Cambios de papeles en la estructura familiar: desdibujando sus propios roles y modificando los de los demás, alteración de tareas y de responsabilidades. Obligando a sustituirle en funciones que no desempeña, tanto en la crianza, la responsabilidad, el aporte económico, las tomas de decisiones, la presión, el miedo y la violencia que se pudiera ejercer sobre otros miembros del sistema familiar.
– Ejemplos: sustitución de la madre en las tomas de responsabilidades cuando el paciente afectado es el padre, toma de responsabilidades del padre, cuando la afectada es la madre, asunción de roles de adulto por parte de hijos adolescentes.
Dificultades para establecer rutinas y planificación de la familia por la acción del alcohólico, no poder contar con él, o la paciente, ante situaciones sociales, el día a día de la familia, creando incertidumbre e inseguridad sobre cómo se comportará en determinadas circunstancias.
Los compromisos sociales se ven afectados con la presencia, o con la ausencia, del alcohólico, en función de que falla a los compromisos, hay que dar explicaciones, o bien si está presente y organiza conflictos derivados de su paranoidismo, su intolerancia, su agresividad.
El ocio intra y extra familiar, se resiente con las actuaciones del alcohólico, sus indisposiciones, sus comportamientos anómalos o impredecibles, temor a hablar del problema con familiares y con extraños, es difícil aceptar invitaciones, restricción de la actividad social, se dan excusas para no mantener actividades sociales en las que el paciente pueda complicar a la familia y quienes comparten un mismo espacio físico, la familia se encierra en sí misma y se perpetúa el consumo de alcohol.
El alcohólico o la alcohólica tienen problemas de comunicación, por lo que dice o por lo que no dice, mantiene un mutismo absoluto frente a la sociedad, manteniendo en secreto una situación que se transformará en problema de larga evolución con dificultades de resolución. El problema alcohólico puede ser el único motivo de conversación y enfrentamientos, recriminaciones, problemas de convivencia, etc.
Problemas para los miembros de la familia
El esposo/a no bebedor: son personas con altos niveles de desorientación por la dificultad de adaptarse a las actitudes y conductas desconcertantes del afectado, que suele hacer la vida desagradable con frecuencia. Cuanto más grave es el problema, más difícil es actuar coherentemente y se tiene menor competencia para enfrentarse al mismo, por lo que desempeñan peor los papeles que le corresponden como parte de la familia o la pareja.
Un tercio de alcohólicos instrumentan su mal funcionamiento familiar como justificación para beber. Ese conflicto en el matrimonio puede tomar un cariz violento, por el uso de alcohol y las interpretaciones delirantes que se tienen de las actuaciones del otro, genera violencia
También se asocia el alcoholismo con el abuso sobre los niños (incestos, violaciones, etc.) siendo una razón más para mantener la conducta alcohólica, por la culpabilidad y las dificultades emocionales que genera. El alcohol genera violencia, en hombres y en mujeres, con incremento de las palizas por el uso del alcohol. El padre o la madre que no beben, disminuyen sus esfuerzos en lo que debe ser la educación de los hijos, padecen un sobreesfuerzo ya que el alcohólico requiere el máximo de energía, lo que podría hacer, un hijo que no entienda de qué va el problema, crea al cónyuge que no bebe tan culpable como el otro, planteando un conflicto de intereses al cónyuge que no bebe, además de generarles sentimiento de culpa de por qué el otro cónyuge bebe.
La co-dependencia, se define como la incapacidad del esposo/a de bebedor, a modo de encubrimiento del comportamiento destructivo de sus compañeros bebedores, facilitando con esa actitud que ellos sigan bebiendo.
En la actualidad la co-dependencia se define patrón de dolorosa dependencia de los comportamientos compulsivos y de la aprobación de otros para intentar encontrar seguridad, autoestima e identidad. También se define como una enfermedad primordial, presente en cada miembro de una familia con adictos, que es a menudo peor que la propia enfermedad y que tiene sus propias manifestaciones físicas. Es una entidad diagnóstica curable. Se produce el fenómeno mucho más entre las mujeres. Como alternativa a la codependencia y posible tratamiento de la patología: el Derecho de las mujeres a vivir sin estar dominadas, ser tratadas con respeto, ser pagada igualitariamente con respecto a los hombres en sus trabajos, reestructurar las tareas de la casa y cuidado de los niños compartiéndolas con los hombres; enseñar a las mujeres que el desarrollo personal y la acción social son esenciales para que el cambio positivo en sus vidas, enseñarles a analizar y desarrollar la política y la legislación, partiendo de los personal y general hacia lo global, para que la relación sea lo más clara posible
La mujer de un bebedor está bajo presión psicológica, con problemas como ansiedad, depresión, baja autoestima.
