Los Dioses Y La Religión En La Iliada
Es sabido que se debe a Homero –sin importar quién o qué haya sido realmente- el concepto y conocimiento actual de la mitología griega. Es lógico, dado que su obra relata la historia y detalla las características de una época determinada de la Grecia antigua, y, al describir o estudiar esta sociedad, uno de los rasgos más evidentes es la primacía que tiene lo religioso en la vida del griego antiguo. Prueba de ello es el inicio del relato de La Ilíada, en el que inmediatamente el aedo alude a una deidad: “Canta, oh Musa, la cólera del pelida Aquiles…” (1). No se puede siquiera iniciar un relato sin nombrar a la deidad que hace posible que el poeta enuncie tal relato. De ahí en adelante se …ver más…
La mayor parte de los dioses griegos, en cambio, se encuentran dentro de la tierra. Aún más específico, habitan en la Hélade: en el monte Olimpo, en los mares, los ríos. Esto pareciera graficar, en un plano incluso material, las diferencias entre la forma de relacionarse con sus deidades que tienen el pueblo griego y el judeo-cristiano. A pesar de que en ambos casos es una relación vertical, en la que se reconoce la superioridad del Dios, se le respeta y se le teme, el dios griego representado en La Ilíada es, como ya se ha señalado, profundamente humano y cercano. Homero retrata una sociedad en la que es totalmente natural la intervención directa de los dioses según les plazca. En el Génesis, una vez que Adán y Eva han pecado, se abre un abismo irreparable entre los mortales y el Dios. De ahí en adelante, Dios habla en sueños, o a través de signos: Ya nunca más se le oye caminar por los jardines en que el hombre también caminó (Versión Descleé de Bouwer, Génesis 3,8-9). En el caso de los griegos la relación es tanto más directa y estrecha, que, como ya se ha referido antes, el mortal puede dañar al Dios. El humano de la cultura judeo-cristiana puede desatar la ira del Dios, llevarlo con sus actos a ciertas determinaciones, rogar y lograr que actúe en su defensa, pero jamás podría soñar con herirlo ni menos matarlo. Esa capacidad es unidireccional.
A pesar de esta diferencia tan esencial, cabe