Guion Teatral De Don Dimas De La Tijereta
1324 palabras
6 páginas
NARRADOR: cerca del portal de los Escribanos, vivía un cartulario llamado don Dimas de la Tijereta, escribano de la Real Audiencia. Su alma estaba tan desecha que ni Dios la hubiera reconocido, con ser él quien lo creó y ni el diablo ni el ángel de la guarda podrían encontrar en él por donde cogerle el alma. Tijereta había caído en la peor tontería de la vejez: se enamoró hasta la coronilla de Visitación, una muchachita de veinte primaveras, una figurita de mírame y no me toques y ojos más matadores que las espadas de los duelistas, pero no vivía sola, sino con su tía, que la había adoctrinado para servir de cebo de ricos caballeros a quienes sacar
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LILIT: me llamaba mi amo.
ZATANAS: Escuchaste Lilit, hay un hombre que está dando du alma a cambio del amor de una chica, y escúchame desprecia tanto su alma que le dice almilla, ve al cerro de las Ramas y has un trato con él; y no seas tacaño que yo doy cualquier cosa por su alma.
LILIT: (hace una reverencia y va al cerro de las Ramas) ¿me llamabas simple mortal?
DIMAS: ¿tú eres el diablo?
LILIT: si, mi amo me ha escuchado tu mensaje y me ha enviado a hacer un contrato por tu almilla.
DIMAS: te daré mi almilla pero a cambio solo quiero el amor de visitación.
LILIT: de acuerdo tendrás el amor de esa muchacha pero al de tres años tú me darás tu almilla.
DIMAS: está bien me parece un trato justo (Dimas firma el contrato).
NARRADOR: así los 2 se retiraron y cuando don Dimas llega su casa vio a visitación totalmente distinta.
VISITACION: oh mí adorado Dimas ya llegaste.
DIMAS si mi amor ya estoy aquí.
VISTACION: ven, vamos a pasear que quiero mostrarle a todo el mundo lo que soy de estar contigo.
NARRADOR: don Dimas consiguió el amor de visitación, pero como no hay plazo que no sea cumpla, ni deuda que no se pague, pasaron, día a día, tres años como yo llego el día en que tijereta tuviese que pagar su deuda, y sin darse cuenta se encontró en el cerro de las Ramas y el diablo estaba ahí y quiso ser pagado. Dimas empezó a quitarse la ropa.
LILIT: no se tome vuestra merced esa molestia, que yo tengo fuerzas para