Ingreso y poblacion
Por José Alberto Núñez
Introducción
Un famoso refrán reza “CONOCETE A TI MISMO”, lo cual considero muy sabio, ya que la falta de conocimiento sobre ciertas materias nos dificultan el paso por la vida, cuanto mas aun la falta de conocimiento de nosotros mismo nos llevara a ciegas a cometer cientos de errores. Además el conocimiento de nosotros mismo nos instruye acerca de nuestro fin, nuestros deberes y nuestra indigencia. Pero para alcanzar este conocimiento tenemos que ir más allá de nosotros mismo, tenemos que ir a Dios.
Si me preguntan “¿Qué es el hombre?”, mi respuesta inmediata seria: Es una criatura creada a imagen y semejanza de Dios, pero que por su pecado no solo se ha entregado al dominio del pecado …ver más…
Pues El, como norma absoluta, es quien dicta lo que es Moralmente bueno o no. Como bien indica la Confesión de Fe de Westminster
Dios posee en sí mismo y por si mismo toda vida, gloria, bondad y bienaventuranza; es suficiente en todo, en sí mismo y respecto a si mismo, no teniendo necesidad de ninguna de las criaturas que El ha hecho, ni derivando ninguna gloria de ellas, sino que solamente manifiesta su propia gloria en ellas, por ellas, hacia ellas y sobre ellas. Él es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas, teniendo sobre ellas el más soberano dominio, y, haciendo por ellas, para ellas y sobre ellas toda su voluntad. Todas las cosas están abiertas y manifiestas delante de su vista; su conocimiento es infinito, infalible e independiente de toda criatura, de modo que para El no hay ninguna cosa contingente o incierta. Es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandatos. A Él son debidos todo culto, adoración, servicio y obediencia que tenga a bien exigir de los ángeles, de los hombres y de toda criatura.
Así que cuando Dios creo al hombre, este poseía libertad moral, es decir este era conforme a su voluntad, tal como expresa el Catecismo de Heidelberg:
…Dios creo al hombre bueno haciéndolo a su imagen y semejanza, es decir, en verdadera justicia y santidad, para que rectamente conociera a