Tejidos
• La familia debe proporcionar tres condiciones básicas: atención continua, apoyo emocional incondicional, y oportunidades para aprender a autorregular emociones y conductas, de las que depende la capacidad para respetar límites. • Transmitir mensajes positivos que el niño pueda interiorizar para aprender a autorregular, a controlar su propia conducta. • Responder a las demandas de atención del niño con sensibilidad y coherencia le ayuda a desarrollar un modelo empático, seguro, basado en la confianza en sí mismo y en los demás. • Para enseñar al niño a respetar ciertos límites, conviene orientar la crítica a conductas específicas, ayudando a que entienda …ver más…
6. Sólo agreden los chicos que tienen problemas familiares o que viven en barrios marginales. Falso. Se ha demostrado que el maltrato se da en todos los centros y en todos los niveles socioeconómicos, de la misma manera que otros tipos de maltrato que también se dan en todas las capas sociales.
7. Las víctimas son personas enclenques y débiles. No es cierto. Cualquier puede ser víctima en un momento dado. El grupo tolera mal la diferencia y cualquier motivo discrepante puede convertir a una persona en objetivo de agresiones (tener las orejas grandes, usar gafas, ser de otra etnia, vestir, hacer o pensar de manera diferente, ser muy estudioso y aplicado en un entorno que “pasa de todo”, etc.)
8. Cuando los otros niños se pelean más vale no meterse y mantenerse en una posición neutral. No es cierto. Ante situaciones de maltrato no hay posiciones neutrales. El espectador se convierte en cómplice desde el momento en que no actúa ni denuncia la situación. No es sólo un problema entre agresor y agredido; a menudo se busca impresionar al grupo y es el grupo quien puede detenerlo.
9. Hay que castigar a los niños que agreden, así dejarán de hacerlo. Falso. El castigo es una de las posibilidades de actuación después de que un niño ha agredido a otro, pero ni es la primera opción que hay que considerar ni la más eficaz. Incluso en los casos más flagrantes el agresor suele creer que la víctima se merece lo que le pasa, por tanto el castigo generalmente le provocará