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La articulación entre vacío, materia y tiempo en el De Rerum Natura (página 2)




Enviado por Elider J. Ríos



Partes: 1, 2

"El universo está constituido de cuerpos y de
espacio. Que existen los cuerpos, las sensaciones lo
atestiguan continuamente, y es necesariamente en conformidad
con aquéllas que se hace, a través del
razonamiento, las conjeturas sobre lo invisible. (…) Si,
por otro lado, no existiera eso que llamamos vacío,
espacio o naturaleza impalpable, los cuerpos no
tendrían lugar donde permanecer ni moverse, y esto es
algo que parecen realizar comúnmente"12
.

Así resulta que la dialéctica
epicúrea está basada en una especie de
silogismo, de donde de una premisa resulta otra que se apoya
en la anterior. En este particular Long afirma: "Ya que es un
hecho evidente que existen cuerpos; el espacio vacío,
por consiguiente también ha de existir, ya que los
cuerpos han de hallarse en algo y tener algo a través
de lo cual moverse"; 13 mas esta idea Epicuro no la concibe
solamente en el plano macro de los objetos, es
decir, no solo en la corporeidad de los objetos del mundo,
tal y como lo perciben nuestros sentidos, sino que va mucho
más allá, denotando "las cosas invisibles",
o

sea, lo que hoy día llamaríamos:
la estructura molecular de la materia. De
allí, afirma Epicuro que todas las cosas han de estar
compuestas por átomos y de espacio vacío entre
éstos, que dependiendo de la cantidad o
agrupación de ellos, así como de la existencia
de vacío que dispongan los cuerpos, en su estructura
intrínseca, de tal forma será la
constitución de dichos cuerpos.

Monografias.comLucrecio, en su poema, ejemplifica
este particular a través de los fenómenos
naturales que obran, a nuestros ojos, de manera imperceptible
como es el viento, la lluvia, el desgaste de los objetos,
etc., pues, obviamente, ha de ser el punto de partida para
lograr el objetivo que persigue la obra: la
disolución de los temores;
así que designa
todo esto acusando directamente a la Naturaleza14.

  • Esta concepción dual del todo, es
    ciertamente, la punta de lanza o el pensamiento
    más preponderante de toda la tradición
    atomista ya esbozada por los pre-socráticos, y
    como principales exponentes de ésta tenemos a
    Leucipo y Demócrito (Cf. Arist. Metaph.
    4,985 b., Hippol. Refut. I, 12. y
    Aët. I, 3,15.)

12 Ep. ad Hdt.29-18,30

  • op cit.: pp. 40-41

  • Sed quae corpora decedant in tempore
    quoque, invidia praeclusit speciem natura
    videndi

  • Luego pasa a afirmar la existencia
    del vacío, dando como argumento la solución
    epicúrea al respecto, la cual hemos venido
    tratando, pero pronto nos presenta la clave de este:
    "praeterea quamvis solidae res esse putentur, hinc tamen
    esse licet raro cum corpore cernas"15.

    (Fuera de esto, por macizas que se
    consideren las cosas, es bien que observes sin embargo en
    lo siguiente que son de cuerpo poroso.)

    Es decir, la materia no está constituida
    solo de materia sino que existe el vacío en ella y
    éste le da su constitución y su peso,
    aún prescindiendo del volumen que puedan tener,
    pues considera el cuerpo y el vacío como
    inversamente proporcional en cuanto al peso.
    Refiriéndose a esto se cuestiona lo
    siguiente:

    "Denique cur alias aliis prestare videmus
    pondere res rebus nilo maiore figura? (…) corporis
    officiumst quoniam premere omnia deorsum, contra autem
    natura manet sine pondere inanis. Ergo quod magnumst
    aeque leviusque videtur, m¡nimirum plus esse sibi
    declarat inanis; at contra gravius plus in se corporis
    esse dedicat et multo vacui intus habere"16.

