Medea obra teatral con diálogos
Eurípides
ESCENA 1
La escena representa la fachada de la casa de
Medea en Corinto; de ella sale la anciana Nodriza.
NODRIZA Nahomi Camacho: ¡Ojalá la nave Argo jamás hubiera volado sobre las sombrías Simplégades hacia la tierra de Cólquide, ni hubiera provisto de remos las manos de los valerosos hombres que fueron a buscar para Pelias el Vellocinio de oro!
PEDAGOGO Isabel Atiencia: Antigua esclava de mi señora, ¿Por qué estás junto a las puertas tan solitaria, lamentando contigo misma desgracias? ¿Cómo consciente Medea en estar sola sin ti?
NODRIZA Nahomi Camacho: Anciano compañero de los hijos de Jasón, para los buenos esclavos es una calamidad que rueden mal las cosas de sus amos, su sufrimiento me ha impulsado a venir …ver más…
A las mujeres no les da buena fama la separación del marido y tampoco les es posible repudiarlo. Un hombre cuando les resulta molesto vivir con los suyos, sale fuera de casa y calma el disgusto del corazón, yendo a ver a un compañero o amigo de edad. Nosotras en cambio tenemos que mirar a un solo ser. Preferiría 3 veces estar a pie firme que dar a luz una vez Yo sola y sin patria recibo los ultrajes de un hombre que me ha arrebatado de una tierra extranjera, sin madre, sin hermano, sin pariente en que pueda encontrar abrigo a mi desgracia. Pues bien solo quiero obtener de ti lo siguiente si yo descubro un medio para hacer pagar a mi esposo el castigo que se merece, cállate y sólo escúchame.
Corifeo NICOLE MENÉNDEZ: Así lo haré. Tú tienes derecho a castigar a tu esposo, Medea. No me causa extrañeza que te duelas de tu infortunio. Pero estoy viendo a Creonte, señor de esta tierra, que se acerca, mensajero de nuevas decisiones.
ESCENA 2
Creonte (Micaela López): A ti la de la mirada sombría y enfurecida contra tu esposo. Medea, te ordeno que salgas desterrada de esta nación, en compañia de tus dos hijos y que no te demores.
Medea (Adriana Coronel) : ¡Hay estoy completamente perdida, desgracia de mi! ¿Porqué me expulsas de esta nación, Creonte?
Creonte (Micaela): Temo que tú, no hay que alegar pretextos, causes a mi hija un mal irreparable. Eres de naturaleza hábil y experta en muchas artes maléficas y sufres por verte privada del lecho conyugal. Oigo