EVOLUCION DEL YO SOCIAL
Desde el punto de vista emergente, yo analizaría
la andadura del hombre, de la Sociedad como un proceso de cambio
continuo a grandes rasgos podemos visualizar en las etapas abajo
reseñadas (están descritas desde el matiz
antropológico marxista, ya que después hablaremos
del concepto de identidad en el mundo del trabajo
postmodernista
Un primer estadio de producción rudimentaria en
el que los pueblos viven de la caza y de la pesca, de la
cría de animales, y en su fase más avanzada, de la
agricultura, cuya estructura, siendo en este estadio "La familia"
como estructura social principal. Posteriormente con el
desarrollo de las distinciones entre jefes aparece la
"esclavitud". En una segunda etapa donde predomina la
formación de ciudades. En un principio la tierra y los
esclavos se poseen en común esta etapa es el desarrollo de
la ciudad-Estado. En una tercera etapa conocemos la propiedad
feudal. Los señores feudales poseen colectivamente la
tierra y las ciudades, cuyos trabajadores ya no son esclavos,
sino siervos en la que los gremios de maestros, oficiales y
mercaderes controlan el trabajo de los jornaleros y de los
aprendices. Pasando en otra cuarta etapa a la Sociedad burguesa
modera.
La sociedad, en sus formas organizativas, en sus
modalidades de agrupación, de vinculación y sus
formas de comunicación, ha evolucionado. Se han generado
nuevas formas de cotidianeidad y organización de la
experiencia. La actual reunificación del mercado mundial
bajo el signo del sistema capitalista, la desaparición del
campo socialista y el desarrollo de una revolución
informática y mediática en la que se destaca la
creación de una nueva dimensión "el ciberespacio"
marcan el fin de una etapa histórica y puede ser
considerada la base real de la llamada
globalización.
Se producen así significativos impactos en la
identidad del individuo (la percepción de uno mismo) al
modificarse, como consecuencia de los registros de tiempo y
espacio.
Desde el punto de vista de la Psicología Social
el objeto de estudio la dialéctica entre las relaciones
sociales y la subjetividad". En estas relaciones entre procesos
sociales y subjetividad no se realizan los intercambios o las
inferencias de manera mecánica, ni simple; la ley del
mercado opera como institución fundamental, reguladora de
los intercambios entre los seres humanos, la competitividad
excluyente se instala como máximo valor social. El
individualismo más exaltado y la significación del
otro como rival a excluir o destruir son ideales. Con todo ello
se produce un movimiento de dispersión social, de
alteración en los procesos identifica torios y una
fractura de los lazos solidarios, que constituyen la base del
sujeto.
Un camino adaptativo es el que intenta una respuesta
"Adecuada" de rendimiento laboral y social. Pero esa
adaptación, más bien una sobre adaptación
implica la construcción de un "YO" que acaso no tenga una
verdadera identidad. Hoy en la institución del trabajo no
se asume solo la responsabilidad laboral, sino que esta se
extiende a la responsabilidad empresarial de satisfacción
y retención del cliente y competitividad del mercado,
convirtiéndose, de hecho, cada trabajador en un agente de
control con el consiguiente empobrecimiento psíquico, por
el deterioro de la simbolización y el miedo a la
pérdida del puesto de trabajo.
En la era Industrial se valoraba el trabajo como un
empleo y un fuerte compromiso personal en la realización
de la actividad laboral que daba lugar a un perfil
psicológico de pasión por el ahorro, tendencia
compulsiva hacia el trabajo y sentido compulsivo del deber. Hoy
la participación en el mundo del trabajo es
fundamentalmente individual y ya no mediatizada por
categorías colectivas que marcaron las sociedades
industrializadas, como son la clase social o la
profesión.
Las características del capitalismo posindustrial
están básicamente ligadas a las nuevas
tecnologías de producción y servicios que
restringieron la mano de obra y la pérdida de centralidad
del trabajo es la que se refiere a su valoración
instrumental como medio para la supervivencia. Cabe preguntarse
si hay algo que remplace al trabajo como valoración
central con respecto a la identidad individual en la nueva
sociedad.
Recojo un fragmento de la obra de Manuel Castell
"La era de la información" que me gustaría fuese
realidad:
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