Resumen "La Fuerza De La Sangre", Cervantes
En una calurosa noche de verano en Toledo, un anciano hidalgo con su mujer, un niño pequeño, una hija de 17 años y una criada, volvían a su casa.
Con toda la seguridad que promete la mucha justicia y bien inclinada gente de esa ciudad, caminaba tranquilo el hidalgo y su honrada familia, sin imaginar la desdicha que iba a sucederles.
En aquella ciudad habitaba un caballero de unos 20 años, rico y de sangre noble, con demasiada libertad, hacía tales cosas que bien se le podría llamar atrevido.
Este caballero, al cual llamaremos Rodolfo, con cuatro amigos, todos mozos, alegres e insolentes, bajaba por la misma cuesta que el anciano hidalgo subía.
Se encontraron los dos grupos. Rodolfo y sus …ver más…
Corrieron todos a abrazarla y con lágrimas en los ojos la recibieron. Les pidió a sus padres que se apartaran y les contó todo lo sucedido. Les dijo todo lo que había visto: la ventana, el jardín, la reja, los escritorios, la cama, los damascos y, finalmente, les mostró el crucifijo. Dijo Leocadia que no tenía deseo de conocer a su ofensor, pero si sus padres querían, podían pedirle a algunos sacristanes que en las parroquias informasen que quien hubiese perdido esa imagen, que la buscara donde el religioso que ellos señalasen. El padre alabó este acto y añadió que seguramente se iba a echar de menos ese crucifijo. Sin embargo, seguramente el dueño de este intuirá que la persona que se lo llevó fue quien estuvo en su aposento y así, mandará a otro que vaya por él. Siendo así, quedarían confusos. Por lo tanto, su padre le recomienda que lo guarde, como único objeto testigo de su desgracia y que se encomendase a él. Y que siendo honrada en público, no se apenase por ser deshonrada en secreto: la verdadera deshonra está en el pecado y la verdadera honra en la virtud. “Con el dicho, con el deseo y con la obra se ofende a Dios; y pues tú, ni en dicho, ni en pensamiento, ni en hecho le has ofendido”, le dijo su padre. Con estas razones su padre la consoló y ella se redujo a cubrir su cabeza y a vivir recogidamente bajo el amparo de sus padres.
Rodolfo, por su parte, vuelto a su casa, se dio cuenta de la falta del crucifijo e inmediatamente cayó en la