Yo aprete el acelerador contra el suelo y lo mantuve allí.
Ciento sesenta! -gritó. Ciento setenta! Ciento ochenta! Ciento noventa! Hermoso! ¡Adelante! ¡Adelante!
Pasamos por varios coches, íbamos tan rápido que parecía no estar en movimiento.
Doscientos! gritó mi pasajero. ¡Adelante! ¡Adelante!
En ese momento, oí el grito de una sirena de policía. Que era muy ruidoso. Un policía en una motocicleta apareció junto a nosotros. Pasó con nosotros y levantó una mano, diciendo que nos detuviéramos. Probablemente estaba haciendo doscientos quince kilometros por hora cuando se nos adelantó, y se tomó un tiempo para parar. Finalmente, se detuvo en la orilla de la carretera y me estacioné detrás de él.

El policía se bajó de la motocicleta y …ver más…

Puso en marcha el motor y salió a toda velocidad.
¿Qué vas a hacer ahora? le pregunté a mi pasajero.
Voy a Londres para hablar con mi abogado, me dijo.
No se preocupe, usted no irá a la cárcel, mi pasajero, dijo.
No ponen a las personas en la cárcel sólo por exceso de velocidad. Ellos pueden tomar su licencia y lo pueden obligar a pagar mucho dinero, pero eso es todo.
Me sentí mejor. Por cierto, me dijo, ¿por qué mentirle?
¿Cómo sabes que he mentido? -le preguntó.
Usted le dijo que usted llevó cemento, pero me dijo que estabas en una profesión muy especializada.
Estoy, dijo. Pero no es inteligente decirle todo a un agente de policía.
Entonces, ¿qué haces? Le pregunté.
¿Es algo que da vergüenza?
Vergüenza? -exclamó-. No me avergüenzo de mi trabajo! Estoy muy orgulloso de ello!
Entonces ¿por qué no me dices qué es?
Eres muy curioso, ¿no? dijo. No creo que usted seá feliz hasta que descubra exactamente cuál es la respuesta.
No me importa lo que haces, he mentido.
Me miró a los lados de sus ojos. Creo que me importa, dijo. ¿Crees que estoy en una profesión muy peculiar y quieres saber lo que es.
Me miró a los lados de sus ojos. Creo que me importa, dijo. ¿Crees que estoy en una profesión muy peculiar y quieres saber lo que es.
No me gusta su forma de leer mis pensamientos. Me mantuve en silencio y miró a la calle en frente de mí.
Y tiene usted razón, continuó. Estoy en una profesión muy peculiar. Es por eso que soy muy