    (¿Por qué, en fin, vemos que
    unos cuerpos ganan en peso a otros no siendo de mayor
    volumen? (…) porque es propiedad de los cuerpos
    arrastrarlo todo hacia abajo, mientras que la naturaleza
    del vacío está exenta al contrario de peso.
    Luego lo que teniendo más volumen aparece
    más liviano, muestra a las claras que contiene
    mayor vacío; y por el contrario lo más
    pesado revela que hay más cuerpo en él y
    que contiene dentro mucho menos huecos.)

    Asimismo, esto vale en cuanto a la
    constitución del átomo, que desde su
    etimología

    «?t?µ??»:
    considérase como lo que no puede
    dividirse
    , ya da por sentada su
    definición.

    Sin embargo, la concepción
    que de ello hacían, tanto Epicuro como Lucrecio,
    no se refería

    a la mínima expresión
    del átomo como tal, sino a su conformación
    corpórea y a la ausencia total en ella del
    vacío. En cuanto a esto M. R. Donís
    sostiene:

    "Aunque el átomo no es,
    exactamente, algo carente de partes, ya que el mismo
    Lucrecio habla de partes minimae atomi. Estas partes, sin
    embargo, son en sí mismas inseparables, pues
    no
    incluyen el vacío. Son
    solida atque sine inani corpora prima, solida
    simplicitate. Son, dice, igitur solida primordia
    simplicitate, sed magis aeterna polentia
    simplicitate.

    I, 320-321 luego puntualiza:
    corporibus caecis igitur natura gerit res I,
    328

    15 D.R.N.
    I, 346-347

    16
    D.R.N. I,
    357-367

    Lo importante no es que tenga o
    no tenga partes el átomo, sino que no tenga
    vacío, y en consecuencia, que no sea penetrable y
    divisible".17

    Así pues, estos principios los establecen
    como leyes universales indisolubles, cargadas cada cual
    de propiedades inherentes que en conjunto conforman lo
    que precisa el universo para ser tal, es decir lo
    conciben como el absoluto, develando lo que Epicuro y
    luego Lucrecio comprenden como la naturaleza de las
    cosas,
    por ello este último
    declara:

    Ergo preter inane et corpora
    tertia per se nulla potest rerum in numero natura
    relinqui, nec quae sub sensus cadat ullo tempore nostros
    nec ratione animi quam quisquam possit
    apisci
    .18

    (Luego fuera de los cuerpos y el
    vacío no puede subsistir por sí ninguna
    tercera naturaleza en el número de las cosas, que
    caiga alguna vez bajo la acción de nuestros
    sentidos, o que pueda alguien alcanzar mediante el
    raciocinio)

    Entre aquellas propiedades inherentes que
    reconoce poseen los elementos del mundo: "el peso a la
    piedra, el calor al fuego, la fluidez al agua",
    señala, agrupando a los dos principios
    universales, como sus propiedades a "todo lo tangible
    para los cuerpos todos, lo intangible para el
    vacío"19, mientras que todos aquellos conceptos
    que muy bien podrían catalogarse como abstractos:
    la esclavitud, la pobreza, la riqueza, la libertad, la
    guerra, la concordia, etc. los denomina
    eventuales, dado a que es indiferente si estos
    elementos están presentes o ausentes, la
    Naturaleza permanece indemne.

    17
    RODRÍGUEZ D. M., El
    materialismo de Epicuro y Lucrecio
    , Sevilla, 1989
    pp. 106

    18 D.R.N.
    I-445

    • I, circa vv. 455. en la
      traducción de Lisandro Alvarado aparece una
      nota al pie explicando que este verso en particular
      es considerado espurio según Lachmann, sin
      embargo, considerando la secuencia temática de
      las exposiciones acerca del
      vacío en los versos anteriores a este,
      se puede presentar como concluyente.

