Filosofía 2º de Bachillerato. Ortega y Gasset.
“Hasta ahora la filosofía ha sido siempre utópica. Por eso pretendía cada sistema valer para todos los tiempos y para todos los hombres. Exenta de la dimensión vital, histórica, perspectivista, hacía una y otra vez vanamente su gesto definitivo. La doctrina del punto de vista exige, en cambio, que dentro del sistema vaya articulada la perspectiva vital de que ha emanado, permitiendo así su articulación con otros sistemas futuros o exóticos. La razón pura tiene que ser sustituida por una razón vital, donde aquélla se localice y adquiera movilidad y fuerza de transformación”. (José Ortega y Gasset: El tema de nuestro tiempo).

1) CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL Y FILOSÓFICO:
Nació en Madrid en …ver más…

Ortega estaba muy preocupado por sacar a España del atraso e introdujo ideas modernas (como el psicoanálisis), traduciendo a autores como Freud en la “Revista de Occidente”. El “Krausbmo” era un movimiento que pretendía modernizar España a través de la educación: Ortega lo apoyó. No obstante la guerra civil le desencantó y a partir de ella no participa en la vida pública.

Inicialmente Ortega encuentra en Alemania, en el neokantismo, la fuente de inspiración para resolver los males de España, sin embargo pronto abandonará este modelo porque el neokantismo es una consecuencia más de la crisis de la modernidad, el idealismo. La superación del idealismo no era sólo un problema filosófico sino la solución a la crisis de la modernidad que aquejaba a España y a Europa. Encontrará en Nietzsche la manera de superar el idealismo: la razón vital, el vitalismo, los valores vitalistas evitando eso sí el irracionalismo y el nihilismo nietzschiano.

Influyen también en su pensamiento el historicismo de Dilthey: el ser humano es incomprensible fuera de su vida y de su historia, aquí cobran sentido las célebres frases orteguianas: “yo soy yo y mis circunstancias” y “el hombre no tiene naturaleza, tiene historia”.

Por último, influyen en el pensamiento de Ortega el existencialismo de Heidegger y Sartre