Teoría del Estado – Unidad 1 – La Política: Distintas Acepciones (página 2)
La faz arquitectónica (ejercicio del poder)
supone la acción que se desarrolla en el ejercicio del
poder. Es la acción para crear, construir, conducir,
integrar el sistema político. Esta actividad puede hacerse
de muchos modos, con "más poder" o "restricción de
la libertad".
La faz plenaria (vinculación entre las dos
primeras fases más un alto grado de consenso) significa el
recíproco entrelazamiento de las fases anteriores, al
mismo tiempo que se lucha por el poder, el elenco gobernante
despliega su habilidad arquitectónica para resistir el
embate de los adversarios.
Sin la faz estructural la dinámica
política conduciría al caos y, dentro de la praxis
política, sin la faz ago-
nal, la sola arquitectónica se
fosilizaría. Sin la faz arquitectónica, la faz
agonal conduciría a la destruc- ción. Una necesita
y requiere de la otra y todas forman la plenitud de la actividad
política.
La ciencia
política: su evolución
Ciencia (en latín scientia, de scire, "conocer"),
término que en su sentido más amplio se emplea para
referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero
que suele aplicarse sobre todo a la organización de la
experiencia sensorial objetivamente verificable. La
búsqueda de conocimiento en ese contexto se conoce como
"ciencia pura", para distinguirla de la "ciencia aplicada"
—la búsqueda de usos prácticos del
conocimiento científico— y de la tecnología,
a través de la cual se llevan a cabo las aplica- ciones.
Sutter indica que la ciencia es el conocimiento efectivo y
riguroso de las cosas, la búsqueda de una
explicación racional de un amplio campo de
fenómenos. Los griegos distinguieron el saber con cer-
teza o episteme, de la mera opinión, la doxa. Es en la
edad moderna con Galileo, Descartes y Bacon, sus precursores,
como también con Copérnico, Servet y Leonardo donde
surge el verdadero conoci- miento científico.
Durante mucho tiempo se reservó el nombre de
ciencia para el conocimiento de la naturaleza, poco a poco ese
conocimiento se amplió y hoy abarca a las llamadas
"ciencias de la cultura" o "ciencias del hombre o del
espíritu". En 1883 el filósofo alemán
Guillermo Dilthey sostuvo que existe una diferencia entre las
ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre. Para
él, la naturaleza podía ser explicada, la vida del
alma comprendida, por cuya causa se hacía necesaria una
diferente metodología basada en una "intuición
directa".
Resulta al respecto aceptar la
clasificación de los objetos de los conocimientos
propuestos por Husserl: Objetos ideales, que no están en
nuestra experiencia y son neutros de valor (triángulo,
números, etc.)
Objetos naturales que están en
nuestra experiencia y son neutros al valor (un pedazo de
mármol). Objetos culturales que están en nuestra
experiencia y tienen valor (una pintura).
Como consecuencia de esto, se puede afirmar que existen
distintas clases de conocimiento según sus
distintos objetos:
En las ciencias de la naturaleza se investiga un
fenómeno distinto al hombre, hay mayor objetividad,
verificación, observación y
experimentación.
En las ciencias del hombre es él quien indaga
respecto a su propio accionar, ya sea su pasado o pre- sente, hay
un dinamismo interno en el hombre y en su vida social.
Ciencia política: La política
históricamente nació como una actividad y, a partir
de ella, se conformó como ciencia política, que es
esa forma de conocer la realidad política (cuyas
características se detallaran en el punto
inicial).
Actualmente se acuerda en definirla como la disciplina
científica cuyo objeto de estudio es el hombre
como ser relacionado con la naturaleza (realidad natural) o
con otros hombres (realidad cultural y so- cial) tanto en el
presente como en el pasado y su proyección futura. Sus
análisis abarcan el origen y tipo- logía de los
regímenes políticos, sus estructuras, funciones e
instituciones, las formas en que los gobier- nos identifican y
resuelven problemas socioeconómicos, y las interacciones
entre grupos e individuos decisivos en el establecimiento,
mantenimiento y cambio de los gobiernos, estudiando en
consecuencia todas las relaciones en la dinámica del
poder.
La actividad que la genera es tan antigua como el hombre
mismo, sus temas fueron abordados por va- rias disciplinas
(filosofía, teología, derecho, etc.) y para
estudiar su evolución Duverger realizó una divi-
sión entre la prehistoria y la historia de la ciencia
política. La prehistoria se remonta a la antigüedad y
se divide en dos períodos: los precursores y los
fundadores. Entre los precursores están:
ARISTÓTELES: o bien llamado Padre de la
política, sus estudios sobre 154 constituciones de dis-
tintas polis marcan el inicio de la disciplina. Su método
realista supone un análisis a partir de institu- ciones y
actividades que se dan en la realidad. Distinguía los
gobiernos en puros e impuros, según buscasen el bienestar
general y actuasen de acuerdo a la ley. Entre los gobierno puros
tenemos a la monarquía (gobierno de uno), aristocracia
(gobierno de unos pocos), república o politeía
(gobierno de muchos); los traductores dicen democracia en el
sentido actual de este vocablo. Entre las forma impuras la
tiranía (gobierno de uno que procura su beneficio),
oligarquía (gobierno de los más po- derosos con el
objeto de acrecentar su poder) y democracia (gobierno de los
muchos y pobres que buscan su propio beneficio); los traductores
dicen demagogia atendiendo al sentido actual de este
vocablo.
MARCO TULIO CICERÓN es uno de los principales
representantes de la política romana, en cuyo marco se
introduce el concepto actual de República (Civitas), la
importancia de lo justo y de la cosa pública, aspectos que
derivan en la organización jurídica.
MAQUIAVELO: profundiza el método objetivo. Su
preocupación es describir la realidad de su época.
No niega la moral pero dice que está reservada al deber
ser. Indaga en perfiles psicológicos del gobernante (del
príncipe), los súbditos (el pueblo). pero le da
poca importancia a los temas eco- nómicos.
BODIN: el teórico de la soberanía,
desarrolla el método de observación a partir de
extraer la no- ción de un poder con potestad suprema y
capacidad de sanción que corresponde al soberano en donde
se personifica la soberanía.