Son personas que usan los servicios sociales y de salud, reciben múltiples tratamientos con ansiolíticos, antidepresivos, etc., para sobrellevar su carga y tratar de conseguir que el alcohólico no beba, o beba menos, incidiendo en todas las esferas de su vida: laboral, social etc.
Consecuencias: El compañero sigue bebiendo, la esposa sigue viviendo con él con los problemas que ello le acarrea. El bebedor deja de beber.
La relación se rompe, esto ocurre más entre marido no bebedor y esposa alcohólica, que en el caso contrario.
Los problemas con el alcohol perjudican la intimidad de un matrimonio. Por ejemplo, el abuso del alcohol de la pareja crea discusiones que hacen que el cónyuge que no bebe se aparte emocionalmente, indica la American Association for Marriage and Family Therapy. Conforme el problema avanza, ambas partes evitan pasar tiempos juntos. Los incidentes de violencia doméstica y el "toque enojado" también son más probables cuando un cónyuge comienza a beber. Los cónyuges no bebedores también pueden ser obligados a excusar las acciones de su pareja, como faltar al trabajo, lo que crea un resentimiento adicional.
Indudablemente el consumo de alcohol influye en el comportamiento de los individuos y por lo tanto en la relación de éstos con otros. El consumo del hombre, sobre todo en etapas más agudas, tuvo implicaciones en el trabajo, en la economía y en la relación con la pareja y los hijos. La mayoría de los problemas de pareja estaban vinculados con el consumo de alcohol del hombre, al grado de ser reconocido por algunos hombres como problema y de motivarlos a disminuir el mismo. Posiblemente las nuevas generaciones puedan desarrollar nuevas formas de relación con la pareja y lograr una modificación en los patrones de consumo. Algunas parejas consideraron como alternativas, disminuir el consumo, establecer nuevas formas de comunicación entre la pareja y la posibilidad de asistir a reuniones donde las parejas intercambien sus experiencias. Puede ser que al encontrar, desarrollar y fortalecer maneras alternativas de cumplir las funciones y de satisfacer las necesidades de los hombres sin el consumo, tanto el consumo de alcohol como los problemas conyugales disminuyan sin tener que recurrir a las estrategias ya establecidas.
De acuerdo al documento Violencia Infligida por la Pareja y el Alcohol de la OMS[5]a través de diversos estudios realizados en varios países, se puede relacionar de acuerdo a las pruebas obtenidas que el consumo de alcohol incrementa la frecuencia y la gravedad de la violencia intrafamiliar que además están implicando otros factores determinantes como son un bajo nivel socio económico o una personalidad impulsiva, otras características señaladas en el documento refieren que:
El consumo de alcohol afecta directamente a las funciones cognitivas y físicas y reduce el autocontrol, es decir los sujetos son menos capaces de encontrar una solución en la que no se recurra a la violencia.
El alto consumo de alcohol por parte de uno de los miembros de la pareja puede agravar las dificultades económicas y los problemas presentados en el cuidado de los hijos, así como no en pocos casos situaciones de infidelidad, lo anteriormente señalado podría generar tensión y conflictos conyugales e incrementar el riesgo de que se den actos violentos entre los miembros de la pareja.
Los niños que son testigos de actos o amenazas de violencia entre los padres tienen más probabilidad de iniciarse en el consumo nocivo de alcohol a edades tempranas así como de acciones delictivas o comportamientos antisociales.
Todos los hechos de la violencia al interior de los hogares, trae consecuencias que pueden ir desde afectaciones en la salud de las víctimas, por ejemplo complicaciones en los embarazos o incluso abortos, problemas de carácter emocional (depresiones, intentos de suicidio entre otros), lesiones físicas algunas con traumas severos e incluso pueden llevar a la incapacidad permanente.
Otra consecuencia las que se generan con los familiares de la víctima y/o del victimario, los amigos o cercanos que pueden intervenir si lo consideran absolutamente necesario cuando se ha causado lesiones graves, lo cual puede desencadenar problemas que afectan la relación entre familias.
La violencia Intrafamiliar deja también unos costos
que varían de acuerdo al estatus social de la pareja, costos por tratamientos
medios, psicológicos o por la misma separación de la pareja que
además deben costear los costos de una separación legal en caso
de darse o las demandas por solicitud de separación.
