Luego de ser liberado de su larga reclusión política en la cárcel, Nelson Mandela, es elegido presidente de Sudáfrica, en un momento en el que la separación entre blancos y negros, es total y peligrosa. Mandela es consciente de que su nación sigue estando dividida tanto racial como económicamente debido a las secuelas del apartheid. Su único objetivo es lograr una unión social que parece casi imposible, hasta que encuentra, en la pasión por el deporte, el camino para que el pueblo recupere la ilusión y se limen las asperezas. Es por eso que, Mandela, apoya al desamparado y desastroso equipo de rugby de Sudáfrica creyendo que puede unir a su pueblo a través del lenguaje universal del deporte. Sin embargo, será de suma importancia la ayuda