MONTESQUIEU: Destaca la observación
sistemática a partir de desentrañar a la libertad
como el principio fundamental de toda organización
política.
Para el mencionado Duverger, los fundadores
son:
COMTE, Auguste (1798-1857), filósofo
francés, considerado el fundador del positivismo y de la
sociología; afirma que al diferenciar los conocimientos
religiosos, filosóficos y científicos está
de- mandando para este último un rigor que las ciencias
del espíritu también podrán alcanzar. Y
cuando a éstas se les apliquen los métodos que
caracterizan a las ciencias naturales se alcanzarán
similares resultados de certeza.
MARX: con él se inaugura una nueva
cosmogonía (teoría científica que trata del
origen y la evolu- ción del universo). Es el mundo
material (materialismo científico), las relaciones y
formas de pro- ducción que motivan las ideas de los
hombres. Las condiciones materiales prevalecen sobre las ideas,
principios y roles. Según él si se supera la forma
de producción capitalista que significa la ex-
plotación del hombre sobre el hombre (propiedad privada)
se llegara a la sociedad sin clases y a una renovada forma de
vida en aquello que forma el mundo de la cultura.
TOCQUEVILE: demuestra como la utilización de
técnicas de observación modernas (entrevistas,
paneles, encuestas, etc.) le permitirían un
análisis del futuro. Advierte la importancia de lo
regional y de la necesidad de superar las fronteras
para la creación de nuevos espacios económicos.
Resalta la importancia del federalismo en la
descentralización del poder, como también la
trascendencia del sistema educativo fundado en valores
sociales.
Siguiendo a Duverger, la "historia" de la ciencia
política comienza cuando esta disciplina entra a la
Uni-versidad. Considerando el caso de los Estados
Unidos, este ingreso se verificó entre 1880 y 1914. En
Europa, pese a algunos intentos en Oxford y Cambridge, se
incorpora después de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945). En ese contexto, debe destacarte la reunión
de científicos políticos convocados por la UNESCO
(Organización para la Educación, la Ciencia y la
Cultura de las Naciones Unidas), en París 1948. En esa
ocasión, el profesor inglés Robsson redactó
el informe final "La ciencia política
Contemporánea" que determinó la fundación de
la "Asociación Internacional de Ciencias
Políticas".
En esa conferencia el objeto de la ciencia
política motivó dudas y diversas polémicas.
Para los formalis- tas, representados por Löwenstein, el
objeto es el estudio del poder, y se designa de esa manera porque
atiende el aspecto externo del proceso, es decir al conflicto que
se plantea en la sociedad a fin de alcan- zar el ejercicio del
mando.
Para los finalistas, entre quienes se destaca Ortega y
Gasset, el objeto es el Estado y entienden que la política
es la actividad que permite mantener el orden social
existente.
La UNESCO al no poder determinar un solo objeto,
desarrolló una lista para evitar que otras discipli- nas
invadan el campo de las ciencias políticas, cuyo detalle
es el siguiente:
1. Teoría política.
1.1. Teoría política.
1.2. Historias de las ideas.
2. Instituciones políticas.
2.1. La constitución.
2.2. El gobierno central.
2.3. El gobierno regional y local.
2.4. La Administración Pública.
2.5. Las funciones económicas y sociales del
gobierno.
2.6. Las instituciones políticas
comparadas.
3. Partidos. Grupos y Opinión
Pública
3.1. Los partidos políticos.
3.2. Los grupos y asociaciones.
3.3. La participación del ciudadano en el
gobierno y la administración.
3.4. La opinión pública.
4. Las relaciones internacionales.
4.1. La política internacional.
4.2. Los organismos internacionales.
4.3. El derecho internacional
Positivismo y marxismo: Por su parte Caminal
Badía indica que a lo largo de los últimos ciento
cin- cuenta años, positivismo y marxismo han sido las
corrientes doctrinales y metodológicas dominantes en el
desarrollo de las ciencias sociales. Comte y Marx fueron los
inspiradores de dos concepciones de la sociedad que tenían
la misma ambición en cuanto al conocimiento
científico pero se distinguían en función de
su teleología (doctrina de las causas finales). El
positivismo tiene como objeto final la causa- lidad que explica
la estructura y el funcionamiento de una sociedad determinada; el
marxismo sitúa la causalidad en el contexto más
general del proceso histórico, poniendo como
cuestión final la transfor- mación y el cambio
social. Las dos posiciones han seguido caminos paralelos que se
presentan como antagónicos pero que en muchos aspectos son
complementarios, siendo su diferencia esencial el trata- miento
inverso de los dos valores fundamentales de la modernidad: la
libertad individual y la igualdad social, pero no en la renuncia
de uno a favor del otro. Liberalismo y socialismo han sido su
expresión ideológica impulsoras de los cambios en
la sociedad y el Estado.
Como expresara Caminal Badía, cuando la
política ya no es una actividad exclusiva de unos pocos,
la ciencia política aparece como disciplina independiente,
se institucionaliza y nacen las primeras asocia- ciones que
agrupan a los estudiosos y profesionales de esta materia. A lo
largo del último tercio del siglo XIX surgieron en Europa
occidental y Estados Unidos organizaciones relacionadas con el
estudio de la ciencia política
La política y la dinámica del
poder
Por su parte María Mercedes Valdez de Cristina
destaca que el hombre es un ser "relacional" que
inten-ta vivir y convivir, en un marco donde la
realidad política muestra la presencia de relaciones de
mando y obediencia, de un ordenamiento con reconocimiento a la
autoridad, con la existencia en todos los ámbi- tos de la
sociedad de vinculaciones de poder. La política entonces
estudia todas esas relaciones de poder que, en esencia, son nexos
de mando – obediencia a partir de dos elementos
básicos: 1) La división de funciones para compartir
tareas y resultados y, 2) El principio de autoridad.
La evolución sintética se inicia con las
hordas, los clanes y las tribus, en los cuales se verifican
lazos parentales, para concretarse, con el devenir
de la historia, la reunión de varias tribus que deciden
vivir juntas en una comunidad territorial, que concluye en la
sociedad política que determina la idea de la
organización jurídica.