    Concepción del
    Tiempo

    Del mismo modo, el tiempo es considerado como
    eventual, diferenciando de este modo al vacío como
    un ente en sí mismo y no como
    privación de la materia o como
    extensión de la materia,20 en
    contraposición con el tiempo que lo concibe como
    eventual de lo corpóreo21 y por ende
    inexistente por sí mismo:

    Tempus item per se non est, sed rebus ab ipsis
    consequitur sensus, transactum quid sit in aevo, tum quae
    res instet, quid porro deinde sequatur. Nec per se
    quemquam tempus sentire fatendumst semotum ab rerum motu
    placidaque quiete.22

    (Asimismo el tiempo no existe por sí,
    pues de las cosas mismas es consiguiente la
    sensación de lo que en la duración ha
    pasado, y de lo que está acaeciendo y lo que a su
    vez ha de seguirse; y hay que confesar que nadie siente
    el tiempo de por sí con abstracción del
    movimiento de las cosas y de su plácida
    quietud)

    De modo que las cosas, tal y como las
    concebimos, son simples agregados a los elementos
    primordiales corpora prima, éstos son, si
    se quiere, dependientes de los átomos que los
    conforman, o sea, son atributos que solamente existen en
    conformidad con sus principios, los cuales se aceptan
    como reales, en la medida en que se apoyan en
    "los

    átomos, en el vacío o en los
    cuerpos que se originan en la combinación de
    ambos"23; claro

    está, esto es así cuando nos
    referimos a cuerpos tangibles, o por lo menos, dentro de
    la materialidad; mientras que aquellos que se
    circunscriben a estos últimos o que son derivados
    de ellos, son más bien epifenómenos en
    tanto que son agregados de los principios
    atómicos.

    El tiempo supone la existencia de la materia,
    esto es, de los átomos y el vacío. Los
    átomos y el vacío no son sino una
    sustancialización del espacio. Por consiguiente,
    en la teoría lucreciana, el tiempo aparece como
    enteramente subordinado al espacio24

    • Arist. Phys.,
      217-a.

    21 D.R.N. I,
    482

    22 D.R.N.
    I, 459-63

    • Op.cit. pp. 94

    • Idem, pp. 96

    • Aun más, la misma condición de
      átomo le hace preponderante e independiente de
      la mera concepción de sus atributos como lo es
      el tiempo, ya que la materia en su último
      estado concebible como impenetrable, imperturbable,
      indestructible y eterna, triunfa sobre el tiempo, es
      decir, éste no la condiciona, ni la modifica,
      ni la influye, sólo es un fenómeno
      circunscrito a ella. Así el tiempo es ajeno al
      átomo en cuanto tal, es decir, en cuanto a su
      condición intrínseca que lo
      caracteriza, puesto que, dicha condición
      excluye los atributos del tiempo y principalmente en
      su condición eterna se opone a la
      temporalidad. Esto lo describe Marx en su
      Disertación Doctoral de la siguiente
      manera:

      De que en el átomo, en estado de pura
      relación consigo mismo se halle la materia en
      evasión de toda relatividad y mutabilidad, se
      sigue inmediatamente que el tiempo queda excluido del
      concepto de átomo, del mundo de la esencia,
      porque la materia es tan sólo eterna e
      independiente en la medida en que se abstraiga de
      componentes temporales25.

