––––––––– Notas de investigación –––––––––– EL COMERCIO DE DROGAS ILEGALES EN MÉXICO

El ejército mexicano y el comercio ilegal de drogas
Carlos Resa Nestares

El caso Guamúchil – la detención de no sé sabe qué numero de soldados por su colaboración con los cultivadores de drogas en el estado noroccidental de Sinaloa, en México – y la sentencia a los generales Humberto Quirós Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro ha reabierto el viejo debate sobre la participación de las fuerzas armadas en lucha contra la producción y el comercio de drogas ilegales. Que sí, que no, que tal y que cual… La discusión, como antes y como siempre, está polarizada en dos trincheras irreconciliables que presentan argumentos simplones y simplistas casi por …ver más…

Pero no hace falta tener un máster en ingeniería espacial, para vislumbrar lo tramposo de su argumento de ambos, que tampoco es novedoso. El concepto de seguridad nacional, como la Reina Roja de Alicia en el País de las Maravillas, significa precisamente cualquier cosa que el autor quiera que signifique. Basta con que el autor tome una definición amplia de seguridad nacional, tome los ejemplos a conveniencia y así obtenga el resultado de que el comercio ilegal de drogas es una amenaza a la seguridad nacional. Conceptualmente realizar este ejercicio es una supina simpleza, pero en términos prácticos tiene excepcionales resultados. Si el comercio ilegal de drogas es una amenaza a la seguridad nacional, las fuerzas armadas deben intervenir contra él. Si las fuerzas armadas intervienen contra él, pueden justificar ampliaciones de su dotación presupuestaria. Ergo, la aparentemente sesuda discusión acerca de si el comercio de drogas ilegales es materia de seguridad nacional se reduce a la endémica lucha de las agencias burocráticas por los recursos públicos, que en este caso tiene como protagonista indirecto, y receptor directo, a las fuerzas armadas. Los militares mexicanos, como sus homónimos estadounidenses, no hay sido unos guerreros fervorosos contra las drogas y al principio no aceptaron un trabajo para el que ellos mismos afirmaban no sentirse preparados. Pero parecen haber llegado a la misma conclusión que un alto jefe de estado mayor de los Estados Unidos en los años