Griegos: La política nace con los griegos,
quienes afirman que quienes no participaban en la vida de la
ciudad (polis) eran incapaces (idiotas) ya que hacer
política era el camino para la realización
personal, hacia la felicidad e, incluso, participar era una
obligación moral donde a nadie se le ocurría mentir
para justificar una posición, siendo los pensadores
más importantes Sócrates, Platón y
Aristóteles.
En la antigua Grecia existía gran interés
por conocer la naturaleza del Estado, sus órganos de
control y las funciones de sus ciudadanos. Platón, quien
presentó de forma utópica cómo debía
ser la ciudad per- fecta, fue uno de los primeros
filósofos políticos. No obstante, la mayor parte de
los estudiosos coinci- de en que Aristóteles fue el
auténtico precursor de la ciencia política. Entre
otras aportaciones, su trata- do Política sobre los
diferentes regímenes anticipó el gran esfuerzo que
implica clasificar las formas del Estado y sigue ejerciendo una
fuerte influencia sobre esta ciencia.
En este marco, Platón – si bien no hace
ciencia en sentido estricto – hace un importante aporte a
través de "La República", obra filosófica
escrita en forma del diálogo; es un estudio sobre la
naturaleza de la justicia y la organización de una
sociedad perfecta. La obra encierra una larga exposición
de las ideas subyacentes en los primeros trabajos de
Platón y constituye un intento de unificar sus principios
racio- nales, éticos y religiosos. De acuerdo con
Sócrates, el principal orador en La República, un
Estado ideal constaría de tres clases: los
reyes-filósofos ejercerían el poder político
al servicio de la justicia y de la sabiduría; los soldados
guardarían al Estado como un medio de adquirir honor, y la
población civil pro- veería las necesidades
materiales de la sociedad. Una gran parte de La República
está dedicada a presen- tar y describir en detalle la
rigurosa preparación intelectual de los gobernantes del
futuro. Esta sección contiene también un
análisis fundamental del pensamiento científico y
metafísico. El gobierno del Es- tado actúa para
hacer valer la virtud, y en consecuencia, la felicidad verdadera
de los ciudadanos indivi- duales, teniendo como resultado una
vida pública pacífica y productiva. Al criticar las
doctrinas del ate- ísmo y el materialismo, Platón
reafirmó su posición idealista y declaró su
creencia en el gobierno moral del universo y la inmortalidad del
alma.
Por su parte Aristóteles es el más grande
sistematizador de la historia intelectual de la historia europea.
Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las
obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se
han perdido por completo. Lo que sí ha llegado hasta
nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que
Aristóteles elaboraba para sus cursos, delimitados con
gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber
y del arte. Entre los textos existen tratados de lógica
llamados Organon ('instrumento'), ya que proporcionan los medios
con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las
obras que tratan de las ciencias naturales está la
Física, que recoge amplia información sobre
astronomía, meteorología, plantas y animales. Sus
escritos sobre la naturaleza, alcance y propiedades del ser, que
llamó primera filosofía, recibieron el nombre de
Metafísica en la primera edición publicada
de sus obras (c. 60 a.C.) debido a que en dicha
edición aparecían tras la Física. A su hijo
Nicómaco dedica- ría su obra sobre la ética,
llamada Ética a Nicómaco.
Otras obras esenciales son Retórica,
Poética (que ha llegado a nosotros incompleta) y su
Política (también in- completa). La obra de
Aristóteles es enciclopédica; maestro en todas las
ciencias, especialmente en las naturales, resumió el saber
de la época y, abrió el camino de ciencias nuevas
como la anatomía y la fisio- logía. Fue el primero
en hacer una clasificación de las ciencias, y
construyó un sistema que abarca todas las ramas de la
filosofía. Este sistema dividido en tres grupos: 1º,
Metafísica, física y zoología; 2º,
políti- ca, economía y moral; 3º,
poética, retórica y dialéctica, ha sido el
de mayor influjo en la cultura de Occi- dente. Además
creó y sistematizó el silogismo; distinguió
la esencia de la existencia; propugnó el hile- morfismo
(teoría ideada por Aristóteles y seguida por la
mayoría de los escolásticos, según la cual
todo cuerpo se halla constituido por dos principios esenciales,
que son la materia y la forma); llegó al concep- to del
Dios Supremo, personal e inmutable; e hizo descansar la felicidad
del individuo en la práctica de la virtud.
Romanos: Introducen el concepto de
República, de la cosa pública, apareciendo aspectos
relacionados con el bien común y la juridicidad.
Así como la clave para los griegos es la polis, para los
romanos es el Ius, por cuya causa puede afirmarse que lo que la
organización política romana llegó a ser no
puede considerarse como una continuación de la Polis y
mucho menos como una proyección en grande del vivir
griego. Cierto es que Roma acaba absorbiendo las esencias
griegas. Pero ni las absorbe todas ni la impregnación
acontece en tiempo que explique la "cosa" más romana entre
las romanas, la Res publica. Este carácter de "cosa" que
desde el principio toma la organización política
romana, no hubiera sido posible si el modo romano de colocarse
ante el mundo fuera simple continuación de la actitud
griega. Porque el empeño romano se centra en dominar la
vida, su pensar gravita hacia la economía, la
política, la vida familiar y la milicia. Su lado fuerte
es, antes que el entendimiento, la voluntad. La idea suprema y
omnirectora se convierte en verdadero "imperium" de una voluntad
soberana.
Ante la voluntad romana todos los objetos se convierten
en "cosas" sujetas a la potestad del hombre. El
populus romanus, organizado y activado en libertad de
acción, es también cosa, res, res imperans. A la
vez una idea autónoma se remarca: la idea de justicia
(dike) como principio soberano; diferenciándose de la
esfera sacral que se encuentra ya desde los comienzos de
Roma.
El derecho es entonces un verdadero código de la
naturaleza de cada cosa. Lo que el derecho plasma es
realmente lo conveniente, lo útil. Donde él
penetra, todo se torna inviolable. No es otro el sentido ad-
quirido de los "derechos adquiridos". Las regiones sociales que
el Ius impregna adquieren forma y estructu- ra firme, en lo
privado y en lo público. Mirada a esta luz -desde el Ius-
la historia política de Roma es la de la paulatina
impregnación de la comunidad romana por el derecho hasta
su conversión en res. Es asimismo, idea que tiende por
sí misma a convertirse en principio universal de
configuración (ius gen- tium). Por eso el orden romano,
recio e inconmovible, servirá de apoyo a una
concepción de que la his- toria es un progresivo
acercamiento al señorío universal y civilizador de
Roma.
