El juicio politico en méxico
Me senté a esperar y a tejer… Nadie se animaba a hablar, todo era silencio. De pronto el teléfono sonó, una llamada que nos devolvió a la vida. Corrimos a contestar, pero no se escuchaba nada. Parecía muerto. Las horas pasaron lentas, 5 o 6 no recuerdo. Al otro lado de la puerta una tos familiar, una voz desesperada, era mi papá. Había venido a rescatarnos. Abrí la puerta y todas las mujeres de esa casa se abrazaron a él, era como si el papá de todas estuviera ahí. Todas lloramos con él. Ya más tranquilas me dijo agarra tus cosas que nos vamos, ¡alguien quiere venir con nosotros!… Todas querían, sin embargo había la posibilidad que sus familiares también llegaran por ellas, todas éramos de otras partes de la república. No llevé muchas cosas, solo mi sueter que estaba tejiendo, mi cámara y mi radiograbadora, y una gran lista de teléfonos para comunirle a los familiares que estaban bien. Y salimos hacia el caos, atravesando edificios caídos, calles abiertas como zanjas, humo por todas partes, olor a gas y muchos gritos. Lo que mis ojos vieron no puedo describirlo, era mucho dolor, mucha desesperación, aquello parecía lo que tantas veces en la televisión y revistas vi como guerra. Tardamos mucho en salir de la ciudad de México, no había