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Realidades paralelas. El cerebro humano y la percepción de la realidad (página 2)




Enviado por Rafael Lomeña Varo



Partes: 1, 2

Si analizamos más variables inherentes a los viajes-proyecciones astrales documentados, también hallamos ciertas coincidencias sutiles. Debo recordar que en mi caso y en el resto de los que he tenido constancia, las proyección astral suele ocurrir normalmente en la oscuridad de la noche o, cuando menos, en penumbra (al igual que el 99% de apariciones, entendiendo éstas como otro tipo de realidad construida por el propio cerebro), lo cual podría explicar la confusión en el centro-estado de consciencia que llega a hacernos ver que estamos flotando en el aire cuando simplemente "imaginamos" flotar al haberse desconectado ya el sentido de tacto que nos mantenía informados acerca del contacto de nuestro cuerpo con la cama, de modo que, forzados por el centro de la consciencia y en un estado de confusión perceptiva, con el sentido de la vista en absoluta desventaja dada la oscuridad, o incluso ya en estado de decaimiento avanzado y próximo a la desconexión (ó estado de stand-by), acabamos flotando (aparentemente y de forma brusca dada la velocidad de procesamiento y respuesta de nuestro cerebro ante tal situación) por unos instantes en la habitación, sin embargo, el centro de conciencia, al no haberse desconectado, mantenemos un cierto control de la situación o de la realidad aparente, hasta que un movimiento brusco de nuestro cuerpo (que creo recordar fue voluntario y esto demostraría que el centro-estado de consciencia permanecía funcionando aún confundido por los inputs de las vías sensoriales) acaba encendiendo todo el sistema (vías sensoriales y centro-estado de consciencia). Eso sí lo recuerdo con claridad, que era consciente en todo momento y tenía la sensación de que podía recuperar el control de la situación a través de un movimiento, y de hecho así fue, cuando realicé de forma voluntaria el movimiento brusco de intentar incorporarme, podríamos decir que las vías sensoriales de entrada se reactivaron y todo el sistema sensorial-funcional se puso en funcionamiento.

Antes de tener esta experiencia, yo ya había oído hablar en otras culturas de un fenómeno que coincide en ciertos términos con la proyección astral, un fenómeno al que atribuían lógicamente un sentido espiritual, religioso o esotérico, y aunque lo denominan de diversas formas, creo que se trata de lo mismo y siempre se manifiesta en el momento de conciliar el sueño. En un punto entre la vigilia y el sueño en el que todavía no estamos dormidos completamente y nuestro cerebro está intentando pasar al estado de stand-by, produciendo esta extraña sensación como si de soñar despierto se tratase.

Es más, yo que trabajo frecuentemente de noche y paso a veces un sueño terrible, llego a experimentar en muchas ocasiones las desconexiones sensoriales de forma completamente perceptible. Por ejemplo, cuando no puedo aguantar y el sueño me vence por momentos, si estoy viendo la televisión u oyendo la radio o incluso hay gente hablando a mi alrededor, el sentido del oído es el primero en desconectar y por momentos me quedo en silencio viendo aún la escena, porque el cerebro "apaga" (en realidad aumenta el umbral y disminuye la actividad eléctrica o tal vez la frecuencia cerebral destinada a esta vía sensorial) esta vía sensorial, y aunque acabas acostumbrándote a ello, no deja de producirte cierta confusión pues puedes estar con los ojos abiertos sin oír absolutamente nada durante unos segundos, es decir, inmerso en una realidad distinta o una distorsión perceptiva hasta que te sobresaltas (reiniciando y activando la vía sensorial del oído) o caes en el sueño irremediable.

Dicha alteración en la secuencia u orden de apagado, podría ser igualmente la responsable de la extraña sensación (bastante más frecuente que la proyección astral) que muchos alguna vez hemos sentido al dormirnos, justo entre la vigilia y el sueño. Te hablo de la sensación de caída al vacío que, a mi modo de entender, podría responder a una desconexión del sistema sensorial del tacto cuando aún seguimos manteniendo un cierto nivel de conciencia pese a tener los ojos cerrados.