El ámbito del Ius romanum es el orbis terrarum.
Su fuerza de penetración no conoce barrera. El orden
jurí-dico romano es delimitación de
esferas de poder: en la familia, sobre las cosas, etc. La
realidad por él configurada se convierte en plenaria bajo
el signo de la potestas y el imperium.
A esta fuerza incoercible del Ius en la vida romana hay
que atribuir también el fenómeno más
singular y original desde el punto de vista político que
ha producido Roma: el Principado. El romano ha acertado a plasmar
en su organización jurídica un modo del mando
político montado sobre una realidad sociológi- ca
tan sutil, delicada y difícil de configurar como la
auctoritas. La singularidad del princeps es su auctoritas: el que
obedece lo hace por su propia voluntad, en razón del
prestigio y peso personal y de la superiori- dad de juicio del
que manda.
El "milagro" romano consiste en haber dado al hacer
político detallado fisonomía duradera y consisten-
cia institucional, canalizando la fuerza de la auctoritas en la
vida romana hacia un modo de organización política
ejemplar.
Medioevo: En la edad media se consideraba la existencia
de la ciudad terrera y la ciudad celestial, si- guiendo las
pautas del pensamiento cristiano. La felicidad entonces se
encuentra en relación con Dios, por cuya causa las tareas
que se encaran están todas relacionadas a obtener el
ingreso a la ciudad eterna. El poder supremo es Dios, como
consecuencia de lo cual los reyes deben someterse al Papa y la
política se diluye en ese contexto. El discurso es
teológico, en cuyo marco nadie cuestiona los males pues
los mismos simplemente son medios para favorecer el "paso" por
esta vida terrenal para alcanzar la vida celestial.
Modernidad: Se inicia aproximadamente en el siglo XV y
con ella nace el concepto de vincular la polí- tica con el
poder. Es en ese marco cuando Maquiavelo escribe El
Príncipe en cuya obra separa la política de la
filosofía y de la religión, aunque es importante
recordar que este autor escriba para una Italia divi- dida,
siendo su principal objetivo la unidad de ese
país.
En estos siglos se produce el paso de la
descentralización feudal hacia la monarquía
absoluta, permi- tiendo el nacimiento del Estado moderno, que se
basaba en el concepto que el poder viene de Dios directamente al
Rey. En los siglos XVII y XVIII se produce la "revolución
ideológica" que produce el advenimiento del liberalismo
que implica el nacimiento de la política contractualista
uno de cuyos ele- mentos básicos es que el poder viene de
Dios a los hombres y éstos transmiten a los gobernantes,
prin- cipio de la libertad y la igualdad.
De esta manera aparece la diferenciación entre
Estado y Sociedad ya que según esta concepción el
Es- tado nace por voluntad de la sociedad mediante un contrato,
debiendo entonces resaltarse los siguientes aspectos: 1) La
división entre Estado y Sociedad; 2) El poder se encuentra
en la sociedad; 3) Desde la economía la política
sufre el embate del libre juego de la oferta y la demanda (el
Estado tiene una acti- vidad mínima, que merma su
poder).
Hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX nace el
marxismo propiciando la desaparición del Es-
tado, afirmando mediante el denominado "socialismo
científico", que utiliza el método
dialéctico de Hegel, que la propiedad privada no existe.
En ese contexto las ciencias políticas parecen no tener
cam- po de acción, aspecto que recién a mediados
del siglo XX vuelve a recuperarse. Se produce el enfren- tamiento
entre capitalismo y socialismo y en 1948 las Naciones Unidas (tal
como se detalla más atrás) definen los temas de la
política que abarcan todos los aspectos de la vida social:
Teoría Política, Praxis Política, Fuerzas
Políticas y Relaciones Internacionales
El objeto de la ciencia política
Dice Sartori que el descubrimiento de la
autonomía de la política no desembocó en un
método científi- co, distinguiendo de esta manera
la política como objeto de análisis de la
existencia o no de una meto- dología aceptada como
científica. En ese contexto, Maquiavelo podría ser
considerado como fundador de la política como área
autónoma del conocimiento social, pero su "descubrimiento"
de la política no supone el nacimiento de la ciencia
política.
La politología al igual que la economía y
la sociología no nace y se desarrolla como ciencia hasta
que no consigue acotar su objeto y, en cierta
medida, distanciarse del Estado. De igual manera, la
sociología se desarrolla a partir de las transformaciones
sociales inducidas por el capitalismo y con el establecimiento de
la sociedad industrial y urbana.
Cuando la política ya no es exclusiva de unos
pocos, cuando extiende su ámbito al conjunto de la
so-ciedad, cuando se generaliza, surge la necesidad
de estudiarla de una manera distinta: haciendo uso, como en la
sociología y la economía, del método
empírico y las técnicas estadísticas,
estudiando además de las teorías normativas
generales sobre el Estado y el Gobierno, las instituciones, el
proceso político, la administración y el sistema
político como un conjunto cohesionado.
Por su parte, Duverger buscó el objeto mediante
la relación de la ciencia política con otras
disciplinas, indicando que se trata de una "ciencia encrucijada"
o de una "ciencia residual", aunque este enfoque, impreciso y
controvertido, hace de la ciencia política una disciplina
adjetiva de las otras ciencias socia- les.
Es una "ciencia encrucijada" cuando su objeto consiste
en una porción común – la parte
política – de los objetos de las demás ciencias
sociales. Es decir, no habría un objeto propio sino un
enfoque distinto a partir de "lo político"
(geografía política, historia política,
etc.).
Se puede hablar de una "ciencia residual" cuando su
objeto esta formado por los temas que han sido descuidados por
las otras disciplinas sociales (partidos políticos, grupos
de presión, proceso electoral, etc.).