      Es por esto que la materia presupone un
      principio ontológico inmanente, que va mucho
      más allá del tiempo y el universo, que
      se encuentra más bien como regidor de
      éstos, y por ende, ya no se comprende un logos
      interventor y constructor del universo, ni un
      principio regidor del universo como lo supone ser el
      tiempo. Así, se podría hacer una
      correspondencia metafórica con el fin que
      perseguía la doctrina de desmitificar la
      cosmogonía, donde la materia, como
      «principium» pre-existente, equivale al
      ente cosmogónico primordial de los
      atomistas, en contraposición con aquella
      personificación mitológica, aquel
      Titán que gobierna el universo
      (Chronos) y el que, curiosamente, en su
      investidura romana «Saturnus»
      representaba, precisamente, el sembrador y por tanto
      el generador, la semilla de la materia, aquel
      monstruo que castró a su padre y devoró
      a sus hijos por temor a la traición, pero que
      por el ardid de su esposa, concibió un hijo
      (Zeus) que lo destronó para luego erigirse
      como nuevo amo del universo; pero, los atomistas
      resuelven aplicar el mismo castigo a tales
      encarnaciones mitológicas, castrándolos
      con el rigor de la lógica y
      destronándolos como regentes del universo,
      colocando en el trono, que ha de regir lo eterno, la
      materia y en su envestidura más excelsa y
      perfecta, se presenta el átomo como
      verdad subyacente, regidor del
      universo-mundo de la corporeidad.

      • MARX C., Diferencia
        entre la Filosofía de la Naturaleza
        según Demócrito y según
        Epicuro,
        Traducción por JUAN D.
        GARCIA BACCA, Caracas, 1973 pp.93

      • Relación entre
        Vacío y Materia

        En cuanto a la
        relación existente entre el vacío y
        la materia, eran concebidos como elementos
        totalmente opuestos siguiendo la
        premisa:

        Nam quacumque vacat
        spatium, quod inane vocamus, corpus ea non est;
        qua porro cumque tenet se corpus, ea vacuum
        nequaquam constat inane.
        26

        (Porque
        donde quiera que priva el espacio que decimos el
        vacío, allí no existirá lo
        corpóreo, y recíprocamente donde
        quiera que se está lo corpóreo,
        allí de ningún modo
        coexistirá el vano
        vacío)

        Pues se comprende que de otro modo no
        existiría el universo dual que ellos
        concebían, es decir, la premisa anterior
        que todas las cosas pueden reducirse bien a
        cuerpo, bien a espacio vacío mas no puede
        concebirse una tercera naturaleza.

        Siendo de ese modo, se
        contempla el vacío como un espacio
        existente, como un lugar
        que es el lado opuesto de la materia, en
        ese sentido se asimila, según Francesco
        Adorno, a la concepción de
        «???a» que Platón concibe en
        el Timeo. La citazione del testo del Timeo da
        parte di Epicuro e indicativa. Il "vuoto" va
        inteso come "spazio assoluto", ossia come la

        ???a di
        Platone27.

        Ciertamente, la etimología que
        arroja ese término es precisamente la de
        "lugar determinado", pero hay que tener presente
        que en Epicuro tal concepción es aplicable
        al vacío presente en la materia, al
        lugar por donde pueden transitar los
        átomos, es decir, es el lugar
        necesario para que haya movimiento. A este
        particular F. Adorno reprocha la
        conclusión a la que Aristóteles
        llega en su Física.

        Epicuro sostenendo che
        le condizioni che permettono l"esistere delle
        cose
        (p?a??µata) (…), sono
        dapprima corpi e luogo, ma, ad un tempo
        ?
        proprio perché siano posibili
        i

        26
        D.R.N. I, 507-509

        • ADORNO F., Epicuro
          nel suo momento storico
          , pp.
          81

        • "corpi" in
          "luogo"
          ? precisa subito che il
          vuoto di cui egli parla non è il
          luogo
          indefinido, o la
          "materia" aristotelica, ma il "vuoto" inteso
          secondo il significato dato a

          ???a da Platone, da non scambiare
          con l"ínterpretazione che Aristotele
          dà della
          «chora»

          nella Fisica.28 L" appello a
          Platone è una critica non al metodo
          aristotelico, ma ad alcune

          conclusión contraddittorie
          cui sarebbe arrivato
          Aristotele29.

