precisión de una máquina. Las leyes que los cuerpos
[celestes] obedecen son tan exactas que con años de
anticipación los científicos pueden predecir
diversos sucesos [celestes]. Además, algunos de nuestros
más precisos cronómetros se ponen en hora por medio
de las estrellas.
También se observan agrupaciones de
materia sumamente organizadas. Esto es especialmente cierto de
los complejos sistemas que componen los organismos vivos. Hasta
los "bloques de construcción" de la vida, las
moléculas de proteína, manifiestan arreglos
atómicos asombrosamente complejos.
¿Cómo surgió toda esta
precisión y complejidad? ¿Es el resultado de la
operación de la "casualidad ciega" en el
transcurso de miles y miles de millones de
años?
Algunos científicos prominentes han sugerido que
si a una retahíla de monos se les concediera suficiente
tiempo para golpear a voluntad las teclas de máquinas de
escribir, con el transcurso del tiempo —tal vez miles de
millones de años— producirían, sencillamente
por casualidad, un libro como Guerra y Paz de Tolstoi. De modo
que, razonan los científicos, si se suministra suficiente
tiempo, este complejo mundo sería producido por la
casualidad.
Pero, como hizo notar otro investigador:
"Se precisa alguien que reconozca cuando ellos [los
monos] hayan terminado su labor… y precisamente cuánto
tiempo se esperaría que los monos [se] demoraran
dependería exactamente de la manera en que se hiciera la
selección." Sí, se precisaría que un
individuo inteligente que supiera lo que el libro dice
seleccionara y ordenara lo que los monos produjeran a fin de
obtener la obra maestra. Sin un "seleccionador", los monos en
realidad nunca producirían el libro. A lo más, sus
esfuerzos resultarían en una mescolanza alfabética
o meras líneas de palabras desconectadas o palabras a
medias.
"La casualidad ciega," dice el libro The Life Puzzle,
"es un sujeto productivo… sin embargo, es muy limitado. Puede
producir niveles inferiores de organización con suma
facilidad… pero a medida que aumenta la organización no
tarda en hacerse muy incompetente. Y, como vimos, esperar mucho
tiempo, o usar tremendos recursos materiales, no es muy
útil".
Hasta los niños saben que no se puede construir
una "casa" de "cubos de construcción" de juguete por medio
de meramente arrojar los cubos al aire, con la esperanza de que
por casualidad formen una "casa". Cierto, quizás en cierta
tirada, dos o tres cubos se apilen unos sobre otros. ¿Pero
qué probabilidad hay de que se edifique una "casa"
organizada? De hecho, a menos que el niño proteja los
pocos cubos que por casualidad se apilaron, la próxima
tirada podría deshacer lo ya hecho. Es preciso que alguien
manipule los cubos para producir una "casa" organizada. Por lo
tanto, por sus propias observaciones los científicos se
han visto obligados a desechar la "casualidad ciega" como factor
responsable del elevado grado de organización que se
evidencia en la Tierra y el universo.
En 1859 Carlos Darwin propuso que la "selección
natural" era el guía "selector" que podía organizar
los resultados producidos por la casualidad ciega y producir el
orden del caos. Se dice que la selección natural es un
proceso por medio del cual sólo sobreviven los
diseños u organismos (plantas y animales) "correctos"
(favorables) especialmente adecuados para sus alrededores, y que
éstos, por lo tanto, pasan el diseño "correcto" a
su prole, y así, gradualmente "evolucionan" hasta llegar a
ser formas de vida más complejas.
No obstante, después de describir
las muchas condiciones únicas en su género que
permiten que la vida exista en la Tierra, el
evolucionista C.F.A. Pantin, anterior profesor de zoología
de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, reconoce que "la
operación de la selección natural no daba
razón de todas las características especiales del
mundo natural."
¿Qué clase de "características
especiales"? Bueno, de cierta característica el
zoólogo W.H. Thorpe ha dicho que es "una de las más
sorprendentes y perturbadoras sacudidas que la teoría
evolucionista ha recibido en tiempos recientes". Es la
increíble complejidad del gen… la unidad
microscópica en el interior de una célula viva que
determina lo que esa planta o animal en particular será.
Los genes ciertamente son complicados. Como computadoras en
miniatura, almacenan información y suministran
instrucciones a la célula. Si se escribiera toda esta
información en tipo normal, llenaría una
enciclopedia de unos 1.000 tomos.
¿Qué probabilidad
habría de que uno de estos genes complicados se originara
por medio de la selección natural a través de
"mutaciones fortuitas" en el transcurso de miles de millones de
años? "Las probabilidades de que una molécula
característica de ADN fuera producida en dicho lapso de
tiempo siguen siendo, pues, inimaginablemente pequeñas
(10-415)," escribe el biólogo
Frank B. Salisbury en la revista científica Nature.
"Inimaginablemente pequeñas". Una probabilidad en un 1
seguido por 415 ceros.
Aunque Salisbury cree en la
evolución por medio de la selección natural, la
imposibilidad de que tal cosa suceda lo hizo llegar a esta
conclusión: "La creación especial o la
evolución dirigida resolvería el problema de la
complejidad del gen".
Es preciso que alguna fuerza inteligente haya "dirigido"
la construcción de tan compleja molécula. No
podría haberse desarrollado por mera casualidad ni
siquiera por "selección natural". La materia inanimada,
como los átomos y las moléculas, no se ordena a
sí misma.
"También sabemos que la
característica más fundamental de la vida es que
puede invertir la entropía [la tendencia de los sistemas
sumamente organizados a hacerse menos organizados], es decir,
puede restaurar el orden en contraste con la tendencia de la
materia inanimada a reducir el orden (o a aumentar la
entropía; es decir, las piedras tienden a rodar cuesta
abajo, no cuesta arriba)," informa el libro The Reflexive
Universe.
¿Qué nos dice todo esto? Que una Fuente de
Energía original tiene que haber estado viva para proveer
dirección a medida que la energía a su
disposición se usaba para crear el mundo natural que nos
rodea…».
Conclusión.
La pregunta que encabezaba este artículo era:
¿Fue el llamado "Tercer día creativo" un episodio
aleatorio o creativo? Dicha pregunta se contesta en buena parte a
través de dar respuesta a esta otra pregunta: ¿Fue
el origen de la vida un acto casual o creativo (entendiendo por
acto CREATIVO el que se ampara en alguna clase de
dirección inteligente)?
Los argumentos que hemos presentado han intentado dar
razones válidas a favor del punto de vista del
Génesis en cuanto al origen de la vida en nuestro planeta,
acaecido durante el periodo denominado en las Santas Escrituras
como Tercer Día Creativo. La contrapartida a estos
argumentos se presenta en forma de cúmulo de
hipótesis bajo el título de Teorías
Materialistas del Origen de la Vida, y todas éstas se
encuentran afectadas por un mismo denominador común: El
origen casual y no inteligente de la vida.
En el próximo artículo
abundaremos y profundizaremos más en este tema, pero antes
de proseguir se hace necesario elogiar a la Sociedad Watchtower
Bible And Tract Of Pennsylvania por
la publicación, editada en el año 2010 en
español y otros idiomas, del folleto de 32 páginas
cuya portada aparece en la figura de la derecha. Se trata de una
obra fácilmente entendible para el público profano
que expone con claridad sorprendente la
incomprensible obstinación de los círculos
académicos por soslayar toda la evidencia racional y de
peso que favorece a los postulados que invocan dirección
inteligente para el origen de la vida.
Autor:
Jesús Castro
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