Positivismo: Por su parte, desde el
positivismo, Augusto Comte afirma que el único
método para es-tudiar las ciencias es el
basado en causa – efecto, por cuya causa las ciencias
sociales – como la Política
– deben regirse por dichas pautas,
utilizando él mismo a las Estadísticas para
efectuar los estudios socia-les, concretando un
enfoque cuantitativo.
Anti – positivismo: Esta corriente
afirma que las ciencias sociales no son experimentales, sino
que interpretan la realidad, no son exactas pero si
rigurosas, verificándose un cambio de paradigma ya que el
enfoque es cualitativo.
Lectura opcional
AUGUSTE COMTE
Auguste Comte (1798-1857), es un
filósofo francés, considerado el fundador del
positivismo y de la sociología. Nació en
Montpellier el 19 de enero de 1798 y falleció el 5 de
septiembre de 1857 en París. Desde muy temprana edad
mostró un fuerte rechazo hacia el catolicismo tradicional
y las doctrinas monárquicas. Logró ingresar como
profesor de matemáticas en la Escuela Politécnica
de París en 1814, pero en 1816 fue expulsado de este
centro por haber participado en una revuelta estudiantil. Durante
algunos años fue secretario particular del teórico
socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint- Simon, cuya
influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los
últimos años del pensador fran- cés quedaron
marcados por la alienación mental, debida a las crisis de
locura en las que se sumía duran- te prolongados
intervalos de tiempo. Para dar una respuesta a la
revolución científica, política e indus-
trial de su tiempo, Comte apostó por ofrecer una
reorganización intelectual, moral y política del
orden social. Además, pensó que cualquier
reconstrucción sólo era posible tras adoptar una
actitud científica.
Afirmaba que el estudio empírico de
los procesos históricos revela la que denominó "ley
de los tres estadios", que rige el desarrollo de la humanidad.
Analizó estos tres estadios en su más importante y
voluminosa obra, Curso de filosofía positiva (6 vols.,
1830-1842). En ella afirmaba que, dada la natura- leza de la
mente humana, cada una de las ciencias o ramas del saber debe
pasar por "tres estadios teoré- ticos diferentes: el
teológico o estadio ficticio; el metafísico o
estadio abstracto; y por último, el científi- co o
positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se
explican de un modo muy elemental ape- lando a la voluntad de los
dioses o de un dios. En el estadio metafísico los
fenómenos se explican invo- cando categorías
filosóficas abstractas. El último estadio de esta
evolución, el científico o positivo, su- pone el
triunfo de la racionalidad positiva, en tanto que los hombres no
buscan el origen del Universo sino las "leyes efectivas" de los
fenómenos.
Toda su atención se centra en
averiguar cómo se producen éstos con la
intención de llegar a generalizaciones sujetas, a su vez,
a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte
es considerada como la expresión clásica de la
actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan
sólo las ciencias empíricas se erigen en la
adecuada fuente de conocimiento. Cada uno de estos estadios,
afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitu- des
políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en
las ideologías que sostienen el derecho divino de los
reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos
tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la
soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por
el análisis científico o "socio- lógico"
(término acuñado por Comte) de la
organización política.
Bastante crítico con los procedimientos
democráticos, anhelaba una sociedad estable gobernada por
una minoría de doctos que empleara el método
científico para resolver los problemas humanos y para
mejorar las nuevas condiciones sociales. Aunque rechazaba la
creencia en un ser trascendente, recono- cía el valor de
la religión, en tanto que creía que ésta
contribuía a la estabilidad social. En su obra Siste- ma
de política positiva (4 vols., 1851-1854), propuso como
aceptable una religión que estimulara una benéfica
conducta social.
Filosofía
política
La Filosofía es término derivado del
griego que significa "amor por la sabiduría",
definición clásica que convierte a la
filosofía en una tensión que nunca concluye, en una
búsqueda sin término del verdadero conocimiento de
la realidad.
Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción
de la filosofía como una forma de conocimiento
que
pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza
empleando la razón y los argumentos racionales (a
diferencia de la fe o la autoridad). Es un saber de tipo general
y totalizante, pues pretende ofrecer respuesta a cuestiones de
tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre
las mismas. Asimismo la filosofía es un saber
crítico, pues analiza los fundamentos de todo lo que
considera y nun- ca se limita a aceptarlos de forma ingenua.
Finalmente, la filosofía es un saber de segundo grado,
pues utiliza los datos y contribuciones de las ciencias, que son
siempre un conocimiento de primer grado sobre la
realidad.
En consecuencia, la filosofía política
– que fue utilizada a través de historia del
pensamiento político de diferentes maneras
incluyendo en la antigüedad tanto especulaciones de tipo
metafísico como el co- nocimiento razonado de la realidad
– indaga tanto sobre el deber ser como de la razón de ser,
es decir lo axiológico (teoría de los valores) y lo
ontológico (ese ser, su esencia, causa y fin), siendo el
ámbito de la filosofía política la
naturaleza del hombre, de la sociedad y del Estado y a partir de
esto sus múltiples relaciones.
Teoría
política
La teoría política tiene por objeto
sistematizar y buscar lazos de causalidad que puedan existir
entre los fenómenos que aparecen de la
realidad política. Es un conocimiento especulativo, trata
de conocer la realidad tal cual es, busca tener un conocimiento
transmisible y comunicable. Se comprueban los hechos, se los
clasifica y se los explica. Le suministra a la ciencia
política el aparato conceptual que esta
necesita.
Hay que distinguir distintos niveles teóricos:
teoría de nivel medio (son proposiciones generales,
limita- das a un dominio particular) y teorías globales
(conceptos más generales). Esta bordea campos coinci-
dentes con la filosofía.
DOCTRINA POLÍTICA
La denominada doctrina política corresponde al
conocimiento práctico, se pretende a partir de ella
influir en esa realidad. Los hechos son juzgados y
valorados, se los acepta o rechaza a partir de una
ideología que esa doctrina sustenta. En algún
sentido se vincula a la filosofía por el estudio de las
ideas políticas que han desarrollado en distintos
períodos los diferentes autores. Por estas causas se
presenta una intensa interrelación entre la vida
política, las instituciones y las ideas.
