Umbrío Por La Pena
Sobre la pena duermo solo y uno, pena es mi paz y pena mi batalla, perro que ni me deja ni se calla, siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona, cardos y penas siembran sus leopardos y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona rodeada de penas y cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández El rayo que no cesa
MÉTRICA
El poema es un soneto con las características propias del género, Tiene 14 versos agrupados en dos cuartetos y dos tercetos, todos ellos endecasílabos.
El último verso de cada terceto repite la rima …ver más…
La soledad es el auténtico origen de su dolor, y que el poeta hable precisamente de “dormir solo” nos lleva a relacionar esa soledad con el defraude amoroso.
En el primer terceto, el discurso del poeta cambia de tono pero la intención es la misma que en la estrofa anterior:
“… Cardos y penas llevo por corona,
Cardos y penas siembran sus leopardos y no me dejan bueno hueso alguno…”
La violencia de este terceto , especialmente de los dos últimos versos, con esa personificación de las penas que “siembran” nada menos que “leopardos” y también el estado en que el poeta afirma quedar tras la acción de la pena.
La corona de cardos con la que se retrata, nos recuerda, inevitablemente la corona de Cristo. Es como si el poeta llevara la cruz de su amor, con lo que estaríamos ante el destino trágico amoroso que Miguel Hernández trata en la poesía de su primera etapa.
Tanto “cardos” como “leopardos”son metáforas que tienen en común intentar representar el desgarramiento de su dolor.
El último terceto:
“… no podrá con la pena mi persona rodeada de penas y de cardos
¡Cuanto penar para morirse uno!”
La confesión de incapacidad para soportar ese dolor parece continuar que lo llevará, sin remedio, a la destrucción y a la muerte.
En efecto, en el primer verso hay una visión fatalista de la propia existencia, condicionada por ese dolor. Tanta pena y tanto “cardo” acabarán por destruir su resistencia.
El último verso llega a una conclusión