Ejercios genetica
Ana M. Morales
En esta ocasión comparto con ustedes, al calor de fogatas imaginarias y compañeros virtuales, la siguiente historia:
Yo no sé si sea cierto, pero así como me lo contaron a mí, se los cuento a ustedes. Resulta que en la ciudad de Durango, hace muchos años (alrededor de 1738), vivía un señor que se llamaba Juan Pérez de Toledo y Mendoza, y que así como tenía de largo el nombre, así de largas y grandes eran sus malas acciones.
Este señor tenía mucho dinero, pero se lo gastó todo en fiestas y borracheras, de forma que un día se encontró con que ya no le quedaba ni un solo real (que eran como los pesos de ahora). Entonces, como él quería seguir siendo rico, se le ocurrió hacer un pacto