RELACIONES CON OTRAS CIENCIAS
Siendo el hombre el sujeto y el objeto de todas las
disciplinas, es lógico que existan íntimas
relaciones. Por ejemplo, con el derecho esta relación dio
nacimiento, a partir de los juristas alemanes, al término
"derecho político", como contra cara del "Estado de
Derecho". Esto influyó en los españoles que vie-
ron al derecho político como la confluencia de la
política (Estado) y el derecho.
Para Jellinek la teoría general del Estado abarca
una teoría jurídica, que sería el derecho
político y otra sociológica. Por su parte Kelsen
rechaza dicha teoría y se identifica con la
definición que la teoría del derecho
político trata los preceptos jurídicos imbuidos de
valores morales, los cuales deben regular la actividad
política en la realidad.
Es también estrecha la relación entre la
política y la historia, porque esta nos va a permitir
construir las distintas épocas. La historia de los hechos,
de las instituciones y de las ideas políticas constituyen
los cimientos de la ciencia política.
También con la geografía existe una
íntima vinculación, ya que ésta brinda el
marco natural para la acti-vidad política,
considerando que los factores naturales y culturales influyen
sobre la vida humana, por cuya causa también
existen relaciones con la antropología, la
sociología o la psicología social. Finalmen- te
debe destacarse que la economía, la producción,
distribución y consumo de bienes también importa a
la política, disciplinas que exigen un marco
jurídico y político para desenvolverse a la vez que
la política requiere de bienestar para
fortalecerse.
Ética y
política
La política como ciencia es completamente
independiente de la ética. La política como
técnica se en- cuentra vinculada con la ética pues
los preceptos morales actúan determinando los fines y los
medios de la acción política. Esos fines
políticos pueden ser económicos, sociales o
culturales y, aun siendo mo- ralmente indiferentes, no se concibe
que sean inmorales.
Por esta causa, tomando a la política como la
actividad humana que persigue como fin inmediato la
ocupación de cargos de gobierno y como fines mediatos la
construcción, consolidación y conservación
del Estado, debe fundarse en la idea de valores como ser el bien,
la justicia, la seguridad, entre otros. Por esta causa la
actividad política está impregnada de moral, que
indica el deber ser de las cosas; por ende es imposible hablar de
actividad política desprendida de la moral.
Cuando decimos que la política se refiere a fines
inmediatos y mediatos, nos referimos a que los
prime-ros son medios respectos a los últimos,
porque solo ocupando cargos de gobierno se podrá
desarrollar el Estado. Ambos son fines de la
política.
La relación entre Política y moral, por
tanto, no se resuelve con el predominio de la moral, su indepen-
dencia o subordinación, sino reconociendo que la
política, como acción humana, debe tener un conte-
nido ético.
Ya sea en la faz agonal o en la arquitectónica la
utilización de medios para alcanzar algunos fines
tendrá que plantearse a partir de un encuadre
moral. Sin embargo esto es subjetivo, afirmando Aranguren que
puede ser vivida a través de cuatro modos:
1. Según el realismo
político, la moral como conducta personal nada tiene que
ver con la política, es una postura amoral.
2. Según la repulsa de los políticos, a
esta actividad se la ve como mala, sucia, carente de
moral.
3. En el tercer caso, la moral en la política es
vivida como imposibilidad trágica, en virtud de su
fragi-lidad, es imposible que el hombre que
actúe en política sea moral.
4. Por último, la moral en la política es
vivida dramáticamente, existe la posibilidad de moralizar
la vida política. Habrá que conjugar
esfuerzos tanto de los gobernantes como de los gobernados y el
fundamento esta en la cultura moral.
Metodología del conocimiento
político
El método de la ciencia política es el
camino ordenado y sistemático que se sigue para aprehender
al objeto que se investiga. Está relacionado con la
realidad que se pretende conocer, es por eso que existe una
estrecha relación método y objeto.
En principio corresponde un método distinto para
cada categoría de objeto, y la primera función
delmétodo es delimitar el objeto a
investigar.
La ciencia, en el sentido de un conocimiento riguroso y
efectivo de la naturaleza, tiene su origen en
elmétodo que se elabora en la edad moderna,
procuraron dar una explicación racional a un amplio campo
de fenómenos. Con el tiempo el método pasó a
las ciencias del hombre.
DISTINTOS TIPOS DE MÉTODOS
Método deductivo supone la afirmación de
una verdad general y se pretende constatar la misma en casos
particulares.
El método inductivo, establece relaciones de
causalidad en casos particulares, sistematiza el conocimiento y
al observar el cumplimiento de esa relación aborda la
conclusión de una regla general.
En la investigación de las ciencias
políticas se utilizan ambos métodos, siendo en
consecuencia hipotéti- co-deductivo, y a estos se los
acompaña con algún tipo de enfoque particular, el
método podrá ser jurí- dico,
sociológico, etc.
La característica del método
científico son objetividad que apunta a establecer
relaciones de causalidad, sistematización, que apunta a
una observación amplia de fenómenos para ver
reflejados en ellos la rela- ción de causalidad; la
transmisibilidad supone que el investigador esté en
posibilidades de efectuar una síntesis que puede ser
conocida por otros sin necesidad de pasar por las mismas
experiencias. Considerando los aspectos indicados, puede
afirmarse que los enfoques metodológicos de la ciencia
política son:
El método estadístico.
El método histórico (diacrónico:
fenómenos que ocurren a lo largo del tiempo, en
oposición a los sincrónicos).
El método comparativo (sincrónico: proceso
o su efecto que se desarrolla en perfecta correspon- dencia
temporal con otro proceso o causa).
Dentro de esos aspectos
metodológicos, existen distintos enfoques que pueden
resumirse en los si-guientes:
Hermenéutico (arte de interpretar textos): es
aquel enfoque que interpreta el discurso político (ver-
bal, escrito, imágenes o acciones) desde los sistemas de
creencias y valores.
Comparativo: analiza las diversidades tratando de
obtener cuestiones comunes, por ejemplo, el es- tudio comparado
de la instauración del Estado en Argentina y Estados
Unidos.
Economicista: considera que los candidatos son un
producto que se oferta en el mercado, donde los ciudadanos
compran al que más le satisface (Schumpeter). La
política forma parte de la econo- mía de mercado.
La posición opuesta sería la democracia
participativa.
