Romansk Forum Nr. 16 – 2002/2 Randi Lise Davenport Universitetet i Oslo

XV Skandinaviske romanistkongress Oslo 12.-17. august 2002

La escenificación del concepto de juicio en el Sueño del Juicio Final de Francisco de Quevedo.1
Introducción Entre los oficios que satiriza Quevedo en sus Sueños destacan los relacionados con el sistema judicial: abogados, jueces y escribanos. En la primera de las cinco sátiras, el Sueño del Juicio Final, el narrador se duerme sobre el libro del Beato Hipólito, lo que le ocasiona soñar con el Juicio final. Ya en su sueño el narrador presencia cómo, al sonar la trompeta, todos los condenados acuden al escenario del Juicio final. Y ve cómo son juzgados ante el Tribunal de Dios, con los ángeles como …ver más…

El “arte conceptista” de Quevedo es también indicativo de un modo de pensar, que lo sitúa en el cruce de caminos epistemológico entre quienes, y cito a Fernando Rodríguez de la Flor: “entienden por medio de metáforas y los que lo hacen por medio de fórmulas” (1999:395)4 contando Bacon, Galileo y Descartes entre estos últimos.5 Deslindando la zona de trabajo de esta ponencia, propongo aquí enfocar la atención en el aspecto de “los escenarios de juicio” en el texto. Veamos los ejemplos hallados en el Sueño del Juicio final6 antes de hacer algunos comentarios al caso:

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Ver Hidalgo-Serna 1993:58: “La prioridad del ingenio sobre el juicio no significa un rechazo de la verdad en aras de la producción creativa de lo bello, pues para el autor de la Agudeza ‘no se contenta el ingenio con sola la verdad, como el juicio, sino que aspira a la hermosura’. A este fin cognoscitivo y estético del concepto ingenioso debe el ingenio su preeminencia respecto del juicio.” Como bien indica el título completo de la colección, muy significativo en cuanto al género de la sátira menipea: Los sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños, en todos los oficios y estados del mundo. (Barcelona, Esteban Liberos, 1627) Ver también su libro reciente sobre el barroco: “Frente a las modestas pretensiones de un Descartes y de un Bacon, los cuales, en el amanecer del método experimental moderno, construyen