Ahora analizaré la diferencia entre la "proyección o viaje astral" (para entendernos), en la que de forma brusca parecemos encontrarnos flotando en la habitación, y la caída al vacío que experimentamos también al inicio del sueño.

Si analizamos las variables implicadas en ambas experiencias, nos damos cuenta de las circunstancias son muy similares, sin embargo, la gran diferencia entre caer y flotar podría radicar en el sentido de la visión.

En el primer caso, el de la proyección o viaje astral, recuerdo perfectamente que pese a la penumbra de la habitación podía verlo todo a mi alrededor durante el tiempo que me mantuve en aparente estado de flotación, y probablemente fue debido a que al encontrarme aún en un cierto nivel operativo de consciencia y desconectarse la vía sensorial del tacto, el cerebro, que intenta comprender todo lo que nos rodea, intentó integrar y resolver las señales de entrada (inputs), pero al no poder comprender la falta de la señal de contacto con el lecho, produjo un nuevo resultado en la ecuación final, recreando una nueva realidad y produciendo la sensación de que había comenzado a flotar sobre la cama. No deberíamos obviar que el cerebro humano constituye un mecanismo obsesivo cuando se trata de analizar y comprender el entorno. Así ha sido desde nuestros orígenes como especie animal, pues resolver la ecuación de la realidad que nos rodea resulta vital para nuestra supervivencia. Por este motivo, en su intento por resolver dicho entorno, emplea la ecuación de los sentidos para alcanzar un resultado creíble, y si alguna de las variables fallara o aportara una información sesgada o incompleta, el cerebro intentará a toda costa rellenar los huecos o variables ausentes para alcanzar una solución final a la ecuación.

En el segundo caso, me refiero a la caída al vacío que se experimenta justo antes de entrar en el primer estadio del sueño, el resultado de la ecuación es justamente el contrario, pero muy similar. Me explico con un ejemplo, cuando a veces estamos resolviendo una ecuación en la que intervienen valores positivos y negativos, es probable que alcancemos los valores finales correcto, pero que al haber cometido un fallo en el cálculo de signos, obtengamos el valor inverso. Por ejemplo, si el resultado debía de ser 35, nosotros hemos llegado a –35. Igual magnitud pero valores inversos. Bueno, al grano, antes te decía que la gran diferencia entre caer y flotar podría radicar en el sentido de la visión, y creo que ahí esta la clave. La vista podría ser la variable que invierte el resultado de la ecuación, me explico. Cuando sentimos caer nuestro cuerpo, tenemos los ojos cerrados de forma que la vía sensorial de la visión está desconectada en la práctica pues no registra señales ni transmite información alguna al centro de conciencia.

Esta ausencia de señales de la vista, introduce una modificación en la ecuación que el cerebro debe resolver aún con un cierto nivel de conciencia al no haber entrado en el primer estadio del sueño, y esta modificación conduce a un resultado distinto al del caso de la proyección o viaje astral, pues el cerebro acaba recreando una realidad distinta lo más creíble posible ante la falta de señales visuales y el apagado de la vía sensorial del tacto, este resultado es, ante la ausencia de señales hacia el córtex visual (ojos cerrados) la caída al vacío por acción de la gravedad.

Las ensoñaciones nocturnas

La realidad paralela más cercana

En el caso de las ensoñaciones o los sueños, también llego a una reflexión, cuando dormimos, digamos que el cerebro desconecta o apaga ciertas funciones, pero por supuesto, mantiene cierta actividad neuronal e impulsos eléctricos que viajan de forma semicaótica por otras zonas funcionales del córtex y la memoria (ésta última sin ubicación definida), lo cual produce esas extrañas y a veces incoherentes historias que son los sueños. Está desconexión parcial de las vías sensoriales y sobre todo del centro-estado de consciencia del que te hablo, provoca que los sueños a veces se muestren como una mezcla sin sentido de ideas y recuerdos que el cerebro produce sin control, digamos que, y siguiendo con la analogía de las computadoras, la gestión de errores y la comprobación de coherencias en los algoritmos internos del CPD (centro de procesamiento de datos) está Off-desactivado-disabled.

