Textos con jergas juveniles
Mary-Lynnette suspiro y miro a su hermano pequeño, que justo en ese momento quedaba iluminado por los últimos rayos de luz de la puesta de sol. Contemplándolo ahora, uno pensaría que no había estado enfermo en toda su vida. Sus cabellos eran tan oscuros y brillantes como los de ella, sus ojos eran igual de adrenalitico que su ropa, nítidos y vivaces, y lucia su mismo bronceado saludable y el mismo brillo en las mejillas. Sin embargo, cuando era un bebe había sido una criatura flacucha para la que cada inhalación de aire había supuesto todo un reto. Había padecido un asma tan severa que había pasado la mayor parte de su segundo año de vida en una burbuja de oxigeno, luchando por seguir vivo. Mary-Lynnette, un año y medio mayor, no había dejado de preguntarse ni un solo día si su hermanito regresaría alguna vez a casa. La soledad de aquella burbuja donde ni si quiera su madre podía tocarlo la había dejado huella. Cuando salió de ella era tímido y permanecía aferrado al brazo de su madre todo el tiempo. Y durante años no había podido practicar deportes como la mayoría de los niños. De todo eso hacia ya mucho tiempo-Mark cursaría tercero en el instituto en el instituto eses año-, pero seguía siendo tímido. Y cuando se ponía a la defensiva, no había quien pudiese con él. Mary-Lynnette deseaba que una de las chicas nuevas fuese lo que