Sistémico (perteneciente o relativo a la
totalidad de un sistema; general, por oposición a local):
bus– ca entender a la política, vinculándola con la
Biología, como un sistema integral (el sistema
político) con sus correspondientes subsistemas (como
serían los partidos políticos).
Conductista: este enfoque se nasa en la
psicología, utilizando el mecanismo de estímulo y
respuesta. Permite predecir y explicar las conductas intentando
obtener ciertas "regularidades" en las mismas.
Conocimiento
vulgar
Es espontáneo, el sujeto no se
predispone a conocer, se da ante la simple presencia.
Es superficial, el hombre permanece con el
primer contacto, no lo profundiza.
Es ametódico, carece de
método o medio por el cual llegar a los
objetivos.
Es asistemático, no conforma un todo
armónico y coherente.
Es incierto, no puede afirmar que este
saber es verdadero o falso ni explicar la causa.
Es practognótico se lo capta en la
práctica (saber implícito en la
acción).
Empírico, se conoce a través
de los sentidos con un mínimo de razón.
Este conocimiento puede ser muy importante
para quienes desarrollan la praxis política a los efectos
de enriquecer, a partir de su experiencia un conocer más
metódico.
CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Es buscado, ya que el sujeto se predispone
al conocimiento.
Es profundo, no se queda con la primera
impresión, busca o intenta hasta las últimas
causas.
Es metódico, se vale de un medio o
camino por el cual el sujeto alcanza su fin.
Es sistemático, ya que formula
conceptos, leyes, principios que son coherentes.
Es verdadero y racional.
CONOCIMIENTO FILOSÓFICO
Profundo, sistemático,
metódico, intencional, verdadero y buscado.
Es autónomo, no parte de supuestos
se autoabastece.
Es pantónomo, se ocupa de todos los
objetos, pero no admite supuestos, el filósofo hace de
estos supuestos su objeto de estudio.
Es el conocimiento de las cosas por sus
causas primeras o razones últimas a la luz natural de la
ra- zón.
La investigación
Su desarrollo presenta varios pasos:
Se define el objeto.
Se formula las hipótesis de trabajo.
Se procede a la observación de los
hechos.
Se confrontan las hipótesis de trabajo con la
realidad observada.
Una investigación se compondrá de labor
teórica (determinación del objeto, elección
de los temas, formación de hipótesis, etc.) y
también de la labor de la investigación
empírica (observación, expe- rimentación,
etc.).
El informe de Robsson en la reunión de la UNESCO
en 1948 habla de un método complejo por la
diversidad de métodos,
técnicas, elementos exigidos por las particularidades de
la realidad que se pre- tende investigar.
Las
técnicas de investigación
1) Observación directa: es la que
resulta del contacto inmediato del investigador con la realidad y
pue- de ser:
a) Extensiva, es la que pretende captar un
amplio campo de hechos y es superficial, por ejemplo los
muestreos y encuestas.
i) El muestreo persigue transplantar un gran
conglomerado humano a una escala reducida que sea representativa
de ese conglomerado. Se puede aplicar dos métodos,
probabilística que consiste en sortear en el universo a
investigar quienes serán interrogados.
ii) El tabulado supone un planteo
más racional, se elige a los interrogados por medio de
eda-des, sexo, condición social,
etc.
b) Intensiva, supone una reducida dimensión en el
campo de análisis, es profunda. Ej.
Interrogato-rios y entrevistas.
i) Las entrevistas o interviú es un
método directo intensivo a partir de buscar la
opinión de
personas que se consideran representativas
de un sector.
ii) Los interrogatorios permiten conocer el
grado de conocimiento y la personalidad de
indivi-duos.
2) Observación indirecta: es la que surge del
conocimiento que se obtiene de fuentes mediatas o
se-cundarias, principalmente documentales. Son de
mucha importancia los archivos documentales, ya sean
públicos o privados, los primeros permiten
desentrañar el porqué de muchas decisiones
políti- cas; los segundos ubican de manera más
clara a personajes y circunstancias. Las "estadísticas"
son también una técnica de singular importancia, en
la medida que sise las compara puedan ser homo-
geneizadas.
Lectura adicional
LA CIENCIA POLÍTICA
Ciencia política o Politología, disciplina
científica cuyo objetivo es el estudio sistemático
del gobierno en su sentido más amplio. Sus análisis
abarcan el origen y tipología de los regímenes
políticos, sus es- tructuras, funciones e instituciones,
las formas en que los gobiernos identifican y resuelven problemas
socioeconómicos, y las interacciones entre grupos e
individuos decisivos en el establecimiento, mante- nimiento y
cambio de los gobiernos.
NATURALEZA DE LA CIENCIA POLÍTICA
En general, se considera que la ciencia política
forma parte de las denominadas ciencias sociales,
tam-bién integradas, entre otras, por la
antropología, la economía, la historia, la
psicología y la sociología. Su relación con
estas ciencias admite dos perspectivas. Algunos piensan que la
ciencia política ocupa un lugar preponderante
porque las cuestiones individuales y colectivas que estudian
otras ciencias sociales siempre tienen lugar en el marco de la
política como manifestación de una creencia
personal, como actividad profesional y como ejercicio de
autoridad. El punto de vista opuesto es el de que la ciencia
política está al servicio de las restantes ciencias
sociales porque depende de sus conceptos, métodos y
análisis.
Los precursores de la ciencia política se
ocupaban de la forma de alcanzar y mantener objetivos
ideales.
Cuestiones como cuál es la mejor forma de
gobierno son consideradas en la actualidad completamente fuera
del ámbito de la disciplina. Ésta se ocupa, en
cambio, de lo que es en vez de lo que debería ser. Aunque
la cuestión de la utopía se coloca generalmente en
el campo de la filosofía política, algunos
estudiosos afirman que, puesto que el problema de la idoneidad
está implícito en cualquier investigación
política, éste debe ser claramente
abordado.
Hoy en día, la mayor parte de las investigaciones
de la ciencia política tiene que ver con temas
concre-tos, como las relaciones entre los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial en el ámbito nacional;
las rela- ciones internacionales entre estados en el marco
internacional; las campañas electorales y las elecciones;
las regulaciones administrativas; los impuestos; la
política comparada; y las acciones e influencias de los
grupos involucrados en las finanzas, el trabajo, la agricultura,
la religión, la cultura o los medios de co-
municación, por ejemplo.