Metodología
Al abordar el estudio "Influencia del alcoholismo en la violencia contra la mujer, se hace desde la elaboración de una Monografía de compilación, realizando una selección y estudio de la bibliografía sobre el tema que se aborda, la influencia del alcoholismo en la violencia contra la mujer, se presentan varias posturas de diversos autores y se sienta una postura de quienes elaboran en conjunto esta monografía, teniendo de presente que una monografía es el estudio o investigación que se realiza sobre un tema específico particular[6]
La selección de los artículos se hizo buscando que estos trataran de una manera científica el consumo del alcohol y su incidencia en la violencia contra la mujer en el marco de la violencia intrafamiliar, teniendo en cuenta a autores que hubiesen abordado el tema desde los estudios de casos específicos o generales, se tuvo en cuenta también las diversas posturas de organismos internacionales estudiosos del tema en referencia.
Se realiza un análisis discursivo de una serie de textos planteando el análisis y argumentación del tema planteado desde diversas ópticas y estudio de autores para llegar a unas conclusiones específicas.
Revisión bibliográfica sistemática de documentos científicos y académicos sobre temas relacionados con el tema central, se abordó el consumo del alcohol, incidencia en la violencia intrafamiliar y específicamente violencia contra la mujer, se realizaron búsquedas de monografías y artículos científicos así como estudios de Universidades y organismos internacionales.
El abordar el tema de la influencia del alcoholismo en la violencia intrafamiliar dirigida específicamente contra la mujer como víctima o receptora de este comportamiento abusivo, se encuentra amplia información que se aborda desde un enfoque cualitativo enmarcado en la descripción de los hechos que se generan a partir de la descripción de un fenómeno que afecta a la sociedad en general, enfoque cualitativo, que según Taylor y Bogdan (1987) es un método que en su más amplio sentido como investigación produce datos descriptivos relacionados por el autor del texto a través de conductas observables o testimonios de las víctimas y victimarios.
La metodología cualitativa representa la concreción metodológica de la perspectiva émica, al paso de la cuantitativa presentaría la perspectiva ética. Los métodos cualitativos son los que enfatizan conocer la realidad desde una perspectiva de incidir, de captar el significado particular que a cada hecho atribuye su propio protagonista, y de contemplar estos elementos como piezas de un conjunto sistemático. (Olabuénaga, 1978, p.17)
La investigación se contemplará a través del enfoque metodológico de la etnografía reflexiva. La cual a través de los últimos años ha si do catalogada como uno de los métodos cualitativos en la investigación etnográfica, más novedosos para asumir la realidad social, teniendo en cuenta que dentro de sus características más relevantes se encuentra la flexibilidad, la holística, naturalismo, que es amplia, subjetiva, inductiva y descriptiva.
Enfocada esta monografía desde un diseño etnográfico en el entendido que las investigaciones o análisis están dirigidos desde una investigación etnográfica de la mano con el enfoque cualitativo como una manera de entender las descripciones o análisis del comportamiento determinado en un escenario social, pretendiendo captar las motivaciones que llevan al comportamiento especifico de las personas, en este caso tanto del abusador como él o la abusada y desde su entorno social mismo, esto lo confirma ( Martínez 1994) quien afirma que la etnografía describe las multiplex formas de vida de los seres humanos.
La presente monografía es de tipo explicativa en la que se analizan los distintos artículos científicos que abordan la violencia contra la mujer influenciada por el consumo de alcohol, por el cual se hace una revisión teórica de distintas fuentes encontradas.
Por otro lado, diversos autores consideran que si bien se ha analizado el alcohol como factor que interviene en los episodios de violencia doméstica, sin embargo, este análisis no parece estar tan avanzado, en el abuso de otro tipo de drogas. (Gasteiz, V. et al 2007).
Es importante determinar la correlación que existe entre la violencia intrafamiliar y el alcoholismo, ya que se conoce un número de hogares donde se ve reflejado esta problemática, es importante resaltar que la violencia genera el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastornos de desarrollo o privaciones y atenta contra el derecho a la salud y la vida de la población (Goicoeched, 2009).
