Haruki murakami
Libros de Haruki Murakami en Tusquets Editores
ANDANZAS Crónica del pájaro que da cuerda al mundo Sputnik, mi amor Al sur de la frontera, al oeste del Sol Tokio blues. Norwegian Wood Kafka en la orilla Sauce ciego, mujer dormida After Dark
MAXI Tokio blues. Norwegian Wood Al sur de la frontera, al oeste del Sol Crónica del pájaro que da cuerda al mundo Sputnik, mi amor Kafka en la orilla
HARUKI MURAKAMI AFTER DARK
Traducción del japonés de Lourdes Porta
Título original:
1.ª edición: octubre de 2008
© Haruki Murakami, 2004
© de la traducción: Lourdes Porta, 2008 Diseño de la colección: Guillemot-Navares Reservados todos los derechos de esta edición para Tusquets Editores, S.A. - Cesare Cantù, 8 - …ver más…
Ocupa una mesa de cuatro asientos, está leyendo un libro. Sudadera gris con capucha, pantalones vaqueros, zapatillas deportivas de color amarillo desteñidas tras múltiples lavados. Sobre el respaldo del asiento contiguo cuelga una cazadora. Tampoco ésta parece nueva, en absoluto. Por lo que respecta a la edad, hará poco que la chica es universitaria. Ya no es una estudiante de bachillerato, pero aún conserva el aire del instituto. Tiene el pelo negro, liso, corto. Lleva poco maquillaje, ninguna joya. Cara pequeña y delgada. Gafas con montura negra. De vez en cuando frunce el entrecejo con aire reconcentrado. Está absorta en la lectura. Apenas aparta los ojos del libro. Es un grueso tomo de tapa dura, pero, como lleva puesta la sobrecubierta de la librería, no se ve el título. Dada la gravedad con que lo lee, debe de tratarse de un libro de contenido muy serio. La chica no se salta una sola línea, sino que, por el contrario, parece ir masticándolas a conciencia, una a una.
Sobre la mesa hay una taza de café, un cenicero y, al lado de éste, una gorra de béisbol de color azul marino con la «B» de los Boston Red Sox. Posiblemente le vaya un poco grande. En el asiento contiguo descansa un bolso bandolera de piel marrón. A juzgar por lo abultado del bolso, la chica ha ido embutiendo en él de forma apresurada todo cuanto le ha venido a la cabeza. Alza la taza a intervalos regulares y se la lleva a la boca, pero no parece que saboree el café. Tiene la taza delante y se