La Ilíada: Intervención De Los Dioses
Trabajo Práctico Nº I
“La Ilíada: intervención de los dioses”
Instituto San Martín – Literatura Griega
Intervención de los dioses
Los dioses de Homero eran hombres idealizados. Por sus venas circulaba un fluido misterioso llamado icor, que los mantenía inmortales. Eran más poderosos que los héroes. Estaban exentos de la muerte pero sufrían dolor, envidiaban, odiaban, se combatían, se aliaban, todos comportamientos puramente humanos.
La obra de Homero está repleta de hombres y de dioses. En todas partes nos encontramos con la presencia e intervención de los dioses, que no sólo auxiliaban a sus favoritos, sino que intervienen directamente en el campo de batalla, combatiendo al lado …ver más…
( )…
También los dioses que apoyan a los aqueos tomaban formas humanas. En el ejemplo siguiente, Hera y Atenea descienden del Olimpo al combate, para sumarse a los guerreros aqueos:
…(
) Las diosas empezaron a andar, semejantes en el paso a tímidas palomas,
impacientes por socorrer a los argivos… Hera la diosa de los níveos brazos, tomando el aspecto magnánimo de Esténtor,… exclamó: - ¡Qué vergüenza, argivos, hombres sin dignidad, admirables solo por la figura! Mientras el divino Aquiles asistía a las batallas, los troyanos, amedrentados por su formidable pica, no pasaban de las puertas dardanias, y ahora combaten lejos de la ciudad, junto a las cóncavas naves… Con tales palabras les excitó a todos el valor y la fuerza. Atenea, la diosa… ( )
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Asimismo, los dioses aparecían con su forma original. Como en el siguiente ejemplo: …(
) la diosa apoyó la diestra en el yugo de los caballos y dijo… - ¡Cuán poco se
parece a su padre el hijo de Tideo! Era éste de menor estatura, más belicoso… ¡Detal modo le protegía! Ahora es a ti a quien asisto y defiendo exhortándote a pelear… No tú no eres el hijo del aguerrido Timeo Enida. … el fuerte Diomedes le dijo:… - Te conozco, oh diosa, hija de
Zeus, que lleva la égida ( )…
Atenea se presenta ante Diomedes para incitarlo a la pelea, otorgándole valor y fuerza. Finalmente le dice:
…. ( ) ¡Diomedes Tidida, carísimo