Por esto pienso que en los sueños las ideas se mezclan como si de un disco duro estropeado se tratara, en el que aparecen fragmentos de información entremezclada y a veces imposible de reconstruir o interpretar. Por supuesto que esa información sale del almacén de datos de nuestra memoria o de secuencias construidas a partir de experiencias previas reales o imaginadas. Es cierto que en muchas ocasiones, las ensoñaciones sí mantienen una cierta correlación con la realidad, en el sentido de que muestran fragmentos de información que previamente se han procesado de algún modo, pensado o percibido, aún de forma subliminal, sin embargo, en la mayoría de casos el contexto y la posible interpretación resulta caótica.

En el sueño, es como si el cerebro desactivara el sistema permanente de comprobación de errores (tanto los sistemas sensoriales como la vista, oído, gusto, olfato, como el estado de consciencia que sirve a nuestro cerebro para contrastar e interpretar cualquier percepción informativa), de manera que los datos (ideas, recuerdos) fluyen sin control produciendo realidades aparentes. Por otro lado, la complejidad funcional del cerebro es demasiado grande como para conectar dichos sueños a interpretaciones válidas y cuando menos generalizadas (aplicables a todo el mundo).

Si analizamos lo que ocurre en los sueños y reflexionamos sobre ello, podemos sacar conclusiones interesantes acerca del funcionamiento de nuestro cerebro, y por qué no, de las realidades paralelas. En este sentido, me resulta increíble la obsesión del cerebro por comprender y asociar todo cuanto registra, incluso si mientras dormimos oímos algún ruido identificable, el cerebro puede transformar el sueño adaptándolo al sonido e integrándolo dentro de este sueño, construyendo una nueva realidad!. A mí incluso me ha ocurrido que mientras soñaba, dentro del propio sueño oía la voz de alguien que intentaba despertarme y era mi madre en la "vida real", en este caso jugando el papel de "guía espiritual" para despertarme y devolverme a la dura realidad del colegio. O incluso, si tenía alguna tarea pendiente en la vida real que me preocupaba, podía incluso recordarla dentro del sueño, por ejemplo, si tenía que levantarme para ir a trabajar y estaba durmiendo la siesta, podía llegar a preguntarme dentro del sueño ¿Qué coño hacía ahí cuando tenía que marcharme al trabajo?. Quiero decir con esto, que la desconexión del cerebro en los sueños es solo parcial y en ocasiones se mantienen ciertas conexiones con la realidad. El sueño es, al caso de las comunicaciones telemáticas, como si se desactivaran los sistemas de comprobación de error (el bit de paridad), de modo que, la información transmitida por paquetes (ideas, recuerdos), puede aparecer fragmentada y con cierta desestructuración. El sueño es en cierto modo otra realidad, pero una realidad creada por nuestro cerebro. Por cierto Jorge… ¿Sabías que también se dice CELEBRO?

La muerte… y otras realidades

Incluso en el caso de la muerte, o más concretamente, el del paso de la vida a la muerte, ese momento en el que se cruza la raya de no retorno, parece ocurrir lo mismo, o algo similar, el cerebro entra una confusión generalizada mientras se produce el proceso de apagado, en este caso definitivo, absoluto e irreversible, recreando en ocasiones y según testimonios, visiones y otras fantasías que según las culturas se han ancestralmente a las apariciones divinas. De ello se deduce que gente que "ha vuelto a la vida" en casos de accidentes, operaciones, etc., han vivido experiencias similares a la proyección astral, algunos han visto su cuerpo desde arriba, creyendo que su alma abandonaba su cuerpo, otros testimonios afirman haber sentido que estaban tumbados oyendo a sus seres queridos, sin verlos ni sentir contacto físico alguno con el entorno y sin poder moverse ni hablar, también los hay que han confundido la luz cegadora de la mesa de operaciones del quirófano con un ente divino que se acerca para guiarlos en su nuevo camino a la vida eterna, y a veces incluso hablando, dada la capacidad del cerebro (en su afán innato por analizar e interpretar todo lo que procesa; señales inputs) de construir escenas en las que integrar las señales externas percibidas, como en el ejemplo de los sueños que te he comentado antes, en los que aparecen integradas señales percibidas desde el mundo "real". Yo también he conocido experiencias de este tipo por familiares muy cercanos antes de fallecer, y hay documentadas alucinaciones y experiencias de lo más diversas, pero pienso sinceramente que el cerebro también está detrás de todas estas "realidades".