          Pues, en este respecto las ideas de
          Aristóteles son contrarias a las de
          Epicuro, quien comprende la vacuidad de los
          atomistas de manera quasi
          ontológica30, es decir
          concediéndole al
          vacío, equiparado a un "lugar
          determinado", una existencia fáctica,
          mas no, como una idea representativa del
          vacío o lo que resultaría
          igual, en el caso de Epicuro y por ende de
          Lucrecio, una idea de "espacio". Así
          pues, resulta que el vacío equivale a
          la ausencia de cuerpos, a "lugares no
          ocupados por la materia, ajenos al ser de los
          átomos, incontaminados de
          corporeidad"31.

          Pero, por otro lado, si bien puede
          asimilarse la concepción
          platónica de «???a» a la
          de "espacio" que presupone el vacío en
          Lucrecio, ciertamente, es irrefutable que si
          dos concepciones
          ontológicas se apartan más la
          una de la otra, estas son: la
          concepción platónica
          versus la epicúrea, puesto
          que mientras la primera se apoya en la
          idea como lo verdaderamente
          existente, siendo los cuerpos meras
          sombras, la segunda arguye que todo
          principio hay que buscarlo en la materia,
          niega, pues, completamente el logos
          arquitecto del universo, el
          «d?µ???????»
          platónico. Así, Donís se
          presenta como detractor de
          Adorno, pues, citando ambos el
          Timeo, llegan a conclusiones
          diversas, mientras que uno lo
          aleja, el otro lo asimila a la
          concepción ontológica del
          vacío.

          Monografias.com"Hay en el
          epicureismo una clara oposición a la
          ontología platónica, puesto que
          lo que verdaderamente intenta el fundador de
          la Academia es rechazar las tesis de aquellos
          que sostienen que sólo existe lo que
          se puede aferrar con las manos, como dice en
          el Sofista, o que todo se deriva de la
          materia. La tesis platónica, a
          diferencia de la epicúrea, sostiene
          que la verdadera causa de todo es el
          espíritu o idea, siendo la materia una
          realidad

          • Aristot. Phys.? 2. 209
            b5-15.

          29Op cit.pp. 80

          30 Aristóteles
          refutaba la idea de vacío que
          concibiera Demócrito y sus sucesores,
          quienes lo veían como un medio
          real y necesario para el libre
          desenvolvimiento de los átomos,

          (Cf. Aëtius, Ed.Diels, Daxographi
          graeci
          ,I,25,3,p.321 y Cicero, De
          facto
          , 17 39-68 A66) negándose a
          reconocerlo porque impedía el
          contacto entre las cosas y
          además por considerarlo una
          noción autocontradictoria, esto es, un
          lugar que no es lugar de
          ningún cuerpo; aparte de la
          imposibilidad de considerar la existencia de
          un cuerpo allí donde no hay
          extensión alguna. (Cf. Arist.
          Physis, 217a-217b.)

          31Op. Cit. pp., 92

          fantasmagórica,
          (…) Esta tesis metafísica,
          sumamente compleja y difícil, es
          mantenida en el Timeo y, con ligeras
          variaciones, permanece en toda la obra
          platónica"32.

          Ahora bien, el vacío y la
          materia, aun concibiéndose como
          elementos opuestos, pueden además ser
          concebidos como una unidad, es decir, ya que
          representan el todo «
          pan
          » en el universo, son "los dos
          únicos elementos, que
          lógicamente podríamos concebir
          como uno solo, ya que representan el anverso
          y el reverso de una misma realidad
          sustancial"33. O como bien indica Morel, ya
          que se equipara el ser a la
          cosa y el no-ser al
          vacío se neutraliza la
          concepción ontológica entre el
          ser y el no-ser:

          "En effet, les atomes ou le
          plein sont l"être (on) ou le quelque
          chose (den) et le vide est le non-être
          (mè on) ou le rien (mèden). Or,
          même si le non-être est en un
          sens, parce que le vide n"est pas moins que
          les atomes, il n"y a pas de trosième
          statut ontologique entre l"être et le
          non-être
          "34.