Es necesario conocer que el maltrato es intrínsecamente una etiqueta social, de tal modo que no basta con que una determinada conducta sea nociva o perjudicial, sino que, además debe violar alguna norma de aquello que se considera apropiado, de acuerdo con los valores, por ello los conflictos en las relaciones de pareja forman parte de su propia dinámica, sin embargo, lo que diferencia a unas parejas de otras, que podríamos denominar violentas es que estas últimas recurren a la violencia para dar solución a los problemas que surgen. La violencia que se produce en la pareja puede revestir diversas formas, ya que el alcohólico desde siempre ha sido una fuente de conflicto, en la familia lo podemos observar a través de todos los centros asistenciales y todos los lugares en que se recoge información sobre la vida familiar del paciente alcohólico, alterando toda la estructura ya que el alcoholismo altera la organización de la familia, costumbres, actividades cotidianas y sus relaciones afectivas, dando lugar a una serie de síntomas típicos tales como:
Gran tensión estrés en todos los miembros de la familia.
Temor
Conflictos importantes, discusiones y agresividad.
Desconfianza y frustración
Poco apoyo emocional y problemas de incomunicación dentro de la familia.
(La Organización Mundial de la Salud define al alcoholismo como un trastorno crónico de la conducta caracterizado por la dependencia hacia el alcohol expresado a través de dos síntomas fundamentales: la incapacidad de detenerse en la ingestión de alcohol y la imposibilidad de abstenerse de alcohol).
Conclusiones
El alcoholismo constituye un problema social ya que tiene un impacto negativo en las vidas de un segmento considerable de la población, el mismo para su estudio y comprensión podemos analizarlo a través de dos funciones las manifiestas y las latentes. También corroboramos las conclusiones emitidas por estudiosos de la temática coincidiendo con ellos con que el mismo tiene gran repercusión social las que se ven reflejadas en las reiteradas y siempre crecientes violencias hacia hijos y cónyuges, agresiones a vecinos y amigos, riñas, daños a la propiedad social, divorcios (constituyendo una de las principales causas de este).
Además, existen factores sociales que inciden en el predominio del alcoholismo como problema social como son: un medio social favorable, al consumo y adquisición de las bebidas alcohólicas, evasión a los problemas que afectan al individuo y tradiciones socioculturales favorables al consumo.
La violencia es un comportamiento deliberado que resulta, o puede resultar, en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, o más comúnmente a otros animales o cosas (vandalismo) y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas. Algunas formas de violencia son sancionadas por la ley o la sociedad, otras son crímenes. Distintas sociedades aplican distintos estándares en cuanto a las formas de violencia que son o no aceptadas.
A pesar de que la relación entre el consumo de alcohol y las diferentes manifestaciones de la violencia, se ha reconocido durante siglos, es en los últimos 20 años cuando se han realizado investigaciones sistemáticas para explorar las bases causales de esta relación y de los procesos que le subyacen. Las investigaciones realizadas presentan una amplia revisión de datos que comprueban la relación entre el consumo de alcohol y la violencia doméstica, incluyendo resultados obtenidos en estudios transversales, longitudinales y experimentales, así como en investigaciones basadas en sucesos específicos y estudios con población de alcohólicos en tratamiento. A partir de esta revisión se concluye que el alcohol es un factor que contribuye a la violencia doméstica pero no una causa suficiente ni necesaria para la misma.
La relación entre el alcohol y la violencia es condicional: es la bebida en combinación con otros factores lo que está en juego. La relación no necesariamente opera en el cerebro de un perpetrador; el consumo de la víctima es a menudo otro factor en la cadena causal. De manera más general, la relación opera a través del consumo en su calidad de práctica cultural y circunstancial. A pesar de que la fuerza de esta relación varía de una población a otra, la evidencia actual indica que dicha relación existe en un amplio rango de contextos culturales.
influencia del patrón de consumo sobre diversos problemas sociales y de salud significa que el riesgo atribuible puede variar entre dos sociedades o grupos en la misma medida en que varía el volumen y el patrón de consumo. Más aún, en lo que respecta a la violencia, es claro desde el punto de vista etnográfico que la gente de distintas culturas se comporta de manera diferente bajo el influjo de una cantidad similar de alcohol. Esto implica que un sujeto intoxicado no sólo está sujeto al efecto de factores individuales y situacionales, también se encuentra bajo el influjo de expectativas y patrones culturales específicos.
Referencias
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Garzón, Adela. Psicología y justicia. Ed. Promolibro. Valencia, 1989
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Tomado de: http://www.who.int/topics/es/
Tomado de: file:///C:/Users/familia/Downloads/11_deza%20(1).pdf
.Autores:
Juan Carlos Hernández Borrero
Javier López Botero
Grupo: 404080_12
Asesora
Dra. Mónica Fernanda Chica Velásquez
Psicóloga
Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades – ECSAH
Programa de Psicología
Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD
Noviembre de 2016
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