Otro dato relevante relacionado con las apariciones es que todas (la inmensa mayoría) se producen por la noche cuando vamos a dormir (o cuando ya estamos dormidos), en los pies de la cama, en la penumbra u oscuridad de la habitación, etc. A mi juicio son alucinaciones recreadas por nuestro propio cerebro.

Creo que incluso, en el caso del psicoanálisis, -el cual ha sido ya descartado por la mayoría de psicólogos precisamente por falta de fidelidad en los resultados y al parecer por crear una fuerte dependencia del paciente hacia el psicoanalista- el propio psicoanalista puede acabar guiando de forma involuntaria las recreaciones y fantasías del paciente creando falsas realidades de subjetiva interpretación y sin objetividad valorable, autosugestionadas por el propio sujeto paciente o por el propio psicoanalista. De este modo, embaucado por el poder de la sugestión hipnótica el paciente puede acabar construyendo falsas realidades que jamás existieron más que en su imaginación, entremezclando sin demasiado sentido recuerdos e ideas como si de un sueño se tratase. Algo muy similar a soñar despierto.

Conclusiones

Pero entonces… ¿Son tan distantes nuestras posturas?

Aunque a primera vista pueda parecerlo, no creo que lo sean tanto. Partiendo de la base de que todas, si excepción, son realidades al fin y al cabo. Las realidades paralelas de las que tú hablas existen y son innegables, están ahí, por eso un esquizofrénico paranoide con trastorno bipolar en un brote sicótico puede ver burros volando tan reales como tú y como yo, u oír una firme voz ordenarle que debe matar a alguien por tratarse del mismo satanás, sin embargo, no puedo encontrar en ellas el trasfondo espiritual en el que tú pareces coincidir con la mayoría de personas que han vivido estas experiencias, aunque por otro lado, esta divergencia de posturas tampoco impide que coincidamos en que un control de dichas "realidades" de forma voluntaria, como es el caso de las ensoñaciones por ejemplo, supondría una auténtica puerta a una nueva realidad que podría llevarnos a vivir experiencias increíbles y totalmente nuevas para el ser humano, muy positivas por ejemplo en sentido terapéutico. Se me antoja ahora que podría emplearse esta "puerta" en terapias que ayuden a superar la pérdida irreparable de un ser querido mediante "encuentros virtuales".

En este sentido, en el de los "encuentros virtuales", aunque la realidad virtual y la inteligencia artificial están aún bastante lejos de alcanzar este nivel, sí creo que sería posible lograr estos encuentros en realidades paralelas a través de las ensoñaciones, en las que nuestro propio cerebro podría construir toda una realidad paralela junto a los seres fallecidos tales como viajes, encuentros, escenas de la vida cotidiana como comidas, juegos, charlas, etc.) utilizando para ello información almacenada en nuestra memoria (datos sobre lugares, personas, e incluso abstracta, etc.) y creando nueva información e historias que también pasaría a nuestro banco de recuerdos. Estas nuevas escenas que el cerebro podría proyectar (tal vez por algún mecanismo de inducción) durante el sueño, podrían llevarnos a vivir una nueva realidad paralela en toda regla. Seguro que ir a dormir no volvería a ser lo mismo para nadie si pudiésemos controlar en lo más mínimo, el desarrollo de ensoñaciones.