          Esto se desprende del solapado
          monismo que comporta la teoría del
          átomo, esto es, la idea que sugiere
          que todos los elementos en el mundo
          físico y aún el
          espíritu, según la doctrina,
          son, en su más profunda y
          mínima expresión, no otra cosa
          que átomos.

          De manera que si estos principios
          son opuestos, son, también,
          complementarios, puesto que, se figura una
          alternancia de ambos en la
          configuración de las cosas

          "Alternis igitur
          nimurum corpus inani distinctumst, quoniam
          nec plenum naviter extat nec porro
          vacum"35

          (Por tanto, lo corpóreo a no
          dudar cambia alternativamente con lo
          vacío, porque ni reina por entero lo
          lleno, ni lo vacuo tampoco)

          Y del balance que exista de uno u
          otro elemento resultará la
          disposición de la materia en el plano
          físico, siguiendo la norma que entre
          más vacío más blando y
          entre más cuerpos agregados,
          adheridos, compactados al átomo, mucho
          más sólido será el
          objeto36.

          32 Ibid,
          pp., 167

          33Op.cit.
          pp.94

          34
          MOREL, P. M., Atome et
          nécessité, Démocrite,
          Épicure, Lucrèce
          ,
          París, 2000, pp. 19

          35
          D.R.N. I, 524-526

          36D.R.N. I,
          357-367

          Por lo tanto, el vacío es
          concebido como un elemento divisorio,
          opuesto, negativo a la materia, la cual
          diferencia el espacio lleno del vacío
          y su mínima constitución (el
          átomo) no puede ser dividido, ni
          penetrado, empero, sus compuestos sí
          se ven conformados, además de
          átomos, por el vacío, su
          contrario, el cual pauta la división
          entre lo que es materia y lo que no lo es
          «ser-no-ser», puesto
          que, los cuerpos elementales, en contacto con
          otros, no proporcionan división
          alguna, sino, todo lo contrario, se integran
          a la masa pura y continua de su
          homólogo en la sucesión del
          tiempo, eternizando de este modo la
          materia.

          E.J.Ríos

          Conclusiones

          Las posturas filosóficas en
          torno al vacío y la materia perfiladas
          ya por los presocráticos, sobre todo,
          con Leucipo y Demócrito, dieron pauta
          a lo que luego vendría a componer todo
          el tratado doctrinal de los atomistas
          posteriores: Epicuro y Lucrecio quienes
          tocaron las puertas del mundo
          científico en la antigüedad,
          gracias a la determinación de darle a
          la actitud filosófica un
          carácter de ciencia, lo cual
          constituye, si se quiere, el inicio de la
          orientación de lo científico
          que, aunque carente de método, ya
          esbozaba el principio de la ciencia, que no
          es otro que: la comprensión de los
          fenómenos a partir de la aguda
          observación de la
          naturaleza.

          Asimismo, del resultante del debate
          filosófico que sostuvieron los
          antiguos de la comprensión de los
          fenómenos físicos, se ha sacado
          extraordinario provecho, ya que han servido
          de trampolín a los avances de la
          ciencia moderna. Y en relación con el
          tema del vacío se han suscitado muchas
          polémicas desde aquellas antiguas
          épocas hasta la actualidad, generadas
          por la bifurcación de su
          concepción, esto es, aquellos que
          comprenden el vacío como un ente
          más y aquellos que lo niegan por
          completo.

          De modo que, el estudio de los
          antiguos, en este respecto, no podría
          considerarse extemporáneo, sino
          más bien, un referente necesario a la
          hora de ahondar en el tema de la vacuidad,
          que hasta nuestros días sigue siendo
          un libro abierto.

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          Autor:

          Elider J.
          Ríos

          E.J.Ríos32[arroba]gmail.com

          Departamento de Lenguas
          y Literatura clásicas Universidad de
          los Andes Venezuela

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