HISTORIA DE LA CIENCIA POLÍTICA
Pese a que la existencia de la ciencia política
como disciplina académica es relativamente reciente, sus
orígenes como marco de análisis del Estado y del
gobierno se remontan a tiempos lejanos.
Orígenes: Ya en la antigua Grecia existía
gran interés por conocer la naturaleza del Estado, sus
órga- nos de control y las funciones de sus ciudadanos.
Platón, quien en su obra La República
presentó de forma utópica cómo debía
ser la ciudad perfecta, fue uno de los primeros filósofos
políticos. No obs- tante, la mayor parte de los estudiosos
coincide en que Aristóteles fue el auténtico
precursor de la cien- cia política. Entre otras
aportaciones, su tratado Política sobre los diferentes
regímenes anticipó el gran esfuerzo que implica
clasificar las formas del Estado y sigue ejerciendo una fuerte
influencia sobre esta ciencia.
Desarrollo: Posteriormente, y a lo largo de los siglos,
fueron muchos los autores que dieron vida a la
ciencia política: Marco Tulio Cicerón, san
Agustín de Hipona, santo Tomás de Aquino,
Nicolás Ma- quiavelo, Thomas Hobbes, John Locke,
Jean-Jacques Rousseau, Charles-Louis de Montesquieu, Imma- nuel
Kant, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Johann Gottlieb Fichte,
Alexis de Tocqueville, Karl Marx, Friedrich Engels y Friedrich
Nietzsche. De sus respectivas concepciones surgieron algunas de
las obras claves en la paulatina configuración de la
politología: El príncipe (1532, donde Maquiavelo
reseñó las condiciones que debían
caracterizar al estadista), Leviatán (1651, Hobbes expuso
sus teorías acerca del surgimiento del Estado a partir del
contrato social), Tratados sobre el gobierno civil (1690, defensa
de Locke de los conceptos de propiedad y monarquía
constitucional), El espíritu de las leyes (1748, Mon-
tesquieu defendió en sus páginas el principio de la
separación de poderes), El contrato social (1762, Rousseau
revisó la cuestión del contrato social argüida
por Hobbes y Locke, y defendió la preeminencia de la
libertad civil y la voluntad popular frente al derecho divino de
los soberanos), La paz perpetua (1795, Kant concibió un
sistema pacífico de relaciones internacionales basado en
la constitución de una federación mundial de
repúblicas), Discursos a la nación alemana (1808,
Fichte inauguró en cierta me- dida el discurso del
nacionalismo contemporáneo), La democracia en
América (1835-1840, Tocqueville reflexionó acerca
del modelo de democracia estadounidense) y el Manifiesto
Comunista (1848, Marx y Engels abordaron el estudio de la
historia a partir del materialismo). En las páginas de
estos tratados, sus respectivos autores se ocuparon de la forma
en que una sociedad puede generar las condiciones necesarias para
el bienestar de sus ciudadanos. En mayor o menor medida, todos
siguen vigentes, prin- cipalmente por ocuparse de valores como la
justicia, la igualdad, la libertad y el desarrollo de las cuali-
dades humanas.
Extensión de métodos: Los éxitos
que se habían conseguido en el campo de las ciencias
naturales llevaron a muchos investigadores políticos a la
creencia de que, con el tiempo, empleando el análisis
sistemático y la metodología de la física,
la química y la biología, podrían
desarrollar teorías explicativas.
Mediante su uso, el estudio del gobierno y
de la política podría convertirse, según
ellos, en una tarea tan científica como las realizadas en
laboratorios. En sus intentos por conseguir credibilidad, estos
estudio- sos se unieron con investigadores en los campos de la
sociología y la psicología. De los
sociólogos to- maron el método estadístico
para recoger y analizar el comportamiento colectivo. De los
psicólogos tomaron las definiciones, propuestas y
conceptos que les ayudaran a entender por qué los seres
huma- nos actúan de ciertas maneras. La historia se
utilizó como fuente de datos que podían ser
analizados por el científico político. La
economía fue relegada a una posición secundaria,
aunque la capacidad del economista para obtener datos concretos
era envidiada por muchos politólogos. Como resultado de
estos "préstamos" de otras ciencias sociales, la ciencia
política se convirtió en una disciplina indepen-
diente. No fue considerada ya un mero complemento a la
filosofía moral, a la economía política o a
la historia.
Ciencia política contemporánea: A pesar de
estos esfuerzos para conseguir una disciplina realista y
concreta, basada en la objetividad y en la
utilización de herramientas científicas, el
tradicional estudio especulativo y normativo siguió siendo
la nota común hasta mediados del siglo XX, momento en que
el punto de vista científico empezó a dominar los
análisis de la ciencia política. La experiencia de
quienes retornaron a la docencia universitaria después de
la II Guerra Mundial (1939-1945) tuvo profundas consecuencias
sobre la totalidad de la disciplina. El trabajo en los organismos
oficiales perfeccionó su capacidad al aplicar los
métodos de las ciencias sociales, como las encuestas de
opinión, análisis de con- tenidos, técnicas
estadísticas y otras formas de obtener y analizar
sistemáticamente datos políticos. Tras conocer de
primera mano la realidad de la política, estos profesores
volvieron a sus investigaciones y a sus clases deseosos de usar
esas herramientas para averiguar quiénes poseen el poder
político en la so- ciedad, cómo lo consiguen y para
qué lo utilizan. Este movimiento fue llamado conductismo
porque sus defensores sostenían que la medición y
la observación objetivas se debían aplicar a todas
las con- ductas humanas tal y como se manifiestan en el mundo
real.
Los adversarios del conductismo sostienen que no puede
existir una verdadera ciencia política. Objetan, por
ejemplo, que cualquier forma de experimentación en que
todas las variables de una situación políti- ca
estén controladas, no es ni ética, ni legal, ni
posible con los seres humanos. A esta objeción, los con-
ductistas responden que la pequeña cantidad de
conocimiento obtenido de forma sistemática se irá
su- mando con el tiempo para dar lugar a una extensa serie de
teorías que explicarán el comportamiento
humano.
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