En este sentido debería explorarse (aunque seguramente nunca podamos alcanzar un control total sobre una funcionalidad del cerebro a ese nivel) la investigación, además, siempre creo que el estudio y la búsqueda de respuestas en un campo acaba arrojando muchas otras luces por el camino que de otra manera permanecerían enterradas de forma indefinida. Sin duda un área multidisciplinar donde disciplinas como la psicología (biopsicología), neurología, farmacología y psiquiatría, podrían trabajar codo con codo en pos de objetivos comunes. El control de los sueños probablemente siga perteneciendo a la ficción, pero podría abrir sin duda un mundo en el tratamiento de patologías y desordenes de orden psicológicos, y que duda cabe que en el espacio del ocio.

Con todo esto quiero decir que las realidades paralelas existen, están ahí, y aunque yo las entienda como distorsiones perceptivas no dejan de ser tan reales como cualquier otra, pues la propia realidad "modelo", "estándar" ó "estadística" cómo tú la defines, no es más que una interpretación cerebral concreta y determinada de los estímulos recibidos y contrastados con nuestro banco de datos de la experiencia (memoria). A veces pienso, y este es otro tema interesante, que somos todo memoria, pues todo el aprendizaje de un ser humano, incluidas sus propias realidades, se almacenan en el gigantesco banco de datos de la memoria.

Bueno, ya resumiendo, si bien todo lo que te he contado no es más que una reflexión construida desde una perspectiva propia y desde mi escaso conocimiento sobre el cerebro humano, lo que sí quisiera dejarte claro es mi profunda creencia de que cualquier realidad es construida por nuestro "masa gris", igual que pienso que de algún modo cada cerebro, y por ende cada persona como extensión de éste, aunque pueda compartir espacio y tiempo con otras personas, vive una realidad diferente producto de un procesamiento e interpretación único y exclusivo, o sea que, la realidad perceptiva de cada ser humano es única debido a que su cerebro es único. Incluso una misma persona en circunstancias aparentemente idénticas puede percibir realidades diferentes, por ejemplo, si durante una comida ingerimos una cantidad de alcohol algo superior a la habitual (vino, cerveza, etc.) podemos comenzar a ver las cosas de otro modo distinto provocando cambios en nuestro estado de ánimo, de algún modo el alcohol como droga nos lleva a percibir una "realidad diferente" de nuestras vidas, aunque probablemente, en el caso de la ingesta de alcohol y cualquier otra droga, luego siga un decaimiento de la euforia acompañado de una desagradable cefalea y de una realidad mucho menos "idílica". Una vez más hablo por experiencia propia, experiencia que casi todo el mundo habrá experimentado en alguna ocasión.

De verdad Jorge, las conclusiones a las que llego tal vez puedan parecerte algo simplistas y no sé si lo mío será agnosticismo, miopía intelectual o espiritual, pero no puedo dejar de ver un trasfondo físico-químico y una base fisiológica en todas las realidades, en todo lo que nos ocurre desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. Este es mi punto de vista, mi realidad, y de paso quiero agradecerte que me hayas planteado este asunto de las realidades pues como siempre me ha servido para poner en orden ideas que andaban por ahí perdidas, en los recovecos de mi masa gris, pues también estoy convencido de que detrás de todas estas realidades no sólo se encuentra nuestro cerebro sino también nuestro profundo y casi absoluto desconocimiento sobre él.

Sinceramente, un fuerte abrazo amigo Jorge.

Biografía y fuentes

UNED – Madrid © 1988 – Psicología experimental.

Pío Tudela Garmendía © 1988

Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S.A. © 2002 – Cognición

humana. Mente, ordenadores y neuronas.

Antonio Crespo © 2002

Ed. Prentice Hall – Aprendizaje y cognición.

Thomas Hardy Leahey & Richard Jackson Harris © 1998

Traducción: Ana M. Rubio Díez *Revisión técnica: Matías López Ramírez

Ed. Prentice Hall – Neuroanatomía.

Jhon H. Martin © 1998

Traducción: Carlos Fernández Frías

Ediciones B GRUPO ZETA – LA MÁQUINA PENSANTE. El cerebro

humano y la inteligencia artificial.

Jim Jubak © 1993

Traducción: Gema Moral Bartolomé

Ed. Prentice Hall – Biopsicología.

Jhon P.J. Pinel © 2002

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Autor:

Rafael Lomeña Varo.

Jorge Darío Fernández.

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